El bien educado sabe que nunca lo está del todo pero que lo está suficiente como para querer estarlo más. Fernando Savater La educación es un tema con muchas aristas, a ristas, desde las cuales es posible ser abordado y sumergirse en una considerable complejidad. En el libro titulado El valor de educar , Fernando Savater , con la lucidez que le caracteriza, logra desmenuzar el tema desde el rol de quienes educan, maestros y padres principalmente. El libro se compone de seis capítulos, capí tulos, de los cuales quiero destacar algunas reflexiones que dejan ver de qué va cada uno: 1. El aprendizaje humano
El hecho de enseñar a nuestros semejantes y de aprender de nuestros semejantes es más importante para el establecimiento de nuestra humanidad que cualquiera de los conocimientos concretos que así se perpetúan o transmiten. 2. Los contenidos de la enseñanza
…la educación, orientada a la formación del del alma y el cultivo respetuoso de los valores morales y patrióticos, siempre ha sido considerada de más alto rango que la instrucción, que q ue da a conocer destrezas técnicas o teorías científicas. 3. El eclipse de la familia
El papel de la familia en la educación de una persona es insustituible, y por ello “cuanto menos padres quieren ser los padres, más paternalista se exige que sea el Estado” , y por ello se le concede la posibilidad de guiar el destino de una persona, por más masificado que este sea. En la sociedad actual el rol del padre es de vital importancia, se requiere que tenga “suficiente autoridad para gestionar el miedo iniciático inic iático en el que se funda el principio de realidad, reali dad, pero también con la tierna solicitud doméstica, próxima y abnegada, que ha h a caracterizado secularmente el papel familiar de la madre” 4. La disciplina de la libertad
El objetivo explicito de la enseñanza de la modernidad es conseguir individuos auténticamente libres…comprender que la libertad de la que q ue estamos hablando no es un a priori ontológico de la condición humana sino un logro de nuestra integración social. 5. ¿Hacia una humanidad sin humanidades?
La educación humanista consiste ante todo en fomentar e ilustrar el uso de la razón, esa capacidad que observa, abstrae, deduce, argumenta y concluye lógicamente…crear un sentido de respeto por las capacidades y la humanidad del hombre como especie. Vivir en una sociedad plural impone asumir que lo absolutamente respetable son las personas, no sus opiniones, y que el derecho a la propia opinión consiste en que ésta sea escuchada y discutida, no en que se la vea pasar sin tocarla con si de una vaca sagrada se tratase. 6. Educar es universalizar
… la deseabilidad social de formar individuos autónomos capaces de participar en comunidades que sepan transformarse sin renegar de si mismas, que se abran y se ensanchen sin perecer, que se ocupen más del desvalimiento común de los humanos que de la diversidad intrigante de formas de vivirlo o de los oropeles cosificados que lo enmascaran. Gente en fin convencida de que el principal bien que hemos de producir y aumentar es la humanidad compartida, semejante en lo fundamental a despecho de las tribus y privilegios priv ilegios con que también humanamente nos identificamos. Un libro muy recomendable para quienes tienen interés por el tema educativo o quienes están involucrados de alguna manera en acciones de formación de otros, principalmente los que son padres, madres o maestros. Reflexiona sobre la subjetividad con que hemos sido educados y seguramente educaremos, sobre cómo enfocar adecuadamente nuestros esfuerzos por educar a otros, valorar con humildad lo que tenemos y lo que somos. Le agradezco a mi buen amigo Juan Carlos la extraordinaria recomendación.
