La Gran Depresión, también conocida como Crisis del 29, fue una c risis económica mundial que se prolongó durante la década de 1930, 19 30, en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Su duración depende de los países que se analicen, pero en la mayoría comenzó alrededor de 1929 y se extendió hasta finales de la década de los años treinta o principios de los cuarenta. Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad y la que afectó a mayor número de países en el siglo XX. La llamada Gran Depresión se originó en Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa del martes 29 de octubre de 1929 (conocido como Crac del 29 o Martes Negro, aunque cinco días antes, el 24 de octubre, ya se había producido el Jueves Negro), y rápidamente se extendió a casi todos los países del mundo. La depresión tuvo efectos devastadores en casi todos los países, ricos y pobres, donde la inseguridad y la miseria se transmitieron como una epidemia, de modo que cayeron: la renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios empresariales y los precios. El comercio internacional descendió entre un 50% y un 66%. El desempleo en Estados Unidos aumentó al 25%, y en algunos países alcanzó el 33%. Ciudades de todo el mundo se vieron gravemente afectadas, especialmente las que dependían de la industria pesada, y la industria de la construcción se detuvo prácticamente en muchas áreas. La agricultura y las zonas rurales sufrieron la caída de los precios de las cosechas, que alcanzó aproximadamente un 60%. Ante la caída de la demanda, las zonas dependientes de las industrias del sector primario, con pocas fuentes alternativas de empleo, fueron las más perjudicadas. Antecedentes.
La Primera Guerra Mundial tuvo consecuencias económicas profundas y duraderas al poner fin al orden económico internacional existente desde la segunda mitad del siglo XIX. Supuso un descenso demográfico directo e indirecto de alrededor del 10% de la población europea y de un 3,5% del capital existente. Desde el punto de vista financiero, el conflicto bélico conllevó un gasto público descomunal en Europa financiado por deuda pública tanto interna como externa que supuso la multiplicación por seis de la deuda ya existente; también generó la creación de dinero, lo que supuso una fuerte presión inflacionista. En el transcurso de la guerra, diversas naciones no participantes en el conflicto como Estados Unidos y Japón se apoderaron de algunos mercados internacionales, tradicionalmente dominados por los europeos, que en ese momento centraban sus esfuerzos industriales en la producción militar. En el sector agrícola, la demanda exterior de productos alimenticios de los países participantes creció durante la guerra, lo que estimuló la producción agrícola de los países neutrales, que al acabar la guerra y volver a la situación anterior vieron cómo contaban co n una oferta excesiva de productos agrícolas, lo que forzó una reducción de los precios en este sector, que sufrió grandes pérdidas. La guerra también estableció un nuevo mapa político de Europa con nuevas fronteras que trastocó la estructura económica y comercial del continente, al romper mercados y perder eficiencia económica, con lo que fueron necesarias nuevas inversiones. Tras el final de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos experimentó un fuerte crecimiento económico, y desplazó a Gran Bretaña del liderazgo económico mundial. Durante los años previos a la Gran Depresión se incrementó en aquel país la producción y la demanda de sus productos, con una profunda transformación productiva dominada por la innovación tecnológica. Del optimismo y de la bonanza económica también participó la Bolsa, que vivió un
prolongado incremento de las cotizaciones, lo que permitió la formación de una burbuja especulativa, financiada por el crédito. Desde antes del verano de 1929, varios indicadores macroeconómicos habían empezado a sufrir un suave descenso, sin que los economistas de la época lo detectaran y se tomaran las medidas preventivas adecuadas. Causas
En 1925, la economía mundial se hallaba bastante equilibrada: la producción había vuelto al nivel de antes de la Primera Guerra Mundial, la cotización de las materias primas parecía estabilizada y los países que atravesaban un periodo de alta coyuntura eran numerosos. Sin embargo, no era un retorno a la belle époque. Una serie de equilibrios tradicionales quedaban alterados: la producción y el bienestar progresaban de manera espectacular en unas partes (Estados Unidos, Japón), mientras que en otras (en particular, en el Reino Unido), perdida la prosperidad anterior a la guerra, la población vivía abrumada por el desempleo y las crisis endémicas. Al mismo tiempo, los estadounidenses complicaban de singular manera la posición de los