El origen de los incas -El Imperio Inca es el tercero y último de los Horizontes de la historia andina anterior a la Conquista. Su origen puede conocerse mediante fuentes arqueológicas y fuentes históricas, constituidas por la información que los cronistas españoles recogieron de los nativos sobre los incas y su origen, como la leyenda de los hermanos Áyar y la de Manco Cápac y Mama Ocllo La leyenda de los hermanos Áyar
Mama Huaco La primera crónica que dio a conocer este mito de origen fue la de Juan Díez de Betanzos (1551), quien obtuvo información de primera mano, pues no solo residía
en Cusco y sabía quechua sino que también estaba casado con una mujer de la elite cusqueña. Según Betanzos, en su obra Suma y narración de los incas, el dios Huiracocha, después de ordenar el mundo, hizo salir de la cueva de Pacaritambo a cuatro parejas de hermanos: I) Áyar Cachi y Mama Huaco, II) Áyar Uchu y Mama Ipacura, III) Áyar Auca y Mama Rahua, y IV) Áyar Manco y Mama Ocllo. De Pacaritambo, los hermanos se dirigieron a un cerro llamado Huanacaure. Desde la cumbre de este cerro, Áyar Cachi lanzó algunas piedras con su honda, quebrando con ello a otros cuatro cerros. Temerosos de la fuerza de Áyar Cachi, sus hermanos decidieron librarse de él y regresaron a Pacaritambo con el pretexto de recoger algunos objetos de los que se habían olvidado. Una vez en la cueva, lograron encerr encerrar ar a Áyar Áyar Cachi Cachi en su interi interior. or. Los Los demás demás herman hermanos os volvie volvieron ron al cerro cerro Huanacaure y luego siguieron rumbo a la quebrada de Matagua, cerca del Cusco. En esta quebrada, Áyar Uchu voló al cielo para hablar con su padre el Sol y trajo el enca encarg rgo o de camb cambia iarr el nomb nombre re de Áyar Áyar Manc Manco o por por Manc Manco o Cápa Cápac. c. Lueg Luego o de transmitir este mensaje, se convirtió en un ídolo de piedra. Manco Cápac, Áyar Auca y las cuatro mujeres sembraron coca y ají en un pueblo cercano a Matagua y luego bajaron al Cusco, donde fueron reconocidos como «hijos del Sol». Luego de esto, las tropas de Manco Cápac conquistaron a todos los grupos del valle, lucha en la que su hermana Mama Huaco hizo creer a sus enemigos que se alimentaba de carne humana. Sabias que? Los muros de cantería
uro con ventanas trapezoidales en Cusco.
M
Tanto en el sitio de Machu Picchu (Cusco) como en la plaza central de Mauca Llacta (Cusco), existen muros de cantería inca con tres ventanas o nichos trapezoidales. Ambos muros estarían representando a la cueva de origen (Pacaritambo) de los hermanos Áyar. La leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo
en Cusco y sabía quechua sino que también estaba casado con una mujer de la elite cusqueña. Según Betanzos, en su obra Suma y narración de los incas, el dios Huiracocha, después de ordenar el mundo, hizo salir de la cueva de Pacaritambo a cuatro parejas de hermanos: I) Áyar Cachi y Mama Huaco, II) Áyar Uchu y Mama Ipacura, III) Áyar Auca y Mama Rahua, y IV) Áyar Manco y Mama Ocllo. De Pacaritambo, los hermanos se dirigieron a un cerro llamado Huanacaure. Desde la cumbre de este cerro, Áyar Cachi lanzó algunas piedras con su honda, quebrando con ello a otros cuatro cerros. Temerosos de la fuerza de Áyar Cachi, sus hermanos decidieron librarse de él y regresaron a Pacaritambo con el pretexto de recoger algunos objetos de los que se habían olvidado. Una vez en la cueva, lograron encerr encerrar ar a Áyar Áyar Cachi Cachi en su interi interior. or. Los Los demás demás herman hermanos os volvie volvieron ron al cerro cerro Huanacaure y luego siguieron rumbo a la quebrada de Matagua, cerca del Cusco. En esta quebrada, Áyar Uchu voló al cielo para hablar con su padre el Sol y trajo el enca encarg rgo o de camb cambia iarr el nomb nombre re de Áyar Áyar Manc Manco o por por Manc Manco o Cápa Cápac. c. Lueg Luego o de transmitir este mensaje, se convirtió en un ídolo de piedra. Manco Cápac, Áyar Auca y las cuatro mujeres sembraron coca y ají en un pueblo cercano a Matagua y luego bajaron al Cusco, donde fueron reconocidos como «hijos del Sol». Luego de esto, las tropas de Manco Cápac conquistaron a todos los grupos del valle, lucha en la que su hermana Mama Huaco hizo creer a sus enemigos que se alimentaba de carne humana. Sabias que? Los muros de cantería
uro con ventanas trapezoidales en Cusco.
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Tanto en el sitio de Machu Picchu (Cusco) como en la plaza central de Mauca Llacta (Cusco), existen muros de cantería inca con tres ventanas o nichos trapezoidales. Ambos muros estarían representando a la cueva de origen (Pacaritambo) de los hermanos Áyar. La leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo
ago Titicaca
L
Esta leyenda fue narrada en la crónica Comentarios Reales, escrita por el Inca Garcilaso de la Vega, quien fue hijo del capitán español Sebastián Garcilaso de la Vega y de la princesa inca Chimpu Ocllo. En esta obra, el cronista dice que el padre Sol, compadecido por el estado de salvajismo en el que vivían los hombres, hizo salir del lago Titicaca a una pareja de hermanos y esposos: Manco Cápac y Mama Ocllo. Ellos recibieron el encargo de dirigirse hacia el norte llevando una vara de oro, la cual periódicamente debían tratar de hundir en el suelo hasta encontrar un lugar donde la vara entrase fácilmente para luego establecerse ahí. Esto ocurrió al pie del cerro Huanacaure, adonde convocaron a todos los pobladores de las áreas vecinas. Allí, los convencieron de su origen divino y de su labor civilizadora. De esta manera, y siguiendo los supuestos de su padre Sol, Manco Cápac enseñó a los hombres a cultivar la tierra, el maíz, a hacer canales de riego y a construir casas de piedra. Mientras tanto, Mama Ocllo, enseñaba a las mujeres a hilar y tejer para hacer vestidos de lana y algodón. Estas dos leyendas coinciden en indicar una ruta de migración de sur a norte (proveniente del altiplano peruano-boliviano), donde la búsqueda de tierra fértil se hace evidente. Es probable que los fundadores del imperio hayan sido expulsados del altiplano. Otro punto en común es la idea de «ordenación» del mundo: los fundadores míticos ordenan el Cusco, lugar que se hallaba en situación de caos por la pugna entre las etnias que vivían allí. Los datos arqueológicos Para explicar el origen de los incas, los arqueólogos se han concentrado en el estudio de la cerámica temprana, anterior a la presencia inca, en el valle del Cusco. A partir de estos trabajos, se ha identificado a la cerámica Marcavalle (1000 a.C.) como el estilo cerámico más antiguo de la zona. Siglos después apareció otro estilo cerámico local, conocido como Killke, que logró una mayor difusión por todo el valle. Esta cerámica presenta una superficie pulida ligeramente brillante con una decoración geométrica en color negro donde los diseños que más destacan son los triángulos. Entre las formas Killke más representativas, se encuentran las tazas de paredes rectas, los cántaros con asas laterales y las ollas con cuello y dos asas. De este este modo modo,, cuan cuando do los los inca incass lleg llegar aron on al vall valle e del del Cusc Cusco, o, ya exis existí tía a una una confederación de varios grupos, representados por la cerámica y arquitectura de estilo Killke. Sobre la base de estos hallazgos, los investigadores han planteado dos hipótesis acerca acerca del origen origen de los incas: incas: 1) que el grupo Killke Killke dio orig origen en a los los inca incas, s, o 2) que que ambo amboss grup grupos os,, Kill Killke ke e Inca, fueron fueron en realidad realidad dos culturas culturas diferentes diferentes,, sin una secu secuen enci cia a evol evolut utiv iva, a, y que que los los inca incass sería serían n un grup grupo o tardío e intruso en el valle.
Cápac Cuna (lista de incas) 1. Manco Cápac 2. Sinchi Roca 3. Lloque Yupanqui «DINASTÍA» ETAPA LEGENDARIA 4. Mayta Cápac HURIN (Fase local, ca. 1200-1438) 5. Cápac Yupanqui CUSCO 6. Inca Roca 7. Yáhuar Huaca 8. Huiracoha 9. Pachacútec (1438-1471) 10. Túpac Inca Yupanqui ETAPA IMPERIAL (1471-1493) «DINASTÍA» (Fase de expansión, ca. 11. Huayna Cápac (1493- HANAN 1438-1533) 1525) CUSCO 12. Huáscar (1525-1532) 13. Atahualpa (1532-1533) Lista tradicional de los incas o «cápac cuna», según John Rowe. Otros estudios proponen una lista dual, de gobierno simultáneo de dos incas, uno hanan y otro hurin. El proceso de expansión
Los mitos incaicos recopilados no sólo explican el origen del Tahuantinsuyo, sino también el proceso de expansión que le permitió convertirse en el Estado más importante del mundo andino. Este proceso de expansión tiene dos etapas: 1) etapa legendaria, de formación del Estado Inca a nivel local, y 2) etapa imperial, que empezaría con Pachacútec, organizador del imperio. El gobierno de Pachacútec
Pachacútec
El inicio de la expansión inca se explica a partir del mito de la guerra contra los chancas. Este pueblo se ubicó en los actuales departamentos de Ayacucho y Huancavelica. Según las crónicas, los ejércitos chancas, liderados por Asto Huaraca y Tomay Huaraca, invadieron el Cusco en tiempos del Inca Huiracocha. Este hecho motivó que el inca abandonase la ciudad en compañía de su hijo y sucesor Inca Urco y se refugiara en el valle de Yucay. Mientras tanto, los chancas atacaban y saqueaban la ciudad. Otro hijo de Huiracocha, Inca Yupanqui, quien estaba «desterrado» del Cusco, tuvo un sueño en el que vio al Sol que le ordenó expulsar a los chancas. Y así lo hizo: fue al Cusco y las piedras se volvieron soldados que formaron un ejército que lo ayudó a cumplir su cometido. Tras vencerlos, Inca Yupanqui buscó a su padre, quien no quiso reconocer el triunfo por preferir a su otro hijo, Inca Urco. Por esta razón, ambos hermanos se enfrentaron y ganó Inca Yupanqui, quien finalmente fue reconocido como inca y se cambió de nombre por el de Pachacútec, que significa «el que renueva el mundo». Vencidos los chancas, Pachacútec fundó el centro religioso de Vilcashuamán, en Ayacucho. Después conquistó la meseta del Collao por toda su riqueza ganadera, invadió Arequipa y ocupó la sierra central hasta el valle del Mantaro. En esta zona, mandó construir el centro administrativo de Huánuco Pampa. Finalmente, llegó hasta los valles de la costa central (valle de Lurín) e inició la construcción de Tambo Colorado (Ica). Túpac Inca Yupanqui El Inca Pachacútec cogobernó con su hijo Túpac Inca Yupanqui, con quien extendió el imperio. Por el sur, el joven inca consolidó el dominio del altiplano, penetró en Paucartambo, en la selva peruana, y llegó hasta el río Maule (en Chile), conquistando todo a su paso. En la costa sur, hizo alianzas con el señorío de Chincha y conquistó el señorío de Guarco en Lunahuaná. Para afianzar dicho territorio, mandó construir el sitio de Inca Huasi. En la costa central sometió a los señoríos de Ychma y de Collique. Finalmente, en la costa norte fortaleció la conquista de Cajamarca (donde estableció su centro de operaciones), sometió al reino Chimú y avanzó al Ecuador, donde venció a los cañaris y quitos. En dicha zona, inició la construcción de Tomebamba. Con estos triunfos, Túpac Inca Yupanqui pacificó definitivamente la región del Chinchaysuyo. Por último, es posible que este inca haya enviado expediciones a las Islas Galápagos, o tal vez a Oceanía.