RESUMEN DEL LIBRO EL VALOR DE EDUCAR
Este es un trabajo de reseña y resumen de una de las obras más famosas de Fernando Savater. El autor en su ensayo titulado “El valor de educar” plantea como escenario la educación y a partir de ello proporciona reflexiones dirigidas al maestro como actor protagonico y su rol de educador. En el desarrollo de su obra, Savater enfatiza el compromiso que tiene el estado, las autoridades en educación, instituciones educativas y esencialmente el maestro, respecto a la disciplina, la enseñanza de la libertad y la universalización de la educación. El autor hace hincapie al hecho de que los maestros quierasé o no, son modelos para los estudiantes y esta en sus manos hacer que el aprendizaje sea un deleite o placer, teniendo en cuenta la importancia de las asignaturas y el curriculo. Repite y enfatiza bastante que el fin de la educación es la humanización del ser humano. Y para lograr este fin debe hacerlo con la integración y relación de la parte congnitiva, espiritual y actitudes del estudiante. Savater indica que “el descubrimiento” es el medio para lograr un aprendizaje significativo en los estudiantes. Señala a la “pedanteria del maestro” como un mal perjudicial que va en contra del gusto de aprender del estudiante, ya que el maestro solo quiere enseñar y enseñar. Recalca que la educación debe ser para todos sin excepción, sin desigualdades, desigualdades, por ello plantea una universalización universalización democratica de la la educación. Culmina su trabajo con una carta dirigida a los ministros para que tomen en cuenta estos planteamientos y asuman asu man seriamente “El valor de educar”.
CAPÍTULO 1. El aprendizaje aprendizaje humano. humano. Fernando Savater afirma que, el ser humano es también un deber, la solidaridad es un rasgo propio de las personas muy humanas. Por medio de los procesos educativos el grupo social intenta remediar la ignorancia amnésica con la que naturalmente todos venimos al mundo. Ser humano consiste en la vocación de compartir lo que ya sabemos entre todos, enseñando a los recién llegados al grupo cuanto deben conocer para hacerse socialmente válidos. Enseñar es siempre enseñar al que no sabe. La primera titulación requerida para poder enseñar es haber vivido. El hombre llega a serlo a través del aprendizaje. De tal modo que el primer objetivo de la educación consiste en hacernos conscientes de la realidad de nuestros semejantes. Es importante también mencionar que el proceso
educativo puede ser informal a través de los padres o algún grupo social que rodee al individuo o también puede ser formal que son las personas que enseñas a algún individuo asignado especialmente para ellos. Sin embargo, la supervivencia biológica del individuo justifica la cohesión familiar y ha sido la necesidad de educar educar es la causante de lazos sociales sociales que van mas allá del núcleo procreador, es entonces importante subrayar que el amor posibilita y sin duda potencia el aprendizaje pero no puede sustituirlo. Pero en fin queda de cada ser humano tratar de ser mejor a cada instante de de nuestra vidas porque a veces podemos podemos tener la mejor educación del mundo pero si no tenemos buenos simientes en valores de nada sirve: lo importante no es el dinero, la educación y ni si quiera un círculo social si no la ayuda de Dios y las ganas de sobresalir en este mundo que pareciera que cada vez esta peor, pero con Dios no hay nada imposible y no es humano el que sabe mas o el que tiene mas si no que el que muestra realmente ser un mejor hombre. La combinación perfecta es el amor y la pedagogía.
CAPITULO 2. Los contenidos de la enseñanza. El proceso de aprendizaje a través de la comunicación con los semejantes y de la transmisión deliberada de pautas, técnicas, valores y recuerdos es proceso necesario para llegar a adquirirla plena estatura humana. Lo primero que la educación transmite es que no somos únicos, y lo segundo es que no somos los iniciadores de nuestro linaje. La panorámica temporal es el contrapeso de nuestra conciencia de la muerte inexorable que nos aísla aterradoramente entro los seres vivos. Por vía de la educación no nacemos al mundo sino al tiempo. El manejo del tiempo es la fuente de nuestra grandeza y el origen de nuestras miserias, y es un componente esencial de nuestros modelos mentales. La enseñanza está ligada intrínsecamente al tiempo. La función de la enseñanza está tan esencialmente enraizada en la condición humana que resulta obligado admitir que cualquiera puede enseñar. Gran parte de los grupos humanos primitivos carecieron de instituciones educativas específicas. Y todavía muchas enseñanzas se transmiten así en nuestros días, aun en las sociedades mas desarrolladas. Una reflexión sobre los fines de la educación es una reflexión sobre el destino del hombre, sobre el puesto que ocupa en la naturaleza, sobe las relaciones entre los seres humanos. Las obras que recibimos de manera indirecta a través de los ejemplos de generaciones superiores a nosotros es educación indirecta es decir que el ser humano tiene la capacidad de aprender con solo ver y que estos
aprendizajes influyen a nuestra vida cotidiana; es decir, que nosotros podemos ser maestros de alguien en algún momento y esto precisamente en todas las generaciones y todavía muchas enseñanzas se transmiten así en nuestros días aun en la sociedad mas desarrolladas. No todo pude aprenderse en casa o en la calle, se enseña en todas partes algunas de modo espontaneo y otros con formalidad. Esto no quiere decir que no sea importante tener una educación formal, guiada por profesores capacitados para dar al individuo una formación con conocimientos abstractos para que el ser humano tenga una u na mejor educación.
