J. PAUL GETTY Fue un empresario estadounidense nacido en Minneapolis Minnesota el 15 de diciembre de 1892 y murió en Londres el 6 de junio de 1976.
Se dedico al negocio del petróleo creando la compañía Getty Oil Company en su tiempo llego a ser el hombre más acaudalado del mundo. Este personaje a inspirado a grandes personalidades como el empresario Mexicano Carlos Eslim entre otros, pues ya que Getty nos heredó su filosofía de los negocios en tres de sus libros escritos por el mismo como son: Como Hacerse Rico, Como Ser Un Ejecutivo de éxito y su Autobiografia.todos estos los podemos encontrar en traducción al español. Jean Paul Getty es hoy en nuestros días ya un clásico para quien tenga la meta de hacer dinero ya que su filosofía de los negocios sigue
vigente en nuestros días les comparto el primer capitulo del libro Como hacerse rico.
PARTE UNO Mis Primeros Mil Millones Aunque este libro no es una autobiografía, las opiniones que incluyo en él son el resultado de mis propias experiencias. Creo, sin embargo, que una descripción breve de mi carrera podría resultar interesante para el lector. Mi "filosofía" de los negocios se fraguó en los campos petroleros y en la industria del petróleo. Después de la búsqueda infructuosa de petróleo en Oklahoma, la cual se prolongó por varios meses, logré efectuar a principios de enero de 1916 mi primera exploración de un pozo petrolero cerca de Stone Bluff. El 2 de febrero, la perforadora arrojó a la superficie, arena mezclada con petróleo. Esta señal nos reveló que estábamos llegando a la etapa final de la excavación y que en 24 horas sabríamos si el pozo contenía petróleo.
Aún era demasiado joven e inexperto y no pude controlar mi nerviosismo, que alcanzó dimensiones insoportables ocasionando más molestias que ayuda a mis hombres encargados de la excavación. Para liberar mis tensiones, me retiré a Tulsa, que era la ciudad más cercana, y decidí esperar ahí hasta saber los resultados de la perforación. J. Carl Smith, un buen amigo bastante mayor que yo y más sereno, se ofreció a acudir al lugar de las maniobras y supervisar el trabajo. En los alrededores del área de exploración no había teléfono y la Única línea de comunicación entre Stone Bluff y Tulsa raras veces funcionaba, por lo que mi amigo prometió regresar a Tulsa en el último tren del día siguiente para informarme sobre el curso de los acontecimientos. Así, el día convenido me presente en la estación de ferrocarril unas horas antes de que llegara el tren. Cuando al fin arribo, la imagen familiar de J. Carl Smith apareció en uno de los vagones. Su rostro irradiaba optimismo. — Felicidades, Paul—grito cuando me vio en la plataforma.—Tu pozo está produciendo treinta barriles. De inmediato supuse que se refería a treinta barriles diarios y mi entusiasmo desapareció como por arte de magia. Treinta barriles diarios de petróleo era una insignificancia comparada con la producción de otros pozos. —Si amigo —contesto sonriente—.Estamos extrayendo treinta barriles por hora... — treinta barriles por hora Eso significaba una producción diaria do 720 barriles de petróleo. ya formaba parte de esa importante industria
Siendo hijo de un importante petrolero, conocí desde mi infancia la "fiebre del petróleo". En compañía de mis padres George F. y Sarah Getty visite en 1903, a la edad de diez años .lo que entonces era el territorio de Oklahoma. Mi padre, un importante abogado de Minneapolis, no pudo resistir el influjo de la "fiebre petrolera" de Oklahoma. Que estaba en pleno apogeo. Creo la Minnehoma Oil Company y comenzó a buscar petróleo. Mi progenitor, un hombre autodidacta que en su juventud sufrió enormes carencias, tenía una capacidad ilimitada para trabajar y un extraordinario talento para encontrar petróleo. Después de organizar la empresa Minnehoma Oíl, supervise personalmente la perforación de 43 pozos, de los cuales 42 fueron magníficos productores. Entre 1910 y 1911 adquirí una gran experiencia al desempeñarme como peón y encargado de la maquinaria en los campos petroleros, aunque no inicie mi propio negocio sino hasta septiembre de 1914. Recién había regresado a Estados Unidos después de haber asistido durante dos años a la Universidad de Oxford en Inglaterra. Aunque me atraía la idea de ingresar al servicio diplomático de Estados Unidos, decidí primero probar suerte como explorador independiente de pozos petroleros en Oklahoma. La época era favorable y cada día adquiría mayor auge la industria petrolera. En los campos petroleros todo era optimismo. La guerra, que acababa de estallar en Europa, le vino a dar un impulso mayor a esta industria. La atmosfera era idéntica a la que según los historiadores, prevalecía en California en 1849 cuando se desato la fiebre del oro. En Oklahoma la fiebre del petróleo ° se convirtió en una verdadera epidemia y muy pocos resultaron inmunes al contagio. Diariamente
