Trabajo Final Teoría Antropológica 4: La muerte sin llanto 1. Introducción: He visto la muerte sin llanto. El sino del Nordeste es la muerte. Al ganado lo matan, Pero a la gente le hacen algo peor
(Vandre citado en Scheper-Hughes 1993:8)
La muerte sin llanto: Violencia y vida cotidiana en Brasil es una publicación del año
1993 de Nancy Scheper-Hughes. Ella es una antropóloga médica de nacionalidad norteamericana, también ha participado como activista voluntaria en el Cuerpo de Paz. Asimismo, ha desarrollado su trabajo en la Universidad de California y se desempeña en líneas de investigación de tópicos como cuerpo, enfermedad, pobreza, hambre y violencia. El verso citado previamente apertura el libro como un llamado de cautela al lector pues anuncia la gravedad de las líneas que le siguen. Así, el resultado es una investigación que intenta retratar el drama social de las favelas del noreste de Brasil. Este se hizo a partir de un trabajo de campo de catorce meses entre 1982 y 1989, así como también de visitas de voluntariado en los años 1964 y 1966. En el contenido es, lo que en palabras de la autora, resulta un intento por realizar una “antropología con los pies en el suelo” pues su etnografía no tiene
pretensiones de divagar en amplios debates teóricos sino que más bien pretende sumergirse en las realidades y dilemas prácticos de la vida cotidiana de los protagonistas de su estudio (1993:16). En este sentido en el libro podemos encontrar una conjunción de diferentes influencias teóricas así como marcos metodológicos que demuestran el amplio eclecticismo del texto.
Para poder esquematizar el análisis de influencias teóricas de una etnografía de más de quinientas páginas el presente trabajo sugiere dividir el estudio en tres ejes que a su vez comportarán en su interior otros subtemas. De esta manera se podrá visibilizar a grandes rasgos las perspectivas integradas en el estudio. Los ejes propuestos serán: “Sobre la autoridad etnográfica:
Drama social y
antropología comprometida”, “De la economía polít ica del azúcar a la economía política de las emociones” y “Dilemas en torno al cuerpo”.
2. Resumen: Como se mencionó antes, el estudio trascurrió entre los años 1964 - 1966 y 1982 y 1989. Los primeros años pasaron mientras Nancy era voluntaria del Cuerpo de Paz en la zona del noreste de Brasil. Ahí cumplía las funciones de visitadora en un precario centro médico, años después estudiaría antropología y volvería ya como investigadora a la zona. La ciudad donde hace campo es autodenominada por la autora como Bom Jesus da Mata y el barrio donde se centra se llama Alto do Cruzeiro o simplemente O Cruzeiro. La tesis principal del libro nace de cruce de tres variables importantes, estas son: el amor maternal, la precariedad del contexto y la muerte infantil. Aquí el estudio concluye luego de una larga explicación de las condiciones de pobreza, enfermedad y violencia, que en Alto do Cruzeiro la elevada tasa de muertes infantiles se debería en realidad a una cuestión de infanticidio por parte de las madres. El amor materno, que en realidad es amor alterno, se va gestando tardíamente y es consecuencia de la baja expectativa de vida que se tiene de los bebés recién nacidos, estos en la concepción de los moradores resultan seres de bastante liminalidad. Así, a los neonatos no se les suministra la suficiente atención médica o alimentos básicamente por la misma carencia de estos o en realidad por la falta de recursos para conseguirlos. Entonces, el bebé enfermo o famélico es dejado a su suerte. En este sentido, su supervivencia está más dirigida al potencial de supervivencia del bebé, que este quiera luchar por la vida .
Es una muerte sin llanto pues ante las situaciones de pérdida no hay mayor sufrimiento o culpabilidades solo una indiferencia social propalada. Aquí la autora intenta indagar en la construcción social de esta indiferencia así como busca también conocer los procesos mediante los cuales se puede hablar del amor maternal, denegando de esta manera los juicios que la plantean como una cuestión inherente al comportamiento femenino. En cambio, muestra cómo este amor se va construyendo a partir de otorgarle perspectiva a los casos desde una base materialista.
