Lecturas Readings
ARQ 57
Zonas áridas Arid zones
5
La ciudad jardín en los suburbios del desierto de Sonora Garden city suburbs in the Sonoran Desert Ignacio San Martín
10
Lima: Con-cierto de-sierto barroco Lima: Desert Baroque Wiley Ludeña Urquizo
14
Ocupación humana del paisaje desértico de Atacama, Región de Antofagasta Human occupation of the Atacama Desert landscape in the Antofagasta Region Victoria Castro, Carlos Aldunate, Varinia Varela
18
Fotografías. II Región, Chile Photographs. II Region, Chile Fernando Maldonado
Obras y Proyectos Works and Proyects 20
Escuela Villa El Palqui, Chile José Cruz O., Ana Turell
26
Termas de Puritama, Chile Germán Del Sol
30
Quinta Monroy , Chile Equipo Elemental
34
Tres proyectos en Arizona, EE.UU. Rick Joy
42
Casa en Playa Bonita, Perú Alexia León
44
Exteriores de la U.A.I., Chile Ximena Nazal, Teodoro Fernández
46
Paisajismo para La Reserva, Chile Teodoro Fernández
50
Taller Vivienda elemental , Chile Tomás Cortese
Ensayos y documentos Essays and Documents 52
Una ética del desierto: investigación estética Álvaro Malo
56
La ocupación del desierto de la playa Asia, Lima, Perú Paulo Dam
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Santiago Zona Árida: una arquitectura de la sombra
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Una arquitectura de la negatividad
Rodrigo Pérez de Arce La modernidad de la arquitectura de las salitreras
Max Aguirre 64
Drenaje de aguas lluvia urbanas en zonas semiáridas Bonifacio Fernández
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El agua en las zonas áridas de Chile Ricardo Astaburuaga G.
Anexos Nexus 74
Libros y revistas recibidos
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En memoria de Jorge Elton
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Noticias de la Facultad Nuevas superficies textiles para vestir el cuerpo Taller Diseño e Indumentaria, Escuela de Diseño
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Noticias / Cartas
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Noticias de la Facultad Titulación E. de Arquitectura U.C. / Promoción 2003-2004
Colaboradores ARQ 57 / ARQ 57 Collaborators Portada Sol radiante, imagen de arte rupestre encontrada en Concho County, Texas, EE.UU.
Tomado de Native American Rock Art, A petroglyph stamp kit for all ages, de Judith Dupré, Chronicle Books, San Francisco, 1997. Max Aguirre Arquitecto, Universidad de Chile, 1978. Candidato a Doctor por la Universidad Politécnica de Madrid. Desde 1983 ha ejercido la docencia en varias universidades chilenas, en el área de teoría e historia de la arquitectura. Carlos Aldunate Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales y en Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Chile. Abogado, Universidad de Chile, 1965, y arqueólogo, Universidad de Chile, 1982. Actualmente es director del Museo Chileno de Arte Precolombino y de la Academia Chilena de la Historia. Alejandro Aravena Arquitecto, Universidad Católica de Chile, 1992. Estudios de Postgrado en Teoría e Historia en el Istituto Universitario di Architettura di Venezia, 1992-1993. Desde 1992 es profesor de Teoría y de Taller de Proyectos en la Escuela de Arquitectura de la U.C.; ha sido profesor invitado en la A.A. de Londres y en la G.S.D. de la Harvard University. Su trabajo profesional ha sido expuesto y publicado ampliamente, recibiendo diversos premios. Actualmente trabaja de manera independiente. Ricardo Astaburuaga Ingeniero Civil Hidráulico, Universidad de Chile, 1969. Actualmente se desempeña como consultor. Victoria Castro Profesora de Estado en Filosofía, Universidad de Chile, 1978; licenciada en Prehistoria y Arqueología, y arqueóloga, Universidad de Chile, 1982. Magister en Etnohistoria, Universidad de Chile. Actualmente es profesora titular de la Universidad de Chile, ejerciendo la docencia en el Departamento de Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales. Tomás Cortese Licenciado en Arquitectura, Universidad Católica de Chile, 2002, y alumno del programa de Magister en Arquitectura de la U.C. Actualmente colabora en el proyecto de Vivienda Social Quinta Monroy en Iquique, junto con los arquitectos Alejandro Aravena y Alfonso Montero, además de llevar a cabo un programa de asistencia técnica para las familias de la Quinta Monroy. José Cruz Ovalle Arquitecto, Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, 1973. Estudios de postgrado y de filosofía en esa misma ciudad. Estudios de arquitectura en la Universidad Católica de Chile (1968-1970). Ha sido profesor asociado de la Escuela de Arquitectura de la U.C.; su obra ha sido expuesta en Europa y Sudamérica. Actualmente ejerce de manera independiente. Paulo Dam Arquitecto, Universidad Ricardo Palma, Lima, 1990. Desde 1991 se ha dedicado a la docencia del diseño en arquitectura. En 2000 abre su propio estudio, concentrado en la práctica crítica del diseño en proyectos privados y concursos. Actualmente es profesor de diseño de la Facultad de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Emilio De la Cerda Licenciado en Arquitectura, Universidad Católica de Chile, 2002, y alumno del programa de Magister en Arquitectura de la U.C. Entre 2002 y 2003 ha colaborado en el proyecto de Vivienda Social Dinámica sin Deuda, de la Quinta Monroy en Iquique, y en el Edificio Tecnológico San Joaquín de la U.C. a cargo del arquitecto Alejandro Aravena. Germán Del Sol Arquitecto, Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, 1973. Ha ejercido en España, EE.UU. y Chile; su obra ha sido extensamente publicada en Chile y el extranjero. Ha sido profesor de Taller de Proyectos de 4º año en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, donde actualmente es profesor de Taller de Titulación. Bonifacio Fernández Ingeniero Civil, Universidad Católica de Chile, 1973; MSc, 1982, y PhD en Ingeniería Civil, 1984, Colorado State University. Desde 1991 es profesor titular de Ingeniería Hidráulica en la U.C. y desde 2002 Affiliatte Faculty of Civil Engineering en Colorado State University. Entre 1995 y 1998 fue presidente de la Sociedad Chilena de Ingeniería Hidráulica, de la que es Director Honorario desde 1999. Teodoro Fernández Arquitecto, Universidad Católica de Chile, 1972, y Postítulo en Arquitectura y Manejo del Paisaje, Universidad Católica de Chile, 1992. Desde 1984 es profesor de Taller de Proyectos de la Escuela de Arquitectura de la misma universidad. Autor de los proyectos para el Parque Inés de Suárez en Providencia y el Parque Bicentenario para la comuna de Vitacura. Actualmente desarrolla trabajo profesional en forma independiente. Soledad Hoces de la Guardia Diseñadora, Universidad Católica de Chile, 1979. Miembro del Directorio del Comité Nacional de Conservación Textil. Actualmente es docente de la Escuela de Diseño de la U.C. e investigadora alterna del Museo Chileno de Arte Precolombino en Santiago. Rick Joy Arquitecto, University of Arizona, Tucson, 1990, y estudios independientes de música. Entre 1990 y 1993 colaboró con William Bruder en el diseño de la Biblioteca Central de Phoenix. Su oficina en Tucson ha producido un extenso conjunto de obras, ampliamente expuesto y recientemente publicado por Princeton Architectural Press. Ha sido profesor invitado en las universidades de Arizona, Harvard y Rice. Alexia León Arquitecta, Universidad Ricardo Palma, Lima, 1993. Entre 1993 y 1995 trabajó junto al profesor Juvenal Baracco en la Facultad de Arquitectura en Lima. Su proyecto de la casa en Playa Bonita ha sido finalista en la I Bienal Iberoamericana, Madrid, 1998, y finalista en el segundo premio Mies van der Rohe de Arquitectura Latinoamericana, 2001. Desde 1996 ejerce de manera independiente. Wiley Ludeña Urquizo Arquitecto, Universidad Ricardo Palma, 1978; Master en Diseño Arquitectónico, Universidad Nacional de Ingeniería, Lima, 1987, y Doctor en Urbanismo, Technische Universität Hamburg-Harburg, 1996. Profesor en la Universidad Nacional de Ingeniería, Universidad Ricardo Palma y en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Director de las maestrías en Historia y Crítica y en Renovación Urbana en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería. Actualmente dirige la revista peruana ur[b]es, sobre ciudad, urbanismo y paisaje. Fernando Maldonado Arquitecto, Universidad de Chile, 1969. Actualmente trabaja como arquitecto y fotógrafo, participando en investigaciones y registros del Museo Chileno de Arte Precolombino. Álvaro Malo Arquitecto, Universidad de Cuenca, Ecuador, 1967; Diploma en Diseño, Bouwcentrum, Rotterdam, 1969, y Master en Arquitectura, Louis I. Kahn’ masters studio, University of Pennsylvania, 1970. Colaborador en el estudio de Kahn en Filadelfia, 1970. Entre 1986 y 1994 ha ejercido la docencia en Norte y Sudamérica, principalmente en las universidades de Columbia y Pennsylvania. Desde 1998 es director de la Escuela de Arquitectura de la University of Arizona en Tucson. Alfonso Montero Arquitecto, Universidad Católica de Chile, 1992. Entre 1999 y 2001 se traslada a Los Angeles, EE.UU. para ejercer como arquitecto en la oficina de Zecchetto Architecs y posteriormente en Steinberg Group Architects. Actualmente comparte su tiempo como jefe de proyectos del equipo Elemental en la Universidad Católica y su oficina particular. Paola Moreno Diseñadora, Universidad Católica de Chile, 1990. Miembro del Directorio del Comité Nacional de Conservación Textil. Actualmente es docente del Departamento de Artes Visuales de la Universidad de Chile. Ximena Nazal Ingeniera Agrónoma, Universidad Católica de Valparaíso, 1989, y Postítulo en Manejo del Paisaje, Universidad Católica de Chile, 1996. Entre 1989 y 1996 fue profesora del Programa de Control de Malezas de la Universidad Católica de Valparaíso. Fundadora y propietaria del Vivero San Gabriel en el valle del Aconcagua, desarrolla especies vegetales de bajo requerimiento hídrico y mantenimiento. Rodrigo Pérez de Arce Arquitecto, Universidad Católica de Chile, 1972, y estudios de postgrado en Architectural Association, Londres, 1975. Desde 1991 es profesor de la Escuela de Arquitectura y del Magister en Arquitectura de la U.C.; ha sido profesor invitado en University of Pennsylvania, A.A. y M.I.T., entre otros. Su obra profesional incluye la coautoría de la recuperación de la Estación Mapocho y la remodelación de la Plaza de Armas de Santiago. Milva Pesce Arquitecta, Universidad Católica de Chile, 1999. Alumna de último semestre del Postítulo en Arquitectura y Manejo del Paisaje de la Universidad Católica de Chile, actualmente trabaja como arquitecta en la oficina de Teodoro Fernández. Ignacio San Martín Master en Arquitectura del Paisaje, 1978, Master en Planeamiento Urbano y Regional, 1980, y Master en Diseño Urbano, 1981, University of California, Berkeley. Entre 1994 y 2001 fue director del Programa de Graduados en Planeamiento Urbano y Regional de la Arizona State University en Phoenix. Actualmente es profesor de arquitectura y coordinador del Programa de Graduados en Diseño Urbano de la University of Arizona en Tucson. Varinia Varela Licenciada en Arqueología y Prehistoria, y arqueóloga, Universidad de Chile, 1992. Actualmente es investigadora del Museo Chileno de Arte Precolombino y profesora de la Escuela de Artes del Fuego en Santiago.
Editorial Entre las noticias que nos llegan, hay dos que pasan casi sin tocar nuestra imaginación. Es lo que nos ocurriría –o nos está ocurriendo– con el agua, y que es contradictorio: su escasez y también su aumento. Abundancia por el derretimiento de los hielos en el mar (hay estadísticas espeluznantes a futuro, que harían a un astuto director de cine –como Mel Gibson– centuplicar sus ganancias). Pero que los hielos se derriten, es cosa de mirarlos. La desertificación, en cambio, disimula más; y la escasez de agua para tomar y regar que ocurre, por ejemplo, en África, no es noticia para los medios. Creo que el Seminario que se realizó en nuestra Facultad en noviembre de 2003, aparte de convocar a profesionales y expertos de buen nivel, chilenos y de la Universidad de Arizona, logró fijar nuestra imaginación en el tema del agua y del desierto. Las imágenes, cifras y técnicas expuestas nos hicieron apreciar estos climas, como el de Santiago: una zona árida de siempre que, sin proponérnoslo racionalmente, hemos ido acercando a un oasis. A través de los años, hemos conseguido veredas sombreadas y espacios intermedios que nos protegen del sol brillante de nuestros largos veranos, pero no logramos desarrollarlos con nuevos recursos de la arquitectura y del jardín urbano para la ciudad que estamos construyendo ahora, precipitadamente. Este número retoma algunos temas del Seminario de 2003, ampliándolos con, por ejemplo, el artículo de Wiley Ludeña sobre Lima, una gran ciudad en el desierto; un artículo del ingeniero hidráulico Bonifacio Fernández sobre parques inundables, o una invitación a reinventar la ciudad jardín, de Rodrigo Pérez de Arce. Obras de arquitectura y paisajismo que se adecuan a este clima seco y caluroso demuestran –tanto en Arizona como en Perú y en el norte de Chile– que podemos intercambiar ideas y empezar a afrontar con inteligencia y sensibilidad la transformación de una serie de “inconvenientes” como el calor, la falta de agua y la aridez, en características positivas para nuestra arquitectura y nuestras ciudades.
Montserrat Palmer Trias
In the daily news, two items hardly register in our imagination: What could happen, or is already happening to us, in relation to water. We are warned, contradictorily, about its scarcity, and its increase. There is an abundance from melting sea ice. The scary forecasts could make millions for an astute filmmaker like Mel Gibson, but in fact the phenomenon is visible to the naked eye. Desertification, on the other hand, is not so obvious, and the shortage of drinking and irrigation water in Africa, for example, simply does not make the news. I believe the seminar held by our faculty in November 2003, with top professionals and experts from Chile and the University of Arizona, helped focus our imagination on the issue of water and the desert. The images, figures and techniques presented prompted us to reflect on climates like Santiago’s, historically an arid zone that, with no rational plan, we are transforming into an oasis. Over the years we have created shady sidewalks and intermediate spaces to protect us from the bright sun of our long summers, but we have not developed them with the new resources of architecture and urban landscape for the city we are constructing now so hastily. This issue takes up some of the themes from the 2003 seminar and develops them in articles like Willy Ludeña’s on Lima, a great city in the desert, or hydraulic engineer Bonifacio Fernandez’s piece on “drainage parks” or Rodrigo Pérez de Arce’s invitation to reinvent the garden city. Works of architecture and landscaping adapted to hot, dry climates show how in Arizona, Peru or northern Chile we can exchange ideas and begin tackling with intelligence and sensitivity the transformation of a series of obstacles like heat, lack of water and aridity into positive features of our architecture and our cities.
Zonas áridas Arid zones Convencidos de la necesidad de incorporar criterios de economía, y controlar la tendencia al consumo y a la explotación de recursos que parece regir nuestra cultura, esta vez reflexionamos en torno a la relación entre arquitectura y medio ambiente en las zonas más secas y calurosas de América. Ámbito de asentamientos precolombinos y oficinas salitreras, la realidad implacable de los desiertos en Lima, Atacama y Arizona está fuertemente determinada por condiciones ambientales adversas; sin embargo ha originado una arquitectura de sombras, espacios abiertos y jardines que hacen de la escasez del agua y la abundancia de sol, una virtud.
Convinced of the need to incorporate economic criteria and curb the prevailing trend in our culture towards consumption and over-exploitation of resources, we are drawn to reflect on the relationship between architecture and environment in the hottest, driest areas of America. The implacable deserts of Perú, Chile and Arizona, settings in the past for preColombian settlements and nitrate mines, are the stage for the projects we present in this edition. Defined by a hostile environment they have nevertheless created an architecture of shadow, open spaces and gardens that make a virtue of scarce water and abundant sun.
Palabras clave: Zonas áridas, asentamientos precolombinos, desierto de Atacama, Lima, desertificación, desierto de Sonora, ciudad jardín.
Key words: Arid zones, pre-Colombian settlements, Atacama desert, Lima, Sonoran desert, garden city suburbs.
Se refiere a los sectores aislados por el río Hudson (N. de la T.). 1
La ciudad jardín en los suburbios del desierto de Sonora Ignacio San Martín
“El desarrollo norteamericano se explica por la existencia de un área de tierra libre, su continua reducción y el avance del asentamiento estadounidense hacia el oeste. Como se ha indicado, la frontera produce individualismo. Los nuevos territorios habitados precipitan que una sociedad compleja se organice de un modo primitivo centrado en la familia. Es una tendencia antisocial, que se opone al control y especialmente, a cualquier control directo”. Frederick Jackson Turner, 1893
La persistencia del sueño suburbano El objetivo de este ensayo es presentar un análisis que explique las consecuencias de implementar el sueño norteamericano suburbano en la región sudoeste, tomando como caso de estudio el área metropolitana de Phoenix, una de las regiones de más reciente y rápida expansión en los Estados Unidos. Antes y para mayor claridad, es necesaria una breve introducción que explique el contexto cultural responsable de la preferencia estadounidense por la vida en los suburbios: el subproducto de un profundo deseo cultural y psicológico por el espacio abierto, la movilidad sin restricciones y, hasta cierto punto, la desconfianza hacia el modo de vida y las políticas de las grandes ciudades.
Esta cita de fines del siglo XIX de Frederick J. Turner se presenta aquí como un signo de las peculiaridades de la experiencia estadounidense con respecto a nuestra tendencia regional de asentamientos humanos. Es por eso que para entender las actuales condiciones de extensión suburbana en las ciudades norteamericanas es necesario adentrarse en las fuentes culturales e ideológicas que llevaron a que Estados Unidos aceptase la vida en los suburbios como símbolo de un modo distintivamente norteamericano de construcción de la democracia. El origen de este ideal democrático ya está presente en la preocupación que manifiesta Jefferson por mantener el nuevo país como una civilización agraria, sentimiento que siguió siendo
Garden city suburbs in the Sonoran Desert
“The existence of and area of free land, its continuous recession, and the advance of American settlement westward, explain American development. As has been indicated, the frontier is productive of individualism. Complex society is precipitated by the wilderness into a kind of primitive organization based on the family. The tendency is anti-social. It produces antipathy to control, and particularly to any direct control”.
Ignacio San Martín
Frederick Jackson Turner, 1893
The persistence of the suburban dream The objective of this essay is to present an analysis explaining the consequences of implementing the American suburban dream in the Southwest region using the Phoenix Metropolitan Area (one of the newest and most rapidly expanding regions of the United States) as a case study. As a matter of clarity, however, it is necessary to provide a brief introduction explaining the cultural setting responsible for the American preference for suburban living: A byproduct of a deep cultural and psychological desire for open space, unrestrained mobility, and to some degree, a mistrust for big city lifestyles and politics.
This quote from Frederick J. Turner at the close of the 19th century is presented here as a signal of the peculiarities of the American experience with respect to our regional expression of human settlements. Therefore, to understand the current conditions of suburban sprawl in American cities requires an inquiry into the cultural and ideological sources that guided the United States to accept suburban living as a symbol of a distinctive American construct of democracy. The origin of this democratic ideal is already present in Jefferson’s preoccupation with maintaining the new country as an agrarian civilization, a sentiment that continued to be the source of unceasing preoccupation in the
fuente de inquietud incesante en la literatura de fines del siglo XIX (Jefferson, 1785). Por ejemplo, en su artículo Progreso y pobreza (1879), Henry George condenó a la ciudad como la principal fuente de producción de “la más profunda pobreza, la más aguda lucha por la existencia y la más forzosa inactividad”. Para George, las ciudades eran el foco de poder productivo capitalista y el subproducto de escasez y miseria para un gran número de sus ciudadanos. Por ello, la descentralización de los individuos desde las ciudades congestionadas era necesaria como un modo de liberar al ciudadano estadounidense hacia un nuevo modelo de civilización. Era condición que la propiedad de la tierra fuese “el hecho fundamental que finalmente determina la condición social, política y, por ello, intelectual y moral de una persona”. Paradojalmente, no era el sentimiento agrario en sí lo que permitía alcanzar una democracia descentralizada, sino los resultados de la industrialización y las innovaciones en tecnología de transportes que dinamizaban el impulso económico (fig. 1). Como tal, el suburbio jardín residencial aparece en Estados Unidos más de medio siglo antes del ensayo de Henry George, si consideramos las subdivisiones residenciales de Tompkinsville (1814) y los ferry-suburbs1 de New Brighton (1836),
literature of the late 19th century. (Jefferson, 1785). For instance, Henry George in his article Progress and Poverty (1879) critically condemned the city as the principal source of producing “the deepest poverty, the sharpest struggle for existence and the most enforced idleness”. For George, the cities were the focus of capitalist productive power and the byproduct of squalor and misery for a large number of its citizens. Thus, the decentralization of individuals from the congested cities was a necessity as a means of freeing the American citizen into a new pattern of civilization. It was a condition whereby the ownership of land would be “the fundamental fact which ultimately determines the social, political, and, consequently, the intellectual and moral condition of a people”. Paradoxically, it was not the agrarian sentiment, in itself, that allowed the achievement of a decentralized democracy, but the fruits of industrialization and new innovations in transportation technologies that energized the economic drive for decentralization (fig. 1). As such, the residential garden suburb appears in U.S.A. prior Henry George’s essay by over half a century if we account for the residential subdivisions of Tompkinsville (1814) and New Lecturas Readings ARQ
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Se refiere al área que va desde el sur de California hasta el estado de Florida, entre los paralelos 30º y 35º latitud norte. Fue el último sector de Estados Unidos en suburbanizarse (N. de la T.). 2
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These are neighborhoods located across the Hudson River around Manhattan Island. 2 This area includes from South California to the state of Florida, between 30º and 35º north. The newest suburban centers in the U.S.A. are located in this zone. 1
en Staten Island. Al poco tiempo les siguieron Llewelling Park (1853), Lake Forest (1856) y Riverside (1869) entre otras, concluyendo con el trabajo de síntesis de Clarence Stein en Radburn (1928). Pero es quizás la propuesta Usonian de Frank Lloyd Wright para la ciudad de Broadacre (1935) la que mejor sintetiza la ideología (y las problemáticas consecuencias) de la descentralización suburbana en los Estados Unidos después de la década de los cincuenta. En Broadacre, la principal preocupación de Wright es crear un consenso suburbano por el que la ciudad pueda encontrarse “en todas y en ninguna parte”. La tendencia antiurbana de Broadacre es la de un agrario de corazón, enamorado de las nuevas tecnologías y deseoso de una forma dispersa de civilización en la que, como lo sintetiza Kenneth Frampton, el automóvil sea el único agente democrático. Por eso, el fenómeno suburbano que caracterizó gran parte del crecimiento posterior a los años cincuenta a lo largo de las Sunbelt regions 2 de los Estados Unidos tiene raíces intelectuales profundas y numerosos profetas (fig. 2). El desierto de Sonora no es Wisconsin, Nueva Inglaterra ni Virginia El pedazo sudoeste del estado de Arizona contiene
Brighton (1836) ferry-suburbs 1 in Staten Island. They were soon followed by Llewelling Park (1853), Lake Forest (1856) and Riverside (1869) among others, ending with the work of Clarence Stein’s synthesis at Radburn (1928). But it is perhaps the work of Frank Lloyd Wright’s Usonian proposition for Broadacre City (1935), that best encapsulates the ideology (and problematic consequences) of suburban decentralization in the U.S.A. after 1950’s. In Broadacre, Wright’s principal preoccupation is that of creating a suburban compromise where the city is to be found “everywhere and nowhere”. Broadacre’s anti-urban expression is that of an agrarianist at heart in love with the new technology, and a desire for a dispersed form of civilization where, as Kenneth Frampton succinctly put it, the car is the only democratic agent. Therefore, the suburban expression that characterized much of the post 1950s growth along the Sunbelt regions 2 of the United States has deep intellectual roots and numerous prophets (fig. 2). The Sonoran Desert is not Wisconsin, New England, or Virginia The southwestern portion of the State of Arizona comprises a landscape of severe topography as ARQ Lecturas Readings
un paisaje de dura topografía y diversidad ecológica. Algo así como la mitad de este territorio –conocido como el sector de la meseta de Arizona dentro del desierto de Sonora– es una región destacada por su inusual bosque de saguaros y palos verde, y el único área al interior del desierto de Sonora que muestra un calor extremo en el verano además de frecuentes y severos hielos durante el invierno. Los actuales niveles de precipitación en el desierto de Sonora dentro de Arizona van desde una cifra tan baja como 75 mm anuales en su margen oeste, a los 120 a 250 mm en las cercanías de Phoenix, y a los 200 a 304 mm anuales en la cuenca de Tucson (Dimmitt, 2000). En consecuencia, el principal indicador y el factor más evidente al cual debe adaptarse el régimen ecológico es la aridez. Y la adaptación es la lección que más prevalece en este paisaje. Aquí los organismos se adaptan ya sea acumulando agua (si son tolerantes a ella) o evitando la sequía, al permanecer inactivos la mayor parte del año. La estrategia en este ecosistema es evitar el contacto directo con el sol, ya sea viviendo bajo tierra o teniendo períodos de actividad durante la noche. Este requerimiento de sombra ha dotado a muchos mamíferos de la habilidad de crear sus propios microclimas, y la mayoría de los pequeños
mamíferos escogen adaptarse cavando hoyos en el suelo como estrategia de hábitat. El resultado de esta adaptación es que, para mantener un nivel saludable de biodiversidad regional, debe preservarse el hábitat y alterar lo menos posible el primer metro y medio de capa de suelo desértico.
well as ecological diversity. About half of this terrain, known as the Arizona Upland section of the Sonoran Desert, is a region notorious for its unusual saguaro-palo verde forest, and the only subdivision within the Sonoran Desert exhibiting extreme summer heat and frequent hard winter frosts (fig. 3). Current precipitation in Arizona’s portion of the Sonoran Desert range from as low as 3 inches per year in its western margin, to 5 to 10 inches in the vicinity of Phoenix, and 8 to 12 inches per year in the Tucson basin (Dimmitt, 2000). Consequently, aridity is the major indicator and the most evident factor to which the ecological regime must adapt. And adaptation is the most prevalent lesson in this landscape. The organisms here adapt either by storing water, being water tolerant, or avoiding the drought by being dormant most of the year. Thus, the strategy in this ecosystem is avoidance of direct contact with sun, either by living underground or by being active after sunset. This requirement for shade has equipped many mammals with the ability to create their own microclimates, with burrowing adaptation being a selected habitat strategy for most small mammals. The outcome of this adaptation is that to maintain a healthy
level of regional biodiversity, it requires habitat preservations and a minimal disturbance of at least the first five feet of desert soil.
Características del desarrollo suburbano post década de los cincuenta Es importante destacar que la década de los cincuenta representa un período de importantes cambios en la producción industrial y económica de la nación. Básicamente, la principal capacidad productiva en el país pasó de una base industrial a una nueva industria de servicios, investigación y desarrollo. Pero lo que impulsó la gran descentralización suburbana fue una inyección de fondos federales para construir nuevas autopistas –en conjunto con grandes subsidios para estimular la construcción y compra de viviendas– y la creación de subsidios energéticos para reducir el precio de la gasolina. Como tal, la magnitud del desarrollo después de los años cincuenta refleja una diferencia drástica con respecto a la extensión promedio del desarrollo suburbano de la década de los veinte. Las nuevas subdivisiones residenciales de los años sesenta –tales como Columbia,
Post 1950s suburban development characteristics It is important to point out that the 1950s represent a period of important shifts in the industrial and economic production in the nation. Basically, the principal economic output in the country changed from a former industrial base production to a new service and R&D industries. But the large suburban decentralization was encouraged by an infusion of Federal funds to build new freeways, in conjunction with large subsidies to stimulate the production and purchase of single-family residential dwellings, and the creation of energy subsidies to reduce the price of gasoline. As such, the magnitude of development after the 1950s reflects a drastic difference with respect to the average size of suburban development of the 1920s. The new residential subdivisions of the 1960s such as Columbia, Maryland; Reston Virginia; Irvine California among others are now considerably larger (5, 10 or 40 thousand acres at a
1 La frontera móvil y la precisa crítica de F. J. Turner al progreso que permite la nueva tecnología es representada por la litografía de Frances Palmer, Across the Continent-“Westward the Course of Empire Takes Its Way”, distribuida ampliamente por Currier and Ives (1868). The Harry T. Peters Collection, Museum of the City of New York. Nótese la división que produjo la línea férrea avanzando hacia el oeste, característica de la ideología del progreso
2 Plano urbano de Broadacre, de F. L. Wright. Gentileza de la Universidad de Arizona State, biblioteca de la Escuela de Arquitectura 3 Fotografía del área metropolitana de Phoenix, cortesía de la NASA, ARIAArizona. El despliegue octogonal representa un cuadriculado de 2.6 km2
Maryland, Reston Virginia e Irvine California, entre otras– son ahora considerablemente más grandes (2, 4 ó 16 mil hectáreas a la vez) y con un ritmo de desarrollo mucho más rápido que el de cualquier período previo de desarrollo residencial en la historia del país. Estas nuevas ciudades –como se las llamó– aplican el Plan Unit Development (PUD) de residencias principalmente particulares, separadas de centros comerciales, extensos espacios abiertos para campos de golf, y un sistema de transporte basado en el automóvil particular. Esencialmente, el PUD favorece una menor densidad poblacional –con una distribución promedio de unas 1.900 personas por km2–, en contraste con, por ejemplo, San Francisco, que tiene una densidad poblacional de alrededor de 7.000 personas por km2. En comparación, el área metropolitana de Phoenix, el foco de este debate, comprende hoy un área suburbanizada de alrededor de 7.700 km2, con una población metropolitana de unas 3.000.000 de personas, a una densidad promedio de asentamiento (en tierras urbanizadas) de 900 personas por km2 (fig. 3). El área metropolitana de Phoenix Desde sus orígenes en 1871, la cuenca de Phoenix
time) and with a rate of development that is much faster than at any preceding period of residential development in the history of the country. These new cities as they were called, replicate a Plan Unit Development (PUD) of primarily single-family residences, separate clusters of commercial centers, large open spaces dedicated for golf course recreation, and a transportation system based on the private automobile. In essence, the PUD favors lower population densities of an average distribution of about 5.000 persons per square mile, in contrast to, for instance, San Francisco that has a population density of about 18,000 persons per square mile. As a comparison, the Phoenix metropolitan area, which is the focus of this discussion, comprises today a suburbanized area of about 3,000 square miles, with a metropolitan population of about 3 million persons at an average settlement density (on developed land) of about 2.300 persons per square mile. (fig. 3) The Phoenix Metropolitan area Since its origin in 1871, the Phoenix basin has experienced a series of migrations resulting in sporadic growth rates in the region. By 1918,
1 The advancing frontier and F. J. Turner’s precise critique of progress made possible by the new technology is depicted by Frances Palmer’s lithograph Across the Continent-“Westward the Course of Empire Takes Its Way” widely distributed by Currier and Ives (1868). The Harry T. Peters Collection, Museum of the City of New York. Note the division made the rail line moving west, which characterize the ideology of progress
2 F. L. Wright’s Broadacre city plans. Courtesy of Arizona State University, School of Architecture Library 3 Metropolitan Phoenix photograph courtesy of NASA, ARIA-Arizona. The orthogonal layout represent one square mile grid
ha experimentado una serie de migraciones que inciden en crecimientos demográficos esporádicos en la región. Hacia 1918, el cultivo principal era el algodón, aunque fue el excelente clima de la zona lo que contribuyó a su popularidad como un importante resort de salud (Luckingham, 1984). Para 1929, el turismo encendió las primeras ideas de expansión suburbana con el desarrollo de la industria hotelera. Por ello, en 1971 el área metropolitana de Phoenix contaba con 971.000 habitantes, los que aumentaron a 2.783.000 personas en 1998 (Morrison Institute for Public Policy, 2000). Existen diversos enfoques que explican este impresionante crecimiento, y diferentes estrategias de investigación que miden las implicancias ecológicas, sociales y humanas de esta expansión. Por ejemplo, si tomamos como vara de medida los últimos treinta años, el incremento de la población ha sido de 1.400.000 habitantes, de las cuales se estima que un 64% (900.000) se concentra en los últimos quince años. Este crecimiento reciente indica un aumento poblacional promedio de 60.000 nuevos residentes por año, lo cual se corresponde con las estadísticas de construcción, que reflejan el aumento anual de unas 32.000 residencias particulares. Quizás aún más dramático es que
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cotton farming was the dominant crop, but it was the excellent climate that contributed to its regional popularity as an important health resort (Luckingham, 1984). By 1929, tourism provided the first desire for suburban expansion with the development of the resort hotel industry. Subsequently, by 1970, metropolitan Phoenix had a population of 971,000, increasing once more to about 2,783.000 by 1998 (Morrison Institute for Public Policy, 2000) (fig. 6). There are various approaches to portray this astonishing growth and different research strategies to measure the ecological, social, and human implications of this expansion. For instance, taking the last 30 years as a measuring rod, the increase in population is 1.400.000 persons, out of which, an estimated 64% (900.000) has taken place within the last 15 years. This newest growth indicates an average population increase of 60.000 new residents per year, which correlates with the construction statistics reflecting a growth of about 32.000 new single-family residences per year. More dramatic perhaps is that the settlement density (persons per square mile) as a whole has not changed much over the past 30-years from that of 2.200 in the 1970s to 2.700 in the 1990s (San Martín,
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4 Fotografía compuesta que representa el cambio en el paisaje regional del área metropolitana de Phoenix, desde su vegetación desértica original a las plantaciones de algodón y las subdivisiones suburbanas que han derivado en los actuales suburbios de Phoenix
4 Composite photograph representing the change in the regional landscape of metropolitan Phoenix from its original desert vegetation to cotton farming, to suburban subdivisions ending in today’s suburban Phoenix
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la densidad de asentamiento (personas por km2) no ha cambiado mucho en los últimos treinta años: desde 850 en los años setenta a 1.040 en los años noventa (San Martín, 1996). En cuanto a la disponibilidad de terrenos, este sorprendente crecimiento poblacional –distribuido de acuerdo a las densidades suburbanas recién descritas– significa un impacto profundo en el paisaje regional. Con esta densidad suburbana, el ritmo de cambio en el paisaje alcanza algo así como 0,6 hectáreas por hora. Esto lleva a una reducción oficial de un 40% en los recursos de suelo agrícola y un 32% de tierra desértica tan sólo en los últimos veinte años (Arizona State University, proyecto CAP-LTER fase I, y Morrison Institute for Public Policy, 2000). Lo inquietante no son sólo estos enormes porcentajes. Se estima que un 52% del paisaje terminará pavimentado para hacer caminos, autopistas o parques de estacionamientos (fig. 4). El 95% del transporte en el Phoenix metropolitano es a través de vehículos particulares, y no parece que esta cifra vaya a cambiar en el futuro. Aquí el impacto es más directo en el ámbito de la contaminación del aire y su repercusión en la salud humana. Aunque se hacen esfuerzos para mejorar la calidad del aire
en la región, el informe de 1994 de la Asociación Estadounidense del Pulmón indicaba que la contaminación del aire le costaba al Phoenix metropolitano US$ 431.000.000 al año, con un 64% atribuido al deterioro de la salud de sus habitantes. Las tres principales fuentes de contaminación del aire son PM10 (partículas en suspensión menores a los 10 micrones), ozono, y monóxido de carbono. La contaminación por PM10 es una gran fuente de cuidado, y un 69% proviene del transporte particular. Las condiciones climáticas no ayudan a aliviar el problema: días cálidos, poca lluvia y falta de una vegetación frondosa. El desarrollo residencial de baja densidad generalmente produce un exceso de viajes y congestión, a la vez que reduce el tiempo de viaje al trabajo. De acuerdo al Departamento de Transportes de Arizona, casi el 50% de los viajes en la zona metropolitana de Phoenix toma entre 10 y 25 minutos, pero el tiempo promedio de viaje al trabajo, sin embargo, es de 22 minutos. El resultado final es que los sectores suburbanos de baja densidad pueden reducir el tiempo de desplazamiento, pero la expansión en el uso del suelo y la falta de un ambiente peatonal son responsables de que se generen más viajes
cortos. Más viajes requieren de más caminos y, para aliviar la congestión, la construcción de más kilómetros de autopistas. Aunque el desarrollo vial es apoyado por el gobierno federal, los fondos que se necesitan en el área metropolitana de Phoenix para financiar la mayor construcción de autopistas requieren que se asigne el 62% del impuesto al consumo más un 20% adicional de las tarifas tradicionales de uso, también conocidas como “impuesto a la gasolina” (Departamento de Transportes de Arizona, 1995). Esto significa que un gran monto del ingreso líquido generado por las ciudades a través del impuesto al consumo se destina a extender las autopistas y no a mejorar los servicios comunitarios y sociales.