se ganaban y perdían enormes fortunas. Era frecuente que un petrolero sin un centavo y sin crédito, al excavar unos metros se convirtiera de inmediato en millonario. Los contratos que el día anterior costaban unos cuantos miles de Dólares, a la mañana siguiente habían centuplicado su valor. Pero también se daba el caso que una persona invirtiera todo su capital en contratos y maniobras de excavación. Y los resultados fueran solo agujeros estériles, algunas concesiones que costaban cuantiosas sumas, de la noche a la mañana perdían su valor. Afortunadamente, mi intervención en ese juego tan peligroso resulto positivo. Yo carecía de capital propio y mis gastos personales ascendían a 100 dólares al mes El primer poso fue bastante desafortunado. Por las constantes huelgas en el sector petrolero. Aunque otros exploradores habían logrado hacer interesantes descubrimientos. La fortuna parecía haberme dado la espalda. En el otoño de 1915 se puso a la venta en una Subasta pública la concesión para explorar pozos petroleros cerca de stone Bluff, en el condado de Muskogee. Inspeccione la propiedad y Alegue a la conclusión de que en ella había mochas posibilidades de encontrar petróleo. Otras Operadores independientes estaban interesadas en obtener la concesión circunstancia que me preocupo. El dinero que yo tenía a mi disposición no era suficiente para competir con las ofertas que seguramente harían los petroleros Bien establecidos y con una solvencia mayor que la Mia .Decidí solicitar al banco que enviara a uno de sus representantes a sustituir me en la subasta, obviamente sin revelar mi identidad. Yo fui el primer sorprendido de que mi plan diera excelentes resultados. Entre los asistentes a la subasta, que se efectuó en la
ciudad de Muskogee. Se encontraban operadores petroleros independientes ansiosos de adueñarse de la Concesión La intervención inesperada de un ejecutivo bancario de gran prestigio, los desarmo porque supusieron que alguna importante empresa petrolera estaba interesada en adquirir la concesión y superar todas las ofertas Estos exploradores independientes se dieron por vencidos antes de tiempo y yo tuve la suerte de obtener el contrato por la irrisoria cantidad do 500 dólares. Poco después se formó una compañía que se haría cargo de financiar la excavación de un pozo de prueba. Yo, como explorador sin capital propio, recibí un modesto interés de 15 por ciento. Organice un contingente de perforación y con mis hombres trabaje sin descanso pare levantar una torre de perforación de madera y agilizar las operaciones. Permanecí en el área día y noche hasta que las maniobras alcanzaron su etapa final. Como mencione anteriormente, me fue imposible resistir la tensión nerviosa y volé a Tulsa. Donde mi amigo Carl Smith me dio las buenas nuevas. La concesión para perforar los pozos se vendía dos semanas después a una importante compañía y yo obtuve 12 mil dólares como " participación de las ganancias. Aunque esta cantidad no era nada del otro mundo comparada con las fantásticas sumas que otros ganaban, si era la suficiente para convencerme de que debería continuar como explorador en el negocio del petróleo. Mi padre y yo habíamos formado con anterioridad una sociedad, en la que se comprometía a darme el apoyo financiero necesario para las maniobras de exploración y perforación y a hacerse cargo de la supervisión de nuestra sociedad. El recibiría el 70 por ciento de las ganancias y yo el 30 por ciento Después de mi primer éxito firmamos la escritura y en mayo de
1916 nació la Getty Oil Company: y yo recibí una participación del 30 por ciento sobre el valor de las acciones. Se han escrito diversas historias, todas ellas Fantásticas y erróneas, sobre las relaciones comerciales que existían entre mi padre y yo. Me gustaría aclarar que él jamás me entrego cuantiosas sumas de dinero en efectivo, las que. Según algunos, me permitieron independizarme. George F. Getty era de la opinión que los hijos de ricos no deberían consentirse ni recibir dinero una vez que. Tuvieran la edad suficiente Para valerse por ellos mismos. Si Bien es que algunos de mis primeros negocios, como ya explique estos no fueron favorables para mí, ya que yo solo recibía el 30 por ciento de las ganancias .después yo me hice cargo íntegramente de la compra de contratos y de las maniobras, de exploración y perforación. Mi padre se mantuvo siempre al margen de mis actividades profesionales A propósito, deseo dejar claramente establecido que mi progenitor al morir en 1930 nunca me dejo una cuantiosa Fortuna. la realidad es que en su testamento me asigno le cantidad de 500 mil dólares. Aunque esa suma no era nada despreciable, comparada con su enorme riqueza resultaba simbólica. Mi padre pensaba que yo, gracias a mi trabajo, ya poseía varios Millones de dólares y por eso prefirió dejar a mi madre la mayor parte de su Fortuna. Poco después de haber establecido legalmente la sociedad entre mi padre y yo en 1916, me dedique a la búsqueda y excavación de pozos petroleros. El hecho: de que mi segundo pozo resultara estéril, no me desanimo en lo absoluto. Para entonces mi trabajo se me había metido en la sangre y continúe adquiriendo y vendiendo concesiones y perforando pozos. Me convertí en mi propio geólogo, asesor legal, superintendente de perforación, experto en explosivos
y, algunas veces hasta peón y mozo. Los meses que siguieron fueron extremadamente afortunados. En la mayoría de los casos, vendí las concesiones con una excelente utilidad y mis trabajos de exploración casi siempre dieron frutos. Puedo asegurarles que detrás de estos éxitos no hubo secretos ni fórmulas mágicas. Mi forma de trabajar era bastante parecida a la de mis colegas, con una excepción importante: en aquellos días el geólogo petrolero no tenía gran aceptación y la creencia generalizada entre el gremio era que cualquier 'ratón de biblioteca" podría ayudar a encontrar petróleo. Existía gran escepticismo en torno a la geología como ciencia práctica. Yo era uno de los pozos que tenían confianza en ella y me dedique a estudiarla con avidez siempre que se me daba la oportunidad y además la aplicaba en mis negocios. El operador independiente debería tener un mínimo de conocimientos básicos y habilidad y además de contar con un equipo de hombres experimentados para llevar a cabo sus exploraciones y perforaciones. Sin embargo, yo creo que el factor más importante para determinar si el explorador tendría éxito 0 fracasaraSi encontrara petróleo o un agujero vacío es la Suerte Algunos no creyeron en ella: entre otros T. N.Barnsdall , uno de los grandes petroleros de Oklahoma. Este hombre multimillonario con frecuencia hablaba de la que, según él, era la causa primordial del éxito. "No es cosa de suerte", afirmaba con vehemencia. "El hombre que tiene "olfato" para el petróleo lo huele" a grandes distancias. Aunque quizá tenga razón, yo lo pongo en duda !porque jamás pude detectar la presencia de petróleo subterráneo, ni mis facultades
