Jhon A.Hobson, Imperialism, A Study. Introducción: Nacionalismo e Imperialismo Entre las vagas políticas abstractas que les emplean, parece imposible precisar con exactitud algún ismo y marcarlo definidamente entre estos términos. Donde los conceptos varían tan rápida y sutilmente, no solo por los cambios de pensamiento sino por prácticas políticas destinadas a ocultar, expandir, o distorsionar sus significados, no se puede demandar el mismo rigor conceptual que en las ciencias naturales. Lo más próximo a definición que un término como imperialismo puede admitir es cierta consistencia en su relación con otros términos afines; Nacionalismo, internacionalismo, colonialismo, los términos más congénitos, cercanos, son tan elusivos como sospechosos sospechosos en sus respectivos significados. La superposición vacilante entre los cuatro exige una cercana vigilancia del sentido que se les otorga para el estudio de las cie ncias políticas. En el siglo XIX, la lucha por el nacionalismo o por establecer una unidad política con bases en el, fue un factor preponderante tanto en los movimientos dinásticos como una motivación interna entre las masas. Esta lucha por momentos toma forma disruptiva (genera cambio brusco), brusco), como fue el caso de Grecia, Serbia, Rumania y Bulgaria liberándose del dominio otomano, y el desprendimiento de Italia del norte con su antinatural ali anza con el Imperio Austriaco. En otros casos ha actuado como una fuerza unificadora o centralista, centralista, ampliando el área de nacionalidad, tal es el caso de Italia y del movimiento Pan-eslavo en Rusia. A veces la nacionalidad ha tomado como bases las federaciones de los estados, como en la Unión Germana o en Norte América. Es cierto que las fuerzas ejercidas por la unión política a veces han ido más lejos y han hecho uniones federales de distintas nacionalidades, como es el caso de Austria-Hungría, Noruega y Suecia, y la federación Suiza, pero la tendencia general era a hacer fuertes unidades nacionales a partir de estados y provincias vagamente relacionados cambiando cambiando anexos y alianzas que cubrían cubrían grandes pedazos de Europa. Este fue el logro más definitivo del siglo XIX. La fuerza del nacionalismo, ha sido tan visible en sus fracasos como en sus victorias para lograr la libertad política. Luchas como las de irlandeses, polacos, finlandeses, húngaros, y checos, para resistir la sujeción forzosa a sus vecinos más grandes, hicieron aflorar en todo su vigor el sentimiento nacionalista. Los mediados de ese siglo se distinguieron especialmente por una serie de reapariciones del nacionalismo, algunos de los cuales encontraron gran interpretación en los cambios dinásticos, mientras otros fueron aplastados o colapsados. Holanda, Polonia, Bélgica, Noruega y los Balcanes, formaron una amplia arena para las l as luchas por los movimientos nacionales
A fines del tercer cuarto de siglo, Europa estaba bastante asentada en grandes estados nacionales o federaciones de estados. E Italia continuaba mirando a Trieste, como Alemania a Austria, en miras del destino manifiesto (aunque puede que no existiera esa finalidad en el caso). Estas pasiones, junto a los esquemas dinásticos, ayudaron a moldear y animar el movimiento de resistencia a la monarquía o a la dominación de otros estados, son ampliamente atribuibles a la resistencia prolongada y feroz a la que la gente, tanto grande como pequeña, era llamada a mantener contra los designios imperiales de Napoleón. El espíritu nacional Inglés fue despertado por las tensiones de la lucha por la conciencia de sí mismos como país (¿?), que no habían experimentado desde los grandes tiempos de la gran Elizabeth. Jena convirtió Prusia en una gran nación, la campaña de Moscú trajo a Rusia a los campos de las nacionalidades europeas haciéndole un factor constante en política, abriéndola por primera vez a la marea de influencias e ideas del oeste. Yendo de este nacionalismo territorial y dinástico, al espíritu de solidaridad racial, lingüística y económica que ha sido un motivo subyacente, encontramos un movimiento aún más remarcable, particularidades locales por un lado, un vago cosmopolitismo en el otro, cedió a un fermento de sentimiento nacionalista, manifestándose en los más débiles, no solo en una resistencia robusta y heroica contra la absorción política, o el territorialismo nacional, sino también en una revitalización de costumbres, lenguajes, literatura y arte que iban en decadencia, mientras en los pueblos dominantes se producen extrañas ambiciones de destinos con la asistencia de los espíritus chauvinistas.
