CIENCIAS SOCIALES II
“MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y PODER”
PEREZ VELAZQUEZ LUIS DONALDO MORALES TREJO ABRAHAM RAMIREZ HERNANDEZ JUAN JESUS
Medios de comunicación y poder. Todos creemos que elegimos libremente nuestros pensamientos, que estos son propios y que no estamos condicionados por lo que otros dicen. Sin embargo hay que aceptarlo, hoy en día estamos en un mundo invadido por los medios de comunicación. Aquello que no aparece en los medios de comunicación no existe y cuando aquello que no existe lo dicen los medios de comunicación ya existe. En otras palabras, los medios de comunicación tienen el poder de controlar nuestra visión acerca de la realidad. Este poder se convierte en un peligro para el pueblo, ya que es fácilmente manipulado sin ni siquiera sospecharlo. En nuestros días los medios de comunicación masiva están en todas partes, es prácticamente imposible percibir nuestra existencia sin ellos, llámese televisión, radio, periódico o revista, los medios de comunicación son una parte inseparable de nuestra vida. Vivimos día a día sin estar conscientes de estos, pero nos damos cuenta cuando no se encuentran presentes, y es que nos acompañan cada hora que pasamos despiertos; Los medios de comunicación comunicac ión están tan metidos en nuestra
piel que podemos compararnos con un pez que siempre se encuentra sumergido en el agua, de tal manera que se da cuenta de la existencia de esta sólo cuando se la quitan. Por lo tanto no nos admiramos, entonces, que dichos medio sean uno de los elementos más importantes de la vida de millones de personas alrededor de todo el mundo; Personas que como nosotros, buscan y reciben la información a través de los medios, los cuales no son otra cosa más que instrumentos mediante los cuales se informa y se comunica de manera masiva a la sociedad contemporánea acerca de una variedad de temas: Política, Educación, Sociedad, Negocios, Deportes, etc. Los medios de comunicación constituyen en la época actual un factor determinante en el funcionamiento de los subsistemas político, económico, social y cultural. La influencia que ejercen dichos medios sobre la sociedad actual es inevitable, en unos casos esta capacidad de intervención sobre el individuo, y sobre la colectividad social puede resultar beneficiosa, sin embargo en otras ocasiones, puede tener un efecto realmente perjudicial. Como lo dijo una vez Juan Pablo II al expresar en 1996 que “Estos medios tienen una utilidad indiscutible, pero no deben engañarnos ni adueñarse de nuestra vida”. Las características negativas recaen en la manipulación de la información y el uso de la misma para intereses propios de un grupo específico, se dice que el gran problema surge cuando existe una democracia y sin embargo, los medios de comunicación manipulan. Dichos medios de comunicación se convierten en herramientas del estado y de los partidos políticos extendiendo de manera subliminal sus mensajes políticos al ciudadano. Ellos deciden lo que es políticamente correcto, ignoran los hechos que no les interesa, resaltan lo que les beneficia para su intereses, usan eufemismos, demagogia y todo tipo de retórica lingüística con el fin de lavar el cerebro a la población electoral. En un sistema democrático, los ciudadanos son los que eligen al gobierno de su nación según como lo han hecho los diferentes partidos políticos. Con esto se supone es para la mejora continua del sistema, ya que si un partido hace algo que no le gusta al pueblo no saldrá a gobernar y por tanto, el partido tendrá que mejorar. Pero la realidad es que la información que usan los ciudadanos para decidir qué partido es el mejor para el país, esta envenenada por la mani pulación de los medios de comunicación, y por ello se llegan a paradojas políticas, es decir, partidos que a pesar de lo mal que lo han hecho en el gobierno vuelven a salir frente a los medios. Cómo ocurre esto se preguntarán, es fácil de explicar, si un partido hace algo mal y no es mostrado a través de los medios de comunicación es como si no hubiera ocurrido nada para los ciudadanos, más si algo es falso y sale por los medios de comunicación es como si ese echo hubiera ocurrido, es muy sencilla la manipulación, sobretodo mediante la televisión. Así, las sociedades modernas que disponen de unos sistemas políticos basados en los principios democráticos, para ellos el manejo, o gestión de la información tiene un carácter fundamental para sus objetivos, la cual es conocida como tele-