3. Influencias Teóricas: Sobre la autoridad etnográfica: Drama social y antropología comprometida:
Entre las primeras cuestiones planteadas en el libro se denota una profunda reflexividad ante hecho de la propia praxis antropológica. En este sentido, las influencias teóricas que se pueden reconocer en la autora son el posmodernismo, si bien no una adhesión a este pues hay también una crítica, sí se puede ver varios elementos. Asimismo, se denota de manera transversal el desarrollo de una antropología feminista conjugada con una preocupación de otorgarle voz al subalterno. Por último también tenemos en este punto su propia propuesta que va hacia integrar el complemento ético a la práctica de la disciplina como parte de una antropología más comprometida con el sujeto de campo. Respecto al primero punto, hemos visto en clase como hacia los 90s se va insertando en la antropología una preocupación por la reflexividad y la subjetividad. Aquí se da un fin a la antropología moderna, un debacle de los antiguos metarelatos sobre la verdad, la razón y el progreso. Y se insertan tópicos relacionados a la crítica de la autoridad etnográfica, es decir, ver cómo se integra la propia subjetividad del antropólogo en la elaboración de estudios y no solo como un ente omnipresente. De la misma manera, tenemos la explosión de etnografías más experimentales, un desborde del género pues aparecen cuestionamientos que llevan a pensar el registro antropológico desde diferentes lecturas. Entonces la antropología puede ser una literatura y la cultura un texto. En este sentido la
disciplina lo que hace es escribir cultura, re-presentarla, más nunca llegar a conocerla del todo, así se formula un conocimiento fragmentario. Estas bases aplicadas a Muerte sin llanto, se reconocen en las precauciones que tiene la autora a manera de introducción tanto del estudio como la explicación de su marco metodológico. Aquí, Nancy Scheper Hughes habla cómo la antropología propone un entendimiento de la condición humana a partir del trabajo de campo y cómo este al mismo tiempo representa un trabajo próximo e íntimo así como también distante e incognoscible (1993:10). Una manera ampliada de entender esto sería tener en consideración lo propuesto por Clifford y Marcus. Ellos explican que la etnografía es una práctica artesanal apegada a la escritura, de la misma manera, esta se encuentra configurada por seis puntos: Contexto, retórica, desinstitucionalización, generalización, politización e historicismo (1986: 30-33). Entonces, el ejercicio de etnografíar se trata de la creación de verdades parciales de una realidad objetiva en apariencia donde uno como enunciante está sujeto a varios condicionamientos. Esto mismo es reconocido por nuestra autora en cuestión cuando habla que el trabajo antropológico es por naturaleza empírico, es decir, se hace de elementos factuales por lo que “ todos los elementos están
necesariamente seleccionados e interpretados desde el momento en que decidimos contar una cosa e ignorar otra, o atender este ritual pero no aquel otro, de
forma
que
la
comprensión
antropológica
es
necesariamente
parcial,
hermenéu tica, siempre” (1993:34). Por otro lado, su influencia posmoderna se nota cuando habla también que el trabajo antropológico es empírico, como se mencionó arriba, pero no empirista. O sea que no lleva un compromiso filosófico con las nociones de verdad y razón, es así que el compromiso con la ciencia occidental ha conllevado a la disciplina al rechazo del compromiso con el otro. Asimismo, hace un llamado a que este último compromiso con el otro es una responsabilidad que nunca se debe perder. Así “la
antropología existe como un campo de conocimiento (un campo disciplinar) y como un campo de acción (un campo de fuerzas). Escribir antropología puede ser un locus de resistencia” (1993:35).
