Propuesta para disminuir disminuir el hambre en México Una verdadera cruzada nacional contra el hambre en México comprendería un esfuerzo tanto educativo, para promover el valor de los alimentos locales, como productivo, para fomentar el cultivo de plantas alimenticias tradicionales de las milpas y los huertos. Catarina Illsley Granich* | 1 de junio, 2013. Es sabido que nuestro país atraviesa por una crisis de malnutrición en la cual la desnutrición convive con la obesidad. ¿Podría implementarse una verdadera cruzada, y no contra el hambre sino contra la malnutrición? ¿México cuenta con recursos para contrarrestar esa crisis sin establecer alianzas con corporaciones transnacionales que buscan expandir sus mercados e inundarnos de alimentos chatarra que sólo incrementarán el problema? Sí es posible enfrentar la malnutrición, y para hacerlo México cuenta con un gran acervo de recursos propios, de diversidad y riqueza invaluables, pero muchos de ellos han sido soslayados y son invisibles para los tomadores de decisiones y, lo que es peor, algunos están en peligro de perderse para siempre. Me refiero, refier o, por supuesto, a todos los alimentos de origen vegetal y animal conocidos c onocidos y empleados por los pueblos indígenas y las comunidades campesinas de nuestro país. Una verdadera cruzada contra el hambre debe buscar un aumento sustentable de la producción y el desarrollo de mercados para productos locales en cada región, con una perspectiva de garantizar la seguridad y la soberanía alimentaria, cuidando y mej orando las semillas en manos de sus legítimos l egítimos dueños, los campesinos. La bióloga con más de 15 años trabajando en proyectos productivos y de conservación de recursos en la región señaló que se han enlistado 82 productos alimentarios, desde diversas variedades de maíz, frijoles, verduras y frutas. “El mayor problema que se presenta en las comunidades y que está en el origen de la
desnutrición es, por un lado, el proceso de desvalorización de los productos locales, el pensar que los quelites, los frijoles y otros alimentos locales ‘son comida de pobres’, y por el otro, que los productos procesados que se anuncian en los medios, desde refrescos a sopas instantáneas, son una buena opción y que reflejan prestigio”, señaló Catarina Illsley.
Un estudio realizado en 2012 por Gabriela Martínez de la UNAM, en comunidades nahuas del municipio de Ahuacuotzingo, Guerrero, enlistó 82 productos alimentarios cultivados y recolectados localmente. Este sistema alimentario local incluye al menos 7 variedades de maíz (blanco, amarillo, negro, pinto, colorado, morado y mejorado o híbrido), 9 de frijol (criollo colorado, negro, apalete y pataxte, entre otras), 21 verduras (calabazas tamalayota, huizayota, pipiana y
Propuesta para disminuir el hambre en México pachayota; cuatomate; nanacate; chiltepín; rábanos; nopales; jitomate; col; chayote; ejotes…), 30 frutas (ciruelas, ilanas, nanches, guanábanas, aguacate criollo, cajeles,
moraditos, huicones, guamúchil, mangos, nísperos, zapote blanco, cocos, toronjas, limas, limón, mandarina, papaya, melón, tuna, tamarindo, mamey, guayaba y otras), al menos 4 flores comestibles y 6 hierbas de olor. Entre las verduras se encuentran por supuesto los quelites, nombre genérico para una amplia gama de plantas que no son cultivadas sino propiciadas y recolectadas en las milpas, los solares, el monte y las veredas, todas ellas riquísimas en vitaminas, minerales, proteínas y antioxidantes según estudios de la UNAM y el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición. En las mesas de estas comunidades nunca faltan los frescos pápalos, las p ipitzas y los guajes, principalmente, ni el cilantro y el yepaquelite. Para los guisos, las ensaladas y los caldos están el chipile, el huauzontle, la escobita, el tepalcax, el copaquelite, el guaquelite, el topalquelite, el tlalahuacate, la verdolaga…
El yepaquelite, uno de los pocos quelites que se dan en árbol, es una leguminosa con un altísimo contenido de proteínas: 39% del peso de la planta seca y preparada. Se come también en caldo, tamales, quesadillas y albóndigas. Claro, hay muchas otras investigaciones que muestran la diversidad específica del sistema alimentario de cada región y de cada uno de los 60 grupos étnicos que habitan el territorio nacional. ¿Por qué hay desnutrición en las comunidades indígenas y campesinas cuando se cuenta con tantos recursos?
Una de las causas principales es que muchos de los alimentos tradicionales de alto valor nutricional están culturalmente devaluados, son considerados “comida de pobre” incluso
en las propias comunidades. En cambio, beber refrescos y consumir productos industrializados que se adquieren en las tiendas son factores de prestigio porque reflejan capacidad de compra y adecuación a lo socialmente visto como “moderno”.
En este giro cultural, PepsiCo y Nestlé, como muchas otras transnacionales alimentarias, han jugado un papel central mediante las omnipresentes y permanentes campañas publicitarias de sus mercancías. El dinero que ingresa por las remesas y los programas de
Propuesta para disminuir el hambre en México gobierno, como Oportunidades, es empleado en su mayor parte para comprar alimentos industrializados. El estudio realizado por Gabriela Martínez indica también que 48% de los alimentos consumidos por las familias provienen de fuera de la comunidad, lo cual es alarmante pues los ingresos de estas familias son escasos. Los principales alimentos foráneos son el azúcar, el jitomate saladette, el chile serrano, el pollo de granja, la sopa de pasta, la leche, el arroz, los refrescos y jugos artificiales, el pan y las sopas Maruchan, que van desplazando a los nutritivos alimentos locales. Conclusión
La sociedad mundial tiene indudablemente la capacidad para erradicar la pobreza y el hambre en un período breve. Para lograrlo es necesario que haya una voluntad política y que se afronte el objetivo de forma directa y no oblicuamente. Éste es el principal mensaje de nuestras organizaciones, que pretendemos señalar a la atención de todo el mundo en el contexto de la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo. El crecimiento económico, especialmente un crecimiento de la agricultura y la economía rural de amplia base, es una condición necesaria para reducir de forma sostenible la pobreza y el hambre. Al mismo tiempo, es preciso adoptar medidas prioritarias para reducir el hambre de manera directa. El hambre no es sólo un efecto sino también causa de la pobreza. Existen sobradas pruebas de que la lucha contra el hambre es una inversión que produce grandes beneficios en relación con el crecimiento y el bienestar general, y no sólo un imperativo moral o un acto de compasión humana. En la actualidad sabemos mucho acerca de lo que es eficaz en la lucha contra el hambre y la inseguridad alimentaria. La necesidad de lograr una reducción sustancial y sostenible de la pobreza exige que se den pasos concretos para promover la agricultura y el desarrollo rural. Tres cuartas partes de los pobres viven en zonas rurales y derivan la base de sus medios de vida de la agricultura o de actividades rurales que dependen para su supervivencia del sector agrícola. La agricultura y el desarrollo rural son por lo tanto fundamentales para conseguir un crecimiento económico general y la reducción de la pobreza en la mayoría de los países en desarrollo.
Propuesta para disminuir el hambre en México Salud Alimentaria (junio 18, 2013) http://alianzasalud.org.mx/2013/06/para-unaverdadera-cruzada-contra-el-hambre-propuestas-desde-la-perspectiva-de-un-paismegadiverso/ El poder del cosumidor (22 abril, 2013) http://elpoderdelconsumidor.org/saludnutricional/propuesta-alternativa-a-cruzadanacional-contra-el-hambre/ FAO (s/f) http://www.fao.org/docrep/003/y6265s/y6265s03.htm