1996). In terms of land resources, this staggering population growth distributed at the above suburban densities, equates to serious impacts on the regional landscape. At these suburban densities, the rate of landscape change reaches (by now a popular number) of about 1.5 acres per hour. This has resulted in a recorded reduction of 40% of the agricultural land resources and 32% of the desert land within the past 20 years alone (Arizona State University, proyecto CAPLTER phase I, and Morrison Institute for Public Policy, 2000). The distressing news is by no means the only large percentages quoted. It is estimated that 52% of the landscape change ends up being paved either by roads, highways, or parking lots (fig. 4). The form of transportation in metropolitan Phoenix is 95% by private vehicle and this figure does not look any different in the future. The impact here is more directly in the area of air pollution and its repercussions to human health. While efforts are being made to improve the air quality of the region, the 1994 report by the American Lung Association indicated that the cost to metropolitan Phoenix due to air pollution amounted to US$ 431 million per year, with
64% attributed to human health. The three main source of air pollution are PM10 (particles smaller than 10 microns), ozone, and carbon monoxide. PM10 pollution is a major source of concern with 69%of particulate associated to private transportation (fig. 8). The climatic conditions of hot weather, little rain, and lack of dense vegetation do not help to alleviate the problem. Low-density residential development generally creates excess travel and congestion while reducing the commuting time to work. According to the Arizona Department of Transportation, almost 50% of the trips in metropolitan Phoenix range from 10 to 25 minutes but the mean commuting time, however, is 22 minutes. The end result is that low-density suburban developments can reduce commuting times, but the spread of land uses and the lack of a pedestrian environment are responsible for increasing the number of shorter trips generated. More trip generation requires more roads and, to remedy congestion, the construction of more freeway miles. While freeway development is supported by the Federal Government, in metropolitan Phoenix the needed matching funds to compensate for highway construction
requires the allocation of 62% of the sales tax plus an additional 20% from traditional user fees, otherwise know as gasoline tax (Arizona Department of Transportation 1995). This means that a large amount of disposable income generated by cities from sales tax is dedicated to the cost of highway expansion rather than improving community and social services (Fig. 9).
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Lecciones de la experiencia de Phoenix Quizás el impacto negativo más obvio que hoy afecta al área metropolitana de Phoenix sea la calidad del aire y su efecto en la salud de los habitantes. Pero la preponderancia del automóvil particular como el principal medio de transporte tiene múltiples repercusiones. Además de su dañino efecto en la calidad del aire, requiere de una vasta inversión en la construcción de autopistas y otras arterias de transporte. Sin embargo, construir más
Lessons From the Phoenix Experience Perhaps the most obvious adverse impact taking place the metropolitan Phoenix is that of air quality and its association with the health of its residents. But the predominance of the private automobile as the primary form of transportation has multiple repercussions. In addition to its detrimental effect on air quality, it requires vast investments in the construction of highways and other transportation arteries. Yet, building more freeways does not guarantee less traffic congestion. The paradigm shift in transportation engineering is not how to move cars but how to move people, and the experience in the USA indicates that building more freeways generates more prospects for suburban sprawl. The consequences of this are multiple, not the
autopistas no garantiza una menor congestión de tráfico. El giro paradigmático en la ingeniería de transporte no radica en cómo movilizar los autos sino cómo movilizar personas, y la experiencia estadounidense indica que construir más autopistas genera mayores posibilidades de extensión suburbana. Las consecuencias de algo así son múltiples, entre las cuales no es menor un aumento del efecto de isla térmica asociado a la radiación del calor desde el asfalto y las superficies de concreto (algo que se exacerba durante los meses de verano), y un notable aumento en el total de superficie impermeable. Lo primero es, entre otros factores, responsable del aumento de las temperaturas nocturnas, y lo último requiere de la construcción de grandes sistemas de drenaje que minimicen el potencial riesgo de inundación por las lluvias monzones de verano. Quizá sea más difícil describir las consecuencias sociales que presenta el desarrollo extendido. Algunos autores (Hayward y Condole, 1996) han argumentado que la extensión suburbana es el subproducto de dos fuerzas: una economía local fuerte y las preferencias de los compradores residenciales. De hecho, en las últimas dos décadas el crecimiento económico del área metropolitana de Phoenix se ha visto reflejado
en una significativa expansión de los servicios gubernamentales, las industrias turística, espacial y computacional, y el establecimiento de diversas sucursales de importantes corporaciones de seguros de vida, bienes raíces y finanzas. Sin embargo, pese a este dinamismo en el ámbito económico existen claras indicaciones de que el extenso y veloz crecimiento suburbano produce graves inequidades sociales (Guhathakurta y Wichert, 1996). Esto se hace más evidente cuando áreas suburbanas específicas absorben la mayor parte del desarrollo residencial y forman comunidades dormitorio, mientras el uso comercial de los terrenos se desplaza hacia comunidades más prósperas y políticamente poderosas (San Martín, 1998). Como tal, el paisaje social del área metropolitana de Phoenix es el de comunidades segregadas por raza y clase social, sin interacción pública y un declive general en civilidad y convivencia urbana. Pero quizás una de las lecciones más importantes aprendidas en Estados Unidos, así como en el área metropolitana de Phoenix, sea que una vez que las fuerzas políticas y económicas de la extensión suburbana surgen en una región, administrarlas requiere de un compromiso social y una voluntad política dignos de Hércules.
Bibliografía: Arizona State University, CAP-LTER project phase I, y Morrison Institute for Public Policy, septiembre de 2000. / Dimmitt, Mark A.; Biomes & Communities of the Sonoran Desert Region, en Phillips, Phillips, Steven J. y Wentworth Comus, Patricia; A Natural History of the Sonoran Desert. Arizona-Sonora Desert Museum y University of California Press, Tucson, 2000. / Guhathakurta, Subhrajit y Wichert, Michele; Who Pays for Growth in the City of Phoenix? An Equity Based Perspective on Suburbanization. School of Planning and Landscape Architecture, Arizona State University, Phoenix, 1996. / Hayward, Steven y Condole, Erick; “Growth in the Phoenix Metropolitan Area: A Primer on Policy Choices”. Arizona Issue Analysis Reporte #137, Goldwater Institute, Phoenix, 1996. / Jackson Turner, Frederick; The Significance of the Frontier in American History, 1893, en Weimer, David; City and Country in America. Appleton – Century - Crofts, Nueva York, 1962, pp. 69-74. / Jefferson, Thomas; Notes on the State of Virginia, 1785, en Weimer, David; City and Country in America. Appleton – Century - Crofts, Nueva York, 1962, pp. 28-30. / Luckingham, Bradford; “The American Southwest: An Urban View”. Western Historical Quarterly, Logan, julio de 1984, pp. 261-280. / Morrison Institute for Public Policy, Tempe, Arizona, septiembre de 2000. / San Martín, Ignacio; “Questioning the American Dream: Regional Planning v the Metropolitan Phoenix”. CIUDADES 3, Instituto de Urbanística, Ediciones Universidad de Valladolid, Valladolid, 1996, pp. 67-95. / San Martín, Ignacio; Tow of Gilbert: The Cost of Community Services. Herberger Center for Design Excellence, College of Architecture, Arizona State University, Tempe, 1998.
least of which are an increase in the heat island effect associated with the radiation of heat from asphalt and concrete surfaces (a condition that exacerbates during the summer months), and a notable increase in overall amount of the impervious surface. The former is responsible for increasing (among other factors) night time temperatures while the latter requires the construction of massive drainage systems to minimized the risk of flooding potential from the violent summer monsoon rains. The social consequences of sprawl development are perhaps more elusive to describe. Some authors (Hayward and Condole, 1996) have argued that suburban sprawl is the byproduct of two forces: a strong local economy and homebuyer’s preferences. Indeed, in the last two decades, metropolitan Phoenix have expanded its local economy with a significant expansion in government services, resort and tourism industry, aerospace and computers industries, and a diversity of branch offices from important national insurance, real estate, and finance corporations. Yet, despite this activity in the economic arena, there are clear indications that large and rapid suburban growth produces serious
social inequities (Guhathakurta and Wichert, 1996). This is more evident when specific suburban areas absorb most of the residential development forming bedroom communities, while retail and valuable commercial land uses move to the most prosperous and politically powerful communities (San Martín, 1998). As such, the social landscape of metropolitan Phoenix is that of communities segregated by ethnic and social class lacking in public interaction, with an overall decline in civility and urban livability. But perhaps one of the most important lessons learned in the USA, as well as in metropolitan Phoenix, is that once the political and economical nature of suburban sprawl has taken place in a region, its management requires a Herculean social commitment and political will.
Bibliography: Arizona State University, CAP-LTER project phase I, and Morrison Institute for Public Policy, September 2000. / Dimmitt, Mark A.; Biomes & Communities of the Sonoran Desert Region, in Phillips, Phillips, Steven J. y Wentworth Comus, Patricia; A Natural History of the Sonoran Desert. Arizona-Sonora Desert Museum and University of California Press, Tucson, 2000. / Guhathakurta, Subhrajit and Wichert, Michele; Who Pays for Growth in the City of Phoenix? An Equity Based Perspective on Suburbanization. School of Planning and Landscape Architecture, Arizona State University, Phoenix, 1996. / Hayward, Steven and Condole, Erick; “Growth in the Phoenix Metropolitan Area: A Primer on Policy Choices”. Arizona Issue Analysis Report #137, Goldwater Institute, Phoenix, 1996. / Jackson Turner, Frederick; The Significance of the Frontier in American History, 1893, in Weimer, David; City and Country in America. Appleton – Century - Crofts, New York, 1962, pp. 69-74. / Jefferson, Thomas; Notes on the State of Virginia, 1785, in Weimer, David; City and Country in America. Appleton – Century - Crofts, New York, 1962, pp. 28-30. / Luckingham, Bradford; “The American Southwest: An Urban View”. Western Historical Quarterly, Logan, July 1984, pp. 261-280. / Morrison Institute for Public Policy, Tempe, Arizona, September 2000. / San Martín, Ignacio; “Questioning the American Dream: Regional Planning v the Metropolitan Phoenix”. CIUDADES 3, Instituto de Urbanística, Ediciones Universidad de Valladolid, Valladolid, 1996, pp. 67-95. / San Martín, Ignacio; Tow of Gilbert: The Cost of Community Services. Herberger Center for Design Excellence, College of Architecture, Arizona State University, Tempe, 1998. Lecturas Readings ARQ
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Lima: Con-cierto de-sierto barroco Wiley Ludeña Urquizo
“Hundida allá, en el desierto, esa capital de la miseria. Hacia el mar vamos, hacia su noche total y luminosa.” Edgardo Rivera Martínez. Lea en el desierto. 1986
El desierto, como todo espacio de situaciones límite, exacerba el encuentro simultáneo entre las nociones de vida y muerte, dolor extremo y éxtasis onírico, o cementerio perpetuo y liberación mental. Los extremos se juntan de algún modo: para los romanos y otros pueblos la orilla del desierto fue la última estación de vida; después estaban los leones o la nada que se engullían todo. Para otros, el desierto es el espacio del retiro extremo, donde la templanza y paciencia se transformaban en limpieza y fortaleza espiritual. Según Nietzsche y su Also sprach Zarathustra, las tres grandes transformaciones del espíritu –de espíritu a camello, de camello a león y de león a niño– ocurrieron precisamente en el más solitario desierto.
Lima: Desert Baroque Wiley Ludeña Urquizo
“Sunk there in the desert, this capital of misery. We are heading to the sea, to its night so absolute and luminous.” Edgardo Rivera Martínez. Lea en el desierto, 1986
Like all spaces containing borderline situations, the desert exacerbates the simultaneous encounter of notions of life and death, acute pain and dreamlike ecstasy, perpetual graveyard and liberation of the mind. In that place, extremes somehow meet. For the Romans and other peoples, the edge of the desert was the last outpost of life, beyond which were lions or simply the void that swallowed up everything. For others, the desert is a space of total retreat, where moderation and patience are transformed into spiritual strength and purity. Nietzsche in Also Sprach Zarathustra, speaks of the three great transformations of the spirit –from spirit to ARQ Lecturas Readings
Lima es una ciudad de extremos que se juntan. En muchos sentidos, deviene metáfora expresiva de esas dimensiones opuestas que genera la experiencia del desierto. Pero en este caso no se trata sólo de una metáfora: Lima es a la vez parte del desierto y desierto en formación. Para no pocos, la idea de una Lima gris en pleno desierto resulta una imagen desconcertante, en especial por tratarse de la capital de un país andino, lugar de montañas sagradas, cielo límpido y fértiles valles. Pero esta ciudad es así: nació y creció en el desierto, está hecha para el desierto, y destinada, además, a diluirse en él. En Lima casi nunca llueve y, como evoca Herman Melville en Moby Dick, no sólo posee uno de los cielos más tristes y sin lágrimas que uno pueda recordar, sino que ni siquiera se permite tener el alegre verdor de la decadencia completa. Lima es al desierto como el color de su cielo es al color de la panza del burro, diría alguna vez uno de sus arquitectos predilectos: Héctor Velarde. La costa peruana es en realidad un extenso desierto longitudinal –en cuyo punto central se ubica Lima– y forma parte del denominado desierto del Pacífico, el cual se inicia en los 5º de latitud sur en el departamento de Piura, en el norte del Perú, y se extiende hasta los 27º de latitud sur al norte de Chile. Para el caso peruano –dependiendo de
su latitud y configuración orográfica–, se trata de un árido territorio de casi 2.300 km de largo con anchos de 20 a 100 km y una altitud que puede llegar hasta los 1.000 m sobre el nivel del mar. Así es el desierto peruano de interminables arenales, dunas y rocas; de intensos paracas o vientos de arena, y de esa húmeda e indescifrable garúa que va acompañada de las llamadas lomas verdes, que renacen cada invierno como ecoinstalaciones efímeras hechas de neblinas advectivas, al mejor estilo de una biosphere mecánica posmoderna. Las fronteras de la Lima contemporánea son el propio desierto. La ciudad se ha expandido más allá de los límites de los 1.000 km2 que comprendía en su origen la extensión del ex valle de Lima, uno de los 53 que recorren transversalmente el desierto costero del Perú, formado por la fusión de los casi desaparecidos valles de los ríos Chillón, Rímac y Lurín. Se trata de una superficie hoy casi íntegramente desecada por esa incontenible, espesa y terrosa mancha urbana que es la metrópoli limeña con sus más de 8 millones de habitantes. Aquí desierto, desertificación y expansión urbana aparecen como categorías autoinclusivas de una dramática e insostenible realidad. La historia de Lima es en realidad la historia de una estrecha y permanente convivencia con el espacio y el paisaje
camel, from camel to lion and from lion to child– that occur precisely in the loneliest desert. Lima is a city of extremes that meet. In many ways it has become an expressive metaphor of these opposing dimensions that create the experience of the desert. But it is not just a metaphor, for Lima is at once a part of the desert and a desert in the making. For many, the idea of a gray Lima in the middle of the desert is a disconcerting image, particularly as it is the capital of an Andean country, a place of sacred mountains, clear skies and fertile valleys. But that is how the city is: born and raised in the desert, it was made for the desert and destined to lose itself in it. Rain rarely falls in Lima, and as Herman Melville observed in Moby Dick, not only is its sky tearless and one of the saddest anyone can recall, but it does not even allow itself the cheerful greenness of complete decay. In the words of Héctor Velarde, one of the city’s most sought-after architects, Lima is to the desert as the color of its sky is to the color of a donkey’s belly. The Peruvian coast is in fact a long north-south desert with Lima sitting at its center, a part of what is known as the Pacific Desert that begins at 5º latitude south in the Department of Piura in
northern Peru and extends down to 27º latitude south in northern Chile. Varying with latitude and orographic configuration, the Peruvian section is an arid stretch almost 2.300 km long and 20 to 100 km wide, rising as high as 1.000 meters above sea level. It is a desert of endless sands, dunes and rocks; of intense sandstorms and a damp, ineffable drizzle over the so-called green hills that are reborn every winter like ephemeral eco-installations of advective mists, in the best tradition of a post-modern mechanical biosphere. The limits of contemporary Lima are the desert itself. The city has expanded beyond the original area of more than 1.000 km2 that constituted the former Lima Valley, one of 53 valleys that traverse Peru’s coastal desert, formed by the fusion of the now almost disappeared valleys of the rivers Chillón, Rímac and Lurín. The area has almost completely run dry under the pressure of the thick, relentless urban stain that is the metropolis of Lima with its more than 8 million inhabitants. Desert, desertification and urban expansion appear here as self-inclusive categories of a dramatic and unsustainable reality. The history of Lima is in reality the history of a close and permanent cohabitation
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desérticos. La ilusiva imagen de una Lima ciudad jardín llena de densos jardines y chacras reverdecientes, y distante de todo páramo inhabitable, fue una construcción ideológica de la elite limeña del siglo XIX. Más que por la constatación de una realidad que nunca registraría tal cual estos atributos, esta se generó probablemente como gesto alucinatorio en proporción exacta a la certeza objetiva de saberse parte de un desierto indomable dispuesto a engullirse a la ciudad. En este acto reflejo se encuentran sin duda los miedos atávicos de la sensibilidad ítalo-ibérica y su reintepretación americana respecto al desierto y el omnipresente paisaje moro negado. Tal vez la reiterativa y artificiosa convicción de una Lima ciudad jardín no desértica sea la mejor prueba de que, efectivamente, la ciudad nunca fue ni será –desafortunadamente– una extensa ciudad de jardines. Por otro lado, la teoría de la Garden City de Ebenezer Howard jamás adquirió en Lima ni por asomo el estatus de proyecto urbano concreto. Pocas veces la razón proviene del miedo sin razón. Desierto sagrado Lima se sitúa entre dos extraordinarios hitos de referencia que tienen precisamente relación con
with desert space and landscapes. The illusory image of Lima as a garden city full of thick gardens and green smallholdings, far from any inhospitable wasteland, was an ideological construct of the city’s 19th century elite. Perhaps more than a reflection of a reality that never quite fit the image, it was a gesture as hallucinatory as the objective certainty they recognized, of living in an indomitable desert which threatened to engulf them. It was an automatic reflex born, no doubt, of the atavistic fears of an Italo-Iberian sensibility and the New World reinterpretation of the desert and its omnipresent Moorish landscape it denied. The deceptive and oft-repeated concept of Lima as a garden city is perhaps the strongest proof that the city has never been a city of gardens and unfortunately never will be. Ebenezer Howard’s theory of the garden city has never even came close to achieving the status of a serious urban project in Lima. Unfounded fears rarely produce an objective view of reality. Sacred desert Lima is set between two exceptional reference points that illustrate the issue of facing the desert
1 Ciudad de Caral, Perú (3.000 - 2.000 a.C.): Pirámide del anfiteatro. Foto de Walter Wust, Proyecto Especial Arqueológico Caral Supe/INC
1 City of Caral, Peru (3,000 - 2,000 B.C.): Amphitheater pyramid. Photo by Walter Wust, Special Archeological Project, Caral - Supe/INC
2 Calles de la Coca y Bodegones (mediados del sigloXIX). Fotograbado de Maonoury tomado de Atanasio, Manuel; Lima. Apuntes históricos, descriptivos, estadísticos y de costumbres. Firmin Didot y hermanos, París, 1867
2 Streets in Coca and Bodegones (mid-19th c.). Photoengraving by Maonoury. From Atanasio, Manuel; Lima. Apuntes históricos, descriptivos, estadísticos y de costumbres. Firmin Didot et Frères, París, 1867
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la asunción del desierto como desafío práctico y espiritual: la ciudad sagrada de Caral y las líneas de Nazca. Caral es una ciudad ubicada 182 km al norte de Lima y su construcción se inició hace casi 5.000 años. Cuna de la civilización en América y una de las primeras de la Tierra, con una complejidad morfológica y funcional incluso bastante más desarrollada que algunas de las ciudades de Mesopotamia y Egipto, más o menos surgidas en la misma época. Es una ciudad que, al no haberse encerrado como fuerte inexpugnable, se hizo espacio urbano y edilicio en diálogo fructífero con el vacío del desierto y el valle colindante: todo menos expresión instintiva del horror vacui occidental. Si Caral es construcción urbana que recrea en sus múltiples montículos, pirámides y anfiteatros sagrados la morfología de un paisaje desértico reanimado y mitificado, las líneas de Nazca representan la aspiración extrema de fijar huellas, horadar surcos y transformar el desierto en un auténtico lienzo visible, legible e imperecedero. Desierto dibujado sobre desierto real: un lienzo para los gigantescos garabatos convertido en Land Art de vanguardia: el desierto como espacio subjetivado y un auténtico desafío humano. Tal vez la imborrable presencia de las líneas de
Nazca no encarne sólo un gesto de inmortalidad deseada, sino también bien la evidencia de una aspiración por resignificar el desierto como un espacio con señales permanentes de vida. Para los nazcas, moches o incas el desierto nunca pareció ser el averno del que se debía huir. Por el contrario, incluso en su condición de cementerio –como en el caso de las necrópolis paracas–, este espacio no dejaba de ser el escenario privilegiado para construir una nueva y vital sensibilidad mágicoreligiosa. En este contexto, el vacío del desierto como sujeto esencial del horror vacui deviene espacio de llenos construidos o dibujados, una especie de desierto barroco ocupado plenamente por la vida y por la expresividad artística.
as both a practical and a spiritual challenge. One is the holy city of Caral, the other, the Nazca Lines. Caral is a city located 182 km north of Lima and was founded almost 5.000 years ago. The cradle of civilization in the Americas and one of the oldest cultures in the world, it was morphologically and functionally more complex than some of the cities of Mesopotamia and Ancient Egypt from around the same period. Caral did not close itself off behind impregnable fortifications; rather, it opened itself as an urban space in fruitful dialog with the emptiness of the desert and the adjoining valley. It was anything but an instinctive expression of the West’s horror vacui. Whereas Caral is an urban construction that in its multiple mounds, pyramids and amphitheaters recreates the morphology of a desert landscape reanimated and mythified, the Nazca Lines represent the powerful aspiration to mark out paths, plow furrows and transform the desert into a genuine canvas, visible, legible and lasting. The Lines are a drawing of a desert superimposed on a real one, a canvas for giant strokes converted into avant-garde Land Art, the desert as subjectivized space and a genuine human challenge.
The indelible presence of the Nazca Lines is perhaps not just a gesture of longed-for immortality, but also evidence of an aspiration to resignify the desert as a space with permanent signs of life. For the Nazcas, Moches or Incas the desert was never an Avernus to be fled. On the contrary, even in its role as a cemetery –the Paracas necropolis, for example– it was considered an ideal space in which to build a new and vital magical-religious sensibility. In this context, the emptiness of the desert as the essence of horror vacui becomes a drawn or constructed fullness, a sort of baroque desert replete with life and artistic expression.
La ciudad hispánica La irrupción del urbanismo hispánico en la costa peruana supondrá el advenimiento de otro modo de procesar la dialéctica artificio/naturaleza y las relaciones entre la ciudad y el desierto. Se trata de una lógica distinta de aquella racionalidad y cosmovisión existente desde los tiempos preincaicos. Por tratarse de una ciudad que se constituye como antípoda verde de la esencia árida del desierto, la ciudad hispánica es, en su radical y exaltada artificialidad, una forma de artefacto desértico
The Hispanic city The irruption of Hispanic urban development on the Peruvian coast supposes the advent of a different way of handling the artificial/natural dialectic and the relationship between city and desert. It is a logic distinct from that of the rationality and cosmovision that had existed since pre-Inca times. Conceived as the green antipode of the desert’s aridity, the Hispanic city, a radical and exalted artificiality, is a form of desert artifact dominated Lecturas Readings ARQ
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dominado por la lógica ambiental y estética del urbanismo seco de raíz árabe-ítalo-ibérica. Una forma compulsiva de secularizar el paisaje natural. Este es el urbanismo cuyo máximo valor –desde los tiempos de Ur, Uruk, Eridu, el Mileto de Tales hasta las cuadriculadas bastides medievales y la geometrizada ciudad ideal renacentista– provenía de su capacidad de anteponerse, de la manera más radical posible, como objeto distinto a la esencia ambiental y morfológica de la incierta naturaleza preexistente. Arquitecturas a pie de vereda, calles sin árboles, parques urbanos ausentes, plazas con vacíos esculpidos hasta el detalle, jardines cautivos y enmacetados al interior de casonas y conventos: he aquí parte de los atributos típicos del paisaje que, como el de la ciudad colonial y luego republicana, se tornaría con el tiempo más árido y polvoriento. Un preanuncio dramático de lo que vendría luego con la Lima polvorienta de cientos de barriadas a su alrededor. La Lima del damero de Pizarro, que luego sería rodeada de una muralla por cerca de 300 años, no sólo fue en realidad un extraño mecano de casi 214 hectáreas que se sobrepusieron en el valle del río Rímac vía un violento proceso de extirpación de la naturaleza (de idolatrías), sino también la cuadriculada superficie desértica convertida en
ciudad seca que dio inicio a un proceso histórico de desertificación desde adentro. Hoy, después de 500 años, Lima ha conseguido encontrarse con el verdadero desierto. El desierto de adentro se hizo más desierto en su encuentro con el desierto de afuera.
by the environmental and esthetic logic of dry urbanism with its Arab-Italo-Iberian roots, a compulsive way of secularizing the natural landscape. It is an urbanism whose supreme value, from the times of Ur, Uruk, Eridu and the Miletus of Thales to the medieval era of square bastides and the geometrized Renaissance ideal of a city, stems from its ability to locate itself as radically as possible as the very opposite of the environmental and morphological essence of uncertain nature. Buildings right up against the sidewalk, streets without trees, no urban parks, squares with empty spaces sculpted to the last detail, and tamed and potted gardens inside houses and monasteries are typical characteristics of a landscape that, like the landscapes of colonial and post-colonial cities, would with time become more arid and dusty. A dramatic advance notice of what would was to come, the dusty Lima and its hundreds of surrounding shantytowns. The checkerboard Lima of Pizarro’s time, later to be surrounded by a wall for nearly 300 years, was in reality not just a strange Meccano set construction of almost 214 hectares superimposed on the Rímac valley through a violent extirpation of (idol-ridden) nature,
but also a squared desert surface converted into a dry city that set off a historical process of desertification from within. Today, 500 years later, Lima has met the real desert. The desert inside has become more desertlike in its encounter with the desert outside.
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Lima siglo XX: desierto para invadir Desde mediados del siglo XX el desierto se le revela a Lima de dos maneras simultáneas: como tragedia urbana para cientos de miles de pobladores sin techo y como escenario banalizado por el ocio de fin de semana para un sector solvente de la sociedad limeña. Luego del emplazamiento de la pionera barriada Leticia (1932) y de las demás que se ubicaron en las pendientes de los cerros aledaños al centro de Lima, el espacio acotado para la segunda generación de invasiones de inicios de los años cincuenta sería la periferia lejana a la ciudad consolidada; es decir, los áridos arenales que rodeaban a Lima por el norte y por el sur. Barriadas como Comas (1952, en el norte) o Ciudad de Dios (1954, en el sur), si bien emblemáticas, fueron apenas el inicio de un proceso que convertiría al desierto no sólo en un último refugio vital para los miles de migrantes sin casa, sino en una auténtica hipótesis de proyecto e instrumento de construcción urbanos. En esta última instancia,
20th century Lima: a desert for invasion Since the mid-20th century the desert has shown itself to Lima in two forms simultaneously: as an urban tragedy for hundreds of thousands of homeless residents, and as the banal setting for the weekend leisure pursuits of a sector of wellheeled Lima society. After the establishment, in 1932, of Leticia, the pioneer shantytown, and similar settlements that appeared on the slopes of the hills around the center of Lima, the space chosen for the second generation of invasions in the 1950s was the arid sandy areas on the far periphery to the north and south of the consolidated city. Neighborhoods like Comas (1952, north of Lima) and Ciudad de Dios (1954, south), were only the start of a process that would turn the desert into not only a last refuge for thousands of homeless migrants, but also a real hypothesis for projects and tools
el desierto aparecería también dotado de ese doble significado: para algunos, desde el poder, una especie de infierno disuasorio para expulsar –llámese reubicar en lenguaje oficial– a los invasores de la ciudad consolidada; y para los otros, los de abajo, una posible promesa o desafío a vencer. La magnitud y velocidad de este proceso de urbanización precaria y acelerada del desierto resulta excepcional. Si en 1940 Lima contaba con una población cercana a los 660.000 habitantes y tenía un área aproximada de 300 km2, en el 2004 la población bordea los 8 millones de habitantes y su área de ocupación es de casi 2.800 km2. La conclusión es que, si descontamos el área del antiguo valle de Lima, casi las dos terceras partes del territorio metropolitano corresponden a una urbe erigida en los cerros y arenales del desierto limeño. Lima ya no es una ciudad ubicada en el valle del Rímac, ahora es una ciudad situada en el desierto: el 60% de sus habitantes y superficie pertenecen a este escenario: Lima es hoy por hoy una de las metrópolis más grandes del planeta ubicada en pleno desierto. Junto a la típica pobre arquitectura y urbanismo de la pobreza de la periferia barrial, el litoral desértico limeño ha visto erigirse, desde inicios de los años ochenta, el publicitado perfil de una arquitectura
for urban construction. In the latter role the desert also has this dual significance: for those in power, a sort of hellish deterrent for expelling –or in official language, relocating– the invaders of the consolidated city, and for the underdogs, a promise or a challenge to be overcome. The pace and scale of this precarious, accelerated urbanization of the desert have been extraordinary. Whereas in 1940 Lima had approximately 660.000 inhabitants and covered about 300 km2, the population in 2004 borders on 8 million people, occupying almost 2.800 km2. If we exclude the ancient valley of Lima, almost two-thirds of the greater urban area has been built on the hills and sands of the desert. Lima is no longer situated in the Rímac Valley: 60% of its inhabitants and its surface area are located in desert; indeed, it is now one of the largest metropolises on the planet located in the middle of a desert. Alongside the typical architecture and urbanism of poverty in the shantytown periphery, Lima’s desert coastline has developed a well-publicized image since the early 80s as the home of poor style architecture, for the nouveau riche trying to redeem the sense of previous local existences with
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de estilo pobre para nuevos ricos con aspiraciones de redimir el sentido de las preexistencias locales: casas de playa, la mayoría de ellas dotadas de una seudomemoria histórica. Se trata de una arquitectura que, en clave de un regionalismo crítico desprovisto de sentido crítico, no ha tenido otro destino que convertirse en cliché formal previsible. Transformada en moda replicable, la banalización de su preexistencia primaria, como diría Gillo Dorfles, significaría finalmente su propia muerte. El redentor devino enterrador. Lima siglo XXI: balnearios y desierto privatizado Lugares privilegiados para el despliegue masivo de esta arquitectura son las decenas de nuevos balnearios surgidos entre el desierto y el mar a lo largo de más de 100 kilómetros de litoral al sur de Lima, desde mediados de los años noventa. Este fenómeno de urbanización compulsiva del litoral, junto con el proyecto urbano de la República Aristocrática (1895-1919), la urbanización moderna de los años veinte y el fenómeno de las barriadas, puede con seguridad ser considerado uno de los más significativos por su magnitud e impacto en la estructura e imaginario urbanos de la metrópoli limeña. Es un hijo directo de la década fujimorista.
beach houses, many furnished with pseudo-history. Their design reflects a critical regionalism bereft of critical sense that is little more than a predictable cliché of form. Converted into a replicable style, the banalization of its primary preexistence, as Gillo Dorfles might say, will ultimately mean its own death. The redeemer becomes the gravedigger. 20th century Lima: seaside resorts and privatized desert The dozens of new seaside resorts that have sprung up between the ocean and the desert along more than 100 km of shoreline south of Lima since the mid-1990s are ideal locations for the mass propagation of such architecture. This compulsive urbanization of the coast is surely one of the most significant urban development phenomena in terms of scale and impact on the urban structure and imagination of metropolitan Lima, rivaling the urban project of the Aristocratic Republic (1895-1919), the modern urbanization of the 1920s, and the emergence of the shantytowns. It is a direct product of the Fujimori decade. The urbanism in this scenario –also invaded and
3 Barriada de Ciudad de Dios (1954). Foto y fuente: Mattos Mar, José; Las barriadas de Lima 1957. Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1977
3 Ciudad de Dios settlement (1954). Photo and source: Mattos Mar, José; Las barriadas de Lima 1957. Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1977
4 Pampas de Comas (1962). Archivo Junta Nacional de la Vivienda, Perú
4 Pampas de Comas (1962). Archive Junta Nacional de la Vivienda, Perú
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El urbanismo en este escenario –igualmente invadido y tomado por agentes sociales distintos al otro invasor (el de las barriadas)– es un urbanismo resuelto en gran medida con excesos de insolvencia proyectual e irresponsabilidad ecológica. Posee todos los atributos de ese típico urbanismo de frenética especulación inmobiliaria y empleo de capitales no bien habidos, a tal grado que no pocos balnearios y casas de playa (como la célebre casa de Vladimiro Montesinos) surgieron directamente bajo la ética y estética de la gigantesca red de corrupción montada por este régimen. Aquí el desierto invadido terminaría siendo privatizado al igual que el litoral marino, pese a las prohibiciones de la Ley. Un urbanismo seriado de criollas gate communities con sus propios policías particulares. Todo desierto es más que su súbita conversión en mero objeto valor de cambio. Desde las primeras evocaciones a los arenales del entorno limeño en los lienzos de Reynaldo Luza a inicios de los cincuenta, hasta su resignificación histórica y conceptual en las instalaciones de Jorge Eduardo Eielson y Emilio Rodríguez Larraín o las texturas de Esther Vainstein, el desierto se ha transformado no sólo en un perturbador referente, sino también en un auténtico soporte artístico convertido en paisaje vital. La literatura hizo lo mismo: ahí están las páginas
dedicadas por Mario Vargas Llosa a los arenales de Piura, o el desierto animado hecho memoria poética por Luis Hernández, Antonio Cisneros o Edgardo Rivera Martínez. La compleja exploración musical de Manongo Mujica con las antiguas flautas halladas en Caral es un homenaje desde la música a los sonidos y silencios del mismo desierto. Más de 5.000 años después de que los primeros limeños decidieran habitarla, Lima ya no tiene que descubrir el desierto: él está ahí, a la vera de todos sus bordes. Descubrimiento perturbador si se reconoce que en esencia se trata de un dramático autocercioramiento: saber que en realidad Lima no sólo es un fragmento urbano desértico, sino también una especie de desierto hecho ideal urbano y urbe concreta tras su fundación hispánica. Desierto sobre desierto. Arena sobre arena. El cerro lomo de corvina, uno de los referentes más emblemáticos del desierto limeño del sur, empieza hoy a vestirse de verde con el humus de la basura doméstica proveniente de las casas pobres de una antigua barriada limeña. Aquí el desierto, seguramente a pesar de la propia ciudad y de sí mismo, se revela como un sobrecogedor desafío: una prueba para la capacidad de regenerar las condiciones de la vida. Todo menos desierto. Desierto barroco sin horror vacui.
