c c Usualmente se asume que cada etnia se caracteriza por poseer una lengua y una cultura distintivas. De ahí que para efectos de planeación educativa se da por sentado muy frecuentemente que, al atender las particularidades lingüísticas de una comunidad, automáticamente se atiende a sus particularidades culturales y, por consiguiente, se refuerza su identidad étnica. Se ha mencionado que las fronteras lingüísticas y culturales no son coextensivas, por lo que no es posible predicar la existencia de entidades étnicas a partir de agrupamientos lingüísticos o culturales objetivamente discernibles. De hecho, el interés antropológico por la etnicidad surgió de la percepción de que la identidad social (étnica) de algunos grupos no coincidía con la variación cultural observable. Es decir, las categorías lingüísticas y culturales establecidas por los analistas sociales no siempre son significativas para la autopercepción de los individuos como pertenecientes a un grupo social determinado. En suma, la conservación adecuada de las particularidades socio-culturales de las poblaciones nativas de América latina debe atender de manera específica y diferenciada las particularidades lingüísticas, las culturales y las étnicas. Los últimos sucesos vividos en los territorios inmemoriales de la etnia amazónica, en relación a las consecuencias que tiene en ellos la explotación del gas de Camisea, motivan la siguiente evocación histórica sobre este importante grupo humano de la selva del Cusco. Llama la atención que durante los últimos años nuestros principales pueblos indígenas hayan hecho noticia más por desgraciados sucesos, que por algún logro a destacar en su precario camino hacia el desarrollo social. El caso más largo y doloroso ha sido el del pueblo asháninka, víctima de los más terribles
desvaríos senderistas. Igualmente incomprensibles fueron los sucesos vividos en las comunidades aguarunas (o awajún como se llaman ellos), el año 2002, cuando sus nativos repelieron violentamente a foráneos invasores de sus tierras. Las pérdidas humanas fueron numerosas, aunque más extraña fue la reacción oficial que, luego de los episodios, dejó en el olvido, nuevamente, a la región. Y ahora los Machiguengas. Nuevamente un grupo étnico está en los medios por aciagos sucesos en los que ellos se llevan la peor parte. Entonces las preguntas de siempre vuelven a formularse: "¿Y estos, de dónde salieron? ¿Son como los asháninka o diferentes? ¿No todos son de la misma tribu? ! " #$ El caso machiguenga, y el consiguiente despliegue informativo en los medios, no ha hecho si no revivir una constante preocupación que reina entre los planificadores sociales. Realmente es grave el desconocimiento que tiene el ciudadano común acerca de la diversidad étnica y lingüística que existe en nuestro país. Fuera de los quechuas -ya de por sí diverso: se conocen entre cuatro y cinco tipos distintos- y los aimara, en lo que toca a la Amazonía apenas solemos recordar a los shipibo y los asháninka. Conocimiento bastante pobre si es que pensamos en que el Instituto Indigenista Peruano ha establecido la existencia de sesenta y cinco grupos étnicos diferentes en la región, que a su vez se pueden agrupar en catorce familias etnolingüísticas ininteligibles entre sí. Los machiguenga -sus nativos prefieren autodenominarse matsigenka-, específicamente, pertenecen a la familia arahuaca -o arawak-, y habitan en la ceja de selva cusqueña, aunque también están presentes en algunas zonas de Madre de Dios. Desde tiempos inmemoriales pueblan las regiones aledañas al río Urubamba y sus afluentes, como son el Picha, el Camisea, el Timpía y el Manu. Constituyen el quinto grupo étnico más numeroso de la Amazonia peruana, después de los awajún, los asháninka, los shipibos y los chayahuitas (INEI, 1993), lo cual los lleva a tener una presencia gravitante en la zona y en general en las políticas de reconocimiento cultural en todo el país. Prueba de esto ha sido el haber logrado, tal como otros grupos étnicos, que el estado reconozca su soberanía sobre la reserva natural que lleva su nombre. Se calcula que son actualmente 9.800 personas (proyección del CEDIA sobre la base del censo de 1993), y, aunque eso represente solo un 0,037 % del total
