MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y PODER POLÍTICO AUTORES: GARCÍA, D. O.; GARCÍA, G. I. L.; HERNÁNDEZ, P. M. A.; MEJIA, M. E. EQUIPO 10. PROPEDÉUTICO, GRUPO 8, ÁREA DE CIENCIAS SOCIALES. CIENCIAS SOCIALES II. DEPTO. DE PREPARATORIA AGRÍCOLA, UNIVERSIDAD AUTÓNOMA CHAPINGO, KM.38.5. CARR. MÉXICO – TEXCOCO. CP 56230. TITULAR DE LA MATERIA: DR. ALVARO REYES TOXQUI CHAPINGO, MÉXICO 27 DE JUNIO DE 2012
MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y PODER POLÍTICO INTRODUCCIÓN La información nos ayuda a cambiar y/o mejorar nuestro conocimiento del entorno, además de la ubicación y concepción del mundo. La presencia de los medios de comunicación es más latente pues una de las señas más significativas de la sociedad moderna es la comunicación de masas o mass – media. Los medios de comunicación tradicionales, lejos de desaparecer por el desarrollo tecnológico han ido avanzando y actualizándose, nuestro conocimiento se encuentra mediatizado, principalmente por las imágenes. La información y la comunicación se han convertido en un bien social inalienable e imprescindible para la comunidad pues por ellos se ha construido el conocimiento que permite el desarrollo y evolución del mundo. En estos momentos los motores de la sociedad son los medios de comunicación, esto queda reflejado en cómo se nos transmite y cómo se nos presenta la información; son capaces de difundir conocimientos, imágenes, actitudes, valores, etc. que absorben a los que prevalecen en esos momentos.
Las principales funciones de los medios han sido ―informar, formar, entretener y ofrecer pu blicidad de productos y servicios‖ de toda índole. Actualmente las mass – media se contemplan dentro del proceso de comunicación al ser mediadores entre los acontecimientos y los sujetos siendo el elemento central de la dinámica de la sociedad, al establecer relaciones que ayudan al mundo a avanzar en su conocimiento; por ello podemos afirmar que participan en la construcción de nuestra identidad. Dado que los medios de comunicación juegan un papel prioritario en nuestras vidas ponen de manifiesto una gran laguna en nuestro sistema educativo; la educación sobre medios de comunicación permite acercar a los estudiantes los diferentes aspectos de la realidad interpretando más coherentemente el discurso social y político, pues el poder de los medios es extremadamente impreciso, fundamentalmente porque los medios no constituyen un conjunto homogéneo. Obviamente no se puede desconocer la existencia de grandes grupos empresariales que controlan importantes medios. Los medios de comunicación están sujetos, como toda empresa, a la lógica de la demanda; en otras palabras, debe atraer el interés de los consumidores en un mercado competitivo; esta tensión toma la forma de confrontación en la cual varios gobiernos identifican a los medios de comunicación como el principal enemigo a ser combatido y sofocado, pero los gobiernos no son actores pasivos. Todos medios dependen en mayor o en menor medida de recursos de publicidad oficial y de organismos para-estatales como ejemplo las concesiones públicas reguladas por el estado y por legislaciones incluyen leyes relativas a la competencia. Los medios de comunicación son entidades tridimensionales: una organización, ya sea comercial, social o estatal; una comunidad profesional y un actor político. Cada medio combina de diferente manera estas dimensiones y es influenciada de manera variante por las mismas, lo cual determina su papel comercial, profesional o político.
Por ello falta una visión más precisa de los efectos de los medios sobre el lector/espectador; pues la suposición de que los medios tienen un poder absoluto, presupone que los ciudadanos son fácilmente manipulables y no individuos reflexivos que deciden por una variedad de criterios, dentro de los cuales, los medios constituyen una más de las influencias que ellos tam izan y elaboran. Pero en muchos países lo que se define como periodismo de confrontación, no es otra cosa que un periodismo de investigación denunciando actos de corrupción y abusos de poder; de esta forma los medios de comunicación están siendo atacados no por su poder sino a causa de su creciente fragilidad. La irrupción de las nuevas tecnologías de la comunicación ha generado una profunda crisis en el sector del periodismo. En el presente ensayo describimos la situación e influencia de los medios de comunicación con el poder político en México y en América Latina.