europeos. La deuda internacional no podía pagarse sino con oro o mercancías, y los estadounidenses frenaban sus importaciones de Europa con los nuevos derechos de aduana, cada vez más elevados, al tiempo que utilizaban su superioridad para imponer sus exportaciones a Europa. Por otra parte, los Estados Unidos disponían de las mayores reservas de oro del mundo y, para mantener el patrón oro, hubo de conceder cuantiosos préstamos a Europa. Tal fue el o rigen de los planes Dawes y Young. En 1924, la economía estadounidense vivía en plena era de prosperidad, y la guerra europea la acrecentó: durante tres años sucesivos, los Estados Unidos fueron los proveedores de un mercado casi ilimitado, mientras las potencias europeas se aniquilaban entre sí. La capacidad industrial de los Estados Unidos también había aumentado considerablemente, y su agricultura progresaba a idéntico ritmo. Desde 1925, la actividad de la Bolsa de Nueva York había evolucionado tan vertiginosamente como la producción industrial del país. La cotización de las acciones subía regularmente de año en año, y fueron numerosos los estadounidenses que hallaron en la especulación de la bolsa la fuente de una rápida fortuna: la fiebre de operar a la bolsa tentaba a todos los estratos de la población de modo irresistible, tanto rentistas y jubilados como aprendices, que ignoraban todo lo relativo a la industria, a la economía y a la misma bolsa. Todo el mundo consideraba que la economía del país se encaminaba hacia niveles insospechados, y todos estaban persuadidos con que las "mejores acciones" podían conseguirse con muy poco dinero, pensando que debía aprovecharse de aquella buena suerte antes de que pudiera terminarse. La continua demanda hizo subir las acciones a alturas increíbles, y pronto la cotización en la bolsa fue pura especulación, que nada tenía de común con la auténtica solvencia de la sociedad. Mientras sólo se trató, para el ciudadano medio, de invertir sus economías, la especulación siguió dentro de ciertos límites más o menos razonables, pero transcurrió el tiempo y los estadounidenses empezaron a operar en la bolsa con dinero prestado. Una acción de cien dólares nominales podía obtenerse solo por diez, mientras el resto, llamado "excedente" -o sea, noventa dólares-, se pagaba a crédito. Si la acción seguía subiendo, todo iba perfectamente: un alza del 10 por ciento, esto es, que pasara de 100 a 110 dólares
proporcionaba al accionista un beneficio neto del 100 por ciento sobre los 10 dólares que en realidad había desembolsado. En cambio, si la acción bajaba en un 5 o en un 10 por ciento, el corredor bursátil exigía nuevo pago al contado, y si el cliente no podía hacer frente al mismo, se veía obligado a vender con pérdidas, con el fin de cubrirse él y c ubrir a otros posibles acreedores. Entre los pequeños especuladores -decenas de millares de ciudadanos-, eran muy pocos los que poseían reservas de liquidez apreciable. Efectos de la crisis
La depresión estadounidense de la actividad económica fue acompañada por una reducción adicional del préstamo hacia el extranjero y una fuerte contracción de la demanda de importaciones. Esto produjo una gran reducción del flujo de dólares hacia Europa y el resto del mundo. Dada la importancia de Estados Unidos en la economía mundial, el impacto de su crisis sobre el resto del mundo fue fuerte; por eso se dice que Estados Unidos exportó su crisis. Prácticamente todos los países padecieron declives tanto en la producción industrial como en el PIB, y la URSS fue la principal excepción al estar aislada de los estragos del capitalismo moderno. A principios de 1931, si bien persistía la deflación y la desocupación era alta, los países más afectados eran los exportadores de materias primas, y varios de ellos debieron abandonar el patrón oro. Sin embargo, con la quiebra del Credit Anstalt, el principal banco de Austria, se produjo una fuga de capitales en Alemania, Gran Bretaña y en Estados Unidos, quien decidió terminar con el patrón oro. Hacia finales de 1932, casi todos los países del mundo lo habían hecho. Alemania, logró una moratoria en el pago de las reparaciones de la deuda, pero igual decidió aumentar las tasas de interés. Esto provocó una profundización en la caída de la actividad económica y un incremento de la desocupación. La devaluación del marco fue descartada por temor a la inflación. La alta desocupación creó un clima de conflictividad social y política que allanó el camino a la llegada de Hitler al poder. Gran Bretaña, por su parte, abandonó el sistema monetario tradicional dejando flotar la libra, esto produjo su depreciación. Esto fue la demostración del liderazgo británico y permitió que la economía británica se recuperara de forma razonable librada de las condiciones impuestas por