RESUMEN EL PRECIO DE LA GRACIA. DIETRICH BONHOEFFER
Lo importante para nosotros no es lo que quiere este o aquel hombre de iglesia, sino saber lo que quiere Jesús. Cuando la sagrada escritura habla de seguimiento de Cristo predica con ello la liberación del hombre con respecto a todos los preceptos humanos, con respecto a todo lo que oprime y agobia, a todo lo que preocupa y atormenta a la conciencia. En el seguimiento, seguimiento, los hombres abandonan el duro yugo de sus propias leyes para tomar el suave yugo de Jesucristo. El precepto de Jesús es duro para el que se resiste a él, y es suave para el que se somete voluntariamente (1 Juan 5.3). Jesús no exige nada de nosotros sin darnos la fuerza para cumplirlo. LA GRACIA CARA
La gracia barata es el enemigo mortal de la iglesia. La gracia barata es la gracia considerada como una mercancía que hay que liquidar, es el perdón malbaratado, es la gracia como almacén inagotable inagotable de la iglesia, es la gracia sin precio, que no cuesta nada. La gracia barata es la gracia como doctrina, como principio, como sistema, es el perdón de los pecados considerado como una verdad universal. Quien la afirma posee ya el perdón de sus pecados. La gracia barata es la negación de la palabra viva de Dios, es la negación de la encarnación del verbo de Dios. La gracia barata es la justificación del pecado y no del pecador. Aquí el cristiano no tiene que seguir a Jesucristo; le basta con consolarse en esta gracia. La gracia barata es la gracia que tenemos por nosotros mismos. La gracia barata es la predicación del perdón sin arrepentimiento. La gracia barata es la gracia sin seguimiento de Cristo, la gracia sin cruz, la gracia sin Jesucristo vivo y encarnado. La gracia cara es el evangelio que siempre hemos de buscar, son los dones que hemos de pedir, es la puerta a la que se llama. Es cara porque llama al seguimiento, es gracia porque llama al seguimiento de Jesucristo; es cara porque le cuesta al hombre la vida, es gracia porque le regala la vida; es cara porque condena al pecado, es gracia porque justifica al
pecador. La gracia es cara porque le ha costado cara a Dios, porque le ha costado la vida de su Hijo y porque lo que ha costado caro a Dios no puede resultarnos barato a nosotros. La gracia cara es la encarnación de Dios. La gracia es cara porque obliga al hombre a someterse al yugo del seguimiento de Jesucristo. La gracia barata es una gracia sin seguimiento. La gracia cara conlleva en sí un seguimiento a Jesús. Para Lutero el conocimiento de la gracia supuso la ruptura última y radical con el pecado de su vida, pero nunca su justificación. Significó, cuando él captó la gracia, la renuncia radical y ultima a una vida según su propia voluntad, con lo que se mostró verdaderamente como una llamada sería al seguimiento. Esto fue para él, un resultado, pero un resultado divino, no humano. Solo quien renuncia a todo lo que tiene, siguiendo a Jesucristo, puede decir que el justificado por la fe sola reconoce la llamada al seguimiento como gracia y la gracia como esta llamada. LA LLAMADA AL SEGUIMIENTO
La respuesta del discípulo no consiste en una confesión de fe en Jesús, sino en un actor de obediencia. La respuesta afirmativa a la llamada de Jesús al seguimiento se radica en la misma motivación de Jesús al seguimiento. La respuesta es una obediencia por que quien llama es Jesucristo.