appropriated by social agents, but very different from those of the shantytowns– is an urbanism characterized largely by the excesses of insolvent projects and ecological irresponsibility. It has all the attributes of frenetic property speculation financed by funds of doubtful provenance; indeed, a good many resorts and beach houses (like that of Vladimiro Montesinos) sprung directly out of the ethic and esthetic of the huge corruption ring set up by the Fujimori regime. The invaded desert would end up privatized just like the coastline, despite the legal restrictions, with a string of home-grown gate communities with their own private police. A desert is more than what it will fetch as a mere object of exchange value. From the first evocations of the sands around Lima in the early1950s canvases of Reynaldo Luza to its historical and conceptual resignification in the installations of Jorge Eduardo Eielson and Emilio Rodriguez Larraín or the textures of Esther Vainstein, the desert become not just a disturbing reference but also a genuine artistic support turned vital landscape. Literature has done something similar, in, for example, the pages devoted by Mario Vargas Llosa to the sands of Piura or
the animated desert as poetic memory in the works of Luis Hernández, Antonio Cisneros or Edgardo Rivera Martínez. The complex musical explorations of Manongo Mujica with the ancient flutes found in Caral is a tribute from the world of music to the sounds and silences of the same desert. More than 5.000 years after Lima was first inhabited it no longer needs to discover the desert, for the desert is there at the city limits. It is a disturbing discovery once one recognizes that what is taking place is a dramatic selfrealization: in reality Lima is not only an urban desert fragment, but also a sort of desert become urban ideal and concrete city since its foundation by the Spanish. Desert upon desert, sand upon sand. A hill known as Lomo de Corvina, one of the most emblematic references of the Lima desert to the south, is starting to turn green with the humus of household waste from poor households in this old shantytown. Despite the city and itself, the desert has emerged here as an awe-inspiring challenge, a test of the ability to regenerate the conditions of life. Anything but desert. A baroque desert without horror vacui. Lecturas Readings ARQ
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Ocupación humana del paisaje desértico de Atacama, Región de Antofagasta 1
Victoria Castro, Carlos Aldunate, Varinia Varela
El paisaje En la Región de Antofagasta y de acuerdo a la gradiente altitudinal podemos distinguir varias unidades de paisajes: la región puneña y los oasis piemontanos en las tierras altas y la costa desértica. En esta ocasión, nos referiremos sólo a las tierras altas, excluyendo el litoral. La Puna de Atacama En el área de estudio (fig. 1), la puna se levanta dentro de uno de los desiertos más áridos del mundo; sus cursos fluviales no alcanzan a llegar al mar, con excepción del río Loa que recorre unos 420 km hasta desembocar en el Pacífico. En general, las quebradas puneñas son habitables sólo a partir de los 3.000 m de altura, y están naturalmente relacionadas con las tierras altas del sur de Bolivia y el noroeste argentino, que presentan condiciones
Human occupation of the Atacama Desert landscape in the Antofagasta Region 1
Victoria Castro, Carlos Aldunate, Varinia Varela
The landscape In the Antofagasta Region several landscape types can be classified by their altitude gradient. These include the puna region and the piedmont oases in the highlands, and the desert coast. In what follows we will be concerned only with the highland areas. The Puna de Atacama Within the area covered by the study (fig. 1) the puna rises from one of the world’s driest deserts. With the exception of the Loa River, which runs 420 kilometers to the Pacific Ocean, its watercourses do not reach the sea. The ravines of the puna are generally habitable only above 3.000 meters and are part of a natural system that includes the highlands of southern Bolivia and ARQ Lecturas Readings
similares formando esta especie de ínsula conocida como la Puna de Atacama. Los oasis piemontanos La zona de oasis se encuentra al pie de la puna, bajo los 2.500 msnm, y está asociada a los recursos acuíferos que fluyen desde la cordillera y afloran en los salares o en los escasos cursos de agua del desierto. Tienen una notable vegetación de bosques de chañar y algarrobo: una importante fuente de recolección hasta el día de hoy por el alto valor proteico de sus frutos, y por su madera, que ofrece leña y material de construcción. La vegetación cambia tan abruptamente como la altura. Ella está casi ausente sobre los 4.500 m –bajo los cuales crecen escasas plantas en cojín– hasta llegar a los 4.200 m donde comienza un estrato vegetacional dominado por pastos de altura de los géneros Stipa y Festuca, presentes hasta los 3.850 m. Bajo este límite y hasta los 3. 000 m hay una rica y variada cubierta de cactáceas y arbustos de los géneros Baccharis, Chuquiraga, Parastrephia, Adesmia, Fabiana, Acantholippia, entre otros (Villagrán et al., 1981), que se va empobreciendo hasta llegar a los 2. 700 m, donde domina el desierto absoluto que llega hasta el mar. Las quebradas altas se cubren de
northeastern Argentina, which display similar characteristics. Together, they form an “island” known as the Puna de Atacama. The piedmont oases The oasis zone is located at the foot of the puna at elevations under 2.500 meters above sea level, and is associated with the aquifers that flow from the cordillera and surface in salares or the occasional desert watercourse. The oases shelter woods of chañar and algarrobo, important resources harvested for the high protein content of their fruit and as fuel and building materials. The vegetation changes abruptly with the elevation, and is almost absent above 4.500 m. Below that level occasional cushion plants grow, giving way at 4.200 m to a vegetation stratum dominated by highland grasses of the Stipa and Festuca genera, found down to 3.850 m. From there to 3.000 m there is a rich and varied cover of Cactaceae and bushes, of the Baccharis, Chuquiraga, Parastrephia, Adesmia, Fabiana, Acantholippia and other genera (Villagran et al., 1981) that become scarcer approaching 2.700 m. From there the desert dominates completely, down to the sea. The high ravines are covered
Investigación FONDECYT 1011006
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FONDECYT research project 1011006
plantas efímeras después de las lluvias estivales. El paisaje desértico bajo los 2.700 m está interrumpido por contados oasis donde dominan los bosques de algarrobo (Prosopis chilensis) y chañar (Geofroea decorticans). Conocimiento vernáculo del paisaje Los estratos vegetacionales son reconocidos por los habitantes locales con nombres que aluden a la fisionomía y utilización de este paisaje. El piso más alto, que corresponde a la cima de los cerros y volcanes, casi sin vegetación, recibe el nombre de panizo, por su condición de criar minerales. Los estratos inmediatamente inferiores son llamados pajonal, aludiendo a las duras gramíneas o pajas bravas que dominan la cobertura del paisaje. Más abajo está el tolar, nombre vernáculo colectivo que designa a las variadas especies arbustivas que dominan este estrato junto a las cactáceas. El límite inferior de la vegetación, cuando el tolar es más ralo y menos variado y el paisaje se torna en una llanura, recibe el nombre de pampa, palabra quechua que alude a una extensa llanura (Aldunate et al., 1981). Cuando los habitantes locales se refieren a la forma en que utilizan este paisaje, usan la nomenclatura de cerro, campo y chacra, que a veces comprenden varios pisos vegetacionales. El cerro comprende
in ephemeral plants after the summer rains. The desert landscape below 2.700 m is punctuated by occasional oases with stands of algarrobo (Chilean mesquite, Prosopis chilensis) and chañar (Geoffroea decorticans). Vernacular landscape terms The vegetation strata are known to local inhabitants by names that allude to the physiognomy and use of the landscape. The highest level, which includes the mountain and volcano peaks and is almost devoid of vegetation, is referred to as panizo because it “raises minerals”. The strata immediately below are called pajonal, a reference to the tough Gramineae or pajas bravas that dominate the landscape cover at this level. Further down is the tolar, the collective vernacular term for various species of bush that together with Cactaceae are most numerous in these strata. The lower limit of vegetation, where the tolar is sparse and less varied and the landscape becomes a plain, is known as the pampa, a Quechua word meaning wide prairie (Aldunate et al., 1981). When referring to how the landscape is used, local inhabitants apply the terms cerro, campo
1 Mapa del área de estudio, Fernando Maldonado y Andreas Brodbeck (Castro y Aldunate, 2003)
1 Map of the study area, Fernando Maldonado and Andreas Brodbeck (Castro y Aldunate, 2003)
el panizo y el pajonal y está asociado a elementos sagrados, religiosos y al forrajeo de camélidos. El campo comprende el tolar y la pampa, formados por arbustos que son la base de la alimentación de los rebaños pastoriles de camélidos, ovinos y caprinos. Asociadas al pueblo hay otras unidades económicas de fundamental importancia: las chacras, terrazas artificiales con sistemas de irrigación, construidas en las laderas de las quebradas de la puna o como canchones en la pampa, donde se ha creado un espacio para el cultivo de maíz, alfalfa, habas, quínoa y tubérculos que se dan en estas alturas de los Andes (Aldunate et al., 1981). El conocimiento de los lugareños respecto de la vegetación es notable, considerando que reconocen y dan nombre propio al 89% del total de 134 especies de la flora nativa registradas en el área. La mayoría de estas plantas son de uso forrajero (61,9%), seguidas por aquellas utilizadas como medicinales (27,6%), para alimentación (14,9%), como combustible (11,2%) y de usos rituales (3%). Gran parte de las plantas forrajeras pertenecen al piso tolar, destinado al pastoreo, que tiene la mayor variedad de especies vegetales. Las medicinales están representadas en todos los pisos, pero especialmente forman la base de la vegetación del cerro. A medida que
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and chacra, each of which may cover various vegetation levels. Cerro includes the panizo and the pajonal and is associated with sacred or religious elements and forage for camelidae. Campo includes the tolar and the pampa, covered by bushes that provide the basic diet of the flocks of camelidae, sheep and goats. Fundamental economic units close to the villages are the chacras, artificial terraces with irrigation systems built on the slopes of the puna ravines or large fields in the pampa. They are used to cultivate corn, alfalfa, broad beans, quinoa and tubers, that flourish in the Andes at these elevations (Aldunate et al., 1981). Local residents’ knowledge of the vegetation is impressive. Of the 134 recorded species of flora native to the area, they can identify and name 89%. Most of these plants serve as forage (61.9%), and are followed in importance by those used for medicine (27.6%), food (14.9%), fuel (11.2%) and ritual purposes (3%). Many of the forage plants are found at the tolar level, which is devoted to pasturage and contains the greatest variety of plant species. Medicinal plants are encountered at all levels, but particularly in the cerro where they form the base vegetation. As one
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se asciende en altura crece el valor medicinal de las plantas. Así, de las 9 especies que crecen en el panizo, hay 6 a las que se atribuye el más alto poder curativo. Con las plantas utilizadas para los rituales y ceremonias ocurre otro tanto. Aquellas especies usadas como alimentos o combustibles, se distribuyen más o menos armónicamente entre todos los pisos (Aldunate et al., 1981). Entre las etnocategorías que refieren al conocimiento de la fauna de los diferentes pisos ecológicos de esta región, son relevantes las taxonomías vernaculares que dicen relación con categorías como la diferencia de color, la dualidad entre lo salvaje y lo doméstico y cierto tipo de atributos simbólicos de especial connotación sagrada. Nos referiremos especialmente a esta última categoría, a aquellos animales considerados cargueros, que cumplen con la función de trasladar riquezas desde los cerros masculinos, que las proveen, hacia las montañas femeninas que las otorgan a los seres humanos para su usufructo. Estos animales, asociados a la riqueza, en su gran mayoría pertenecen y viven en el cerro: son la vicuña (Vicugna vicuña), el guanaco (Lama guanicoe), la taruka (Hippocamelus antinensis), el águila (Harpyhaliaetus solitarius), el cóndor (Vultur gryphus) y el guaicho (Agriomis sp.). Otros animales de especial connotación simbólica, que están
presentes en la ideología andina desde hace milenios por sus especiales habilidades como cazadores, son las distintas especies de felinos, que también están asociadas al cerro. En la puna son importantes el Hatun michi o puma (Felis concolor), que caza vicuñas y guanacos jóvenes, y el Quispa michi o gato montés (F. jacobita y F. colocolo), felino más pequeño, cazador de vizcachas y de otros roedores (Castro,1986). (Ver recuadro pág. 15) Esta forma de comprensión vernácula del paisaje contribuye a la construcción de un paisaje social en donde la naturaleza se transforma en cultura. Sobre este ambiente, se escogen los espacios para la ocupación humana y la instalación de los asentamientos.
moves higher the medicinal value of the plants increases; of the nine species that grow in the panizo, six are said to have the greatest curative powers. The same is true of the species used in rituals and ceremonies, but the plants used for food and fuel are distributed more or less evenly at all levels (Aldunate et al., 1981). Of special relevance in the ethno-categories that represent knowledge of the fauna found at different ecological levels are the vernacular taxonomies relating to categories such as differences in color, the duality between wild and domesticated, and symbolic attributes that have sacred meanings. This last category refers most notably to the animals considered “carriers”, whose task is to transport goods from the masculine cerros where they originate to the feminine mountains that bestow them on human beings for their use. Most of these animals, which are associated with wealth, belong to and live in the cerro. They are the vicuña (Vicugna vicugna), the guanaco (Lama guanicoe), the huemul (Hippocamelus antinensis), the solitary eagle (Harpyhaliaetus solitarius), the condor (Vultur gryphus) and the shriketyrant (Agriomis sp.). Another class of animals with a symbolic connotation, and part of the
Andean ideology for thousands of years for their hunting skills, are the various types of felines, also associated with the cerro. Species prominent in the puna are the Hatun michi or puma (Felis concolor), which hunts young vicunas and guanacos, and the Quispa michi or mountain cat (F. jacobita and F. colocolo), which hunts viscachas and other rodents. (see table p.15) This understanding of the landscape vernacular contributes to the building of a social landscape where nature is transformed into culture. In this setting, spaces are chosen for human occupation and the establishment of settlements.
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Los asentamientos Al menos a partir del año 9.000 a.C., las poblaciones ocuparon espacios muy vinculados a los recursos hídricos y vegetacionales a lo largo de la gradiente altitudinal, con el fin de maximizar sus cotos de caza, recolección y más tarde manejo pastoril. Probablemente, las primeras vías de circulación que transitaron siguieron las sendas de vicuñas y guanacos, que buscaban y seguían la línea de recursos hídricos y forrajeros. En estos ambientes, es factible encontrar paraderos
Settlements Since at least 9.000 B.C. local inhabitants have occupied spaces closely linked to water and vegetation resources throughout the altitude gradient in order to maximize their game reserves, gathered food and, later, pasturage. The first routes they traveled were most likely the tracks used by vicuñas and guanacos that followed the chain of water and forage resources. In these environments, hunting and lookout sites can be found both in the lowest levels and the upper puna. In the ravines humans made use of
de caza y avistadores tanto en los pisos más bajos como en la alta puna. En las quebradas, los seres humanos hicieron uso de los abrigos rocosos; con el tiempo, a estos aleros se les agregaron muros complementarios, generando un patrón de ocupación que ha perdurado hasta tiempos actuales, vinculado al pastoreo de camélidos. Hacia el año 200 a.C. se van produciendo asentamientos más aglutinados, algunos en terrenos agrícolas y otros en zonas de pastoreo. Muchos de ellos cuentan con recintos que hacen uso del adobe, como en Tulor (en el salar de Atacama) o en Turi 2 (en la cuenca del río Salado), y también en piedra, como en Chiu-Chiu en el Loa o Tilocalar y Tulán 54 en el salar de Atacama. Muchas de estas construcciones son semisubterráneas y algunas de ellas delimitan espacios públicos (Núñez, 1992). No sabemos desde qué tiempo estos pobladores imprimen imágenes en la piedra, pero ciertamente muchas quebradas despliegan arte rupestre desde antes de Cristo hasta el tiempo actual del graffitti. El arte rupestre es un elemento que se ha vinculado a las rutas de tráfico. Desde aproximadamente el año 750 d.C. en adelante, hay una mayor densidad poblacional aparejada a una fortísima transformación del paisaje. La arquitectura se constituye en un indicador arqueológico de la
rock shelters, adding walls over time to create a pattern of occupation related to the pasturage of camelidae that has survived to the present day. Around 200 B.C. denser settlements began to appear, some of them in crop lands and others in pasture zones. Many had constructions made of adobe, such as in Tular (Salar de Atacama) or Turi 2 (Salado River basin), or of rock, as in Chiu-Chiu on the Loa River or Tilocalar and Tulan 54 in the Salar de Atacama. Many of these constructions are semi-subterranean and some define the limits of public spaces (Núñez, 1992). It is not known when these inhabitants began making images in the rock, but many ravines display rock art ranging from specimens dating back before the time of Christ to modern day graffiti. These artistic manifestations are generally found along the communication routes. From about 750 A.D. onward population density increases, accompanied by a major transformation of the landscape. Settlements were more agglutinated and the use of agrohydraulic paleotechnologies expanded. A traditional architecture that would become a highly visible archeological indicator came into existence in the zone, later to be heavily intervened by the
más alta visibilidad, los poblados se hacen más aglutinados y las paleotecnologías agrohidraúlicas se magnifican. Desde este tiempo en adelante hay una arquitectura tradicional en la zona, que posteriormente el Inka interviene fuertemente con patrones propios, tales como un diseño ortogonal y el techo a dos aguas utilizando cactus y paja. Los caminos se formalizan, y existe una mayor actividad agrícola marcada claramente en los extensos campos de terrazas agrarias en la zona de quebradas, como en Socaire, Toconce y Paniri. Aproximadamente desde 1550, se inician otras transformaciones que van aparejadas a la conquista europea. Aparecen los pueblos de indios con nuevas edificaciones, como las iglesias; durante el siglo XVIII se puede apreciar en algunos de ellos incluso el patrón del damero. Aún así, las comunidades mantienen sus chacras y estancias pastoriles en las cercanías, para aprovechar los pastos en pisos ecológicos diferenciados. Se continúan utilizando las antiguas rutas troperas y los caminos prehispánicos, los que a veces son transformados para ser usados por carretas y, más tarde, vehículos motorizados. También se construyen caminos nuevos dentro de los cuales destacan los yareteros y azufreros, sorprendentes obras de ingeniería de comienzos del siglo XX
que suben a las cimas de los cerros en el afán de dotar a la industria minera de yareta, apreciado y escaso combustible que crece sobre los 4.000 m. En algunos casos, la alteración del paisaje y la cultura es dramática; se multiplican los asentamientos coyunturales (como los campamentos vinculados con la minería), la vialidad, la construcción de la línea del ferrocarril a Bolivia y la extracción de las aguas. En estos precarios asentamientos se aprovechan los desechos industriales para levantar las viviendas: cuando son abandonados quedan como ruinosos testigos de la modernidad. Muy tarde en el siglo pasado, ingresan a los pueblos las funciones estatales republicanas como el retén, la escuela y las postas rurales, con patrones y materiales constructivos uniformes para todo el país, que en nada se compadecen con un medio ambiente dominado por fuertes oscilaciones térmicas diarias. La mayor alteración de los asentamientos humanos de esta región se ha producido como consecuencia de la explotación de los ricos recursos mineros que allí existen. Esta actividad ha implicado la extracción de las aguas para beneficiar a esta industria y la instalación de las ciudades del desierto. Basta señalar que Calama, Antofagasta, Tocopilla e Iquique son abastecidas por el agua de las regiones altas, que se canaliza atravesando todo el desierto. De esta forma,
se han secado extensos bofedales, se han abandonado antiguos asentamientos tradicionales y la población originaria ha migrado hacia estas ciudades en búsqueda de trabajo. El despoblamiento en algunos casos ha sido definitivo y en otros sólo transitorio; algunas de estas localidades aún sobreviven pero han cambiado de carácter, transformándose en pueblos sagrados, donde las comunidades asisten a las fiestas rituales de los santos patronos, las limpias de canales y los enfloramientos, que les permiten renovar sus antiguos vínculos con la tierra.
Incas with their own patterns such as orthogonal layouts and double-pitched roofs made of cactus and straw. Roadways were formalized and agricultural activity grew markedly more intense in the large fields of terraces in the ravine zone, as exemplified in Socaire, Toconce and Paniri. Beginning in 1550 or thereabouts, other transformations began in the wake of the European conquest. “Indian villages” appeared, with new constructions such as churches. In the 18th century some of them would even display a checkerboard pattern. Nevertheless, these communities maintained their nearby chacras and pasture estates to exploit the grasslands of the differing ecological levels. Former military and pre-Hispanic routes continued to be used and were occasionally converted for use by carts, and later by motorized vehicles. New roads were also built, most notably the yareteros and azufreros. These impressive feats of engineering from the early 20th century extended to the tops of the cerros in order to supply the mining industry with wood from the yareta tree, a highly valued and scarce source of fuel that grows above 4.000 m. In some cases, the alteration of the landscape and the local culture was dramatic. There was a surge
of temporary settlements (such as mining camps) and road construction, a railway line was built to Bolivia, and the extraction of water increased greatly. In these precarious communities industrial waste materials were used to build housing; once abandoned, the structures remained as ruined evidence of the effects of modernity. Very late in the 20th century, government institutions such as jails, schools and rural hospitals arrived in the villages, with uniform building designs and materials for the entire country that were totally unsuited to an environment characterized by wide daily swings in temperature. The greatest change to the human settlements in the region has come as a consequence of the exploitation of its rich mineral resources. This activity has brought with it the extraction of water for use by the industry and the construction of cities in the desert. Calama, Antofagasta, Tocopilla and Iquique are all supplied by water drawn from the highland regions and transported across the desert. Thus large stretches of marshes have dried up, traditional settlements have been abandoned and the original population has migrated to the cities in search of work. Depopulation is sometimes definitive, in some cases only
temporary. Some localities have survived but with a changed character, transformed into “sacred villages” where the communities attend fiestas for patron saints, clearing the irrigation channels and enfloramientos, (the making of paper flowers to be placed on graves). These rituals enable the population to renew their ancient connection with the land.
Bibliografía: Aldunate, C.; Armesto, J.; Castro, V., y Villagrán, C.; “Estudio etnobotánico en una comunidad precordillerana de Antofagasta: Toconce”. Boletín del Museo Nacional de Historia Natural, Vol. 38, Santiago, 1981, pp. 183–223. / Castro, Victoria; “An approach to the Andean Ethnozoology”. Cultural Attitudes to Animals Including Birds, Fish and Invertebrates, Vol. 2, Section B, pp. 1-18. Precirculated Paper; The World Archaeological Congress, Southampton, Allen - Unwin Eds, Londres, 1986. / Castro, Victoria y Aldunate, Carlos; “Sacred Mountain in the Highlands of the South Central Andes”. Journal of Mountain Research and Developtment, Vol. 23 (1), Berna, 2003, pp. 73-79. / Núñez, Lautaro; Cultura y Conflicto en los Oasis de San Pedro de Atacama. Editorial Universitaria, Santiago,1992. / Villagrán, C.; Armesto, J. y Arroyo, M. K.; “Vegetation on a high transect between Turi and Cerro Leon in northern Chile”. Vegetatio, Vol. 48, 1981, pp. 3-16.
Bibliography: Aldunate, C.; Armesto, J.; Castro, V., and Villagrán, C.; “Estudio etnobotánico en una comunidad precordillerana de Antofagasta: Toconce”. Boletín del Museo Nacional de Historia Natural, Vol. 38, Santiago, 1981, pp. 183–223. / Castro, Victoria; “An approach to the Andean Ethnozoology”. Cultural Attitudes to Animals Including Birds, Fish and Invertebrates, Vol. 2, Section B, pp. 1-18. Precirculated Paper; The World Archaeological Congress, Southampton, Allen - Unwin Eds, London, 1986. / Castro, Victoria y Aldunate, Carlos; “Sacred Mountain in the Highlands of the South Central Andes”. Journal of Mountain Research and Development, Vol. 23 (1), Berna, 2003, pp. 73-79. / Núñez, Lautaro; Cultura y Conflicto en los Oasis de San Pedro de Atacama. Editorial Universitaria, Santiago,1992. / Villagrán, C.; Armesto, J. and Arroyo, M. K.; “Vegetation on a high transect between Turi and Cerro Leon in northern Chile”. Vegetatio, Vol. 48, 1981, pp. 3-16. Lecturas Readings ARQ
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Catarpe, sitio arqueológico incaico. Terraza fluvial del río San Pedro de Atacama, II Región, Chile Inca archeological site of Catarpe. Riparian plateau of San Pedro de Atacama River, II Region, Chile
ARQ Lecturas Readings
Fotografías: Museo Chileno de Arte Precolombino. Fernando Maldonado, tel. (09) 251 1974
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Pucará de Turi, provincia de El Loa, II Región, Chile. Pucará in Turi, El Loa province, II Region, Chile
Lecturas Readings ARQ
1 Situación de El Palqui en el valle. Croquis de José Cruz
20
José Cruz Ovalle, Ana Turell Montepatria, Chile
Escuela Villa El Palqui
La construcción de un embalse en el valle del río Elqui aumentó las posibilidades de la agricultura y el nacimiento de nuevos poblados, con nuevos habitantes y los lugareños que debieron trasladarse desde el valle inundado. Esta escuela es el mayor edificio público de uno de estos nuevos enclaves: signo de la comunidad, mantiene a través de su materialidad y trazado la relación con un territorio de frágil equilibrio. Palabras clave: Arquitectura – Chile, zonas áridas, establecimientos educacionales, escuelas, arquitectura en madera, Valle del Elqui.
The construction of a dam in the Elqui River valley means new possibilities for agriculture and the founding of new settlements populated by former inhabitants of the flooded zone and newcomers to the area. This school is the largest public building in one of these new enclaves. A symbol of the community, its materiality and design are in keeping with the area’s fragile equilibrium. Key words: Architecture – Chile, arid zones, educational institutions, schools, wood architecture, Elqui Valley.
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ARQ Obras y proyectos Works and projects
Un pequeño galpón utilizado por la junta de vecinos, colindante al sitio destinado al colegio, constituye el único lugar de reunión dentro del poblado. 1
La dimensión de campo no es algo que se deje atrapar fácilmente; su existencia “velada” dice aquí de aquella realidad constituida desde lo opaco, a diferencia de la utopía de la transparencia que rige la ciudad y la educación en el mundo actual. Para ver sus alcances sería necesario otro texto. 2
Esto de la simultaneidad de una alternancia entre atención y distracción, en cuanto al régimen que supone la enseñanza en un colegio, fue estudiado a propósito de otro colegio, situado también en el campo, y que esta obra reelabora. 3
La precisión será, esta vez, hija del grado de elaboración, de su complejidad. Bien se entiende que la complejidad de la forma no radica en su generación sino en su origen. Pero los tamaños de una obra son inexpresables en planos, maquetas o fotografías. Por eso los proyectos dan cuenta de la figura, nunca de la forma. De algún modo en la arquitectura la creatividad se estrella con la virtualidad. 4
Es que la levedad de la forma proviene también en este caso desde el construir la masa de la obra con la máxima variación; es lo que otorga la madera. La madera, en virtud de su tactilidad, le concede al espacio otra medida de libertad para habitarlo, otorgada por el grado de proximidad del cuerpo con los límites. Es que el propio cuerpo puede –por así decirlo– absorberlos en el contacto, tal como sucede con los muebles. 5
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Esta escuela se pensó para ser levantada en un poblado situado a 10 km del pueblo de Montepatria, en un valle regado por el embalse La Paloma en el que viven principalmente obreros agrícolas que trabajan en la zona. Ciertamente se trata más bien de un campamento y no de un pueblo porque, aparte de su origen reciente, carece de plaza, de iglesia y de lugares públicos constituidos1. El sitio asignado es, a decir verdad, un baldío. Una resultante del loteo sumido en la extensión, dentro de este poblado sin manifestaciones de voluntad de forma e inmerso en un cierto derivar. Un derivar con el que ha de habérselas la educación, la que se piensa aquí como el enseñar y aprender a dar forma. A las cosas, a los actos, a las maneras, a las ocurrencias… Es en este sentido que la educación puede ser considerada literalmente formación. Y es en este punto precisamente donde la educación y la arquitectura se tocan. Por eso la experiencia de habitar la arquitectura es el primer hecho educativo de un colegio. Y este primer hecho educativo que significa la arquitectura en su dar forma al espacio habitable para constituirlo ante el baldío, no se acomete esta vez por medio de un orden tal que suspenda de un golpe el derivar como bien puede hacerlo un orden urbano. No. Pues este lugar se inscribe también
dentro de un régimen campesino y por tanto su carencia no es sólo ausencia de ciudad. Es que el campo, aún en medio de su aire de indolencia, lleva consigo siempre oculta alguna precisión; la pendiente de una acequia, la distancia entre surcos, la tensión de un alambrado o los cortes de una poda… Son modos de obrar de la voluntad. Voluntades que se encauzan entre voluntades para levantar la ciudad; voluntades que encauzan la naturaleza para cultivar el campo. Podría decirse, voluntad elocuente en la ciudad y voluntad velada en el campo. Ambas pueden ser elaboradas esta vez para entregar la doble dimensión de lo que podría llamarse elocuencia velada; la que no detenga simplemente el derivar, sino que lo encauce para, simultáneamente, relanzarlo como fuga y retenerlo como detención. Una doble dimensión fundada en un doble origen: el campo y la ciudad2. Y este doble origen con el que se piensa la obra, se lleva a cabo a partir del aula, concebida para engendrar dos órdenes: el concéntrico y el excéntrico, levantados en las tres dimensiones del vacío como horizontes de concentración –detención– y de expansión –fuga– respectivamente. Y es que la vida de un colegio no acontece dentro de un régimen único sino en aquel que da cabida a la simultaneidad de una alternancia –como en el ritmo de una respiración,
con su inspiración y expiración– entre atención y distracción, detención y expansión3. Pero estas aulas, para lograr ese tamaño habitable que alcance autonomía ante lo desconstituido y extenso del baldío, se reúnen enfigurándose en anchos breves que multiplican los espacios y el tamaño, conformando una suerte de interior total, cual vacío arquitectónico, que deja a los alumnos simultáneamente dentro del colegio y ante la extensión. Es que, esta vez, el paso de lo que podría ser mera adición de unidades de espacio interior, a lo que busca ser elevación a potencia del espacio para conformar un interior con totalidad, se juega en los tamaños, en cada una de sus medidas. Por eso en esta obra la forma pende de ese cálculo preciso4. Porque esa elocuencia velada, señalada anteriormente, indica que la obra no se acomete con las formas pletóricas, voluntariosas de sí mismas, ni con las de la indolencia, abandonadas de sí mismas, pero sí con aquellas de la levedad –que acompaña la madera–, cuyo cálculo en la precisión de los tamaños porfía para alcanzar la máxima densidad arquitectónica con la mínima cantidad de forma5. Es que la arquitectura debe saber elaborar tanto las formas de la profusión como las formas de la brevedad; ello toca, por cierto, la libertad de formas que abriera este siglo XX y que esta obra busca levantar. Obras y proyectos Works and projects ARQ
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Escantillón sala de clases
0
31 SALA DE CLASES
CORREDOR
1.5 m
Detalle A
Escantillón sala de clases 1 Tapacán MLE 66 x 250 mm 2 Cadeneta 2” x 4” 3 Forro exterior de madera: terciado fenólico ranurado e= 15 mm 4 Barrera impermeable al agua y permeable al vapor. Lámina Greenwrap (retardante del fuego) 5 Cielo pino clear 3/4” x 4” 6 Cadeneta de cubierta 2” x 4” 7 Cadeneta de cielo 2” x 3” 8 Antepecho altura variable 9 Terminación superficie concret seal (spartan) 10 Radier armado 8 cm 11 Malla acma 15 x 15 Ø 4,5 mm 12 Lámina impermeable polietileno 0,2 mm 13 Arena e= 3 cm 14 Ripio compactado e= 15 cm 15 Tierra compactada proctor 85% 16 Cristal e= 65 mm 17 Pie derecho MLE 90 x 90 mm 18 Cadeneta 2” x 4” 19 Forro interior de madera: tablero terciado fenólico 12 mm ranurado c/10 cm
Detalle B
1 Junquillo aluminio electropintado blanco fijado con tornillos “cabeza barril” 2 Premarco MLE con resorsinol (láminas e= 20mm) fijada con tornillos spack 3 Forro exterior de madera: terciado fenólico 15 mm ranurado 4 Barrera impermeable al agua y permeable al vapor. Lámina Greenwrap (retardante del fuego) 5 Base de cubierta: tablero terciado fenólico estructural 12 mm 6 Cadeneteado de cubierta 2” x 4” 7 Viga MLE según cálculo 8 Cadeneta de cielo 2” x 4” para recibir cielo y vidrio 9 Cristal e= 6mm 10 Pie derecho MLE 90 x 90 mm 11 Cadeneta 2” x 4” 12 Forro interior de madera: terciado fenólico 12 mm ranurado c/10 cm 13 Barrera de vapor durafoil 14 Aislamiento térmico incombustible
20 Aislamiento térmico incombustible lana mineral 21 Pletina de aluminio 25 x 25 mm (en tiras de 6 m) 22 Base de cubierta: tablero terciado fenólico estructural 12 mm 23 Barrera de condensación lámina durafoil SR 304 (cara aluminio hacia arriba) corcheteada al tablero (traslape >10 cm) 24 Cubierta zinc-alum perfil continuo 25 Cadenetado cubierta 2” x 4” 26 Cadenetas cielo 2” x 3” 27 Viga cubierta corredor 2” x 6” 28 Cielo pino clear 3/4” x 4” 29 Forro exterior de madera: terciado fenólico 15 mm ranurado 30 Barrera impermeable al agua y permeable al vapor. Lámina Greenwrap (retardante del fuego) 31 Piso de adocreto 32 Viga MLE 66 x 250 mm 33 Nivel inferior viga MLE según cálculo 34 Pilar MLE 145 x 145 mm 35 Herraje metálico según cálculo
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
Detalle C
Cadenetas de cubierta 2” x 4” Cadenetas de cielo 2” x 3” Pie derecho MLE 90 x 90 mm Cadeneta 2” x 5” Forro interior de madera: terciado fenólico 12 mm ranurado c/10 cm Aislamiento térmico incombustible Cristal fijo lucernario e= 6 mm y ventilaciones entre ventanas Tablero base cubierta: terciado fenólico e= 12 mm Cubierta zinc-alum Viga cubierta de corredor 2” x 6” Cadeneta de cielo 2” x 4” para recibir vidrio Cristal e= 6 mm Pieza de remate e= 1 1/2” Forro exterior de madera: terciado fenólico 15 mm ranurado Barrera impermeable al agua y permeable al vapor. Lámina Greenwrap (retardante del fuego)
1 Base de cubierta: tablero fenólico estructural 12 mm 2 Cubierta zinc-alum perfil continuo 3 Viga MLE 66 x 250 mm tapacán 4 Cadeneteado 2” x 4” de cubierta 5 Cadeneta cielo 2” x 3” 6 Viga 2” x 6” 7 Pilar MLE 145 x 145 mm 8 Herraje metálico galvanizado según cálculo
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ARQ Obras y proyectos Works and projects
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Escantillón ventana lucarna
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Riel superior Cristal e= 6 mm Riel inferior Vidrio e= 6 mm Proyección pieza MLE 85 x 150 mm Ventanas correderas de perfil Alumco línea AM-20 Pieza MLE ventana Canal aguas lluvia hojalatería galvanizada OSB cubierta Pieza MLE 85 x 110 mm Cubierta panel PV-6 Instapanel Placa OSB de cubierta Sello según detalle Cielo machihembrado Pieza de remate Forro machihembrado Canal aguas lluvia Forro cielo Sello según detalle Cubierta panel PV-6 Instapanel Cortagotera Tapacán Cubierta perfil Instapanel tipo PV-6 Junta de espuma de PVC compresible de celda cerrada bajo-onda premoldeada para perfil tipo PV-6 Cortagotera Tapacán MLE Placa OSB de cubierta Pliegue Cortagotera Hojalatería de remate para formar canal aguas lluvia Junta espuma de PVC compresible de celda cerrada, bajo-onda premoldeada para perfil tipo Instapanel PV-6 Cubierta panel tipo PV-6 Instapanel Proyección plancha hojalatería de canal aguas lluvia
50 cm
Obras y proyectos Works and projects ARQ
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2 Fachada exterior pabellón aulas 3 Fachada al interior del patio, pabellón de aulas 4 Espacio entre cabezales de pabellones de aulas 5 Pórtico de acceso a aulas desde patio central 6 Patio central
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Calle 5 de Abril
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Acceso Pabellón administración Pabellón talleres Pabellón aulas Servicios Patio Multicancha Casa cuidador
1 Calle El Encantado
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Elevación pabellón administración
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1 Pabellón talleres 2 Corredor 3 Pabellón aulas
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Corte AA’
ARQ Obras y proyectos Works and projects
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Escuela Villa El Palqui Arquitectos José Cruz Ovalle, Ana Turell Ubicación Villa El Palqui, comuna de Montepatria, Limarí, Chile Cliente Ministerio de Educación del Gobierno de Chile Cálculo estructural Juan Acevedo Inspección técnica Fundación Chile Materialidad Estructura de madera aserrada y madera laminada de pino radiata, revestimientos en tableros contrachapados ranurados tratados con imprimante - filtro UV y repelente a termitas, cubierta de acero zinc-alum PV4 Presupuesto de la obra 13,5 UF/ m2 (US$ 380/ m2) incluyendo urbanización, movimientos de tierra y contenciones Superficie terreno 9.750 m2 Superficie construida 2.762 m2 Año proyecto 1998 Año construcción 2001 – 2002 4
5
Fotografía Juan Purcell, Ana Turell
6
Obras y proyectos Works and projects ARQ
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26
1
Germán Del Sol San Pedro de Atacama, Chile
La presencia excepcional del agua en el desierto chileno en este caso no es asumida como un recurso productivo para la agricultura. Un manantial termal ha posibilitado ancestralmente el recreo: esta intervención intenta cuidar la condición primaria y dulce de este suelo excepcionalmente húmedo, para el juego y descanso de lugareños y visitantes. Palabras clave: Arquitectura – Chile, paisajismo – Chile, zonas áridas, termas, baños termales, Puritama, desierto de Atacama.
A rare source of water in the Chilean desert, this thermal spring has not been harnessed as a productive resource for agriculture. Instead, it has been used since ancient times for recreation. This intervention attempts to maintain the soft and primitive condition of the exceptionally humid soil as a place of rest and leisure for locals as well as visitors. Key words: Architecture-Chile, landscaping-Chile, arid zones, spas, thermal springs, Puritama, Atacama Desert.
