CAPITULO 1. DESAZÓN EN VERMONT Phineas P. Gage, un hombre sano de 25 años de edad, que vivía en Cavendish, Nueva Inglaterra, era detallado por familiares, compañeros de trabajo y jefes como responsable, muy eficiente, respetuoso, serio y capaz en el trabajo. En 1848 tiene un accidente que cambiaría su vida por completo. Una barra de metal penetra por su mejilla izquierda, perfora la base del cráneo y sale por la parte superior-frontal de la cabeza. A pesar de lo aparatoso del incidente, en ningún momento pierde la conciencia, ni movilidad y después de una hora es valorado por el Dr. Edward Williams, colega del Dr. Harlow. La herida parecía de gravedad, y el cráneo estaba fracturado alrededor de la abertura, sin embargo, durante la revisión Gage hablaba con racionalidad y lógica, así que él mismo respondió a las preguntas de cómo había sucedido el accidente. Se consideró que su estado de salud era normal y se dedicaron a dar tratamiento a la herida para evitar infección. En menos de dos meses se creyó completamente curado puesto que sanaron las heridas y en poco tiempo recuperó su fuerza y físicamente se veía sano. Era sorprendente que después de tal herida, aún era capaz de ver, oír, sentir, no tenía parálisis de extremidades, ni problemas al hablar. Pero después comenzó a manifestar un comportamiento irregular, diferente a como siempre había sido; ahora se mostraba impaciente, caprichoso, blasfemaba sin importar quienes estuvieran presentes, era indiferente con sus compañeros de trabajo y se volvió inconstante, ya no era el mismo chico activo y trabajador de antes por lo que fue despedido. El comportamiento inapropiado continuó y después tuvo gran apego a la barra de hierro que causó su accidente, objetos y animales, esto era algo fuera de lo común ya que antes de la lesión no tenía ésta conducta coleccionista. Se sabe que Gage desarrolló ataques epilépticos que se agravaron hasta causarle la muerte a los 38 años. En 1882 el frenólogo Nelson Sizer mencionó el caso de Gage en su libro, concluyendo que la barra había pasado por la parte frontal del cerebro dañando el “órgano de la Veneración”, el cual regulaba el comportamiento adecuado, la bondad y el respeto; por lo tanto la blasfemia era el resultado de su lesión. Durante mucho tiempo se creyó que la porción del cerebro lesionada en Gage, era la parte cerebral más adaptada de todas para soportar una herida y se generó un enigma de la función del lóbulo frontal. CAPITULO 2. EL CEREBRO DE GAGE REVELADO El Dr. Harlow consideraba que el cambio de personalidad en su paciente era una consecuencia de la lesión cerebral que había sufrido, pero no tenía suficiente evidencia para respaldar y sostener su caso, y no tuvo posibilidad de proporcionar una localización precisa de la lesión, además en esa época Paul Broca y Carl Wernicke tenían la atención del mundo por sus estudios. Broca ubicó el deterioro del lenguaje por lesiones en el lóbulo frontal izquierdo, pero Harlow no podía decir lo mismo de Gage ya que su lenguaje estaba intacto aunque la lesión fuera aproximadamente en el mismo lugar. El Dr. Harlow se enteró muy tarde de la muerte de Gage y no tuvo la oportunidad de examinar la lesión de su cerebro, pero después de 5 años de su muerte fue exhumado y su cráneo y el hierro que le ocasionó la herida, se exhibieron en el Museo Médico de Warren de la Facultad de Medicina de Harvard en Boston. Y hasta ese momento era la única prueba tangible de que el paciente descrito con tal comportamiento, en verdad existió. Si estudia el sistema nervioso, puede dividirse en central y periférico. El cerebro puede estudiarse por sus hemisferios derecho e izquierdo, que están formados y comunicados por neuronas, las cuales tienen funciones especializadas y se comunican entre sí para generar sistemas que como resultado generan funciones apreciables en las personas. Ante una lesión, es importante conocer las áreas que pudieran afectarse y las neurociencias han dedicado esfuerzo en estudiar la corteza cerebral, su funcionamiento y sus estructuras.
