Macario Capítulo I Macario era leñador con once hijos andrajosos y hambrientos. Macario deseaba comerse entero un pavo asado. Trabajaba tanto y solamente los sábados en la noche no che solía reservarse dos centavos para beberse un traguito de mezcal. Su mujer empezó a ahorrar hasta el último centavo de los pocos que ganaba lavando ropa. Después de ahorrar sus centavitos durante tres años, pudo hacerse del pavo más gordo que encontró. Una noche hizo que los niños se acostaran temprano y ella preparo el pavo. Al día siguiente su mujer le dijo. Hoy es tu santo, esposo. Toma, aquí tienes el pavo asado que has deseado, llévatelo a lo más profundo de la selva para que nadie te moleste y puedas comértelo solo. Capítulo III Después de lavarse las manos en un arroyo ar royo cercano y cuando intentaba comerse el pavo se percató que venía un charro que vestía una chaquetilla de cuero con hermosa botonadura bordada en plata, su pantalón tenía botones de oro a los costados y un sombrero de enormes a los bordados de oro. Cuando Macario miró al extraño y este le pide que le dé un pedazo de su pavo. Macario se niega y este le ofrece a cambio sus espuelas de plata a cambio de una pierna, Macario no acepta y este le ofrece una pieza de la botonadura de oro de su pantalón. Después el charro le ofrece darle los bosques de la comarca y Macario se da cuenta que miente y no acepta su oferta. Y le dice entiéndalo bien y ahora vuélvase al infierno de donde vino y déjeme gozar mi pavo. Capítulo IV Intento comerse el pavo y en eso apareció un peregrino pobre y le pidió la l a pierna de pavo y a cambio le dice que bendecirá por ello. Macario le dice que la voz y los ojos de ese peregrino le obligan a decir la verdad y le explica que no pude perder el más pequeño pedacito de ese pavo y le ruega que lo perdone. El peregrino miró mi ró a Macario y le dijo: Yo te comprendo, hermano. Te comprendo y bendigo. Puedes comer el pavo en paz. Capítulo V Volvió a intentar comer la pierna de pavo y de pronto apareció un forastero, que a la vista se notaba en un rostro el hambre que padecía en forma espantosa. Tenía una horrible apariencia, le dijo a Macario que tenía muchísima hambre. Entonces Macario le dice que nunca tendrá un pavo entero para él solo. Y lo comparte c omparte con el dando medio pavo.
Capítulo VI Comieron juntos, y charlaron y le conto acerca de su reloj de arena como consiguió el cronometro que tiene. Capítulo VII El huésped de Macario estaba satisfecho y se sentía contento. Él le comenta que el 1er visitante era el Demonio. El 2° visitante dice que lo habría reconocido en cualquier parte ya que soy cristiano, es nuestro Señor, por eso yo habría considerado un gran pecado darle una pierna de mi pavo, ya que el pueda con una sola palabra cambiar en vino el agua. El visitante le pregunta por qué a él le dio la mitad de su pavo, ya que antes lo había negado al Diablo y Nuestro Señor. Fue distinto ya que soy humano y sé lo que es el hambre y lo que es sentirse morir de necesidad. Capítulo VIII El visitante le dice: ¿Sabes lo que voy a hacer para compensar por la comida que me has ofrecido tan generosamente? Le dice que lo va a convertir en doctor y te prometo que te recompensaré tu pavo un millón de veces. Después le pidió su guaje, dio unos siete golpes con el pie sobre la tierra, de la cual brotó de la tierra seca y arenosa un chorro de agua cristalina. Se acercó al chorro de agua y llenó el recipiente de Macario. Regresaron al sitio donde habían comido, se sentaron juntos, El forastero tendió a Macario el guaje, y le dijo este líquido hará de ti el médico más notable. Una sola gota bastará para curar cualquier enfermedad. Capítulo IX Después de meditarlo, Macario acepto el agua, y dijo que serviría algún día si su mujer o alguno de los niños se enferman y no encuentra manera de aliviarlos. Pero el 3er personaje le dijo que cuando cure al primer enfermo llagarán otros que querrán ser curados también. Debes usar una sola gota cada vez. Y le menciono que adondequiera que te llamen para que atiendas un paciente, allí estaré yo también. Pero le dice que si lo ve parado a la cabecera del enfermo, no les des medicina ya que será la señal de que el enfermo debe morir. Por ello la decisión final en cada caso debe quedar en mis manos y tú tendrás que acatarla y respetarla. Capítulo X
Regresó a su casa sin leña, su mujer no tenía dinero, pero no le reprochó su pereza. Antes de acostarse, su esposa le pregunto: ¿Cómo estuvo el pavo, querido esposo? Él le contesto que estaba perfectamente hasta donde a mí se me es posible juzgar. Al día siguiente tomó su machete, su hacha y sus cuerdas y se lanzó al bosque. De repente su mujer lo llamó y le dijo. Fue guaje todavía está lleno de agua. Él le contesto que le diera el guaje lleno como está. Camino del bosque, escondió el guaje entre la maleza, enterrándolo. Capítulo XI Al día siguiente, Macario volvió a su trabajo como de costumbre. Regresó con otra buena carga de leña. La esposa, con la cara hinchada y los ojos irritados de tanto llorar, salió a su encuentro. Reginito se nos muere, se acercaron las mujeres del pueblo llevando consigo toda clase de raíces, hierbas. Macario fue al sitio done había enterrado el guaje, lo sacó con rapidez. Llego a su casa y pidió una taza con agua limpia, y salgan y déjenme solo con mi hijo. Veré que puede hacer. Macario se quedo solo. Levantó la vista y vio a su invitado parado a lado opuesto. Macario le dio a beber el agua a su hijo y este recuperó. Capítulo XII Tiempo después, encontró a Ramiro estaba esperándole para que fuera a ver su esposa que se encontraba enferma. Entonces fue al campo por guaje, llenó hasta la mitad de un frasquito con la medicina y volvió a esconder el guaje y se dirigió a la tienda de Ramiro. Macario le pidió que lo dejara solo con la enferma, después de dos días la esposa de Ramiro se había recobrado. Ramiro entregó a Macario diez monedas. Después Macario pudo construir una buena casa y tener algunas parcelas, pues Ramiro le facilitó cien piezas de oro con bajísimos interés. Capítulo XIV Cuando el hijo de ocho años, del Virrey don Juan, marqués de Casafuerte, que era el más alto personaje de la Nueva España, enfermó. La madre del niño cuando de la vida de su hijo trataba, molestó tanto al Virrey, que este finalmente se decidió por llamar a Macario. Macario no acostumbraba a viajar, raramente dejaba a su pueblo y cuando lo hacía era para dirigirse no muy lejos.
