ANGENOT El discurso social. Los limites históricos de lo pensable y lo decible 1. El discurso social: problemática de conjunto p. 21 El discurso social: todo lo que se dice y se escribe en un estado de sociedad, todo lo que se imprime, todo lo que se habla públicamente o se representa hoy en los medios electrónicos. Todo Todo lo que se narra y argumenta, si se considera que narrar y ar gumentar gumentar son los dos grandes modos de puesta en discurso. Se trata entonces de hacer aparecer un sistema regulador global cuya naturaleza no se orece inmediatamente a la obser!ación, reglas de producción y circulación, as" como un cuadro de productos. #o que yo propongo es tomar en su totalidad la producción social del sentido y de la representación del mundo, producción que presupone el $sistema $ sistema completo de los intereses intereses de los cuales una sociedad sociedad est% cargada$. p.22 Tengo Tengo la intención de tratar de lleno, si si puedo decirlo as", la enorme masa de los discursos que hablan, que hacen hablar al socius y llegan al o"do del hombre en sociedad. &e propongo recorrer y balizar la totalidad de este !asto rumor donde se encuentran los lugares comunes de la con!ersación y las bromas de ca', los espacios tri!iales de la prensa, del periodismo, de los doxógrafos de $la opinión pública$, as" como las ormas et'reas de la búsqueda est'tica, la especulación (losó(ca y la ormalización cient"(ca) donde e*isten tanto los eslóganes y las l as doctrinas pol"ticas que se enrentan estruendosamente como los murmullos periericos de los grupúsculos disidentes. En un momento dado, todos esos discursos est%n pro!istos de aceptabilidad y encanto: tienen e(cacia social y públicos cauti!os, cuyo habitus dó*ico conlle!a una permeabilidad particular a esas in+uencias, una capacidad de apreciarlas y de reno!ar su necesidad de ellas. Tomo Tomo como obeto concreto, a (n (n de ilustrar y !alidar esta re+e*ión re+e*ión sobre el discurso social, la totalidad de la $cosa impresa$ en ranc's -o, al menos, un muestre muy e*tenso de ella/ producida en el curso de un a0o: 1. Se trata de establecer un corte sincrónico arbitrario para describir y dar cuenta de lo escribible de esa 'poca. &%s adelante e*plicar' los moti!os de esta elección. En todo caso, esta empresa no apunta solamente a producir una descripción, un cuadro de los temas, los g'neros y las doctrinas de una 'poca -aunque tal descripción presentar"a en s" misma cierto inter's/. Supone la construcción de un marco teórico y de enoques interpretati!os que la organización del material recolectado presuntamente ha de ilustrar y usti(car. usti(car. 3 supone en especial el hecho de de llegar a dar una consistencia teórica a la noción de $discurso social$ ya mencionada. p.24 &e parece pertinente, antes de comenzar con el an%lisis del discurso social en 1, e*poner primero la problem%tica p roblem%tica de conunto, tarea que se anticipa, por cierto, al resto del te*to, ya y a que las nociones y las l as tesis que !an a ormularse se construyen a partir de la re+e*ión sobre el corpus estudiado, as" como sobre los obst%culos y las di(cultades encontradas. 5ablar de discurso social es abordar los discursos como hechos sociales y, a partir de all", como hechos históricos. Tambi'n Tambi'n es !er, en aquello que se escribe y se dice en una sociedad, hechos que $uncionan
independientemente$ de los usos que cada indi!iduo les atribuye, que e*isten $uera de las conciencias indi!iduales$ y que tienen una $potencia$ en !irtud de la cual se imponen. En consecuencia, mi perspecti!a retoma lo que se narra y se argumenta, aislado de sus $maniestaciones indi!iduales$, y que sin embargo, no es reducible a lo colecti!o, a lo estad"sticamente diundido: se trata de e*trapolar de esas $maniestaciones indi!iduales$ aquello que puede ser uncional en las $relaciones sociales$, en lo que se pone en uego en la sociedad y es !ector de $uerzas sociales$ y que, en el plano de la obser!ación, se identi(ca por la aparición de regularidades, de pre!isibilidades. p.26 #os enunciados no deben tratarse como $cosas$, como mónadas, sino como $eslabones$ de cadenas dialógicas) no se bastan a s" mismos, son re+eos unos de otros, est%n $llenos de ecos y de recuerdos$, penetrados por $!isiones del mundo, tendencias, teor"as$ de una 'poca. 7qu" se esbozan las nociones de intertextualidad -como circulación y transormación de ideologemas, es decir, de peque0as unidades signi(cantes dotadas de aceptabilidad diusa en una doxa dada/ y de interdiscursividad -como interacción e in+uencia mutua de las a*iom%ticas del discurso/. &i proyecto busca sacar a la luz esta interdiscursi!idad generalizada de (nes del siglo 8&, y !ol!er a poner en comunicación lógica y tem%tica los espacios sublimes de la re+e*ión (losó(ca y la literatura audaz e inno!adora con el campo tri!ial del eslogan pol"tico, la canción de ca' concert, y la comicidad de las re!istas sat"ricas, de las bromas sobre los militares y de las $gacetillas$ de la prensa popular. El discurso social, como unidad global, es la resultante de esas estrategias múltiples, aunque no aleatorias. p.29 O!"A# $ %ONTEN&'O# #a primera consecuencia de nuestro enoque es no disociar am%s el $contenido$ de la $orma$, lo que se dice y la manera adecuada de decirlo. El discurso social une $ideas$ y $ormas de hablar$ de manera que a menudo basta con abandonarse a una raseolog"a para dearse absorber por la ideolog"a que le es inmanente.