Durante su gobierno, el inca tuvo que afrontar numerosas sublevaciones de pueblos hostiles y varias conspiraciones de sus hermanos. El gobierno de Huayna Cápac
Huayna Cápac
Túpac Inca Yupanqui eligió como sucesor a su hijo Titu Cusi Huallpa, quien al asumir el cargo siendo muy joven cambió su nombre a Huayna Cápac («joven poderoso»). Este inca nació en Tomebamba (Ecuador). Durante su gobierno, consolidó el poder en los territorios conquistados. Muchas etnias proclamaron su autonomía al morir su padre, por lo que Huayna Cápac organizó el ejército más poderoso de los Andes, con 200.000 hombres. Asimismo, aplacó un sinnúmero de sublevaciones, intensificó el sistema de mitimaes, construyó mejores fortalezas (pucarás), caminos y puentes. El Tahuantinsuyo se extendió así hasta Colombia y derrotó al grupo de los chibchas. Durante el gobierno de Huayna Cápac llegaron a Quito noticias de extrañas gentes barbadas que habían establecido contacto con las poblaciones costeras. En 1526, se desató una gran epidemia de viruela y sarampión (enfermedades de origen europeo) que hizo estragos en la población aborigen. Entre las víctimas de estas enfermedades estuvo el mismo Huayna Cápac, quien murió en Quito. Esto provocó una guerra civil entre sus hijos Huáscar y Atahualpa por el trono. El territorio del Tahuantinsuyo
División territorial del Tahuantinsuyo Entre los años 1100 y 1400, aproximadamente, los incas se fortalecieron en la región del Cusco. Después, a partir de Pachacútec, empezaron a crecer y a dominar más territorios y pueblos, ya por alianzas pacíficas, ya por guerras, y formaron un imperio que llegó a extenderse sobre unos cuatro millones de kilómetros cuadrados y donde vivían más de seis millones de personas. El Imperio Inca tuvo como eje a la cordillera de los Andes. Sus límites en el período de máxima expansión fueron: por el norte, hasta el río Ancasmayo (Colombia), por el sur, hasta el río Maule (Chile), por el este, hasta la ceja de selva de Bolivia, y por el oeste, el Océano Pacífico. De acuedo con el principio dual andino de dividir las cosas en una parte Hanan (arriba) y otra Hurin (abajo), y teniendo como eje principal la ciudad del Cusco, el Imperio Inca o Tahuantinsuyo («las cuatro partes del mundo») se dividía en cuatro suyos o sectores: I) Chinchaysuyo (al noroeste del Cusco), que comprendía a todos los reinos yungas, II) Collasuyo (al sureste del Cusco), que incluía el territorio de los reinos del altiplano, III) Antisuyo (al norte y al este del Cusco), compuesto por todos los grupos antis de la Amazonía andina, y IV) Contisuyo (al suroeste del Cusco), cuya base era la ciudad del Cusco. Cada suyo tenía un territorio definido dentro del cual había una gran ciudad que funcionaba como centro de operaciones. Paralelamente, se tenían varios centros administrativos, tambos y pequeños centros urbanos para la elite cusqueña. Las fuentes: crónicas y documentos
-Las crónicas son las primeras informaciones escritas acerca de los incas, narradas por los españoles después de conquistado el Tahuantinsuyo. Su lectura debe complementarse con otras fuentes, como los documentos administrativos
Las crónicas Saber más Las crónicas del Perú según Raúl Porras Crónicas del descubriento (1524-1532). Escritas por soldados, navegantes y funcionarios. Ha quedado muy poco. Anónimo, Relación (1528). Atribuida a Bartolo... La crónica es un género de escritura muy antiguo en Europa, cuyo origen puede hallarse en la Edad Media. Como la palabra misma indica, en la crónica (del latín chronica, del griego khroniká, de khronikós, «relativo al tiempo») los hechos se relatan atendiendo al orden en que sucedieron. La crónica es, pues, una cronología narrada que busca dar cuenta de cosas muy diversas, como la historia de un país, de un reinado, o de una guerra. Para construir su relato, la crónica se sirve tanto de la experiencia personal del cronista como de testigos y fuentes escritas. Pero cuando, en el siglo XVI, los cronistas españoles entrevistaron a los pobladores andinos, enfrentaron una serie de problemas: 1) que los incas no tenían escritura, 2) que los hechos del pasado andino eran transmitidos oralmente, de una generación a otra, a menudo mezclados con relatos míticos, y 3) que los acontecimientos que los andinos relataban no se ajustaban al sentido histórico europeo, porque en los Andes su veracidad no era necesaria. Los cronistas buscaban hechos singulares, únicos, irrepetibles, ocurridos en un momento exacto del pasado y protagonizados por personas identificables (reyes, capitanes y otros), pero los andinos les daban relatos de sucesos rituales, donde la cronología rigurosa no era lo importante, sino la relación de comportamientos arquetípicos que explicaban el origen, el pasado y el presente -en ese entonces- de los incas. Por lo tanto, los cronistas del siglo XVI recogieron tradiciones orales de diversos mitos y leyendas cargados de símbolos, los cuales luego fueron ordenados y procesados como hechos históricos. Sin embargo, este universo mítico no representa una verdadera imagen del pasado andino. Los cronistas manejaron distintos criterios de información, por lo que no es raro que un mismo suceso haya sido escrito de modo diverso según cada cronista. De este modo, lo escrito en la mayoría de las crónicas es una «traducción cultural» de la realidad andina hecha por los españoles, teniendo en cuenta sus criterios europeos. Por ejemplo, los cronistas compararon los caminos incaicos con los del Imperio Romano, así como a los pobladores del Tahuantinsuyo con los descendientes de Noé. Otro punto a considerar es la barrera del idioma, pues existían problemas comunicativos entre los cronistas y sus informantes nativos debido al desconocimiento de las lenguas aborígenes por parte de los europeos. De este modo, se tiene una gran diversidad de cronistas cuyos relatos difieren en intención, estilo e interpretación. Se puede clasificar a los cronistas según diversos criterios, por ejemplo, según su origen (españoles, mestizos y andinos) o su profesión (soldados, funcionarios, clérigos o juristas). Una de las clasificaciones más útiles es la del historiador Raúl Porras Barrenechea, quien aplicando un criterio cronológico y temático organizó a los cronistas de modo que se entendiera mejor por qué en un momento determindado surgía un cronista soldado o uno indígena (ver Saber más). Las crónicas del Perú según Raúl Porras Crónicas del descubriento (1524-1532). Escritas por soldados, navegantes y funcionarios. Ha quedado muy poco. Anónimo, Relación (1528). Atribuida a Bartolomé Ruíz, y antes a Juan de Sámano y Francisco de Xerez. Cronistas de la conquista (1532-1537). Escritas, básicamente, por soldados. Hernando Pizarro, Carta a los oidores de la Audiencia de Santo Domingo (1533). No es una crónica, pero constituye el primer texto sobre la conquista del Perú. Cristóbal de Mena, La conquista del Perú, llamado la Nueva Castilla (abril de 1534). La publicó tras enemistarse con Pizarro. Francisco de Xerez, Verdadera relación de la conquista del Perú y provincia del Cusco, llamada la Nueva Castilla (julio de 1534). Xerez fue secretario de Pizarro, y su crónica es la «oficial» frente a la de Mena.
Alonso Enríquez de Guzmán, El libro de la vida y costumbres de don Alonso Enríquez de Guzmán, caballero noble desbartado, escrita por él mismo (década de 1540). Pedro Pizarro, Relación del descubrimiento y conquista del Perú (1571). Cronistas de las guerras civiles (1538-1554). Relatan las guerras entre los encomenderos, desde la lucha por el Cusco (1538) hasta la derrota de Hernández Girón (1554). Agustín de Zárate, Historia del descubrimiento y conquista del Perú (1555). Diego Fernández, el Palentino, Primera y segunda parte de la historia del Perú (1571). Pedro Gutiérrez de Santa Clara, Quinquenarios o las guerras más que civiles que hubo en el reino del Perú (ca. 1600). Cronistas de indias. Aunque nunca estuvieron en el Perú, elaboraron una visión de conjunto de la historia de América, que incluye al Perú. Gonzalo Fernández de Oviedo, Crónica de las Indias. La historia general de las Indias ahora nuevamente impresa, corregida y enmendada. Y con la conquista del Perú (1547). Segunda edición de Historia general de las Indias (1535). Francisco López de Gómara, Historia general de las Indias (1552). Bartolomé de las Casas, Apologética historia sumaria (ca.1550), Brevísima relación de la destrucción de las Indias (1552), Historia de las Indias (1552-1561). Cronistas del incario. En la última etapa de la cronística peruana, la atención se centró en la historia de los incas. Cronistas pretoledanos (1550-1569). Se buscó conocer la geografía, historia e instituciones de los incas. Pedro Cieza de León, Crónica del Perú (primera parte, 1553). Juan Diez de Betanzos, Suma y narración de los incas (1551). Hernando de Santillán, Relación del origen, descendencia, política y gobierno de los incas (1563). Cronistas toledanos (1569-1581). Muchos cronistas durante el gobierno del virrey Toledo buscaron mostrar a los incas como tiranos para justificar la conquista española. Juan Polo de Ondegardo, Tratado y averiguación sobre los errores y supersticiones de los indios (escrito en 1559, impreso en 1584). Pedro Sarmiento de Gamboa, Historia índica (1572). Cristóbal de Molina, Fábulas y ritos de los incas (1575). José de Acosta, Historia natural y moral de las Indias (1590). Miguel Cabello Balboa, Miscelánea antártica (1576-1586). Cronistas postoledanos. Muchos reaccionaron contra la perspectiva toledana y revaloraron el incario. Aparecen por primera vez cronistas criollos, indios y mestizos. Blas Valera, Historia de los incas. Crónica perdida, citada por el Inca Garcilaso de la Vega. Titu Cusi Yupanqui, Instrucción del Inga don Diego de Castro Titu Cussi Yupanqui para el muy Illustre Señor el Licenciado Lope García de Castro (1570). Titu Cusi Yupanqui, tercer inca de Vilcabamba, dictó a un cura español esta instrucción. Martín de Murúa, Historia general del Perú, origen y descendencia de los incas (1590-1613). Los documentos administrativos A mediados del siglo pasado, los historiadores descubrieron que existía otro tipo de fuentes escritas: los documentos administrativos realizados por las autoridades españolas. Ejemplos de ellos serían las visitas, que eran documentos elaborados a modo de encuestas a la población para así conocer lo que se producía, cómo se organizaba su economía y cómo había variado su familia desde la época de los incas. Otros textos con valiosa información son los documentos judiciales y notariales como los juicios, cobranzas y testimonios diversos. Los juicios coloniales fueron empleados por los indígenas para atender sus requerimientos y satisfacer sus demandas; por estas razones, ellos recopilaron una gran cantidad de testimonios e información que les servían como pruebas para sustentar sus derechos. El juicio se iniciaba con una serie de preguntas y averiguaciones a los testigos. Actualmente, este tipo de fuentes administrativas y judiciales brinda una valiosa información para el entendimiento del Tahuantinsuyo. La sociedad: la elite
-La organización social del Tahuantinsuyo era eminentemente teocrática: el inca era el representante del dios Sol, por lo que se encontraba por encima de todos los mortales. La organización social incaica representaba el orden divino en la tierra, por lo que las diferencias sociales tenían que estar bien marcadas. El inca y la elite cusqueña
rocesión del inca en una representación moderna del Inti Raymi
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Saber más El inca, en su calidad de «hijo del Sol», era una figura sagrada. Debido a este carácter divino, sus subordinados no podían mirarlo directamente. Como máxima autoridad del imperio cumplía con importantes funciones en todos los aspectos. A nivel económico, organizaba a la población para obtener recursos y realizar grandes obras públicas. En el ámbito religioso, adoraba a su padre el dios «Sol» y veneraba a Huiracocha en todos los actos ceremoniales; además celebraba los rituales más importantes para asegurar el orden y el bienestar en este mundo, pues era el mediador entre los dioses y los hombres. Sus órdenes tenían que ser cumplidas automáticamente, sin dudas ni murmuraciones. En el aspecto político, establecía alianzas y declaraba guerras. Al asumir el mando, el inca se casaba con su «hermana»; este concepto debe entenderse como aquella mujer que pertenecía al mismo grupo de parentesco (o panaca) a la que pertenecía el nuevo inca. Pero también se casaba con mujeres de otras panacas y otros grupos étnicos no cusqueños para establecer alianzas. Así, cada inca, al asumir el cargo, formaba una nueva panaca, la cual era la responsable de rendirle culto cuando moría. La elite cusqueña estuvo formada por dos grupos: Los nobles de sangre. Eran los miembros de las panacas cusqueñas. Cada inca fundaba su propia panaca, que incluía a su esposa principal (coya), sus esposas
secundarias y sus hijos. Estas mujeres poseían tierras especiales y un gran poder político. Los nobles de privilegio. Eran aquellos que habían sido ennoblecidos por el inca como premio por algún importante servicio prestado. no era necesariamente una categoría hereditaria. Entre estas dos categorías de nobles había diferencias, pues los cargos administrativos, religiosos y políticos más altos eran ocupados por los nobles de sangre. La panaca
Una panaca estaba conformada por los descendientes directos de un inca. Una de sus principales funciones era conservar la momia (mallqui) del inca fallecido y mantener el recuerdo de su vida, obras y hazañas. Los miembros de la panaca formaban parte del gobierno y de la aristocracia cusqueña El curaca, máxima autoridad local
Curaca El curaca era la máxima autoridad al interior del grupo étnico o ayllu. Su poder se sustentaba en la capacidad de organizar a la población en una serie de tareas. Estas labores iban desde la obtención de recursos en áreas lejanas hasta la construcción de caminos y la limpieza de acequias. Dentro de sus funciones estaba la repartición de tierras entre los miembros de su comunidad y la administración de los bienes comunales. También dirigía los rituales agrarios y las fiestas religiosas pues era el intermediario frente a los dioses locales. Servía de nexo entre las autoridades incas y su grupo étnico; esto explica por qué el inca se casaba con mujeres de las familias de los curacas, ya que así creaba lazos de parentesco con ellos y era más fácil mantener los vínculos de reciprocidad. Contrariamente a lo que muchos creen, el cargo de curaca no era hereditario: un curaca nuevo era designado luego de una selección al interior del ayllu. También hubo curacas nombrados desde el Cusco, sobre todo en zonas que no querían aceptar el dominio inca. En esos casos, el jefe local insurrecto era castigado y cambiado por un curaca yanacona, un servidor directo del inca. Las crónicas informan sobre una jerarquía de autoridades familiares y administrativas organizadas decimalmente: Pisca Camáyoc, jefe de 5 familias Chunca Camáyoc, jefe de10 familias
Pisca Chunca Camáyoc, jefe de 50 familias Pachaca Camáyoc, jefe de 100 familias Pisca Pachaca Camáyoc, jefe de 500 familias Guaranca Camáyoc, jefe de 1.000 familias Pisca Guaranca Camáyoc, jefe de 5.000 familias Hunu Camáyoc, jefe de 10.000 familias La dualidad en el mando
El mundo andino estaba organizado bajo un principio dual. Los cacicazgos se dividían en dos mitades denominadas Hanan (arriba) y Hurin (abajo), cada una gobernada por un curaca (curaca hanan y curaca hurin). Generalmente, uno de estos curacas se hallaba subordinado al otro, aunque esta relación habría variado con el tiempo. Esta dualidad también habría sido empleada por el mismo inca, tal como sugieren estudios sobre las crónicas y sobre documentos coloniales. Posible estructura dual del poder incaico
Manco Cápac HANAN HURIN Inca Roca 1 Sinchi Roca Yáhuar Huaca 2 Cápac Yupanqui Huiracoha 3 Lloque Yupanqui Inca Yupanqui (Pachacútec) Pachacútec 4 Mayta Cápac Túpac Inca 5 Tarco Huamán Yupanqui Túpac Inca 6 Hijo del anterior Yupanqui II Tambo Mayta, Don Huayna Cápac 7 Juan Tambo Mayta, Don Huáscar 8 Juan Fuente: Pierre Duviols, «Algunas reflexiones acerca de la tesis de la estructura dual del poder incaico», Histórica, IV, 2, 1980 El gobierno de los Incas
-La sociedad incaica estuvo fuertemente jerarquizada. De los estratos más altos provinieron los administradores del Estado. La base de la sociedad estuvo conformada por los agricultores y pastores. La dualidad Desde un principio, el Inca constituyó la máxima autoridad del imperio. Pero, de acuerdo con la división dual andina, el poder también estuvo dividido en mitades. Así, cada parcialidad de un ayllu tenía su propio curaca: el curaca hanan gobernaba una mitad y el curaca hurin la otra. Así, se piensa que esta situación se repetía con la máxima autoridad: el Inca. Todo parece indicar que hubo un Inca hanan y otro hurin. El máximo exponente de esta teoría fue el investigador Pierre Duviols, quien dejó de lado la lista de Incas propuesta por los cronistas, considerándola típicamente europea, y propuso el gobierno de dos dinastías, paralelas y coexistentes. La sociedad del Tahuantinsuyo La sociedad incaica tenía una estructura estratificada: El Inca, considerado hijo del Sol, era la máxima autoridad y se hallaba en la cúspide de la pirámide social. La élite cusqueña estaba formada por las panacas o familias reales, que incluían a las esposas, hijos y descendientes de los Incas. De esta élite se escogían a los miembros de la burocracia estatal. Los curacas o jefes de los pueblos conquistados conformaban una élite local que mantenía el poder en sus respectivas regiones y establecía el nexo de la comunidad con el Estado.