CAPÍTULO 3. El Eclipse de la Familia. Savater en este capítulo se refiere refiere al papel trascendental trascendental que juega la familia como institución educativa. Lo que los niños aprenden dentro de la familia, relacionado con su convivencia y relación con otros, participación en juegos colectivos es lo que los estudiosos llaman Socialización primaria, en donde el niño se convierte en un miembro más o menos estándar de la sociedad. La socialización secundaria es pues la continuidad de la socialización del niño, la cual queda a cargo la escuela, grupos de amigos, el trabajo etc. Si la socialización primaria se realizó de modo satisfactorio la socialización secundaria será más fructífera, ya que cuenta con una base sólida sobre la cual asentar conocimientos y enseñanzas. Dentro del ambiente familiar el niño aprende de una forma diferente de la que aprende en la escuela. Dentro de la familia el clima está dotado de afectividad. Por la afectividad que el niño pueda percibir dentro de su familia, el aprendizaje familiar tiene un trasfondo de coacción en el sentido de la amenaza de perder el cariño de aquellos seres, que sin ellos, el niño no sabe aún cómo sobrevivir. Existe por tanto el miedo de dejar de ser amado. Por esto Goethe afirmaba que da más fuerza saberse amado que saberse fuerte. La educación familiar funciona por vía del ejemplo, de gestos, humores compartidos, hábitos del corazón, chantajes afectivos junto a la recompensa de premios y castigos, no por sesiones de trabajo como en la escuela. Este aprendizaje resulta de la identificación total con sus modelos o rechazo a tales modelos. En resumen la familia brinda un menú lectivo con mínima o nula elección de platos pero con gran condimento afectivo. Lo que se aprende en la familia tiene una indeleble fuerza persuasiva. La carga afectiva que recibe el niño en la familia sirve para el fortalecimiento de principios morales que le ayudará a resistir las tempestades de la vida, en los casos favorables, en los que no hubo esa carga afectiva los niños se llenan de prejuicios que
son difícil de extirpar. Las familias están sufriendo una crisis seria en cuanto a su funcionamiento como familia. Para que la familia funcione educativamente es imprescindible que alguno de los padres se resigne a ser adulto. Los padres quieren figurar como “el mejor amigo de su hijo”, un arrugado compañero de juego y la madre cuya única vanidad profesional es que la tomen como la hermana mayor de su hija. Estas situaciones hacen que la familia se vuelva más informal por lo que la formación moral y social de los hijos se encuentra en la cuerda floja; por lo que las instituciones educativas tienen ahora una carga más allá de lo académico. Los padres están delegando estas responsabilidades a la escuela, la cual no solo tiene que educar en cuanto a una exigencia curricular, sino también a llenar esos vacíos en cuanto a moral, ética y valores en general que las familias están dejando a un lado. En conclusión, el eclipse en la familia se refiere a que las nuevas generaciones están padeciendo de la ausencia de “buenos modelos” a s eguir, debido a la ausencia de padres y madres en los hogares, la convivencia familiar se hace cada vez más escasa. Los niños pasan más tiempo conviviendo con el televisor que con sus padres. Ante tal carencia la escuela en el sentido de “organización” debe deb e proveer a los estudiantes un modelo, un ejemplo, en cuanto actitudes de los maestros e impregnarlo en cada enfoque de sus materias. Tiene el compromiso de enseñar a los alumnos los usos responsables de la libertad y la toma de decisiones responsables, para formar generaciones sensatas, que tanta falta hace en nuestras sociedades.