TO'O E# &'EOLOG&A #a ideolog"a est% en todas partes, en todo lugar) (EGE"ON&A p.2 La hegemon"a completa, en el orden de la $ideolog"a$, los sistemas de dominación pol"tica y de explotación económica que caracterizan una ormación social. En relación dial'ctica con las di!ersi(caciones del discurso -según sus destinatarios, sus grados de distinción, su posición topológica ligada a un determinado aparato/, es posible postular que la) pr%cticas signi(cantes que coe*isten en una sociedad no est%n yu*tapuestas, sino que orman un todo $org%nico$ y son cointeligibles, no solamente porque all" se producen y se imponen temas recurrentes, ideas de moda, lugares comunes y eectos de e!idencia, sino tambi'n porque, de manera m%s disimulada, m%s all% de las tem%ticas aparentes -e integr%ndolas/, el in!estigador podr% reconstituir reglas generales de lo decible y de lo escribible, una tópica, una gnoseolog"a, determinando, en conunto, lo aceptable discursi!o de una 'poca.
#a hegemon"a que abordaremos aqu" es la que se establece en el discurso social, es decir, en la manera en que una sociedad dada se obeti!a en te*tos, en escritos -y tambi'n en g'neros orales/. o la consideraremos un mecanismo de dominio que abarcar"a toda la cultura, que abarcar"a no sólo los discursos y los mitos, sino tambi'n los $rituales$ -en un sentido amplio/, la semantización de los usos y las signi(caciones inmanentes a las di!ersas pr%cticas materiales y a las $creencias$ que las mo!ilizan. Sin duda, la hegemon"a discursi!a sólo es un elemento de una hegemon"a cultural m%s abarcadora, que establece la legitimidad y el sentido de los di!ersos $estilos de !ida$, de las costumbres, actitudes y $mentalidades$ que parecen maniestar. p.4 5ago una aclaración: no llamo $hegemon"a$ al conunto de los esquemas discursi!os, temas, ideas e ideolog"as que pre!alecen, predominan, o tienen el m%s alto grado de legitimidad en el discurso social global o en alguno de sus actores.#a hegemon"a es, m%s bien, el conunto de los $repertorios$ y reglas y la topolog"a de los $estatus$ que con(eren a esas entidades discursi!as posiciones de in+uencia y prestigio, y les procuran estilos, ormas, microrrelatos y argumentos que contribuyen a su aceptabilidad.
(EGE"ON&A) LEG&T&"A%&ON $ A%E*TA+&L&'A' p.41 #a hegemon"a es, undamentalmente, un conunto de mecanismos uni(cadores y reguladores que aseguran a la !ez la di!isión del trabao discursi!o y un grado de homogeneización de retóricas, tópicas y do*as transdiscursi!as. Sin embargo, esos mecanismos imponen aceptabilidad sobre lo que se dice y se escribe, y estrati(can grados y ormas de legitimidad. ;or lo tanto, la hegemon"a se compone de reglas canónicas de los g'neros y los discursos -incluido el margen de !ariaciones y des!iaciones aceptables/, de las precedencias y estatus de los dierentes discursos, de las normas del lenguae correcto -incluyendo tambi'n el control de los grados de distribución de la lengua, desde el alto estilo literario hasta el !ale todo de la escritura period"stica $popular$/ y de las ormas aceptables de la narración, de la argumentación y, de manera m%s general, de la cognición discursi!a, y un repertorio de temas que se $imponen$ a todos los esp"ritus, pero de tal suerte que su tratamiento abre el campo de debates y disensos regulados por con!enciones de orma y de contenido. p.44
#a hegemon"a es aquello que produce lo social como discurso, es decir, establece entre las clases la dominación de un orden de lo decible que mantiene un estrecho contacto con la clase dominante. p.49 #a hegemon"a es $social$ porque produce discursi!amente a la sociedad como totalidad. o es propiedad de una clase. ;ero como instituye preeminencias, legitimidades, intereses y !alores, naturalmente a!orece a quienes est%n meor situados para reconocerse en ella y sacar pro!echo.