Cuando llego con el Virrey él le dijo que si curaba a su hijo le iba a dar la cuarta parte de su fortuna y le daría el derecho a pedir cualquier cosa que le gustara en el palacio, no importa cuál sea ni qué valor tenga. Pero si fracasaba en salvar a su hijo lo entregarían al alto tribunal de la Inquisición, bajo el cargo de hechicería y de pacto con el Diablo por lo que sería quemado vivo públicamente en la Alameda. Capítulo XV Por fin se encontró a solas con él y de pronto vio aparecer a su antiguo convidado, parado a la cabecera del enfermo. No habían vuelto a hablar entre sí una sola vez desde aquella en que compartieran el pavo. Macario nunca le había pedido favores especiales. Nunca le había reclamado a alguno de los enfermos que aquel decidía llevarse. Hasta había dejado que tomara a dos de sus nietecitos, sin la menor protesta. Pero en está ocasión todo era diferente. Si fracasaba sería quemado vivo en la plaza pública, acusado de hechicería y de tener pactos con el Diablo. Sus hijos, que gozaban todos de elevada posición, caerían en desgracia por la condena que la Santa I nquisición le impondría y que era la más infamante muerte que podía sufrir un cristiano. Todas las propiedades que poseía y que pensaba que heredasen sus hijos y nietos, le serían confiscadas como bienes mal habidos, para pasar a manos de la Iglesia. No le importaba perder una fortuna que nunca había tenido gran importancia para él, pero lo que le preocupaba sobre todo era la felicidad de sus hijos y más que la de ellos, la de su mujer, en quien pensaba intensamente en aquel terrible momento de su vida. Ella se volvería loca de pena cuando supiera lo que le había ocurrido a él en aquella gran ciudad, tan lejana de su hogar, al sentirse incapaz de ayudarlo o por lo menos de confortarlo durante las pocas horas que le quedaban en la tierra. Y fue por ella, no por él, por quien en aquella ocasión decidió pedir a su socio que tuviera consideraciones especiales. Capítulo XVI Dame a este niño le rogaba. Yo nunca te he pedido favor alguno a cambio del medio pavo que se comió. Macario le pidió que le diera a ese niño. No es por mí por quien lo pido, es por mi fiel, leal y amada esposa. Macario le pedía que no se llevara a ese niño que no tomaría ni tocaría el dinero que le dieran el lo único que no quería era que lo quemaran vivo en la plaza pública. La muerte parecía concentrarse deliberando consigo mismo buscando la mejor solución posible. Pero el tenía órdenes de llevarse al niño. En este caso era imposible encontrar una solución que le conviniera a ambos.
La muerte le dijo que en este caso no lo podía ayudar a sacarlo de esta situación tan complicada. La muerte le dijo que no podía evitarlo el necesitaba llevarse a ese niño. Macario llego al lugar donde estaba el niño y vio que este había muerto. La muerte le agradeció el medio pavo que tan generosamente. Lo único que podía hacer por él era salvarlo de salvarlo de ser quemado vivo públicamente. Capitulo XVII Como no regresara Macario a buen tiempo, su mujer empezó a sospechar que algo malo le habría pasado. Por eso, de madrugada reunió a todos los vecinos para ir en su busca. Llevaban buscando largo rato cuando lo encontraron cerca de un arroyo en lo más intrincado del bosque. Estaba cómodamente apoyado en él hueco de un viejo árbol. Aparentemente dormía y a juzgar por la sonrisa de felicidad dibujada en sus labios, soñaba algo muy agradable. Pero al acercarse, su mujer notó que estaba muerto. En el suelo, frente a él, estaban extendidas unas hojas de plátano y sobre ellas los huesos correspondientes a medio pavo, bien mondos. En el lado opuesto, como a un metro y medio, también sobre hojas de plátano, estaba la otra mitad de pavo, pero intacta. ¡Qué raro! Dijo su mujer sollozando ¿Por qué partiría el pavo en dos? ¡Tanta ilusión que tenía por comérselo todo él solo! Seguramente la muerte le sorprendió antes de que pudiera probar la otra mitad. A pesar de todo, parece que murió feliz.