ENSAYO De acuerdo a la encuesta para la BBC, Confianza en los Medios de Comunicación, realizada en 10 países (Brasil, Egipto, Alemania, India, Indonesia, Nigeria, Korea del Sur, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos), entre marzo y abril de 2006, revelaron que la confianza en los medios es mayor a la que conceden los ciudadanos a sus gobiernos. En promedio, el 61% de los entrevistados aprueba a los medios de comunicación y el 52% a sus gobiernos. 9,000 adultos de 18-65 años. El en esta escena internacional, la televisión es considerada como la fuente de información más importante con el 56%, seguida por los periódicos con el 21%, en Internet con el 9% y la radio con el 9%. El 65% de los entrevistados creen que las noticias reportadas con precisión pero el 57% cree que los gobiernos interfieren con los medios de comunicación solamente el 42% piensan que los periodistas pueden reportar libremente. El periodismo es una de las pocas industrias privadas que goza de una protección constitucional por su alta valoración institucional. Como dato histórico es posible que todas las constituciones latinoamericanas del siglo XXI, y muchas del siglo XX, hablen más de la prensa que los partidos políticos. El protagonismo de los medios, tiene origen a finales de la década de los ochenta, cuando por primera vez el PRI perdió la mayoría absoluta en el Congreso. Antes la oposición era prácticamente inexistente en el sistema político mexicano y, por tanto, la necesidad de desarrollar estrategias de comunicación con el electorado no era social. Ahora los medios son imprescindibles en las campañas electorales.
La regulación de los medios de comunicación en México no propicia la diversidad ni la calidad en sus contenidos. La irrupción de las nuevas tecnologías digitales ha creado un nuevo contexto en el cual el periodismo encuentra nuevas opciones y exigencias. Las leyes para los medios son viejas, y en muchos casos incumplibles porque fueron diseñadas para circunstancias muy distintas a las que prevalecen hoy en México. Los diarios y revistas están regidos por la ley de imprenta promulgada en 1917. El 75% de la población mexicana se entera de los principales problemas a través de la televisión. Los periódicos y la radio son la segunda fuente de información. Dos de cada cinco mexicanos se enteran de los sucesos por estos medios. Sólo uno de cada diez hace uso de Internet para informarse. En México, los medios de comunicación gozan de credibilidad y confianza. Según la medición de Parametría, cinco de cada diez ciudadanos consideran que siguen siendo confiables. El más confiable es la televisión. Siete de cada diez personas — 67% — mencionaron que les genera ‗mucho‘ o ‗algo‘ de confianza. Cinco de cada diez dicen que los periódicos — 53% — y la radio — 51% — son confiables. En contraste, los que gozan de menor credibilidad son las revistas — 27% — e internet — 21%. La confianza en los medios de comunicación parece estar relacionada con la manera en que la gente se entera de las noticias. El 73% de los mexicanos se informa a través de la televisión; cuatro de cada diez ciudadanos utiliza los periódicos — 40% — y la radio — 37%. Los medios que menos utiliza la gente para enterarse de lo que acontece en el país son las revistas — 18% — e internet — 11%. De manera consistente, en el contexto electoral, la televisión es el medio por el cual los mexicanos se enteran preferentemente de las campañas políticas y elecciones — 58%. El segundo lugar lo ocupan los periódicos y la radio con el 32%. La asignación de concesiones para televisión y radio ha estado y sigue supeditada a la discrecionalidad del gobierno, otorgándoles licencias a empresarios que les parecen políticamente idóneos. Prácticamente el panorama de los principales medios de comunicación en el país se encuentra de la siguiente manera: de las estaciones comerciales, que constituyen casi 8 de