Es de esta manera que Scheper-Hughes no se oculta como un narrador omnisciente, sino que su deseo es entrar en un campo que presente al autor y a los informantes de manera dialógica. Esta retórica se hace bastante explicita a lo largo del libro pues la narración no resulta un estudio de campos y análisis herméticos de los sujetos de estudio sino más bien una narración más amena donde se muestra conjuntamente la interacción de la antropóloga con los pobladores de Alto do Cruzeiro así como un seguimiento de sus historias de vida llena de citas de los propios participantes seguido de un análisis. Respecto a la cuestión dialógica que plantea la autora, tenemos esta como una influencia bakhtiana que intenta recuperar la importancia de la pluralidad de voces, esta polifonía se encuentra en constante diálogo por lo que el texto ya no es por alguien sino por algunos (Clifford y Marcus 1986: 43-74). De igual manera, la autora se muestra bastante experimental al sugerir diversas lecturas de su trabajo, no solo como una investigación académica sino en varios planos incluso mutuamente interferentes: “c omo una reflexión moral sobre una sociedad humana forzada a los márgenes, como un texto político […]. Fi nalmente puede leerse como
un relato exploratorio, la búsqueda de un grial comunal, de una mesa redonda, prefigurada aquí como un gran banquete bakhtiano donde todo el mundo encuentra un lugar en la mesa y toma parte en el festín ” (1993: 40). Si bien Scheper-Hughes no denota las jerarquías propias que hay entre voces, como lo criticaría Roseberry y Polier. Sí reprocha algunas actitudes posmodernas como por ejemplo permear la centralidad del yo por la del otro así como desestimar la nostalgia de la antropología tradicional que los alienaba a buscar las entidades puras y primitivas. La autora denota que realzar la importancia de esta tristeza antropológica ayuda a comprender cómo estas se derivan de una visión sesgada del imperialismo occidental. De esta manera es importante notar la preocupación de la autora por la condición subalterna de los participantes del estudio. Ella cuenta cómo en un inicio su experiencia estuvo dividida primero como integrante del Cuerpo de Paz, donde era Dona Nancí, companhera para luego volver como investigadora y convertirse en
Doutora Nancí, antropóloga (1993: 25). Es de esta manera que en un inicio intenta
dividir estos planos sin éxito pues los pobladores de Alto do Cruzeiro le reclaman ayuda como antes les brindó y no solo que esté sentada y recolectando datos sobre ellos. Es a partir de esto que ella desarrolla una reflexión sobre la subalternidad de los sujetos que si bien no desarrolla ni fundamenta con autores sí se manifiesta en el entendimiento de las condiciones precarias y de marginalidad de los pobladores. Ahora bien, este punto se cruza con la variable de género. En clase hemos visto como desde los 60s se va incorporando dentro del debate por el sujeto antropológico la preocupación de la mujer y el desarrollo de una antropología feminista. Esta desarrolla campos como el entendimientos desde la una perspectiva de una antropóloga mujer así como el realce de la mujer en los estudios pues estos siempre fueron sujetos enmudecidos. De esta manera, Muerte sin llanto, se puede sumar a esta línea teórica también debido a que presenta las historias de vidas de sujetos doblemente marginados. No solo son pobres, sino se trata del drama social de mujeres pobres cuyas vidas lidian con la precariedad, la violencia y la muerte. Es en este sentido que la propuesta que nos trae la autora es realizar una antropología más femenina (womanly), con esto ella quiere decir que se debe desarrollar una antropología más sensible y crítica. Ella orienta este plano a la reconsideración de lo ético, la etnografía debe ser una práctica moralmente responsable. Debido a las difíciles condiciones que vivió durante su trabajo de campo en Brasil, Nancy Scheper Hughes tiene una especial consideración sobre el relativismo cultural y advierte también de los peligros que este supone. La sugerencia que ella hace es de no entregarnos a un relativismo total sino siempre tener consideraciones éticas así como pensar las instituciones y prácticas culturales en términos morales o éticos que no privilegien nuestros presupuestos ya que sin esto la antropología resulta una empresa débil y sin utilidad (1993: 32-40).
De la economía política del azúcar a la economía política de las emociones
En este segundo apartado se verá cómo la autora incorpora a su análisis el uso de la historia y la conjunción de esta a partir de la economía política. De esta manera, en Muerte sin llanto , encontramos una profunda influencia marxista a la que la autora pliega en bastantes oportunidades el estudio. Un primer momento resulta la comprensión de la situación actual de los habitantes de Bom Jesus como resultado de históricas relaciones de clase que se han entrelazo y han configurado posicionamientos relativos. Aquí los habitantes del Nordeste de Brasil, son como diría Wolf, un pueblo sin historia. Es decir, al encontrarse en los márgenes del mundo, así como a la espalda de los grandes procesos Europeos, esta gente es simplemente invisibilizada. En la concepción de Wolf,
el
mundo
está
conformado
por
una
multiplicidad
de
procesos
interconectados, esto por el contrario no significa que el todo sea la suma de las partes. Sino que en realidad el todo es una complejidad conformada por infinitud de relaciones globales vinculadas que solo son posibles entender de mediante un estudio holística e historizado (1987:15-20). Esta línea teórica se evidencia el libro se Scheper-Hughes en los capítulos dedicados a explicar la “azucarcria” establecida en dicha zona. Indagando en la
historia del Nordeste de Brasil, se llegan a las raíces coloniales del cultivo del azúcar. El entendimiento de estas proporcionan una compresión de las dinámicas campo/fábrica y rurales/urbanos. De esta manera las antiguas relaciones de los esclavos brasileños respecto de los grandes señores de la azúcar se sucedieron por hombres libres que aún necesitaban dinero y que de igual manera vendían su fuerza de trabajo (1993:43-51). Ahora bien, para profundizar un poco más al economía política tenemos que Ortner dice que ellos “trasladaron su enfoque hacia los sistemas económico-políticos regionales de gran escala […] y que intenta combinar este enfoque con el trabajo de campo tradicional en comunidades específicas o micro-regiones, sus investigaciones han tomado generalmente forma de estudios de los efectos de la penetración capitalista sobre estas comunidades ” (1984: 9-10).