La base de la sociedad estaba conformada por los hatun runa o miembros de los ayllus, que eran agricultores, pescadores, pastores, artesanos y comerciantes. Además, entre ellos se hallaban los mitmaq o mitimaes, grupos trasladados por el Inca para conquistar otras regiones, y los yanas o personas dedicadas al servicio del Inca y de la nobleza Administración del Imperio
Capac ñan tocricuc, oficial real La mayoría de los miembros de la burocracia estatal provenía de las más altas jerarquías, es decir, de la élite cusqueña. Los cargos más importantes y mejor documentados fueron: El tocricuc, encargado del gobierno de una región. El michic, ayudante del gobernador. El tucuyricuc, inspector que viajaba por el Tahuantinsuyo. Además de recoger información, tenía facultades para resolver problemas surgidos en las visitas. El quipucamayoc, experto en el manejo de los quipus y las cuentas estatales. El capac ñan tocricuc, dedicado al planeamiento, construcción y mantenimiento de los caminos principales. El collcacamayoc, administrador de los depósitos. Los curacas Los curacas, autoridades de los ayllus que corresponden a los jilakatas aimaras, repartían su poder en dos mitades jurisdiccionales. Sus funciones abarcaban una amplia gama de tareas en dos niveles. En el primero, relacionado con el ayllu, debían administrar bienes, establecer obligaciones, organizar la fuerza de trabajo, controlar los depósitos y presidir rituales y ceremonias. En el segundo, debían relacionarse con el Estado inca y satisfacer sus exigencias. Según algunos investigadores, al elegir al curaca se le infundía un carácter sagrado y, por ello, llevaba ropajes y símbolos que lo distinguían del resto de las personas. Integrando el espacio: los caminos
Qapacñan o red de caminos incas El territorio del Tahuantinsuyo estuvo cruzado por sendas y caminos construidos antes de la formación del imperio. Los incas mejoraron y ampliaron las rutas existentes hasta conformar una extensa red vial, que abarcaba desde Quito hasta el norte de Chile; de esta forma, se logró comunicar con facilidad a todo el imperio. Esta red caminera, en la que abundaban los puentes colgantes, se dividió en dos rutas principales, desde las cuales partían múltiples caminos secundarios: la primera comunicaba las costas del océano Pacífico, y la segunda los valles y cordilleras de la región andina. Todos los caminos partían del Cusco hacia los cuatro suyos. La construcción de estos caminos tuvo varios objetivos: trasladar poblaciones colonizadoras o mitimaes de un lugar a otro; conectar los centros más poblados con las regiones más productivas; y facilitar el tránsito de la población hacia lugares elevados, donde se llevaban a cabo rituales y ceremonias religiosas. En los puntos intermedios de estos caminos se construyeron tambos y kallankas que se uilizaban como posadas y almacenes, en los cuales descansaban los chasquis, mensajeros que recorrían a pie estas rutas llevando y trayendo la información. Depósitos y quipus
uipus, instrumentos de contabilidad para la administración inca
Q
Los depósitos, llamados collcas o pirhuas según las regiones, se convirtieron en un símbolo del poder del Inca. También los ayllus tuvieron sus propios depósitos, edificados en lugares estratégicos donde la productividad era alta. En el valle de Cochabamba, por ejemplo, existen numerosos ejemplos de estas construcciones. Los collcacamayoc estaban encargados de su administración. En ellos se guardaba, además de alimentos, ropas y armas. Los quipus, cuerdas de varios colores y con diferente número de nudos, llevaban cuenta clara de todo lo que entraba y salía de ellos La sociedad: el pueblo y las acllas
-Las clases populares eran el estrato social que comprendía a la mayor parte de la población. De ellos, el Estado incaico obtenía la fuerza de trabajo para ejercer el gobierno. Un grupo muy especial era el de las acllas, mujeres escogidas para servir al inca y al Sol El ayllu El ayllu era la base de la organización inca. Toda la población andina estaba organizada en ayllus desde tiempos preincaicos. Se trataba de un grupo social compuesto por una familia extendida, unida por lazos de parentesco y reciprocidad, dentro de un territorio determinado. Todos los miembros del ayllu tenían una afinidad consanguínea, reconocían a antepasados en común, provenían de un mismo lugar de origen (pacarina) y tenían una misma autoridad (curaca). Estas cualidades convertían al ayllu en un grupo social integrado. Los miembros del ayllu vivían dispersos en montañas y valles de distintos pisos ecológicos, en busca de una mayor variedad de recursos. Una vez obtenidos, el ayllu los intercambiaba, ya al interior del ayllu o hacia el exterior, con otros grupos étnicos. A pesar de esta dispersión, los integrantes del ayllu mantenían vivos sus lazos y reconocían una tierra en común que tenía que ser trabajada colectivamente para resolver sus problemas de subsistencia. El pueblo
Mitimaes Los pobladores comunes del Tahuantinsuyo eran conocidos como hatun runa («hombres grandes», porque sus obligaciones comenzaban con la mayoría de edad). Eran considerados la fuerza productiva y la base del servicio militar. Se dedicaban a tareas como la agricultura, la ganadería, la pesca (por ejemplo, los pescadores de Sechura), la construcción y la artesanía (caso de los artesanos de la costa). De este grupo, el Estado y los dioses obtenían la mano de obra para hacer grandes obras públicas y para obtener mejores recursos, situados en lugares distantes. El grupo de hatun runa estaba compuesto por los mitmaq, los yanas y los piñas. Los mitmaq o mitimaes eran grupos más o menos numerosos de personas sacadas temporalmente de sus ayllus y enviadas a otras regiones junto con sus familias y sus propios jefes. Cumplían tareas específicas designadas por el Estado o por su mismo grupo étnico. Cuando eran movilizados por el Estado, su traslado tenía como finalidad poblar otras regiones o formar colonias militares dentro de zonas conflictivas o recién anexadas por el imperio. Los mitmaq, a pesar de estar alejados de sus tierras de origen, no perdían los vínculos de parentesco y reciprocidad con su ayllu original. Siguiendo estos principios, aparece el sitio de Pueblo Viejo-Pucará, un asentamiento urbano de mitimaes en el valle de Lurín. Los yanas o yanaconas eran servidores del Estado y del dios Sol. Eran poblaciones apartadas de sus grupos de origen para realizar una serie de tareas a tiempo completo, que iban desde labores de pastoreo hasta la función de curaca, como parece haber ocurrido en los últimos años del imperio. A diferencia de los mitimaes, los yanaconas se desvinculaban por completo de su ayllu y pasaban a depender directamente del inca. Los piñas o pinaqcuna eran los prisioneros de guerra que pasaban a depender del inca a manera de esclavos. Esto, en teoría, los convertía en el estrato inferior y menos privilegiado de la sociedad inca. Los cronistas casi no hablan de ellos; sabemos de su existencia básicamente por diccionarios quechuas. Martti Pärssinen cree que este silencio se debe a que los piñas pasaban rápidamente a formar parte de los yanas o de las acllas. Las acllas
Acllas Las Las acll acllas as («es («esco cogi gida das» s»)) eran eran muje mujere ress que que real realiz izab aban an algu alguna nass de las las más más importantes tareas para el imperio. Eran reclutadas cuando tenían entre ocho y diez años de edad y, como los yanas, perdían sus vínculos con sus ayllus de origen para depe depend nder er comp comple leta tame ment nte e del del Esta Estado do.. Viví Vivían an en el acll acllah ahua uasi si («ca («casa sa de las las escogidas»), donde eran divididas según sus orígenes, belleza o aptitudes. Entre las principales funciones que desempeñaban estaban la confección de tejidos finos y la elaboración de chicha, además de que podían ser ofrecidas en sacrificio a los dioses. El inca podía tomarlas como esposas secundarias u obsequiarlas a personas a quienes quería recompensar por sus servicios. Algunas acllas pertenecientes a la nobleza eran consagradas de por vida al culto del Sol. Las acllas Hernando de Santillán, Relación del origen, descendencia, política y gobierno de los incas (1563). [Los [Los inca incas] s] toma tomaba ban n much muchas as mujer mujeres es de las las mas mas prin princi cipa pale less [de [de dive divers rsos os curacazgos], hijas de señores y de sus hermanos y hermanas, y otras señalaba para el sol, las que le parescían, a las cuales llamaba induguarmi [Inti huarmi, mujeres del Sol]; mandábales hacer casa particular donde estaban con mucho recogimiento con sus porteros; estaban allí siempre haciendo ropa y otros servicios para el Sol; y otras aplicaba para las guacas por la misma orden; y a las que aplicaba para sí también las mandaba hacer casa, y les daba servicio y mandaba que hiciesen ropa para su persona y a su medida: a estas llamaban mamaconas; nunca se permitía casarse a ninguna dellas; proveíalas el inga de todo lo necesario de sus tributos; de las demás mujeres que eran las de menor suerte, escogía las de mejor parecer y proveíalas en otra casa que las mandaba hacer; a estas llamaban agros [acllas], que quiere decir escogidas; dábanles su servicio y estaban en recogimiento, y mandaba que hiciesen también ropa para su persona, y destas daba algunas por mujeres a quien él quería hacer merced, lo cual siempre hacía con quienes eran sus criados e yanaconas, aunque tuviesen otras mujeres. La economía: las bases
-En el Tahuantinsuyo se tuvo una economía sin moneda ni mercado. La economía debió basarse entonces en el aprovechamiento del amplio régimen de parentesco y reci recipr proc ocid idad ades es que que ya exis existí tía a entr entre e los los ayll ayllus us,, lo cual cual perm permit itió ió orga organi niza zarr la producción a gran escala y mantener el imperio.