de la población peruana, hoy estimada en 26.152.265 habitantes, el peso ejemplar de su caso nos ofrece una oportunidad única para exponer y entender el problema del reconocimiento de las minorías étnicas. Más aún, para plantear nuevas formas de planificación de políticas de integración social que sean eficientes y armónicas al mismo tiempo. ! %& ¿Por qué es ejemplar el caso machiguenga? Por una combinación de factores históricos y culturales inéditos, más el agregado extraordinario de ser, probablemente, el grupo étnico con mayores recursos de toda la selva peruana. En principio, pese al largo historial que tienen de contacto con el estado formal y con las distintas instancias de poder hegemónico que ha tenido nuestro territorio -el incanato, el virreinato y por supuesto la república contemporánea- los machiguengas han sabido siempre mantener su independencia cultural, y sobre todo han sabido hacerse respetar por las respectivas jefaturas de turno. Testimonios orales de la región, por ejemplo, aún suelen llamarlos "antis", en alusión a la región del incanato que servía como frontera oriental de sus dominios -antisuyo-, y que les servía como descanso previo a cualquier internamiento en el follaje inacabable de la selva. Autores como Francoise-Marie Casevitz o Daniel Gade dicen que esta calificación no se dio con una invasión o una conquista. Fue más bien el resultado de intercambios y trueques que pusieron a esta etnia como una eficaz colaboradora con notables condiciones de negociación. Casevitz asegura que no existe indicios de que se haya producido una relación de subordinación ni que le hayan entregado alguna vez un tributo al Inca. El mismo autor aporta con otra referencia fechada durante el virreinato: afirma que en el siglo XVIII la rebelión de Juan Santos Atahualpa los incorpora en un primer notable ejercicio de relaciones interétnicas. Ya en aquella época, los machinguenga se anuncian como un pueblo con personalidad, cuando aportan para la campaña de la revuelta su reconocido conocimiento en la elaboración de arcos y flechas. Esto los hace destacar al interior de un movimiento en el que piros, shipibos, conibos y nomachiguenga, además de quechuas, se unen en una alianza de nacionalidades diversas, sobre la base de un sistema de comunicación preexistente basado en redes de intercambio económico y simbólico.
' Como informa el sitio www.peruecologico.com.pe, dos siglos después, a partir de 1980, el territorio machiguenga ha sido objeto del desarrollo de actividades de exploración de hidrocarburos. En la actualidad se viene explotando en su suelo uno de los yacimientos de gas y condensados más importantes de la Amazonía peruana. Como antaño, una vez más la situación los obliga a replantear su posición ante otros poderosos actores, aunque en esta ocasión con los recursos a su favor- estén en posibilidad de entronizarse en la región como los depositarios de los abundantes beneficios que la explotación del gas les ofrece. ¿Qué es lo que ha pasado entonces para que su tradicional carácter autónomo hoy flaquee ante las nuevas circunstancias? Rafo León, en la revista Somos del 11 de marzo, ofrece una pista interesante que habría que tomar en cuenta. Los machiguengas han sido tan autónomos en esta ocasión que se han saltado al Estado para la negociación con la empresa explotadora. Como buena etnia en proceso de apertura permanente, de hibridación cultural constante y comunicación asidua con el mundo exterior, han establecido sus condiciones al margen de cualquier marco regulador, algo que sí les ofreció el cosmos incaico o el orden virreinal en otros tiempos. Esta vez están bajo amenaza por ausencia de horizonte más allá de las copas de los árboles y de los potos de masato, su licor preferido. ¿Qué acceso a redes de intercambio tienen hoy en día con otros agentes distintos a la empresa explotadora? ¿Qué tanta base preexistente de sistemas de comunicación, de interés bi o multilateral tienen con otros grupos? Preguntas quizás ilusas en un contexto en el que la educación, la salud y la representación del estado oficial en esta zona, como en toda la región amazónica, simplemente no están siquiera pensadas en ser tendidas. ¿Cómo irán a responder a esto los machiguenga? ¿Qué se puede esperar de un pueblo hecho a soplidos, como refiere Mario Vargas Llosa -recreando mitos de la zona- en su novela El hablador? Quizás cabe apelar a su historia y a las características que los han definido siempre. Es de esperar que respondan como lo describió el escritor, en palabras que se apropia de su acervo: "No ahogarse nunca en un vaso con agua ni en una inundación. Había (hay) que contener todo arrebato pasional, pues hay una correspondencia fatídica entre el espíritu del hombre y los de la naturaleza. Cualquier trastorno violento en él acarreará una catástrofe en esta". ?