Para el caso de Bom Jesus, esto se vería aplicado, una vez más en el entendimiento de cómo la economía a gran escala de la azúcar y su posterior modernización estableció un orden social. Es importante notar aquí que la autora se vale bastante de los aportes de Sidney Mintz para proporcionar una explicación. Respecto a su investigación él indaga en la cuestión de la producción azucarera y el cambio social. Muestra la manera en que el cambio cultural llega a modular estructuras de clase a partir del consumo maximizado de este producto (Mintz citado en Roseberry 1988: 179). De igual manera Scheper-Hughes explica los procesos sociales a partir de la fabricación de este producto. Por ejemplo, la manera en se pasó de una economía feudalista profesada por los
señores de engenho a una economía más
mercantilizada que llegó con la modernización del procesamiento del producto y el establecimiento de fábricas, usinas. Así también a partir de esto nos muestra cómo el trabajo en las fábricas produce hombres y modula lo que Foucault llamaría “cuerpos disciplinados” (1993: 43 -71). Este último punto será explicado en el siguiente apartado. La influencia marxista en la autora es clara debido a su larga dedicación en el libro por identificar clases sociales y ver la complejidad de relaciones que estas implican. Asimismo, este recurso de reconocimiento es útil para el libro en tanto a partir de la diferencia de clases se establece la distancia entre ellas. Los grupos mostrados por la autora lo conforman los ricos en primer lugar. Entre ellos existe un conflicto entre los viejos ricos y los nuevos ricos (es decir los descendientes de la riqueza de los antiguos señores de engenho contra los que se hicieron ricos con el capitalismo mercantil de la azúcar). Ellos son una clase bastante marcada y con una preocupación básica de mantener su riqueza y lo que Bourdieu denominaría un determinado habitus de clase que demarque siempre su distancia con otras clases, aquí la estructura de prácticas se hereda. El segundo grupo está identificado como la clase media y es descrita como una bastante inestable y oportunista pues también hay una preocupación por mantener cierto habitus de
clase. Finalmente están los pobres que son divididos en tres grupos, uno más marginal que el otro: Os pobres, os pobrezinhos y os pobretoes (1993:77-91) El reconocimiento de estos grupos resulta bastante funcional en el libro pues delimita determinadas prácticas y comporta la explicación de las marcadas diferencias sociales que hay entre cada uno. Es así que la autora va mostrando las condiciones sociales bajo las que viven los pobres, donde no se dirige tanto a explicarlos como una cultura de la pobreza de Lewis. Sino más bien se nota la influencia de Bourdieu en cuanto estos son resultados de la dinámica de diferenciación de clase. En el curso hemos revisado cómo los planteamientos del sociólogo se dirigen a mostrar que entre individuos hay un espacio social. Este es un conjunto organizado de posiciones sociales que se definen unas con relación a otras (Bourdieu 1987:127-133). Así en Bom Jesus, el sistema de diferenciaciones está caracterizado por las fuertes jerarquías establecidas entre los pobres y sus patrones así resulta importante como la autora traza la dependencia entre estos pues uno vive del otro y viceversa: “La relació n entre un senhor de engenho o una dona da casa y un
trabajador pobre activa toda una serie de responsabilidades, deudas y dependencias mutuas en relación a la persona que cada uno es: patrón y protégée (1993: 115 ). En Muerte sin llanto, l as condiciones de marginación y precariedad ejercidas desde las clases altas hacia los pobres se conjugan con una marginación aún peor: la del Estado. La manera en que esta entidad ejerce una violencia simbólica e institucionalizada en los cuerpos será explicada en el siguiente apartado. Aquí basta con decir que el nulo apoyo de esta institución deviene en los pobladores de Alto do Cruzeiro en un delirio por el hambre que termina en un estado constante de nervios, todos estos bastante impregnados en la mente y cuerpo de los sujetos. De esta manera las terribles condiciones de vida entre los pobladores pobres generan una normalización del terror. Es a partir de esto que la autora pasa a su explicación de las muertes infantiles y cómo la pérdida es afrontada desde una