El parentesco
Niños trabajando el campo con chaquitacllas En los Andes, a diferencia del mundo occidental, todas las relaciones económicas se basaban en el parentesco. Este vínculo familiar fue la base de todas las relaciones económicas. Cada persona tenía la obligación de ayudar a sus parientes, es decir, a todos aquellos que pertenecían al mismo ayllu. Esto generaba compromisos de solidaridad en las tareas agrícolas, el cuidado del ganado, la construcción y techado de las casas y otras tareas. Los pobladores debían recurrir a la energía de sus parientes para lograr el mejor abastecimiento posible. Por lo tanto, un ayllu numeroso disponía de una mayor mano de obra que pudiera trabajar en beneficio de los parientes. Por esta razón, el estatus de una persona y familia se basaba en la mayor cantidad de parientes que tenía para ayudarlo, es decir, decir, en la capacidad capacidad de aprovechar aprovechar la energía energía humana humana del grupo de parentesco parentesco.. Por el contrario, una persona pobre era aquella que no tenía parientes ni controlaba la mano de obra. Reciprocidad y redistribución
squema del ayllu
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La reciprocidad era el sistema socioeconómico que regulaba las prestaciones de servicios de las distintas personas unidas por lazos de parentesco. Estos lazos de reciprocidad abarcaban todos los aspectos de la vida diaria, especialmente los de la
produc producció ción n y distri distribuc bución ión de bienes bienes.. Siguie Siguiendo ndo esta esta idea, idea, los invest investiga igador dores es postulan que el sistema de reciprocidad servía para ordenar todas las relaciones económicas dentro de las sociedades que desconocían el uso del dinero. Los incas utilizaron los mecanismos de parentesco y reciprocidad para solventar los requerimientos del Estado. Por ello, los l os gobernantes se casaban con las hermanas e hijas de los curacas de aquellos pueblos con que buscaban establecer alianzas. Estas «alianzas» le permitían al inca acceder a la mano de obra de los diversos pueblos, la cual era convocada cuando la necesitaba. Dicho trabajo trabajo le generaba al Estado Estado un excedente excedente de comida, comida, textiles textiles y cerámica, cerámica, los cuales servían como «regalos» a los grupos vinculados al inca. Se cumplía así el otro otro prin princi cipi pio o de la econ econom omía ía inca incaic ica: a: la redis redistr trib ibuc ució ión. n. Este Este meca mecani nism smo o le garantizaba, a la población sometida, la ayuda y protección de las autoridades y del inca inca en moment mento os de neces ecesid ida ad. De esta manera nera,, el poder oder del del inca inca se fundamentaba en la renovación constante de los ritos de reciprocidad. La economía: agricultura y ganadería -Los primitivos incas invasores del valle del Cusco eran eficientes pastores de puna que luego aprendieron las tradiciones agrícolas propias de la montaña. De esta manera, los incas utilizaron una economía mixta que combinaba la agricultura con la ganadería. La agricultura
ndenes
A
La agricultura fue la base de la economía incaica. Durante el Tahuantinsuyo, se mejoraron y aplicaron de forma generalizada e intensiva en todo el territorio las técnicas agrícolas desarrolladas por sociedades más antiguas como Huari y Chimú. Entre Entre las tecnol tecnologí ogías as agrari agrarias as más más utiliz utilizada adass están están las siguie siguiente ntes: s: irrigac irrigación ión,, andenería, construcción de terrazas y chacras hundidas (cochas). Asimismo, se estableció un sistema rotativo de siembra que consistía en sembrar, cada cierto tiempo, un producto que restaurara la fertilidad al suelo, para recuperar así los nutrientes que se perdían por desgaste de la tierra. Por consiguiente, los incas cultivaron en las laderas de los cerros, en los valles costeros e interandinos y en las punas.
Los cultivos más destacados fueron la papa, el maíz y la coca; mas la papa fue la base de la alimentación andina mientras que el maíz y la coca fueron considerados como plantas sagradas. Las labores agrícolas eran más que un simple trabajo: eran actos ritualizados y profundamente religiosos ya que durante estas labores se invocaba a los dioses como la Pachamama (diosa de la tierra) y las mejores cosechas eran otorgadas para su consumo. Las herramientas empleadas en las actividades agrícolas eran la chaquitaclla y la azada. La chaquitaclla fue un instrumento de madera usado para el arado de pie en la labranza. En cambio, la azada fue un instrumento de piedra, en forma de lámina, usado para cosechar tubérculos. La tenencia de la tierra En el Tahuantinsuyo, el hombre andino no manejaba el concepto de propiedad que nosotros tenemos actualmente. Por esta razón, la tenencia de tierras estaba determinada por el destino de la producción, y no tanto por quien era el dueño de una parcela. De esta manera, tenemos: Las tierras del inca, que eran las tierras destinadas al inca y su familia, ubicadas en los alrededores del Cusco. Fueron trabajadas por los mitmaq y los yanaconas. Las tierras del Estado, que estaban situadas a lo largo de todo el territorio, próximas a las etnias locales. Fueron trabajadas por los pobladores locales en turnos (como parte de la mita) y su producción iba a los depósitos estatales o era enviada a la ciudad del Cusco. Para intensificar la agricultura, el Estado empleaba la mano de obra de los mitmaq. Las tierras de las huacas, que se situaban en todo el territorio. De ellas se obtenían los productos para alimentar a los asistentes a las fiestas y ritos especiales. Dentro de estas parcelas destacaban las tierras del Sol, que eran las mejores tierras agrícolas. Las tierra del ayllu, que eran pequeñas parcelas (conocidas como topo) repartidas a cada uno de los campesinos del ayllu. El topo era la unidad de tierra que permitía el abastecimiento de un varón adulto. Este, cuando se casaba, recibía, junto a su esposa, medio topo más. La extensión de los topos variaba según la calidad y productividad de la tierra. Por lo general, el pueblo trabajaba las tierras de los dioses, del inca y del Estado. De este modo, a medida que el Estado extendía sus necesidades, el pueblo tenía que aumentar las tierras y la producción agrícola. La tenencia de la tierra En el Tahuantinsuyo, el hombre andino no manejaba el concepto de propiedad que nosotros tenemos actualmente. Por esta razón, la tenencia de tierras estaba determinada por el destino de la producción, y no tanto por quien era el dueño de una parcela. De esta manera, tenemos: Las tierras del inca, que eran las tierras destinadas al inca y su familia, ubicadas en los alrededores del Cusco. Fueron trabajadas por los mitmaq y los yanaconas. Las tierras del Estado, que estaban situadas a lo largo de todo el territorio, próximas a las etnias locales. Fueron trabajadas por los pobladores locales en turnos (como parte de la mita) y su producción iba a los depósitos estatales o era enviada a la ciudad del Cusco. Para intensificar la agricultura, el Estado empleaba la mano de obra de los mitmaq. Las tierras de las huacas, que se situaban en todo el territorio. De ellas se obtenían los productos para alimentar a los asistentes a las fiestas y ritos especiales. Dentro de estas parcelas destacaban las tierras del Sol, que eran las mejores tierras agrícolas. Las tierra del ayllu, que eran pequeñas parcelas (conocidas como topo) repartidas a cada uno de los campesinos del ayllu. El topo era la unidad de tierra que permitía el abastecimiento de un varón adulto. Este, cuando se casaba, recibía, junto a su esposa, medio topo más. La extensión de los topos variaba según la calidad y productividad de la tierra. Por lo general, el pueblo trabajaba las tierras de los dioses, del inca y del Estado. De este modo, a medida que el Estado extendía sus necesidades, el pueblo tenía que aumentar las tierras y la producción agrícola.
La administración -Para administrar de la mejor manera su extenso territorio, el Tahuantinsuyo empleó una compleja red burocrática, así como una rica infraestructura (caminos, tambos, depósitos). El centro del sistema era el poder ejercido desde el Cusco. La administración
-Para administrar de la mejor manera su extenso territorio, el Tahuantinsuyo empleó una compleja red burocrática, así como una rica infraestructura (caminos, tambos, depósitos). El centro del sistema era el poder ejercido desde el Cusco. El Cusco, capital del imperio
Mapa de la ciudad del Cusco La ciudad del Cusco fue el centro y origen del mundo para los incas, incluso la misma ciudad era reverenciada por su carácter sagrado. De igual modo, el Cusco funcionó como la capital administrativa del imperio. En el centro de la ciudad destacaban los templos y palacios del inca, de las panacas reales y de la nobleza
cusqueña. En sus alrededores había un cinturón de población mitimae y sirvientes de la nobleza imperial, los cuales llegaban aproximadamente a 100.000 familias. Lamentablemente, la ciudad del Cusco fue parcialmente destruida poco después del arribo de las tropas españolas y la ciudad moderna fue construida sobre las bases de la antigua ciudad inca. Debido al valor sagrado de la ciudad del Cusco, los incas repitieron simbólicamente el diseño y algunas estructuras cusqueñas en los centros administrativos (popularmente conocidos como los «otros Cuscos»). En realidad no se trataba de copias sino de levantar estructuras que representaban el poder del inca, como plazas, ushnus y templos.
La burocracia
El cápac-ñan tocricuc Saber más Camáyoc El término «camáyoc» se refiere a cualquier autoridad que ejerce un cargo o función determinada. El Tahuantinsuyo contaba con un conjunto de funcionarios designados por el inca para colaborar con el manejo y la administración del Estado. La mayoría de ellos provenía de la aristocracia cusqueña. Los cargos más importantes fueron los siguientes: El tocricuc, que era el encargado del gobierno de una región, un pueblo o un número de gente. El tucuyricuc, que a manera de inspector («ojos y oídos del inca») debía viajar por todo el territorio para recoger información y observar el orden establecido. Tenía la autoridad para resolver problemas y conflictos sociales. El quipucamáyoc, quien era el especialista en el manejo de los quipus. Estaba encargado de llevar la contabilidad (ingresos y egresos) de los recursos almacenados en los depósitos estatales. El cápac-ñan tocricuc, quien era el encargado de organizar la construcción de los caminos y de darles mantenimiento para asegurar su óptimo funcionamiento. El collcacamáyoc, quien era el encargado de la administración de las colcas o depósitos estatales. Asimismo, las crónicas mencionan la existencia de otros funcionarios encargados de hacer tareas específicas como aquellos encargados del cuidado de puentes, de tejer prendas muy finas (cumbi camáyoc) y de intercambiar productos. También se menciona al sabio especializado en la enseñanza de la elite (amauta) y a los «historiadores» oficiales. El Cápac-Ñan
Mapa del Cápac-Ñan El Cápac-Ñan («camino del señor») era una extensa red de caminos (de aproximadamente 4.000 kilómetros) que conectaba a todas las regiones del Tahuantinsuyo. La red vial se adecuaba a la topografía del terreno y permitía cruzarlo a pie. Asimismo, esta obra estatal permitió el dominio y organización del territorio. Constaba de dos caminos principales (uno en la costa y otro en la sierra) que servían como troncales para múltiples caminos secundarios que cruzaban el territorio hacia el este y el oeste. Ambas vías troncales recorrían el territorio longitudinalmente. El camino de la costa unía los diferentes valles cerca del litoral; en cambio, el camino de la sierra recorría los Andes desde la ciudad de Cusco hasta Quito (Ecuador). Los caminos podían estar afirmados, delimitados por piedras, o empedrados (preferentemente en la sierra). A lo largo de estas vías se construyeron puentes (de troncos, colgantes y flotantes), así como tambos (lugares de descanso) cada 20 kilómetros de vía, en donde los funcionarios, el ejército, o el inca y su séquito se abastecían de alimentos para continuar con sus viajes. Además, existían los chasquihuasis, que eran pequeñas postas a lo largo de los caminos, especiales para los mensajeros imperiales conocidos como chasquis. El quipu
uipu
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Saber más El quipu El quipu fue un sistema que apareció en el Horizonte Medio, y se siguió usando hasta finales de la Colonia e incluso durante la República. Actualmente existe un debate acerca de la funcionalidad de los quipus. Algunos sustentan que los quipus fueron una especie de escritura, mientras que otros afirman que fueron solamente un sistema de contabilidad, vital para el desempeño económico del imperio. Eran usados para controlar los tributos del imperio, la producción agrícola, los censos poblacionales y la ganadería. Los quipus se componían de una cuerda principal y otras secundarias que se amarraban y colgaban verticalmente de la primera. Se presume que los nudos hechos en las cuerdas indicaban una cantidad, mientras que los colores indicaban un producto o rubro (por ejemplo: el número de habitantes de un ayllu, los productos almacenados y otros criterios). El ejército y los conflictos -La guerra en los Andes no solo era un asunto militar, ya que también involucraba un sentido social y religioso: la guerra era una mita para el inca, que era sagrado. Pero este sentido sagrado no evitó la disconformidad y el conflicto. El ejército
ncas combatiendo en Sacsayhuamán
