Las Brujas Y Los Nazis
En 1917 una mujer y tres hombres se reunieron en un café de Viena en una reunión teñida de misterio y secreto. La mujer, llamada Anna Sprengel, era una medium que había hecho contacto con una entidad llamada la "Gran Raza". Estos cuatro austríacos formaron al Sociedad Vril y su emblema era el "Sol Negro", símbolo que podía hallarse en muchos lugares de adoración de las antiguas Babilonia y Asiria. Con la victoria de Partido Nazi las SS introdujeron el ocultismo en el Tercer Reich. Heinrich Himmler era miembro de la Sociedad Vril y compartía con Hitler la obsesión por el ocultismo. Himmler creía que la cacería de brujas del siglo XVII representó una especie de holocausto de la raza alemana llevada a cabo por la Iglesia Católica. "La caza de brujas costó al pueblo alemán ciento de miles de madres y mujeres, cruelmente torturadas y ejecutadas", decía Himmler. 17 Como hecho a destacar, Hitler se suicida el 30 de abril de 1945, en las vísperas de la Noche de Walpurgis, conocida también como La Noche de Brujas.
La caza de brujas
La persecución de la brujería en el siglo XV responde al último y definitivo golpe para destruir la cultura popular matrilineal y la antigua sabiduría. Las mujeres, posiblemente encargadas de presidir las veladas nocturnas en pequeñas aldeas, -quizá de ahí provenga la imagen del sabat- explicarían los mitos, cuentos y cosmogonía, la forma de utilizar las hierbas y las plantas medicinales, el significado y acontecimientos subsiguientes del movimiento de la Luna y los planetas. La Iglesia y su moral encuentran en la bruja, no ya una competencia, sino una enemiga puesto que con sus creencias supersticiosas y sus prácticas en contra de los mandatos del Señor, se rebela contra Dios Padre. Curas y teólogos encontrarán justificación teológica, y por tanto, divina, para la caza de brujas de la Inquisición: Desde los tiempos de san Agustín (siglo IV), quien es precisamente el primero que identifica a Satán con la serpiente, el concepto cristiano de superstición incluye en una misma cosa las prácticas culturales paganas, la creencia en amuletos y la idolatría y afirma que detrás de todas estas perversiones se encuentra el demonio, con quien el supersticioso siempre está en connivencia, sea o no consciente de ello. Santo Tomás de Aquino, en el siglo XIII pone su granito de arena al definir a las brujas como agentes del demonio. Sólo faltaba en el siglo XIV la Peste Negra, cuyas causantes fueron las brujas, cuando no los judíos, para que en el siglo XV, la crisis de la iglesia, empeorada en el siglo XVI por la Reforma Protestante, mucho menos tolerante que el Vaticano con ciertas costumbres paganas y ritos precristianos, el terreno esté abonado y se de pábulo al estereotipo de la bruja de los cuentos adornada con aquelarre, pacto satánico y conciliábulos para perjudicar a la comunidad.