Después para buscar una solución ante el caso de Gage, Hanna Damasio consiguió que se fotografiara meticulosamente el cráneo desde distintos ángulos, midió las distancias entre las áreas óseas dañadas y una serie de marcas óseas normalizadas. Con estos datos lograron recrear el cráneo de Gage con coordenadas tridimensionales y posteriormente también recrearon la barra d hierro y se redujeron las posibilidades de trayectorias que pudo haber seguido la barra al atravesar el cerebro de Gage. Después de la recreación, gracias a estas medidas en conjunto con la descripción de las heridas, pudieron afirmar que a pesar de la cantidad de masa encefálica perdida, las áreas cerebrales necesarias para la función motriz o el lenguaje no habían sido lesionadas, y que el daño era más extenso en el hemisferio izquierdo que en el derecho, y que fue localizado más hacía las zonas anteriores de la región frontal. Sin embargo, no se podía saber cómo era que seguía funcionando el cerebro de Gage pese a las lesiones, y cómo era que había perdido funciones tan importantes para su desarrollo social y personal. CAPITULO 3. UN PHINEAS GAGE MODERNO Después de un tiempo el Dr. Damasio comenzó a ver pacientes con comportamiento parecido al de Gage por su interés en los resultados de las lesiones prefrontales. Se le pidió que viera al paciente, nombrado “Elliot”, el cual había sufrido un cambio radical en su personalidad. El paciente se observaba tan bien que incluso le negaron el pago de subsidios por incapacidad. Varios profesionales ya le habían examinado y habían declarado que sus facultades mentales estaban intactas, y podía suponerse que era un holgazán o que fingía estar enfermo. Elliot era agradable, encantador pero emocionalmente reservado, era respetuoso, diplomático, despreocupado y frío, pero al mismo tiempo era coherente y listo. Había sido buen marido, buen padre, con un trabajo en el que se desempeñaba tan bien, que era modelo a seguir. Todo cambió cuando comenzó con fuertes dolores de cabeza, se desorientaba, le costaba trabajo realizar su trabajo y su médico de cabecera sospecho que podía ser a causa de un tumor cerebral. Se diagnostica un meningioma, que había empezado a crecer en el área media, exactamente sobre las cavidades nasales, crecía con rapidez y ya tenía tamaño de una naranja pequeña. El tumor estaba comprimiendo ambos lóbulos frontales hacia arriba desde abajo, por lo que se lo extirparon quirúrgicamente. La cirugía fue un éxito, pero Elliot había cambiado mucho desde entonces. Ahora se le tenía que animar por las mañanas para que se levantara y preparara para ir a trabajar. Una vez en el trabajo ya no podía realizar inclusive las tareas más simples. No podía interrumpir una actividad para seguir con otra o si la actividad era importante, de pronto se distraía con algo que él consideraba más importante y este cambio en la capacidad para llevar adecuadamente su trabajo obstaculizaba el trabajo de los demás, por lo que perdió el trabajo. Intentó en otros empleos pero volvía a ser despedido. Llegó a la bancarrota por tomar malas decisiones al hacer negocios con personas de mala fama y parecía que ya no era un ser social eficaz, que su libre albedrío estaba dañado. Los estudios de tomografía computarizados y de resonancia magnética que se le realizaron revelaron que tanto el lóbulo frontal derecho como el izquierdo habían sufrido daño y que la lesión era mucho mayor en el derecho. El núcleo del lóbulo frontal derecho estaba destruido, por lo que los componentes de la corteza cerebral no eran funcionalmente viables. Elliot no presentaba síntomas de deterioro en las pruebas de inteligencia normalizadas. Su capacidad de percepción, la memoria pasada, la memoria a corto plazo, el aprendizaje, el lenguaje y la capacidad de realizar operaciones aritméticas estaban intactos. Las pruebas aplicadas para determinar alguna disfunción del lóbulo frontal las aplicó sin
ninguna dificultad, con un intelecto normal y con capacidad de decidir adecuadamente. Sin embargo, no era emotivo, no reía, no lloraba, no parecía triste ni alegre, no era chistoso. Se aplicaron varias pruebas, en las que sorprendentemente salían resultados dentro de los rangos de normalidad o incluso mejores, pero aun así no era posible determinar qué causaba la disociación entre el fracaso de su vida real y la normalidad en el laboratorio. Más tarde, el neurólogo Jeffrey Saber contribuyó con el estudio del caso, aplicando una serie de tareas de laboratorio controladas que tenía que ver con las convenciones sociales y los valores morales. Pero nuevamente Elliot, parecía un sujeto normal que daba respuesta sin