CAPÍTULO 4. La Disciplina de la Libertad. El objetivo de la educación es formar individuos auténticamente auténticamente libres, libres, el cual se logra a través través de una integración social. Algunos pedagogos pedagogos insisten que el objetivo de la enseñanza es despejar por imposición la libertad latente en el niño para que florezca plenamente. Ante esto la pregunta es ¿Cómo se consigue? Para llegar a ello el educador se debe proveer de un modelo racionalmente adecuado, no para que lo siga, sino para que se identifique identifique con él. Junto a la libertad está la disciplina. disciplina. El poder disciplinario es el responsable de cualquier procedimiento de educación, tanto de los más coactivos como el de los más liberales. La disciplina está intrínsecamente relacionada con la autoridad (no confundir con el autoritarismo), por lo cual la escuela no necesita convertirse en un cuartel, por el contrario, debe propiciar un ambiente que genere libertad de opinión, de actuar, siempre en un ambiente de
disciplina, que guíe al alumno a obtener autocontrol, aprendiendo a mandarse así mismo obedeciendo a otros.
CAPÍTULO 5. Hacia una Humanidad sin Humanidades. Estamos atravesando una crisis en la humanidad. Las exigencias de las sociedades modernas en cuanto a lo tecnológico y lo científico, están mutilando a las generaciones futuras de la visión histórica, literaria y filosófica que son imprescindibles para el desarrollo de la plena humanidad. Los planes planes de enseñanza en general, general, tienden a reforzar los conocimientos científicos o técnicos a los que se supone una utilidad práctica inmediata, directamente una aplicación laboral. Esta situación genera un divorcio entre la cultura científica y la cultura literaria. La interrogante es: ¿Cómo pueden dejarse la cultura literaria y con ella las facultades del humanismo, la cual pretende desarrollar las capacidades crítica de análisis, la curiosidad que no respeta dogmas, el sentido de razonamiento lógico, la sensibilidad para apreciar las más altas realizaciones del espíritu humano, la visión conjunta del panorama del saber?. Lograr la integración de ambas favorecería mejor a la educación. Pero más allá de impartir más la cultura científica que la literaria está un aspecto mucho más profundo. Como dice Francois Fr ancois Closets, “Poco importa en último extremo lo que se enseñe, con tal que se despierte la curiosidad y el gusto por aprender”. Lo que importa no es lo que se aprende sino la forma de aprenderlo, por lo tanto no es cuestión de qué sino de cómo. Este planteamiento compromete directamente directamente al profesor, por que en sus manos está el “cómo” enseña. En este aspecto se hace referencia a una de las causas de la ineficacia docente, definida como la “pedantería pedagógica”, llamándola como una enfermedad laboral, l a cual padecen la mayoría de los maestros. El término “pedante”, en voz italiana quiere decir “maestro”, por lo que no tiene ninguna connotación peyorativa. La pedantería nace con la vocación de enseñar. Todos los profesores somos pedantes en algún momento. La pedantería exalta el conocimiento propio por encima de la necesidad docente de comunicarlo, se da relevancia a los ademanes intimidatorios de la sabiduría a la humildad paciente y gradual que la trasmite. Existe la pedantería, cuando el maestro se dirige a sus alumnos como si estuviera presentando presentando una conferencia ante un congreso de distinguidos y exigentes colegas. Esta situación no permite abrir el apetito cognoscitivo del alumno, porque lo agobia. La humildad del maestro renuncia a demostrar que uno ya está arriba y se esfuerza por ayudar a subir a otros. Ya que su deber es estimular a que sus alumnos
descubran y no que sepan todo lo que el maestro ha descubierto. Por lo tanto el maestro debe fomentar las pasiones intelectuales y no crear un ambiente de apatía provocada por la rutina.
CAPÍTULO 6. Educar es Universalizar. Universalizar. Este capítulo se refiere especialmente al ideal básico de la educación actual, siendo éste la “universalización democrática”. Este término se refiere a que nadie debe quedar excluido del sistema educativo, universalizar la educación es acabar con la discriminación. La universalización de la educación democrática comienza intentando auxiliar las deficiencias del medio familiar y social que cada persona experimenta. Otra de ellas consiste en volver a cada persona a sus raíces, es decir que cada cual dentro de sí mismo debe buscar aquella raíz propia e intransferible que le identifica con su familia. Según esta visión la educación consistiría en reforzar nuestras raíces haciéndonos más nacionales, más étnicos, más ideológicamente puros, más idénticos a nosotros mismos y por lo tanto inconfundibles y diferentes a los demás.