extrasensoriales acudieron a mí en mi ayuda. Sigo creyendo que el encontrar el camino del éxito fue un golpe de suerte. No obstante, quiero decirles a aquellos que piensan que los exploradores petroleros no tienen nada que hacer. Excepto esperar a que la rueda de la Fortuna los favorezca con sus dones, que el negocio del petróleo jamás ha sido fácil; exige un constante esfuerzo y los resultados financieros son impredecibles. Ya que están sujetos a diversas contingencias Esta situación era aún más crítica en los inicios de esta industria, ya que cuando los pozos explotaban, las ganancias y a menudo los capitales— Se extinguían rápidamente en los costosos esfuerzos por apagar el Fuego. Entre los innumerables problemas y obstáculos que con frecuencia mermaban los recursos económicos del operador independiente, estaban los pozos vacíos, descomposturas mecánicas en periodos cruciales, pleitos y litigios sobre contratos y derechos etcétera, Además, todos los operadores independientes a menudo tuvimos que enfrentar la fuerte competencia y oposición de importantes empresas petroleras. Estas por, lo general, infringían el reglamento del Marquez de QueensBerry cuando pretendían asfixiar a aquellos exploradores que estaban creciendo con demasiada rapidez Sin embargo, nosotros desarrollamos técnicas que nos permitieron continuar en el negocio y defender to que legítimamente nos correspondía. Nos volvimos flexibles y versátiles verdaderos maestros de la improvisación Y de la innovación, pues era la Única alternativa para sobrevivir. Por ejemplo, las grandes compañías contratara ron especialistas y asesores, personal administrativo y de oficina que alojaron en lujosos despachos. Nosotros, en cambio, tuvimos que conformarnos con veteranos ya cansados que habían
Trabajado en los yacimientos de petróleo ° y dependíamos de nuestro buen juicio y experiencia para solucionar los problemas que se nos Habían presentado. También nos hicimos Cargo de las labores administrativas y de oficina, reduciendo nuestros costos al mínimo. Improvisamos oficinas en los sucios automóviles que nos transportaban de un lugar a otro. Como dije antes, tuve mucha, mucha suerte. Realice algunas transacciones ventajosas y descubrí varios Pozos en los meses siguientes a mi primer éxito. La Getty Oil Company prospero. Me nombraron secretario de la empresa y pase a formar parte del grupo de directores, aunque continúe utilizando mi ropa de Trabajo. A pesar de mis nombramientos, proseguí al frente de las perforaciones. Mi trabajo seguía siendo el mismo: comprar y vender concesiones y explorar y perforar pozos. A medida que aumentaban las utilidades de la Getty 0il,Company, mi participación del 30 por ciento en acciones de la empresa me aseguraba cuantiosos dividendos. Además, inicie por cuenta propia cuenta otros prósperos negocios. Estaba Tan ocupado, que perdí la noción de mis ganancias, hasta que un día decidí revisar, mi situación financiera. De pronto advertí que no solo había cumplido sino superado ampliamente las metas que me Propuse en septiembre de 1914. Había colocado los cimientos de mi propia empresa en la industria petrolera norteamericana. Aun no cumpla 24 años y ya me había convertido en un operador independiente de gran éxito! Además había ganado mi primer millón i Era millonario! Hasta entonces no había hecho otra cosa que estudiar y trabajar en mis negocios. Descubrí que tenía suficiente dinero para hacer frente a mis exigencias personales actuales y futuras y tome la
decisión de olvidarme del Trabajo y me dedique a pasear y disfrutar de la vida. Debo señalar que en esa decisión influyo —al menos en parte el hecho de que Europa estaba en guerra. Aun cuando los Estados Unidos se mantenían a la expectativa, su participación en el conflicto era inevitable hice las respectivas solicitudes para ingresar al Servicio aéreo —mi primera elección— 0 al ejercito cuando los Estados Unidos declararan la guerra. Estaba seguro de que recibirá órdenes de un momento a otro en cualquier momento; mientras tanto, deseaba descansar y divertirme. Mis padres y yo habíamos vivido desde 1906 en Los Ángeles, California, donde realice parte de mis estudios antes de trasladarme a Oxford. Posteriormente inicie mi carrera profesional en los campos petroleros de Oklahoma. Me encantaba California y el estilo de vida sencillo, informal y agradable de aquella época; por ello elegí " a Los Ángeles para derrochar el dinero que había ganado Trabajando arduamente en la industria petrolera. "Ya hice mi fortuna y voy a retirarme ", les dije con firmeza a mis sorprendidos padres. A ninguno de los dos Les agrado mi decisión. Ambos habían trabajado mucho durante su juventud. Después de casada, mi madre continúo impartiendo clases para hacer frente a los gastos de la casa y permitir que mi padre concluyera su carrera de abogado. Ambos creían que el individuo debía trabajar para justificar su existencia y que los empresarios tenían la obligación de poner su dinero a producir. Mi padre quiso impresionarme con su convicción de que los hombres de negocios deberían invertir y reinvertir su capital.