%O"*ONENTE# Es con!eniente ahora enumerar los elementos que componen el hecho hegemónico, o m%s bien -como esos elementos no son disociables/, los dierentes puntos de !ista desde los que este hecho puede ser abordado: 1. #E>?7 #E>
@SE@#@>B7 4. CET@AETG
L#o que no se dice, no se escribe, no se e*presa, tiene ciertamente tanta o m%s importancia que lo que se dice, se escribe y se mani(esta. -Thuiliier, 199: 4F2/M Kesde una perspecti!a in!ersa a la suya, reconozco la legitimidad y la importancia de una historiaNm%sNall%NdelNdiscurso, que una historia de los discursos como tales puede contribuir, sin paradoas, a enriquecer.
. !etorno al m2todo p.61 Toda in!estigación supone cierta transormación de la mirada, que intenta !er las cosas que $saltan a la !ista$, que enceguecen, pero tambi'n las cosas realmente ocultas, no en proundidad, pero a menudo en e*tensión, en mutabilidad, en $camaleonismos$. Ose ue entonces el principio heur"stico: pensar históricamente el discurso social y percibirlo en su totalidad, $hacer enumeracionestan completas y re!isiones tan generales que me permitieran estar seguro de no haber omitido nada$. ;ercibir el poder de los discursos en su omnipresencia, diractado por todas partes y, sin embargo, con contradicciones, desequilibrios y brechas que las uerzas homeost%ticas tratan de colmar en orma permanente. p.62 Se ha podido constatar tambi'n que, en general, no es en los te*tos aislados donde la lógica normalizadora y misti(cadora de los discursos logra maniestarse. El inter's social desnudo o la hipocres"a sabiamente culti!ada surgen del eecto de masa, de la sinergia interdiscursi!a. p.64 &i tipo de in!estigación parte de una lógica que nada tiene de paradóica: la de una historia de las simultaneidades en un corte sincrónico corto, en este caso, el estudio de un a0o de la producción impresa en lengua rancesa. #a sincron"a sobre la que yo he trabaado corresponde a una contemporaneidad en tiempo real p.6F
En otras palabras, la contemporaneidad de los discursos sociales debe percibirse como una realidad e!oluti!a y parcialmente heterog'nea. Si bien la in!estigación apuntaba sobre todo a resaltar migraciones y reescrituras sectoriales, complementariedades entre pr%cticas discursi!as, una cointeligibilidad de las tem%ticas y conrontaciones ritualizadas, deb"a igualmente -y dial'cticamente/ tomar en consideración las allas del sistema, los deslizamientos, las incompatibilidades relati!as entre ormas establecidas y ormas emergentes. ;or lo tanto, sincron"a no quiere decir estudio est%tico. El momento histórico determina el rearmado del panteón o(cial de los g'neros y los discursos ;.66 #a elección de 1 por encima de otros a0os de (nes de siglo se debe, sin embargo, a la intuición de una coyuntura $rica$ p.6= 7 lo largo de los cap"tulos, esta obra trata de demostrar Na tra!'s de un collagerazonado de le*ias, de la yu*taposición de temas y (guras, de la puesta al d"a de deslizamientos y de migraciones, de a!atares donde se leen la identidad parcial y la dierencia una cohesión interte*tual global que orma la lógica unitaria de una cultura en lo que tiene de arbitrario, y la cooperación de las unciones a desempe0ar. ;ienso que este montae total tiene como eecto esencial hacer percibir de manera dierente la naturaleza y la din%mica de aquello que a"slan las in!estigaciones parciales cuando se lo apropian. p.69 El estudio del discurso social total hace aparecer la imposición masi!a de regulaciones, restricciones, presupuestos, la poderosa entrop"a del yaNall", el d'bil margen de maniobra de la inno!ación y la ambigPedad de las no!edades ostentadoras. En lo apretado de sus tramas, el discurso social es una túnica de eso de la que es bastante di"cil liberarse. 7l retomar el an%lisis de sus unciones, podremos replantear la cuestión de la irrupción de la heteronom"a, de la disidencia y del no!um.