una moneda sobrevaluada y altas tasas de interés. En poco tiempo se produjo la desorganización y la destrucción parcial de la maquinaria que movía la economía internacional. Los países buscaron una salida individual a la crisis al desaparecer la cooperación financiera. Esto produjo un deterioro de los términos de intercambio y significó el descenso de los precios de las materias primas respecto a los productos manufacturados. En un contexto de escasez de crédito, el resultado para los países periféricos fue la pérdida de reservas y la depreciación del tipo de cambio. Los países periféricos adoptaron dos tipos de políticas: las pasivas y las activas. La pasividad fue el mantenimiento de la ortodoxia monetaria y cambiaría con respecto a los países centrales, y fue realizado por países pequeños con alta dependencia del mercado como Haití, Honduras y Panamá. Las políticas activas fueron modificar el tipo de cambio, controlar las importaciones, intervencionismo estatal e industrialización por sustitución de importación. Estos fueron el caso de Argentina, Brasil y Uruguay. Unos de los factores de propagación de la crisis fue el hundimiento brutal del comercio internacional; que llegó a perder dos terceras partes del valor alcanzado en 1929. Este
descalabro del comercio trasladó los efectos de la crisis hasta aquellos países que tenían sus economías abiertas al exterior. El hundimiento del comercio internacional se prolongó durante mucho tiempo. En 1938 el valor del comercio mundial se situaba todavía por debajo de la mitad del nivel del año 1929. La razón del mantenimiento de la caída fue la adopción generalizada de políticas comerciales proteccionistas encabezadas por Estados Unidos y Gran Bretaña que desencadenaron una guerra comercial que junto con la bajada de la demanda (economía) demanda por la propia depresión redujo el comercio mundial.13 Durante la década se tomaron diversas medidas: Control de cambios: diferentes formas de restricciones oficiales sobre las transacciones privadas
de divisas extranjeras. Los gobiernos exigieron de los exportadores las divisas recibidas por sus ventas entregándoselas a los importadores como pago de sus compras, en ambas operaciones el precio era fijado por el gobierno. Esto produjo aislamiento y favoreció el desarrollo de las industrias internas al limitar la entrada de mercaderías. Acuerdos bilaterales: buscaban el equilibrio entre las cuentas mutuas de dos países que querían
mantener alto el nivel de comercio sin movilizar oro ni divisas. Un ejemplo son los acuerdos de compensación que consistía en una forma moderna de trueque en los cuales no era necesario ningún tipo de movimiento monetario. Otro tipo de acuerdo bilateral era el clearing, que consistía en abrir una cuenta en cada país a través de los cuales se efectuaban los pagos por exportación e importación. Alemania fue uno de los que utilizó estos dos tipos de acuerdos. Finalmente, los acuerdos de pagos, que se establecían entre países con tipo de cambio fijo y países con controles de cambio, buscaban resolver los problemas de deudas congeladas e intereses impagos de los últimos países. Fueron utilizados preferentemente por Gran Bretaña. Aranceles al comercio: las tarifas fueron el mayor obstáculo para el intercambio internacional
de bienes. Incluso Gran Bretaña, país con fuerte tradición liberal, aprobó una ley de derechos de importación que imponía una tasa del 10% sobre todas las importaciones fuera de la Commonwealth. El colapso en el que se encontraba la economía en 1932 fue extendiendo la idea de que era necesaria la colaboración internacional para combatir la crisis comercial y financiera. Por esta razón, se convocó a la Conferencia económica mundial en 1933. P ero como Estados Unidos salió del patrón oro convirtiendo al dólar en una moneda fluctuante, la reunión se clausuró sin ningún éxito. Tres años más tarde, con el dólar estabilizado, se produjeron nuevos intentos de cooperación internacional como el acuerdo tripartito entre Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, con el objetivo de regular los tipos de cambio. Varios países hicieron acuerdos regionales como el de la Cuenca del Danubio en el cual Hungría, Rumania, Bulgaria y Yugoslavia concedieron preferencias arancelarias a sus productos. Pero el pacto más famoso fue el realizado por los países de la Commonwealth en la Conferencia de Ottawa celebrada en 1932, donde se acordó un sistema de preferencias mutuas para las importaciones provenientes de los miembros de la comunidad. Efectos de la Crisis en América Latina
En Latinoamérica al igual que en el resto del mundo, las consecuencias de la Crisis bursátil de Nueva York se hicieron sentir con una particular fuerza que sin sospecharlo se traduciría (si se