ARQ Obras y proyectos Works and projects
Termas de Puritama Las termas de Puritama están un fundo de 60.000 hectáreas que compramos para Explora, con la idea de preservar el lugar con obras mínimas de mejora, apoyo y “saneamiento”, para luego entregarlas en administración al Consejo de los Pueblos Atacameños que cuida el lugar como lo hacía antiguamente, y que recibe los ingresos que se generan por el cobro de entrada. (El Consejo en una época me pidió asesoría, y yo les propuse entre otras cosas que se hicieran cargo de la administración de los lugares arqueológicos, una riqueza enorme de los atacameños que hasta entonces estaba inexplicablemente a cargo de CONAF). El río termal fluye generosamente en un valle escondido a 60 km de San Pedro de Atacama en Chile. Recorre unos 14 km antes de encontrarse con el río Purifica, un poco mas bajo de Guatín. La terma ocupa más de un kilómetro de la quebrada del río Puritama, que corre desde la cordillera aguas abajo, a partir del punto donde afloran las aguas termales. El río crea en su cauce sinuoso muchos pozones naturales, que se usan para bañarse desde tiempo inmemorial.
Los pozones se han ampliado en todo sentido, para darle una cierta plenitud al puro hecho de bañarse en una terma en una quebrada en medio del desierto. Esta arquitectura en el paisaje intenta darle esplendor al lugar, mostrándolo poéticamente y hacer posible el uso sustentable de las piscinas termales naturales, creando ingresos para la comunidad local. El muelle de madera levantado del suelo invita a seguir el curso sinuoso del río, y a dispersarse entre los pozones sin pisar el pasto y los arbustos, que crecen en la orilla. Dos estructuras neutras de hormigón armado suavizado con yeso pintado de blanco, alojan todos los servicios necesarios. Son signos de vida que revelan la naturaleza brutal del lugar. El color de la madera y el color en Atacama Las pasarelas son de madera impregnada, teñida de rojo sin tapar la veta, formando un filtro contra los rayos ultravioleta que en Atacama destruyen más que la pudrición por hongos (que no hay) o las termitas (que tampoco hay). Aquí, como en otras obras, nos hemos jugado por
1 y 2 La quebrada de Puritama en el desierto de Atacama
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Planta conjunto
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50 m
captar la atmósfera de Atacama con sus toques desordenados de color y sus formas imprecisas y temblorosas. Nos parece que en la cultura atacameña el color son todos los colores: se usan separados y se juntan en “el aire”. Un “impresionismo” espacial en un ambiente de color neutro y que a plena luz del sol no vibra si no hay color. Afuera hay mucho contraste entre luz y sombra; adentro hay imprevistos vibraciones de un color con otro. Colores dispuestos con libertad en un orden suelto, pero con ojo único o común. Nos parece que en Atacama el color como signo de vida está en los objetos cotidianos: por supuesto en la ropa en las marcas de los animales, y en las partes de la arquitectura que se tocan. En las puertas, ventanas, parrones, sillas, asientos, mesas, etc. La luz penetrante de los descampados de Atacama crea un medio ambiente de arena que todo iguala y donde a mi juicio, el color es signo evidente de vida, (probablemente porque no hay flores) y el rojo como único color, con que pintan las cuevas, es signo de la presencia de vida humana, que acompaña e invita a detenerse. 2
Obras y proyectos Works and projects ARQ
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ARQ Obras y proyectos Works and projects
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3 Los pabellones se han dispuesto en relación a las construcciones existentes (a la derecha) 4 Río termal y pozón, estado previo a la intervención 5 El color en Atacama 6 Pasarela de madera en la quebrada. A la izquierda, uno de los pabellones de camarines y saunas
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Camino de acceso Acceso Camarines y saunas Pasarela Poza Vertiente
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Planta zona acceso
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Termas de Puritama
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Arquitecto Germán Del Sol 1
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Arquitectos colaboradores Horacio Schmidt, Nicole Labbé Proyecto gráfico Carlos Venegas, Hernán Fierro
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Ubicación Río Puritama, San Pedro de Atacama, Chile Cliente Explora S.A.
A 5
Elevación tipo B - Pabellón saunas
Cálculo estructural Fernando Del Sol Construcción Constructora Salfa S.A. Materialidad Madera de pino insigne impregnado, ensamblado y atornillado; barniz Chilcorrofin color rojo con filtro UV; estructuras de hormigón armado suavizadas con yeso
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Planta saunas y camarines
1 2 3 4 5
Presupuesto obra 20.600 UF estimado (US$ 538.500)
Sauna Vestidor Baño Área descanso Terraza cubierta
Superficie terreno 60.00 ha Superficie construida 88 m2 (pabellones), 752 m2 de pasarelas Año proyecto 1998 - 2000 Año construcción 1998 - 2000 Fotografía Guy Wenborne
Elevación tipo A - Pabellón saunas
Elevación tipo C - Pabellón saunas
Obras y proyectos Works and projects ARQ
1 Foto aérea, situación actual 2 Foto montaje, vista aérea del proyecto
Edificio con sólo el primer y ultimo piso = casa de altos
La casa crece horizontalmente sobre el suelo y el departamento verticalmente hacia el aire
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1 casa = 1 lote = uso ineficiente del suelo = relegamiento a la periferia
Ancho casa = ancho lote = ancho habitación = hacinamiento
Edificio en altura, no permite crecimiento
2
1
Equipo Elemental Iquique, Chile
El proyecto para Quinta Monroy constituye una suerte de avanzada del concurso Elemental Chile, que podría generar un modelo aplicable extensivamente: incorpora conjuntos de menor escala a tejidos urbanos consolidados, propone la radicación de las familias en su lugar original de residencia, plantea un estímulo a la integración social por sobre la segregación y supone participación de los habitantes en la toma de decisiones generales. Todo eso además de entregar una visión renovada y viable de la vivienda social en el desierto costero chileno. Palabras clave: Arquitectura – Chile, zonas áridas, vivienda social, concurso Elemental, vivienda social dinámica sin deuda, programa Chile – Barrio, MINVU.
The Quinta Monroy project is a sort of preview of the Elemental Chile competition that could generate a model suitable for wide application. Incorporating small-scale ensembles in the urban fabric, it would settle families in their original place of residence, stimulate social integration rather than segregation and include participation by residents in general decisionmaking. All this as well as delivering a revitalized and viable vision of social housing for Chile’s coastal desert. Key words: Architecture-Chile, arid zones, social housing, Elemental Chile competition, dynamic debt-free social housing, Chile-Barrio Program, MINVU.
ARQ Obras y proyectos Works and projects
Quinta Monroy Un proyecto seco En 2002, fuimos contactados por el Programa Chile-Barrio del Gobierno de Chile, para trabajar en el campamento de Quinta Monroy de Iquique, una ciudad en el desierto chileno. Se nos pedía radicar a las 100 familias que durante los últimos 30 años ocupaban ilegalmente un terreno de media hectárea en el centro de la ciudad. Lo primero que habría que entender es que el sistema por medio del cual la sociedad chilena ha abordado la provisión de vivienda para la gente de escasos recursos está basado en un subsidio estatal a la demanda, la cual es satisfecha por el mercado. Este subsidio debe cubrir los costos de 3 grandes partidas: el suelo, la urbanización (calles, redes de alcantarillado, agua, electricidad) y la vivienda misma. El proyecto para Quinta Monroy debía trabajar específicamente en el marco de un nuevo programa del Ministerio llamado Vivienda Social Dinámica sin Deuda (VSDsD), el cual está enfocado a los más pobres de la sociedad, aquellos que no tienen capacidad de endeudamiento. El programa consiste en un subsidio de 300 UF (US$ 7.500) por familia, entregado por una sola vez y al principio, sin deuda asociada, y que en el mejor de los casos (con un mercado
de la construcción bastante eficiente) permite una vivienda de aproximadamente 30 m2. Es decir, si bien la familia queda sin deuda con el Estado, el escaso monto del subsidio obliga a los beneficiarios a ser ellos mismos quienes transformen en el tiempo la mera solución habitacional en una vivienda digna (de ahí el nombre de vivienda dinámica). Esta condición “dinámica” de la vivienda tiene un posible riesgo y una gran virtud (aún cuando involuntaria). En primer lugar, hay que hacerse cargo del crecimiento, esto tanto en el sentido de facilitar las operaciones de ampliación, como de evitar la degradación del espacio urbano producto de la precaria calidad de construcción que es dable esperar. Por otra parte, se debe considerar la crítica histórica a la vivienda social: su incapacidad de responder a la diversidad de conformaciones, gustos y sensibilidades de las distintas familias; en la búsqueda de la economía, la tendencia a la repetición y la serialización, se han generado barrios monótonos y de muy mala calidad. Pero en un escenario en que más de la mitad de la superficie habitable serán autoconstruida, la repetición, monotonía y eventualmente la sequedad del núcleo inicial,
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Avda. Pedro Prado
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Acceso Vivienda Estacionamiento Area común
Diego Portales
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podrían ser la única manera de ordenar un entorno con una alta probabilidad de ser caótico. Con ello la serialización y repetición, ambas grandes fuentes de eficiencia y economía, pasan a ser algo por lo que ya no hay que sentir cargo de conciencia. Involuntariamente, en la dificultad (el escaso monto del subsidio que era posible de “regalar”) estaba la solución a uno de los mayores problemas en la historia de la vivienda social. Ahora bien, lo que hay que tener claro es que el estándar mínimo es el de una vivienda definitiva, y no el de una vivienda provisoria o de emergencia (a pesar del escaso metraje o de niveles de terminación muy básicos). Por último, lo verdaderamente clave no está tanto en la vivienda misma, sino en el barrio. No sólo como la aspiración a un diseño que permita que el barrio no comience su deterioro al día siguiente de entregadas las casas, y que más bien promueva su valorización en el tiempo (porque por mucho que se invierta en la casa, si el barrio es malo todo se va para abajo). También son fundamentales la buena localización y la cercanía a las redes de oportunidades, que son, en el fondo, lo que una ciudad es: oportunidades de trabajo, transporte, educación, salud, etc. De ahí la importancia del esfuerzo de radicación del
campamento que el gobierno nos pedía. En resumen, podríamos decir que el desafío consistía en diseñar un conjunto arquitectónico capaz de conformar un barrio de calidad, sustentable en el tiempo, que hiciera un uso eficiente del suelo y pudiese así comprar un terreno que, después de 30 años, se había transformado en una localización buena y cara en la ciudad. Esto debía lograrse sin producir hacinamiento, con unidades que pudiesen crecer con facilidad, estructuralmente seguras, todo por 300 UF por familia (US$ 7.500). Nuestro primer ejercicio fue ver qué ocurría si tratábamos de contestar la pregunta con las tipologías existentes en el mercado. Considerando el supuesto 1 casa aislada = 1 lote (conocido en el mercado como tipo A), el uso del suelo era extremadamente ineficiente: sólo 35 familias en el terreno. El tren de casas de 2 pisos, el tipo B, iba un poco mejor: 66 familias en el terreno. Pero al reducir el tamaño del lote (a) hasta igualarlo con el de la casa (b) habríamos obtenido, más que densidad o eficiencia en el uso del suelo, sólo hacinamiento. Este esquema, cada vez que se agrega una habitación, va dejando sin luz ni ventilación las habitaciones anteriores. Por ultimo, el tipo C o block solucionaba la cabida
de las cien familias, pero para las VSDsD no constituye una alternativa, pues es una tipología que no permite crecer. Por lo demás, las familias nos hicieron saber que si osábamos solucionar la pregunta entregando blocks, ellos se irían a huelga de hambre. El resultado de este ejercicio de cabidas era preocupante. No sólo por el drama social que significaba para un número importante de familias tener que trasladarse a la periferia en Alto Hospicio, rompiendo todas las redes de subsistencia (trabajo, salud, transporte, educación) que habían creado luego de 30 años, con el consiguiente riesgo de empeorar aún más su situación de marginalidad; lo verdaderamente duro del ejercicio fue constatar que si reuníamos los subsidios de, digamos, 66 familias, se gastaba tal cantidad de dinero en comprar el terreno, que no quedaban recursos suficientes para urbanizar ni construir. Entonces lo primero fue cambiar la manera de pensar el problema, reemplazando el diseño de la mejor unidad de 300 UF posible, multiplicada 100 veces, por el mejor edificio de 30.000 UF posible, dentro del cual se albergaran 100 familias en viviendas que pudieran crecer. Pero habíamos visto que un edificio, los propietarios no se pueden ampliar… salvo en el primero y el último piso. Obras y proyectos Works and projects ARQ
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6
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Trabajamos por tanto en un edificio que tuviera sólo el primer y el último piso. Lo llamamos el Edificio Paralelo debido a su estructura de propiedad: una casa y un departamento en paralelo. Este edificio debía ser lo suficientemente “poroso”, para permitir que la casa en el primer piso creciera horizontalmente sobre el suelo, mientras el departamento en el segundo lo hiciera verticalmente hacia el aire. Con algo de temor, presentamos a las familias esta tipología. No sabíamos si iban a entender o a estar dispuestos a vivir en una casa con un departamento encima. Se demoraron algo así como 3 segundos en aceptar la proposición. ¿La razón? Originalmente a la Quinta Monroy habían llegado 50 familias. Después de 30 años, cada una de ellas había construido sobre la casa inicial un departamento con entrada directa desde la calle, que arrendaban a otras familias. Y tenían más que claro que los primeros pisos tenían las ventajas de una casa (suelo, patio, jardín) y los segundos las ventajas de los departamentos (luz, ventilación y seguridad). Lo que les interesaba mejorar ahora era la división de las propiedades, con buenos muros cortafuegos. Por último, a escala urbana, se ha buscado introducir entre el espacio público y el privado el espacio colectivo, propiedad común pero de acceso restringido; cuatro especies de plazas, en torno a las cuales viven alrededor de 20 familias, buscan generar las condiciones donde se pueda dar lo que se conoce como familia extensiva, que es la manera en la cual se puede sobrevivir en entornos sociales frágiles. Quizás el mayor logro de este proyecto, que se terminará de construir en septiembre del 2004, fue lograr radicar a 93 familias en un terreno cuyo valor doblaba lo que normalmente paga la vivienda social, evitando su desplazamiento a la periferia en Alto Hospicio. Esperemos que esta cercanía a las oportunidades contribuya a hacer más corto el camino de estas familias para superar la pobreza. Alejandro Aravena
5 3
4
7 6 2
3m
ARQ Obras y proyectos Works and projects
1 2 3 4 5
Terraza de acceso Estar - comedor Cocina Futura ampliación Tabique removible
8
Planta viviendas piso 1
3
0
3m
5
B
B’
4
5 2 1
Planta viviendas piso 2
1
1 Baño 2 Vacío (envigado de piso según cálculo para zona de futura ampliación) 3 Futura ampliación 4 Tabique removible
3 2
4
Planta viviendas piso 3
6 3 1 2 3 4
Estar / Comedor Cocina Baño Crecimiento 1ª etapa casa patio (dormitorios 1 y 2) 5 Ampliación estar / comedor / entrada casa altos 6 Ampliación dormitorios 2 y 3
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2
2
Corte viviendas - BB’
0
Acceso Estar Comedor Cocina Baño Tabique removible Futura ampliación Acceso casa altos
1
1
Corte AA’
1 2 3 4 5 6 7 8
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3 y 4 Entre el espacio público de las calles y el privado de las casas, introdujimos el espacio colectivo. Vistas proyecto en sus etapas inicial y consolidada
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3
Quinta Monroy Arquitectos Alejandro Aravena, Alfonso Montero, Tomás Cortese, Emilio de la Cerda, Andrés Iacobelli Ubicación Avda. Pedro Prado, Iquique, Chile Cliente Programa Chile-Barrio - Ministerio de la Vivienda y Urbanismo del Gobierno de Chile, Gobierno Regional de Tarapacá Ingeniería Juan Carlos de la Llera, Mario Alvarez, Tomás Fischer, Alejandro Ampuero, Carl Lüders, José Gajardo Construcción Constructora Loga Materialidad Estructura de hormigón armado, bloques de concreto y carpinterías metálicas Presupuesto de la obra 7 UF/ m2 (US$ 196/ m2) Superficie terreno 5.700 m2 Superficie construida 3.620 m2 Año proyecto 2002 - 2003 Año construcción 2004 (en proceso) Fotografía e imágenes digitales Tomás Cortese, Equipo 4
Arquitectura, Víctor Oddó Obras y proyectos Works and projects ARQ
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Rick Joy Tucson, EE.UU.
Durante el siglo XX el aire seco y cierta benevolencia del clima hicieron de una parte del oeste de EE.UU. el campo ideal para las experiencias de arquitectos como Albert Frey o Rudolph Schindler. Diferentes niveles de relación con el exterior, materiales usados de maneras insospechadas o renovados manejos de luz y sombra son algunos de los temas que estas incursiones pusieron en juego. La obra de Rick Joy, desde esta perspectiva, plantea la revisión y continuidad de estas exploraciones. Palabras clave: Arquitectura - EE.UU., zonas áridas, Arizona, viviendas, arquitectura y desierto.
The dry air and gentle climate of certain parts of the American West made them an ideal setting for experimentation by architects like Albert Frey and Rudolph Schindler during the 20th century. Various levels ofrelationship to the outside, innovative use of materials and new ways of handling light and shadow are some of the themes raised by these architectural incursions. The work of Rick Joy continues and expands upon these earlier explorations. Key words: Architecture - U.S.A., arid zones, Arizona, housing, architecture and desert.
ARQ Obras y proyectos Works and projects
Tres proyectos en Arizona
Se refiere a un árbol de la familia de los algarrobos y tamarugos, conocidos en EE.UU. como mesquites (N. del T.) 1
1 Los volúmenes de los estudios al interior del predio
Convent Avenue Studios Un terreno de frágil condición en un barrio vulnerable, esencialmente una ruina. Ésa fue la primera impresión que produjo este sitio en mi primera visita: Convent Avenue está en uno de los barrios más antiguos de la zona suroeste, el Barrio Histórico, listado en el Registro Nacional de Lugares Históricos. Consolidado en el siglo XIX, es un área de la ciudad que constituye un registro rico y elocuente de la cultura “méxicoamericana”, en una estructura densa y apretada de casas de patios y claustros comerciales que comparten medianeros y espacios exteriores. Al igual como ocurrió con otros barrios, esta estructura antes extensa ha sido reducida a un área de unas veinte cuadras, tras los emprendimientos de “renovación urbana” de mediados del siglo XX. En el sitio sólo quedaba una fachada de 4 m de alto, de lo que alguna vez fue un conjunto de casas de fachada continua, y parte de una de ellas. El proyecto se ocupó de la restauración de todos los elementos históricos del sitio y la inserción cuidadosa de tres lofts residenciales y su correspondiente infraestructura, haciendo una clara distinción entre lo nuevo y lo viejo, sin pretender alterar los restos en cuanto registro histórico. El muro de fachada recuperado sirve como entrada al conjunto. A lo largo del recorrido por la calle, los paseantes pueden ver a través de los vanos en el muro los nuevos patios, poblados con creosotes, grandes prosopis1 y fuentes de agua. Cada una de las tres nuevas casas es un prisma simple con forma de cuña, dos pisos y cubierta agalponada. Los pabellones, puestos cuidadosamente en el sitio, crean una matriz de patios privados, espacios semipúblicos y senderos. Sus perfiles ayudan a resolver varios de los problemas de asoleamiento y promiscuidad que plantean las construcciones vecinas. Muros pintados de verde ácido, que recuerdan el color de los brotes de prosopis, sirven como puntos de referencia en este laberinto de espacios exteriores. Los muros de estos nuevos pabellones están construidos en tierra compactada; maderos en bruto completan la cáscara exterior de la estructura mientras elementos pulidos y esbeltos cualifican los interiores. En la parte trasera del sitio hay un pequeño cobertizo de acero cortén, que hace las veces de lavandería. Es el primer edificio independiente que completé como arquitecto.
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1
Obras y proyectos Works and projects ARQ
2 El pabellón de acero cortén al fondo del sitio 3 y 4 Espacios de sombra entre los volúmenes construidos 5 Vista del conjunto 6 Vista interior bajo altillo 7 El altillo y la entrada al módulo del baño 8 Cocina bajo altillo 9 Vista interior desde altillo
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2
2 2
1
5 4
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Planta conjunto
0
Corte longitudinal
ARQ Obras y proyectos Works and projects
5m
1 Acceso principal por fachada restaurada 2 Vivienda 3 Lavandería 4 Estacionamientos y área común 5 Vivienda existente
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2
5
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6
Convent Avenue Studios Arquitecto Rick Joy Colaboradores Holly Damerell, Franz Buhler Ubicación Tucson, Arizona, EE.UU. Cliente Rick Brezer, Sienna Funding Corporation Cálculo estructural Southwest Structural Engineers Construcción Rick Joy Architects Materialidad Muros de tierra compactada Presupuesto de la obra Reservado Superficie construida Casa existente, 56 m2; nuevas unidades, 93 m2 cada una; lavandería, 19 m2 Año proyecto 1995 Año construcción 1996 - 1997 7
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9
Fotografía Bill Timmerman Obras y proyectos Works and projects ARQ
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Catalina House
1
La presencia de las ásperas Montañas Catalinas al nororiente determinó la apertura de vanos y la orientación de esta casa. Tres volúmenes, dispuestos como vagones de tren, se han agrupado alrededor de un frágil conjunto de cactus saguaros y prosopis poblado por pequeños animales de madriguera. La casa está claramente dividida en dos alas. Hacia el oriente, el estar y las áreas de sociabilización se han planteado como espacios abiertos, aireados y con gran continuidad entre interior y exterior. El ala poniente, donde se ubican las áreas más privadas de la casa, está levemente girada para captar el sol de la mañana, y contrariamente a las áreas públicas, asume la mayor parte de las veces la fisonomía de una caverna. Las geometrías resultantes de esta disposición se traducen tridimensionalmente en planos verticales de tierra compactada cubiertos por techos mariposa. Las diferentes pendientes de la cubierta se han dispuesto de modo de intensificar ciertas experiencias al interior de la casa. El aspecto exterior de las envolventes, tosco y brutal, enfrenta las inhóspitas condiciones del desierto y contrasta con la suave presencia de los interiores recubiertos en madera de cerezo. Mientras duró la construcción, las instalaciones de obras se ubicaron en un área plana desprovista de vegetación; una vez terminadas las faenas, en ese lugar se levantó la estructura del garaje, forrada en placas oxidadas de acero. De esta forma, ningún cactus o árbol fue removido por la obra. Contrariamente, se agregó un nuevo árbol en el jardín. Mi primera casa.
8
6 5
2 3
1
4
7
10
9
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Planta general
Corte transversal
ARQ Obras y proyectos Works and projects
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
0
3m
Acceso Estar Cocina Despensa Terraza Dormitorio Estudio Sauna Estacionamientos Dormitorio invitados Taller
1 Vista del pabellón de dormitorios, ala poniente 2 Puerta de acceso 3 Mesón de la cocina 4 Cocina y comedor desde el porche, pabellón principal 5 Vista desde el estar hacia el porche 6 Las montañas Catalinas desde una de las terrazas
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2
3
2
9 1 Muro de tierra compactada 2 Cubierta de plancha de acero corrugado (20 ga) 3 Cielo de plancha de madera de abeto aserrada 4 Ventana - marcos de madera de abeto 5 Dintel de acero compuesto 6 Muro de hormigón con acero reforzado 7 Losa de hormigón con sistema de calefacción por radiación de agua caliente 8 Viga de 3” x 12” 9 Viga de acero W12 x 16 10 Termopanel vidrio de 1” aislado, con película de baja e, estructurado con atiesadores de cristal de 3/4” x 6” 11 Construcción techumbre: Contraplacado de 1/2” sobre viga I de madera de 11 7/8” con aislante tipo R38 12 Grada 13 Pantalla de acero rodada en frío tipo 22 ga
11
13
8
3
10
Catalina House
1
Arquitecto Rick Joy Colaboradores Andy Tinucci, Chelsea Grassinger,
5
Holly Damerell, Franz Buhler Ubicación Tucson, Arizona, EE.UU. Cliente Dr. John Palmer
4
Cálculo estructural Southwest Structural Engineers Paisajismo Michael Boucher Landscape Architects Construcción Rick Joy Architects Materialidad Muros de tierra compactada y
6 12
recubrimiento interior en madera Presupuesto de la obra Reservado Superficie construida Casa principal, 242 m2; porche,
7
60 m2; casa de invitados, bodega y garage, 140 m2. Año proyecto 1997 Detalle muro nor-oriente, pabellón principal
4
Detalle muro sur-poniente, pabellón principal
5
Año construcción 1997 - 1998 Fotografía Bill Timmerman
6
Obras y proyectos Works and projects ARQ
Planta emplazamiento
40
400 Rubio Avenue
1 1, 2 y 3 Vistas del espacio interior: la oficina y el patio 4 Sala de reuniones 5 Panel de vidrio. Vista desde acceso posterior hacia el área de trabajo 6 Vista del estudio desde calle Rubio
2
ARQ Obras y proyectos Works and projects
2
1
3
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5
5
4
Planta general
0
1 2 3 4 5
Acceso Patio Espejo de agua Sala de reuniones Módulos de oficinas
1
Corte transversal
3m
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3
El pasaje Rubio fue alguna vez una calle vital, que albergaba una sucesión de casas y tiendas frente a sus veredas. Hoy, la anterior riqueza del Barrio Histórico se ha transformado en un ingrato patrimonio de sitios eriazos, rejas y basurales. El estudio de arquitectura, en el número 400, aparece en Rubio Avenue como un bloque monolítico con un vano único y profundo y un par de portones de madera. Un prosopis da sombra en su frente y sirve como referencia lejana del acceso. El terreno es un retazo sobrante de la propiedad
4
de los Convent Avenue Studios, y ha sido tratado como un espacio unitario e introvertido a partir de un muro perimetral de 4.6 m de alto, construido con tierra compactada. Una vez cruzado el umbral, se reconocen nítidos los elementos que definen el paisaje de este interior unitario: otro prosopis, el agua en una fuente negra de acero y la porción de cielo enmarcada por los muros de tierra. Un muro de cristales puestos a tope divide el espacio longitudinalmente, definiendo un patio exterior
5
hacia el norte y un espacio interior de trabajo hacia el sur. Se trata de un edificio de muros, paradójicamente difuso en sus límites, constituidos por los planos de tierra y de cristal que se elevan desde el suelo. El recubrimiento de los cielos interiores, metálico y reflectante, parece flotar entre estos muros igual que el cielo sobre el patio. Nuestro trabajo de arquitectos, apremiante y muchas veces nocturno, encuentra en este lugar un sereno escenario.
404 Rubio Avenue Arquitecto Rick Joy Colaboradores Andy Tinucci, Chelsea Grassinger Ubicación Tucson, Arizona, EE.UU. Cliente Rick Brezer, Sienna Funding Corporation Construcción Rick Joy Architects Materialidad Muros de tierra compactada, cielo metálico, paneles de vidrio templado Presupuesto de la obra Reservado Superficie terreno 195 m2 Superficie construida 130 m2 Año proyecto 1998 Año construcción 1999 6
Fotografía Bill Timmerman Obras y proyectos Works and projects ARQ
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Playa Bonita Océano Pacífico
1
Alexia León Lima, Perú
La realidad del clima árido costero puede leerse como limitante y como libertad, simultáneamente. La falta de lluvias y la baja oscilación térmica, producida por la presencia del mar, ofrecen la posibilidad de una arquitectura elemental que se resuelve, con cierta brutalidad, en términos mínimos. Sin articulaciones, esta casa de fin de semana dispone patios, salas y terrazas relacionadas al cielo y a los horizontes extensos del desierto y el océano. Palabras clave: Arquitectura – Perú, zonas áridas, casas de playa, urbanizaciones costeras.
The arid coastal climate is both a limitation and an opportunity. The lack of precipitation and low temperature variation due to the closeness of the ocean make possible an elemental architecture that displays a certain brutal minimalism. Dispensing with articulations, this weekend house features courtyards, rooms and patios that relate to the sky and the wide horizons of desert and sea. Key words: Architecture – Peru, arid zones, beach houses, coastal urbanization.
ARQ Obras y proyectos Works and projects
Planta loteo Playa Bonita
0
50 m
Casa en Playa Bonita Un desierto se extiende longitudinalmente cerca de 1.800 km entre la cordillera de Los Andes y el océano Pacífico, formando la estrecha faja costera del Perú. Atravesando este desierto de sur a norte se puede reconocer toda una historia reflejada en la arquitectura: testimonio de la capacidad y conocimiento del antiguo peruano para prosperar en medio de un arenal, construyendo una vida cotidiana en complicidad con su hábitat. Actualmente, debido al crecimiento y expansión de la ciudad de Lima hacia el sur, se ha tomado posesión en una forma desmedida de los espacios del área de Asia, que pertenecen a este desierto sin una actividad definida y con escasas intervenciones entre sus límites. La zona se encuentra parcialmente urbanizada, con habilitaciones para uso temporal o vacacional promovidas por la iniciativa privada. Esta casa de playa se emplaza en Playa Bonita, una de las urbanizaciones del sector, situada 100 km al sur de Lima. Plantea crear una huella en el desierto: un nuevo orden que construya una relación estrecha entre la gente y su territorio, un hogar para el habitante, generando un espacio de intimidad en medio de un paisaje definido por su vastedad, ocupándolo sin despojarlo de su
naturaleza intrínseca de vacío. El lote pertenece a una cuadrícula regular. Es una trama de lotes llenos y libres, veredas y retiros que fugan hacia el mar y hacia los cerros elevados, conteniéndose a los lados por urbanizaciones de playa vecinas y paralelas. La casa pertenece a un bloque de cuatro lotes cuadrados iguales. Este lote se ubica en esquina exponiendo dos de sus frentes. Como lógica interesa exponer la consistencia de un todo y sus partes, teniendo al vacío como soporte. La construcción opera como un manto cuya trama se desplaza en diferentes direcciones incorporando la escala humana en el desierto. El lote, un pequeño módulo del conjunto, es el patrón que teje alternadamente el vacío a distancia y cercanía. Articula la transición entre exterior e interior, acentuando la continuidad del mismo, y crea un equilibrio entre presencia y ausencia física. Con esto, se adapta a las necesidades colectivas y subjetivas de la vida diaria. El volumen de planta cuadrada de 12,5 x 12,5 m respeta un reglamento interno que rige alturas, colores y que no permite materiales expuestos en el exterior. Su perímetro está definido por tres bloques que organizan las funciones flexibles e informales del dueño: dos paralelos, uno social al
3 Comedor, vista hacia la cocina
1 El volumen en el predio. Al fondo, las torres de agua del loteo
4 Estar y patio central 5 Vista del techo terraza y las pérgolas vecinas
2 Vista desde la cocina al comedor
B 1 2 3 4 5 6 7 8
6 7
5 4
6
Acceso Estar Comedor Cocina Dormitorio servicio Baño Dormitorio Techo terraza
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7
3 A
A’ 6 7 2 1
2
3
4
5
B’
Planta primer nivel
0
5m
8
Planta segundo nivel
Corte A-A’
norte y otro de descanso al sur y uno transversal de servicio. Estos bloques contienen un patio hundido que articula las funciones de la casa, atrayendo y dispersando la luz diagonalmente por su interior, protegiendo la secuencia del viento en el vacío. El patio, que orienta horizontal y verticalmente el espacio, está rodeado por un cinturón de diferente espesor que funciona inicialmente como una vereda - escalera que atraviesa el ingreso (una incisión vertical acentuada con un cristal) y conduce a la terraza que mira a lo lejos el mar. También opera como puente que une dos caracteres de la casa, y finalmente como mobiliario. El gesto ascendente se completa en su reflejo en la mampara de cristal templado, ubicada en su centro. Por último, se tiene un elemento vertical que contiene en dos niveles las funciones de lavadero y parrilla, que regula este movimiento. En esta construcción se han utilizado métodos reconocibles tanto para el maestro como para los albañiles locales, así como materiales comunes de bajo costo manejados de forma convencional, en estrecha relación con el clima de la costa y con la lógica de la casa. Se emplean muros de albañilería que exponen
su mínimo espesor, tarrajeados y pintados en blanco, organizados por su geometría. La falta de lluvias permite emplear el cristal templado empotrado en ellos sin carpintería, mejorando la relación exterior - interior. Se emplean pisos y zócalos de cemento pulido con ocres incluidos en su mezcla, sellados y encerados, como también hormigón visto en la escalera apoyada en dos puntos y pletinas de fierro como barandas. En la costa sur, donde la madera es escasa y la piedra es de pequeñas dimensiones, la construcción tradicional ha sido de adobe y quincha, mientras que la tradición de la madera y la piedra han tenido un desarrollo restringido. El sistema porticado de concreto con ladrillo, utilizado en la casa, fue adoptado en el desierto como una evolución natural de aquel sistema. El clima temperado, húmedo, falto de lluvias, no ha necesitado de una construcción compleja, cosa que se manifiesta en sus detalles. Los techos son planos y los muros sólo protegen la casa del sol y del viento arenado. La arquitectura se convierte en el orden que articula la propia naturaleza del desierto en el tiempo, creando una comunicación permanente y fluida con sus habitantes.
Corte B-B’
Casa en Playa Bonita Arquitecta Alexia León Colaborador Germán Beingolea Ubicación Carretera Panamericana Sur Km 99, Lote 11, Línea H, Distrito de Asia, Lima, Perú Cliente Mario Mori Cálculo estructural Javier Martín Arranz Construcción Santos Palacios Instalaciones eléctricas Felipe del Risco Instalaciones sanitarias Enrique Bastante Materialidad Muros de albañilería reforzada estucada, cristal templado, pavimentos de radier pulido de color, hormigón visto Presupuesto de la obra Reservado Superficie terreno 156,25 m2 Superficie proyecto 156,25 m2 (primer nivel), 133,16 m2 (techo terraza) Año proyecto 1996 Año construcción 1996 Fotografía Juan Enrique Bedoya Imágenes digitales Karim Wong
Obras y proyectos Works and projects ARQ
Secuencia de aproximación al edificio de la Universidad, arqto. José Cruz
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Ximena Nazal, Teodoro Fernández Peñalolén, Chile
El área de la precordillera santiaguina acusa varios problemas centrales del área de secano: la existencia de variados torrentes que arrastran los deshielos por las quebradas y la vulnerabilidad de los suelos a la erosión se presentan con claridad en estas pendientes, que por otro lado son depositarias de un gran valor paisajístico. La plantación de especies de bajo consumo hídrico y rápido crecimiento puede ayudar a consolidar tanto la capa vegetal del suelo como los corredores visuales que orientan el paisaje. Palabras clave: Paisajismo - Chile, zonas áridas, precordillera, intervenciones de bajo impacto, erosión.
The Andes foothills in the Santiago area have a number of fundamental problems typical of dryland areas. Though of great scenic value, these slopes are clearly vulnerable to soil erosion and the effects of snow melt runoff descending through various mountain ravines. The planting of low-water use species that grow rapidly can help consolidate both the vegetation layer of the soil and the visual corridors that order the landscape. Key words: Lanscaping - Chile, arid zones, Andes foothills, low-impact interventions, erosion.
ARQ Obras y proyectos Works and projects
Exteriores de la U.A.I.
“ …de vez en cuando se producen años catastróficos, en los cuales la corriente de Humboldt se desvía. En su lugar la corriente cálida El Niño, que corre en sentido opuesto, avanza mucho más hacia el sur. Entonces el aire se calienta y da lugar a un clima húmedo. Caen lluvias torrenciales que arrasan las tierras, derrumban viviendas y ríos de lodo bajan desde las montañas a las llanuras. Si esta situación se prolongara por largo tiempo o se hiciera estable, el desierto se transformaría en selva, como sucede en Ecuador y Colombia, cuyas costas son influenciadas por El Niño. Simultáneamente comienza una gran mortandad en el mar… Entonces, o el mar es frío y está colmado de vida, y la tierra circundante no recibe nada y es desierto, o si el mar es caliente y la vida huye de él la evaporación transmite fuerzas vitales a la tierra circundante. En forma dramática nos encontramos con un fenómeno que caracteriza esta costa oeste de América del sur, la convivencia inmediata de aspectos de la vida y de la muerte”.