cada 10 emisoras en todo el país, por lo menos el 70% se encuentran en manos de 10 grupos radiofónicos; la televisión es el medio que se encuentra en menos manos. En México, hay 863 canales de televisión, de los cuales el 62% (562 canales) están concesionados a Televisa y Televisión Azteca. Existen 253 televisoras asignadas a los gobiernos de los estados pero casi todas ellas transmiten con poca potencia y suelen ser órganos de propaganda más que promotoras de una televisión sustancialmente distinta de índole comercial. El canal 11, administrado por el Instituto Politécnico Nacional, tiene 39 estaciones con las cuales llega a casi la mitad del país. Solamente hay 5 televisoras universitarias y todas tienen señales circunscritas a
su localidad. Este modelo no ha tenido como prioridad la apertura de más canales sino, fundamentalmente, la transmisión de imágenes de mejor calidad. Estas características de la comunicación contemporánea en México favorecen la influencia política de las corporaciones de comunicación más importantes. Las empresas de televisión concentran frecuencias y audiencias con más intensidad que en cualquier otro país de América Latina. En 2007 en Argentina, las dos cadenas de televisión más importantes concentraban el 27.3% de la audiencia en todo e l país; en Brasil las dos cadenas con más televidentes alcanzaban el 60.3%; en Chile el 21.2%; en Venezuela, el 49%. En México, Televisa y TV Azteca concentraban el 70% de los televidentes en todo el país y majan 6 de cada 10 canales. En México, todas las frecuencias de televisión y radio has sido adjudicadas de manera gratuita, pero, en cambio, todas las frecuencias para telefonía han sido subastadas, en ocasiones a precios muy altos. En 2005 las empresas de televisión impulsaron varias reformas a la Ley Federal de Radio y Televisión y a la Ley Federal de Telecomunicaciones, pretendiendo difundir servicios de telecomunicaciones (telefonía móvil e internet) en las frecuencias que tiene concesionadas. Con esta reforma de ley las televisoras querían comercializar servicios de telefonía en bandas adosadas a las frecuencias de televisión pero sin pagar al Estado por esa explotación adicional.
Tales reformas a leyes de Telecomunicaciones y Radio y Televisión fueron conocidas como ―Ley Televisa‖ aprobadas en 2005 por la Cámara de Diputados y en 2006 por el Senado de la República, pero en 2007 la Suprema Corte de Justicia de la Nación, declaró inconstitucionales e invalido estas reformas de ley; el argumento principal fue el aumento que significaba en el poder de las televisoras sin que hubiera contrapesos capaces de propiciar más diversidad en la televisión. El 8 de abril d 2010 los legisladores del Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, presentaron en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República la iniciativa para crear una nueva Ley Federal de Telecomunicaciones y Contenidos Audiovisuales, que regularía tanto a las telecomunicaciones como la televisión y a la radio, se propuso asignar mediante la licitación pública las concesiones para difundir por esos medios el establecimiento de límites a la concentración de medios, respaldo a medios públicos y reconocimiento a los derechos de las audiencias, entre otros cambios. Esta iniciativa quedo estancada pues los consorcios de comunicación más importantes se opusieron a ella. Tampoco existe en México un plan nacional para el desarrollo de Internet, hay aproximadamente 33 millones de usuarios de Internet que son algo del menos del 30% de la población, esta disponibilidad de conexiones reproduce la desigualdad social y regional. En el país hay 18 teléfonos fijos y 82 líneas de teléfono celular por cada 100 habitantes. La mayor parte de ella manejadas por el mismo grupo empresarial. El 80% de la telefonía alámbrica y el 70% de la telefonía móvil son propiedad del Grupo Carso, del empresario mexicano Carlos Slim.