economía política de los sentimientos. Sobre esto nos muestra que la rutinización ante el horror , “carácter rutinario y ubicuo de la muerte infantil [este] contribuía a que se generaran determinadas defensas individuales y colectivas y reacciones privadas y públicas. Entre las más comunes estaban el no reconocer a mortalidad infantil como un problema personal o social importante” (1993: 264) . Aquí también
es interesante notar cómo la autora interpreta la indiferencia de las madres ante las muertes de sus hijos como un reflejo de la indiferencia oficial de la Iglesia y el Estado antes sus dificultades. Por último se trata de una economía política de las emociones en tanto se muestra cómo el contexto económico, político y cultural dan forma a las emociones y subjetividades. La tesis básica de Nancy Scheper-Hughes es que estas madres se encuentran con un alta expectativa de mortalidad infantil esto determina las prácticas y pensamiento maternas lo que se manifiesta en el retraso del cariño hacia sus niños. La condición de estos seres es sumamente liminal por lo que no se genera un amor materno instantáneo como proponen otros, un amor innato del madre a sus hijos, por el contrario, “el desapego, que a veces puede resultar mortal, contribuye a una actitud negligente en el cuidado de ciertos bebés y se manifiesta en la <
> de duelo ante la muerte de los recién nacidos”
(1993: 283). Por otro lado, se puede ver en la tesis de la autora una influencia de Bourdieu en tanto la estructura que viven configura en las madres de Alto do Cruzeiro un habitus de indiferencia. Hemos visto en clase que para Bourdieu el habitus es un “sistema de disposiciones duraderas y trasferibles, estructuras estructuradas
predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes” (1980:86) . Entonces esta aplicación a Muerte sin llanto deviene en cómo las estructura de dominación y marginalidad configura en los pobladores un habitus que rutiniza la muerte infantil y asimismo se muestra cómo las mismas prácticas de descuido de las madres contribuyen con esta estructura que continúa normalizando el fenómeno.
Dilemas en torno al cuerpo y las subjetividades:
El tercer punto a considerar respecto a las influencias teóricas de Nancy ScheperHughes es la línea de la práctica. La autora puede ser ubicada dentro del giro teórico de la práctica, lo que en clase vimos que era una restauración del actor en el proceso social sin que pierda el rasgo de la estructura que moldea y coacciona su acción social (Ortner 2006:3). Así la autora está interesada en los dramas sociales que se presentan en la vida cotidiana y cómo estos son resultado de la condición de marginación profesada por el Estado. Respecto a este punto en Muerte sin llanto podemos encontrar una especial consideración por la noción de
cuerpo. En el libro, el cuerpo no es solo carne y hueso sino que se interpreta como un cuerpo-mente donde al estilo de Loic Wacquant estas fronteras se difuminan y no son presentadas de manera dicotómica. El cuerpo es cuerpo que sufre, pasa por hambre, nervios y violencia. Respecto al primer punto, en Alto do Cruzeiro hay un sentido del hambre generalizado. Los escasos recursos originan un delirio de fome , locura del hambre. Para su análisis del hambre en este caso, la autora no pretende una reducción materialista sino tiene en cuenta nociones influenciadas tanto por Bourdieu como por Foucault. Así para ella “una estructura conceptual que concibe
el cuerpo como algo que es individual y colectivamente vivido, que está socialmente representado en diferentes idiomas simbólicos y metafóricos y que es objeto de regulación, disciplina y control por parte de los procesos políticos y económicos más amplios” (1993: 138)
Es en este sentido que ella habla de un cuerpo de tres niveles, donde pone atención al primer nivel. Este es el cuerpo individual o natural donde se da la verdadera experiencia sensorial del cuerpo personal lo que cuenta. Ella dice que “incluso en este primer nivel de análisis, los significados biológicos, psicológ icos y
simbólicos se funden en la experiencia de cuerpos que son portadores de significados y de mentes que son culturalmente tangibles” (1993:138). Esto
significa que el delirio de fome más que ser la falta de comida se trata de una
experiencia sumamente sensorial y subjetiva que es expresión inmediata de la experiencia del hambre. Esto se traduce en un lenguaje de la pobreza y del hambre, de igual manera se manifiesta en prácticas como el comer. Este resulta un acto privado debido a que la cantidad de comida ingerida en el día que tan marginal es la condición de la familia. Por último existe una asociación entre el hambre y el sexo como actividades gratificantes ambos como una necesidad, como algo que de constante deseo (1993: 158-163). En segundo lugar, otra de las reflexiones sobre el cuerpo que hace la autora tiene que ver con la enfermedad folk de los nervos. Este es un fenómeno polisémico que sirve de alegoría elástica para quejarse de todo (debilidad, temblores, infecciones…hambre). De esta manera, cada vez que alguien presenta un