EPÍLOGO. Carta a la Ministra. El autor termina su ensayo dirigiendo una carta a todos aquellos ministros o ministras que tienen a su cargo la educación en sus países. En la carta se refiere a varios puntos, analizados analizados en los capítulos capítulos anteriormente expuestos.
Hace referencia a la democracia, más allá del respeto de los derechos de los ciudadanos. Se refiere a la democracia en la que el Estado tiene la obligación de proveer una educación pública. La enseñanza debe ser tan pluralista como la sociedad misma. Que el sentido de la educación es conservar y transmitir el amor a lo intelectual y a lo humano. Finaliza diciendo que el efecto más notable de la educación es el despertar el apetito de más educación y de nuevos aprendizajes, que la educación se da en el momento que los alumnos están deseosos de descubrir más.
CONCLUSIÓN De todo el contenido podemos rescatar tres ideas principales que el autor quiere poner en relieve:
La familia y la educación. Los tiempos en que vivimos sujetos a exigencias y demandas del ritmo diario, estan dejando que la familia se desligue de la educación de los niños, dejando al maestro maestro un doble labor la de formar en habitos y valores.
La universalización democratica de la educación. L educación no debe ser privilegio ni excluyente, basicamente debe ser para todos y con todos, sin perjuicios de ninguna indole.
La libertad y la educación. El maestro debe estimular la libertad responsable ante todas las divergencias que presente el contexto.
El rol protagónico del maestro en los aspectos mencionados. Los puntos mencionados deben ser asumidos de manera responsable por el maestro, facilitando y creando un ambiente democrático en el estudiante, donde el aprender sea un deleite y no una carga. También señala que las autoridades son las encargadas de llevar la educacion a todos, de esta manera haciendola universal y tener más en cuenta por el “como se enseña” que por cubrir los contenidos del curriculo.
OPINIÓN PERSONAL. Aunque Savater no puntualiza otros aspectos vitales en la acción educativa como la motivación intrinseca, el desarrollo biopsicosocial del estudiante, etc. Es muy interesante el planteamiento que hace respecto al contexto social de los protagonistas de la educación. Si el hombre solo fuese un ser que aprende, podria bastarle aprender de su propia experiencia y del trato con las cosas, pero seria un proceso muy largo que lo obligaria a empezar de cero, sobreviviría fisicamente pero le faltaría lo que específicamente de humanizador tiene el proceso educativo, porque el hombre es el aprender de otros hombres, al ser enseñado por ellos. El primer objetivo de la educación debe ser hacernos conscientes de la realidad de nuestros semejantes. Es decir, tenemos que aprender a leer sus mentes, lo cual implica considerarlos sujetos y no meros objetos, protagonistas de su propia vida. Savater propone una via universalizadora de la educación que consiste en ayudar a cada persona a volver a sus raices. Según está visión, la educación consistiría en dedicarse a reforzar nuestras raices, haciendolas
más nacionales, más étnicas, más ideológicas, más idénticos a nosotros mismos. Es el universalista el que vuelve vu elve sobre sus raices profundas, las que nos hacen comunmente humanos, mientras que los particularistas van de rama en rama. El buscar conflicto, tratando de cambiar, enseñando a discutir pero dejando claro que la escuela no es ni un foro de debates ni un púlpito, es una tarea importante de los educadores. Sería suicida que la escuela renunciara a formar ciudadanos demócratas, inconformistas, inquietos por su destino personal. Es deseable la complejidad ideológica de la sociedad moderna que ayude a fomentar los valores diversos. Resultaría absurdo por ejemplo, tratar de ocultar a los niños los fallos del mundo en el que vivimos, pero es crucial inspirarle una prudente confianza sobre los mecanismos previstos para enmendarlos. Me encantaría que los maestros leyeran este libro.