³Santa María de las Flores Negras´ , una novela épica creada por el escritor Hernán Rivera Letelier que, aunque se publicó hace unos pocos años atrás, está inspirada en situaciones que tuvieron lugar en diciembre de 1907. Por ese entonces, una gran cantidad de obreros del salitre se convocó en la Escuela Domingo Santa María, María, una institución ubicada en la ciudad de Iquique Iquique,, para reclamar por p or mejores condiciones laborales laborales y, por lo tanto, de vida. Tomando como referencia ese hecho y el drama que se desencadenó después con la masacre multitudinaria (se calcula que, en ese context contexto, o, perdieron la vida cerca de tres mil personas sin distinción de sexo ni edad) que quedó en la historia como la ³Matanza de la Escuela Santa María de Iquique´ , Rivera Letelier construyó un relato de gran veracidad social y humana. Si bien esta obra incluyó a personajes ficticios, gran parte de los involucrados en el libro existió e xistió en la vida real. En definitiva, puede decirse que, que, en ³Santa María de las Flores Negras´ , el autor consiguió combinar el desarrollo del conflicto colectivo que se transformó en uno de los hechos más traumáticos deChile y las vidas privadas de cada uno de los personajes. De esta forma, el libro no sólo da a conocer una tragedia, tragedia, sino que expone el lado más humano del drama al describir las vivencias, los sentimientos, los valores y los conflictos políticos, morales y sociales de este grupo de trabajador trabajadores. es.
Santa María de las flores negras es la quinta novela del escritor chileno escritor chileno Hernán Rivera Letelier , publicada el año 2002, y que cuenta los hechos acontecidos en diciembre de 1907 en la ciudad de Iquique Iquique,, donde miles de obreros del salitre se apostaron en la Escuela Domingo Santa María, María, llegados desde lasoficinas lasoficinas salitreras del Desierto de Atacama para protestar por mejorar sus precarias condiciones de vida. Esta huelga terminó con una de las matanzas más crueles y sanguinarias de la historia del Chile del siglo s iglo XX: la Matanza de la Escuela Santa María de Iquique, Iquique, donde murieron más de tres mil hombres, mujeres y niños.
La novela entremezcla personajes reales y ficticios, reproduciendo las experiencias de los huelguistas desde que comienzan a organizarse en la pampa la pampa y deciden marchar a pie a través del desierto, hasta que llegan a Iquique y se sitúan pacíficamente en la Escuela y sus alrededores, a lrededores, donde son finalmente acribillados, acr ibillados, a manos del General Roberto Silva Renard. Renard. La historia está narrada desde el punto de vista de un obrero del salitre expectador, que describe las distintas vivencias cotidianas, amores y desamores, conflictos morales, políticos y sociales de un grupo de a migos salitreros: Olegario Santana, Domingo Domínguez y José Pintor, tres amigos amigos inseparables veteranos; Gregoria Becerra, Idilio Montaño, Liria María, entre entr e otros muchos personajes, cuyas expectativas de vida no son so n muy diferentes.
Casi al final del libro, se menciona al personaje real de Manuel Vaca, muribundo luego de la masacre, pidiendo a gritos venganza. En la vida real, su mediohermano,Antonio Ramón Ramón, atentará contra el General varios años más tarde.
Santa María de las flores negras de Hernán Rivera Letelier: A un siglo de la brutal matanza de la Escuela Santa María de Iquique reeditamos la emblemática novela de Hernán Rivera Letelier, quien en esta obra da vida y humanidad a las víctimas y victimarios que protagonizaron estos dramáticos hechos. A mediados de diciembre de 1907, una muchedumbre de obreros pampinos con mujeres y niños emprendió una larga caminata desde sus oficinas salitreras hacia Iquique a reclamar por mejores condiciones de vida y de trabajo. En la marcha por el desierto se trabaron amistades, rencillas y amores, pero nadie imaginó lo que les esperaba en la ciudad portuaria.
¿Qué estructura le otorga el autor a su obra? La más simple de observar son las tres partes en que divide el texto. La Primera Parte (11-87) podría subtitularse "La Pampa y bajada al puerto"; Segunda Parte (91-164) "Iquique", y Tercera Parte (167-238), "Presagios y matanza". Como puede observarse, hay una distribución equitativa entre los capítulos con una secuencia lineal del desarrollo, sin raccontos, excepto algunas analepsis y prolepsis, como corresponde a toda ficción que se precie de tal. Los narradores se confunden, entre una tercera persona omnisciente que nos introduce en los pensamientos y acciones de los protagonistas, y la primera del plural, otorgándole voz a hombres, mujeres y niños a lo largo de toda la narración, A poco de adentrarse en la pampa, algo le parece extraño al calichero. Con los sentidos engrifados, se detiene a m itad de camino. Mientras gira lentamente en cí rculos auscultando ceñudo la redondela del horizonte, saca, enciende y exhala el humo grisáceo de otro de sus Yolandas arrugados. (13)
Casi a renglón seguido tenemos la primera persona del plural, confundida previamente con una expresión impersonal: Algo no encaja bien en la carreta del día. De pronto, casi ll egando a las primeras calicheras, un grupo de hombres se le aparece desde unos acopios y rodeándolo y mirándolo con recelo, le espetamos hoscamente que si acaso el asoleado del carajo no sabía que ayer en la noche se declaró la huelga general en San Lorenzo. (14)
Descuidadamente Hernán Rivera introduce este narrador que se confunde con el anterior y del cual no se desliga hasta el final, en que desaparece de la narración, para volver a la tercera persona omnisciente. Otro aspecto que se observa en esta primera parte, es la presentación a grandes trazos de los personajes protagonistas, Olegario Santana, un particular; Domingo Domínguez, barretero; José Pintor el carretero, at eo y come-frailes; el joven Idilio Montaño, herramentero, enamorado del arte de los volantines y de Liria María; el hermano de ésta, Juan de Dios de doce años, y su madre Gregoria Becerra. Para los lectores de este milenio, particular, barretero, carretero y herramentero formaban una cuadrupla que sintetiza el trabajo en las oficinas salitreras, y esto lo vivió y conoc ió el novelista de marras. Ningún detalle es gratuito en la novela; todo se ajusta como el mecanismo
de un cronómetro, a su debido tiempo. Los pequeños toques históricos, le otorgan el mareo de verosimilitud necesaria en toda ficción--en este caso para conducir a la esencia de lo acontecido en la masacre de 1907 en Iquique. Nos imponemos de la existencia de un joven pampino aficionado al teatro, Elías Lafertte; del auto-exilio de Luis Emilio Recabarren e n Argentina para evitar la encarcelación d ictada por los tribunales de justicia; del "Mocho" Osvaldo López, periodista y co-autor de la novela Tarapacá (Iquique, 1903); de los dirigentes de la huelga, y de los elementos burocráticos y militares. Y no podía faltar el mítico Jo hn Thomas North, el Rey del Salitre. El autor no nos presenta un cuadro idílico de la vida y comportamiento pampinos. No hay glorificación de sus acciones, pero si se encuentra el sentido de unidad de acción que fue más allá de las nacionalidades--chilena, peruana, boliviana--y que estuvo presente desde los inicios de la acción huelguística. Hernán Rivera Letelier nos entrega con calor y orgullo de c lase su quinta novela salitrera, Santa María de las Flores Negras que, al decir de la crítica, completa un ciclo novelesco del "imaginario del salitre".
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