3. unciones del discurso social El discurso social es el medio obligado de la comunicación y de la racionalidad histórica, as" como tambi'n es, para algunos, un instrumento de prestigio social, del mismo ni!el que la ortuna y el poder. En 'l se ormulan y diunden todos los $temas impuestos$ -Dourdieu/ de una 'poca dada. p.6= !E*!E#ENTA! EL "N'O #o real no podr"a ser un caleidoscopio. #a unidad relati!a de la !isión del mundo que se desprende del discurso social resulta de esta cooperación atal en el ordenamiento de im%genes y datos. $Gepresentación$ implica tambi'n desde el comienzo ignorar, dear en la sombra y legitimar este ocultamiento.
EL "E"O!&AL $ LA %ON4!A%&-N 'EL OL5&'O todo el discurso social se presenta como conuración (ccional de ese ol!ido, como una conmemoración ostentadora de un pasado reconstituido en una sutil pel"cula narrati!a. p.=6
El ol!ido deber"a ser el primer obeto de meditación de todo historiador.
LEG&T&"A! $ %ONT!OLA! -#@ T@&7 7 C@?A7?#T/ #a unción m%s importante de los discursos sociales, a"n a su monopolio de la representación, es producir y (ar legitimidades, !alidaciones, publicidades -hacer públicos gustos, opiniones e inormaciones/. Todo discurso leg"timo contribuye a legitimar pr%cticas y maneras de !er, a asegurar bene(cios simbólicos. p.=9 #os discursos sociales, m%s all% de la multiplicidad de sus unciones, construyen el mundo social, lo obeti!an y, al permitir comunicar esas representaciones, determinan esa buena con!i!encia lingP"stica que es el actor esencial de la cohesión social. 7l hacer esto, rutinizan y naturalizan los procesos sociales. #a do*a sir!e para hacer rutinaria la no!edad. Cunciona como una enzima encargada de agocitar lo nue!o para hacerlo inteligible, aunque sea con la angustia de declararlo patológico. #os discursos tienen su parte en la sociedad panóptica: !igilar a los obreros -por miedo a la locura socialista/, a los colegiales -por miedo a la neurosis onanista/, a las mueres -por miedo a los $desarreglos$ y a las histerias emancipatorias/. El discurso social actúa, en su conunto, ormando los esp"ritus y des!iando la mirada de ciertas $cosas$. El discurso social siempre est% all", como mediación, interposición de una orma de lo colecti!o inerte, en las relaciones entre los humanos. p.= El an%lisis sistem%tico del discurso social no conduce, por cierto, a !er mutaciones e*tendidas y recuentes: en la inno!ación hay, sobre todo, !ariantes pre!isibles, lo !ieoQnue!o, la originalidad ostentadora. #as rupturas inno!adoras se producen, pero son siempre eectos en cadena y probablemente nunca algo propio de un solo momento o de un solo indi!iduo. Sólo se realizan a destiempo, cuando se reinterpreta un des!"o ambiguo, se lo transorma y se termina por establecer un espacio de credibilidad nue!o. *!O'%&! LA #O%&E'A' $ ## &'ENT&'A'E# p.91 El discurso social construye una coe*istencia y tambi'n enlaza en un consentimiento mudo a aquellos a quienes niega el derecho a la palabra. El discurso social produce cierta interpretación común de la coyuntura, le con(ere un sentido debatido por los do*ógraos. Area la ilusión de las generaciones literarias o (losó(cas. Esta producción de la sociedad como un todo !isible sigue siendo dial'cticamente compatible con las identidades, las distinciones, las erarqu"as, los prestigios que los dierentes discursos legitiman. NA *!AG"AT&%A #O%&O(TO!&%A p.9F Sin duda el in!estigador est% en un principio conrontado con te*tos -y con arteactos semióticos/. #os ormalistas concluyen, de modo un poco prematuro, que es con!eniente encerrarse en la inmanencia de las estructuras y de sus $signi(caciones$. El solo hecho de haber considerado aqu" los te*tos dentro de la red global de su interte*tualidad nos alea de esta ilusión de inmanencia. o solamente porque te*tos y discursos coe*isten, inter(eren, se posicionan unos en relación con otros y sólo cobran signi(cado en ese conte*to, sino tambi'n porque una problem%tica