complicaciones, a problemas planteados en diferentes escenarios y con diferentes situaciones que los complicaban. Pero a pesar de una prueba tan completa que pudiera determinar una incapacidad para tomar decisiones, era evidente que todo el razonamiento era puramente hipotético y alejado de la vida real, ya que la vida real nos hace considerar todas las posibilidades de consecuencias que pudieran tener nuestros actos y a veces nos vemos obligados a decidir. Mantenía una base de conocimientos sociales normal, con funciones neuropsicológicas superiores bien conservadas, pero con una carencia de comportamiento social muy importante que le obstruía una adecuada toma de decisiones, por lo que se podía estar seguro de que el defecto de Gage estaba acompañado por una disminución en la reactividad emocional y en los sentimientos. 1 1 CAPITULO 4. A SANGRE MÁS FRÍA No hay duda alguna de que en algunas circunstancias, la emoción perturba al razonamiento, y basado en esta extendida creencia, comenzó a buscar con el enfoque de la neuropsicología experimental, la correlaciones entre las lesiones en lugares concretos del cerebro y las perturbaciones del conocimiento y de la cognición que ocasionan. La finalidad de la neuropsicología es dar explicación a la forma en que determinadas operaciones cognitivas y sus componentes se relacionan con los sistemas neurales. Así que primero se tenía que confirmar que las observaciones realizadas en Elliot, se mantenían en otros pacientes con lesiones prefrontales. Y así fue, en los 12 pacientes estudiados, se compartía la característica de los fallos en la toma de decisiones así como defectos en las emociones y sentimientos planos. Después se hicieron más observaciones de casos en los que posterior a una lesión frontal, los pacientes mostraban en común la incapacidad de organizar su actividad futura y esto afectaba su vida y su entorno por completo. Carecían de originalidad y creatividad, no eran capaces de demostrar placer o dolor y parecían estar privados de su propia mente. Pero no se había unificado aún la determinación del papel funcional de las áreas prefrontales cerebrales y en 1936 el neurólogo Egas Moniz, al observar que ante las lesiones de éstas áreas no se afectaban funciones motrices, de comprensión o de lenguaje, si se realizaba una leucotomía a pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo o esquizofrenia, los circuitos anómalos que causaban estas patologías podían ser retirados sin causar ningún efecto negativo. Pero, después del procedimiento la ansiedad extrema daba paso a la extremada calma, las emociones eran planas, pero a final de cuentas se consideraba que el beneficio del paciente era mayor al no tener que sufrir por los delirios o ansiedad incontrolada. Y aunque muchos consideraban inaceptable la mutilación quirúrgica, no había muchas opciones de tratamiento, ya que en las instituciones mentales se recurría a administrarles grandes dosis de sedantes, ponerles camisa de fuerza y la terapia de electrochoques. Ahora la pregunta es si se pueden encontrar por separado las características del
razonamiento y toma de decisiones deteriorado, independientes del deterioro emocional y sentimientos suprimidos. Y para esto se encontraron evidencias a partir de lesiones más allá de las cortezas prefrontales, como la amígdala en el sistema límbico o el área somatosensorial exclusivamente en el hemisferio derecho. Tal es el caso de los pacientes con anosognosia, que es la incapacidad de reconocer que se está enfermo. Pero no se trata simplemente de un resultado psicológico al negar la enfermedad, sino que la imagen que se tiene de uno mismo se halla tan comprometida, que ya no es posible darse cuenta de que los pensamientos y las acciones de uno mismo ya no son normales. Y este síntoma se ha descrito en pacientes con lesión en el hemisferio derecho, en el área somatosensorial o cercana a ella. Estás observaciones respecto al comportamiento y funciones cerebrales, también ha sido estudiada en animales y al combinar la evidencia de los estudios en seres humanos y animales, se ha podido especificar que hay sistemas implicados en procesos de la razón, participando específicamente en la planeación y toma de decisiones que podrían catalogarse como comportamientos sociales y personales. Que además tienen un papel importante en el procesamiento de las emociones y que estos sistemas, ayudan a mantener en le mente, la imagen de un objeto importante aunque ya no esté presente. CAPITULO 5. ENSAMBLAR UNA EXPLICACIÓN Al continuar con el estudio de pacientes con incapacidades adquiridas de razonamiento y toma de decisiones, se ha