Planta exteriores UIA, estrata baja - pastos
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150 m
Andreas Suchantke
La zona central de Chile se encuentra al límite sur de este fenómeno. Lluvias generalmente escasas, concentradas en los meses fríos, que se acumulan como nieve en la cordillera y esporádicamente ocasionan fenómenos catastróficos. Durante siglos los habitantes de esta zona central, con técnicas heredadas de otro pueblo del desierto como los árabes, fueron capaces de transformar los valles en oasis a través de la construcción de canales que llevan el agua de los deshielos a los campos. Se produjo un paisaje a partir de líneas horizontales que limitan los valles, dejando los cerros punteados aquí y allá por cruces y vírgenes en sus cumbres y también explotados por actividades marginales de pastoreo, extracción de leña y minería. Las nuevas técnicas de riego han acompañado la expansión de las ciudades. Hoy, al igual que en los siglos XVIII y XIX cuando se inventó un paisaje regado en los valles, se ha de crear una nueva forma para habitar (explotar) el paisaje de los cerros. En el proyecto para la Universidad Adolfo Ibáñez en Peñalolén, el tema ha sido tratar de intensificar la naturaleza y lo luminoso de las cumbres; una pequeña cumbre convexa con drenaje natural, donde crecen bien aquellas plantas que prosperan en suelos poco profundos y de bajo requerimiento hídrico: Pastos o gramíneas –naselas, coirones, pennisetum, miscanthus– capaces de colonizar rápidamente el suelo degradado por las construcciones y cubrirlo antes de la temporada de las lluvias, que habría arrastrado la delgada capa de suelo. Arbustos como espinos y litres, árboles como algarrobos, quillayes, alcornoques, gleditzia triacantos, se han dispuesto en sucesivas oleadas intensificando la vegetación de la precordillera, arropando los edificios y estableciendo canales visuales para el paisaje, los vientos y la propagación de las plantas. Pimientos trasplantados se han dispuesto como en un desfile desde las áreas de estacionamientos hasta puntear los patios entre los edificios. Teodoro Fernández Bibliografía: Suchantke, Andreas; El continente de los colibríes. Udies Verlag, Dortmund, 1982.
Planta exteriores UIA, arbustos
Planta exteriores UIA, árboles
Exteriores de la Universidad Adolfo Ibañez Autores Ximena Nazal, ingeniero agrónoma y Teodoro Fernández, arquitecto Ubicación Avda. Las Torres, Peñalolén, Chile Cliente Universidad Adolfo ibáñez Ejecución - supervisión Ximena Nazal Especies empleadas Alcornoque, acacia tres espinas, espino, litre, maitén, pimiento, quillay, Miscanthus, Penisetum setaceum, Stipa arundinacea , Stipa caudata, Stipa tenuissima Superficie de terreno 7 ha Año proyecto 2001 Año construcción 2002 - 2003 Fotografías Teodoro Fernández, Danilo Martic y Ximena Nazal Imágenes digitales Teodoro Fernández, Philippe Blanc Obras y proyectos Works and projects ARQ
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2
Teodoro Fernández Colina, Chile
El paisaje de Santiago está fuertemente determinado por el ejercicio de una voluntad. En un secano, con cuatro meses lluviosos y una sequía larga, los santiaguinos han construido a través de los años un jardín de riego soportado por múltiples dispositivos: acequias, canales, pozos y estanques. Es posible inaugurar para la ciudad otra manera de ejercer esa voluntad de paisaje: no una transformación impositiva, sino la comprensión de los procesos y relaciones naturales entre lluvia, torrentes, suelo y especies vegetales. Palabras clave: Paisajismo - Chile, zonas áridas, parques urbanos, intervenciones de bajo impacto, cursos de agua, erosión.
The Santiago landscape reflects in large measure the determination of its inhabitants to impose their will. In an area with four rainy months and a long dry season, local residents over the years have created an irrigated garden watered by a system of trenches, canals, wells and reservoirs. Here we are at the beginning of a new expression of shaping the city‚s landscape, not through an imposed transformation so much as an understanding of the natural processes and relationships between rain, flooding, soil and vegetation species. Key words: Lanscaping - Chile, arid zones, urban parks, low-impact interventions, watercourses, erosion.
ARQ Obras y proyectos Works and projects
Paisajismo para La Reserva El proyecto de urbanización La Reserva ocupa una pequeña cuenca autosuficiente y orientada al norte, en el valle de Chicureo al norte de la ciudad de Santiago. Los terrenos, elevados sobre la cota de los canales que riegan el valle, han sido usados por mucho tiempo para pastoreo, extracción de leña, canteras de extracción de piedra, y recientemente para la localización de polvorines para la minería. Es decir, es un paisaje degradado que conserva una topografía interesante en forma de abanico, con dos cumbres importantes: al oriente el cerro La Pedregosa y al poniente el cerro Pan de Azúcar, que rodean la cumbre de La Campana al centro. Dos quebradas recogen las aguas de las posibles lluvias. La reconstrucción de este paisaje de cumbres, quebradas, laderas inclinadas y afloramientos rocosos, es el tema del proyecto de paisajismo para La Reserva. Las obras de ingeniería necesarias para el cumplimiento de las normas, trazado y construcción de calles, e implementación de sistemas de drenaje de las aguas, impactarán sobre la topografía que no había sido tocada. Las calles producen taludes por corte o relleno, con mayores pendientes en la topografía natural. La urbanización impermeabiliza una gran proporción del suelo, por lo que hay que hacerse cargo de
una mayor cantidad de agua que escurrirá con las lluvias; agua y suelo son los materiales para el trabajo paisajístico. Para Michael Hough hoy en día la urbanización debe consistir en hacer visibles los fenómenos naturales de erosión e inundación (Hough, 2004). El agua El agua y el viento son los principales formadores del paisaje sobre la geología. “Los ríos forman la tierra transportando material de un lugar a otro; el agua no sólo disuelve y tritura sino también deposita, remueve y ordena” (Schwenk, 1988). La principal lección del agua en la naturaleza se refiere al almacenamiento: nieve, lagos, ríos, pantanos y napas subterráneas. Allí donde el agua se detiene, manifiesta su tendencia esencial, que es la de servir a la vida; al contrario, cuando escurre rápidamente actúa a favor de las fuerzas negativas intrínsecas al sistema. En la naturaleza no existen “los desastres naturales”; éstos son producto del mal manejo que del agua y el territorio hace el hombre. Todos los esfuerzos de las normas vigentes respecto a la urbanización y tratamiento de las aguas lluvia tienden hacia esta última dirección: sacar el agua rápidamente a través
1 Parque central La Reserva. Croquis de T. Fernández 2 Nichols Canyon, David Hockney 3 Movimientos de tierra. Lomas y depresiones para conducir las aguas lluvia, parque central
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Cumbres: 1 Pan de Azúcar 2 La Campana 3 La Pedregosa
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Plan general La Reserva, loteo
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Plano de arborización, primer tramo parque central
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de cauces rectos como canales de drenaje y alcantarillas. Cuando nos hicimos cargo del proyecto de paisajismo para La Reserva, ésta ya contaba con un proyecto de urbanización aprobado por el Ministerio de Obras Públicas, que incluía un canal de trazado recto y sección trapezoidal, recubierto de hormigón, que sacaba el agua en la forma más rápida posible del sitio llevándola a inundar los terrenos del valle fuera de la urbanización. Un canal así trazado además creaba una barrera infranqueable e insegura en los terrenos que cruzaba –destinados a áreas verdes– sea que condujera agua o estuviese seco. Con la colaboración del ingeniero hidráulico Bonifacio Fernández, preocupado hace varios años de proponer e implementar una nueva normativa para el tratamiento de las aguas lluvia en sectores urbanos (Fernández, 1996) se estudió un nuevo proyecto que fue aprobado, no sin dificultades burocráticas, en enero de 2004. El proyecto plantea el tratamiento de la quebrada principal, transformándola en parque central de la urbanización. La idea es transformar el agua de un problema de infraestructura a un tema estructural de la principal área verde de La Reserva, siguiendo la idea de Hough de hacer visibles los fenómenos naturales.
El nuevo proyecto para el tratamiento de las aguas pretende fundamentalmente detenerla, atesorarla como un bien y proporcionar el cauce a los diferentes caudales, de modo que cuando el canal esté seco o tenga poco flujo se incorpore al espacio de las áreas verdes, y en los momentos de mayor flujo permita la desaceleración del caudal, infiltrando en las capas inferiores y evitando la erosión de los terrenos. Todas estas obras, calculadas con precisión, serán de menor costo que la propuesta inicial de un feo canal con sus alcantarillas. El trazado toma la forma del agua en la naturaleza; se ha diseñado formando meandros que alargan el recorrido y disminuyen naturalmente la pendiente y la velocidad. Se han diseñado saltos o caídas que disipan energía y permiten una pendiente de los tramos del 2 por mil, haciéndola fluir en forma tan calma que gran parte de ella se infiltrará en el terreno. Gracias al diseño, en los períodos de lluvias intensas La Reserva entregará un 40% menos del caudal previsto inicialmente, disminuyendo los riesgos de inundación aguas abajo en el valle (problema típico de Santiago: llueve en el barrio alto y se inunda Pudahuel, fenómeno que crece a medida que se urbaniza). De este modo se trata de incorporar el agua, de
acuerdo a lo señalado por Schwenk, “…el agua es el principal componente de los seres vivos; en todos ellos el agua deja sus huellas reconocibles. El agua tiene un movimiento propio tendiente a la forma esférica, y en la naturaleza el agua fluye formando meandros”, como un modo de aprovechar las tres cualidades esenciales del agua: “…su idoneidad como medio de los procesos metabólicos de la tierra y de los seres vivos, su estrecho parentesco con los ritmos del tiempo y del espacio –clima, estaciones– y su relación sensorial con el cosmos y el espacio”. Para proteger el cauce, se ha movido la tierra formando pequeñas colinas alternadas, de modo de crear al centro del parque un espacio cóncavo protegido del tránsito de las calles laterales; las colinas a su vez conforman pequeñas cumbres con amplias vistas sobre el valle y el paisaje. La idea general para el paisajismo en La Reserva consiste en transformar los planes en proyectos. Para este tipo de proyectos urbanos se produce una contradicción entre las normas (más exigentes de lo necesario: perfiles de calles muy anchos, pendientes muy bajas, velocidades innecesarias) y la ingeniería tradicional, donde lo más grande, más alto, y de mayor impacto es entendido como signo de calidad frente a la alternativa de producir intervenciones de bajo impacto. Obras y proyectos Works and projects ARQ
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Detalle caída vertical de agua
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Composición rocosa del suelo para escurrimiento. Croquis de T. Fernández
El suelo “En un comienzo al Central Park se le llamaba “Greensward”(prado). La naturaleza ya no rodea la ciudad, sino por el contrario está al centro, a modo de patio. Son los edificios los que forman una especie de acantilado que rodea el parque” (Frampton,1990). Algo así ocurre con los cerros en nuestra ciudad. El proyecto general asigna valores paisajísticos a todas las porciones de suelo de acuerdo a su topografía, condiciones geológicas y asoleamiento. Se establece una gradiente definida por la altura: cuanto más bajo es el lugar, será más verde, más exótico (con plantas introducidas), más geométrico y con especies que tienden a crecer más altas. Es decir, más cercano a lo ya realizado en los valles. Por el contrario, cuanto más alto es el terreno, su tratamiento será más seco, más bajo, menos verde, más naturalizado. El parque central conduce las aguas y forma un anillo de circunvalación que une paisajísticamente la urbanización al valle. Todas las pequeñas quebradas se protegerán con vegetación xerófita como litres, quillayes y peumos, protegiendo los cauces con enrocados. Se han reservado algunos ARQ Obras y proyectos Works and projects
Volumetría caída de agua, manejo hídrico del parque
terrenos en las laderas que unen las cumbres con las quebradas en paseos continuos a través de toda la urbanización. Cumbres y laderas rocosas intermedias se plantarán con algarrobos, guayacanes, espinos, chaguales y cactáceas. Quebradas y cumbres crean para el paisajismo líneas de deseo, espacios que conforman el paisaje de fondo al mismo tiempo que conforman recorridos y lugares singulares. Para el parque central se ha trabajado con la antigua técnica del parterre, técnica artificiosa que al contrario del parque a la inglesa, tan en boga desde el siglo XVIII, no imita a la naturaleza sino trabaja con ella para crear un artificio que mezcla geometría, plantas y minerales, en reemplazo de la cubierta de césped continuo. Pequeños cuarteles en bandas paralelas trazadas en diagonal unen el parque y los antejardines laterales de las vías, produciendo un dibujo en que se mezclan planos (ocres o grises) de piedrecillas que protegen el suelo, con gramíneas y otras plantas de bajo requerimiento hídrico, conformando dibujos cambiantes a lo largo del recorrido y continuos
en la transversal del parque. Este dibujo a modo de parterre es más intenso en el acceso y las partes bajas del parque central, diluyéndose hacia las cotas superiores. La vegetación se ha dispuesto en forma oblicua, lo que permite visiones en escorzo tanto a la subida como a la bajada; así la percepción que se tiene es la de un parque de mayor profundidad, con una continuidad que se asocia al paisaje y no a las calles. Se han privilegiado especies nativas y preexistentes como algarrobos (prosopis chilensis) espinos, quillayes, y peumos, pero también se han incorporado otras asociadas como alcornoques y pimientos. En los cruces y espacios singulares, grupos de palmeras asociados a jacarandás refuerzan los corredores visuales. Bibliografía: Fernández, Bonifacio; Técnicas alternativas para soluciones de aguas lluvia en sectores urbanos, Guía de Diseño. Ministerio de Vivienda y Urbanismo, Santiago de Chile, 1996. / Frampton, Kenneth; “En busca del paisaje moderno”, Arquitectura vol. 285, Madrid, 1990. / Hough, Michael; Cities and Natural Process: A Basis for Sustainability. Routledge para Taylor & Francis Books Lt., Londres, 2004. / Schwenk, Theodor; El caos sensible. Editorial Rudolf Steiner, Madrid, 1988.
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Plan general La Reserva, plano de alturas
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Plan general La Reserva, plano de asoleamiento
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Cortes, camino de acceso
Paisajismo para La Reserva Arquitecto Teodoro Fernández Arquitecta colaboradora Milva Pesce Ubicación Avda. Las Canteras, Colina, Chile Cliente Empresas Harseim Ejecución Empresas Harseim - Jorge Salazar, Henry Bochard Especies empleadas Alcornoque / algarrobo / acacia tres espinas / espino / jacarandá / litre / peumo / pimiento / quillay / roble de Santiago / Phoenix canariensis / Trachycarpus fortunei / Washingtonia filifera / carbonillo / molle / quebracho / lavanda / dedal de oro / Nassella Tenuissima / amapola / Pennisetum villosum / Leucocoryne / Pennisetum rupeliano / Kniphofia / Hemerocallis / Stipa caudata / Stipa arundinacea / lirios / huilmo / Coreopsis / Perovskia atriplicifolia / Escallonia rubra / berberis / Agave / aloe / puya / Sedum / Echeverria Superficie de terreno 700 ha Año proyecto 2003 Año construcción 2003 - 2004 Fotografías Teodoro Fernández Plan general La Reserva, plano de manejo hídrico
Imágenes digitales Milva Pesce Obras y proyectos Works and projects ARQ
1 Situación existente 2 Propuesta proyecto 3 La mediagua sobre tierra 4 La mediagua sobre pilotes - postes 5 Secuencia de elementos del proyecto: Postes, vigas maestras, envigados, escalera, cubiertas y entablados 6 Maqueta proyecto
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Tomás Cortese. Prof. Rodrigo Pérez de Arce Iquique, Chile
Una estructura vertical, construida a partir de postes prefabricados para el tendido eléctrico, es el punto de partida de esta intervención en un barrio periférico de Iquique. Considerando un clima que permite que muchas actividades domésticas se realicen al aire libre y la importancia de la sombra en el espacio público árido, el proyecto plantea una serie de operaciones que mejoran las condiciones de habitabilidad en el campamento. Simultáneamente, introduce la dimensión vertical en el conjunto, y una nueva coordenada de crecimiento para las viviendas. Palabras clave: Arquitectura – Chile, zonas áridas, vivienda social, transferencia tecnológica.
A vertical structure built from prefabricated electricity poles is the starting point for this intervention in a neighborhood on the periphery of Iquique. The project involves a series of operations aimed at improving the settlement’s livability, taking into account a climate that allows many domestic activities to take place outdoors and the importance of shade for public spaces in arid zones. It also introduces the vertical dimension in ensembles and a new growth coordinate for housing units. Key words: Architecture – Chile, arid zones, social housing, technology transfer.
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Taller Vivienda elemental Este proyecto fue desarrollado en el marco del Taller de Vivienda elemental, realizado conjuntamente en el año 2001 por la U. de Harvard y la U.C. en dos talleres paralelos: en Santiago a cargo de Rodrigo Pérez de Arce y Patricio Mardones, y en Harvard, Alejandro Aravena.
El ready made La estrategia del ready made buscó capitalizar arquitectónicamente la oferta de productos industrializados presentes en el mercado, desmontando las convenciones sobre su aplicación. Consecuentemente, se trabajó con la posibilidad del “proyecto abierto”: en la medida que estos productos se mantienen en el mercado, ellos son también accesibles para futuras necesidades constructivas de la obra. Enfrentar el tema de la vivienda desde la estrategia del ready made implica enfatizar la idea de proceso por sobre la de proyecto terminado (housing as a verb). Lo anterior reconoce de modo implícito que en el ámbito de la vivienda social, el diseño de la imagen urbana es lo que primero se rearticula por efecto de la enorme vitalidad constructiva de los propios habitantes. El ready made será un producto industrial transferido a la esfera de la vivienda a través de un proyecto entendido como el conjunto de operaciones que
producen un edificio determinado. Tomás Cortese utiliza como ready made el poste de hormigón pretensado, un producto industrial sencillo, resistente y extraordinariamente ubicuo, utilizado extensivamente para el colgado de cables eléctricos y dispositivos de iluminación urbana. Este producto de bajo costo (US$ 70 por unidad aprox.), simplemente empotrado, es resistente al sismo y no requiere de fundaciones. Responde eficazmente a solicitaciones de compresión y tracción, resiste grandes cargas y demuestra una notable elasticidad. Por último, el poste introduce a bajo costo una apreciable dimensión vertical a un horizonte de edificaciones usualmente confinadas a un solo nivel. De ser correcta la tesis que sustenta el presente proyecto, ella asegura un modo alternativo de estructura y un potencial de densificación de viviendas en su estrato más básico y frágil: el del campamento informal. Rodrigo Pérez de Arce Operaciones elementales en un campamento de Alto Hospicio. [ poner la mesa ] El asentamiento sobre el que operaría el proyecto ha sido construido espontáneamente por sus habitantes utilizando mínimos recursos. Localizado en el desierto del norte de Chile,
Se trata de un caso de ocupación ilegal de terrenos por parte de un numeroso grupo de pobladores, que ha evolucionado en un asentamiento complejo y consolidado en la periferia de la ciudad (N. del E.). 1
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Áreas comunes - calle Acceso Cocina Estar - comedor Área cerrable Núcleo sanitario Patio Cierro transparente hacia calle
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4 excavaciones Instalación de 4 postes h.a. Instalación de 3 vigas Fe. Instalación de envigado de madera 4 Instalación de paneles de suelo y escalera prefabricada (en esta etapa ya se puede instalar mediagua) 5 Completación del módulo con medianero, núcleo sanitario y paneles especiales de cerramiento
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Planta conjunto
el clima seco y temperado permite que las actividades domésticas puedan ser normalmente efectuadas al aire libre en la medida que se hallen protegidas del sol. Las unidades constructivas mínimas utilizadas en esta toma1 son, en su mayoría, productos industriales excedentes de la actividad portuaria de la ciudad, como pallets y desechos originados en embalajes. Sin embargo es la mediagua, habitación de madera prefabricada de 3 x 6 m, disponible por $ 250.000 (US$ 420), el producto más reiterativo y podríamos decir estructurante de las formas urbanas que en definitiva se producen en el lugar. Es posible encontrar este producto industrial a lo largo de todo el país, extensivamente utilizado como solución habitacional de emergencia. La penetrante imagen del poste de iluminación pública en estas ciudades elementales ha simbolizado históricamente la llegada del progreso. Cuando cientos de ellos se erigen declarando un primer paso urbanizador, introducen una dimensión vertical en las calles al mismo tiempo que fijan un módulo de ocupación sobre el suelo. La pieza del poste de iluminación, prefabricada en hormigón, será el elemento estratégico ocupado en este proyecto. Actuará como soporte de un
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Plantas esquemas de crecimiento
proceso de densificación, y será un instrumento guía para la consolidación de una imagen urbana. Unidad elemental (US$ 650): Cuatro postes, tres canales de acero de 20 cm de alto, ocho pernos, diez vigas de madera, nueve tableros de O.S.B. y 20 metros de cable tensor. Una escalera pre-fabricada. En tres días se arma una estructura, una suerte de mesa, en el plomo delantero de dos sitios enfrentados del campamento. Movimiento de pesos: Una vez instalada esta estructura, una mediagua puede ser levantada para ser re-construida sobre ella, liberando un espacio techado a nivel del suelo. Las medidas de la superficie que soporta la estructura, 3,8 x 6 m, permiten dejar, fuera de la mediagua, 4,8 m2 libres para circular. Estratificación: La intensificación coordinada del uso del soporte-mesa permitiría, en una última etapa, la instalación de sombreaderos de malla raschel sobre la calle, tensados entre los postes. Con esto se busca generar una nueva escala y un ritmo de luz y sombra sobre las calles, habilitándolas como un espacio público para los vecinos. De este modo un estrato superior preside y hace nítida una imagen urbana por sobre la heterogeneidad material de esta ciudad de emergencia. Tomás Cortese
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Taller Vivienda elemental Autor Tomás Cortese Profesor Rodrigo Pérez de Arce Instructor Patricio Mardones Ubicación Toma Alto Molle, Alto Hospicio, Iquique, Chile. Materialidad Postes de hormigón pretensado, vigas de acero, cierros de madera, malla raschel Superficie construida 48 m2 por unidad de vivienda Año taller 2001 Fotografías e imágenes digitales Tomás Cortese, Mirko Salfate Obras y proyectos Works and projects ARQ
Álvaro Malo
Una ética del desierto: investigación estética
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En el paisaje del valle de Tucson diversas formaciones rocosas, cursos de agua, colinas y cañones definen un espacio que es el hábitat de un silencioso ecosistema. La incorporación del hombre y ciertos hábitos ciudadanos ajenos a la realidad del territorio señalan una serie de preguntas por la adaptación, que están todavía por responder. Palabras clave: Paisajismo – EE.UU., Arquitectura – EE.UU., Arizona, Tucson.
In the Tucson valley landscape, rock formation, watercourses, hills and canyons define a space that is the habitat for a silent ecosystem. The presence of people and certain human behavior patterns foreign to the reality of the local territory raise a series of questions about adaptation that are yet to be answered. Key words: Lanscaping - U.S.A., Architecture - U.S.A., Arizona, Tucson.
cristalinos y duros como roca, blanco opalino a negro intenso y basáltico, y con sus matices intermedios. La presencia de rocas ígneas y metamórficas evidencia un activo pasado volcánico. La geología desafía la razón y la imaginación. La noción de tiempo relativa a los ciclos biológicos parece fugaz comparada con los ciclos geológicos, que duran millones de años. La noción de espacio geológico es igualmente provocadora. Nos preguntamos qué causó que la Tierra tomara su actual forma y qué será de ella en el futuro. (fig. 1) La cuenca de Tucson es un vasto valle a 2.400 pies (aprox. 924 m) de altura media, circunscrito por las montañas de Santa Catalina (al norte), de Tucson (al este), de Santa Rita (al sur) y las montañas Rincón (al este). El intenso calor proveniente del centro de la Tierra derritió la corteza, convirtiéndola en un fluido viscoso; esta zona recalentada de Arizona formó un área enorme de fallas geológicas como respuesta al movimiento (hacia el noroeste) de la placa tectónica del Océano Pacífico: el alejamiento de las montañas de Santa Catalina se debe a una de estas fallas, prácticamente lisa. Una vez liberadas por la falla, estas montañas se elevaron y arquearon aún más, debido a la alta temperatura y a la flotación. Los separados bordes de la gneiss
La vida del desierto vive de adaptarse a las condiciones del desierto. …Y así sucede que aquello que es capaz de sobrevivir en el desierto, con el tiempo adquiere un peculiar carácter desértico… La lucha parece desarrollar en estos seres características especiales, que sin hacerlos distintos de los de su especie, los vuelve más positivos, más insistentes. John C. Van Dyke, 1999
Geología del desierto de Sonora Me levanto muy temprano desde que llegué a Arizona, apremiado por la luminosidad del cielo de la mañana. Y lo que hago al amanecer es caminar por mi jardín al pie de las montañas de Santa Catalina –si bien la noción de jardín aquí es distinta; en general un cerco o una pared levantada para apoderarse de una porción de desierto tal cual es. La vegetación es escasa, siendo el perímetro de la estructura de la raíz el que determina el derecho a agua de cada planta. Pero es la cualidad de la superficie la que, bajo los rayos rasantes del sol de la mañana, seduce al ojo particularmente. Material de acarreo proveniente de las montañas desborda a través de quebradas o cañones, y cubre gran parte de la superficie del desierto de Sonora. Varía mucho en color y textura: arenosos y porosos,
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(roca metamórfica) se movieron una considerable distancia, 10 millas (16 km aprox.) o más hacia cada lado, formando los valles de San Pedro y Tucson, en un proceso que duró unos cuantos millones de años (Phillips y Wentworth, 2000). (fig. 2 ) Hay una definición que he decidido atesorar en mi memoria: tectónica. Lo relativo a la deformación de la corteza terrestre, las fuerzas involucradas y las formas resultantes. La lección del día, en mi jardín de las Catalinas, deriva de la noción de fuerza. Me olvido intencionalmente de los cánones de belleza, que podrían convertirme en un “esteticista”, y sigo la sugerencia del poeta portugués Fernando Pessoa: uno puede formular una estética basada no en la noción de belleza sino en aquella de la fuerza (Pessoa, 1988). Fuerza entendida no como violencia, sino como el evento de transición entre mi cuerpo y el material. La búsqueda de la expresión pasa directamente por la elección del material. Sea el material traccionado o comprimido, el punto es que el trabajo debe revelar la fuerza prefiriéndose el sentido Aristotélico de energeia por sobre la noción Platónica de idea. “Creo que al menos una vez en la vida el hombre debería concentrar su mente en el recuerdo de la tierra. Debería entregarse a un paisaje de su vida. En particular, mirarlo
desde tantos ángulos como pueda, preguntarse acerca de éste, morar en él… Me interesa la manera en que un hombre mira un determinado paisaje y toma posesión de éste en su cuerpo y en su mente” (Momaday, 1998). Agua La palabra Tucson deriva de la original Cuk Son, que en el lenguaje de los nativos tohono O’odham, también llamados papago o “gente del desierto”, significa “a los pies de la montaña negra” (Zepeda, 1997). La montaña negra, ahora llamada Montaña “A”, es un cono volcánico de lava que se sumerge profundamente y se encuentra con la cuenca del río Santa Cruz en la ubicación geográfica exacta del actual centro de Tucson. Menos de diez millas (16 km aprox.) río arriba, a lo largo de la autopista I-19, hay otro cono de lava llamado Wa:k (que significa “el manantial”) ubicado en el distrito de San Xavier de la nación tohono O’odham –donde el misionero jesuita Eusebio Kino construyó la reconocida Misión de San Xavier del Bac. Estas incursiones rocosas desviaron el flujo de agua subterránea hacia arriba, forzándola a manar; los manantiales hicieron de Bac y Tucson los sitios donde prosperaron, antes de la llegada de los conquistadores españoles, los asentamientos de los nativos tohono O’odham y, miles de años antes que ellos, los hohokam.
La discusión acerca de la etimología y el significado del nombre Arizona aún no está resuelta. Puede haber surgido de dos palabras piman, ali y shonak, que significan “pequeños manantiales”. O de los vascos asentados en la región, descendientes de Anza el Mayor –fundador de Alta California– quienes podrían haber denominado el área arritz onac, o “lugares rocosos” (Sheridan, 1995). Cualquiera fuera el origen lingüístico del nombre, la coincidencia fonética de los distintos idiomas parece calzar con los atributos del territorio. Hoy en día la gente piensa intuitivamente que significa “zona árida” –y también tienen algo de razón. Las lluvias en el desierto de Sonora alcanzan un promedio anual de 76,2 mm en Yuma, Arizona, y 381 mm en las tierras altas de Arizona. El valle de Tucson, ubicado en esta última, recibe 305 mm de precipitaciones al año, distribuidas principalmente en dos estaciones lluviosas: una invernal, en diciembre y enero; y una veraniega, desde julio hasta principios de septiembre. Las lluvias de invierno suelen ser constantes y suaves; en contraste, las de verano pueden ser abruptas y torrenciales, pudiendo registrarse varios milímetros en unas pocas horas. Se producen tras los monzones, vientos de verano que soplan desde la tierra hacia el mar para llenar el vacío originado al subir el aire caliente (Phillips y Wentworth, 2000).
1 Acantilados del Eco, en el borde de la meseta Kaibeto, cerca de Tuba City, reserva Navajo, Arizona (© Adriel Heisey) 2 Interior del cañón de Chelly, nación Navajo, Arizona (© Adriel Heisey) 3 Acueducto Granite Reef, Central Arizona Project, en el desierto Tonopah, Arizona (© Adriel Heisey)
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El agua es la sangre vital del desierto de Sonora. La lluvia que cae en las montañas y en las colinas fluye por los cañones hacia los valles aluviales y los acuíferos, sosteniendo las zonas ribereñas del desierto de Sonora. El patrón de drenaje de la cuenca de Tucson es un sistema infinitamente variado de geometrías: profundos cañones de montaña, arroyos superficiales de pie de monte y amplios sistemas de flujos en los valles se agregan a los típicos patrones de meandros que serpentean horizontalmente, cascadas y estanques. (fig. 3) El bombeo excesivo de agua desde las napas subterráneas, requerida para labores agrícolas, la industria y consumo humano en áreas urbanas, aumentó la profundidad de estas fuentes, no alcanzando el nivel de las raíces de las plantas nativas. Los cottonwood (árbol norteamericano con una fibra similar al algodón) y sauces que una vez poblaron los corredores fluviales del desierto de Sonora, incluyendo los cajones de los ríos Salt, Gila, Santa Cruz y Rillito se han perdido o están desapareciendo. La reserva de agua que yace bajo Tucson central ha descendido más de 70 m en los últimos 50 años; para suplir esta deficiencia se ha desviado agua desde la cuenca del río Colorado, ubicada varios cientos de kilómetros al norte, a través del enorme acueducto del proyecto Central Arizona. (fig. 4)
El bombeo de agua subterránea y la importación del elemento desde otras regiones han demorado el proceso inevitable de moderación en el consumo de agua que deben enfrentar los habitantes llegados al desierto; en general siguen reproduciendo los modos de vida que abandonaron. La lección ética que estoy aprendiendo del desierto es el establecimiento de un nexo entre mis decisiones y las de la Naturaleza. Es una lección bien inscrita en la experiencia de Joseph Wood Krutch “…el desierto es conservador, no radical”, pues alienta “…el heroísmo de la resistencia, no el de la conquista”. El desierto es la última frontera, “…una frontera que no puede ser cruzada. Enfrenta al hombre con sus propias limitaciones” (Wood, 1954). “…Agua, agua, agua… No hay escasez de agua en el desierto, sino la cantidad exacta: la razón perfecta de agua por roca, de agua por arena, asegurando ese amplio y generoso espacio libre entre plantas y animales, hogares, pueblos y ciudades, lo que hace que el árido Oeste sea tan distinto de cualquier otra parte de la nación. Aquí no falta el agua, salvo que se intente establecer una ciudad donde no debe haberla” (Abbey, 1990).
Catalina. Es muy simple: un rectángulo espacial con vidrio de piso a cielo, sombreado por un pórtico abierto de madera de 18,3 x 4,3 m a lo largo de toda la fachada sur. Desde este mirador, con las montañas de Santa Catalina a mis espaldas, puedo ver claramente la amplitud de la cuenca de Tucson, enmarcada por montañas en todos sus costados: las de Tucson a mi derecha, las de Rincón a mi izquierda, y las de Santa Rita al frente –e imagino la frontera mexicana no demasiado lejos, y el resto de América, siempre hacia el sur hasta Tierra del Fuego. (fig. 5) El azul profundo suspendido sobre el desierto está en su tono más intenso en la mañana antes del amanecer; un azul oscuro que linda con el morado. Hacia la tarde ha cruzado el espectro completo pasando por azul pálido, amarillento y lila. Al atardecer ha pasado nuevamente por el magenta, rosa y naranja. Luego del crepúsculo un cálido velo morado ha regresado para envolverlo todo, lo visible y lo invisible. El aire seco y relativamente puro del desierto, las rocas volcánicas cercanas, los árboles palo verde en flor, los saguaros (cactus gigantes del desierto) y las verbenas de duna muestran una sobresaliente variedad de matices –rojo, naranja, amarillo, verde. Pero en la distancia, cuanto más
Aire y luz Mi casa se asienta en una pendiente del diez por ciento hacia el sur, en las montañas de Santa
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4 Casa Malo, laderas de las montañas de Santa Catalina, Tucson, Arizona 5 Cañon del río Little Colorado, vista al oeste hacia el Gran Cañón, Arizona (© Adriel Heisey) 6 Chollas e incienso, desierto de Sonora, Arizona 7 Casa Ramada, laderas de las montañas de Santa Catalina, Tucson, Arizona. (fotografía de Judith Chafee, arquitecta)
interviene el aire, todo aquí parece tener un brillo azulado. Cielos azules, montañas azules y pájaros azules: todo parece comprimir la perspectiva aérea a un delgado y trémulo velo. (fig. 6) Ética de la tierra / investigación estética Vittorio Gregotti aconseja a los arquitectos que comiencen su trabajo a una escala geográfica, para asegurarse que el marco construido instituya una red de conexiones que estructure o modifique la “forma del territorio”. La geografía no es solamente un territorio esperando ser proyectado y subdividido –un recurso a ser desarrollado. Es también un campo de fuerzas cuyos vectores esperan ser vivenciados –una fuente de sensibilidad. El filósofo noruego Arne Naess nos abre, a través de su concepto de ecosofía (Naess, 1989), a la noción de que podemos tomar parte en la naturaleza de la piedra en el torrente, del incienso que crece en las mesetas, del halcón que cruza las masas de aire. Habiendo experimentado sucesivos traslados, desde las tierras altas andinas en América del Sur, a las llanuras de los Everglades en Florida, a las tierras altas del desierto de Sonora en Arizona, estoy preparado para decir que el vector de inflexión que vincula geografía y geometría penetra la superficie de la
creía que la superficie de un agujero estaba a nivel con la superficie del suelo a su alrededor. Observando, me he dado cuenta que esto no es cierto… Un agujero tiene sólo lados y un fondo desde donde se extiende infinitamente hacia arriba, como un rayo de luz: y cuando la tierra gira, éste se mueve con gran cuidado y precisión entre las estrellas” (Shelton, 1987).
tierra; o siguiendo a Spinoza en Ética, extiende la superficie de nuestro cuerpo hacia el paisaje, ofreciendo una continuidad que prolonga la naturaleza misma de las cosas. (fig. 7) Siguiendo a Spinoza, y tomando prestados los términos de la geografía, definiríamos un cuerpo no por su forma, tampoco por sus órganos y funciones, sino más bien por longitud y latitud. En este esquema, longitud es el conjunto de relaciones mecánicas de extensión y orientación en el espacio, y latitud es el conjunto de motivos o fuerzas emotivas y estados intensivos en el tiempo. Así, podemos construir un mapa del cuerpo, “formando una geometría natural, que nos permita comprender la unidad de la composición de toda la Naturaleza, y los modos de variación de esa unidad” (Deleuze, 1988). Sin ser distinta del papel de las fuerzas tectónicas en la corteza terrestre, la relación primaria de mi cuerpo con el suelo es la transacción con la gravedad. El reconocimiento de la gravedad prepara el acto geométrico de poner a tierra, preparando el suelo para levantar pantallas para otras fuerzas: luz, viento y lluvia. Mi experiencia es que esto usualmente comienza, y en la mayoría de los casos termina, con la excavación. (fig. 8) “…Pero, ¿dónde está la superficie de un agujero? Antes
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Bibliografía: Abbey, Edward; Desert Solitaire. Touchstone/Simon & Schuster, New York, 1990, p. 126. / Deleuze, Gilles; Spinoza: Practical Philosophy. City Light Books, San Francisco, 1988, pp. 125-128. / Momaday, N. Scott; “An American Land Ethic”, en The Man Made of Words. St. Martin’s Griffin, Nueva York, 1998, p. 45. /Naess, Arne; Ecology, community and lifestyle. Cambridge University Press, Cambridge, 1989. / Pessoa, Fernando; Always Astonished. City Lights Books, San Francisco, 1988, p. 70. /Phillips, Steven J. y Wentworth Comus, Patricia; A Natural History of the Sonoran Desert. ArizonaSonora Desert Museum y University of California Press, Tucson, 2000, pp. 75-85. /Shelton, Richard; The Other Side of the Story. Confluence Press, Lewiston, 1987, p. 22. / Sheridan, Thomas E.; Arizona: A History. University of Arizona Press, Tucson, 1995, p. 31. / Van Dyke, John C.; The Desert: Further Studies in Natural Appearances. Johns Hopkins University Press, Baltimore, 1999, p. 150. / Wood Krutch, Joseph; The Voice of the Desert. William Morrow & Co, New York, 1954, p. 221. / Zepeda, Ofelia; A Papago Grammar. University of Arizona Press, Tucson, 1997
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Tomas u ocupaciones informales (N. del E.) 1
La ocupación del desierto de la playa Asia, Lima, Perú
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La sensación de inseguridad generada en ciudades como Lima (responsabilidad compartida entre experiencia directa y medios de comunicación) tiene entre sus efectos la proliferación de urbanizaciones cerradas, que de diferentes maneras reproducen el ambiente protegido que tanta nostalgia inspira. Las playas de Asia, en la costa del desierto limeño, sirven de locación para las propuestas más radicales de la arquitectura contemporánea peruana, en asentamientos donde el control parece la palabra dominante. Palabras clave: Urbanismo – Perú, zonas áridas, urbanizaciones costeras, balnearios, litoral.