La expansión en Internet ha ofrecido un atractivo mercado para los medios de comunicación, aunque la mayor parte de los mexicanos todavía prefiere informarse de los asuntos de actualidad a través de la televisión y otros medios convencionales. El sitio del El Universal (www.eluniversal.com.mx) recibe u promedio de tres millones visitas diarias. Le siguen Milenio Diario (www.milenio.com) con algo más de un millón de visitas al día y El Norte (www.elnorte.com) editado en Monterrey y que recibe algo menos de 800 mil visitas diarias. En México, salvo excepciones no hay tradición ni ejercicio del periodismo de investigación. Durante muchos años, la prensa mexicana se mantuvo de espaldas a la develación o denuncia de hechos incómodos para el poder político. Más tarde en la última década del siglo XX, el periodismo mexicano se volvió más agresivo pero no necesariamente por ello ha profundizado para indagar a fondo acontecimientos de interés público. La prensa mexicana es, en su gran mayoría, propagadora de dichos pero no necesariamente de hechos, con escasa información proveniente de autentica investigación periodística. Desde que en junio de 2003 comenzó a tener vigencia la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la información Pública y Gubernamental, los periodista mexicanos contaron con un valioso recurso para investigar y obtener documentos y datos del gobierno. En junio de 2003, algunos de los principales diarios de la ciudad de México mostraron datos que eran públicos gracias a esta ley. Los asuntos más mencionados eran los salarios de los funcionarios públicos y los gastos de diversas oficinas de gobierno en infraestructura. Basto la mirada atenta de un reportero al explorar los sitios del gobierno, Anabel Hernández, Milenio
en junio de 2001: ―Presidencia compra toallas de $4025.00‖, acción que propicio el desp ido del administrador del presidente Fox, mientras que su esposa logró que los dueños de Milenio despidieran a la reportera. Es difícil considerar que en las redes sociales se pueda ejercer el periodismo de manera plena, debido a la restricción que hay en ellas. En México como sucede en toda América Latina, la irrupción de las redes sociales en la vida pública es tan reciente que resulta difícil hacer un diagnostico de sus efectos y consecuencias. Estas redes permiten propagar un asunto, pero no bastan para contribuir a entenderlo. Es decir en ellas se puede cumplir cada uno de los fines del periodismo, pero no basta para consumar el más importante, que es poner en contexto un acontecimiento y ofrecerle al ciudadano elementos para comprenderlo y formarse una opinión de él. Los medios de comunicación, las redes sociales y otros espacios de Internet resultan útiles para que los ciudadanos desempeñen otras ocupaciones opinen, presionen y exijan acerca de los contenidos de los medios. En México, recientemente, las redes sociales has resultado útiles para que los ciudadanos interesados en los medios propaguen sus inquietudes en ese campo, ejemplo de ello son: el 7 de febrero de 2012 la periodista Carmen Aristegui fue despedida de la cadena MVS Radio, por su comentario de salud del presidente de la República, pero inmediatamente emergieron grupos de apoyo en Facebook y el #aristegui más comentado en Twitter, apoyo que influyó para que Aristegui y la empresa radiofónica acordaran el retorno de la conductora al noticiero. Po cas semanas más tarde la suspensión de la película Presunto culpable,
provoco protestas a través de Facebook y Twitter contra este acto de censura, hasta que se reanudaron las exhibiciones de la cinta. De esta manera los recursos en línea pueden servir no sólo como espacios para expresar y eventualmente mejorar el trabajo de los periodistas sino, también, para evaluarlo y respaldarlo o cuestionarlo. Los medios de comunicación tienen una función esencial como observadores e incluso, en ocasiones, como contrapeso de poder. El conflicto entre los medios de comunicación y las instituciones públicas es una característica de la construcción democrática de América Latina. El origen de esta tensión enfrenta dos problemas: Primero, La diversidad en la calidad democrática de muchos de los sistemas mediáticos de la región; segundo, Las políticas de gobierno diseñadas para regular la influencia mediática en la política. En un ámbito diferente a México, ¿Cómo es esta relación entre medios, poder y democracia en América Latina?, con el cambio de siglo emergieron, en buena parte de Latinoamérica gobiernos identificados con consignas y programas de izquierda. Uno de los rasgos más notorios de estas nuevas experiencias políticas es la acumulación de numerosos episodios públicos y subterráneos con la prensa y los medios, en la que la estrategia dominante es denegar legitimidad y erosionar la autoridad de los nuevos liderazgos políticos regionales, en estos casos se encuentran Venezuela con Chávez, Argentina con los Kirchner, Bolivia con Morales y Ecuador con Correa. Todos ellos comparten rasgos en los que se localiza en primer lugar, el desplegado de nuevas formas de comunicación directa rechazando, simultáneamente, convenciones de mediación periodística como las conferencias de prensa o las entrevistas. Segundo, has adoptado una práctica sistemática de interpretar a la sociedad con discursos populistas y de izquierda en los que los medios y la prensa figuran como instrumentos ideológicos de los enemigos del pueblo ligándolos a intereses de clase o grupos privilegiados. En la política, para obtener la legitimidad hay que comunicar la representación. Esto implica que los medios de comunicación están desde su origen en el corazón de la actividad política, y no hay forma de entender es racionalizar los modos y las formas de comunicación de cada época. Pero los medios no son sólo un mecanismo que luchan terceros para alcanzar la representación, sino que también son potencialmente representativos entre si. A la compensación social lógicamente con lo expresado la representación política. Las sucesivas crisis de representación van produciendo reacomodamientos entre estas instituciones, incluso entre las más formales. En el régimen democrático la representación política no ha sido nunca un monopolio de los poderes electos, ni las elecciones han agotado las formas de representación. Se puede decir que simultáneamente las nuevas democracias varían a sus representantes formales y a su vez a los que iban a vigilar a esos representantes.