La verdadera naturaleza y límites de nacionalidad nunca han sido mejor definidas que por J.S.Mill una porción de la humanidad se puede decir que constituye una nación si están unidos por
simpatías comunes que no existen entre ellos y otros. Este sentimiento de nacionalidad se puede haber generado por varias causas, a veces es el sentimiento de identidad de raza o descendencia. Comunidades de lenguaje y religión contribuyen ampliamente a esto. Los límites geográficos son otra de las causas, pero la más fuerte de todas es la identidad de antecedentes políticos, la posesión de una historia nacional y por consecuencia de recuerdos en común, orgullo y humillación colectivos, dicha y arrepentimiento en conexión con los mismos incidentes del pasado.
³A portion of mankind may be said to constitute a nation if they are united among themselves by common sympathies which do not exist between them and others. This feeling of nationality may have been generated by various causes. Sometimes it is the effect of identity of race and descent. Community of language and community of religion greatly contribute to it. Geographical limits are one of the causes. But the strongest of all is identity of political antecedents, the possession of a national history and consequent community of recollections, collective pride and humiliation, p leasure and regret, connected with the same incidents in the past.´ ( Representative Government, chap.xvi.)
Es una degradación de este nacionalismo genuino, el intento de desbordar sus bancas naturales y absorber los territorios cercanos o distantes de gente reacia e inasimilable, la que marca el pasaje desde el nacionalismo, a un espurio (falso) colonialismo por un lado, y el imperialismo por el otro. Donde el colonialismo consiste en la migración de parte de la nación a tierras extranjeras vacantes o escasamente pobladas, los emigrantes llevan con ellos todos los derechos de ciudadanía en su patria madre, o incluso de establecer un propio gobierno local en conformidad con sus instituciones y bajo el control final de la patria de origen, puede ser considerado una expansión genuina de la nacionalidad, una ampliación territorial de la población, lenguaje e instituciones de la nación Pocas colonias en la historia han vivido mucho tiempo en esa condición cuando han estado lejos de la patria madre. Sea que hayan perdido la comunicación y se hayan armado a sí mismos como una nación separada, o que hayan permanecido en una servidumbre política en cuanto a todos los procesos importantes de gobierno que les conciernen, condición para la cual el termino Imperialismo es cuando menos, tan apropiado como Colonialismo. La única forma de colonia distante que puede ser considerada una clara expansión del nacionalismo, es la autogobernada colonia inglesa en Australia y Canadá, e incluso en esos casos, las condiciones locales pueden generar un nacionalismo separado basado en una fuerte consolidación de los intereses coloniales y los sentimientos de extranjerismo desde y conflictuándoles con su primera nación En otras colonias autogobernadas, como en Colonia del Cabo y Natal, donde la mayoría de los blancos no descienden de los colonos ingleses, y donde hay presencia de razas ´inferioresµ en números preponderantes, y el clima extranjero con otras condiciones naturales marcan una civilización distinta a la de la ´madre patriaµ, el conflicto entre las ideas coloniales e imperiales ha estado presente en la vanguardia de la conciencia política. Cuando Lord Rosmead habló de la presencia permanente del factor imperial como ´simple y absurdaµ y Mr. Rhodes habló de su ´eliminaciónµ, ellos defendían un ´colonialismoµ que es más seguro para mantener en el curso del tiempo un crecimiento interno, que un ´nacionalismoµ separado como en el caso de las colonias australianas o Canadienses, por la gran divergencia, radical, en los intereses como en condiciones de vida en comparación a la nación madre. Nuestras otras colonias son claramente representativas del espíritu del imperialismo más que del colonialismo. Una proporción mínima de la población consiste en colonos ingleses viviendo con sus familias en conformidad con las costumbres sociales y políticas, y las leyes de su tierra nativa, en la mayor parte de las instancias, forman una pequeña minoría blandiendo influencias políticas y económicas sobre una mayoría de extranjeros y gente sometida, estando ellos mismos bajo el despótico control político del gobierno imperial. Esta, la condición normal de una colonia británica, es casi universal en las colonias de otros países europeos, las ´coloniasµ que Francia y Alemania establecieron en África y Asia no son en ningún sentido