Tienes la obligación de emplear tu dinero en la creación, administración y fomento de diversos negocios ", me decía con vehemencia, "Tu fortuna representa potenciales empleos para innumerables personas, y puede contribuir a que ellas alcancen un mejor nivel de vida, y al mismo tiempo poder obtener mayores ganancias. Por desgracia no le Hice caso. Con el tiempo descubrí que sus palabras estaban Llenas de sabiduría, pero en aquel entonces lo Único que me interesaba era hacer mi voluntad. Adquirí un lujosísimo automóvil Cadillac Último modelo y un guardarropa impresionante. Reafirme mi decisión de darme la gran vida. Mi fortuna se encargó de abrirme las puertas de los lugares de mayor popularidad de California como Los Ángeles y Hollywood. No obstante que los Estados Unidos participo en la guerra, mi llamado, se pospuso por trámites administrativos Y finalmente me informaron que "mis servicios no eran necesarios". De esta forma Pase la primera guerra mundial dedicado a pasear y a divertirme. Me tomo algún tiempo darme cuenta de la realidad y comprender que estaba desperdiciando mi tiempo, me sentía aburrido de aquella vida de disipación, y al concluir 1918 estaba harto. A principios de 1919 regrese al mundo petrolero, ante la sonrisa irónica de mi padre. Por insólito que parezca, me retire a los 24 años y deseaba, a los 26. Regresar de nuevo, a los negocios. En 1919 la atención de los petroleros ya se había enfocado al sur de California, donde de inmediato se impulsaron nuevos yacimientos. Se gestaba una nueva era petrolera y yo me encontraba entre el grupo que deseaba participar desde el principio. Mi primera in. Intervención en California resultaba un fracaso. Excave un pozo
en el rancho Didier cerca de Puente sin mostrar una sola gota de petróleo °. La buena suerte que me había acompañado en Oklahoma parecía haberme abandonado. Sin embargo, no fue así. Mis intentos subsecuentes fueron más afortunados y mis exploraciones en Santa Fe SPfings, Torrance, Long Beach y otras áreas del sur de California resultaron, en su mayor parte un éxito. Dedicaba casi todo el tiempo a trabajar en el área de perforación acompañando a mis hombres, actitud que me proporciono grandes satisfacciones, mis trabajadores reaccionaron favorablemente al verse estimulados por mi constante presencia en el sitio de trabajo, lo cual hacia partícipes de la empresa y no simples empleados de una compañía cuyos ejecutivos les eran desconocidos. Su estado de ánimo se reflejó en una excelente producción Los intensos trabajos de perforación en todo el sur de California ocasionaron una gran demanda de trabajadores experimentados. Los Jefes de personal de casi todas las compañías petroleras importantes iniciaron una búsqueda sin tregua, de personas que trabajaran en sus yacimientos. Se ofrecían excelentes salarios y prestaciones a quienes tuvieran experiencia en instalaciones petroleras. Esta lucha tan desigual desanimo a los petroleros experimentados, quienes prefirieron otorgar la concreción a exploradores que si bien no ofrecían ganancias atractivas. Cuando menos eran conocedores y disponían de tiempo completo para supervisar las maniobras de sondeo. Nunca olvidare la firma en que inicie la perforación de un pozo que se encontraba cerca del lugar de maniobras de una importante empresa. En su intento por seguir al pie de la letra su programa de inducción de personal, esa compañía había diseñado y construido lo
más moderno y sofisticado en equipo de excavación, totalmente provisto de calentamiento a vapor. Un camino de grava muy bien cuidado conducía al lugar de maniobras, en donde se habían instalado regaderas de agua caliente y una lavandería para la ropa de los empleados. Una tarde, poco después de haber escardado mi pozo llego a mi propiedad un hombre de cabello entrecano, de apariencia tosca y solicito hablar con el jefe. Cuando me acerque; a él, me dijo sin rodeos que buscaba trabajo. —i Esta usted trabajando ahora? le pregunte. —Si —contesto con sequedad. —donde? —insistí. —allá contesto señalando el lugar donde se encontraban las lujosas instalaciones. Yo carecía de comodidades para mis trabajadores y así se lo hice saber. Agregue que me sorprendía en extremo que deseara cambiar un trabajo que le ofrecía tantos beneficios por otro bastante rústico. he estado trabajando durante cuatro meses —refunfuño—, y solo hemos perforado 1,500 metros. No pude evitar reírme. Excavar 1,500 metros en cuatro meses implicaba un ritmo de trabajo sumamente lento, si tomamos en cuenta las formaciones del terreno de esa área en especial. —cuanto tiempo cree que tardaría yo en perforar esa misma distancia? —le pregunte. —A juzgar por su apariencia —me dijo con una sonrisa—, alrededor de diez días. __por eso prefiero trabajar con usted y abandonar la sofisticada maquinaria que utilizan allá...!
Este hombre obtuvo el trabajo y permaneció a mí lado varios años. Debo decir que la perforación de mi pozo se logró en un tiempo record. Mientras que el de la competencia, a pesar de la maquinaria, resulto estéril y finalmente Quedo abandonado. A continuación voy a referirme a otro caso que ilustra como la mutua confianza y el entendimiento entre jefe y empleados permitió solucionar problemas muy difíciles. Mi historia se relaciona con la concesión para expropiar una pequeña propiedad que se encontraba en medio de un bosque petrolero en Seal Beach, California. Por mera coincidencia a las compañías que operaban allí no les interesaba el contrato. Una empresa en la que yo tenía una participación importante* tome la concepción y estuvo a punto de cancelarla por considerarla incosteable. Todos estuvieron de acuerdo en que era imposible hacer algo con esa propiedad. En primer lugar, el terreno era muy pequeño' y en Segundo, el acceso a la carretera era una brecha de mis de medio kilometre de longitud y de aproximadamente un metro de ancho. Resultaba imposible transportar los implementos de trabajo y la maquinaria por esa vereda tan estrecha y mucho menos instalar la torre y el equipo de perforación. Las compañías que tenían la concesión de las propiedades adyacentes se negaron a conceder el derecho de paso, porque extraer petróleo de un suministro común mermar la producción de sus propios pozos. .—Olvídate del contrato —me aconsejaron todos los socios—. Ni en un millón de años podrás perforar un pozo ahí, Con mi característica terquedad, insistí. Expuse el Problema ante las personas que mayor confianza me merecían; es decir, los miembros de los contingentes de perforación. Después de escucharme, reaccionaron igual que yo y consideraron el problema como un reto interesante. —Vamos a estudiar la situación, —contesto un trabajador—. Tenemos que encontrar una salida.