A diferencia abajo mostramos algunas acciones de gobernantes que han logrado su éxito y su relación con los medios de comunicación
países
BRASIL
CHILE
URUGUAY
escenario político Lula da Silva: neopopulismo con elementos retóricos de izquierda. Sin embargo, su política económica se mantiene en la práctica cercana al neoliberalismo y al eje del mercado Internacional. A pesar de este alineamiento con la sociedad de mercado, los medios de referencia han mantenido una posición crítica y adversa a su gobierno. Michelle Bachelet: Izquierda de centro. Con un discurso más ciudadano que de izquierda, ha mantenido las líneas económicas de libertad de mercado. Sin embargo, los medios de referencia han sido feroces con su gobierno a partir de su conservadurismo moral. Tabaré Vásquez:
neopopulismo de izquierda.
Por realizar críticas a los medios de referencia y con el apoyo de leyes a favor de los medios comunitarios y sociales, el gobierno ha mantenido una relación conflictiva con los empresarios de medios.
características de la comunicación
Liderazgo carismático. Discurso construido desde la retórica: “nunca en la historia de este país”. Mensaje de inclusión social. -Estilo basado en la improvisación, ―poeta Popular‖. (Fuente: Gois, Chico; 2008: 26
Escenario comunicativomediático.
Tensión Mediosgobierno.
Liderazgo femenino. Gobierna con ―estilo ciudadano‖. Conflicto con los medios tradicionales. Mensaje social. Poca respuesta a periodistas. Búsqueda de una ―imagen de sobriedad y autenticidad‖.
Tensión medios gobierno a favor de los medios.
Estilo personalista y afectivo. Estrategia comunicativa: gestualidad más que oralidad. Poca presencia y desconfianza hacia los medios. Discurso unificante: “dignidad de los uruguayos”.
Los medios dominan pero no totalmente
La función y uso de los medios de comunicación masiva en la elección de los gobiernos, no puede pensarse por fuera de la temporalidad propia de la política en democracia. Tradicionalmente esta se dividía en tres instancias: periodo preelectoral, Campañas electorales y periodo post-electoral. Empero con la irrupción de la mercadotécnica política y la espectacularización de la comunicación política se reducen las campañas a imágenes y slogans, pero no al intercambio racional de argumentos. Los medios masivos representan un elemento central para la lucha electoral pero no explican por sí mismos su éxito o su fracaso.
La política devino entonces en espectáculo que se caracteriza por:
Los políticos como héroes mediáticos que son contados en los informativos como tales: quienes gozan besando niños, estando con la gente, vistiendo la política.
Los políticos como héroes melodramáticos o galanes de telenovela.
La política se convierte en una construcción desde las lógicas mediáticas del entretenimiento y el simulacro. Para hacer campañas políticas como para gobernar con éxito, la comunicación mediática es necesaria
como estrategia de conexión social y seducción pública. Los medios de comunicación han cumplido una función preponderante como recursos para la promoción o desaprobación de políticos, gobiernos y políticos.