plantaciones de vida Francesa y Alemana al otro lado de los mares, en ningún lugar, ni siquiera en Argelia, representan realmente la civilización europea, sus estructuras políticas y económicas de sociedad son totalmente ajenas a las de la nación madre. El Colonialismo, en su mejor sentido, es un desbordamiento natural de nacionalidad , prueba el poder de los colonos de trasplantar la civilización que representan al nuevo ambiente natural y social en el que se encuentran, No debemos engañarnos por nombres, la fiesta ´colonialµ en Alemania y Francia es idéntica en general en medios y fines a la ´fiestaµ imperialista en Gran Bretaña, y el ultimo es el verdadero título, el Profesor Seeley perfiló bien la naturaleza del imperialismo, ´cuando un estado avanza más allá de los limites de nacionalidad, su poder se vuelve precario y artificial. Esta es la condición de la mayoría de los imperios, y es la condición del nuestro, cuando una nación se extiende a si misma dentro de otros territorios, lo más probable es que no pueda destruirlos o controlarlos completamente, aunque se triunfe en la
conquista de estas tierras. Cuando esto pasa tiene una gran y permanente dificultad de ser contenido, por el invasor o el invadido (¿?) no se puede asimilar completamente, y se vuelve una permanente causa de debilidad y peligro.µ
³When a State advances beyond the limits of nationality its power becomes precarious and artificial. This is the condition of most empires, and it is the condition of our own. When a nation extends itself into other territories the chances are that it cannot destroy or completely drive out, even if it succeeds in conquering, them. When this happens it has a great and permanent difficulty to contend with, for the subject or rival nationalities cannot be properly assimilated, and remain as a permanent cause of weakness and danger.´ Expansion of England , lect.iii.
La particularidad del imperialismo reciente, es que es considerado como una política que consiste principalmente en su adopción por muchas naciones, la noción de un número de imperios compitiendo es esencialmente moderna. la raíz de la idea de Imperio en el mundo antiguo y medieval fue de una federación de estados bajo una hegemonía que convergían en términos generales, todo el mundo conocido, tal como fue realizado por Roma bajo la ´pax romanaµ, cuando los ciudadanos romanos, con todos sus derechos cívicos, se encontraban sobre todo el mundo explorado, en África y Asia tanto como en Galia y Inglaterra, el imperialismo contenía un elemento genuino de internacionalismo, con la caída de roma esta concepción de un solo imperio blandiendo la autoridad política sobre el mundo civilizado no desapareció. Al contrario, sobrevivió a todas las fluctuaciones del Santo Imperio Romano. Incluso después de la división entre Este y Oeste que toma lugar al termino del siglo cuarto, la teoría de un solo estado (dividido por propósitos administrativos) sobrevivió. Bajo cualquier hendidura o antagonismo, y a pesar de la ruptura de muchos reinos y provincias independientes, esta idea de la unidad imperial vivió. Formó la idea concisa y declarada de Carlomagno, aunque como una ambición práctica confinada a la Europa del Oeste. Rodolfo de Habsburgo no revivió simplemente la idea, sino que la elaboró para realizarla en Europa Central, mientras su descendiente Carlos V le dio un sentido bastante real al término recolectando bajo la unidad de su imperio los territorios de Austria, Alemania, España, los Países Bajos, Sicilia, y Nápoles. En eras posteriores este sueño del Imperio Europeo animó la política de Pedro el Grande, Catalina, y Napoleón. Y es posible que el Kaiser Wilhelm III mantuviera una visión de un poder mundial como aquél. Los filósofos políticos de muchas eras, Vico, Maquiavelo, Dante, Kant, han especulado en un imperio como la única manera segura y posible para la paz, una jerarquía de estados conformando en gran escala el orden feudal sin el estado singular. Por tanto, el imperio fue identificado con el Internacionalismo, a pesar de no haber sido concebido siempre sobre la base de naciones iguales. La ruptura del Imperio Europeo Central, con el despertar de nacionalidades que le siguieron, evocó un sentimiento nuevo de internacionalismo que, a través del siglo XVIII, fue una inspiración vacilante entre los círculos intelectuales de los estados europeos. ´Las vísperas de la revolución francesa encontraron a cada hombre sabio en Europa ² Lessing, Kant, Goethe, Rosseau, Lavater, Condorcet, Priestley, Gibbon, y Franklin- más como a un ciudadano del mundo que de un país en particular. Goethe confesó que el no conocía lo que era el patriotismo, y estaba orgulloso