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Saber más El ejército de piedras En las crónicas del siglo XVI se han registrado mitos acerca de los ejércitos incas. El más popular narra cómo las piedras se convirtieron en valientes sold... El ejército inca tuvo una importancia fundamental en la expansión territorial del Tahuantinsuyo, razón por la cual los incas valoraban a sus ejércitos y jefes militares. El ejército estuvo conformado por hombres pertenecientes a diversas etnias y cacicazgos y cumplía así con uno de los servicios exigidos (mita guerrera). De este modo, la mita guerrera consistía en otorgar soldados, conducidos por sus propios jefes, al Estado en un tiempo definido y limitado. En el ejército se mantenía una organización dual, es decir, existían dos jefes para cada grupo. Uno de ellos representaba a la mitad hanan, mientras el otro, a la mitad hurin. En cambio, la tropa se dividía en escuadrones por arma (honderos, portadores de porras y otros cuerpos militares). La tropa se desplazaba según sus etnias de origen, y las que tenían mayor antigüedad en el Tahuantinsuyo se ubicaban más cerca del inca. Los cronistas del siglo XVI describen el orden de ataque al iniciar la batalla: primero atacaban los hombres con guaracas (hondas) con piedras del tamaño de huevos. Tras ellos, marchaban los soldados armados con porras y hachas. Luego avanzaban los portadores de lanzas, y al final del pelotón, iban los piqueros con lanzas largas. En la época de Túpac Inca Yupanqui y de Huayna Cápac, los ejércitos eran comandados por la elite cusqueña o por el mismo soberano. Esto cambió durante el tiempo de Huáscar y Atahualpa: ellos prefirieron entregar el mando de los ejércitos a sus generales y mantenerse alejados del frente de batalla. Sin embargo, sea cual fuese el caso, en las guerras importantes el ejército llevaba consigo una representación de Manco Cápac u otras huacas. En caso de que la guerra fuera corta, los guerreros acordaban servir por un tiempo fijo, después del cual volvían a sus labores agrícolas. Por el contrario, si es que era una guerra prolongada, los reclutas dejaban a una persona encargada de su trabajo en la comunidad ya que podrían ausentarse por años, o tal vez nunca volver. Es importante aclarar que la distancia no hacía que los soldados perdiesen sus vínculos con el ayllu o grupo familiar. El ejército de piedras En las crónicas del siglo XVI se han registrado mitos acerca de los ejércitos incas. El más popular narra cómo las piedras se convirtieron en valientes soldados para ayudar a la victoria inca sobre los chancas. Algunas veces, estas piedras eran vestidas y armadas para simular soldados apostados. Las conquistas
Escena de guerra entre incas y españoles En los Andes, las «conquistas» se llevaban a cabo a través del mecanismo típicamente andino de la reciprocidad. Cuando un curaca recibía los regalos que el inca le daba, y a su vez aceptaba sus exigencias (como otorgar tierra, mano de obra o soldados), se estaba estableciendo una relación de reciprocidad y ayuda mutua. Si un grupo no aceptaba las relaciones de reciprocidad, se iniciaba el conflicto y los incas usaban la fuerza. Al obtener el triunfo a costa de muchas vidas, producto de una guerra muy sangrienta, los incas tomaban represalias contra los vencidos. Una de las medidas adoptadas era la dispersión étnica, la que consistía en mudar a la población lejos de su lugar de origen. Otra medida era matar a los varones adultos, o al curaca, para luego imponer a una autoridad fiel al inca (curacas yanaconas y curacas eventuales). En otros casos se prohibió a l as poblaciones portar armas. Habría que resaltar que las guerras de conquista incaicas afectaron a los señores étnicos locales pues eran ellos quienes debían suministrar, cada vez más, un creciente número de soldados para la mita guerrera. Las rebeliones Los incas tuvieron que reprimir múltiples rebeliones, dentro y fuera del Cusco, debido a que los levantamientos de los señoríos locales fueron frecuentes. Al ser un Estado cada vez más poderoso, el Incario pedía cada vez más donaciones y mano de obra, lo que significaba una carga difícil de manejar para la etnia local. El descontento cundió y muchos grupos se rebelaron ante el imperio. Según la historiadora María Rostworowski, por esta razón la integración del mundo andino nunca llegó a concretarse, ya que por encima de la lealtad al inca siguió prevaleciendo el sentimiento local por las huacas, el terruño y los jefes étnicos. El otro foco de rebeliones provenía del mismo Cusco, donde habitaban las panacas de los distintos incas. Entre ellas también hubo disputas de poder, ya que el sistema de sucesión se basaba en la elección de aquel candidato que hubiera mostrado mayor habilidad. En consecuencia, cada panaca proponía un candidato y, con ello, surgían las competencias y luchas entre los nobles. Las armas
onda
H
El ejército inca utilizaba armas de alto alcance (como la honda y la boleadora) y de cuerpo a cuerpo (porras). Las porras eran palos con una estrella o bola de piedra o metal incrustada en un extremo. Asimismo, se han hallado cascos, escudos y protectores corporales. Los materiales empleados para fabricar las armas eran la piedra y el bronce; en cambio, para confeccionar los escudos y protectores se usaba madera. El arte: arquitectura y metalurgia -Como en todos los imperios antiguos, en el Tahuantinsuyo el arte estaba al servicio del Estado. Estéticamente, el arte hacía visible la presencia imperial; funcionalmente, la hacía efectiva. Esto fue evidente en la metalurgia y, sobre todo, en la arquitectura. La arquitectura
abitación con nichos trapezoidales
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Saber más Machu Picchu La ciudadela de Machu Picchu fue descubierta en 1911 por el aventurero estadounidense Hiram Bingham. El sitio tiene una zona de cultivo, compuesta por terra... La arquitectura inca fue el resultado de las distintas tecnologías empleadas por otros pueblos, como, por ejemplo, la tradición de piedras talladas usadas por el grupo Tiahuanaco. Sin embargo, presenta características propias como la sencillez, monumentalidad y repetición de formas típicas (como las ventanas y puertas trapezoidales). Las construcciones se adaptaron a las características del terreno. Los constructores incas preferían dejar los valles libres para la agricultura, mientras aprovechaban la cumbre de los cerros o los suelos poco fértiles para construir. El Estado incaico construyó grandiosos edificios provinciales ubicados en lugares estratégicos como Huanucopampa (Huánuco), Vilcashuamán (Ayacucho) y Tambo Colorado (Ica). Asimismo, realizó construcciones de carácter religioso como el Coricancha y Raqchi (ambos en Cusco), y nuevas estructuras en Pachacámac (Lima); además de construcciones militares y de defensa como la fortaleza de Sacsayhuamán (Cusco), aunque algunos historiadores aseguran que se trata simplemente de un monumento a la victoria sobre los chancas. Del mismo modo, el Estado incaico levantó impresionantes edificios de elite y palacios reales para el beneficio de la aristocracia, como Machu Picchu (Cusco). Los materiales utilizados fueron la piedra y el adobe. En la costa, los edificios fueron construidos con adobe, y estuvieron recubiertos con una capa de tierra arcillosa. En cambio, en la sierra, las paredes tenían una base de piedras grandes que se iban reduciendo a medida que el muro iba adquiriendo altura. En general, los muros de cantería inca presentan tres estilos de mampostería: I) poligonal, son muros con piedras talladas sin argamasa y encaje perfecto (piedra de doce ángulos en el palacio de Inca Roca); II) irregular, son muros con piedras de forma irregular dispuestas con argamasa; y III) rectangular, son muros con piedras talladas rectangularmente (muros internos del templo de Coricancha). Los muros altos fueron levantados mediante el uso de rampas o terraplenes, a través de los cuales se arrastraban las piedras sobre rodillos de madera que giraban debajo de los pesados bloques. Para que las piedras encajaran y se acoplaran perfectamente entre sí, los constructores tallaban sus distintas caras.
Por lo general, las viviendas tenían una sola planta y habitación. En la costa, los muros eran de quincha y de adobe, y los techos de estera y juncos. Por el contrario, en la sierra, en los edificios predominan los techos a dos aguas con estructuras de madera sobre las cuales se colocaba ichu o paja. Las típicas formas arquitectónicas incas son las kallankas, las canchas y los ushnus. Las kallankas son grandes recintos rectangulares de hasta 70 metros de largo. Se trata de edificios con varias puertas y ventanas laterales, cubiertos con techos a dos aguas. Es probable que estos edificios hayan tenido funciones ceremoniales y de residencia de funcionarios.
Las canchas son cercos sin techo que encierran varios palacios, templos y viviendas alrededor de un patio. Se asemejan a las murallas encontradas en las ciudadelas chimúes.
Los ushnus son pirámides truncas y escalonadas, con una puerta principal. Para llegar a la cima del ushnu, donde se encuentra el asiento del inca, se debe subir una escalinata central. Según las creencias populares, sería el lugar donde se sienta el dios Sol. Estos edificios religiosos y políticos se ubican en los centros
administrativos importantes (como Vilcashuamán o Ayacucho). Es probable que estos edificios también hayan servido como observatorios astronómicos para el inicio de las actividades agrícolas. Según los diccionarios de la época, la palabra ushnu significa «hueco por donde se vierte el agua, la chicha y la sangre de los
dioses».
La metalurgia
Figurinas de oro incaicas Saber más La mina de plata de Potosí Después de la conquista española, las huarias continuaron empleándose en Potosí (Bolivia), la mina de plata más importante. La metalurgia inca estuvo influenciada por la orfebrería de los Chimú y la metalurgia del altiplano. Los artesanos incas utilizaron intensivamente el bronce (aleación de cobre y estaño) como principal material en la manufactura de los objetos utilitarios y militares (porras estrelladas). El oro y la plata, por otra parte, fueron utilizados para la confección de objetos rituales (figurinas zoomorfas). Las figurinas zoomorfas son las formas típicas de la orfebrería inca. Representaban a los auquénidos sudamericanos (llama, vicuña, alpaca). Los investigadores aseguran que estas figurinas zoomorfas eran parte de las ofrendas que se entregaban a los dioses para asegurar la fertilidad del ganado. En los documentos del siglo XVI se informa que los mejores orfebres del imperio (especialmente los provenientes de la costa norte) eran trasladados como mitimaes al Cusco para elaborar joyas y objetos suntuarios para la elite y el inca. La presencia de estas colonias de orfebres hizo que surgieran estilos híbridos que mezclaban los estilos cusqueños con los provinciales; de aquí resultan, por ejemplo, los keros Chimú-Inca. Los metales fueron fundidos en pequeños hornos de barro conocidos como huairas (viento, en quechua), que eran los hornos de fundición del antiguo Perú. Según las descripciones del siglo XVI, se trataba de un horno pequeño y portátil de barro con forma de pirámide trunca. Medía 90 centímetros de alto, 45 de ancho y 30 de base. Al pie del horno, a modo de contenedor, se recogía el metal fundido y la escoria. Su combustión era con estiércol o carbón, y el fuego era avivado por el viento que penetraba por los agujeros de sus paredes. El arte: cerámica y textilería -La cerámica y la textilería fueron dos expresiones artísticas muy importantes en el Tahuantinsuyo, no tanto por su calidad estética -que alcanzó superiores niveles antes de los incas-, sino por su rol en las relaciones de reciprocidad y redistribución. La cerámica
Aríbalo Saber más Kero Confeccionados desde el Horizonte Medio, los keros fueron vasos ceremoniales policromos. Si bien antes se hacían de arcilla, durante el Tahuantinsuyo se fab... La cerámica inca fue policroma, precocida y de superficies pulidas. Los colores más usados fueron el marrón, el naranja, el crema, el blanco, el amarillo y el rojo. La decoración predominante estaba compuesta por diseños geométricos (triángulos y círculos), zoomorfos (mariposas) y escultóricos (cabezas de felino, corontas de maíz); se destacaba el diseño conocido como «helecho». La técnica decorativa predominante fue la pintura y, en menor medida, las incisiones y las incrustaciones de piedras preciosas. La cerámica inca tuvo una producción en masa y estandarizada, y se utilizaron moldes para ello. Entre las formas más comunes están los urpus o aríbalos, y los keros (vasos ceremoniales). Otras formas incas eran los cántaros, las jarras, las ollas (con pedestal y sin él), los platos y las escudillas. Los aríbalos fueron cántaros de cuello alto y base cónica usados para servir la chicha en fiestas importantes. Los keros, también hechos de madera y metal, eran vasos usados para brindar con chicha (cerveza de maíz) con los dioses en los actos rituales o religiosos. De la misma manera que los orfebres de la costa norte, los mejores ceramistas de todo el Tahuantinsuyo eran trasladados a otros lugares (como mitimaes) para difundir la cerámica de estilo inca imperial y distribuir, asimismo, la cerámica local por todo el territorio. Esto produjo la aparición de nuevos estilos cerámicos como resultado de la combinación entre estilos diferentes, por ejemplo, el estilo ChimúInca o Chancay-Inca. Precisamente, la cerámica Chimú-Inca es la mejor muestra de cómo los incas se apropiaron de los aportes culturales de los señoríos anexados y de cómo surgió con ello un nuevo estilo. Kero
Kero inca Confeccionados desde el Horizonte Medio, los keros fueron vasos ceremoniales policromos. Si bien antes se hacían de arcilla, durante el Tahuantinsuyo se fabricaron de madera de chachacomo o de cedro, al que se le atribuían propiedades mágicas. Estos vasos tenían una base angosta, una cintura aún más estrecha y una boca muy abierta. Algunos de ellos eran escultóricos (tenían en la boca una figura humana o animal). Muchos representaban escenas diversas, como hechos militares, alianzas políticas, rituales o simples escenas de la vida cotidiana. Otros, sólo presentaban en su diseño formas geométricas. Este tipo de vasija cobró tal importancia que su fabricación siguió luego de la conquista española, pues la elite cusqueña tuvo que usar los keros para reemplazar su vajilla de oro y plata. Su valor pictórico ha sido muy apreciado puesto que funcionó en muchas ocasiones como registro histórico.