podido identificar un conjunto específico de sistemas cerebrales que siempre se hallan alterados es estos pacientes. Hay que considerar que los procesos de emoción y sentimiento son parte esencial de las conexiones neuronales, reguladas por procesos biológicos. Y que el cuerpo y el cerebro están relacionados y responden a estímulos. Y es como puede explicarse que una señal enviada por el cuerpo hacía al cerebro, desencadena procesos bioquímicos y que después estos procesos regresarán una respuesta-orden a la que tendrá que responder el organismo. Basándose en esta explicación funcional, se puede explicar de la misma manera la relación existente entre la mente y el organismo, ya que al formar representaciones neuronales, éstas a su vez podrán crear imágenes que manipulen o regulen el pensamiento o el comportamiento. En este punto también es importante considerar que el organismo y el ambiente se encuentran en interacción constante. El ambiente actúa por medio de estímulos que se perciben por los órganos sensoriales que conducen la información externa hasta el cerebro, donde se desarrollará una actividad neuronal de acuerdo a la información recibida. Y aunque se pueda tener una representación íntegra de un estímulo que implique habilidades visuales y auditivas al mismo tiempo, por ejemplo, las áreas encargadas de procesar la información específica de la vista y el oído no se comunican directamente entre sí para lograr esto, sino que convergen en otras regiones secundarias y después convergen en otras áreas que integran en conjunto la información. Y gracias a este aspecto funcional, se puede lograr una mente integrada a partir de una actividad repartida. Entonces, el adecuado funcionamiento cerebral permite que podamos establecer aprendizajes, recurriendo a la memoria de las representaciones previamente aprendidas o para reaccionar de manera esperada ante cierto estímulo. Y es así como la actividad de los circuitos cerebrales son guiados por la experiencia previa, almacenada en la neocorteza por ejemplo, para producir las representaciones neurales sobre las que se basan la mente y las acciones, pero la neocorteza necesita que a su vez, el hipotálamo y el tallo cerebral se encuentren intactos y cooperando en estos procesos para producir imágenes mentales.
CUERPO + CEREBRO = ORGANISMO que interactúa con el AMBIENTE Responden a estímulos: De este modo, se pueden crear imágenes que manipulan o regulan el pensamiento o el comportamiento. De este modo, se pueden crear imágenes que manipulan o regulan el pensamiento o el comportamiento. CAPITULO 6. REGULACIÓN BIOLÓGICA Y SUPERVIVENCIA La supervivencia depende de procesos biológicos y circuitos neuronales que ayudan a mantener la integridad de las células, tejidos y en general toda su estructura. Hay procesos de regulación instintiva que tiene como finalidad salvar nuestro cuerpo. La señal es enviada desde el cuerpo mismo y se desencadenan acciones que garantizan la supervivencia, en este caso la excitación se produce desde el interior, es decir visceral, y también hay reacciones que se generan como respuesta a un estímulo externo que puede ser amenazador. Todo esto constituye un “mecanismo preorganizado” que ya está integrado en nuestro sistema, y esto ayuda al organismo a clasificar acontecimientos como buenos o malos en función del impacto que tendrían en la supervivencia. Es un conjunto de componentes innatos. La regulación biológica relacionada con el tallo cerebral y con el hipotálamo está complementada por el control del sistema límbico. Y estás estructuras se interrelacionan y se regulan por señales neurales y químicas en un proceso complejo. Sin embargo, en las sociedades humanas existen convenciones sociales y normas éticas por encima de las que ya proporciona la biología. Estas capas adicionales de control ayudan a moldear el comportamiento instintivo de modo que pueda adaptarse de forma flexible a un ambiente complejo, con cambios rápidos que aseguren la supervivencia del individuo y de otros de la misma especie. Al nacer, el cerebro humano esta dotado de los sistemas que regulan los impulsos e instintos y se desarrollan con el paso del tiempo. Además tiene dispositivos básicos para lograr procesos cognitivos y de comportamiento social. Pero aunque se tengan estas bases neurofisiológicas, son necesarias las estrategias añadidas de las convenciones sociales trasmitidas a través de la educación, la socialización y el entorno cultural en que se desarrollan. Al nacer, se tienen las bases neurofisiológicas necesarias. Se requiere del entorno, socialización y educación, para que se desarrollen los dispositivos para lograr procesos cognitivos y de comportamiento social Al nacer, se tienen las bases neurofisiológicas necesarias. Se requiere del entorno, socialización y educación, para que se desarrollen los dispositivos para lograr procesos cognitivos y de comportamiento social CAPITULO 7. EMOCIONES Y SENTIMIENTOS El aparato de la racionalidad, que se consideraba situado en la neocorteza, parecía que no podía funcionar sin la regulación biológica que anteriormente se pensaba era subcortical. Con respecto a las emociones, hace aproximadamente un siglo, William James se adelantó a su tiempo al producir una hipótesis en la que consideró que las emociones son procesos que