Varios hombres y yo acudimos a la propiedad para ver qué posibilidades encontrábamos ya que el Panorama era poco alentador. —Quizá podríamos perforar el pozo con un equipo movible — sugirió un perforador después de pensarlo, mucho—. Tal vez alguien esté dispuesto a diseñarlo y fabricarlo. Sin embargo, no veo cómo podríamos transportarlo lo necesario. El obstáculo que nos presentaba las otra Vía de acceso parecía insalvable .hasta que mi mente comenzó a pensar en la posibilidad de construir un equipo perforador en miniatura. Si lo lográramos, y también sería factible transportarlo en un tren en miniatura, i Era la solución perfecta! Una vía férrea angosta y uno o dos vagones para transportar la torre de perforación desarmada, así como la herramienta y el equipo, era todo lo que necesitábamos. demasiada obstinación? Deseos de demostrar que éramos capaces de lograr algo que todos consideraban imposible? Talvez Conseguimos el perforador y el tren en miniatura. Este Ultimo se transporte en secciones y se ensamblo en el microscópico pedazo de Tierra. Perforamos el pozo, y logramos excelentes Ganancias como * premio a nuestra tenacidad. Recuerdo otros "golpes maestros" Durante los años veinte. En una ocasión adquirí un terreno en el suburbio llamado Athens Field. al sur de Los Ángeles, por el que pague algo más de 12 mil dólares. Debido a que estaba financiando el total de la operación con mi peculio consciente de que antes de concluir el primer pozo mis recursos económicos estarían prácticamente agotados, decidí convertirme en mi propio superintendente de perforación. Entre los hombres que contrate para formar mi cuadrilla, se encontraban tres de los mejores perforadores de la industria petrolera: Waller Phillips, Oscar Prowell y "Spot" McMurdo. El 16 de febrero ° de 1925 terminamos la perforación del primer pozo, el con tenia un rendimiento de 1,500 barriles diarios. Poco después, el segundo pozo produjo 2 mil barriles por Día En los siguientes nueve años ambos pozos arrojaron una utilidad neta de
más de 400 mil dólares. Todavía más espectacular es la historia de un terreno que adquirí en octubre de 1926 en Almitos Heights por la suma de 8 mil dólares y que pagué con un cheque personal a un individuo que unos días antes lo había comprado en 4 mil dólares y que deseaba obtener una ganancia rápida. El 21 de febrero de 1927 escarbé el Pozo Número Uno y posteriormente perforé varios más en ese mismo; lugar. Todos resultaron excelentes productores con un total de 17 mil barriles diarios. De 1927 a 1939 el excedente de la recuperación económica fue de casi 800 mil dólares, o sea el 10 mil por ciento de la inversión original. Sin embargo, unas semanas después de haber perforado el primer pozo no sólo estuve a punto de perder una fortuna. Sino también la propiedad. Detrás de esta aparente paradoja se encuentran dos anécdotas. Una ilustra los malos ratos que pasan los perforadores independientes cuando se enfrentan a ciertos consorcios petroleros y la otra pone de manifiesto que mientras algunas firmas importantes no tuvieron reparo en asfixiar al operador independiente, otras quisieron ayudarlo. Tan pronto como operé mi Pozo Número Uno en cleaver el cual produjo la impresionante cifra de 5.100 barriles diarios, me dispuse a buscar un comprador para mi producción de crudo. Grande fue mi desconsuelo cuando las compañías a las que visité se negaron tratar conmigo. Las razones de este boicot tan evidentemente salieron a la luz unos días después, cuando recibí varias llamadas de agentes, que se negaron a revelar los nombres de sus escotados. Ofreciéndome comprar Cleayer Lease A un precio ridículamente bajo. Para entonces, yo ya tenía suficiente experiencia en la industria petrolera, por lo que de inmediato me percaté de que se trataba de un plan bien organizado para arruinarme. Ciertas personas se interesaban por mi concesión y la única alternativa para vender mi petróleo era prácticamente regalarlo si no quería cerrarme las puertas del mercado.
Ante la imposibilidad de vender mi petróleo, tuve que encontrar la forma de almacenarlo. Las únicas facilidades en el área de Los Ángeles se encontraban en una refinería que había dejado de operar como tal y que me alquiló de inmediato dos tanques de almacenamiento con una capacidad total de 155 mil barriles. Mientras tanto continué la búsqueda de un comprador para los 5,100 barriles de crudo que cada 24 horas estaba produciendo mi Pozo Número Uno. Además, el Pozo Número Dos arrojó una producción diaria de 5 mil barriles y posteriormente el Pozo Número Tres, el más pequeño de todos suministró 2300 barriles al día. Con este ritmo de producción los dos tanques llegarían rápidamente a su máxima capacidad y entonces mi única alternativa seria cerrar el negocio. Además no tenía ninguna posibilidad de encontrar un comprador. Era obvio que los cuatro pozos no me reportaban ingreso alguno. Mis posibilidades económicas —ya bastante mermadas por los costos de perforación— se recortaron rápidamente debido al alquiler de los tanques y al alto costo de la transportación del petróleo desde los pozos hasta el lugar de almacenamiento. Todo indicaba que la situación desembocaría en un desastre financiero, por lo cual consideré la posibilidad de ofrecer mi producción a una de las más grandes compañías petroleras, la Shell Oil. Debido a una afortunada coincidencia, el señor George Leghjones, a la Sazón presidente de esa importante firma, se encontraba de visita en Los Ángeles. En mi desesperación, decidí jugarme el todo por el todo y solicité una entrevista con él, la cual me fue concedida. Se trataba de un hombre agradable y cordial que me escuchó con atención sin interrumpirme. La expresión de su rostro me indicó que su empresa no formaba parte del boicot y que además estaba en contra de esa manera de proceder. Cuando terminé de hablar, sonrió y me dijo: "Relájese, nosotros le ayudaremos". Me aseguró que en principio su firma me compraría los barriles de crudo y que construirían un oleoducto para enlazar mis pozos con la
