¿Derrota del ethos en el encuentro con el cratos? Luz y sombra en la razón de Estado
por Asunción Velilla A propósito de FERNÁNDEZ GARCÍA, Eusebio, Entre la Razón de Estado y el Estado de Derecho: La racionalidad política , Madrid, Dykinson- 1997, pp. 5-23 Nota: Partimos de la lectura más no nos atenemos exclusivamente a ella. Reducimos las citas a las imprescindibles que quedan anotadas al lado.
Eusebio Fernández García cita en la página 10 de la obra referida a Meineke: “El obrar según la razón de Estado oscila, constantemente entre la luz y la tiniebla” (Maineke, (Maineke, La idea de la razón de Estado en la Edad Moderna, CEC, Madrid-1983, p.8). Desde que Giovanni Botero (1543-1617) (1543-1617) se
esfuerza en una alternativa a la propuesta de Maquiavelo, juzgada como mala razón de Estado, se inaugura una prolija literatura en torno al tema que abundará en la dualidad establecida: buena, mala razón de Estado. Luz y sombra, condición de la razón de Estado, fruto de su arranque en contrapartida a Maquiavelo. Maquiavelo. Podemos preguntarnos qué hubiera pasado de haberse interpretado a Maquiavelo de otro modo, qué de no haberse aireado aireado sus advertencia advertenciass al príncipe príncipe,, como tarjeta de presentació presentación n de una condición religiosa que se afirmaba, o quizá exigía, denostar el autor. Parece que es de Botero el primer ladrillo (mejor que piedra) de una suerte de comedia, no divina, sino hondamente humana. Ladrillo moldeado como el mismo barro humano del que escribe Maquiavelo, o para seguir la mención de la obra de Dante, en el río del olvido con que se abre la Divina Comedia. Ambas comedias habrán de seguir su curso. Afirma Eusebio Fernández García “La causa de tanta sangre e iniquidad no sería ajena a la enunciación de ciertas actividades ejecutadas en nombre de la razón de Estado” (p.6) y matiza porque la historia del Estado moderno también habla de esfuerzos de paz y justicia que han llevado del Estado renacentista al contemporáneo Estado social y democrático de Derecho: el concepto de razón de Estado tiene su razón de ser y su desarrollo junto al de Estado moderno, como hermanos hermanos de sangre, sangre, añadimos añadimos.. De modo tal que la evolución evolución del Estado moderno moderno “ha invadido el área de actuación de la razón de Estado” (ibíd) y la ha caracterizado. Ambas ideas son necesarias para atender los avatares de la Europa moderna y contemporánea, contemporánea, entroncada en una característica voluntad de poder, que en su desarrollo encuentra el derecho y la moralidad: he aquí el conflicto entre buena y mala razón de Estado y la pregunta sobre la derrota de la ética (éthos) en su encuentro con el gobierno (cratos). ¿Por ¿Por qué qué tant tanto o enca encarn rniz izam amie ient nto o con con Maqu Maquia iave velo lo y su subs subsec ecue uent nte e publ public icid idad ad e inte interé réss investigativo? En Maquiavelo se halla el quid de una cuestión que como las aguas que nacen profundas benefician y favorecen el desarrollo de los pueblos a que abastecen. Esta cuestión, 1
identificada tempranamente, propició una profusa discusión que desemboca en la pregunta sobre si la razón de Estado se hallaba hallaba ya en Maquiavelo, Maquiavelo, en qué contexto y con qué caracterización. caracterización. Cabe inferir que era previa y que Maquiavelo se constituye en su detonante (al respecto el análisis de Elena Cantarino presentado en el resumen anterior), de modo que a partir de la detonación se hace hace impres imprescin cindi dible ble abast abastece ecerla rla filtra filtrada: da: buena buena razón razón de Estad Estado, o, o, volvie volviendo ndo a la Divin Divina a Comedia, aconsejada por el río del olvido. Pero hablar de razón de Estado no se puede sujetar a la descripción de lo expresado por otros, pues estamos indisolublemente involucrados en nuestra condición social. Somos súbditos de alguna manera de una libertad que, como individuos e integrantes integrant es de un cuerpo social, todavía no hemos conquistado. Es posible que la cuestión sobre la razón de Estado nos sobrepase aún, (con Hegel: la filosofía despierta tarde), no reunimos el bagaje vital suficiente pues atendemos a lo dado en nuestra visión humana: con Maquiavelo. Si bien el camino recorrido es vastísimo y nos lleva desde el Estado renacentista al contemporáneo Estado social y democrático de Derecho, nuestra condición de análisis, humanamente visual, nuevamente Maquiavelo, nos obliga por un estrecho camino, cuya dificultad no es la peculiaridad del mismo, sino la propia estrechez de miras fuertemente arraigada, sino fagocitando, a la necesidad de éxitos acordes al tiempo humano individual, o de Estado en singular. Somos todavía de la estirpe de la mala razón de Estado, ¿hered ¿heredero eross de Maquia Maquiavel velo? o? No, No, ya se advier advierte te que los llama llamados dos hered heredero eross no lo son tan claramente y a la inversa, he ahí su riqueza todavía en buena medida insondable. La cont contra rapr prop opue uest sta a se fund fundam amen enta ta en la cond condic ició ión n divi divina na del del homb hombre re (rec (recor orde demo moss la contemporánea y bella descripción de James W. Heising “Cuando el hombre obra divinamente, Dios existe”), y las razones morales que se derivan exigiéndole, sin embargo, una vastedad imposible, de ahí que lo normal fuera, y sea, insistimos, que el antimaquiavélico antimaquiavélico explícitamente no lo sea implícitamente. El mismo Maquiavelo quizá se habría detenido ante esto en un más lento Príncipe pe. madu madura rarr de su desa desazó zón n polí polítitico co-m -mor oral al,, y quiz quizá á le habr habría ía impe impedi dido do escr escrib ibir ir El Prínci
Afortunadamente Afortunadamente se atuvo al tiempo humano y lo escribió cuando se presentó la primera oportunidad. Desde entonces y sobre el tema han corrido muchos ríos de tinta y de sangre, impl implíc ícititos os y expl explíc ícititos os unos unos y otro otros, s, pues pues pare parece ce que que nues nuestr tra a diná dinámi mica ca alar alarde dean ando do de transparencia se sume en la simulación (al respecto la lúcida broma de Corinne Maier en Buenos días, pereza donde nos describe la empresa actual, considerando que ella además de economista
es psicoanalista: cuanto más se necesita hablar de algo, menos existe ese algo). ¿Maquiavelo advertiría sobre los riesgos en nuestro principado global? Como decíamos en “Maquiavelo o la alabanza de la disensión”, nos las habemos con una razón de tiempo sobrepasada por la relatividad del mismo y por la condición humana del mismo. Incorpórese la razón de espacio global.
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