democracia, según el periodista Juan Luis Cebrián “la televisión nació bajo el signo de la política”, y para el psiquiatra Luis Rojas Marcos “la televisión hace mucho bien como fuente de información, como factor de cohesión y como refuerzo de la democracia ”. Por otro lado el mercado por medio de las herramientas del marketing y los medios de comunicación estimulan un deseo logrando que los individuos consuman lo que se anuncia en los mismos. Los medios de comunicación brindan cobertura al poder económico haciendo conocer la información que las mega- corporaciones desean que se conozca, y escondiendo o distorsionando la que éstas consideran inconveniente y digna de ser ocultada. De este modo, los medios generan una realidad fragmentada para el consumo masivo (mediante las noticias, los espectáculos y el bombardeo publicitario) que mantiene a las masas pasivas, desinformadas, distraídas y alienadas al mercado de consumo. Las sociedades se ven influenciadas por la mundialización económica y cultural como resultado del crecimiento de los medios de comunicación y de la imposición de políticas económicas neoliberales. Los medios de comunicación de masas tienen una enorme gravitación en la vida social de todas las personas, a tal punto que en nuestros días nadie puede vivir sin información. El mundo moderno depende de una continua comunicación que posibilita la interacción entre las personas, aun cuando estas se hallen muy separadas entre sí. En cuanto a la difusión de la cultura, los medios de comunicación tienen un rol muy importante. Entre la cultura y los medios de comunicación hay una relación dialéctica. Forman parte del aparato ideológico del estado y ambas se encargan de «difundir» a las gentes la ”realidad” y valores concordantes con la ideología y los intereses de la clase dominante . Los medios de comunicación también son transmisores de ideas y de opiniones, con frecuencia no ofrecen imágenes equilibradas de los diversos estilos de vida que normalmente son elementos clave para romper los estereotipos tradicionales de un grupo de individuos. En este sentido es importante que los valores y los conceptos culturales que recibimos a través de los diferentes medios de comunicación sean un aporte al desarrollo del ser social, y promuevan el enriquecimiento en todos los ámbitos a la sociedad. El cuarto poder. Actualmente la información se ha convertido en un instrumento de poder; ha sido capaz de atraer la opinión de la sociedad influyendo en ella de una manera voraz, un elemento de manipulación a través del que se defienden diversas posturas e ideologías, un elemento que incide en nuestra manera de pensar inconscientemente.
En la sociedad moderna este poder informativo se ha trastocado de modo que los medios de comunicación se han convertido en agentes de poder. Tras el poder ejecutivo, legislativo y judicial se encuentra el cuarto poder: la información, en manos de unos pocos privilegiados y que en ocasiones pretende ser el primero. Castells propone una teoría del poder político, analiza la estructura de las masas medias globales y celebra la expansión de Internet cuando distingue tres modalidades de comunicación: la interpersonal, la que desarrollan las televisiones y la auto-comunicación de masas, en la que cifra no pocas esperanzas para el futuro de la democracia. También generaliza su concepto de red, ampliándolo a múltiples ámbitos de la realidad, tanto naturales como sociales. Llega a proponer lo que podríamos denominar ontología general de redes, basada en dos tesis: 1) "las redes constituyen la estructura fundamental de la vida, de toda clase de vida" 2) "la red es la unidad, no el nodo". Dado que "las relaciones de dominación entre redes son fundamentales", Castells estudia las diversas modalidades de poder en una red. Dentro de una misma red, unos nodos pueden dominar a otros, pero lo más importante ocurre cuando unas redes dominan a otras, por ejemplo cuando las redes de comunicación pretenden dominar las redes neuronales de los cerebros humanos. Cuando eso llega a ocurrir, los medios de comunicación adquieren gran poder social, puesto que configuran el modo de pensar de las gentes y, en último término, la realidad social. Sin embargo, el poder no lo tienen los medios: son mucho más importantes: son el espacio donde se crea el poder" De aquí podemos reconocer diferencias entre conceptos importantes relacionados con los medios de comunicación los cuales son los siguientes: información, desinformación y manipulación. El primer concepto se refiere a la comunicación de un hecho que por sus características propias tiene interés para la opinión pública, la desinformación es la información errónea trasmitida por parte del emisor, ya sea por falta de celo profesional del informador u otras causas imputables al emisor, al canal, etc. Pero a diferencia dentro de la manipulación nunca existe intencionalidad de faltar al principio ético de la comunicación: la veracidad. La opinión pública en ocasiones recibe demasiada cantidad de informaciones que es incapaz de reconocer cuales están erróneas y cuáles no, cuales están manipuladas y cuáles no, precisamente esta mega-información sitúa al individuo en el punto contrario al que creía estar ubicado, es decir, el receptor del enorme flujo informativo no tiene capacidad suficiente como para asimilar y procesar tanta información. No es capaz de distinguir lo bueno de lo malo, un ejemplo muy claro con este tema dentro del ámbito más general a un espacio más concreto de la información, es la incapacidad de los servicios de inteligencia actuales para dar validez, credibilidad, o certeza a los innumerables mensajes que reciben acerca de