quiere) en el punto de partida en el camino de la industrialización de los países latinoamericanos. Durante muchos años en Latinoamérica la importación (en todos sus renglones) fue esencial para lograr la satisfacción de los mercados internos, pero para 1930 luego del colapso de muchas de las empresas extranjeras establecidas en suelo latinoamericano dada la crisis, se genera una nueva visión con respecto a la expansión del mercado interno y se comienza a analizar la posibilidad de adquirir la capacidad de producir internamente lo que se importaba (mayormente de los EEUU) a fin de poder prescindir de los productos extranjeros que tenían sus mayores mercados en América Latina. Los países que más rápido se fueron adhiriendo a este nuevo proceso fueron aquellos que antes de la crisis ya habían conseguido un crecimiento económico aceptable y que algún modo habían logrado diversificar un poco más sus economías. Sin embargo, aún y cuando la producción nacional se incentivó significativamente durante la década de 1930 y 1940 y se llegó a la fabricación de bienes de consumo final, los niveles de importaciones no sufrieron ningún cambio ya que si bien se habían dejado de importar mayormente productos acabados ahora se necesitaba maquinaria, insumos y en fin todo aquello que se necesitaba para producir lo que ahora se producía internamente. Justo antes del estallido de la crisis bursátil de Wall Street (1928), el comercio internacional comienza a verse afectado debido a que los mercados financieros se ven colmados de títulos latinoamericanos y una vez que se da el Crack de Nueva York en octubre de 1929, estos quedan totalmente suspendidos, lo que provoca una vez paralizados los flujos comerciales que los países de América Latina se vieran incapacitados para pagar las deudas contraídas hasta ese momento. El hecho de no poder seguir pagando la deuda externa contraída con las grandes potencias dada la paralización de los préstamos extranjeros conllevó a que una buena parte de los países latinoamericanos decidieron no cancelarla más de forma definitiva. Bolivia fue el primer país en declarar en 1931 la suspensión de la cancelación de sus deudas, acción que fue seguida por varios otros países (en 1935 eran 14 países que no decidieron no cancelar sus respectivas deudas bien sea parcial o totalmente). No obstante, durante la década de 1930 y a pesar de la suspensión de los préstamos extranjeros, se produjo una especie de reactivación económica importante ya que estos países pudieron emplear parte del capital destinado a la cancelación de la deuda en la expansión de la producción y comercio interno (lo cual de otra forma nunca hubieran conseguido). La política de Industrialización como Sustitución de Importaciones surge dados todos estos hechos como una vía a través de la cual los países latinoamericanos pudieran ahora producir internamente todos aquellos bienes (mayormente de consumo final) que eran importados masivamente de los grandes países industrializados con el objeto de reducir a un mínimo la fuerte dependencia económica que se mantenía con las grandes potencias e "iniciar un crecimiento hacia adentro", motivado en gran parte por los efectos devastadores que la crisis de 1929 ocasionó a nivel mundial pero que al mismo tiempo permitió le permitió a estos países reaccionar ante la inmensa vulnerabilidad que América Latina tenía y podía seguir poseyendo de no tomar medidas acertadas en función al avance y crecimiento de la misma.
Asimismo, Latinoamérica se mantuvo al margen del mercado financiero internacional por un tiempo considerable ya que esta unánimemente consideraba que le era muy difícil adaptarse favorablemente al mismo de nuevo y también por el hecho de encontrar obstáculos por parte de los grandes países para la entrada de estos a dicho mercado, por lo cual luego de la II Guerra Mundial la principal fuente financiera resultaron ser las inversiones extranjeras directas, las cuales muchas de ellas se concentraron en la infraestructura interna de los países como desarrollo de vías de transporte y construcción de empresas, etc., al mismo tiempo que fueron encontrando facilidades de pago de la deuda así como reducciones de la misma lo que les permitió poco a poco incorporarse de nuevo en los mercados y comercios internacionales a mediados del siglo XX. A través de todo el continente americano la pobreza se extendió agravando aún más la ya existente en los países con menos ventajas económicas, aún y cuando la decisión del no pago de la deuda externa le permitió a países como Brasil, Colombia, México, Perú y Chile incrementar su Producto Nacional Bruto (llegando la de algunos a superar incluso a la de EEUU durante la década de 1930) e aumentar su producción industrial (superando a la de Argentina quién poseía los máximos niveles para la época.