MODELOS DE LA DEMOCRACIA MEDIÁTICA EN AMÉRICA LATINA Modelo Mediático: Modelo de “la Plaza Pública” Modelo de “Comunicación “Democracia de
Directa”
Audiencias”
Contexto sociopolítico
Relaciones de poder entre medios y gobiernos
Contexto temporal mediados del siglo XX: Rol activo del Estado que interviene en la economía y media entre las disputas entre el Capital y el trabajo. (Modelo corporativista). Políticas de satisfacción de demandas plurisectoriales y distributivas del ingreso. Principales actores: partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales por sector de la producción. Los medios son un recurso de poder, en cuanto permiten la difusión masiva de las ideologías partidarias. En política prevalece un tipo de comunicación interpersonal, ―modelo de la plaza pública‖.
Contexto temporal: fines de siglo XX. Crisis del Estado de bienestar: procesos de reforma del Estado achicamiento del gasto público, descentralización, privatización, desregulación y flexibilización laboral. Pérdida de poder de ―viejos actores‖ (Estado, partidos políticos, esferas institucionales como los congresos nacionales). La televisión y los medios aparecen como el escenario privilegiado de la política. Los medios no solo son un recurso de poder, sino que se convierten en una herramienta indispensable en política. La capacidad de acceso al gobierno se mide por la cantidad de dinero y las estrategias de comunicación establecidas durante las campañas electorales.
Contexto temporal: fines de siglo XXI. Superposición entre el modelo de la plaza pública y el modelo mediático con el debilitamiento de los actores e instituciones mediadoras como los partidos y los programas de gobierno.
Los medios masivos son relevantes pero no decisivos, existen otras alternativas de difusión como el uso de Internet y la comunicación cercana. Se pretende un tipo de comunicación ―directa‖ con los ciudadanos, aunque no necesariamente se trata de un recurso participativo En síntesis, los medios de comunicación en los tres modelos de la democracia mediática se
configuran como recursos de poder en, al menos, cinco aspectos: medios como recurso de poder económico; como recurso y actor político relevante; como poder simbólico; como articuladores de poder, de demandas y de poderes; como recurso melodramático, una relación mediática, amorosa y excedida en actos simbólicos de amor político. Es posible observar algunos cambios en el paisaje mediático latinoamericano a partir de la comunicación en red: los grupos multimediales buscan incluir al ciudadano a través de blogs; aparición de
más y mejores medios regionales y locales; más medios gratuitos; preeminencia creciente de los medios online, internet y celular. Este paisaje mediático nos demuestra que estamos a la vez frente a:
Un nuevo contexto tecnológico que implica transformaciones en los modelos de negocio y de comunicación de los medios masivos de comunicación;
Un nuevo ciudadano que se cansó de ser espectador y quiere producir sus propios mensajes;
Un profundo cambio de los modos y criterios del informar.
¿Será que los medios de comunicación y la televisión, en especial, son los que nos han llevado a esta democracia de simulación-espectáculo-farandulera; a esta política cínica?
Los medios de comunicación
tienen poder… pero no tanto para ser los culpables de los políticos y democracias que tenemos.
CONCLUSIÓN Los medios de comunicación son importantes en cuanto son poder; poder para defender proyectos políticos, poder para ampliar las voces ciudadanas, poder en la producción de la esfera pública. Los medios de comunicación pasaron de ser escenarios de lo público a actores que defienden un modelo liberal de mercado y una esfera pública de homogénea. A mayor uso instrumentalizado de los medios (en campañas electorales y como herramientas de sostenimiento de los gobiernos) menor es la contribución de los medios de comunicación a las lógicas de la democracia y mayor su aporte a la hegemonía de los proyectos políticos que defienden. A mayor concentración de la propiedad de los medios menor visibilizarían, circulación y articulación de las diversas voces y agendas públicas; por lo tanto, menor es la contribución de los medios de comunicación a las lógicas de la democracia y a diversificar los modos de pensar la realidad. Hay que imaginar nuevas formas de ser medios y de ser democracia, pero los medios y los periodistas no pueden seguir negando que habitan una crisis de sentido político en sus modos de informar, al estar desconectados con la sociedad y no encontrar su lugar en nuevo ecosistema de medios.
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http://www.amai.org/pdfs/revista-amai/AMAI-13_art8.pdf
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http://www2.ohchr.org/spanish/issues/democracy/costarica/docs/PNUD-seminario.pdf