de vivir sin el. Los hombres cultos de todos los países estaan en casa en las ciudades cortesanas(¿?) de cualquier lugar. Kant estaba inmensamente más interesado en los eventos de parís que en la vida de Prusia. Italia y Alemania eran expresiones geográficas, estos países se hallaban llenos de pequeños estados en los que no existía la vida política, pero en los que había gran interés en el progreso de la cultura en general. La Revolución en sí misma era un punto humano y cosmopolita también, Esto es, como decía Lamartine ´un dato en la mente humanaµ y es por esto que todos los mordaces de los críticos como Taine no podían prevenirnos de ver que el carácter del hombre que llevó los grandes movimientos de la Revolución no podrían nunca borrar la naturaleza del momento de la lucha del Titanic. Los soldados de la revolución que, descalzos y harapientos, manejaron a los insolentes reaccionarios desde el suelo de Francia, peleaban no solo por la causa nacional, sino
por una causa levemente percibida como destinada a ser la causa general de la humanidad. Con todas esta crudeza e imperfección, la idea de Revolución era concebida como un cuerpo de derecho en el cual todos los hombres deberían compartir.µ
³The eve of the French Revolution found every wise man in Europe ± Lessing, Kant, Goethe, Rousseau, Lavater, Condorcet, Priestley, Gibbon, and Franklin ± more of a citizen of the world than of any particular country. Goethe confessed that he did not know what patriotism was, and was glad to be without it. Cultured men of all countries were at home in polite society everywhere. Kant was immensely more interested in the events of Paris than in the life of Prussia. Italy and Germany were geographical expressions; those countries were filled with small States in which there was no political life, but in which there was much interest in the general progress of culture. The Revolution itself was at bottom also human and cosmopolitan. It is, as Lamartine said, µa date in the human mind,¶ and it is because of that fact that all the carping of critics like Taine cannot prevent us from seeing that the character of the men who led the great movements of the Revolution can never obliterate the momentous nature of the Titanic strife. The soldiers of the Revolution who, barefooted and ragged, drove the insolent reactionaries from the soil of France were fighting not merely for some national cause, but for a cause dimly perceived to be the cause of general mankind. With all its crudities and imperfections, the idea of the Revolution was that of a conceived body of Right in which all men should share.´ W. Clarke, Progressive R eview; February 1897. Este florecimiento temprano de cosmopolitismo estaba destinado a marchitarse antes que la
poderosa resurrección del nacionalismo que marcó el siglo siguiente, incluso en los estrechos círculos de la clase culta pasaba fácilmente de un noble y apasionado ideal, a convertirse en un sentimentalismo insípido y luego de la breve llama de 1848 entre el populo continental, se había extinguido la pequeña pero humeante brasa. Incluso el socialismo que desde el continente retiene una medida del espíritu internacionalista, está tan confinado a los límites nacionales en su lucha con la burocracia y el capitalismo, que ´el internacionalµ expresa apenas algo más que una sagrada aspiración, y tiene una pequeña oportunidad de ponerse en práctica el sentimiento genuino de hermandad que se ha predicado siempre. Por lo que el triunfo del nacionalismo parece haber quebrado la esperanza naciente del internacionalismo. Sin embargo al parecer no hay un antagonismo en esencia entre ellos. Una verdadera fuerza internacionalista en forma de espíritu, de ethos, habría implicado la existencia de una profunda identificación nacional, que busca la unión en las bases de las necesidades nacionales comunes y nacionalidades respectivas. Tal desarrollo histórico estaría mucho más conforme a las leyes del crecimiento social que a la aparición de un anarquismo cosmopolita de unidades individuales en la decadencia de la vida nacional. El nacionalismo es camino plano al internacionalismo, y si manifiestan divergencias, podemos suponer una perversión de su naturaleza y propósito . Tal perversión es el Imperialismo , el de las naciones pasando más allá de los límites de fácil asimilación, transformando la saludable rivalidad simulada de variados tipos nacionales a una lucha feroz de imperios combatientes. el Imperialismo agresivo no solo aplasta el movimiento hacia el internacionalismo fomentando las animosidades a los imperios combatientes; este ataca las libertades y el estímulo de carreras mas fuertes o más débiles, en su característico exceso de sobre-conciencia nacional. Un nacionalismo que parte de un resentimiento y es estimulado con la pasión de la defensa nacional, es solo algo menos pervertido de su genio natural que el nacionalismo que brilla con los ánimos de la avaricia y el auto-engrandecimiento a expensas de otros. Desde este aspecto agresivo, el imperialismo es