síntoma se acerca a los médicos alegando que sus niños o ellos mismos padecen de nerviosismo. La influencia de Bourdieu se puede ver otra vez en cuanto se comienza a hablar sobre la incorporación. Esta es la forma en que las personas habitan su cuerpos y los habitúan, en este sentido, la manera en que la gente de la Alto do Cruzeiro ha habituado sus cuerpos es el de una cultura de la somatización. Aquí la autora comenta cómo intenta recuperar y politizar los usos del cuerpo pues en su análisis el sistema folk de los nervios es un punto donde se estructuran oposiciones y de igual manera sirve como metáfora unificadora que da forma y sentido a la realidad (1993: 186). Entonces, la realidad se ve expresada en los nervos en el sentido que esta no es una condición somática en sí sino que todos los síntomas resultan en realidad resultado de las condiciones de hambruna y desnutrición. En este punto se puede la influencia foucaultiana en Scheper-Hughes debido a que explica cómo el Estado se ha apropiado de enfermedad folk y lo que entrega como cura son medicinas mas no lo primordial que son los alimentos. “Gradualmente el pueblo hambriento de Bom Jesus ha llegado a creer que
necesita desesperadamente aquello que está preparado para serle administrado (medicamentos) y olvida que lo que más necesita es lo que más se les niega”
(1993: 170). En clase hemos visto cómo Foucault muestra que distintas instituciones ejercen un poder a partir de un saber que los legitima, existen distintos discursos elaborados desde la ciencia y el Estado que configuran relaciones de dominación a partir de un “saber del cuerpo” ( 1975 : 18). De igual
forma, siguiendo con las influencias de este autor en Muerte sin llanto, se puede apreciar un uso continuo del método genealógico. La autora se vale de esto para entender nociones tales como “hambre”, “enfermedad”, “pobreza”. De esta
manera a partir de trazar una historia de las ideas en general y en el contexto de Brasil se logra un mejor entendimiento de su significado en el espacio de Bom Jesus. Un último punto importante respecto a la somatización de los nervios es que esta deviene en lo que Bourdieu llama violencia simbólica. Así el sujeto cuya estructura coacciona y es posicionado respecto a cierto tipo de capitales cree y crea consciencia de su posicionamiento, como los estudiantes que creen que su fallo en los estudios es debido su condición y no a que hay un sistema de diferenciación de demandas de cierta clase (1964:35-45). Para finalizar, un punto que fue transversal en todo el libro fue la cuestión de “uno es dueño se sí mismo”. Esto hace referencia a la posesión de su único bien, sus
cuerpos. Este se ve atacado por la institución del Estado donde en términos de Foucault no se aprecia una gubernamentalidad, sino una soberanía donde la principal variable es la violencia. Así el Estado ha contribuido a una “institucionalización de violencia” (1993: 217). Esta violencia es contra los cuerpos
y mentes y se expresa en prácticas como la desaparición de personas, todas estas alegadas al robo de órganos. También se puede tomar en cuenta la histeria generalizada ante instituciones que intentan “quitarles” sus niños como los programas de ayuda. Incluso después de la muerte no hay final para la cuestión corporal pues sus restos son hurtados para las facultades de medicina. (1933: 228-247).
De esta manera, en Muerte sin llanto, se ha mostrado los factores que contribuyen a la indiferencia ante la muerte infantil. Las condiciones históricas de producción de azúcar y el capitalismo industrial se traducen en Bom Jesus en una situación de precariedad que deviene en pobreza y esta en hambre. Los pobladores y niños se enferman de nerviosismo pero las causas estructurales están en un Estado que no provee y que los alimenta de medicamentos en vez de comida. Esta situación genera una alta tasa de muerte infantil, es decir, también una baja expectativa por parte de la madres ante sus hijos. Así desarrollan un cariño tardío, tomando siempre en cuenta el potencial de supervivencia de los niños.
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