One of the consequences of the sense of insecurity in cities like Lima, a feeling created both by personal experience and the media, is the proliferation of gated communities that in various ways reproduce the protected environment so many are nostalgic for. The Asia beaches on the Lima desert coast are the site of the most radical experiments in contemporary Peruvian architecture, in communities where control seems to be the dominant concept. Key words: Urbanism – Peru, arid zones, coastal urbanization, beach resorts, coastline.
A noventa y cinco kilómetros del sur de Lima una porción de desierto costero ha sido ocupado, en los últimos años, por una sucesión de pequeñas urbanizaciones de verano cerradas. Construidas como espacios de contacto con lo natural y escape de una ciudad que se percibe fuera de control, han sido desde hace ya veinte años un laboratorio para arquitectos y promotores urbanos. Esta ocupación privada del espacio costero nos permite hoy repensar sus resultados y reformular conceptos como paisaje, espacio público, aislamiento, límite y libertad. La playa Asia es una estrecha franja de arena de un kilómetro promedio de ancho. Ubicada en las estribaciones de la cordillera de los Andes, se extiende desde Malpaso en el kilómetro 100 hasta Punta Bujama en el kilómetro 96 de la carretera Panamericana Sur. Esta porción de desierto ha sido parte del vacío ocupado desde la época precolombina. El valle desarrolló una importante cultura y las islas de
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Asia, ubicadas frente a la playa, fueron fuente de fertilizantes naturales (guano) desde tiempos prehispánicos hasta los años de la Compañía Nacional de Guano, fundada en 1909. Sin embargo, esta condición productiva nunca hizo que hubiera una ocupación permanente de la playa. La primera mitad de los años ochenta en el Perú estuvo marcada por dos hechos: el retorno a la democracia luego de doce años de gobierno militar y el inicio del terrorismo. En la arquitectura el cambio de gobierno trajo consigo un desplazamiento del interés de lo público a lo privado, así como una atracción por el espacio del desierto costeño. Los trabajos de Juvenal Baracco en playa Pulpos, las casas de Emilio Soyer y el viaje costero del arquitecto Ricardo Malakowski ejemplifican, a partir del prototipo de la casa individual, un intento de reconstrucción de referentes a partir del paisaje y de la cultura prehispánica de la costa. Lima crecía de manera acelerada y en total descontrol. Pasó de tener cuatro millones de habitantes en 1975, a casi seis millones en 1986. Este crecimiento se realizó en base a “invasiones informales” sin ningún planeamiento desde el Estado. En ese contexto la playa Asia, lugar de campamentos de fin de semana, iniciaba su proceso de urbanización. Las primeras urbanizaciones nacieron con el entusiasmo de la reconquista democrática y un espacio redescubierto; por otro lado estaban cargadas con la sensación de una ciudad que escapaba a todo tipo de control formal y el miedo de una guerra interna. Las Palmas y Cocos fueron urbanizaciones pioneras que definirían las pautas de esta nueva etapa, con un reglamento que controla la arquitectura: muros blancos, madera o caña; la altura máxima es de un piso. Las terrazas en los techos crean otra clase de playa, esta vez elevada. La sencillez y naturalidad de estos enclaves, entendidos como la sedentarización del campamento, serán sus principales características. En las siguientes urbanizaciones el tema del control
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irá tomando cada vez mayor preponderancia. A pesar de que los años noventa, tras del autogolpe y la derrota de Sendero Luminoso, fueron años de un cierto auge económico, temas como los accesos restringidos arremeten y terminan por prohibir el paso al mar a personas ajenas a la urbanización. Los trazados se cierran; cada urbanización tiene un muro continuo que la divide de la otra. A diferencia de las “invasiones”1 que se proponen como tramas de integración, aquí la estructura geométrica servirá como instrumento de aislamiento y perfecta definición de límites del espacio privado, tanto de la urbanización como del espacio de la propia casa. Sólo la arena y el mar quedan como posibles ámbitos de integración. Los reglamentos no sólo incluyen los límites de un orden formal, sino que incluso controlan las reglas de comportamiento. Un Truman show donde se es a la vez creador, observador y observado. A diferencia de las primeras casas de Asia, que destacaban por su neutralidad y por su adaptación a la rígida trama de las urbanizaciones, las propuestas actuales pugnan por escapar de los trazados. La exacerbación de la individualidad arquitectónica termina por descontextualizar los proyectos en una infinita sucesión de repetición e indiferencia. Destacan por oposición casos como la casa en Playa Bonita, de Alexia León, que a partir de la aceptación de la trama de la playa y un discreto silencio, logra un proyecto de especial intensidad y gran integración con su entorno. Hoy en día las urbanizaciones han generado su propia periferia. La utopía del orden se ha mordido la cola, sólo que esta vez el conflicto no se relaciona a los inmigrantes. Al pie de la carretera han aparecido una sucesión de discotecas y centros comerciales, que amenazan con matar la supuesta naturalidad inicial. La oportunidad de crear una nueva relación con el territorio y el paisaje está en crisis; esperemos y veamos a dónde lleva esta 1 nueva dinámica.
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1 Asia. Casa en Playa Cocos, Arquitecta Rossana Agois, 1986 (a y b), 1987 (c), 2003 (d). Fotografía de Rossana Agois 2 Fotografías aéreas Asia, 1971 y 1994. Servicio Aerofotográfico Nacional de Perú (SAN) 3 Fotografía aérea Asia, 2000. Servicio Aerofotográfico Nacional de Perú (SAN). Fotografía gentileza de la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú
4 Playa Asia, 1986. Fotografía de Rossana Agois (a). Casa en Playa Sol y Mar, cubiertas, arquitectos Alfredo Benavides y Cynthia Watmough, 2000. Fotografía de Stella Watmough (b). Casa en Playa Bonita, cubiertas, arquitecta Alexia León, 1998. Fotografía de Juan Enrique Bedoya (c). Vista de Playa Los Cocos, 1986. Fotografía de Rossana Agois (d)
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Rodrigo Pérez de Arce
Basados en las condiciones del secano algunos autores extienden la zona semi-árida hasta el Maule o incluso el Bío Bío. 2 El índice de precipitación de Mendoza es de 200 mm de aguas lluvias anuales frente a los 338 de Santiago. 3 Específico y a la vez típico de una tendencia: hubo alamedas en Buenos Aires, Lima, Mendoza, etc. 1
Santiago Zona Árida: una arquitectura de la sombra
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¿El árbol urbano como mitigación? ¡Falso! Desmontando el sentido supuesto para el “impacto ambiental”, tan usado por algunas corrientes actuales del urbanismo, Pérez de Arce reinvindica las zonas áridas del planeta como origen del jardín y la ciudad. A partir de la revisión de la incorporación del árbol en el espacio público santiaguino, la discusión se centra en la relación entre sequía, sombra, trazados y la capacidad del jardín y la arquitectura de generar una cualidad ambiental urbana. Palabras clave: Paisajismo – Chile, ciudad jardín, zonas áridas, arborización urbana, urbanización.
The urban tree as mitigation? Not true! Perez de Arce debunks the notion of “environmental impact” so dear to certain schools of thought in urbanism, and defends the planet’s arid zones as the origin of gardens and cities. A rethink of the use of trees in Santiago’s public spaces is the point of departure for a discussion centered on the relationship between drought, shadow, layout and the ability of gardens and architecture to generate urban environmental quality. Key words: Landscaping – Chile, garden city, arid zones, urban forestation, urbanization.
Ciudad árida El amplio despliegue de tópicos concernientes a Zona Árida en la Web, prácticamente ignora su dimensión urbana olvidando que –por extraño que parezca- ése es precisamente el ambiente originario del jardín y de la ciudad. Quizá si esta omisión confirme un prejuicio difundido acerca de la intervención antrópica (incluyendo la arquitectura) cuyo efecto respecto al proyecto urbano es obviamente desestabilizador: ¿cuáles son sus consecuencias?. La radicalidad implícita en la asociación de ciudad y clima árido puede ayudar a clarificarlas. Proyecto e impacto Todo proyecto comienza por los heridos: hiere rompe y modifica un estado de cosas. Naturalmente sin que eso signifique desatender su vínculo con el lugar, sino simplemente replantearlo cada vez. Sin embargo un lenguaje convencional –para nada inocente– asocia proyecto a impacto tal que asume impacto y mitigación ambiental como par dialéctico; una falacia cuyas limitaciones son evidentes. Los jardines de La Alhambra –por ejemplo– ¿están ahí para mitigar el impacto de sus bastiones, terraplenes, y en general como paliativo de la conmoción ecológica ocasionada por la
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edificación del conjunto?, y ¿serán entonces una suerte de brazo pacificador como si el efecto de la arquitectura (impacto puro) fuese restaurado por el paisajismo (su mitigación)?. Mala idea, porque le resta autoridad y plenitud al jardín mientras devalúa su interacción con la obra construida, desconociendo igualmente la autoridad del proyecto edilicio como constructor de ambientes. Frente a este tipo de análisis, interesa particularmente enhebrar los derroteros del dúo paisajismo - urbanismo y reivindicar el aporte patrimonial y ambiental del proyecto, específicamente –para nuestro caso– en torno a la fragilidad del ambiente árido. Esa es una razón poderosa para invocar el clima en el contexto del proyecto urbano. Grandes ciudades ocupan territorios áridos. Lo sustantivo del ambiente de Santiago1 es su larga sequía y la consecuente escasez de agua para fines urbanos; un paisaje de secano a ratos evocador de la belleza hostil del desierto de Sonora en Arizona. Quizá le acomode la definición de oasis de riego acuñada en Mendoza2, y sus consiguientes características: contorno, infraestructura territorial de las aguas, follaje a veces exuberante. ¿Cómo encarar en esas condiciones la expectativa actual por una suerte de ciudad jardín?.
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1 Sombras, Uspallata, Argentina (fotografía del autor)
5 Pie peatonal, Otto Steinert, 1950
2 Corredor como arboleda, Enrique del Moral, México, 1946
6 Trazado del arbolado de la alameda de Santiago, Chile. Dibujo de Bernardo O’Higgins
3 Alameda José de San Martín, Mendoza, Argentina 4 Estratos, Uspallata, Argentina (fotografía del autor)
El árbol urbano: tres modelos de implantación Una potente clave de la imagen y cualidad ambiental de la ciudad moderna es su arbolado vial. Frecuentemente se derivó a él desde un primer estado seco: aunque hoy parezca imprescindible, hasta el siglo XIX el árbol no fue requerido ni imaginado en el espacio público de las ciudades hispanoamericanas. La trama vial consume hectáreas de este espacio. ¿Cuáles pueden ser las lógicas para la instalación del árbol en este ámbito?; y si el diseño predetermina la demanda del agua, ¿cuáles son sus aportes? Arriesgando simplificar, tres modelos parecen distinguir este proceso de implantación gradual del árbol urbano en Santiago desde la primera mitad del siglo XIX, cada uno marcado por una vocación definida: el común denominador es la avenida, un símil de la columnata, cuya configuración, luminosidad, temperatura y sonoridad le confieren un carácter distintivo. Ésta es de particular interés en climas áridos de luminosidad dura, ya que el follaje efectivamente construye un microclima acogedor. La disposición de árboles en avenidas cuenta con un ascendiente urbano ejemplar pero su generalización mecánica la ha devaluado en
simple convención, obviando cuestiones de localidad carácter y factibilidad. Los matices de la idea comprenden desde la alineación de árboles en segmentos discontinuos –trazos verdes– hasta la textura de hileras largas entrecruzadas sobre el plano urbano redes extensas. Contrastes de luz y sombra, exhuberancia y vacío, apertura y contención la caracterizan. Un caso representativo de arbolado discontinuo es La Cañada en Santiago3, primera manifestación formal y pública del árbol urbano. La trama jerárquica, derivada del bulevar, constituye un segundo modelo de arbolado urbano. Avanza un paso hacia una ciudad más compleja, encarnando la noción de sistema aunque fuertemente ceñido por una voluntad jerárquica. El tercero más difuso (influenciado por la expectativa hacia una “ciudad jardín”), deriva hacia una trama genérica de arbolado, eventualmente asimilando el árbol a las “utilidades públicas” y sus redes ilimitadas, como una suerte de infraestructura orgánica.
7 Sistemas de arbolado en Santiago, Ansart, 1875. Dibujo del autor.
ambos?. Vistos desde esta perspectiva los modelos efectivamente marcan diferencias. El primer follaje público de Santiago se despliega verticalmente. Los árboles nacen sobre el plano raso de la calzada en hileras homogéneas sobrepasando las alturas edificadas. Esta pieza urbana, salón o nave más que cauce, trazo singular y finito más que segmento de un sistema construye (parafraseando a Van Eyck) la contraforma del ritual del paseo. Más tarde, la plantación de avenidas en los recorridos urbanos principales define corredores y cuadrantes urbanos. Las calles menores se mantienen secas: sin arborización. Eventualmente el arbolado consolida la independencia de vereda y calzada. La columnata unitaria es el principio que la informa: de este modo la avenida construye una suerte de monumento (orgánico) lineal. Homogeneidad en la trama, jerarquía en la disposición, continuidad en los ritmos denotan su formalidad. Gradualmente desde lo excepcional se deriva al estándar genérico de calle arbolada cuya eventual diseminación ignora singularidades. Y si bien el complejo proceso de urbanización del siglo XX aporta algunos modelos diversificados, sus patrones de diseño son generalmente monótonos.
Economía vegetal Cuando hay sequías prolongadas, ¿dónde puede ser más eficaz la vegetación?, ¿se quieren reverdecer los suelos?, ¿o el espacio aéreo?, ¿o
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Según una estimación “los árboles son responsables de casi un tercio de los daños que sufre la infraestructura aérea y subterránea”…(…) 4
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Su estructura transversal se organiza según estrías: calzadas, veredas, postaciones, arborización. A la calle se la supone simétrica. El árbol suele crecer sobre un parterre estableciéndose de este modo también un cultivo de los suelos públicos. Conceptualmente, la hilera de árboles construye una fachada verde, uniforme, que al homologar las extensas tramas de calles contrarresta al menos en teoría el desorden de una estructura urbana débil. Redes Asumida en grado de convención y multiplicada (conceptualmente) sin medida en la extensión urbana, la lógica original de la avenida se diluye, como también su eficacia en cuanto instrumento de identidad. Naturalmente la extraordinaria proliferación de calles (la proporción de espacio público –mayoritariamente vial– en sectores populares alcanza hasta un 40% (Palmer y Vergara, 1990)) conspira contra la sustentabilidad del modelo como también ocurre con la pugna por espacio entre árboles, tendidos eléctricos y redes subterráneas4. Guiada por la inercia, esta arborización presenta resultados notoriamente desiguales mientras que su manutención es azarosa. De cualquier modo, esa calle, esqueleto de la urbanidad (Parcerisa) incide significativamente en la experiencia urbana. ¿Cuáles son sus innovaciones en los planos de iluminación, pavimentación, riego, arbolado y trazados?, ¿cómo acogen nuevos modos de sociabilidad?, ¿cuáles son sus aportes en relación a una climatización urbana?. Sequía Mientras las calzadas de Santiago irradian calor durante la prolongada sequía la irrigación de arboles y jardines contrarresta su efecto: unas pocas acequias urbanas recuerdan el riego agrícola, obra monumental, paciente y compleja, a la cual incluso se le atribuye una incidencia en la configuración jurídica e institucional del país (una urdiembre de vínculos y derechos de agua).Trazas innumerables dan cuenta de las tramas de riego sepultadas bajo las calles. Los nuevos métodos de irrigación no obedecen a la lógica de cursos de agua; desaparecidos los recorridos superficiales del agua nada garantiza la continuidad del follaje. Hoy, los sistemas de riego no definen la forma urbana. Quizá si esta autonomía anuncie nuevos grados de libertad. Sombra “…En cuanto lugar para pasear, el Allée se hizo inmediatamente popular…fue allí que se fusionaron el ARQ Ensayos y documentos Essays and documents
jardín con la ciudad, el verdor y las formas sociales…” Para J. B. Jackson, el Allée, formulación similar a nuestro primer modelo de arborización pública, señala la primera articulación de jardín y ciudad en un plano verdaderamente urbano. En el clima seco este trazo verde genera un refugio umbrío, situación excepcional, todavía reconocible como hecho de envergadura en ciertas preexistencias rurales enquistadas en la trama urbana. Las formas de agrupamiento, la construcción de los ambientes exteriores, la arborización, la solidaridad ambiental presente en ciertos esquemas urbanos en donde el efecto de un microclima se hace sentir multiplicado, constituyen aportes urbanos pertinentes. El Allée y luego la avenida urbana del siglo XIX introducen eficaces corredores temperados por la sombra del follaje, unos acotados, los otros continuos. Según una normativa (hoy en desuso) las calles secas del centro de Santiago, se ampararon bajo marquesinas. Sombras netas y orgánicas, sombras densas y porosas, sombras de marquesinas y de árboles cubrieron diversos cauces en un esquema de contrastes urbanos. Y si “…en las zonas áridas, las ciudades debieran ser un oasis y no más secas y calurosas que su entorno” (Ricardo Astaburuaga G.) ¿cómo concebir la sombra urbana en ámbitos urbanos dispersos?. Las limitaciones del presente sistema de arbolado vial son evidentes y si bien esto no desvirtúa la posibilidad de corredores verdes, tampoco excluye las posibilidades de marquesinas y trazos o salones abiertos (a la manera del Allée). De todos modos, y en un contexto amplio, los contrastes entre luz y sombra, entre exuberancia y vacío, entre apertura y contención espacial caracterizan esta estructura: el punto es cómo hacer de estos contrastes materia de proyecto; cómo intencionarlos. “Debemos mirar la ciudad como foresta. Las calles de la primera serán las rutas de la segunda: ambas deberán ser cortadas del mismo modo” (Laugier, 1753). Así establecía visionariamente Laugier el nexo de ciudad y paisaje. Lo hacía empero, desde un clima húmedo, boscoso y con la consiguiente alternancia de densidad y vacíos. Carente de densidad, el paisaje árido presenta en cambio una textura dispersa: no admite contrastes de figura y fondo. Por otra parte, las formas abiertas son consonantes con un estado del arte urbano actual. En este contexto, ciertas reflexiones del paisajista californiano Garret Eckbo (1950) sugieren posibles estrategias de arborización urbana acordes con la estructura y contexto del clima (semi) árido. Eckbo observa una continuidad natural entre
jardín y paisaje en los climas húmedos y una discontinuidad radical en aquellos “…áridos y semiáridos …de naturaleza violenta, más dominante y agresiva…” (menciona Chile), adscribiendo en general las formas suaves a los ambientes húmedos y las angulares a los sitios áridos. Entendidas las avenidas como jardines lineales, hileras segmentadas y discontinuas, de árboles robustos de gran altura, éstas podrán alternarse con calles secas (sombreados mediante dispositivos arquitectónicos) y corredores verdes, según un esquema de estratos urbanos en el cual la construcción predominantemente baja a menudo sólo alcanzaría a consolidar una suerte de zócalo. En este contexto raso, característico de Santiago, el árbol y su sombra podrán en su propio derecho (y no como mitigación) instaurar nuevas identidades y formas de urbanidad. Mirar la calle como un espacio estratégico para una adecuación de la ciudad y su clima, entenderla simultáneamente en cuanto sistema y concatenación de lugares, abordarla con ideas renovadas, permitirá responder materias pendientes en el permanente diálogo de la ciudad y su clima de sequías.
Bibliografía: Eckbo, Garret; “Landscape for living“, Architectural Record, Nueva York, 1950, pp. 255 – 262. / Laugier, Marc-Antoine; Essai sur l‘architecture: Observations sur l‘architecture, Ed. Liége, 1979. / Palmer, Montserrat y Vergara, Francisco; El Lote 9 x18 en la Encrucijada Habitacional de Hoy, Pontificia Universidad Católica de Chile, Facultad de Arquitectura y Bellas Artes, Santiago, 1990. / Parcerisa, Josep y Rubert, María; La ciudad no es una hoja en blanco. Hechos del urbanismo, Ediciones ARQ, Santiago, 2000.
Max Aguirre
La información remitida a notas y las imágenes que ilustran este artículo fueron tomadas, según se indique, de los trabajos realizados por los alumnos en el Seminario de Investigación 2° semestre de 1999, Escuela de Arquitectura P.U.C., inédito s/p, en la sección dirigida por el profesor Max Aguirre G. En cada caso se ha identificado al alumno que desarrolló el trabajo del que se toman los antecedentes. El levantamiento del edificio La Máquina fue ejecutado por los alumnos Francisca Carmona A., Ma. Alejandra Effa R., Braulio Morera V., Carolina Páez, Paul Reid E. y Andrea San Martín V. 1
Una arquitectura de la negatividad La modernidad de la arquitectura de las salitreras. El caso de la Oficina Santa Laura1 (1872-1960)
El caso de las salitreras en el desierto de Atacama sirve como ejemplo para analizar cómo, con el uso de nuevas tecnologías y una mirada centrada en la actividad productiva y en sus procesos, los asentamientos humanos comienzan a instalarse en enclaves inhóspitos como el extremo norte de Chile. De esta forma, durante el siglo XIX, la oficina salitrera se consolida como pequeño laboratorio de la naciente modernidad. Palabras clave: Arquitectura – Chile, zonas áridas, salitreras, Revolución Industrial, campamento minero.
The nitrate towns of the Atacama Desert serve as an example for an analysis of how new technologies and a vision focused on productive activities and their processes gave rise to new human settlements in inhospitable corners of the extreme north of Chile. These 19th century mining communities constituted a miniature laboratory for the birth of modernity. Key words: Architecture – Chile, arid zones, nitrate mines, industrial revolution, mining camps.
“El área conocida como desierto de Atacama (...), 22° y 26° de latitud sur, entre el río Loa y la ciudad de Taltal, (es) poco propicia para el asentamiento (...) agrícola (...) (por) la escasez de recursos hídricos, calidad inerte del suelo y condiciones climáticas extremas, las cuales incluyen escasa humedad relativa, alta temperatura y oscilaciones (...) de ésta (con máximas de 35° C en diciembre y mínimas de 6° C en junio), así como gran luminosidad, con un promedio anual de 38.000 lux, y una altura media sobre le nivel del mar de 1.200 m” (Garcés, 1999). 2
La Oficina Santa Laura ilustra la experiencia de los asentamientos de las oficinas salitreras como avanzada de la arquitectura y el urbanismo de la modernidad. Uno de los aspectos de mayor impacto de la modernidad arquitectónica fue la capacidad de sobreponerse a las restricciones que imponía el territorio. En ese sentido surgió una arquitectura utópica que, sin encontrar en las condiciones del lugar una restricción insuperable, realizó una obra cuya universalidad la hacía válida para cualquier sitio. La explotación del salitre en Chile, al promediar el siglo XIX, introdujo en el país la experiencia de la producción industrial a gran escala y junto con ella –tempranamente– aplicó en la construcción de sus asentamientos en zonas inhóspitas, las tecnologías y los conceptos propios del urbanismo y arquitectura modernos. Los asentamientos humanos se han caracterizado por aparecer en lugares donde se encuentran condiciones que favorezcan la supervivencia. El valle central donde se fundó Santiago, surcado por los ríos Maipo y Mapocho, y con abundante fauna fue un ejemplo de ello. Esta condición de base era determinante para la ciudad y la arquitectura a que solían dar origen esos asentamientos. La relación entre vida
“El conjunto de asentamientos industriales relacionados con la extracción de materias primas, el tendido de una importante red ferroviaria y la construcción de ciudades portuarias, (...) pertenece con propiedad al ámbito de la Revolución Industrial (...) que presionó sobre el desarrollo de los países con (...) modificaciones en lo (...) territorial, urbano y arquitectónico. El marco de la Revolución Industrial definió (...) un modelo de gestión que se materializó en un (...) territori(o) periférico y extremo, asumiendo una peculiar fisonomía de acuerdo con (...) una geografía signada por el Trópico de Capricornio” (Garcés, 1999) 3
“El desierto de Atacama, (...) empezó a ser explotado hacia la década de 1870, a partir del beneficio de un recurso natural abundante como es el salitre” (Garcés, 1999) 4
humana, geografía y arquitectura pareció ser por siglos un vínculo ineludible que determinaba la edificación. En esta trilogía lo significativo era el punto de partida dado por la geografía y las condiciones de flora y fauna que asegurarían la pervivencia. Suelos aptos para la agricultura y existencia de aguas sanas fueron dos aspectos esenciales para la elección de un territorio que sostuviera la vida humana. Bajo esas consideraciones el desierto de Atacama2 constituía un territorio con muy bajas condiciones para la vida estable que permitiera el nacimiento de centros urbanos. Pero durante la segunda mitad del siglo XIX irrumpió en Chile la Revolución Industrial, cuando diversas compañías extranjeras, especialmente inglesas, alemanas y estadounidenses, incorporaron al país en la cadena de producción de la Revolución con la explotación masiva del salitre que se hallaba en abundancia en ese desierto3. De esta forma, Chile pasó a ser un proveedor de materia prima para la agricultura de los países que lideraban la expansión de los mercados de la que dependía el desarrollo creciente de la industrialización en marcha4. Este hecho ejemplifica el cambio radical que estaba provocando la industrialización, trastornando –en el caso que nos interesa- la relación que parecía
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1 Fachada norte, edificio de chancado y La Máquina
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Extracción Chancadora Rieles de transporte La Máquina (cachuchos y chulladores) 5 Casa del Yodo 6 Cancha de secado 7 Torta de ripio
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Planta oficina salitrera Santa Laura: En negro las instalaciones del área de producción. Fuente: Luis Carreño Urbina; El desarrollo funcional del programa como origen de una estructura orgánica
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“La actividad salitrera tendió un puente entre el siglo XIX de la Revolución Industrial y el siglo XX de la modernidad. (...) Aportó a la modernización de Chile y, en particular, hizo una contribución concreta a la construcción del territorio y la formulación de la ciudad de nueva fundación” (Garcés, 1999) 5
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ineludible entre supervivencia, geografía y arquitectura. La tecnología y el capital al servicio de una producción inmisericorde rompieron la “lógica” que imponía la naturaleza y lograron crear y mantener asentamientos con características urbanas más allá de las limitaciones que la falta de agua y de vegetación, hasta entonces, habían hecho ver insuperables. A este fenómeno cultural, marcado por la racionalidad científica que sostiene a la tecnología de la producción industrial incentivada por el desarrollo creciente del capital y del mercado, es lo que denominamos modernidad. Constituye, como en el caso que presentaremos a continuación, un cambio de escala en cuanto a la magnitud de los elementos puestos en juego y una modificación de la relación de orden con que se vinculan aspectos de la realidad arquitectónica. Si antes era condición sine qua non la existencia de agua y de vegetación en el lugar para fundar un asentamiento, ahora, la tecnología permitía salvar las carencias del territorio. En esta perspectiva, la explotación del salitre y las Oficinas asociadas a ella fueron un modelo de ocupación de zonas áridas, inhóspitas, pero, además, en la experiencia de Chile, significó la introducción al país de la modernidad de la producción industrial5 y un precedente del orden
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“La Oficina salitrera Santa Laura fue construida entre 1872 y 1875 por la firma Barra y Riesco, en un terreno concesionado de (...) (1.000.000 m2), ubicado en el ex Cantón Nebraska (constituido por Santa Laura, Humberstone, Peña Chica y Keryma), en plena pampa del tamarugal a 8 km. de la Estación de Pozo Almonte, (...). En 1887 (...) fue comprada por el gobierno de Chile (...), y en 1897 fue rematada por la firma Foelsch y Martín. En 1913 paralizó sus actividades, recuperándose entre 1915 y 1916. Entre los años 1931 y 1932 pararon la mayoría de las oficinas salitreras debido a la crisis 6
generada por el salitre sintético. Para hacer frente a esta situación, en 1933, se creó la Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta (COSATAN), que se hizo cargo de las Oficinas y logró prolongar su vida hasta 1960 (...). En 1970 la Oficina Santa Laura fue declarada Monumento Histórico Nacional, (...). Actualmente, se postula ante la UNESCO la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad. (Tomado de Carreño U., Luis; El desarrollo funcional del programa como origen de una estructura orgánica. El caso del edificio de chancado de la Oficina salitrera de Santa Laura)” (Garcés, 1999).
arquitectónico moderno que hará su aparición en el país, de la mano de los arquitectos locales, en las primeras décadas del siglo veinte. La Oficina Santa Laura6 fue un ejemplo de ese proceso, la instalación siguió el orden que impuso la producción. Los edificios se situaron en el territorio siguiendo la secuencia de las actividades productivas. La secuencia sigue la lógica de la eficiencia. Ese ordenamiento (fig. 1) está dominado por la línea, por el eje. En la línea en que se sitúan, cada edificio marca una etapa del proceso de transformación del mineral. La producción impone el principio de orden que tiene la urbanización en su conjunto. Ese orden está regido por la geometría de la línea recta y el ángulo de 90°. Creemos que este caso ejemplifica la estética de la máquina a que aludieron los primeros racionalistas de la arquitectura moderna. La producción industrial está orientada a obtener la máxima producción con el menor esfuerzo, este es el principio de su eficiencia. Esta idea está en la base con que se concibe la organización de los edificios en la salitrera Santa Laura; fija un criterio para tomar las decisiones del proyecto. Si antes los asentamientos se ceñían a los cursos de agua y a las áreas cultivables, ahora, bajo el imperio de la producción industrial, el punto de partida lo establece la zona
“La explotación del salitre y su manejo industrial permitió la ocupación y organización del territorio en base a oficinas salitreras, ferrocarriles y puertos. Se construyeron numerosas instalaciones industriales, edificios de equipamiento y viviendas. (...), (en) cerca de 70 oficinas salitreras (...) asociadas a la gestión industrial de diferentes empresas chilenas e internacionales” (Garcés, 1999) 7
“El proceso proporcionó a la arquitectura chilena un conjunto de obras de notable importancia: las llamadas oficinas salitreras. Estos asentamientos fueron (...) organizados en forma autónoma del territorio (...). La autonomía de los asentamientos fue complementada con el desarrollo de los ferrocarriles y la fundación de puertos, hecho que pone de relieve la ocupación industrial del desierto de Atacama, en la latitud del Trópico de Capricornio” (Garcés, 1999) 8
de extracción del mineral y su elaboración. Este es el nuevo axis mundus del asentamiento7. Bajo estas consideraciones, una Oficina salitrera8 constituía una especie de claustro de producción. La vida de obreros, empleados, administradores y las familias que los siguieron estaban ordenadas a ese fin. Podemos imaginar un paralelo entre las primeras fundaciones monacales en medio del territorio culturalmente inhóspito de la Europa medieval y estos enclaves con fines y condiciones muy diferentes, pero igualmente sujetos a un rígido plan de acción para enfrentar las carencias, igualmente animados por una fuerza que pareciera sobrehumana para doblegar las limitaciones, dominar la naturaleza, alcanzar la autosuficiencia, tal vez, incluso, hasta doblegar la propia humanidad. Estas aldeas de la producción que representaron las Oficinas salitreras dieron tempranamente testimonio del zoning que caracterizará la formulación del urbanismo moderno propuesta por el IV CIAM en la Carta de Atenas (1933). En Santa Laura (cincuenta y ocho años antes) se distinguen con claridad las zonas de trabajo, esparcimiento reconocible en el pequeño triángulo donde se ubica la plaza (fig. 2) que articula el paso del área de viviendas a la zona de producción, y las vías de circulación que enlazan CALICHE DESDE CHANCADORAS
Caliche molido desde chancadora Cachuchos de lixiviación Desechos hacia torta de ripios Solución a chulladoras
4to Nivel
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4to Nivel
3er Nivel
SOLUCIÓN DE SALITRE CONCENTRADO
2do Nivel
1er Nivel
3er Nivel AGUAS PARA DISOLVER
Esquema en corte de etapas de producción Fuente: Braulio Morera; El complejo de cachuchos del edificio: La Máquina como determinante del edificio y sus niveles
2do Nivel
DESECHOS A TORTA 1er Nivel
Esquema axonométrico de las funciones por nivel Planta nivel cachuchos Fuente: Francisca Carmona; La generatriz del edificio industrial. La Máquina de Santa Laura
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Fuente: Braulio Morera; El complejo de Cachuchos del edificio La Máquina como determinante del edificio y sus niveles
“La extracción del salitre (comenzaba) cuando se “(abría) una calichera” (esto es, hacer una zanja tronando tiros de dinamita), (...). Dependiendo de la distancia a las chancadoras, el caliche podía ser llevado en carretas tiradas por mulas o por ferrocarril con carros de volcar que tenían una capacidad de 100 quintales cada uno. El proceso (comenzaba) con la trituración del caliche a manos de las “máquinas chancadoras” o “acendadoras” (los “chanchos” o chancadoras podían triturar el material hasta un tamaño de 1 a 2 pulgadas). Para luego trasladar el material triturado 9
a través de una “banda transportadora” hasta los 18 cachuchos ubicados en la planta o “máquina”. Dentro de la Máquina el sistema consiste en el continuo traspaso de los líquidos a los distintos “cachullos” (recipientes cerrados con serpentines que funcionan a vapor) donde se produce la “lixiviación” del mineral (proceso químico de separación de una sustancia de otras). Para retirar el material de desecho, toda la Máquina está montada sobre columnas para dejar el espacio necesario para el acarreo de ripio hasta la “torta de relave” (depósito de ripio de caliche lixiviado
las diferentes zonas. Sin duda, se trata de una zonificación a ultranza, aplicada con la rigidez que la producción imponía. Se trata también de un enclave productivo, no precisamente de un ente urbano. Aquí el “ciudadano” no es propietario de nada, no es libre para iniciar actividades independientes, es un habitante asalariado. Su permanencia en la urbanización depende de la vigencia de su contrato. Su comportamiento social está regido por un protocolo laboral que impone la Compañía que explota el mineral. Aquí topan los intentos por asimilar este fenómeno al de la formación de una ciudad. Pero, a pesar de esas limitaciones, el hecho fue una experiencia cultural que debió impactar el desarrollo del país más allá de los evidentes beneficios económicos. El proceso de producción9 del salitre está constituido por un conjunto de actividades que dan origen a los principales edificios del trabajo productivo: Edificio de Chancado (fig. 3.1 y fig. 3.2), La Máquina (fig. 4.1, fig. 4.2 y fig. 4.3) y Casa del Yodo (fig. 5.1 y fig. 5.2), definen la relación entre el área de extracción y la torta de ripio y la cancha de secado, los dos sectores donde culmina el proceso en sus dos modalidades: material de desecho y producto salitre. De estos tres edificios el más importante fue La Máquina10 donde se
lavado con agua). Al mismo tiempo se realiza el proceso de clarificación en los “chulladores” (estanques donde se realiza ese proceso). La cristalización se realiza en las llamadas “bateas” (depósitos de fierro cuyo piso está inclinado para la limpieza del material decantado). Las bateas son descargadas en las canchas de secado para la última etapa del proceso”. (Tomado de Carreño U., Luis; El desarrollo funcional del programa como origen de una estructura orgánica. El caso del edificio de chancado de la Oficina salitrera de Santa Laura).