red de la Shell Oíl Company. Los trabajos se iniciaron inmediatamente. Tanto el señor Legh Jones como su empresa cumplieron su palabra. Al día siguiente técnicos de esa compañía se presentaron muy temprano en mis yacimientos y comenzaron a construir el oleoducto. El boicot terminó; Cleaver Léase estaba a salvo y me pertenecía totalmente. A finales de la década de 1920 la industria petrolera norteamericana enfrentó cambios radicales. Se hizo más compleja Y los costos de exploración y perforación se incrementaron drásticamente. Fue necesario disponer de mayor capital para adquirir terrenos, maquinaria y equipo y financiar los gastos. Casi todos los Yacimientos superficiales de petróleo de zonas conocidas se estaban explotando, por lo cual se hacía necesario perforar a mayor profundidad para localizar el Petróleo. Las grandes empresas se fusionaron en perjuicio de los operadores independientes, quienes optaron por vender su petróleo a importantes consorcios además, comenzaron a correr rumores sobre el inminente desplome de la economía norteamericana. Aunque en el mercado de valores las acciones se cotizaban a precios extraordinarios, se avecinaba la tragedia. Era un periodo crítico para todos los exploradores y especialmente para mí, porque tenía la obligación de velar por mis propios intereses —propiedades, pozos petroleros y empresas—. Con el tiempo también adquirí un número considerable de acciones en los negocios de mi padre. Su salud había comenzado a declinar y me sentí obligado a tomar parte activa en sus empresas. El mercado de valores se desplomó en 1929. Al año siguiente mi padre sufrió un ataque cardiaco, y a pesar de sus 75 años luchó entre la vida y la muerte durante varias semanas, hasta que falleció el 31 de mayo de 1930. Mi madre y yo nos pusimos de inmediato al
frente de sus negocios. El gobierno nos presionó para que pagáramos cuanto antes los impuestos de herencia. Sin embargo, éstos y otros asuntos que requerían pronta atención, se vieron obstaculizados por el fantasma de la inminente Depresión Varias personas me aconsejaron que vendiera no sólo las propiedades que habían sido de mi padre, sino también las mías. "La situación de los negocios se agrava cada vez más", solían decirme. "De un momento a otro la economía va a desmoronarse por completo." De alguna manera, mi visión de las cosas era distinta Estaba convencido de que la economía de nuestro país era, en esencia, sólida, y que a pesar de los Augurios, resurgiría más fuerte que nunca. Pensé que era el momento de comprar, no de vender. Las acciones del petróleo sufrieron una baja espectacular. Comencé a imaginar la organización de un negocio petrolero autónomo y que abarcara no sólo explotación y producción hasta ese momento —, sino transporte, refinado e incluso ventas de menudeo. En los negocios, como en la política, no es fácil actuar en contra de las actitudes y creencias de las mayorías. El hombre de negocios que se atreve a desafiar la opinión general, sufre desilusiones y obstáculos ilimitados. Eso fue precisamente lo que me ocurrió cuando en el momento culminante de la depresión de 1930, resolví hacer compras masivas y sentar las bases de un imperio petrolero. Mis amigos y conocidos por no citar a mis competidores— tenían la absoluta certeza de que los resultados de mi ímpetu serían desastrosos. Y cuando anuncie mi decisión de comprar una de las siete mis grandes compañías petroleras de California. Hasta aquellos que habían sido mis aliados en otra época, supusieron que había perdido el juicio.
Era frecuente que las grandes empresas petroleras compraran los negocios de los operadores independientes. Pero a cómo podía un operador independiente adquirir una firma importante? Intentar cambiar el orden establecido... era una herejía! A pesar de lo adverso de las circunstancias. decidí Seguir adelante con mis proyectos. Las compañías petroleras que yo controlaba o las que tenía una población Importante, se dedicaron exclusivamente a buscar petróleo y a extraerlo del subsuelo. Con el fin de asegurar el mercado de este petróleo y el que se extrajera después de otros pozos. Me Pareció Sensato invertir en una compañía que requiriera para desarrollar sus actividades del crudo y que contara también con instalaciones para refinarlo y una oficina de mercadotecnia. Sólo existían en California siete compañías con esas características, y todas ellas importantes. Encabezaban la lista la Standard Oíl Company de California y la Shell Oil Company —evidentemente ambas fuera del alcance de cualquier inversionista independiente. La siguiente posibilidad era la Unión Oil Company, aunque existía el inconveniente de que esta firma contaba con sus propias fuentes de suministro de crudo. En la misma situación se encontraba la Ceneca Petroleum ComPany, con el agravante que sus acciones no estaban a la venta. Sólo quedaban tres empresas: Richfield Oil. que enfrentaba un serio conflicto laboral y por tanto quedaba descartada; la Texas Oil Company, que tenía su propio sistema de abastecimiento de crudo. y la Tide Water Associaied Oil Company. Esta última parecía la elección lógica. Dicha empresa obtenía de sus propias reservas sólo la mitad del crudo que requería y el resto lo compraba a otros Pro' doctores. Además, Tide Water contaba con
una Organizada área de mercadotecnia y sus productos gozaban de amplio prestigio entre el público consumidor. Asociarme con Tide Water me reportaría grandes ventajas, que serían compartidas con todos los Representantes y especialmente con los gerentes y 34,668 accionistas 'y los consumidores de sus productos. En marzo de 1932 inicié mi campaña para controlar la Tide Water adquiriendo 1200 acciones comunes a 2.50 dólares cada una; seis semanas después el numero acciones había aumentado a 41 no obstante, tuvieron que Pasar casi veinte años para que pudiera controlar la empresa. Para entonces ya había adquirido millones de acciones de diversas empresas, Comprar durante la depresión fue un gran acierto. En cinco años las acciones de Tide Water valían más de 16 dólares, y con el tiempo su valor aumentó considerablemente. No era fácil controlar la Tide Water Associated Oil Company, toda vez que implicaba correr muchos riesgos, enfrentar oposiciones y librar batallas de índole legal. Surgieron innumerables problemas cuyo desenlace era a menudo impredecible. Mi primer intento por participar en la administración de la empresa ocurrió en mayo de 1932. Me presenté en la junta de accionistas acompañado de mis 41 mil acciones, más un documento que me daba prioridad para adquirir 126 mil acciones más. En el último momento, no se reconoció esa prioridad y todos esfuerzos resultaron inútiles. Adquirí más acciones e intenté vender mis ideas a los directores de Tide Water. Sin embargo, sus puntos de vista diferían de los míos. lo que suscitó una desagradable querella, ¿Por qué?
