EL EJERCICIO DEL CANTO • •
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Para que el sonido surja del cuerpo, todo lo que has de hacer es vibrar todo el cuerpo según cantas. Deja que la vibración y el sonido llenen todo el ser y busca la vibración exacta en el tono de voz. A veces es un poco más abajo o más arriba, lo importante es que el sonido calme la garganta. Cuando se canten estos sonidos no se tiene porqué forzar nada, sólo siente el efecto de los sonidos al cantarlos y siente cómo la voz va cambiando según sale el aire.
El tono exacto te lo dará la vibración de la voz, del cuerpo, y la sensación agradable de estar cantando. El forzar no creará voces más agradables. Hay personas que por su naturaleza pueden cantar sonidos muy agudos o muy graves. Si no es tu caso no lo fuerces o puedes no ayudar a que la vibración se produzca. Para encontrar el tono exacto de la voz sólo has de escuchar cuando hablas, descubrirás si tu voz es más cercana a las voces agudas, medias o graves. A partir de ahí acostúmbrate a cantar la voz que más cercana te es, sin que la garganta sufra por ello, luego cambia la voz, ve a los agudos o a los graves, al principio sólo buscando nuevos sonidos, pero con el tiempo descubrirás que se te abren las cuerdas vocales y puedes cantar con facilidad voces altas y agudas y voces graves y pesadas.
Lo importante es cantar cada vocal, vibrar con ellas, la melodía y el tono es sólo para que la vibración llegue con más facilidad, para que las voces sean más gratas de escuchar. Luego canta con el corazón abierto, con la mente relajada, con el alma despierta, y canta cada vez que puedas hasta que los sonidos sean tan naturales que puedas vibrar todo tu ser con ellos, entonces el organismo cambiará, y la voz, y la mente. Con el canto hacemos una llamada a nuestro ser superior, pues abrimos las puertas de nuestra mente y nuestro corazón. Las vibraciones que cantemos pueden ser un instrumento para llegar a un plano u otro, para acceder a un nivel de conciencia u otro. Es tan fácil como descubrir la vibración y dejar que resuene todo nuestro ser con ella. Cantar no es un ejercicio técnico o difícil, pero para ello, la voz y el canto deben salir del alma, del corazón. Para poder dejar que la vibración salga del alma, primero has de cantar y tomar naturalidad en la voz, descubrir la conexión de los sonidos con tu ser, entonces descubrirás la conexión divina entre las distintas vibraciones y podrás usar el sonido para acceder a otros planos, dimensiones, personas, y centros energéticos de tu ser. Así podrás llegar a la luz de tu ser superior, a tu mente, a tu astral. Tú sólo siente la vibración que el sonido produce en tu ser, cuando escuchas y cuando cantas. Lo menos importante es que el canto sea afinado y perfecto. La voz ha de ser natural para que los otros planos escuchen la llamada, ha de salir del corazón. La naturalidad y la vibración del alma en estos sonidos producirán los efectos más completos. En el ejercicio, primero escucha, siente desde el corazón, relajado, espera a ver la sensación que te produce en el organismo cada sonido. Sentirás que hay sonidos que te llegan profundo y otros pasan desapercibidos, tu voz ha de buscar y encontrar esos que pasan desapercibidos y hacerlos profundos, para que así todos los sonidos que escuches puedan ser entendidos y asimilados. Poco a poco podrás escuchar como la vibración se produce primero y como el cuerpo quiere canta el sonido con el que ya esta vibrando. Busca desde el corazón esa sensación y entonces encontrarás la manera de cantar desde la vibración exacta.