c Una de las riquezas del Perú es la existencia de muchas lenguas y culturas, vigentes en su medio y capaces de contribuir al desarrollo del país como totalidad. Pero éstas no siempre son estimadas en todas sus potencialidades. Esta diversidad llega a ser vista como un obstáculo para la intercomunicación y, en muchos casos, los rasgos locales llegan a ser considerados como un estigma que hay que borrar para que alguien sea aceptado. Es preciso reconocer que subsisten conductas discriminatorias por causa del origen étnico, la lengua, la religión y la procedencia social y geográfica. El gran reto de la educación frente a la pluriculturalidad es promover la interculturalidad como principio fundamental para la unidad nacional.
Esto explica la inclusión del ³contenido transversal´, que tiende al reconocimiento y valoración positiva de la diversidad étnica, cultural y lingüística de la sociedad peruana y la formación de identidades respetuosas de sí mismas y de los demás a través de la interculturalidad. Por tanto que, el Ministerio de la Educación del Perú considera como ³contenido transversal´ referido a la pluriculturalidad, en la que se incluye fomentar la afirmación del niño y de la niña en su propio universo social, desarrollar su autoestima, valorar su lengua y su cultura y promover la apropiación selectiva, crítica y reflexiva de elementos culturales de otras sociedades, siguiendo el enfoque de la interculturalidad a través de una Educación Bilingüe Intercultural, sobre todo en las zonas rurales.
En cuanto a la selección de lenguas oficiales, el Estado peruano reconoce el castellano, el quechua, el aimara y las otras lenguas nativas de la Amazonía peruana, amparados en el artículo 48 de la Constitución Política. El Perú es un país multilingüe y pluricultural. No sólo se habla español, en la zona andina y amazónica se hablan, además, las llamadas lenguas amerindias (lenguas que existían desde antes de la llegada de los conquistadores peninsulares).
En la zona andina encontramos dos familias lingüísticas: la Quechua y la Aru. La primera familia está está constituida por una serie de dialectos que cubren veinte de los veinticuatro departamentos del Perú. La familia Aru está conformada por dos lenguas: la jacaru (o cauqui) y el aimara. La primera se habla en el distrito yauyino de Tupe (sur de Lima) y la segunda en el Collao (Puno y parte de Bolivia, principalmente). No cabe duda de que existe una relación estrecha entre la situación lingüística, educacional y socioeconómica de los habitantes de cierta región o de cierto país. La sociolingüística se dedica, entre otras cosas, a la descripción de los factores que influyen en el uso del idioma y de su correlación con la situación socioeconómica y educacional del hablante.La diversificación lingüística de Perú se reconoció constitucionalmente en el año 1975, cuando se oficializó el quechua. La Ley de la Oficialización del Quechua prevé proyectos importantes como la educación bilingüe en castellano y en quechua a nivel nacional, así como la aceptación y el uso de la lengua quechua al igual que el castellano en todos los niveles, como por ejemplo en acciones judiciales, en las relaciones laborales, en los medios de difusión, etcétera. Con esta ley se intentaba dar al idioma vernáculo los mismos derechos que a la lengua nacional.En el presente trabajo trato de exponer la situación sociolingüística actual de Perú, principalmente en la región andina, y de demostrar cuáles fueron los cambios logrados por la Ley de la Oficialización del Quechua, especialmente en lo que respecta a la educación. Terminaré el trabajo comentando un ejemplo de un programa de educación bilingüe en la sierra andina. En la zona amazónica hay aproximadamente 18 familias lingüísticas que contienen a una o más lenguas. Destacan las lenguas shipibo, aguaruna, bora y asháninka. Las lenguas amerindias en el Perú, en especial en la Amazonia, están en proceso de extinción pues ceden el paso al castellano. Esta situación se debe a que no se aplica una política seria de conservación de lenguas. ?