una determinada investigación. Precisamente por esa imposibilidad manifiesta a la hora de diferenciar entre la información veraz, la desinformación o la manipulación. Ahora bien, el receptor de todo este flujo informativo, es libre en cuanto a la elección de medios de comunicación, de este modo, la prensa escrita tradicionalmente se ha caracterizado por unos niveles de prestigio mayores que los obtenidos por los medios audiovisuales, ello puede ser debido a que la información tratada se somete a un proceso de análisis más profundo, distinto al que puede aplicarse a los audiovisuales, quizá por encontrarnos en la era de la noticia exprés, predominando de esta forma la instantaneidad informativa, así el impacto producido por una noticia en el espectador cobra mayor relevancia si es emitida de forma inmediata, incluso en directo, de este modo, en las redacciones de los medios informativos, en ocasiones ante determinadas noticias denominadas de alcance no hay tiempo material para contrastar las noticias aparecidas en los teletipos y es necesario optar entre la inmediatez con el consiguiente riesgo de faltar a la verdad o conseguir un relevante impacto visual en la audiencia del medio. Aunque el escritor Oscar Wilde expresara lo siguiente: “ aquellos para quienes el presente lo constituyen las cosas presentes, no conocen nada del tiempo en que viven”. Por su parte, la prensa escrita tradicional, no digital se enfrenta a un grave problema: la voracidad de la televisión, así el contenido de una noticia difundido en un periódico un día después ya es historia, solo por el simple hecho de que fue trasmitido un día antes y en el momento de los hechos como la televisión nos da a conocer la información poniendo ese lema que nos hace creer y ver lo que ocurre en ese instante, dejando así que se nos olvide pronto un hecho relevante porque al día siguiente pondrá otro más interesante que atraerá de nuevo a los espectadores. Por su parte cada medio tiene su forma de tratar el material informativo, así la emisión de una noticia en televisión puede durar una media de uno o dos minutos, en ese tiempo hay que comunicar al telespectador el que, el como el cuándo y el porqué de la noticia, inevitablemente el hecho se va a ver seccionado o mutilado, ya que, por muy buena que sea la labor de síntesis, siempre van a faltar elementos, imprescindibles que permitan al telespectador formarse un juicio exacto del hecho difundido. En contraposición la radiodifusión, se enfrenta con el reto de tener que utilizar la palabra para proporcionar capacidad visual a la noticia, lo cual logra a través de descripciones o narraciones basadas en la aportación de múltiples datos, que permiten al oyente formarse una idea muy exacta de la noticia, a través de la sucesión de testimonios e informaciones que reemplazan esa invisibilidad del hecho notificado. Pero en la actual Sociedad de la Información el elemento más característico de los medios en la nueva es su interactividad. Los diarios digitales, la televisión interactiva y el internet consiguen ser medios activos, así hasta hace pocos años el ver la televisión suponía para el telespectador ser un sujeto pasivo. De este modo, la función social de los medios de comunicación es la de formar, informar y entretener. Si bien, a pesar de ser esta su función social, también es necesario tener en cuenta que no se puede condicionar la voluntad del receptor, pues los medios ofrecen contenidos muy variados, y el destinatario de los mismos
es el que tiene la facultad de seleccionarlos o elegirlos. Entonces, no es menos cierto que algunos medios de comunicación, denominados sensacionalistas son capaces de crear elevados índices de audiencia difundiendo informaciones que rozan en algunos casos los límites éticos de la cultura de la información, llegando a ocasionar conflictos entre el derecho a la intimidad personal y el derecho a la libertad de comunicación. Así, en los últimos tiempos se nos bombardea de información innecesaria a través de los llamados vendedores de intimidad, que en tan solo unos minutos pueden acabar con la reputación de un personaje público labrada a lo largo de muchos años de esfuerzo personal, ofreciendo versiones inverosímiles y detalles mendaces y