Las graves consecuencias económicas en cuanto a niveles de pobreza, desempleo, bajo nivel adquisitivo y condiciones de vida fue originando (en las clases más afectadas) un repudio hacia el evidente imperialismo estadounidense sobre Latinoamérica, el cual a medida que fue avanzando el siglo XX se fue manifestando en corrientes de tipo socialistas. Pero al mismo tiempo se dieron reacciones contrarias, más bien de tipo conservador (mayormente en las clases dirigentes) las cuales condujeron a algunas naciones a relaciones de tendencias sumisas con los EEUU nuevamente. A los distintos tipos de reacciones que se dieron en Latinoamérica dada la represión económica Ramírez Necochea (1966) menciona tres fuerzas que se destacaron claramente: a) Los avanzados elementos populares – especialmente la clase obrera e intelectuales de las capas medias- preconizaban cambios revolucionarios tales como la reforma agraria, la realización de medidas antiimperialistas, el acelerado desarrollo industrial y el ascenso del pueblo al poder político. b) Los elementos tradicionales… se aferraban al ord en vigente y trataban de mantenerlo a través de inauditos esfuerzos…
c) Ciertos sectores de las clases dirigentes, apoyándose en las capas medias y poniendo en actividad a miembros de las fuerzas armadas, se orientaron a promover y a implantar regímenes dictatoriales que… aplacaran el creciente malestar social. Los EEUU apoyaron directa o indirectamente esta última fuerza presente en América Latina (aunque con claras diferencias entre un país y otro tanto de materialización como de corrientes ideológicas), con el propósito implícito de preservar de alguna forma su nivel de influencia y protegerse de las nacientes revoluciones antiimperialistas que se verían con mayor fuerza en las décadas venideras.
En esta primera mitad de siglo las tendencias conservadoras por parte de las clases dirigentes y de mayor nivel económico junto a las fuerzas militares fueron las que dominaron el continente presentándose como única alternativa a las ya fuertes corrientes de corte comunista que se encontraban latentes en todo el mundo y a las cuales tanto les temía EEUU. En definitiva, se puede afirmar que América Latina sintió la Crisis de 1929 y la posterior depresión con mucha fuerza en el sentido que el curso que enrumbaría los destinos económicos y políticos principalmente estuvieron signados en gran medida po r dicho fenómeno que si bien nació en los EEUU su carácter (dadas sus repercusiones) fue internacional.
La Segunda Guerra Mundial
La Segunda Guerra Mundial fue un gran movimiento militar, el cual se debe su nombre por el gran número de naciones que se vieron implicadas en tal conflicto, en l as cuales podemos contar todas las grandes potencias para el momento. Este conflicto duro algunos años desde 1939 hasta el año 1945. La guerra se podría dividir en dos grandes grupos los cuales lideraban el conflicto como principales participantes de esta sangrienta guerra, que son: Los Aliados de La Segunda Guerra Mundial Las Potencias del Eje En el momento en el que se detono, la Segunda Guerra Mundial fue la batalla militar más grande de la cual se tenían registro, y aun hoy no se ha superado este evento en número ni en daños. Con una participación de unos cien millones de combatientes trasladados y su estado de guerra total en que los grandes protagonistas re direccionaron toda su capacidad o fuerza económica, así como militar y científica al servicio del esfuerzo bélico, eliminando de esta manera la diferencia existente entre recursos civiles y militares. Historia de la Segunda Guerra Mundial
Inicialmente para comprender mejor los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, es importante conocerlos protagonistas y figuras políticas detrás del conflicto, entre los cuales existieron 2 bandos, por un lado, las Potencias del Eje: Alemania Nazi, liderizada por Adolf Hitler. Japon, liderizada por el emperador Hirohito. Italia, liderizada por Benito Mussolini. Y por otro lado estaba la contraparte con Los Aliados:
La Union Sovietica, representada por Iósif Stalin. Los Estados Unidos, liderizados por Franklin D. Roosevelt. El Reino Unido, representado por Winston Churchill. Taiwan, quien lo gobernaba para el momento Chiang Kai-shek.