involucran totalmente al cuerpo, a través de puras manifestaciones sintomáticas; en las que un estimulo ambiental puede excitar a un mecanismo que es innato e inflexible ya establecido, provocando una respuesta corporal. El Dr. Damasio, considerando la perspectiva de la historia personal, nombra las emociones como “tempranas o primarias” que se experimentan en etapas tempranas de la vida y las emociones “adultas o secundarias” que se experimentan en la vida adulta y que su construcción ha sido gradual. Considera que hay características que no son propiamente innatas, sino que más bien se aprende a generar un tipo de respuesta en base a factores externos, y esto sucede tanto en humanos como en animales. Se puede dar una respuesta de acuerdo a características del estimulo como por ejemplo, el tipo de movimiento observado en otro animal, ciertos sonidos que emiten o características propias como la envergadura. Entonces, estás particularidades se procesan y detectan por el sistema límbico. La respuesta emocional primaria, genera un nexo entre el objeto y el estado emocional físico, permitiendo generalizar el conocimiento para decidir o detectar posteriormente rasgos de conducta que nos den la pauta de saber que somos vulnerables. Estar conscientes de las emociones, nos ofrece una respuesta flexible basada en la historia particular de las interacciones con el medio ambiente. En cuanto a las emociones secundarias, destaca que estás ocurren en cuanto comenzamos a experimentar sentimientos, conectando sistemáticamente diferentes categorías de objetos y situaciones. Aquí es donde pueden observarse reacciones como la formación de imágenes mentales organizadas en procesos de pensamiento, en el que se hace una evaluación cognitiva del contenido de la situación que está sucediendo En conclusión, la emoción es la combinación de un proceso evaluador mental, simple o complejo, con respuestas específicas a dicho proceso, la mayoría dirigida hacia el cuerpo produciendo un estado corporal emocional, y al mismo tiempo hacia el cerebro producen un cambio mental. El grado de especificidad neural de los sistemas dedicados a la emoción, puede medirse considerando el deterioro de su expresión, sobre todo en su expresión espontánea. Ya que ante actos motores voluntarios, se activan zonas cerebrales diferentes a las que se activan cuando la expresión motora se deriva de una emoción. Charles Darwin señaló por primera vez en 1982, la diferencia entre las expresiones faciales de emociones genuinas y fingidas. Ahora hablando de los sentimientos, no todos están relacionados con su origen en las emociones. Y de aquí que se puedan distinguir una variedad de sentimientos, clasificados como sentimientos de emociones universales básicos, sentimientos de emociones universales sutiles y sentimientos de fondo. Los sentimientos universales serían, felicidad, tristeza, miedo, ira y asco. Los cuales están conectados con una respuesta corporal. Los sentimientos sutiles, son una variación de los anteriores, serían la euforia y éxtasis (variaciones de felicidad), melancolía y nostalgia (variaciones de tristeza), pánico y timidez (variaciones del miedo). Permiten experimentar matices de remordimiento, vergüenza, etc. Y los sentimientos de fondo, se originan en estados corporales de fondo, como el sentimiento de la vida misma y el sentido de ser. Entonces, los sentimientos son tan cognitivos como cualquier otra imagen perceptual, por lo que dependen del procesamiento cerebro-cortical. Las representaciones de los estados corporales se dan en cortezas somatosensoriales múltiples de la ínsula y parietales, y también en el sistema límbico, hipotálamo y tallo cerebral. Los sentimientos y las emociones son concretos, ya que pueden relacionarse con sistemas específicos en el cuerpo y en el cerebro. Y tanto el núcleo cerebral como la corteza cerebral, trabajan en conjunto para construir la emoción y el sentimiento, como sucede con otras funciones como la visión.