La textilería
Chuspa inca En el tiempo de los incas se logró una producción textil a gran escala por todo el Tahuantinsuyo. Asimismo, y teniendo en cuenta las observaciones hechas por los cronistas, se puede apreciar que los vestidos incas cumplían múltiples funciones, especialmente utilitarias, sociales, económicas y religiosas. Los vestidos fueron uno de los elementos más valorados dentro del sistema de redistribución y reciprocidad; por ejemplo, en los desplazamientos del inca, su séquito iba distribuyendo ropas y vestidos a los curacas y grupos locales. Por esta razón, el Estado inca necesitaba contar con una gran cantidad de tejidos para satisfacer la demanda. Para cumplir con esta exigencia, los incas dispusieron que los acllahuasis se dedicaran a confeccionar diversos vestidos. Había dos clases principales de tejidos: El cumbi, un vestido reservado para el inca, los nobles y los sacerdotes, era una prenda labrada y con diseños distintivos entre los que destacaba el de tocapu. Al ser usado por el inca y los nobles, el tejido cumbi cumplía una función ritual; por esta razón, era confeccionado en telares especiales. El abasca, un vestido ordinario para el uso del hombre común. El traje común de los hombres era una faja angosta (guara) que hacía las veces de pantalón y una camisa (uncu); completaban la indumentaria una vincha distintiva por cada región y una pequeña bolsa (chuspa). Las mujeres usaban un lienzo envuelto en la cintura y, sobre los hombros, un pequeño manto (lliclla) que se prendía con un tupu de metal. Poco es lo que se conoce acerca de los textiles domésticos, aunque sabemos que se disponía de frazadas acolchadas, pequeños cojines y mantas. Por lo general, estos textiles eran confeccionados de lana y algodón. Durante las fiestas anuales, la aristocracia inca utilizaba trajes especiales. En tales ocasiones, lucían suntuosas prendas con muchos dibujos y colores, tejidos con plumas, bordados de chaquiras y plata y tocados de plata y cuero. Su belleza se debía al color y al diseño Los tocapus
Uncu Uno de los diseños textiles más característicos del Tahuantinsuyo era el de los tocapus. Se trata de dibujos geométricos, rectangulares o cuadrados, dispuestos en un patrón repetitivo de filas horizontales y verticales. En su interior, los tocapus presentan diseños geométricos abstractos, bandas quebradas, líneas diagonales y flores convencionales. Los colores más utilizados son el negro, el rojo, el amarillo y el blanco. Normalmente, los tocapus presentan un diseño en positivo y negativo, es decir, que en cada cuadro alternan un fondo de color oscuro con un diseño de color claro, y viceversa. Algunos investigadores sostienen que el tocapu representó un tipo de lenguaje o código de información, a modo de escritura.
La visión del mundo entre los incas -Los pueblos andinos que precedieron a los Incas habían desarrollado ya una cosmovisión que explicaba sus orígenes y la realidad circundante. Los incas respetaron estas tradiciones a la vez que impusieron las suyas. Cosmovisión andina
achu Picchu, valle del Urubamba (Cusco)
M
Saber más Las pacarinas Cada ayllu o etnia afirmaba provenir del interior de la tierra. Los antepasados más remotos habrían salido de un sitio especial al cual todos reconocían com... En los Andes, el tiempo y el espacio se consideraron sagrados. Los accidentes geográficos destacados, como grandes nevados, volcanes, piedras deformes, ríos y lagos, fueron convertidos en divinidades dignas de adoración. Eran objetos de culto y motivo de celebración de fiestas y rituales. Los lugares elevados fueron sacralizados y en ellos se realizaban en algunas ocasiones sacrificios humanos, como lo demuestra el hallazgo, en 1995, de las momias de niños ofrecidos como ofrendas en la montaña de Ampato, cerca de Arequipa. El término huaca se utilizó para denominar a todo aquello que se consideró sagrado, desde un ídolo o adoratorio, hasta las personas del Inca y los curacas. Las huacas podían asegurar la producción agrícola, la fertilidad y librar al pueblo de la furia de los elementos. Las pacarinas Cada ayllu o etnia afirmaba provenir del interior de la tierra. Los antepasados más remotos habrían salido de un sitio especial al cual todos reconocían como su lugar de origen o pacarina. El vínculo que establecía la pacarina entre los miembros del ayllu era poderoso. Cada persona se sentía pariente de la otra y esta relación se mantenía de generación en generación. Las pacarinas podían ser cerros, cuevas, volcanes, ríos, lagos o incluso el mar. El lago Titicaca fue una de las pacarinas más importantes del Imperio Incaico. Divinidades locales
Fiesta de los difuntos Con la expansión del Tahuantinsuyo se produjo un fenómeno particular en el ámbito religioso. A las divinidades de carácter local típicas del mundo andino, se superpuso el culto solar, pero éste no eliminó el que se rendía a las divinidades preexistentes. Los mallqui o momias de los antepasados fundadores fueron objeto de fiestas y celebraciones especiales. En el Cusco, las momias de los anteriores Incas eran sacadas en andas durante las fiestas. También se adoraron, de forma local, a los antepasados míticos de cada etnia. Dioses del Tahuantinsuyo Saber más La fiesta de Coya Raymi Según Guamán Poma, en la fiesta de Coya Raymi, en el mes de septiembre, se alejaba a los malos espíritus mediante actos purificatorios. Esta fiesta, cuyo no... Viracocha, divinidad originaria del altiplano y del culto aimara, fue presentado como "ordenador del mundo y de la humanidad". El mito cuenta que después de colocar al Sol y a la Luna en sus respectivos lugares en el cielo, ordenó a los seres humanos salir del subsuelo y poblar la Tierra. El Sol fue llamado por los incas Inti o Punchao. Fue la divinidad más importante durante el Imperio, aunque se lo conoció con anterioridad en otras localidades y con otros nombres. Su culto estaba en manos de las panacas cusqueñas. En todos los puntos habían tierras destinadas a su culto, pero sólo en los centros más importantes se mandaron a construir templos en su honor. Tal es el caso del Coricancha, en el Cusco. Paralelamente al culto del Sol, se realizaba el de la Luna o Quilla, complemento femenino del primero. Pachacámac fue la divinidad más importante de la costa peruana, asociado a un oráculo que podía predecir el futuro. Tenía la potestad de producir temblores y dar alimento, ya que era una divinidad subterránea. En las tierras altas, destaca el culto a la Pachamama o madre tierra, heredado de los pueblos altiplánicos. Su culto se relacionó con la capacidad productiva de la tierra. En la religiosidad actual se la asimila a la figura cristiana de la Virgen María. La fiesta de Coya Raymi Según Guamán Poma, en la fiesta de Coya Raymi, en el mes de septiembre, se alejaba a los malos espíritus mediante actos purificatorios. Esta fiesta, cuyo nombre quiere decir "fiesta de la reina", se dedicaba a la Luna, reina de los cielos. Los hombres, armados como si
Características de la religión inca
El rey, al que se conocía por el nombre de Sapa Inca, era considerado un dios y se le llamaba «Hijo del Sol». Todo lo que tocaba se convertía en sagrado. El rey era considerado también el centro del mundo. Los incas creían que el universo funcionaba correctamente gracias a él. Vivía en la ciudad central del imperio, llamada Cuzco, que quiere decir «ombligo». Una de las principales labores del monarca era presidir la celebración de los rituales necesarios para que las cosechas fueran buenas, además de las fiestas en honor de los dioses. También anunciaba los equinoccios y los solsticios. Para celebrar los rituales, realizar las observaciones astronómicas y atender a las necesidades del rey era necesario un gran número de sacerdotes. El más importante de todos ellos era el sumo sacerdote del Coricancha, el templo del sol del Cuzco, cuyo cargo desempeñaba el hermano del monarca. Cuzco y Sacsayhuamán La ciudad de Cuzco era el centro político y también religioso del imperio inca. Cuando el viajero se acercaba a la ciudad todo parecía indicarle que entraba en el mundo sagrado. La fortaleza de Sacsayhuamán, que presidía la ciudad de Cuzco, es una obra impresionante, ejemplo del poder de los emperadores incas. En sus murallas se representaban animales sobrenaturales que preparaban la entrada a la propia ciudad, en cuyo centro estaba el Coricancha, rebosando el oro que simbolizaba a Inti, cuyo hijo era el Sapa Inca. El monarca o Sapa Inca tenía enormes recursos, presentaba caracteres sagrados y su poderío imperial era parecido al egipcio con un poder centralizado y absoluto. El emperador era sagrado y su persona era tabú. Su estatus era sobrehumano y solo podía encontrar una esposa digna en su propia hermana (la única con sangre de dioses comparable a la de él). Esta pareja real tiene su correlato en el mundo teológico en el que la pareja celestial divina está formada por el Sol y la Luna.
os dioses andinos
eloj
solar
inca.
Cuzco,
Machu
Picchu.