La Segunda Guerra Mundial se detono luego de que estas acciones agresivas recibieran como reacción una declaración de guerra, la resistencia armada o ambas, por parte de las naciones agredidas y aquellos con los que se estaban manteniendo algunos tratados. En una primera instancia, las naciones aliadas estaban integrados solamente por Polonia, Reino Unido y Francia, mientras que, por otro lado, las fuerzas del Eje estaban integradas a su vez, únicamente por Alemania e Italia en una alianza que para entonces recibía el nombre de el Pacto de Acero. Justamente el mes de Septiembre de 1939 se detono esta segunda guerra mundial con una serie de acontecimientos que protagonizo Alemania, inicialmente la invasión alemana en Polonia el primer día del mes fue el primer paso bélico de la conocida Alemania Nazi, en su intento de fundar un Tercer Reich alemán sobre Europa, que tuvo como consecuencia la declaración inmediata de guerra por parte de Francia y este seria el segundo protagonista de la Segunda Guerra Mundial, en compañía de la maría de los integrantes del imperio británico y la Commonwealth al Tercer Reich. La participación de Alemania en La Segunda Guerra Mundial fue clave para el desarrollo de la misma. Desde finales del año 1939 hasta comienzos de 1941, mientras se llevaban a cavo una serie de campañas militares y firmas de tratados, Alemania consiguió, llámese conquistar o someter, gran parte del territorio de Europa Continental. En virtud de tales tratados y acuerdos estipulados entre los Nazis y los Soviéticos, La Unión Soviética ocupó o se anexionó territorios de los otros países vecinos con los cuales limitaba territorio al Oeste. La única fuerza con la capacidad de darle batalla a las potencias del eje al norte de África, y en un inmenso conflicto naval. La invasión de La Unión Soviética comenzó en junio de 1941, t al invasión fue llevada a cabo por las potencias europeas de eje, comenzando de esta manera la más extensa operación de combate terrestre del cual se haya registrado en la historia, y fue a partir de ese preciso momento desde que fue utilizado la mayor parte del poder militar del eje. Otros protagonistas de este conflicto fue Japón y Estados Unidos, no fue hasta 1941 cuando el imperio de Japón (que ya había estado en guerra con su nación vecina, China, intentando extender aun mas sus limites territoriales dentro del continente asiático), ahora ataca a Estados Unidos, así como también a las posiciones europeas en el océano pacifico, y de esta manera conquistando prácticamente de forma inmediata gran parte de la región.
Durante 1942 fue puesta en pausa por los aliados después que Japón fuera derrotado en numerosas guerras navales, así como de las muchas tropas de Europa pertenecientes al eje al norte de África y sin olvidar a la decisiva batalla de Stalingrado. Los numerosos reveses de Alemania en Europa del Este ocasionaron para 1943 la invasión aliada de la Italia fascista, así como las vitorias de los Estados Unidos en el océano pacifico. En respuesta como si de un efecto domino se tratase, el eje a su vez perdió la iniciativa y se vio forzada a cambiar de estrategia, una retirada masiva de todos los combatientes en cada uno de los frentes. Los aliados occidentales para 1944 invadieron el país europeo, Francia, esto sucediendo mientras que La Unión Soviética recuperaba las perdidas territoriales y al mismo tiempo los dos invadían Alemania.
El fin de la guerra fue gracias a una victoria total de los aliados sobre el eje para 1945, asi como la liberación de los encarcelados en campos de concentración. El conflicto tuvo fin en Europa con la captura de Berlín por manos de tropas tanto soviéticas como polacas, y por supuesto nada de esto hubiese sucedido sin la rendición incondicional que realizo Alemania el 8 de mayo de 1945. Por otro lado, la guerra entre Japón y EEUU, culminó siendo este ultimo ganador, cuando la armada imperial japonesa resulto derrotada por la armada militar de los Estados Unidos, y la invasión del archipiélago japonés se hizo inminente. Una característica fundamental de la segunda guerra mundial fue el uso de bombas atómicas, como fue el conflicto en Asia de Japón con Estados Unidos, Hiroshima y Nagasaki (ciudades japonesas) fueron el blanco con que dieron las bombas atómicas de Estados Unidos, esto en conjunto con la invasión soviética de Manchuria colaboro para dar un fin a la Segunda Guerra Mundial de una vez por todas el 15 de agosto de 1945 cuando Japón acepto la rendición incondicional. Consecuencias de la Segunda Guerra Mundial
La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto que quedo marcado para la historia, y como principales características del conflicto está la masiva muerte de civiles, el Holocausto, así como los bombardeos intensivos sobre ciudades, y por supuesto el uso de armas nucleares en un conflicto militar, por primera y unica vez en la historia. Otra desagradable característica que hizo destacar a La Segunda Guerra Mundial de las demás, fue el alto número de vidas que se cobró el vil aconteciendo, con un espeluznante numero de 50 a 70 millones de muertes (lo que representaba para el momento el 2,5% de la población mundial) se convirtió en el episodio mas sangriento aun hasta esta fecha.