“La “máquina” se construyó en pino oregón sobre una trama rectangular de 2,74 x 2,13 m. En las intersecciones de la trama se levantaron pies derechos arriostrados por diagonales, que en conjunto sostenían los “cachuchos” (estanques donde se ejecuta el proceso de lixiviación) que medían 7 x 38 x 8 pies de profundidad (1 pie = 0,3047142 m). Las piezas de pino oregón se unieron mediante el sistema de caja y espiga, y conectores metálicos.” (Tomado de Carmona A., Francisca; La Generatriz del Edificio Industrial. La “máquina” de Santa Laura). 10
inhabitable que presenta el territorio: un proyecto “sin lugar” se ejecuta en una zona “sin vida”. Este juego de ideas da para pensar en una especie de “arquitectura de la negatividad” en la modernidad representada en las Oficinas salitreras. El resto de los edificios siguen el mismo criterio en su concepción, incorporando materiales producidos industrialmente, tales como planchas de zinc, vigas y perfiles de acero, otros prefabricados como cerchas metálicas. Este panorama muestra la aplicación masiva e integral en la propuesta arquitectónica y urbana del conjunto de la Oficina salitrera con características propias de “un modo de ser la arquitectura moderna”: zonificación urbana por funciones, uso de tecnologías de materiales artificiales como el acero y el hormigón armado, aplicación de elementos prefabricados como planchas de tabiquería interior y uso de materiales de medidas estandarizadas (planchas de zinc, barras de acero, madera elaborada). Y lo que fue más importante, la evidencia de un pensamiento arquitectónico regido por los principios de la ciencia, la tecnología, la industria y la producción.
realizaba la transformación química del mineral en el proceso llamado lixiviación. Esta construcción ejemplifica la generación de una obra moderna como resultado de la aplicación de criterios de racionalidad: la modulación constructiva definida a partir del volumen del recipiente cachullo (fig. 6), determina la espacialidad y el dimensionamiento de la edificación. En este caso no puede ser más apropiado decir que la forma sigue a la función (fig. 7), la forma como el resto que va dejando el despliegue de la actividad, un resultado formal inesperado pero rigurosamente consecuente con el principio de acción, la función (fig. 8). Si seguimos el raciocinio que estos criterios exigen nos damos cuenta que estamos en presencia de una manera de concebir el proyecto radicalmente distinta a la que caracterizó la arquitectura de estilos. Este carácter eminentemente tecnológico, eficiente y funcional del proyecto distingue las bases de -al menos-, un modelo de proyecto arquitectónico moderno. Y no podía ser más correspondiente al carácter abstracto y ahistórico de la racionalidad de la producción industrial el concebir estas instalaciones en medio de un territorio inhóspito, una tierra estéril que rechaza la vida humana. Hay cierta complementariedad entre el modo de concebir utópico de esta modernidad y la condición
Bibliografía: Garcés, Eugenio; Las Ciudades del Salitre. Un estudio de las Oficinas Salitreras en la Región de Antofagasta. Ed. Orígenes, Santiago, 1999 (2° ed.).
2 Casa del yodo, fachada norte 3 Edificio La Máquina 4 Casa del yodo, fachada nororiente
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Bonifacio Fernández
Coautores del artículo: Pedro Rivera y José P. Montt
Drenaje de aguas lluvia urbanas en zonas semiáridas
La urbanización progresiva del suelo se relaciona con muchos conflictos del hábitat contemporáneo. Las inundaciones, agravadas por la incapacidad de los suelos pavimentados para absorber las lluvias, son un ejemplo potente de esta interacción. En el contexto de la aridez santiaguina, los temas de erosión, riqueza del suelo y napas subterráneas están directamente vinculados a la expansión urbana; nuevos paradigmas al respecto plantean salidas a estos problemas. Palabras clave: Hidrología – zonas áridas, recursos hídricos, agua, aguas lluvia, urbanización de bajo impacto, drenaje urbano, escurrimientos, inundaciones.
Many contemporary habitat conflicts are related to the progressive urbanization of land. Flooding aggravated by the inability of paved-over soils to absorb rain is a powerful example of this interaction. The issues of erosion, soil richness and the water table are directly linked to urban expansion in the context of the aridity of the Santiago region. New paradigms propose solutions to these problems. Key words: Hydrology - arid zones, water resources, water, rain water, lowimpact urbanization, urban drainage, run-off, flooding.
Hidrología de las zonas áridas Las zonas áridas se caracterizan por su escasa precipitación, acumulada en unas pocas tormentas al año (generalmente cortas, intensas y concentradas en una época). El norte y parte de la zona central de Chile son un buen ejemplo de comportamiento de zonas áridas y semiáridas, con promedios anuales de precipitación inferiores a 300 mm y una gran variación temporal y espacial (fig. 1 y 2); la evaporación es importante, existiendo muchos cauces esporádicos (fig. 3) (Fernández, 1997). Sólo algunas tormentas anuales generan escurrimiento de importancia, (figs. 4 y 5), de manera que los cauces menores tienen muy poco uso como elementos de drenaje de aguas lluvia; como son diseñados para hacerse cargo de grandes tormentas, su empleo a plena capacidad es aún menor (Montt et al., 2003). Debido a la falta de humedad habitual, las cuencas de las zonas áridas tienen una gran capacidad de infiltración en las primeras capas del suelo, pero por la falta de humedad (acompañada de escasa vegetación) los suelos pueden ser extremadamente vulnerables a la erosión.
hidrológico, modificando los ambientes naturales, impermeabilizando y compactando el suelo, alterando las vías naturales de drenaje y aumentando la cantidad y concentración de contaminantes en el agua. Si no se pone especial cuidado en lograr soluciones sustentables, las crecidas son cada vez mayores, más violentas y más contaminadas (fig. 6), y las aguas lluvia provocan daños por inundaciones incluso durante pequeñas tormentas, como ha ocurrido en Santiago y otras ciudades de Chile durante las últimas décadas (MOPTT, 2003). Al urbanizarse una cuenca aumentan la frecuencia y la magnitud de los caudales de crecidas, como resultado de la mayor proporción de áreas impermeables y también debido a la modificación del patrón de drenaje, el que es reemplazado por una serie de elementos que evacuan el agua caída con mayor rapidez, como cunetas y colectores (fig. 7) ( Leopold, 1960). Nuevo paradigma para el drenaje urbano En los últimos cien años las soluciones técnicas a los problemas de aguas lluvia urbanas han evolucionado dramáticamente. A principios del siglo XX no se hacía distinción entre las aguas lluvia y las aguas servidas, de manera que la solución consistía en desprenderse de ellas rápidamente, capturándolas
Evap. + Escorr. (mm)
Lluvia media anual (mm)
Efectos de la urbanización La urbanización tiene gran potencial para afectar las condiciones naturales de una cuenca y su ciclo
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3 Latitud sur ( )
Frecuencia anual promedio
Latitud sur ( )
Coef. de variación de la precipitación
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Latitud sur ( ) Tormentas
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y evacuándolas hacia aguas abajo. En muchos casos se desarrollaron soluciones combinadas, mezclando las aguas lluvia y las servidas en el mismo sistema de evacuación. Este enfoque alentó las soluciones basadas en colectores enterrados que permiten el aprovechamiento de la superficie del terreno para otros fines. Así se solucionó simultáneamente la evacuación de aguas servidas y aguas lluvia del centro de Santiago (fig. 8), como uno de los proyectos del centenario de la República (Bertrand, 1908). Este enfoque, orientado a combatir los síntomas y no las causas, fracasó con el crecimiento de las ciudades, generando grandes problemas aguas abajo de ellas, con muchas soluciones obsoletas e incapaces de hacerse cargo del crecimiento urbano, ni de la contaminación de las aguas lluvia y dificultando el tratamiento de las aguas servidas. Durante la segunda mitad del siglo XX, muchas ciudades de gran desarrollo reconocieron la necesidad de cambiar el paradigma del drenaje urbano y propusieron un nuevo enfoque, que considera las aguas lluvia como un recurso urbano y enfrenta las causas de los problemas más que los síntomas. Este punto de vista reconoce que es necesario controlar el volumen, los caudales máximos y la contaminación en la fuente, minimizando el cambio hidrológico
y las externalidades negativas del proceso de urbanización. Para ello se desarrollaron nuevas estrategias conocidas en EE.UU. como BMP, Best Management Practices (Urbonas y Stahre, 1993), en Francia como Techniques Alternatives (Chocat, 1992), o Técnicas de Gestión de Escurrimientos Urbanos, TGEU. En Chile se conocen como Técnicas Alternativas, (MINVU DICTUC, 1996). Estas estrategias apuntan a la captura de un volumen de agua lluvia para su tratamiento, en el mismo lugar en que se generan, junto a la aplicación de técnicas y obras que permiten y facilitan la infiltración y el almacenamiento (fig. 9). Hoy en día, las soluciones para las aguas lluvia ponen el acento en el diseño de las urbanizaciones, con énfasis en lo que se conoce como urbanizaciones de bajo impacto, uniendo aspectos hidrológicos y ambientales (Prince George’s County, Maryland, 1999); en este esquema, las áreas verdes juegan un papel fundamental (Arendt 1996,1999). Desde el punto de vista hidrológico, se trata de minimizar la generación de escorrentía urbana, disminuyendo la impermeabilización, favoreciendo la infiltración y el almacenamiento; mantener y potenciar la red de drenaje natural, mediante la conservación de cauces y humedales, y favorecer la captura y almacenamiento de agua para minimizar la
contaminación del escurrimiento superficial y disminuir el impacto sobre los medios acuáticos receptores. Este enfoque también considera la construcción de obras del tipo de las desarrolladas para las TGEU, pero mucho más pequeñas y distribuidas en los barrios. Vías naturales de drenaje urbano de aguas lluvia Uno de los aspectos clave de las urbanizaciones de bajo impacto es la mantención y uso de los cauces naturales, de manera que no sólo cumplan con su función habitual de drenaje y almacenamiento temporal de las aguas lluvia, si no que también se incorporen como infraestructura urbana de uso público: como parque, área de recreación, o reserva paisajística. Esto tiene dos consecuencias importantes: por una parte, disminuye dramáticamente el costo del sistema de drenaje, al hacer innecesaria la construcción de grandes colectores, que son los elementos más caros de la red de drenaje. Además, las áreas verdes necesarias en toda urbanización tienen su lugar predilecto en los cauces naturales y los humedales, ya que en ellos es donde mejor se desarrolla la vegetación nativa, presentan continuidad espacial como unidades reconocibles y son los lugares más difíciles de urbanizar. A lo anterior, hay que agregar que los
QT / Q2
1 Según los registros de estaciones pluviométricas, de norte a sur la precipitación anual va desde un promedio de 10 mm en Copiapó hasta más de 3.000 mm en el bosque valdiviano. Al norte del paralelo 33ºS se trata de zonas semiáridas y áridas
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2 La variabilidad temporal de las precipitaciones en la zona semiárida es muy alta. En La Serena el año más seco registra sólo 4 mm y el más húmedo 307 mm, para un promedio anual de 98 mm. En Osorno, para un promedio de 1.433 mm anuales, el año más seco registra 1.054 mm y el más húmedo 1.879 mm
Caudal máximo diario (m3/ s)
3 La precipitación total sobre una cuenca se reparte entre escurrimiento y evapotranspiración. En las zonas áridas sólo un pequeño porcentaje de la lluvia escurre por los cauces y la gran mayoría se evapora
4 En una zona semiárida como Santiago ocurren en promedio 8 tormentas menores a 5 mm, 4 con aportes entre 5 y 19 mm, 4 entre 10 y 20 mm y sólo 5 mayores a 20 mm 5 En Santiago, el caudal de la crecida que ocurre en promedio una vez cada 10 años es más de tres veces mayor que la que ocurre todos los años, y la que ocurre al menos una vez cada 100 años –utilizada para el diseño de este tipo de obras– es 5,5 veces mayor que la crecida media anual 6 El caudal de crecidas máximas anuales en el río Mapocho aguas abajo de la ciudad de Santiago (en el área de Maipú) ha aumentado apreciablemente como consecuencia de la expansión urbana de la ciudad y el drenaje de las aguas lluvia
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Año
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colectores abiertos, sean cauces naturales o canales urbanos, son muy eficientes y versátiles para conducir grandes caudales, al contrario de lo que ocurre con los colectores cerrados que tienen una capacidad fija y que deben ser diseñados para las condiciones de crecidas extremas, lo que significa un gran tamaño para una obra de uso esporádico (figs. 10 y 11). Las quebradas naturales se pueden incorporar a las urbanizaciones como parques - cauce o parques inundables. Es decir, corresponden a áreas verdes multifuncionales; sin lluvias son una zona de esparcimiento con valor paisajístico, entregando importantes beneficios sociales, mientras que durante las tormentas se comportan como un cauce urbano de drenaje. Hunter (1994) hace notar que como resultado de la aplicación de este tipo de criterios en la planificación y el diseño urbano, más del 95% de los colectores principales de la red de drenaje de aguas lluvia de Denver, EE.UU., está formada por cauces naturales o canales abiertos, especialmente acondicionados para esos efectos. La solución típica para un parque inundable comúnmente incluye dos partes: un canal de flujos bajos y una zona de inundación (fig.12); este diseño está especialmente orientado al drenaje de aguas lluvia, que presenta una gran variación de caudales
y un funcionamiento intermitente. El canal de flujos bajos tiene como objeto conducir los caudales producidos por las lluvias frecuentes; se trata de un canal pequeño que necesita protección para evitar la erosión, construyéndose en hormigón, mampostería o enrocado. En zonas áridas este canal estará la mayor parte del tiempo seco, por lo que es importante que también sea atractivo en esas condiciones, teniendo vegetación especial en su interior y cuidando la seguridad de las personas (fig. 13). El área de inundación tiene por objeto controlar las grandes crecidas, pero además durante los días sin lluvia debe ser un área verde y de recreación útil y amigable (MINVU-PUC, 1996); por tratarse de canales de baja velocidad y pequeña pendiente longitudinal, muchas veces requieren de disipadores de energía, los que también tienen un diseño especial. Estos cauces presentan un diseño especialmente cuidado para incorporarse a la ciudad, y están muy lejos de ser los típicos canales de riego que aparecen en las ciudades de la zona central de Chile cuando se urbanizan terrenos agrícolas. Bibliografía: Arendt, R. G.; Conservation Design for Subdivisions. A Practical Guide to Creating Open Space Networks. Island Press, Washington D.C., 1996. / Arendt, R. G.; Growing Greener. Putting Conservation into Local Plans and Ordinances. Island Press, Washington
D.C., 1999. / Bertrand, A.; Alcantarillado de Santiago actualmente en construcción. Memoria. Ministerio del Interior del Gobierno de Chile, Santiago, 1908. / Chocat, B.; Encyclopedie de l´hydrologie urbaine et de l´assainissement. Techniques et Documentations, Paris, 1997. / Department of Environmental Resources, Prince George’s County; “Low-Impact Development Design Strategies. An Integrated Design Approach”, Prince George’s County, Maryland, 1999. www.lowimpactdevelopment.org / Fernández, B.; “Los esquivos recursos hídricos de la zona central de Chile”, Revista Universitaria, nº 56, pp. 39-44, 1997. / Leopold, L.B.; Hydrology of Urban Land Planning, a Guidebook on the Hydrology Effects of Urban Land Use. Circ. U.S.G.S., 1968. / MINVU y DICTUC; Manual de Técnicas Alternativas para Soluciones de Aguas Lluvias en Sectores Urbanos. Guía de Diseño. Ministerio de la Vivienda y el Urbanismo del Gobierno de Chile, Santiago, 1996. / Montt, J.P., Rivera, P. y Fernández, B.; “Distribución probabilística de la precipitación y su relación con la eficacia de obras de infiltración y tratamiento de aguas lluvias”. XVI Congreso Chileno de Ingeniería Hidráulica, 2003. www.ing.puc.cl/~sochid/marco.htm / Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Telecomunicaciones; Proyecto de ley de aguas lluvias. Presentación en Seminario “¿Quién debe pagar las aguas lluvias?”, Cámara de Diputados de Chile, 2003. www.moptt.gov.cl/discursos/ 031110-sub-p1.pdf / Urban Drainage and Flood Control District; Urban Storm Drainage Criteria Manual, Vol. 1 y 2. UDFCD, Denver, 2001. / Urbonas, B., y Stahre, P.; Stormwater: Best Management Practices and Detention for Water Quality, Drainage and CSO Management. PrenticeHall Inc., New Jersey, 1993.
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7 Diseño de cámara de vista en el proyecto de alcantarillado de Santiago de 1908. Obra típica de una red de colectores unitarios subterráneos 8 Utilización de áreas verdes para estanques de almacenamiento temporal de aguas lluvia en una urbanización 9 La vegetación es un elemento fundamental en un cauce urbano. Puede cubrir la zona de inundación para evitar la erosión del suelo durante las grandes crecidas y conformar a la vez un área atractiva para recreación o paisajismo en tiempo seco. En zonas áridas también puede colocarse vegetación en el interior del cauce de flujos bajos 10 Las obras destinadas a la disipación de energía deben considerar en el diseño la seguridad de las personas y su incorporación en las zonas urbanas
13 La capacidad máxima de conducción de un colector cerrado –tuberías– sólo se puede aumentar en una pequeña fracción aumentando la presión. En contraste la capacidad de conducción de colectores abiertos, canales, puede aumentar en cantidades significativas utilizando las áreas inundables
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14 La proporción del tiempo que un colector de aguas lluvias es utilizado en las condiciones de diseño es muy baja. Si no existen otros usos previstos puede llegarse al extremo de ser usado a plena capacidad sólo un día en 100 años. El parque estará sometido a distintas frecuencias de inundación; la parte más baja se inundará entre 5 y 20 días al año mientras las partes altas pueden pasar varios años sin inundarse
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11 El diseño típico de un canal de drenaje de aguas lluvias considera velocidades máximas de 1,5 m/s, alturas de agua que no sobrepasen el 1,2 m como máximo y estrictas condiciones de escurrimiento de río
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12 Los caudales máximos de crecidas de aguas lluvia urbanas aumentan por la impermeabilización del terreno y por la colocación de colectores, como se ha comprobado en Washington D.C. (Leopold, 1968)
% área con colectores
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% de área urbanizada
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Uso Esperado Anual (días)
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Ricardo Astaburuaga G.
El agua en las zonas áridas de Chile
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La discusión por el agua ciertamente irá desplazándose hacia lugares más centrales en el espectro de prioridades mundiales. De no haber cambios radicales en las políticas globales sobre recalentamiento terrestre, consumo y reciclaje, la escasez de agua será una condición independiente de latitudes. ¿Cuál es la lógica de la aridez? ¿cómo es su relación con las lluvias, los ríos y la humedad del aire? ¿cómo interviene en el desarrollo de la cultura? Este texto introduce la relación entre disponibilidad de agua, paisaje, urbanismo y medio ambiente. Palabras clave: Zonas áridas – Chile, urbanismo, recursos hídricos, agua, aguas servidas, sequía.
The debate over water is no doubt destined to become ever more central to the world’s priorities. Unless there are radical changes in international policies on global warming, consumption and recycling, the shortage of water will be felt everywhere. What is the logic of aridity, and how does it relate to precipitation, rivers and air humidity? How does it intervene in the development of culture? This article introduces the relationship between water supply, landscape, urbanism and the environment. Key words: Arid zones – Chile, urbanism, water resources, water, waste water, drought.
“Los signos territoriales generan cultura, y viceversa.” Prof. Ricardo Astaburuaga Echenique
¿Qué es una zona árida, por qué existen?, ¿cuáles son sus defectos y ventajas?, ¿cómo las manejamos en Chile? Este artículo sólo pretende entregar algunos antecedentes técnicos generales respecto de nuestras zonas áridas, las facilidades y dificultades que presenta su ocupación por asentamientos humanos permanentes, y la forma cómo administramos esta aridez, para terminar destacando la necesidad que el ordenamiento urbano en estas zona, se inicie respetando el poco flexible trazado de las diversas redes hídricas territoriales, a saber, cauces naturales y artificiales, redes de riego y drenaje, y sistemas de reutilización de aguas servidas y excedentes de agua. Zona árida: precipitación menor que la evapotranspiración vegetal Nuestra definición de zona árida está referida a la vegetación que nos es útil: técnicamente se define como aquella región donde la precipitación es usualmente inferior a la evapotranspiración de la vegetación permanente o de los cultivos usuales, entendiendo por ello la cantidad de agua que es capaz de evaporar y transpirar cada planta. En la zona central de Chile, esta vegetación consume entre 700 y 1.200 mm/año. De este modo, la zona árida chilena abarca desde el extremo norte del territorio hasta Concepción, incluyendo zonas desérticas (I y II Región) y luego un clima mediterráneo árido (III y IV
Región), semiárido (V y Región Metropolitana) que se va tornando templado hacia el sur, perdiendo esta calidad pasado el río Bio - Bio. En estas zonas, el agua es el recurso limitante del desarrollo, tanto económico como urbano, y por lo tanto, cualquier mejoramiento permanente en la eficiencia del uso del agua se traduce en un inmediato aumento proporcional de la productividad de la zona. Por otra parte, una inadecuada distribución mensual de las precipitaciones puede generar zonas muy áridas, dado que la evapotranspiración vegetal (ETo) es mínima en los meses fríos (1 mm/ día), y máxima en los meses cálidos (7-15 mm/ día). Esto acentúa la condición de zona árida en Chile, ya que las precipitaciones se concentran sólo en los tres meses de invierno, de escasa ETo, y los nueve meses restantes son prácticamente de sequía y alta ETo, coincidentes con el crecimiento vegetal. En zonas no áridas sucede lo contrario: Zambia tiene sólo tres meses secos en un invierno caluroso, en India llueve sólo en verano y en París y Buenos Aires llueve continuamente todo el año. En otras zonas áridas como Arizona, el calor seco y la ETo son altísimos, con algo más de lluvia en verano. Esta gran variedad climática ha generado manejos y soluciones muy propias para cada región, con tecnologías sofisticadas difícilmente exportables. Los cultivos de las zonas áridas Las primeras civilizaciones se desarrollaron
ÁREA DE RIEGO ALMACENAMIENTO NIVAL
RELLENO ALUVIAL
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Fuente: SCM
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1 Transecta geológica de la cuenca de Santiago 2 Acequias fundacionales 3 Primer bosquejo del canal San Carlos, 1746
en torno al riego en zonas áridas de clima mediterráneo (Egipto, Mesopotamia, México). La buena combinación de un clima fácil y la necesidad de dividir organizadamente el trabajo –para poder regar los cultivos– estimularon el desarrollo de comunidades organizadas. Además estas civilizaciones, y las que siguieron en el lugar, buscaron y combinaron genéticamente diversas plantas rústicas, generando así la mayor parte de los cultivos que hoy alimentan al mundo (trigo y otros granos, legumbres, nectarinas, etc.). Como resultado, una gran cantidad de los cultivos que existen crece mejor en su clima de origen: las zonas áridas regadas. El Chile de la conquista y la colonia se benefició de la inmediata adaptación de las semillas mediterráneas y las árabes de África del Norte y del Medio Oriente, que desde un comienzo entregaron altos rindes a diferencia del resto de América (exceptuando algunos valles de Perú, México y California, con clima similar). Las condiciones fitosanitarias y de luminosidad son mejores en climas secos. Los hongos y pestes dificultan los cultivos en zonas húmedas y calurosas. Sin embargo, como se vio anteriormente, en nuestro país casi toda la evapotranspiración de estos cultivos se produce en un período sin lluvias suficientes, por lo que necesariamente requieren de riego artificial. La tasa de riego tecnificado usual en Chile es de 0,5 l/seg/ ha durante 6 meses, equivalente a 780 mm al año. Para riego menos tecnificado, empastadas y jardines, esta tasa puede llegar al doble.
Aspectos meteorológicos de Chile y otras zonas áridas Las zonas áridas resultan de fenómenos meteorológicos planetarios; se ubican mayoritariamente en ambos trópicos, donde descienden masas de aire seco y frío con altas presiones. En Chile, esto se suma a un continente que interrumpe de polo a polo las corrientes oceánicas y su intercambio térmico, a una alta cordillera que dificulta el intercambio atmosférico, y a la corriente fría de Humboldt, resultando un centro de alta presión permanente en el tiempo y semi-estacionario frente a Antofagasta, denominado anticiclón del Pacífico. Este centro de alta presión actúa como una barrera, desvía los frentes hacia el sur, generando en su entorno la zona con menos precipitaciones del planeta. Cuando este anticiclón se desplaza un mínimo hacia el norte o norponiente, los frentes logran entrar hacia la III Región, generando las escasas precipitaciones locales. Dado el movimiento de traslación de la Tierra, el anticiclón se desplaza en forma relativa hacia el sur en verano (empujando a los frentes hacia el paralelo 45º, la zona de Aysén), y hacia el norte en invierno, permitiendo las lluvias de nuestra zona central y su típico clima mediterráneo. Un fenómeno similar de desplazamiento de anticiclones semi-estacionarios genera los otros escasos climas mediterráneos del planeta, a saber, en California, Sudáfrica, el sur de Australia y el mayor de todos rodeando el mar Mediterráneo. Los frentes que acceden a Chile desde el Pacífico
se condensan produciendo camanchaca; primero al encontrarse con la corriente de Humboldt. Luego al ascender sobre la cordillera de la Costa (a 2.500 msnm), y finalmente al ascender sobre la cordillera de los Andes (a 5.000 msnm), donde descargan buena parte de su humedad. De este modo, bajan secos y fríos hacia Argentina, generando una vasta zona árida contigua a los Andes. De este modo, en Valparaíso llueve el doble que en Santiago, y en Portillo el doble que en Valparaíso. Este patrón transversal de precipitaciones se atenúa hacia el sur de Chile, y se exagera hacia el norte (descenso norte-sur de la cordillera). (Las violentas barreras orográficas que Chile antepone a los frentes meteorológicos reducen a la nada a otros estímulos para la precipitación, como son la presencia de bosques, corrientes ascendentes diversas, riego de nubes con yoduro de plata, etc.) Las sequías y crecidas son fenómenos meteorológicos que normalmente deben ocurrir, y que simplemente se alejan del promedio. En Chile, la causa principal de estos extremos obedece a desplazamientos transitorios del anticiclón del Pacífico, muchas veces motivado por el fenómeno térmico más global El Niño.
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Almacenamiento del agua en Chile En Chile tenemos todos los años una sequía de 9 meses, lo que es poco común en otras zonas del planeta. Por esto hablo de una sequía permanente, que compensamos principalmente
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4 Riego por surcos 5 Riego tecnificado 6 Últimas acequias urbanas en Santiago (Av. Ricardo Lyon)
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con el almacenamiento nival de la cordillera, más otros almacenamientos de menor envergadura. Almacenamiento nivo - glaciar: Desde el punto de vista del abastecimiento de agua, la cordillera de los Andes es nuestro Nilo. No sólo se produce mayor precipitación en la cordillera que en los valles, sino que ésta queda acumulada para ir derritiéndose gradualmente según la radiación solar, generando ríos estables y abundantes durante los meses secos, con suficiente cota para regar gravitacionalmente los valles. El almacenamiento nival proporciona el agua de primavera y verano de los ríos, y el glaciar desde fines de verano al otoño. Cabe destacar que la superficie cordillerana nival de la zona árida chilena abarca más de un tercio de la superficie total de cada región, constituyendo un almacenamiento de considerable dimensión. Almacenamiento subterráneo: En Chile no existen grandes embalses subterráneos (como el valle de California), sino acuíferos medianos en el relleno del valle central; en el resto del país, la capacidad de almacenamiento subterráneo de agua es mínima. Los embalses subterráneos bajo el valle central son de gran importancia, ya que sus afloramientos naturales, para desaguar a través de la cordillera de la Costa, realimentan a los ríos, permitiendo así que toda el agua cordillerana sea previamente usada. Estos afloramientos no dependen del grado de humedad de cada año, ya que están regulados por más de diez años de infiltraciones; además, generan zonas húmedas al pie de la cordillera de la Costa, con abundante vegetación mayor (como la zona de Peñaflor). En forma creciente, se están explotando estos acuíferos mediante pozos profundos, mermando los afloramientos naturales. Almacenamiento en el suelo y capa vegetal: El almacenamiento de agua en el suelo y capa vegetal es del orden de un 10% del volumen de suelo. Así, una lluvia normal de 15 mm / día humedece sólo 15 cm de suelo. A lo largo del invierno, se humedece usualmente no más de 60 cm de suelo, humedad que tiende a ser evaporada por capilaridad. En Chile, este almacenamiento de agua es importante, ya que abastece de agua a la vegetación en los períodos entre cada lluvia, o entre cada riego. Almacenamientos artificiales: En Chile resulta obvio almacenar artificialmente agua desde los períodos húmedos hacia los secos. Sin embargo, dada la fuerte pendiente de nuestros valles, los muros de embalse resultan muy altos para almacenar poca agua, por lo que este tipo de inversión resulta poco o nada rentable. Los mayores embalses para riego del país se ubican en el Norte Chico (La Paloma), para compensar la permanente secuencia de dos años secos cada cuatro en la región. ARQ Ensayos y documentos Essays and documents
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Régimen de los ríos en Chile Se llama régimen de un río a sus variaciones estacionales de caudal. Pueden ser de régimen pluvial (máximo caudal en estación lluviosa), nival (máximos en estación de deshielos) o glaciar (parejos, con algún máximo en verano), como sus combinaciones. Desde el punto de vista del riego, en las zonas áridas chilenas se prefieren los ríos de régimen nival o nivo - glaciar, ya que su oferta de caudales coincide con las demandas de riego. En Chile hablamos de sequía cuando no se produce suficiente acumulación de nieve en la cordillera. Las zonas que no tienen acceso a un almacenamiento nival (por ejemplo, los valles costeros) son muy vulnerables a los años secos. En el Norte Chico, dados los pocos frentes lluviosos que llegan tan al norte, se tienen tres años secos cada cuatro. En la zona central, las grandes sequías son menos frecuentes, últimamente cada 20 años. En Chile las crecidas y aluviones ocasionados por tormentas no generan inundaciones duraderas, dada la fuerte pendiente de nuestros valles. Sin embargo, generan caudales inusuales en los ríos, con el consiguiente arrastre de aquellas piedras que ha ido produciendo la cordillera desde la crecida anterior. Esto ocurre en ríos con lechos muy anchos, configurados no para transportar el agua, sino para las piedras que ingresan (el arrastre es por metro de ancho). Mientras más árida es una zona, sus crecidas son más agresivas, ya que ofrecen más suelo susceptible a la erosión y arrastre pluvial. Los ríos del norte y centro de Chile muestran un lecho pedregoso (sin suelo fino), suficiente para el paso de su crecida centenaria. Las crecidas no son desproporcionadas en las hoyas nivales (la nieve se queda), y muy agresivas en hoyas pluviales (por ejemplo, el río Mapocho). Distribución y administración de las aguas El agua del Nilo se reparte mediante largos canales - lagunas, que se deprimen cuando se los bombea en exceso, problema similar al de Mesopotamia y al del valle del río Po. Los inmensos canales que riegan terrenos en India son manejados como embalses; la mayor parte de los terrenos regados del mundo tienen mal drenaje, como Holanda, y sus canales deben entregar justo el agua que en cada momento evapora la vegetación: los excesos generan inundaciones difíciles de resolver. California, como Arizona o Israel, se abastece desde pozos. Cada zona de riego ha inventado un sistema de reparto de agua particular, ajustado a muchas variables, y no exportable. Administración de nuestra sequía permanente Las aguas del país son un bien nacional de uso público, sobre el cual se conceden derechos de
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aprovechamiento precisos respecto de la fuente de agua, caudal, destino, etc. Prácticamente todo el caudal permanente (80%) de los ríos de la zona árida chilena ya está concedido a algún usuario, y los nuevos deberán adquirirlos desde los primeros. El reparto de las aguas de cada río opera de la siguiente manera: el total del caudal del río está dividido en un número arbitrario de “acciones” o partes iguales de río. A cada acción le corresponde un porcentaje fijo del caudal total del río en cada instante, medido a la salida de la cordillera (cabecera). Cada propietario de acciones de río elige la forma de cómo conduce su agua a destino (elige un canal de riego, toma propia, bomba, etc.). Un juez de río con atribuciones judiciales, nombrado por el conjunto de los accionistas, vigila diariamente que el reparto entre todas las bocatomas o saques de agua, se ajuste a las acciones que les corresponden. Si el río trae más agua de lo normal, cada canal saca lo que desea. Las excepciones son Pica y el valle del Limarí, que reparten el agua de sus cochas o embalses a su modo. La participación del Estado es escasa: puede conceder nuevas acciones sólo si el caudal permanente disponible lo permite, resuelve técnicamente controversias, y obtiene la estadística de los caudales. Luego, el reparto del agua entre los diferentes usuarios de cada canal se realiza en proporción a sus acciones, mediante un tipo de obra denominada “marco partidor” (de origen árabe; sólo se usa, perfeccionado, en Chile), reparto administrado por los mismos usuarios mediante la “Asociación de Canalistas”, cuyo directorio también tiene atribuciones judiciales para resolver los conflictos internos con gran velocidad y conocimiento de causa, ya que todos los involucrados son locales. Este tipo de administración ha resultado tan eficaz y económica, que pasa inadvertida. En otros países, grandes administraciones son un lastre para todos los usuarios. Toda la normativa relacionada con el uso, concesión y administración de las aguas terrestres, sus infraestructuras, etc. se encuentra refundida en el Código de Aguas. Este código en general defiende a los usuarios del agua ante amenazas externas como la expansión urbana. Sistemas de riego Los sistemas de aplicación del agua a los suelos agrícolas son muy variados; todos buscan conservar la suficiente humedad en esos suelos, compensando el consumo de agua por ETo del cultivo o vegetación local. Los antiguos sistemas de riego tendido o por surcos buscan humedecer unos 50 cm de suelo;
de ellos, los 10 cm superiores se evaporan rápidamente por capilaridad, y los 40 cm inferiores abastecen al cultivo por una o dos semanas hasta el riego siguiente. Estos sistemas de aplicación manual presentan el defecto de una muy mala aplicación durante las horas de la noche, con importantes pérdidas de agua, resueltas por los “tranques de noche”. Los actuales sistemas de riego tecnificado (goteo, aspersión, etc.) entregan poca agua al suelo en forma casi continua, especialmente durante la noche, en conjunto con abonos y otros productos, compensando la evapotranspiración. La aplicación del agua es eficiente, a pesar de la mayor evaporación desde la superficie siempre húmeda del suelo, y requieren escasa mano de obra. Su defecto radica en la necesidad de altas presiones de agua dentro de una red de tuberías costosas, y en el desarrollo de raíces confinadas a bulbos húmedos que no siempre abarcan todo el suelo. Uso histórico de las aguas en Chile Acequias urbanas Los indígenas prehispánicos del país fueron principalmente pescadores y cazadores, sin agricultura de riego, salvo raras excepciones. Los últimos incas introducen escasamente el riego en el valle central, con poblaciones agrícolas alineadas a lo largo de algún canal, que se conservan hoy como “calles largas” (como Curtiduría). Los primeros españoles detectan hábilmente las ventajas del riego al fundar sus villas, casi siempre en lugares de poca vegetación (con ventaja bélica para sus caballos). Se aseguran previamente de contar con un fácil y seguro abastecimiento de agua desde algún río, el consiguiente canal hasta alcanzar el punto alto de la explanada (generalmente riberano), y luego el damero orientado y ajustado según las pendientes de riego, con cada manzana abastecida por una acequia ya sea por el oriente en sentido norte - sur, o por el norte en sentido oriente poniente, permitiendo hortalizas de riego al interior y alimentando las norias para la bebida. El posterior crecimiento de la villa con casas - huerto siempre fue acompañado por sus acequias, y siguiendo sus trazados posibles. La ampliación del riego agrícola comenzó así desde la villa hacia sus alrededores: terrenos que, al ser absorbidos después por ésta, ya contaban con una red de acequias que se incorporaban. Hasta fines del siglo XIX, las acequias seguían cumpliendo su función en la mayor parte de las ciudades y pueblos de Chile, y a la vez servían para evacuación de aguas lluvia y alcantarillado (las casitas al fondo del patio), por lo que el agua para la bebida se compraba y guardaba en grandes tinajas de greda. Actualmente,
a pesar de la casi total extinción de las acequias urbanas, todavía podemos reconocer la relación entre su trazado y el trazado urbano. La gran sequía de 1770 y los canales de riego Durante la conquista y la colonia, el riego agrícola se limitó a las zonas urbanas y sus aledaños, más algunos paños de pie de monte vecinos a quebradas. La producción agrícola de trigo, pastos y otros era de rulo. Entre los años 1770 y 1782 se produjo una larga sequía, alternando tres años secos con nueve extremadamente secos; la agricultura de rulo colapsó y buena parte de la cordillera de la Costa central se secó definitivamente (tuvo buenos pastos, bosques y quebradas). Como consecuencia de esta larga sequía, se inició la construcción del canal San Carlos desde el río Maipo hacia el río Mapocho, para regar las extensas explanadas secas del sur de Santiago. Luego de muchas dificultades, los inmediatos éxitos de esta obra de riego (agrícola, económico y de valor paisajístico) alentó al resto de los agricultores del valle central a construir canales para sus extensos fundos (ellos eran mineros recientemente enriquecidos, que sabían excavar tierra). Muchos quebraron en la empresa, pero en un solo siglo lograron regar nada menos que un millón de hectáreas, casi las mismas que se riegan hoy, y con los mismos canales. Los anteriores agricultores lograron regar los mejores suelos de la zona árida del país, ubicados relativamente cerca de las fuentes de agua. A inicios del siglo XX, el Estado inicia obras para ampliar la cobertura de riego: obras de mayor envergadura que surten terrenos distantes o de pequeños propietarios que no podían absorber semejante inversión. Paralelamente, construye los pocos embalses anuales existentes en el país; hoy, luego de construir embalses en los ríos Elqui y Huasco, además del canal Laja - Diguillín, el fisco subsidia pequeños proyectos privados de nuevo riego, que en conjunto suman importantes hectáreas de nueva agricultura intensiva. Dado el actual agotamiento de las aguas superficiales respecto de nuevos derechos de agua, el reciente crecimiento del riego se abastece desde las aguas subterráneas, mediante pozos profundos. El aumento resultante del costo operacional del agua ha obligado una alta eficiencia de aplicación, lograda con tecnología agrícola, especialmente en productos de exportación. Estos avances técnicos aún no se aplican al riego urbano. Chile fue uno de los primeros países que regó artificialmente en forma masiva casi toda su zona árida susceptible de riego (limitada por su disponibilidad de agua). En poco tiempo,
agricultores y campesinos fueron resolviendo los problemas de operación y aplicación del agua, en especial en nuestros valles con suelos nada homogéneos, generando toda una tecnología que la ciencia validó posteriormente. Hoy, toda esa tecnología es un saber campesino, que conforma una de las pocas tradiciones culturales verdaderas del país: la tradición de riego. En otros países, la necesaria introducción del riego debe lidiar con largos programas de instrucción campesina. “Alarife en hacer acequias y repartir aguas” se decía Pedro de Valdivia, como primer acto fundacional. La tradición de riego chilena, resultado de siglos de prueba y error, es la base cultural de la normativa técnica y legal que se aplica día a día para administrar nuestras zonas áridas. Diseño urbano en zonas áridas: aspectos hídricos Nuestro diseño urbano inicial atendió muy preferentemente todos los temas relacionados con el agua, desde los primeros días de la Conquista española, pasando por toda la Colonia, y buena parte de la República. A partir de la desaparición de la casa - huerto y la instalación de las redes de agua potable y alcantarillado en cada ciudad, esta atención fue decreciendo en todos los aspectos, para terminar siendo sólo una suma de exigencias incómodas, impuestas a los nuevos urbanizadores por muchos organismos mal coordinados, los que demasiadas veces deben aceptar anomalías de hecho. Otros aspectos simplemente se olvidaron, con grave impacto en la calidad de vida urbana, como es el caso del riego urbano: nuestras ciudades vuelven a ser el semi - desierto que precedió al riego. A continuación, se presentan algunos antecedentes sobre los aspectos hídricos relacionados con el diseño urbano en zonas áridas. Sobrepoblación de las zonas áridas regadas De los 749.000 km2 de superficie del Chile continental, la mayor parte no es habitable: uno se resbala, se congela o se fríe. Considerando que es habitable sólo el territorio potencialmente arable, de apenas 4,25 millones de ha (< 6%), resulta que Chile tiene una alta densidad de población de 3,7 habitantes por hectárea habitable, similar a Japón y algo mayor que Italia. Dado su clima más amable, la mayor parte de la población del país se concentra en la zona árida regada, con pueblos que crecen uno cerca del otro: Santiago ha consumido nada menos que el 10% de la mejor superficie de riego del país (100.000 ha). El planeamiento urbano debe abordar estos hechos demográficos y territoriales, que son su origen, y repensar la ocupación urbana de nuestros escasos y Ensayos y documentos Essays and documents ARQ
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excelentes suelos regados. El cuadro siguiente presenta algunas densidades de población por superficie potencialmente arable: (tabla 3)
Sin embargo, la tendencia actual chilena es ocupar parte de los cauces urbanos existentes para solucionar el tráfico, y otra parte como botaderos de escombros (que luego se urbanizan).