falaces sobre la vida personal y familiar de personas que se ven ciertamente desprotegidas, al cual conocemos como espectáculo y que no solo se observa en televisión, sino en revistas y otros medios que cuentan con un apartado especialmente dedicado a este tipo de información. En definitiva, las personas públicas, -a pesar de su condición- no deberían estar expuestas a esa denigración social gratuita, pues esa falta de rigurosidad y contraste en el tratamiento informativo origina, en algunos casos daños irreparables en la intimidad de dicho personaje, que a pesar de acudir a los tribunales de justicia para restablecer su reputación, el eco o impacto social de estos medios, tiene un alcance mediático muy superior al que pueda tener la repercusión de la sentencia judicial. También es necesario destacar que la televisión sigue siendo un medio omnipresente en la vida social, a pesar de que las nuevas tecnologías avanzan de una forma paulatinamente rápida. La televisión viene creando desde hace décadas unos modelos, estereotipos o patrones, que son asumidos por la colectividad como normas de conducta, así por ejemplo, la imagen difundida por este medio del canon de belleza en las pasarelas de moda más prestigiosas del mundo, se convierte en el modelo a seguir por millones de jovencitas en todo el mundo, llegando a crear casos de anorexia nerviosa o bulimia por imitar ese canon de perfección, que se impone como un estereotipo de belleza y aprobación social. Incluso se ha desarrollado una verdadera cultura del aspectismo, en el sentido de que quien no se ajusta al estereotipo difundido como modelo por los medios esta fuera del círculo de las oportunidades a nivel social, económico, etc. Igualmente la posesión o uso de determinados bienes o servicios creados por la publicidad como sinónimo de un determinado status social, se refiere a que si conduces tal o cual vehículo, o si vistes esta u otra marca obtendrás grandes dosis de autosatisfacción personal y un elevado grado de aprobación social, de esta manera, se ha instalado en nuestra sociedad actual la denominada cultura de marca, que es gestionada por parte de todos los operadores económicos que confluyen en el mercado, así algunas empresas utilizan estos signos marca rios para proporcionar al consumidor un plus de calidad en sus productos marcas de garantía
y obtener con ello una ventaja competitiva de orden superior con respecto al resto competidores, por su parte muchos consumidores hacen uso de estos signos como símbolos de su poder y capacidad económica, como verdaderas referencias de su status. En definitiva, la televisión es una fábrica de estereotipos, para directa o subliminalmente crear en el destinatario sensaciones de autoestima, reconocimiento, o distinción social, pero no hay que olvidar que también puede causar el efecto inverso, en caso de que el receptor no se ajuste a esos modelos preestablecidos. Así desde que irrumpió la televisión en nuestro país por el año 1956, muchos han sido los cambios operados por este medio hasta llegar al punto de que en la actualidad se ha convertido para la mayoría de los ciudadanos en la única fuente informativa y cultural, en una encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas en el año 2000, se constata que el medio que contaba con mayor audiencia era la televisión con un 86,6 %, seguido de la radio con un 48,6% y por último la prensa escrita con un 32% del porcentaje total. Haciendo un poco de historia diremos que la radio tardo 35 años en conseguir 50 millones de oyentes, la televisión 13, e Internet los ha alcanzado en apenas 3 años. De este modo, la coexistencia de distintos medios de comunicación , cada uno de ellos con sus propias características, supone una lucha por la supervivencia en términos técnicos y de audiencia, si bien la rápida implantación de Internet no es garantía de supremacía para este último medio sobre los otros, pues existen determinados aspectos que mitigan su presunta hegemonía comunicacional, así la carencia de una verdadera autoridad global con jurisdicción propia para impedir o evitar la difusión de contenidos que se incardinan dentro de los tipos penales más comunes; tampoco el denominado e-commerce ha alcanzado todavía las cotas necesarias de seguridad para permitir la realización de transacciones económicas fiables; la amenaza constante de los potentes virus informáticos propagados por desalmados hackers informáticos, son factores importantes a la hora de relativizar el magno poder con que parece contar la red mundial informática (Internet). En definitiva, la influencia ya sea positiva o negativa que ejercen los medios de comunicación sobre nuestra sociedad actual, produce una auténtica transformación del individuo que a su vez logra controlar o manipular al mismo a través de este.