Los sentimientos, son tan cognitivos como cualquier otra imagen perceptual porque dependen del procesamiento cerebro-cortical Los sentimientos, son tan cognitivos como cualquier otra imagen perceptual porque dependen del procesamiento cerebro-cortical CAPITULO 8. LA HIPÓTESIS DEL MARCADOR SOMÁTICO Los términos de razonar y decidir, suelen implicar que quien decide tiene conocimientos sobre la situación sobre la que está decidiendo, sobre sus opciones de acción y de las consecuencias que cualquiera de ellas pudiera tener. Y si tiene este conocimiento, se puede deducir que tanto la memoria como el lenguaje operan de manera adecuada. Razonar y decidir se vuelve arduo cuando tiene que ver con nuestra vida personal y su contexto social inmediato, ya que implica mayor incertidumbre y complejidad, para lo que se requieren componentes que trabajen de forma simultánea, instantánea y esquemática para que los detalles queden claramente definidos. En el momento de procesar la solución a un problema, en cuanto se considera que el resultado puede ser malo ante determinada opción, se experimenta un sentimiento desagradable, por breve que sea. Dado a que el sentimiento tiene que ver con el cuerpo (somático) y deja una marca, se pueden considerar algunos marcadores somáticos. El marcador somático funciona como alarma, que nos advierte de resultados futuros negativos y cuando el marcador somático es positivo se convierte en un incentivo para dar una respuesta adecuada. La mayoría de los marcadores somáticos que empleamos para la toma racional de decisiones, se crearon en nuestro cerebro durante el proceso de educación y socialización al conectar clases específicas de estímulos con clases específicas de estados somáticos. La acumulación progresiva de marcadores somáticos adaptativos requiere que tanto el cerebro como la cultura sean normales. Y al adquirirse con la experiencia, necesitan regularse por un sistema de control interno, y bajo la influencia de las circunstancias externas con las que el organismo interactúa. El sistema neural crítico para la adquisición de señales de marcadores somáticos se encuentra en las cortezas prefrontales, el cual se interconecta en gran parte con el sistema crítico para las emociones secundarias. La posición neuroanatómica de las cortezas prefrontales, es ideal para su propósito, ya que reciben señales de todas las regiones sensoriales en las que se forman nuestros pensamientos. La corteza prefrontal recibe información del conocimiento existente del mundo externo, también de la regulación biológica innata, además de los estados corporales previos, actuales y los que se han modificado por la influencia del conocimiento y preferencias individuales. A veces, de manera encubierta, no aplicamos el razonamiento a todas las opciones posibles, sino que un mecanismo biológico hace la preselección, examinando las opciones y determinando la mejor solución, volviendo el proceso más económico. CAPITULO 9. COMPROBACIÓN DE LA HIPÓTESIS DEL MARCADOR SOMÁTICO El sistema nervioso autónomo consta de centros de control autónomo, localizados en el sistema límbico y el tallo cerebral y de prolongaciones neuronas que surgen de estos centros y se dirigen a las vísceras de todo el organismo. Las ramas de los nervios autónomos, aportan al sistema nervioso central señales que se refieren al estado de las vísceras. El sistema nervioso autónomo proporciona una red de entrada para señalar los cambios en las vísceras, y una red de salida para las órdenes motrices a dichas vísceras. La hipótesis del marcador somático, supone un cambio integral del estado corporal, incluyendo cambios viscerales y en el sistema músculo esquelético. Cuando generamos el estado somático que caracteriza una determinada emoción, el sistema nervioso autónomo
puede ser la clave para conseguir la modificación apropiada en el cuerpo, a pesar de las rutas químicas que se activan al mismo tiempo. Hay respuestas del sistema nervioso autónomo que pueden ser investigadas en el laboratorio usando un polígrafo. Ya que al generar una respuesta, el cuerpo comienza a cambiar y se establece un estado somático de conductancia dérmica, en el que el sistema autónomo aumenta sutilmente la secreción de fluido en las glándulas sudoríparas de la piel, y pueden percibirse con el polígrafo. Los sujetos sin daño frontal generaron respuestas de conductancia dérmica frente a las imágenes perturbadoras, pero los pacientes con lesión en el lóbulo frontal no generaron ningún tipo de conductancia dérmica de ninguna clase. El análisis de las diferencias reveló que eran muy significativas. Uno de los pacientes