sociohistórica sólo puede concebir las representaciones que comunican te*tos si no se disocian los medios semióticos de las unciones desempe0adas: el sentido de un te*to es inseparable del hecho de que tenga una unción social y de que sea el !ector de uerzas sociales. p.96 ;or lo tanto, en el discurso social se identi(can las ormas $sua!es$ de la dominación -de las clases, los se*os, los pri!ilegios y los poderes establecidos/. Es poco decir que los te*tos aparecen $sobre el ondo de la historia$) su misma signi(cación e in+uencia son historia. Estudiar los discursos sociales es tratar de conocer las disposiciones acti!as y los gustos recepti!os rente a esos discursos. Es tratar de medir la energ"a in!ertida, el propósito, y lo que est% en uego en cada te*to. ;or lo tanto, se trata de hablar no solamente de gram%ticas, de retóricas, de organizaciones tem%ticas, sino de e!aluar si es posible la aceptabilidad de dichos elementos. Esta aceptabilidad corresponde en parte a aquello que los !ieos retóricas llamaban lo $opinable$ y lo $!eros"mil$, siempre y cuando concibamos esos estatus pragm%ticos como realidades históricas transitorias, producidas en el eecto de masa del discurso social mismo. ;or lo tanto, discursos y enunciados tienen una cierta aceptabilidad que con!iene describir: eligen un destinatario socialmente identi(cable, con(rman sus $mentalidades$ y sus saberes) lo que se dice en una sociedad no sólo tiene sentido -sentido que puede ser obeto de interpretaciones antagónicas/, sino tambi'n encantos, una e(cacia m%s que inormati!a o comunicacional -en el sentido de las agotadas a*iom%ticas, seudológicas, de $la$ comunicación/. p.9 En ese campo, el in!estigador debe inclinarse por cierto grado de conetura y conormarse con identi(caciones a menudo conusas e imprecisas. #os rasgos sociales de los productores y de sus $competencias$ son siempre m%s identi(cables que los públicos y las idiosincrasias de sus gustos e intereses.
EL '%!#O #O%&AL %O"O "E!%A'O p.9 El mercado de los discursos no es pues sinónimo del mercado de la cosa impresa, aunque 'sta pueda dar indicaciones sobre aqu'l. En esta perspecti!a los discursos tienen un precio, se demandan, se orecen y se intercambian. 7qu" es donde se puede hablar de competencias y no!edades, de turnNout y de obsolescencia, de nichos de !enta y de engineering o consent, de durabilidad y de eectos de moda, de cracs y de reposiciones al gusto del momeiito, de reno!ación de los stochs y de !entas. Econom"a de las ideas, de los temas y de los g'neros cuyas e*igencias entran en con+icto con el principio de preser!ación de las hegemon"as y de control de los 1"mites de lo pensable. *!O'%%&ON 'E LA# &N'&5&'AL&'A'E# $ 'E LA# &'ENT&'A'E# p.2 7l partir del discurso social, no pretend"amos sólo identi(car denominadores comunes, temas generalizados o hechos colecti!os) el estudio del discurso social hace percibir tambi'n la producción social de la indi!idualidad, la especialización, la competencia, el talento y la originalidad) se trata de la producción social de las as" llamadas opinión $personal$ y creación $indi!idual$. #o que in!ocamos aqu" es la in!ersión del punto de !ista cl%sico de los procedimientos histórico dial'cticos: no son los escritores o los
publicistas quienes hacen discursos, sino que son los discursos los que los hacen a ellos, hasta en su identidad, que resulta de su papel en la escena discursi!a. #os indi!iduos, sus talentos, sus disposiciones no son contingentes en una hegemon"a anónima) son espec"(camente producidos, del mismo modo que en otras partes se producen lo ob!io, lo !ulgar, lo tri!ial. p.4 En la hegemon"a discursi!a la sociedad produce $intereses sociales$ múltiples y dierentes de los intereses $obeti!os$ de los grupos y de los indi!iduos y, por ende, de su $conciencia posible$. Kecir que, en su eecto de masa, en la hegemon"a que lo organiza o en la distribución de sus ormas y de sus públicos, el discurso social mitica y aliena. es acercarse, mediante un uicio de !alor inmediato, a la unción del discurso social en cualquier sociedad donde e*istan la e*plotación y los intereses antagónicos. ;ero, para hablar de unciones alienantes, hay que tratar de decir quien est% alienado y con respecto a qu' -no se podr"a alienar a todos a la !ez y del mismo modo/. Kespu's de haber intentado describir las unciones propias de los discursos en la reproducción social, hay que di!ersi(car las apreciaciones: hombres y mueres est%n dispuestos hacia la doxa, las ideolog"as y los g'neros discursi!os de distintas maneras) el discurso social se organiza para llegar a ellos e in!olucrarlos de dierente modo, para estimular o para obeti!ar de manera !ariable sus simbolizaciones primarias. As6) globalmente, para la clase dominante, los discursos y las palabras estilizadas son uno de los medios de esta identidad de clase que pasa por la producción de un $estilo de !ida$.