Es de esperarse que una guerra tenga consecuencias devastadoras en la estructura física de una nación, pero La Segunda Guerra Mundial, a parte de estas, también tuvo otras consecuencias como alterar las relaciones políticas y la estructura social del mundo. Después de haber terminado la Guerra, se formó una organización que fue llamada La Organización de Las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de fomentar la cooperación internacional y de esta manera prevenir futuros conflictos. También los Estados Unidos y la Unión Soviética se alzaron como superpotencias rivales, que por los siguientes 46 años después de haberse terminado la guerra se mantuvo establecida como la guerra fría. Aunado a esto la influencia de las potencias europeas, materializando en el inicio de la descolonización de África y Asia. La fragmentación de la península de Corea justamente después de la Segunda Guerra Mundial como dos estados soberanos, a los cuales se les llama aun hasta la fecha Corea del Sur y Corea del Norte. Para Alemania y el resto de la comunidad internacional, este no es un evento que pueden recordar con orgullo, pero, a la persona de nuestra era, nos muestra lo que puede hacer el hombre bajo presión y por defender aquello por lo cual tiene un sentimiento innato de pertenencia.
Consecuencias de La segunda Guerra Mundial para Latinoamerica.
Desde el punto de vista económico la Segunda Guerra Mundial estimuló a las economías latinoamericanas por el alza en los precios de la materia prima directa o indirectamente empleados por las potencias en guerra. Los países productores y exportadores de tales insumos disfrutaron de un incremento considerable de sus ingresos nacionales, elevándose con ellos el nivel de vida de su población. Lamentablemente esto no ocurrió de manera generalizada en todos los países, pues en Bolivia, la demanda de estaño enriqueció extraordinariamente a la oligarquía productora, mientras los obreros en huelga eran masacrados. Otro impacto económico fue la brusca disminución de las exportaciones europeas y norteamericanas, viéndose Latinoamérica forzada a iniciar un rápido proceso de sustitución de importaciones, en una amplia gama de bienes. Para algunos países esta inoportunidad fue sólo continuación de un cambio iniciado con la crisis de 1929, para otro el despegue; pero en ambos casos se fortaleció la industrialización y se estimuló la creatividad nacional y el número y diversidad de técnicas con mentalidad renovadora. En lo social el conflicto aportó ideas democráticas y libertadoras. El ejemplo de la lucha de las potencias aliadas y la resistencia de los pueblos ocupados por fuerzas fascistas, inspiró en las naciones de América un sentimiento de rebeldía contra las dictaduras, el imperialismo y las oligarquías. Política e internacionalmente el ataque a la base norteamericana de Peral Harbour significó la definición de los países latinoamericanos frente al conflicto europeo. Estados Unidos buscó el respaldo de los países latinoamericanos a través de la III Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores realizadas en 1942. En ella se recomendó que en solidaridad con Estados Unidos y en aras de la propia seguridad y defensa se rompieran relaciones diplomáticas y económicas con Alemania, Japón e Italia. Posteriormente presionó a las naciones americanas para que le declararan la guerra. Uno de los acontecimientos más importantes resultado de este periodo fue la creación de la Organización de Estados Americanos (OEA), EN 1948. En la IX Conferencia Internacional Panamericana realizada en Bogotá, Colombia, las 21 naciones americanas firmaron la Carta de Organización de los Estados Americanos, con lo que se vio coronado el sueño norteamericano desde 1890: La institucionalización de su hegemonía en el continente.