R
Los incas tenían sus propios dioses pero, en su expansión por los Andes, fueron adoptando algunos de los dioses de los pueblos conquistados, como Viracocha, dios de la cultura de Tiahuanaco, el que lleva la civilización a los hombres. Cuando el conquistador español Francisco Pizarro entró en contacto con los incas, estos creyeron que se trataba del propio Viracocha que regresaba. Otro de los dioses que tomaron fue Pachacamac, procedente de la cultura costera, cuyo templo principal se encuentra en las cercanías de Lima. Era creador de la humanidad y esposo de la Pachamama o madre tierra, diosa muy popular, cuyo culto estaba relacionado con la fertilidad de los campos y los animales. Más importante que todos ellos era Inti, el Sol. Los reyes incas decían que eran sus descendientes directos. Su esposa era Quilla, la Luna, madre del firmamento. También tenían importancia Illapa, dios del trueno y de la lluvia, y Saramama, diosa del maíz. La fiesta del sol en la actualidad
E l inca es llevado en andas por sus soldados, durante la fiesta de Inti Raymi, que se celebra actualmente en Cuzco. Los mayas, incas y aztecas fueron grandes astrónomos y muchas de sus celebraciones coincidían con los equinoccios y solsticios. El Inti Raymi o fiesta del sol inca coincidía con el solsticio de invierno (el año nuevo solar). Para los incas esto significaba obtener el favor del sol para fecundar la tierra y procurar bienestar a los ciudadanos del imperio. En esta ceremonia tomaban parte los principales dirigentes del ejército inca, así como sacerdotes y señores, pero según el ritual todo el pueblo participaba cuando el inca (emperador) brindaba por el sol con el pueblo. Hoy en día se celebra en Perú, en Cuzco, la antigua capital del imperio inca, la fiesta del sol, aunque haya perdido ya su sentido original. La religión de los incas -El imperio inca fue la última de las grandes civilizaciones andinas. Unificó y controló un enorme territorio de 5.000 km de largo y su religión tuvo una gran importancia porque servía para ordenar la sociedad. La religión: cosmovisión y divinidades -Desde antes de los incas, la vida en los Andes estaba cargada de un profundo sentimiento religioso. Consecuentemente, el Tahuantinsuyo se presentó como un orden justificado por la naturaleza y los dioses. La cosmovisión andina La cosmovisión es el concepto o interpretación que una cultura tiene acerca del mundo que le rodea. En el caso andino, esta tiene rasgos particulares en materia de tiempo y espacio. En el mundo andino, el tiempo era concebido de manera cíclica, en una sucesión constante de períodos de caos (o desorden) y de cosmos (orden) del mundo. El caos
se originaba cuando dos divinidades luchaban entre sí, y empezaba el ordenamiento del mundo cuando una de ellas resultaba victoriosa. El espacio andino era concebido en dos niveles diferentes: horizontal y vertical. En el plano horizontal, los incas veían el mundo de manera dual: hanan y hurin (arriba y abajo). Estas dos mitades eran divididas, a su vez, en otras dos, dando origen a la cuatripartición. Esta división era entendida como complementariedad, oposición y reciprocidad. Mientras que, a nivel vertical, el espacio estaba dividido en tres planos: I) el hanan pacha (mundo de arriba), que era el lugar donde habitaban los dioses, II) el kay pacha, que era el lugar del encuentro, donde habitaban los hombres, y III) el ucu pacha (mundo de abajo), que era el mundo subterráneo donde vivían los muertos. El término pacha puede significar a la vez tiempo y espacio (mundo, tierra y lugar). Las huacas y los espacios sagrados Saber más Huaca En las fuentes coloniales del siglo XVI se utiliza el término huaca con múltiples acepciones, las cuales incluso pueden cambiar de significado y referirse i... El término huaca hacía referencia a todo aquello que era sagrado en los Andes. Esto incluía a los dioses, los templos, los objetos y lugares de culto, así como a ciertas personas (por ejemplo, el inca) y cargos específicos. El inca, los curacas, los sacerdotes eran considerados huacas porque podían comunicarse con el mundo sagrado. Las huacas, de acuerdo con su importancia, tenían un personal dedicado a organizar las fiestas, los rituales y la entrega de ofrendas, con lo cual la comunidad aseguraba su bienestar. Los cronistas emplearon este término para designar a los dioses de segunda categoría como los oráculos, las divinidades locales, las momias, los héroes míticos y otros. Otro espacio sagrado fue el de las pacarinas, que eran los lugares míticos de origen de los ayllus. Estos podían ser cerros, ríos, nevados o el mar. Todos los miembros del ayllu reconocían a la misma pacarina como su lugar de origen, lo que estrechaba aún más los vínculos. También estrechaban los vínculos del ayllu los mallquis, que eran las momias de los antepasados, adoradas como protectoras del grupo de parientes. Los objetos rituales de mayor importancia para los incas fueron los metales preciosos y el muyu (término que hace referencia a una concha colorada del mar, chaquiras, o coral de la tierra). Huaca En las fuentes coloniales del siglo XVI se utiliza el término huaca con múltiples acepciones, las cuales incluso pueden cambiar de significado y referirse indistintamente a dios, ídolo, adoratorio y entierro. Sin embargo, en esencia, podemos definir huaca como aquella manifestación sobrenatural que se materializa en el mundo sin importar la persona, objeto, lugar u otro fenómeno de aspecto divino o inusual. Las líneas rituales: los ceques
glesia
de
Santo
Domingo
I
Los ceques eran líneas imaginarias que dividían el espacio y la sociedad. Estas líneas partían desde el centro del Cusco (específicamente del Coricancha) hacia cada una de las 328 huacas (o adoratorios) importantes del imperio, formando la figura de un gigantesco Sol. Los lugares sagrados estaban ubicados y orientados sobre el trayecto de las líneas (ya fueran lineales o quebradas). Sin embargo, el número de huacas por cada ceque variaba. Estos adoratorios podían ser peñascos, fuentes de agua o templos construidos en honor de una divinidad o antepasado. Su mantenimiento estuvo a cargo de las panacas, incas y ayllus custodios. Había 42 ceques, los cuales dividían, en dos, el valle del Cusco (Hanan y Hurin) y se orientaban en cuatro cuadrantes que correspondían a los cuatro suyos (Chinchaysuyo, Antisuyo, Collasuyo y Contisuyo). Este sistema de ceques solamente era conocido por los sacerdotes. Algunos investigadores sugieren que el sistema de ceques fue utilizado como un conjunto de líneas de observación astronómica, ya que registraban la salida y puesta del Sol, así como el transcurso de muchos cuerpos celestes. El sistema de ceques tenía funciones políticas, sociales y religiosas. Las divinidades del Tahuantinsuyo
spacio
sagrado
E
En el mundo andino, cada ayllu adoraba divinidades de carácter local. Cuando se estableció el imperio, la elite cusqueña impuso el culto solar sobre los otros cultos menores, lo que provocó una coexistencia de muchos dioses. Los principales fueron los siguientes: El dios Sol (Inti o Punchao), que era la divinidad que fertilizaba la tierra, daba vida, salud y paz. Los incas se consideraban «hijos del Sol» e hicieron de su culto un rito oficial. El templo solar más importante era el Coricancha, en el Cusco. La diosa Pachamama, que era una divinidad femenina que representaba a la tierra y a la producción de alimentos. El dios Huiracocha era la divinidad que, según los mitos cusqueños, había ordenado el mundo. Huiracocha salió del lago Titicaca y mandó al dios Sol y a la Luna a iluminar el día y la noche, respectivamente. El dios Pachacámac, era un dios subterráneo capaz de producir terremotos y otorgar alimentos. Compartía junto con el dios Huiracocha el atributo de haber ordenado el mundo. Su santuario, que recibió peregrinos de todas partes de los Andes, se levanta al sur de Lima, en la desembocadura del río Lurín. La diosa Quilla, que era la divinidad que representaba a la Luna, esposa del Sol, con quien formaba la suprema dualidad divina. Su veneración se asociaba al culto de los muertos y a la fertilidad. El dios Tunupa, que era una divinidad en forma de rayo y fuego celeste. Tenía el atributo de dar fertilidad a la tierra y a los animales (peces). Fue un culto asociado a los volcanes y montañas elevadas. La religión: el culto -Los incas se consideraban a sí mismos como «hijos del Sol», por lo que el culto solar fue oficial en todo el imperio. También existían cultos locales, los cuales compartían con el Estado, entre otras prácticas, el culto a los muertos. . Los sacerdotes Saber más Los sacerdotes brujos Durante la Colonia, los sacerdotes andinos fueron perseguidos. Por este motivo pasaron a la clandestinidad, siendo llamados brujos y hechiceros. Según el historiador Franklin Pease, los sacerdotes fueron los «especialistas en lo sagrado». Estos individuos tenían amplios conocimientos relacionados con el uso de alucinógenos especiales para entrar en trance o éxtasis. Además, sabían emplear algunas plantas y raíces para fines medicinales, a modo de curanderos. De esta manera, podían comunicarse con las divinidades en fiestas y rituales.
Las fuentes del siglo XVI informan que el sacerdote del dios Sol era conocido como Víllac Umu (o Vilaoma). Este personaje pertenecía a la elite cusqueña e incluso podía ser pariente del inca. También hubo sacerdotes especiales como los guacarimachic, quienes hablaban con las huacas, los ayatapuc, que se comunicaban con los muertos, y los caviacoc, que bebían pócimas para dar sus augurios. El culto solar incaico Los cronistas señalan que el culto solar era parte oficial en el Tahuantinsuyo, razón por la que fue expandido e impuesto a todas las poblaciones andinas. Del mismo modo, y debido a que el Sol era considerado como «el padre del inca», cuando un nuevo soberano era elegido, este tenía que esperar ser aceptado por el dios Sol, para lo cual se realizaban rituales adivinatorios. Su templo principal era el Coricancha («recinto de oro»), construido por Pachacútec en la ciudad del Cusco. Este templo estaba decorado con piezas de oro y plata así como por planchas de oro sobre las paredes y los marcos de las puertas. Fue el mismo inca quien ordenó que el Sol ocupase el sitio principal del templo, al costado de Huiracocha. Por esa razón, este culto fue especial, elitista y exclusivo de la aristocracia. Otros templos vinculados al culto solar son los ushnus, lugares donde se hacían las fiestas solares. El culto a los muertos
rocesión
de
un
mallqui
o
momia
de
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antepasado
P
La muerte en los Andes era vista como un viaje lleno de dificultades que el espíritu del difunto hacía hasta llegar al mundo de los muertos. Para que el viaje fuese exitoso, sus familiares y parientes debían realizar una serie de ceremonias que incluían llevarle ofrendas (comida, bebida, ropa y otros objetos) y realizar banquetes y «borracheras» rituales. Por esta razón, los lugares donde se enterraba a los muertos eran sagrados. Las momias de los antepasados fundadores se llamaban mallquis. Estos mallquis eran considerados como los intermediarios entre el grupo de parentesco o ayllu y las divinidades locales. Sus descendientes acudían ante los mallquis para pedirles por buenas cosechas y bienestar al grupo. Cada cierto tiempo, los mallquis eran sacados de las cuevas, donde eran depositados para recibir ofrendas y ser paseados en procesiones. El calendario religioso En el Tahuantinsuyo se realizaban muchas fiestas rituales para atraer el favor de los dioses. Los cronistas han reportado la existencia de un calendario religioso inca en el que cada mes del año se asociaba con celebraciones agrícolas. Las doce fiestas eran multitudinarias, sin embargo, destacaban dos: el Inti Raymi en el mes de junio y el Cápac Raymi en el mes de diciembre, ambas consagradas al dios Sol. Como parte de estas fiestas, las panacas sacaban a las momias de los incas y escenificaban, a través de cantos, la historia de sus gobiernos. De este modo, el calendario tenía implicancias políticas y económicas. Los sacrificios humanos
Los sacrificios humanos en el Tahuantinsuyo fueron una práctica restringida a una serie de acontecimientos importantes como la elección del nuevo inca, la muerte del soberano, el inicio de las guerras y al advenimiento de desastres naturales. Por ejemplo, cuando un nuevo inca ascendía al trono, sus parientes seleccionaban 200 niños para ser sacrificados ante el Sol, la Luna u otro dios venerado por el grupo. Sin embargo, las evidencias arqueológicas indican que los niños no fueron los únicos seres humanos sacrificados, ya que también se han encontrado doncellas. Tal es el caso del hallazgo de una momia en Ampato, popularmente conocida como la «Dama de Ampato», una mujer sacrificada y enterrada en un nevado en Arequipa, donde las características del hielo aseguraron un excelente estado de conservación del cuerpo. Extirpación de idolatrías Durante la Colonia, el poder eclesiástico español inició un proceso de extirpación de las creencias y cultos de las religiones andinas. Este proceso fue documentado en visitas de «extirpación de idolatrías» e indagaciones sobre la religión nativa que constituyen documentos importantes para adentrarnos el mundo ceremonial andino. Algunos de los más importantes son los siguientes: Ritos y tradiciones de Huarochirí (ca. 1608), texto quechua de autor anónimo que reúne las creencias de los habitantes de la sierra de Lima, cuya compilación fue mandada hacer por Francisco de Ávila, párroco de Huarochirí; y la Extirpación de la idolatría del Pirú (1621), de Pablo José de Arriaga.
Horizonte Temprano: Chavín -Tradicionalmente vista como la cultura matriz debido a que tiene influencia en el origen de la mayoría de las culturas andinas, en Chavín vemos una sociedad que difundió extensivamente su estilo y, con ello, los conceptos de una tradición religiosa nueva. El concepto del Horizonte Temprano Técnicamente, el Horizonte Temprano es una unidad de tiempo que empieza cuando la influencia artística de Chavín de Huántar aparece por primera vez en el arte cerámico del valle de Ica. Durante este tiempo se produce la consolidación de la economía agrícola, el surgimiento de sociedades agroalfareras con riego artificial y la arquitectura de centros ceremoniales en forma de «U», todo ello bajo una organización teocrática en la que destacan deidades antropomorfas de naturaleza felinizada El medio geográfico El sitio de Chavín de Huántar estuvo situado en la confluencia de los ríos Mosna y Wacheqsa, al pie de la Cordillera Blanca, sobre los 3.200 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.). Esta zona es un lugar estratégico pues posee uno de los pocos caminos por donde se puede atravesar la cordillera. El sitio comenzó siendo el centro integrador de la población local, que no llegaba a más de 500 habitantes. Con el tiempo, la fama de este lugar creció y se popularizó el culto Chavín. La arquitectura del Templo de Chavín
Chavín de Huántar La arquitectura de Chavín de Huántar posee dos procesos constructivos: Templo Antiguo (900 a.C. - 500 a.C.). En el Templo Antiguo se siguió el patrón arquitectónico en forma de «U» alrededor de una plaza circular hundida. Las paredes de esta plaza estaban decoradas con imágenes de figuras míticas. Dentro de este edificio se construyó una red de galerías que comunicaban a cuartos pequeños oscuros y húmedos. En una de estas galerías se encuentra el Lanzón. Templo nuevo (500 a.C. - 200 a.C.). El segundo proceso corresponde al Templo Nuevo (o Castillo); se trata de una ampliación del ala derecha del Templo Antiguo. Es una construcción mucho más grande que la anterior, pues se extiende a través de plataformas y culmina en una gran plaza cuadrada hundida. Este templo presenta dos características arquitectónicas: I) la Portada de las Falcónidas y II) la
estela Raimondi. Los motivos religiosos
El Lanzón La sociedad Chavín tuvo un sistema de creencias religioso altamente organizado y compuesto por dioses feroces: figuras humanas mezcladas con rasgos animales que formaban seres excepcionales. Los dioses más importantes de la cultura Chavín fueron representados en el Lanzón, la estela Raimondi y el obelisco Tello. El Lanzón es una enorme escultura de granito de 4,5 metros en la que se representó a la deidad principal del Templo Antiguo. Es un personaje que mezcla rasgos humanos y animales: tiene brazos, orejas, piernas y dedos de humano; colmillo de felino y serpientes como cabellos y cejas. Su tocado consiste en una columna formada por cabezas de felino. La estela Raimondi representa a una deidad antropomorfa que tiene un gran tocado del que salen serpientes y cabezas de felino. Este ser lleva una vara en cada mano, por eso se le llama «Dios de las Varas». Mucho tiempo después, una reinterpretación de esta divinidad fue adoptada en otros lugares del Perú. Fue la divinidad principal del Templo Nuevo. El obelisco Tello es una escultura que tiene una complicada composición de figuras. Representa los dos perfiles de una monstruosa criatura con rasgos de caimán. De su cuerpo salen plantas domesticadas como la yuca y el ají. Algunos estudiosos proponen que en el obelisco se narra un mito que explica el origen de la agricultura
y de las cosechas. Se cree que originalmente estuvo en el centro de la plaza circular. La difusión del arte Chavín
Cabeza clava Chavín Para muchos investigadores, la expansión del estilo Chavín estuvo ligada a la misma difusión que tuvo su religión. De esta manera, se puede apreciar la presencia de símbolos artísticos y diseños arquitectónicos en regiones tan distantes como Cajamarca (sitios de Huaca Loma, Kuntur Wasi y Pacopampa), la selva alta, la costa central (sitio de Garagay) e Ica (tejidos de Karwa). Del mismo modo, dentro de la sociedad Chavín hubo artesanos que producían cerámica fina para la exportación e intercambio entre regiones. Así, la presencia de botellas asa-estribo de color negro con diseños circulares incisos en otras zonas es un claro ejemplo de la influencia estilística Chavín en el antiguo Perú. Por lo tanto, y sobre la base de estas evidencias, la influencia artística Chavín estuvo inmersa dentro de una región que llegaba, por la costa norte, hasta el desierto de Sechura; por la sierra norte, hasta el asentamiento de Pacopampa (Cajamarca); por el este de la cordillera, al sitio de Kotosh (Huánuco); por la costa sur, hasta el sitio de ocucaje (Ica); y, finalmente, a la sierra sur en Ayacucho. Sociedad, política y religión Saber más La teocracia La teocracia es el gobierno de los dioses. En este sistema, los sacerdotes ejercen el poder político por ser los representantes terrenales de las divinidades. La sociedad Chavín fue de carácter teocrático: la casta sacerdotal ejercía todo el poder. De este modo, las diferencias sociales estaban determinadas por criterios económicos, sociales y políticos. Así, para sustentar su poder, los sacerdotes crearon todo un sistema ideológico formado por imágenes y templos para los dioses. Por consiguiente, los sacerdotes estuvieron a cargo de diversas actividades, como la realización de rituales en el templo y la domesticación de animales y plantas. Por último, la sociedad Chavín estuvo ligada a los lazos de parentesco. Sin embargo, durante el funcionamiento del Templo Antiguo y del Templo Nuevo, hubo dos maneras muy distintas de organizar la sociedad. En el Templo Antiguo no se han encontrado indicios de estratificación social. Ello a pesar de la influencia que tenían los sacerdotes sobre la gente. Al parecer, estos no usaron su influencia para beneficiarse a nivel individual adquiriendo objetos para sí, sino que canalizaron las energías de la población en la construcción del templo. En el Templo Nuevo, en cambio, hay claros indicios de diferencias sociales. Para empezar, había un grupo de artesanos que ocupaban un lugar especial y tenían ciertos privilegios (mejor comida, por ejemplo). Los sacerdotes, por su parte, se convirtieron en la clase gobernante, la cual concentró todo el poder. La teocracia La teocracia es el gobierno de los dioses. En este sistema, los sacerdotes ejercen el poder político por ser los representantes terrenales de las divinidades.