Cuando un sonido haya curado y sanado, sentirás una tranquilidad y una plenitud especial, notarás que el cuerpo cambia, sentirás agilidad, menos peso, y también puedes sentir calma. Siente cómo el sonido, la vibración exacta, ha llegado a su centro energético correspondiente y hace su trabajo, cómo sana la zona desde el centro energético y calma todo el ser. La alegría tras un canto bien realizado se transforma en salud. Entonces, ya has sentido los efectos de la vibración. Ahora tienes que buscar la vibración que buscas para llamar, cantar, buscar o amar más profundamente desde tu centro. Has de cantar la vibración que tu ser está experimentando. Puede que esa vibración no sea un tono exacto, puede que sea un simple vibrar. Un simple encuentro contigo mismo puedo ayudar a que esta experiencia se multiplique y puedas captar el sonido exacto. Relajado, con las manos en el vientre y con los pies en plano recto, ayúdate del silencio para encontrar la vibración que tu cuerpo ya tiene, la que ha sido producida por la llamada en ese instante. Sentirás que tu cuerpo está en movimiento, tu vientre se mueve al respirar, al hablar, al sentir, al comer. Todo lo que haces, en el día a día, produce movimientos en tu organismo, esos movimientos son cantos posibles. Ahora céntrate en las vibraciones más sutiles que puedes experimentar, las del amor, cuando estás en una relajación, las de una respiración que llena todo el cuerpo... Los sonidos serán afinados desde tu propio centro, estos sonidos no pueden reproducirse, no se pueden escuchar con los oídos. Siente las vibraciones y deja que llenen todo el cuerpo. En calma sentirás que no hay nada en tu cuerpo que no vibre con una misma vibración, y que algunas partes de tu ser tienen vibraciones especiales, tu cerebro tiene un canto más fino que tu estómago. Luego verás cómo, cuando escuchas ciertas músicas, tu cuerpo vibra con los sonidos que estas escuchando, la vibración de todo el cuerpo cambia. Entonces descubre qué vibraciones son las que tu cuerpo prefiere: las agudas, las graves, las gruesas, las finas, las sutiles, cuáles son las que tu cuerpo define como afines. Afina así las vibraciones que con más facilidad te llegan y plantéate qué tendrán esas vibraciones que tu quieres experimentar, qué tienen que te hacen vibrar y te hacen resonar. Algunas de ellas son vibraciones que pueden dañar
tu ser, otras no. Por ejemplo, si escuchas una música muy desagradable, aunque a ti te parezca que te llega al alma, tu ser físico puede estar dolido cuando la escucha, ¿por qué entonces buscas esa vibración? Tienes que tener en cuenta que las vibraciones que experimentamos son puras, las que escuchamos no. Tal vez en el Cd está la música ideal para llegar a un plano superior, pero es tu ser el que busca esa vibración u otra, no tu mente. Una vez sentido qué parte de la música más nos llega y por qué creemos que es así, calma tu vibración y siente una vibración nueva, desde el centro cardíaco: siente una vibración que se abre y se expande hacia todo tu cuerpo, tal vez no escuches ningún sonido, pero siente esa sensación energética que fluye hasta todo tu ser desde el corazón, desde el centro mismo de ti. Y cuando esté la vibración en todo tu cuerpo, canta. Sentirás que la vibración se acelera, si cogemos el tono exacto que hace posible que esa vibración crezca, habremos dado con el tono de nuestro corazón. La música que vas a escuchar es algo similar, pero en vez de escuchar el tono de tu corazón puede hacerte escuchar el tono de tu ser superior, de tu alma o de tu vida anterior a ésta. Es un tono familiar, pero has de encontrar cómo mueve tu ser. Si no te acerca a ningún otro plano, has de dejar que la vibración crezca y se expanda. Pronto sentirás los efectos adecuados. Cuando cantes las vocales abre el plexo solar y expande la energía desde ahí. Puedes usar de centro el corazón, la cabeza o los dieciocho centros de luz. Tu ser tiene 18 centros o planos donde puede vibrar, esos planos abrirán tu mente y te harán vibrar con otra vibración superior. Después de hacer el ejercicio, después de cantar o escuchar la música, ten calma si no encuentras los resultados. Siente como la música te llena y te desplaza a otros niveles de conciencia superiores, cómo tomas más conciencia de la vibración en tu ser superior, en tu alma y en tu pecho, cómo se calman los problemas y dolores y cómo calmas tu sed de algo, tu ansiedad. Poco a poco sentirás más alegría según cantes, pues el canto es el lenguaje del alma y a través de la música y la voz el alma se expresa con mucha facilidad.