Supongo que por diversas razones. En primer lugar, YO era un advenedizo con poca o ninguna experiencia en salas de juntas. "Paul Getty debería estar en el lugar al que pertenece: los campos petroleros", dijo airado uno de los directivos de la Tide Water cuando les participé mi devoción de adquirir todas las acciones de la compañía. Supongo que otros miembros del consejo pensaban igual o peor sobre mis sueños de grandeza. Estudié a fondo la organización y las operaciones que realizaba la compañía y sugerí algunos cambios. Estas recomendaciones eran, aparentemente, demasiado radicales para agradar a directores bastante conservadores. Por lo que ocasionaron ciertos resentimientos. Asimismo, me había percatado de que gran parte de la planta refinadora estaba demasiado atrofiada pronto quedaríamos fuera de circulación. Pensé que la compañía tomaría las medidas necesarias para remodelar esa planta, pero la gerencia se mostró renuente a realizar cualquier desembolso durante la Depresión. Los directores tomaron esta medida como "precaución necesaria"; yo la califiqué de "tacañería peligrosa". En 1933 yo era el propietario de casi 260 mil acciones —cantidad muy elevada como para pasar desapercibida. Al fin me eligieron miembro del consejo. Pero fue en vano. Todos estaban contra mi y mis sugerencias; no obstante, continué adquiriendo más Y más acciones. Surgieron múltiples pleitos judiciales, demandas y contra. Demandas, así como mandatos judiciales, impedimentos y citatorios.
A fines de 1937 Getty era propietario de un gran número de acciones y obtuvo voz y voto en la administración. Tres años: después tenía 1,734,577 acciones esta ves si se introdujeron varios cambios que yo sugerí, para 1951 mi participación en Tide water me permitió ejercer control numérico, Para entonces. la palabra "Asociados" se había eliminado de la razón social y Tide Water se redujo a un vocablo.Dos años después, y con un solo director al frente, la campaña finalmente había terminado. En la actualidad el activo de Tide water es superior a 800 millones de dotares. En 1938 me alejé momentáneamente del negocio del petróleo y compré el Hotel Pierre, en la ciudad de Nueva York, en 2,350,000 dólares, es decir, en menos de la cuarta parte de su valor original {19291930). Después adquirí varios cientos de hectáreas de terreno en la playa Revolcadero en Acapulco México, donde casi por casualidad construí el hotel Pierre Marqués. Aunque se me considera el propietario de una cadena de hoteles, en realidad esos dos son los únicos que poseo. En 1937, como parte de mi campaña por apropiarme de Tide Water, ejercí el control de una empresa llamada Mission Corporation. Entre las posesiones de Mission se encontraba el 57 por ciento de las acciones de Skelly Oil Company, una importante firma petrolera con sede en Tulsa . Oklahoma. Así cómo caída del cielo, logré la participación mayoritaria de Una corporación que en 1937 arrojaba una utilidad neta do 6 millones 400 mil dólares. Y cuyo acuso actual es de 330 millones de dólares. Pero ahí no termina la historia. Entre las subsidiarias de Skelly Oil se encontraba la Spartan Aircraft Corporation, ubicada en Tulsa. la cual desde 1928 se había dedicado a la fabricación de aeronaves y al entrenamiento de pilotos y navegantes aéreos. El 7 de diciembre de
1939 visité su Planta Por vez Primera. Sus operaciones de manufactura con bastante limitadas, pues sólo contaban con alrededor de sesenta obreros en la fábrica, La escuela /de entrenamiento de pilotos se mantenía bastante más activa y, de hecho. Era la escuela privada de este tipo más grande de los Estados Unidos. Yo acababa de regresar de Europa, en donde se había desatado la guerra. Tenía la seguridad de que eventualmente los Estados Unidos tendrían que declararles la guerra a los países del Eje. Por tanto, Spartan Aircraft desempeñaría un papel muy importante en este programa de defensa de la nación, aunque entonces la magnitud de éste me era desconocida. Dos años después de mi primera visita a la apartan los japoneses atacaron Pearl Harbor y Estados Unidos se encontraba en guerra. Mi madre murió en ese mismo mes. Fue un golpe tremendo para mí! A pesar de que yo tenía casi 50 años, sentí su partida como si hubiera sido un jovencito. Noticias sobre la guerra llenaron todos los periódicos. No fui enrolado durante la primera guerra mundial y ahora esperaba la oportunidad de poder ayudar en esta segunda conflagración. Había estudiado navegación astronómica y en distintas ocasiones fui propietario de tres yates; el más grande tenía una tripulación de 45 personas. Basado en esta experiencia ofrecí mis servicios voluntarios en la Marina de los Estados Unidos. Por desgracia, me informaron de manera cortes, pero rotunda, que no necesitaban los servicios de un empresario maduro, a menos que estuviera dispuesto a aceptar un trabajo administrativo y rutinario en tierra. Después de agotar todas las posibilidades, expuse ml caso al secretario de Marina, Frank Knox, e !insistí en mis pretensiones de salir al mar.