Demandas urbanas de agua Las demandas urbanas de agua son de aproximadamente 200 l/ hab/ día sin riego de jardines; incluyéndolos, puede subir hasta 600 l/ hab/ día; éstos consumen 870 l/ día por 100 m2 (tasa de riego de 1,0 l/ seg/ ha). El riego veraniego de la forestación urbana de veredas debiera consumir 3.500 l/ día por manzana (0,05 l/ seg/ ha urbanizada), equivalente al consumo de 3,5 departamentos. Actualmente, las nuevas poblaciones de Santiago que ocuparon suelos de riego, consumen menos de un 30% del agua que disponían dichos suelos, prueba de un consumo sólo doméstico y sin ningún riego (dado el alto costo del agua potable, ¡mayor en el verano!).
Evacuación y tratamiento de aguas servidas Nuestras ciudades siempre evacuaron sus aguas servidas a cauces naturales, donde se producía un tratamiento natural apoyado por un suficiente caudal de dilución, fuertes pendientes del cauce (oxigenación) y abundantes días de sol (radiación UV). Las mayores demandas de agua han restado caudal continuo a los ríos, los que legalmente se secan cerca de la cabecera de los valles, para reaparecer mucho después en las zonas de afloramiento subterráneo. Esto ha obligado a buscar caudales de dilución cerca de la cordillera de la Costa, cuando se puede. Otra tendencia mundial, apoyada por la FAO, es ocupar las aguas servidas de zonas áridas en el riego agrícola. Las raíces no absorben microbios ni bacterias, y la contaminación se produce sólo en la manipulación de las cosechas, lo que se controla. Por otra parte, el tratamiento natural de la materia orgánica de estas aguas al penetrar el suelo, resulta óptimo. El re uso de las aguas será una necesidad mundial, en especial en zonas áridas.
Espacio propio de los cauces naturales y artificiales: drenaje y crecidas El alto precio de los terrenos urbanos ejerce una fuerte presión sobre los terrenos de nadie, como los cauces urbanos de ríos, esteros y quebradas. Al urbanizar, nadie quiere recordar que la faja propia de los canales artificiales es de a lo menos 2 veces su ancho; se los destina a fondos de patio o se entuban, llenándose de basuras. Las antiguas acequias de desagüe simplemente se eliminan. Como resultado, con lluvias mínimas las ciudades colapsan, con daños reales a sus habitantes. Como se dijo, el espacio que requieren los ríos es aquel que permita conducir su crecida centenaria más las piedras que ella arrastra (más de 100.000 m3 por crecida). Una pérdida de ancho se traduce en menor capacidad para conducir dichas piedras, las que se embancan generando desbordes muy dañinos a la población (los ríos rellenaron el valle, por lo que corren por su parte más alta, y los desbordes se alejan de éstos). Los esteros y quebradas del valle suelen ser sus cauces de drenaje natural. Su eliminación o reducción al mínimo no impide que las aguas sigan accediendo hacia ellos. La tendencia mundial actual es generar amplios parques en torno a los ríos, parte de ellos inundable durante crecidas, con un diseño bastante específico (natural channel design), y con una adecuada solución de continuidad tanto aguas arriba como aguas abajo. Lo mismo con los esteros de desagüe y drenaje. Los canales de riego pueden ser un aporte urbano en el bandejón central de una calle; la forestación urbana en torno a estos cauces sí prospera, solucionando los graves daños de eventuales crecidas (que siempre ocurren) o de cada lluvia, con calidad de vida. ARQ Ensayos y documentos Essays and documents
Forestación urbana, áreas verdes y de esparcimiento En las zonas áridas, las ciudades debieran ser un oasis y no más secas y calurosas que su entorno. La forestación urbana, por ejemplo de Mendoza (Argentina), protege totalmente a la ciudad de la aridez colindante (a la sombra se conserva la humedad); Mendoza, con orgullo, crece con una ejemplar red de más de 500 km de acequias urbanas, que además colecta aguas lluvia. En Santiago, los mejores árboles en veredas son los de las calles Lyon y Pedro de Valdivia, que continúan regándose semanalmente con sus acequias gracias a la porfía del ingeniero del canal San Carlos. Por otra parte, en la medida que desaparecen los jardines interiores en poblaciones y departamentos, se hace indispensable la presencia de áreas verdes y de esparcimiento cercanas, inaceptables si son baldías. El problema que presenta una adecuada forestación urbana y de áreas verdes en Santiago es la ausencia de alguna red de abastecimiento de agua urbana que no sea la de agua potable. El alto costo del agua potable, sumado al mayor precio que adquiere en verano, produce el abandono de los árboles urbanos, antes cuidados por los vecinos. Por otra parte, las antiguas acequias de riego en las veredas eran tapadas por los nuevos y múltiples
accesos de autos a sus predios; el agua desbordaba a las calles, por lo que los municipios las eliminaron. Proposición. Uso urbano de las aguas servidas La otra red urbana que cuenta con agua en cada rincón de las ciudades, y que no es la del agua potable, es la red de alcantarillado. Creo que debe investigarse un diseño de micro - planta de tratamiento con una micro - impulsión, que en horas abundantes riegue por goteo de subsuelo a los árboles de cada cuadra. Alguna universidad o privados podrían abordar este diseño, que estimo tiene futuro. Conclusiones En Chile manejamos nuestra aridez mediante una tradición de riego que la transformó en vergeles de cultivos mediterráneos; esto fue posible ya que gran parte del territorio local no ocupado es un almacenamiento nival de agua. Los espacios urbanos vuelven a ser un semi - desierto al abandonar esta tradición, a partir de la eliminación municipal de las acequias y el posterior alza del costo del agua potable de verano, a partir de los años 80. Desde el punto de vista de estos aspectos hídricos, cabe destacar la necesidad que el ordenamiento urbano en zonas áridas considere al menos las siguientes materias: – Soluciones de largo plazo para las fajas ocupadas por los cauces naturales, con continuidad tanto aguas arriba y abajo, y anchos suficientes para la crecida centenaria y para el arrastre sólido asociado. Esta faja, en lo posible, debiera considerar parques (incluso inundables), y no vías ribereñas. – Aprovechamiento de las depresiones naturales de desagüe natural como red abierta de aguas lluvia, con un cauce en un amplio bandejón central de una calle y solución de continuidad adecuada hacia aguas abajo (reservando las fajas a futuro). – Abastecimientos de agua seguros y no competitivos con la agricultura, como pozos profundos o afloramientos de agua subterránea. – Reuso de las aguas servidas urbanas en el riego agrícola, con algún tratamiento primario. – Soluciones para el riego de la forestación urbana, áreas verdes y de esparcimiento, independiente de la red de agua potable. Puede involucrar la conservación de la red de antiguos canales y acequias agrícolas, u otras a investigarse desde las aguas servidas. – Soluciones propias y adecuadas a cada caso, luego de un estudio global del territorio a intervenir, especialmente si son suelos regados. Las soluciones extranjeras o de otras zonas, usualmente traen en forma implícita otros objetivos, otras limitaciones y realidades locales.
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Libros y Revistas recibidos
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Hacienda el Tangue Tongoy, Coquimbo, Chile
Quaderns d’arquitectura y urbanisme Nº 241
2G Aires Mateus
El Arqa Nº 47 Pequeña escala
Rocío Blaitt y Cristián Bonczos Autoedición financiada con aportes del Fondart, 2003 84 páginas, 22 x 23 cm, color 2003 Texto: castellano
Lluis Ortega, director, Ramón Faura editor Collegi d’Arquitectes de Catalunya, Barcelona Trimestral 154 páginas, 23 x 27 cm, color Marzo 2004 Texto: castellano / francés Web: http://quaderns.coac.net
Mónica Gili, directora Editorial Gustavo Gili S.A., Barcelona Trimestral 144 páginas, 23 x 30 cm, color Octubre - diciembre 2003 Texto: castellano / inglés Web: www.ggili.com
Julio Gaeta, director Dos Puntos S.R.L., Montevideo Cuatrimestral 56 páginas, 22 x 27 cm, color Noviembre 2003 Texto: castellano Web: www.elarqa.com.uy
Barro, madera y totora son los materiales que desde hace 60 años albergan las labores de esquila, administración y habitación en las construcciones de la hacienda El Tangue, en la región semiárida de los valles transversales de Chile, al sur de la Serena. El libro ofrece una descripción clara, precisa y documentada con fotografías en color y dibujos del proceso de construcción de este conjunto notable, que resuelve con materiales del lugar y gran finura técnica –seguramente derivada de habilidades ancestrales– las necesidades del poblado. La rapidez para reemplazar el tejido de totora de las cubiertas por planchas de pizarreño puede ser el inicio del fin de un conjunto que no solamente es de gran belleza, sino que puede servir de estudio e iniciativa para reinterpretar contemporáneamente soluciones adecuadas al clima y lugar, en vez de simplemente recibir, desde los centros industriales, productos populares por su rapidez de instalación, sin pensar en sus malos comportamientos en otros aspectos como cambios de temperatura y durabilidad. Un esfuerzo para agradecer, intentando que el poblado entre a la categoría de conjuntos de interés patrimonial.
“Más allá de las legítimas ansias del cliente ¿de qué se ocupan los arquitectos?”. En la editorial de esta nueva etapa de la revista del Colegio de Arquitectos de Cataluña hay una voluntad de revisión de un “inaplazable proceso de reinvención disciplinar” cuyo filo, sino el único muy importante, serían las nuevas técnicas con las que trabajan los más jóvenes subordinados en las oficinas de los no tan jóvenes. Una editorial políticamente combativa, tomando en cuenta además el cambio de la traducción del idioma inglés al francés. Entre los contenidos parece muy destacable Condiciones de Campo, un ensayo del decano de arquitectura de Princeton, Stan Allen, que reflexiona acerca de nuestra situación post-cubista y que entre otras cosas afirma la mayor importancia de una relación local por sobre la forma global. Y esto vale para todas las artes visuales, la arquitectura, el urbanismo y la misma sociedad. Entre las obras mostradas, la embajada de Holanda en Berlín, de OMA, y varias obras pequeñas de calidad. Los nuevos tiempos de Quaderns traen eso sí un diseño gráfico que, aparte de ser concebido y producido con medios digitales, no se explica repitiendo títulos, incansablemente, a lo alto y ancho de las páginas.
El presente número de 2G sirve para confirmar dos cosas: Primero, que la arquitectura portuguesa ya tiene una generación de relevo, tras Távora, Siza y Souto de Moura; segundo, que la representación de la arquitectura está pasando por un momento crítico e igualmente interesante, sobre todo desde el punto de vista de los medios y las revistas de arquitectura. Provenientes de proyectos de factura aparentemente impecable, con una elegante conciencia respecto a los materiales disponibles en Portugal (piedras y maderas notables) y una pulcritud formal que los emparenta a Judd y a Opie, las plantas y cortes publicados dejan en claro que la conciencia mediática y el grafismo predominan en la representación, por sobre el interés por la construcción o una interpretación experiencial de la realidad. ¿Cómo la representación del proyecto informa (o distorsiona) el proceso de diseño? La aparente equivalencia de espacio y elemento construido, evidente en los dibujos de los hermanos Aires Mateus, da una clave para entrar en su campo de obras. Se incluyen textos de presentación por Alberto Campo Baeza y Joao Belo Rodeia.
Desde una oficina binacional (una parte que funciona en Uruguay, y otra recientemente abierta en México) El Arqa se sitúa dentro de aquellas revistas que, como nosotros, se centran en el quehacer de los arquitectos latinoamericanos. Este número, con una propuesta breve y contundente, presenta un artículo del mexicano Alejandro Hernández, jefe de redacción de Arquine, junto a ocho obras construidas en México, Chile, Argentina y Uruguay, con el común denominador de la pequeña escala como tema transversal. Además de nombres ya conocidos, como el de Iglesia y Kalach, se introduce el trabajo de Emmanuel Ramírez y Marcelo y Martín Gualano. ¿Cuál es la diferencia que marca El Arqa? La conversación que abre entre los extremos del continente debiera permitir un avance importante en el intercambio y el establecimiento de redes culturales entre los pueblos al sur de Estados Unidos.
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En memoria de Jorge Elton Quiero hacer un sencillo recuerdo, un pequeño homenaje a Jorge Elton quien supo descubrir y mostrar en su obras aquello que hay de irrepetible para bien, en cada momento y lugar de Chile, y entre sus gentes. Como dice el poeta Godofredo Iommi, hay que ser absolutamente moderno. Y yo entiendo que eso no significa estar siempre buscando novedades, sino más bien volver al principio e intentar mirar las mismas cosas con nuevos ojos. Es decir, mirar de nuevo en otro momento, y descubrir algo nuevo en el mismo lugar. Descubrir por ejemplo, como Jorge Elton, que para contemplar la naturaleza exuberante que rodea el plano azul vacío del lago Villarrica, dominado por gigantescos volcanes nevados, hay que crear un suelo propio desde donde mirar: una losa plana continua separada del suelo, como enseñó Le Corbusier, un verdadero maestro, –porque en Chile, viene un maestro, puede significar que llegó el gásfiter o el electricista– y este plano que se levanta y se despliega en una dirección como siguiendo el curso de una flecha, es la única, quizá la mejor certeza que puede ofrecer la arquitectura para salir de uno mismo, y contemplar embelesados como niños todo lo que no conocemos: el más allá inesperado que es la naturaleza... Al hotel Antumalal en Pucón se entra pegado al suelo de roca, y se sale volando por la losa hacia el lago. Se suma así la tradición mapuche, con la arquitectura moderna. Porque ser moderno es también entender como San Agustín, que sólo hay un tiempo que contiene todo aquello que está presente ahora. Y para reunir la cultura y la naturaleza presentes dispersas por el lugar, Jorge Elton encanta con gracia el interior, con la textura y el color de la corteza de unos troncos de araucarias, o con muebles hechos a mano por él mismo, y la familia Pollak, sus amigos y clientes, para que el interior no se escape por los grandes huecos que abre para reunirlos. Ser moderno, es tal vez ser capaz de relacionar lo que no tiene aparente relación, porque quizá las personas y las cosas sólo se conocen en relación unas con otras. No podríamos ni siquiera imaginar, la riqueza inagotable de la naturaleza que es un derroche de formas, de vida, si hombres y mujeres no hubieran descubierto en la línea recta y el plano, una certeza relativa, latente en el bloque brutal que parece la naturaleza. Jorge Elton es un arquitecto primitivo porque construye con más ingenio que medios, y al mismo tiempo, un arquitecto moderno, porque entiende que hay que volver a construir casi con las propias manos: muchas veces llevó sus casas prefabricadas hasta la obra para armarlas en un carro arrastrado por su camioneta. Y sus casas son tal vez, las únicas que conozco que grandes o pequeñas, siempre tienen la dignidad de un palacio, como también exigía Le Corbusier, tal vez para mostrarle a cada uno en su casa, algo del esplendor que tiene su vida tal como es. Jorge Elton goza con todo lo que hay, y de esa mezcla donde nada está claro, como ocurre antes del alba, va separando unas cosas de las otras, y por oposición va haciéndolas aparecer. Y aunque todo esto no sirva a nadie de consuelo; y sometidos a la majestad de su muerte, creo que hay que elogiar la obra de Jorge Elton, y hacer algo que valga la pena, con su herencia generosa. Germán del Sol, arquitecto
Taller Diseño e Indumentaria, Escuela de Diseño
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Nuevas superficies textiles para vestir el cuerpo Soledad Hoces de la Guardia, Paola Moreno Lo usual al referirse a los textiles, es suponer que se trata de superficies construidas en base al entrelazamiento de hilados, formados por fibras naturales como la lana y el algodón, o sintéticas como los rayones y poliésteres, cuya flexibilidad depende de sus características físico químicas y morfológicas. Sin embargo, el hombre tiene a su disposición otros materiales y tecnologías, producto del desarrollo cultural de cada ARQ Anexos Nexus
época, que multiplican las posibilidades de ejercitar su creatividad: hoy en día consideramos dentro del conjunto de los textiles a otras superficies que se comportan como tales, materiales laminares o fusionados. Estos nuevos aportes constituyen un estímulo para apropiarse lúdicamente de objetos disímiles que, dadas sus cualidades matéricas y formales, no son textiles. En este sentido, y bajo el supuesto que
nuevas estructuras pueden generar nuevas posibilidades de vestir al cuerpo, el taller de Diseño e Indumentaria desarrollado en el semestre de otoño de 2003, en la Escuela de Diseño de la U.C., se planteó la creación de diseños desde la investigación y experimentación con materiales no convencionales. Se trabajó en la construcción de superficies a partir de la unión y las posibilidades de combinatoria de pequeñas
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1 Superficie textil construida con clips. Verónica Rendic 2 Collar construido con clips. Pilar Kraemer 3 Superficie construida con argollas y marcadores de llaves. Sara Girardi
unidades. Objetos que, manteniendo sus características originales y a causa de ellas mismas, fueran articulables logrando la flexibilidad necesaria para la creación de indumentaria, coherente con un soporte cuerpo; orgánico, dinámico e inserto en nuestra cultura contemporánea. La exploración llevó a observar en la cotidianeidad objetos que serían nuestro material de trabajo; provenientes de variados campos, se experimentó con
clips, espirales, cintas de regalo, elásticos de billete, horquillas, tubos y colets para el pelo, rollos de películas fotográficas, tuercas, golillas y sus combinatorias. A partir de este encargo las alumnas generaron una gran variedad de superficies, reconociendo luego a partir de sus particulares características sus posibles aplicaciones en el terreno textil, conduciendo a la elaboración de una colección de prendas y accesorios,
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4 Superficie construida con bombillas y clips. Carolina Castillo
7 Superficie textil construida con bombillas plásticas y elástico. Teresita Irarrázabal
5 Superficie textil construida con bombillas plásticas y elásticos. Sandra Mendel
8 Superficie textil construida con espirales plásticos. Andrea Boettiger
6 Superficie textil construida con argollas plásticas y metálicas. Katia Meyer
9 Superficie textil construida con lentejuelas y corchetes. Laurette Jannas
entendidos aquí como la precisa relación entre la capacidad del material, la forma final y sus función. Dentro de los aportes de estos nuevos textiles podemos hablar de cualidades de peso, transparencia, movimiento, textura, color y sonido que no reconocemos en un tejido tradicional, ampliando con esto el concepto tradicional de lo textil y reasignando uso y significado a los materiales originales. Anexos Nexus ARQ
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1894-2004 110 años de Arquitectura en la U.C.
La Facultad gana proyecto FONDEF
Concursos internacionales de arquitectura y diseño
Premio internacional a la arquitectura en madera
El proyecto “Diseño por envolvente para la vivienda en madera” presentado por la FADEU - U.C. fue elegido como uno de los favorecidos en el Concurso Anual del Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico 2004. El propósito del proyecto es impulsar la innovación tecnológica para el uso del pino radiata como material de construcción de vivienda en Chile. La iniciativa, en que participaron los profesores Paul Sepúlveda y Orlando Vigoroux, entre otros, tiene como objetivos implementar líneas de investigación y desarrollo orientadas a incrementar el uso de la madera en Chile, desarrollar actividades de docencia y capacitación profesional y técnica actualizadas, difundir las ventajas comparativas del material en la industria de la construcción y gestionar fondos nacionales e internacionales para la implementación de estas iniciativas.
Estos son algunos de los concursos que la red europea ABConcursos ha enviado a ARQ: Concurso Love/Why? Este concurso es parte del programa Design 21, iniciado en 1995 y organizado conjuntamente por la UNESCO y el grupo japónés Felissimo. Está orientado a jóvenes estilistas y diseñadores de entre 18 y 35 años, que aún no han alcanzado un nivel de fama internacional, e impulsa el desarrollo de conceptos y artículos que son parte de la vida actual pero que se proyectan al estilo de vida de mañana. Se invita a proponer proyectos sobre objetos de uso cotidiano, en las áreas del hogar, la moda, componentes high-tech y low-tech indispensables al estilo de vida actual, herramientas y dispositivos para la comunicación, el trabajo a domicilio, el viaje, la alimentación, etc. El primer lugar está dotado con US$ 10.000, además de tres premios de US$ 3.000. La entrega de proyectos es el 15 de agosto de 2004.
El Spirit of Nature Wood Architecture Award, organizado por la Asociación Finlandesa por la Cultura de la Madera y con el apoyo de la Finnish Forest Foundation, fue entregado en su versión 2004 al arquitecto australiano Richard Leplastier. La ceremonia de entrega del premio formó parte de la celebración de Conferencia Mundial para la Ingeniería en Madera realizada en Lahti, Finlandia. Leplastier ha desarrollado un larga y prolífica carrera en Australia, reconocida por el interés del arquitecto por el paisaje y las culturas locales de su país; su trabajo recibió en 1999 la medalla de oro del Royal Australian Institute of Architects. Este premio fue instituido en 2000, otorgándose cada dos años. En sus versiones anteriores recibieron la distinción Renzo Piano y Kengo Kuma.
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+ info:
[email protected] Contacto e inscripciones: Sr. Indrasen Vencatachellum /Jefe de la Sección de Artes, Artesanía y Diseño / División de Artes e Iniciativas Culturales UNESCO 1, rue Miollis 75732 París Cedes 15 Francia Fax (33.1) 45.68.57.55
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La Asociación Finlandesa de Arquitectos (SAFA) y la ciudad de Turku convocan a un Concurso internacional para arquitectos, que promueve la elaboración de propuestas de integración de la antigua cárcel de Kakolanmäki; los proyectos deberán definir estrategias de conexión a la estructura urbana que rodea el complejo y además proponer intervenciones en los pabellones de la prisión, que albergarán nuevos usos a partir de 2007. El plazo de entrega de las propuestas es el 20 de octubre de 2004; los premios son � 55.000 (primer lugar), � 40.000 (segundo lugar), � 27.000 (tercer lugar).
El Programa de Patrimonio de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica, a cargo del profesor Fernando Pérez y con la participación de Marcelo Sarovic, está realizando un ciclo de lecturas en torno al libro Don Arquitectura de Alberto Cruz Covarrubias. Cada sesión se ocupa de uno de los 14 cuadernos que componen el volumen, el que es leído y comentado por un profesor de la E.A.U.C. Las reuniones, abiertas a todo el público interesado, se realizan una vez al mes a las 18:00 hrs. en la sala Biblioteca SLGM, de acuerdo al siguiente calendario:
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La Escuela de Arquitectura conmemora este año 110 años de enseñanza de la arquitectura en la Universidad Católica; la celebración será apoyada por las siguientes iniciativas en curso: Vivienda Social: El Programa ELEMENTAL Chile, iniciativa orientada a la ejecución y construcción de proyectos innovadores para 7 conjuntos de vivienda social dinámica sin deuda. El programa fue implementado por un equipo de arquitectos e ingenieros de la Universidad Católica, en conjunto con el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo del Gobierno de Chile, el Colegio de Arquitectos, la Cámara Chilena de la Construcción y la Universidad de Harvard. Nueva publicación: Se está trabajando en un registro de las mejores obras de todos los exalumnos de la Escuela, “110 años de Obras para Chile”; una selección de ellas será incluida en un catálogo de próxima publicación. Difusión: Continúan las transmisiones del programa de televisión “La 1ª Piedra” en Canal 13. Exposición: Los Talleres de Ejercitación de la Escuela participarán en la tradicional muestra de Escuelas de la XIV Bienal de Arquitectura de Santiago, que se celebrará a fines de noviembre en la Estación Mapocho.
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Concursos de arquitectura Premio ar+d para arquitectos y diseñadores emergentes 2004 El 14 de septiembre vence el plazo para enviar postulaciones a la versión 2004 del premio ar+d, otorgado por la revista Architectural Review en conjunto con la consultora internacional de ingeniería Buro Happold y la empresa Grohe. Se recibirán trabajos de arquitectura, paisajismo, diseño industrial, interiorismo y diseño urbano, cuyos autores sean profesionales menores de 45 años, y siempre que se trate de obras construidas; el objetivo del premio es reconocer el paso exitoso de la teoría a la práctica y del dibujo a la construcción. Esta vez el jurado está compuesto por Mario Cucinella, Kevin Daly, Ryue Nishizawa, Gert Wingardh y Peter Davey; se repartirán £10,000 entre los ganadores y las menciones de honor de las diferentes categorías, que se darán a conocer el día 2 de diciembre en Londres. El premio además incluye la publicación de las obras seleccionadas en la edición de diciembre de Architectural Review y una invitación a la Temporada de Conferencias del Royal Institute of British Architects en la primavera del 2005 en Londres. Para la versión del año pasado se recibieron 700 obras de 60 países, dividiéndose el premio entre 4 ganadores y 16 menciones honrosas. Contacto: Lynne Jackson /
[email protected] web: www. arplusd. com
ARQ Anexos Nexus
Cambio del comité editor ARQ Damos la bienvenida al nuevo comité editor de revista ARQ y una cariñosa despedida a los miembros salientes, quienes aportaron a nuestra labor editorial con dedicación y entusiasmo. Después de un período de casi dos décadas, Fernando Pérez y Rodrigo Pérez de Arce dejan el comité; Juan José Ugarte, ex director de la Escuela de Arquitectura y actual decano FADEU y Gonzalo Puga, docente de la U.C., acaban de terminar su período. Les agradecemos sinceramente todas las ideas y el trabajo entregados; confiamos que la relación de colaboración con ARQ continuará desde nuevas posiciones y puntos de vista. Igualmente saludamos a los nuevos miembros: Juan Ignacio Baixas, quien se incorpora como nuevo director de la Escuela de Arquitectura U.C., y Claudio Vásquez, profesor de la Escuela de Arquitectura.
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Ganadores concurso del MOP Convocado por la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas y Telecomunicaciones, el concurso de arte público “Homenaje a Pablo Neruda” premió el proyecto de los arquitectos de la U. de Chile Angel Muñoz y Rodrigo Mora. El concurso tiene su origen en el reglamento Nemesio Antúnez de 1994, que incentiva la inclusión de obras de arte en edificios y espacios públicos. La convocatoria se enmarcó dentro de las actividades de celebración del centenario del natalicio de Pablo Neruda, que culminarán en septiembre con la inauguración de este proyecto, ubicado en el enlace norte de Parral en la carretera Panamericana sur.
Contacto e inscripciones: Asociación finlandesa de Arquitectos SAFA. Erottajankatu 15-17 UN . Helsinki, Finlandia / e-mail: kilpailut@safa.fi / Tel. (358) (0) 9 5844 4222
El Concurso Internacional de ideas para la Gran Plaza Central de la Zona Rental Plaza Venezuela, en Caracas, convocado por la Fundación Fondo Andrés Bello, la Universidad Central de Venezuela, el Colegio de Arquitectos de Venezuela y la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos, recibe inscripciones de participantes hasta el 13 de agosto. Se esperan propuestas de arquitectos de todo el mundo para el proyecto del complejo cultural y comercial más grande de América Latina, entendido igualmente como un lugar de encuentro para los ciudadanos del área metropolitana de Caracas. Los premios son de US$ 20.000 para el primer lugar, US$ 12.000 para el segundo y US$ 5.000 para el tercero. Se reciben trabajos hasta el 15 de octubre de 2004. + info: www.zonarentalucv.com Contacto e inscripciones: Fundación Fondo Andrés Bello para el Desarrollo Científico de la UCV . Torre Centro Solano Plaza, piso 3, oficina 3-A, calle La Iglesia, Sabana Grande. Caracas 1050, Venezuela / Tel. (58) (212) 761 6515 Fax (58) (212) 761 4486
+ info: www.spiritofnature.net
Lecturas Don Arquitectura en la E.A.U.C.
Cuaderno:
Nexus Anexos
Noticias Cartas
P 1 2 3 4 5 6 7 8
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Lectura por: Fernando Pérez Alex Moreno Rodrigo Pérez de Arce Alejandro Crispiani Marcelo Sarovic Sandra Iturriaga Pilar Urrejola Pilar García Francisco Chateau
Fecha 2004: abril 22 mayo 20 junio 24 julio 22 agosto 26 sept. 23 oct. 21 nov. 25 dic. 16
Juan Ignacio Baixas Wren Strabucchi Germán Hidalgo Claudio Vásquez Juan José Ugarte Fernando Pérez
Fecha 2005: enero 20 marzo 24 abril 21 mayo 19 junio 23 julio 21
Titulación Escuela de Arquitectura U.C. / Promoción 2003 - 2004
Noticias de la Facultad
El 22 de octubre de 2003 en el Auditorio SLGM del Campus Lo Contador, y con la presencia de las autoridades de nuestra Universidad, se llevó a cabo la Ceremonia de Titulación donde obtuvieron:
Título de Arquitecto y Grado de Licenciado en Arquitectura, los egresados: Roberto Abbott Alcalde Paola Adrovez Camps María José Alruiz Vásquez Diego José Arroyo Fernández María José Balmaceda Arnaboldi Inge Barckhahn Veloso Carol Cárcamo Ribeiro Juan Carlos Cárdenas Espinosa Francisca Carmona Anrique Luis Eduardo Carreño Urbina Valentina Cofré Dougnac Javiera Correa Allamand Andrea Cortés Sylvester Rocío Costa Gómez Olaya Cuadra González Del Riego Solange Dalannais González María Luisa Del Campo Hitschfeld Daniel Díaz Stephens Tomás Domínguez Balmaceda Diego Edwards Zamora María Alejandra Effa Raggio María Del Carmen Elton Sanfuentes Camilo Escalante Jiménez Tomás Fajardo Cabello María De Los Angeles Ferrada Walker Kristine France Zúñiga Felipe Gaete Yáñez Carolina Garrido Allende Vicente González Santibáñez Cristián Guzmán Merino Macarena Hidalgo Ruiz Ignacio Honorato Crespo Georgette Hromic Leyton Sebastián Infanta Henriksen Mathias Jacob Dunner José Patricio Jorquera Quiroz Karin Kaempfe Vásquez Vivian Klein Frohlich Gonzalo Krebs Godoy Soledad Leitao Benavente Elías Letelier García Alejandro Lüer Rieken Paulina Márquez Doren Magdalena Medeiros Ruiz Sebastián Medina Ginepro Felipe Miranda Rendic Alejandra Molina Lira Rafael Momares De Los Reyes Rodrigo Montenegro Hunter Cristián Morán Morales Laura Morlans Huaquin Hugo Mujica Covarrubias Juan Sebastián Ortúzar Rivorosa José Miguel Osorio Neumann Rodrigo Palamara González Víctor Pellegrini Bebin Elvira Pérez Villalón Christian Powditch Del Río Rodrigo Quezada Cáceres Juan Ignacio Quintana Osorio Paul Reid Echeñique Jorge Rodríguez Irigoyen Ignacio Rojas Hirigoyen Gabriel Rudolphy Leyton Patricio Salinas Baeza Andrea San Martín Vila Rodrigo Santoro Rojas Liset Sapaj Bastidas Constanza Sateler Quijano Bárbara Schmidt Canessa Cristián Schmitt Rivera
Paola Seguel Burgos Sebastián Silva Hein Francesca Sisto Campos Ana María Soffia Contrucci Fernando Soffia Rodríguez Claudia Somarriva Quezada Carolina Soto Ogueta Rodrigo Tejo Cataldo David Tirapegui Farías Mario Antonio Ubilla Sanz Verónica Ugarte Ricke José Antonio Ulloa Davet Waldo Urquiza Gómez Gonzalo Vargas Serrano Claudia Vergara Henríquez Gabriela Villalobos Koeniger José Ignacio Villarroel Otondo Lorena Zapata Suárez Título de Arquitecto, Grado de Licenciado en Arquitectura y Grado de Magister en Arquitectura, los egresados: Francisco Chateau Gannon Bernardo Valdés Echenique Título de Arquitecta, Grado de Licenciada en Arquitectura y Grado de Magister en Desarrollo Urbano, la egresada: Paulina Wolff Levy Grado de Magister en Arquitectura, los arquitectos: Paola Campos Jiménez Andrea Masuero Espinoza Hugo Mondragón López Carla Ruttimann Curtze Mitzi Rojas Muñoz Diploma a la Perseverancia y Desarrollo Académico: Alejandro Lüer Rieken Diploma de Excelencia Académica: Diego Arroyo Fernández María José Balmaceda Arnaboldi Felipe Barría Jara Francisco Chateau Gannon Andrea Cortés Sylvester Rocío Costa Gómez Olaya Cuadra González Del Riego Daniel Díaz Stephens Mathias Jacob Dunner Magdalena Medeiros Ruiz Paul Reid Echeñique Jorge Rodríguez Irigoyen Cristián Schmitt Rivera Claudia Somarriva Quezada José Antonio Ulloa Davet Paulina Wolff Levy Diploma de Excelencia Académica del Magister en Arquitectura: Andrea Masuero Espinoza Hugo Mondragón López Premio Escuela de Arquitectura: Constanza Sateler Quijano Bernardo Valdés Echenique Premio Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos: Mario Ubilla Sanz
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