http://wiki.sumaqperu.com/es/Cultura_Chav%C3%ADn http://www.arqueologiadelperu.com.ar/chavin2.htm http://chavin.perucultural.org.pe/ Organización social-política
El pueblo chavín estaba gobernado por sacerdotes deidificados, quienes rendían culto a seres antropomorfos. El Estado Chavín fue teocrático, estuvo controlado por los “sacerdotes” quienes gobernaban en nombre de los dioses. La sociedad Chavín fue clasista, los sacerdotes y guerreros acaparaban los recursos, mientras que el pueblo era la clase dominada. Los más hábiles por sus conocimientoa astronómicos, ambientales del tiempo y del clima se destacaron en su comunidad y terminaron convirtiéndose en sacerdotes y jefes. Los líderes de Chavín habrían construido con éxito los grandes edificios en honor a los dioses. La razón principal para el progreso de Chavín de Huántar fue su moderna, productiva e innovadora agricultura en su época. Se distingue dos clases bien diferenciadas: Los sacerdotes. La casta sacerdotal, la clase dominante, poseía conocimientos de la astronomía, del tiempo y del clima lo que les proporcionaba gran influencia y poder, también eran grandes técnicos agrícolas, ingenieros hidráulicos y especialistas en las artes. El pueblo. La clase dominada, conformaba la masa popular agricultores y ganaderos al servicio de la casta sacerdotal. Tello, Julio C. 1960. Chavín, cultura matriz de la civilización andina. Con revisión de Toribio Mejía Xesspe. Imprenta de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú. ↑ TELLO, Julio C. 1960 Chavín; Cultura Matriz de la Civilización Andina. Primera Parte. Publicación Antropológica del Archivo Julio C. Tello de la UNMSM. Volumen II. Lima - Perú. ↑ Sitio arqueológico de Chavín ↑ CANE, Ralph E. 1983. El Obelisco Tello de Chavín, un Intento de Análisis Iconográfico de sus Elementos según el Atlas de John H. Rowe. Revista Boletín de Lima, año 5, nº 26, Editorial Los Pinos. Lima - Perú. ↑ RICK, John; RODRÍGUEZ, Silvia; MENDOZA, Rosa Y John A. KEMBEL. 1998. La Arquitectura del Complejo Ceremonial de Chavín de Huántar: Documentación Tridimensional y sus Implicaciones. Boletín de Arqueología PUC, nº 2. Lima - Perú ↑ MAKOWSKI, Krzysztok 1997. Dioses del Templo de Chavín, Reflexiones sobre la Iconografía Religiosa. En Arqueología, Antropología e Historia en los Andes, Homenaje a María Rowstworowski. IEP-BCR. Lima - Perú. Lumbreras, L. Arqueología de la América andina. Lima: Editorial Milla Batres. 1981. CANE, Ralph E. 198 El Obelisco Tello de Chavín, un
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TELLO, Julio C. 1960
Chavín; Cultura Matriz de la Civilización Andina. Primera Parte. Publicación Antropológica del Archivo Julio C. Tello de la UNMSM. Volumen II. Lima - Perú.
El origen de la cultura Chavín ¿Quiénes construyeron el gran templo de Chavín de Huántar? ¿Quiénes forjaron la cultura Chavín? Desde que los españoles llegaron al templo en el siglo XVI numerosas respuestas han sido planteadas por los curiosos y los especialistas. En el siglo XX el tema se convirtió en uno de los debates más apasionantes de la arqueología peruana. El descubridor científico de la cultura Chavín fue el arqueólogo peruano Julio C. Tello, el mismo que rebatió los postulados inmigracionistas del alemán Max Uhle sobre el origen de la cultura peruana. En 1919, Tello excavó en el templo de Chavín de Huántar y descubrió para la ciencia el Lanzón Monolítico, el Obelisco que hoy lleva su nombre y varias Cabezas Clavas. Además, analizó la Estela Raimondi y la cerámica hallada en el centro ceremonial. Entonces formuló su famosa hipótesis sobre el origen de Chavín: fue construido por descendientes de nativos amazónicos. Grupos de cazadores y recolectores selváticos habrían llegado a los valles templados de los Andes donde iniciaron la domesticación de plantas y animales, desarrollaron una vida sedentaria, construyeron canales, depósitos y templos, elaboraron tejidos y vasijas de cerámica, y tallaron sus dioses en la piedra. La prueba más sugerente del origen amazónico de Chavín es la rica iconografía del arte Chavín posiblemente inspirada en los jaguares, serpientes, caimanes y monos de la selva peruana. En la década de 1950, el arqueólogo peruano Rafael Larco Hoyle formuló una nueva hipótesis: Chavín fue construida por pobladores costeños como un centro de peregrinación para adorar al felino. Se basó en las semejanzas arquitectónicas e iconográficas de Chavín con los antiguos centros ceremoniales de Cerro Blanco (Ancash), Punkuri (Ancash) y Cupisnique (La Libertad). En la obra Chavín de Huántar en el nacimiento de la Civilización Andina el
arqueólogo Luis Guillermo Lumbreras hace un recuento de todas investigaciones en torno al origen de Chavín en las últimas décadas. Ahí rebatió contundentemente la hipótesis del “origen Olmeca” que esgrimía su colega Federico Kauffmann Doig. Los hallazgos arqueológicos producidos desde la década de 1960 demuestran la evolución autóctona de los principales elementos de la cultura Chavín y la civilización andina. Por ejemplo, el patrón arquitectónico de Chavín tiene claros antecedentes en la costa peruana, y muchos elementos vegetales y animales hallados en el mismo sitio tienen evidente origen amazónico. Aún no hay un consenso entre los arqueólogos sobre quiénes construyeron el templo de Chavín de Huántar, pero lo más probable es que la mandaron a erigir sacerdotes provenientes de algún centro ceremonial de la costa o la sierra norte que tuvieron fuertes relaciones de intercambio con pueblos de la selva amazónica. Como bien señala el arqueólogo Roger Ravines, Chavín “es una síntesis ecléctica de expresiones materiales e ideas que provienen tanto de la costa como de la selva y que en la sierra se consolidaron como una nueva manifestación cultural”. Luis Guillermo Richard Lumbreras Burger Arqueólogo, Doctor en Antropología, Profesor Emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Director del INDEA (Instituto de Estudios Andinos) y exdirector del Museo Nacional de Antropología y Arqueología. Mediante sus excavaciones en el sitio de Chavín de Huántar se pudo identificar la "Plaza Circular Hundida" del viejo Templo y destacan sus análisis del material de la Galería de las Ofrendas
Doctor en Antropología, Profesor de la Universidad de Yale de E.E.U.U. Su principal aporte en relación a Chavín ha sido el establecimiento de una secuencia cronológica de tres fases bastante precisas, a partir de excavaciones en varias estructuras del templo y viviendas domésticas fuera del edificio principal.
Poseían una sociedad jerárquica piramidal: A la cabeza se encontraban los Sacerdotes-Dirigentes, quienes cumplían funciones religiosas y a la vez, gobernaban al pueblo. Luego se encontraban los Especialistas, que eran artesanos en piedra y greda, metalurgia, textilería e ingenieros hidráulicos, que perfeccionaban las técnicas de regadío para aumentar la producción de papas, maíz, frijoles, ajíes, etc. Estos especialistas eran mantenidos por el Estado. Finalmente se encontraban los campesinos, que trabajaban la tierra utilizando las técnicas ideadas por los ingenieros.
Organizacion
Social
-
Politica
de
la
Cultura
Chavin
1.El Estado Chavin fue Teocratico, estuvo controlado por los "Sacerdotes"(especialistas) quienes gobernaron en nombre de los dioses Chavin. 2. La Sociedad Chavin fue clasista, los sacerdotes y guerreros acaparaban los recursos , mientras que el pueblo era explotado para producir más. Los más hábiles se destacaron en la comunidad y terminaron convirtiéndose en líderes, jefes, oficiales. Estos líderes obligaron a la comunidad a producir más y terminaron imponiéndose a los otros, a través de los conocimientos de la naturaleza "Sacerdotes". Los lideres chavin habrían construido con éxito los grandes edificios en honor de los dioses. La razón principal para el progreso de Chavín de Huántar fue su moderna, productiva e innovadora agricultura en su época La sociedad Chavin fue teocrática, adoraba a el dios Jaguar o Puma, era gobernada por un rey-sacerdote quien era representante de la casta gobernante ( sacerdotes y guerreros) . Los sacerdotes : La casta sacerdotal eran los especialistas, cientificos que dominaban la ciencia de la astronomia, lo que les proporcionaba gran gran influencia y poder, tambien eran grandes técnicos agrícolas "ingenieros hidraulicos". La Nobleza Guerrera: Era la encargaba de contener los embates de invasiones o revueltas en las regiones de la cultura Chavin. Esta sociedad mantuvo la hegemonía, ya sea para proteger sus modus vivendi, mantuvieron un ejército capaz de garantizar las condiciones necesarias para su desarrollo y zona de expansión. El Pueblo : Era la masa popular que tenía que pagar tributos a los dioses y gobernantes Chavin.
Uso de sustancias alucinogenas: Los sacerdotes Chavin utilizaban el cactus de San Pedro "Ayahuasca", dada sus propiedades alucinógenas, son a menudo representadas en las imágenes talladas, por ejemplo en la imagen de un dios que lleva el cactus en la mano como un palo. Hay imágenes que representan figuras humanas con fugas de mucosidad de la nariz (un efecto secundario resultante de la utilización de esos alucinogenos) . Las sustancias alucinogenas contenidas en los cactus ponia a los sacerdotes en trance, por lo tanto "más cerca de los dioses", y otros beneficios, que les permitió mejorar su visión (dilatación de las pupilas) y penetrar en las profundidades del templo en la oscuridad absoluta. Función de las Cabezas Clavas
En la parte exterior de estos muros, en todo el contorno, formaban una hilera las famosas cabezas clavas, de aspecto monstruoso, esculpidas también en piedra y fijadas en los muros por un espiga, debajo de una cornisa decorada que también recorría todo el contorno de la construcción. Las Cabezas Clavas -afirman algunos investigadores- servían como fieros guardianes del recinto.