refirió, que su carne ya no respondía a estos temas como antes lo había hecho. Entonces podía observarse que saber, no significa sentir. Con Antoine Bechará, se diseñaron varias tareas neuropsicológicas experimentales en las que se planteaban situaciones específicas en un juego de cartas. Pese a que era un juego, había ciertas tareas en las que los sujetos con lesiones frontales parecían deficientes, aunque tuvieran una adecuada comprensión de la situación, parecían tener “miopía para el futuro”. Los resultados ayudaron a determinar que no sólo se ve comprometido el cúmulo de conocimientos previos que se habían adquirido ante ciertas situaciones para tomar decisiones adecuadas, sino que también se ve alterada la capacidad para adquirir nuevos conocimientos del mismo tipo, ya que los sistemas básicos del procesamiento consciente y cognitivo, no llegarían a darse cuenta de lo que es bueno o malo para almacenar la experiencia y utilizarla como punto de comparación en el futuro CAPITULO 10. EL CEREBRO CENTRADO EN EL CUERPO Se enfatiza la idea fundamental de que el cuerpo y la mente no pueden concebirse por separado en cuanto a su estructura y función, ya que al estar en contacto con el medio ambiente, no es solamente el cerebro o solamente el cuerpo el que interactúa, sino que lo hace todo el organismo Con esto, considera un carácter activo del cuerpo en el proceso perceptivo, ya que el cerebro recibe las señales procedentes de un estímulo y al mismo tiempo o en conjunto se da una modificación en el organismo, para que la percepción ocurra de un mejor modo. De tal modo, se puede decir que la mente surge de un organismo y no de un cerebro separado del cuerpo. Para asegurar la supervivencia del cuerpo de una manera efectiva, la naturaleza dio una solución efectiva, que consiste en representar el mundo externo en términos de las modificaciones que causa en el cuerpo. La idea es que el complejo somatosensorial del cerebro, especialmente en el hemisferio derecho, representa nuestra estructura corporal en referencia a un sistema corporal en el que hay partes centrales como tronco y cabeza, y partes apendiculares que son las extremidades, además de una frontera corporal, en este caso la piel. Sabemos que hay una realidad externa, y que lo que sabemos de ella, llega directamente de nuestro cuerpo en acción e interacción con el medio, generando representaciones mentales. Sin embargo, la construcción mental de la realidad es totalmente individual. También considera que la consciencia puede tener una explicación neurobiológica, y para esto habla del “yo neural”, el cual requiere de la vigilia, de la excitación por los estímulos y la generación de imágenes que se forman en el cerebro y la mente. La base neural del yo, reside en la reactivación de las representaciones que tienen que ver con los hechos autobiográficos del individuo y con las representaciones primordiales del cuerpo en las que se incluye el estado general previo, actual y el posterior al estar en contacto con un estímulo.
* La mente surge de un organismo y no de un cerebro separado del cuerpo * La mente surge de un organismo y no de un cerebro separado del cuerpo CAPITULO 11. PASIÓN POR EL RAZONAMIENTO Con anterioridad se hizo sugerencia de que los sentimientos ejercen una poderosa influencia en la razón y que ambos se relacionan con sistemas cerebrales específicos. Es importante entender y explicar que los sentimientos tienen características biológicas y socioculturales implicadas. Haciendo referencia a Descartes con respecto a sus ideas sobre el cuerpo, el cerebro y la mente, como entidades independientes. Con su afirmación filosófica “pienso, luego existo”, sabemos que Descartes imaginó que el pensar es una actividad muy separada del cuerpo, enfatizando la separación entre “la cosa pensante” y “el cuerpo no pensante” con sus partes mecánicas. El error de Descartes, consiste en hacer una separación abismal entre el cuerpo y la mente, considerando que la mente es una esencia que no se puede medir, que no tiene dimensiones, es asimétrica, no divisible y que el razonamiento, el dolor físico o la conmoción emocional pueden existir separados del cuerpo, sin interactuar en la estructura o funcionamiento biológico del organismo. Creía que la mente era una esencia que no se podía medir y que el razonamiento, dolor físico o conmoción emocional, existían separadas del cuerpo. Creía que la mente era una esencia que no se podía medir y que el razonamiento, dolor físico o conmoción emocional, existían separadas del cuerpo. BIBLIOGRAFÍA: * Damasio, Antonio. “El Error de Descartes”. Ed Crítica Barcel