una simulación artificial de nacionalismo en las gentes demasiado lejanas para ser absorbidas y demasiado compactas para ser quebradas permanentemente. Hemos convertido africa solo eun un gran y peligroso nacionalismo, y nos hemos aliado con otras naciones en la creación de un nacionalismo resentido hasta ahora en la china. El perjuicio del nacionalismo en ambos casis consiste en convertir una fuerza cohesiva, pacífica e interna en una exclusiva fuerza hostil, una perversión del verdadero poder y uso de nacionalismo. El peor y más cierto resultado es el retardo del internacionalismo. El viejo nacionalismo fue un sentimiento inclusivo, su relación natural al mismo sentimiento en otros pueblos era una suerte de simpatía, no abierta hostilidad, no había un antagonismo inherente para prevenir a las naciones de crecer y prosperar lado a lado. Aquel fue el sentido del nacionalismo de comienzos de XIX y las políticas de libre comercio tuvieron algún fundamento para su sueño de un rápido crecimiento de un efectivo e informal internacionalismo mediante el pacifismo, una intercomunicación rentable de bienes e ideas llevando a las naciones a reconocer una armonía justa de intereses entre gente libre. El desbordamiento del nacionalismo a canalizaciones imperialistas apagó tales esperanzas. Mientras las naciones coexistentes fueran capaces de mantener un fin mutuo en lugar de un antagonismo de intereses e imperios coexistentes llevando cada uno su carrera imperial de crecimiento territorial e industrial entendidos necesariamente como enemigos. La naturaleza del antagonismo desde la perspectiva económica no es comprensible sin un análisis de las condiciones de la producción capitalista moderna que obliga a intensificar el nivel. ´lucha por mercadosµ el antagonismo político se hace obvio (¿?) La lucha por áfrica y Asia ha refundado virtualmente la ´cortesíaµ de las naciones Europeas, ha evocado alianzas que cruzan las líneas naturales de simpatía y asociación histórica, ha manejado cada nación continental para consumar un creciente compartimiento de su material y recursos militares, desde equipamiento militar y naval. Ha trazado el nuevo gran poder de los Estados Unidos desde su aislamiento hacia toda la marea de la competencia; y mediante la multitud, la magnitud y la brusquedad de los asuntos que arroja en el escenario político, se ha convertido en una amenaza constante y una perturbación a la paz y el progreso de la humanidad. La nueva política ha ejercitado la más notable y formidable influencia desde el arte consciente de gobernar de las naciones que le conciernen. Mientras se produzca para el consumo popular la doctrina del destino manifiesto, la misión destinada e imperialista de civilizar, contradictoriamente a su realidad importadora, pero subsidiaria de una a otra como soportes de imperialismo popular. Ha evolucionado calculando, un codicioso tipo de maquiavelismo llamado ´real-politikµ en Alemania, donde fue hecho, el cual ha remodelado todo el arte de la diplomacia y ha impulsado el engrandecimiento nacional sin lástima ni escrúpulos como una fuerza consciente de política extranjera. El hambre de tierra y la lucha por los mercados son responsables del declarado repudio a las obligaciones de tratados que Alemania, Rusia e Inglaterra no tienen escrúpulos para defender. La escala deslizante del idioma diplomático, la esfera interior de intereses, influencias, supremacías, soberanías, protectorados, velados o abiertos, que llevaron a los actos de la toma por la fuerza de anexos que a veces continuaban velados bajo ´arriendosµ ´rectificaciones de fronterasµ ´concesionesµ, etc, es la invención y expresión de este espíritu cínico de imperialismo. Mientras Alemania y Rusia han sido quizás más abiertas en su profesa adhesión a la ganancia material de sus naciones como el criterio único de conducta pública, otras naciones han sido rápidas en aceptar el estandarte. A pesar de que la conducta de las naciones en el trato de unas a otras a sido determinado comúnmente por consideraciones egoístas y de cortas miras, la adopción deliberada y concisa de este estandarte en una era en la que las relaciones de las naciones y su interdependencia para todas las formas esenciales humanas es cada vez más cercana, es un paso retrógrado con graves peligros para la causa de la civilización.