—Podemos ofrecerle un puesto administrativo —señaló el secretario, pero es imposible aceptar sus servicios como navegante. Hizo una pausa y me miró fijamente. —Entiendo que usted es socio mayoritario de la Spartan Aircraft Corporation. En estos momentos el servicio más importante que puede prestar a la nación, es hacer a un lado todos sus negocios y encargarse de la administración del personal de Spartan. Regresé a Tulsa en febrero de 1942 para asumir el cargo de presidente de Spartan. Disponíamos de poco tiempo para desarrollar múltiples actividades. La producción debía duplicarse, era necesario adquirir maquinaria y herramienta, reclutar ingenieros y técnicos así como contratar y entrenar miles de obreros. A pesar de los obstáculos que se nos presentaron, en menos de 18 meses estábamos trabajando a nuestra máxima capacidad. Durante el tiempo que duró la guerra, permanecí al frente de las operaciones de Spartan. Antes de que finalizara, la escuela de pilotos estaba entrenando a mis de 1,700 jóvenes aviadores y la planta manufacturera de aviones y refacciones contaba con mis de 5,500 trabajadores. La empresa Spartan obtuvo el reconocimiento de las fuerzas armadas por la eficiencia y lealtad de los hombres y mujeres que dedicaron sus esfuerzos a ayudar a que Estados Unidos ganara la Guerra Permanecí en Spartan hasta 1946 con el fin de normalizar la producción de tráileres domésticos y después regresé a mi negocio favorito: el petróleo. Mis empresas petroleras prosperaban cada día más. por lo que se hizo necesaria una expansión. La guerra había agotado prácticamente todas las reservas y durante la posguerra el consumo
mundial de Petróleo irradiaba día a día. Los exploradores se movilizaron O (l a Canadá, Centro y Suda América, Africa y Medio Oriente en busca de nuevos yacimientos. Mi instinto, corazonada, suerte — llámelo como quiera—, me Llamo al Medio Oriente por considerarlo el lugar ideal para la exploración petrolera. En 1930 estuve a punto de tener una concesión en aquel lugar, pero dejé pasarla Oportunidad. Sin embargo, muy pronto decidí recuperar el tiempo perdido. En febrero de 1949 las empresas Getty Obtuvieron una concesión por sesenta años en la llamada zona neutral, una región árida, inexplorada y despoblada en el Golfo Pérsico, entre Arabia Saudita y Kuwait. La concesión me la otorgó Su Majestad, Ibn Saud, rey de Arabia Saudita, y su gobierno recibió 12 millones y medio de dólares por concepto de derechos para explorar y perforar esa zona en busca de petróleo. La operación implicaba un riesgo enorme y nuevamente los industriales del petróleo predijeron la ruina de mis negocios y la mía propia. Después de cuatro años y de un desembolso de I8 millones de dólares, se logró encontrar el primer pozo petrolero en la zona neutral. No obstante, hasta 1954 pude disfrutar de mi triunfo y reírme una vez más de aquellos que habían augurado mi ruina. La zona neutral resultó uno de los más grandes yacimientos petroleros del mundo. los geólogos calcularon conservadoramente que las reservas en esa región excedían la suma de 13 mil millones de barriles. Estas reservas y otras que sumaban millones de barriles de crudo al año, me obligaron a extenderme en otras direcciones. Las empresas
construyeron y adquirieron refinerías adicionales para manejar la enorme producción de crudo. Se han construido, o se están construyendo oleoductos, bodegas y viviendas para beneficio de los trabajadores. En Wilmington se concluyó la construcción de la refinería de Tidewater Oil Company. Costo de 200 millones de dólares. Así mismo la modernización de la que se encuentra cerca de san francisco significó un desembolso de 60 millones de dólares. En Gaeta. Italia, opera una refinería nueva con una capacidad de 40 mil barriles diarios, y en Dinamarca otra con una producción de 20 mil barriles diarios. Entre 1954 Y 1955 se inició la construcción de las primeras unidades de una flota de grandes barcos Petroleros. Varios de ellos ya fueron puestos en operación. Las empresas Getty recientemente construyeron nuevas e impresionantes oficinas en Los Ángeles. California; Tuba, Oklahoma, y en la ciudad de Nueva York, a un costo cercano a los 40 millones de dólares. Independientemente de su giro, las fábricas y negocios propiedad de la organización Getty están en constante crecimiento. La administración siempre busca la forma de incrementar la producción y con frecuencia estudia proyectos de nuevos productos y aplicaciones y usos diversos para las ya existentes. Las exploraciones petroleras y minerales continúan activas en los cuatro continentes. Esta es la historia de cómo aproveché las oportunidades que tuve para triunfar desde mis inicios como explorador petrolero en Oklahoma hasta que me convertí en un magnate muy rico. , Finalmente me gustaría hacer un comentario breve muy personal y muy breve y algo triste. Durante años traté de evitar la publicidad
o, más bien, la publicidad me evito a mí, este anonimato terminó de pronto y para siempre en octubre de 1957, cuando la revista Fortune publicó un artículo sobre las personas más ricas de los Estados Unidos. Mi nombre encabezó la lista y se me dio el título de "El hombre más rico de América". Posteriormente otras publicaciones me bautizaron como "El hombre más rico del mundo". Desde entonces, no han cesado las peticiones para que revele exactamente cuánto dinero tengo. Casi nadie me cree cuando digo que me es imposible saber a cuánto asciende mi capital. La mayor parte de mi riqueza la tengo invertida en negocios de mi propiedad o bajo mi control; jamás reclamo asuntos de dinero y en realidad no me importa qué tan rico soy. En la actualidad las compañías de mi propiedad están poniendo en práctica ambiciosos planes de expansión. Me interesa sobremanera enfatizar el hecho de que estas compañías, debido a su constante crecimiento están en posibilidades de ofrecer trabajo y producir productos y servicios para beneficio de todos mis socios y yo estamos convencidos de que a pesar de los temores propios de nuestra era, el mundo está en el umbral de la época más próspera de todos los tiempos.