La escuela cumple un rol muy importante como ente socializador del ser humano, esta después del hogar viene aportando a la sociedad los métodos para formar personas, que no solo se desarrollen en un ámbito interno o área intelectual, sino también en sus áreas externas como en las relaciones interpersonales, en las costumbres no individuales necesarias para vivir en sociedad. La escuela es el lugar donde el niño aprenderá a compartir, a limitarse, a descubrir el mundo que lo rodea y donde irá edificando su identidad. Conocerá su lugar en el mundo, la historia de su comunidad, lo que significan y como usar las ciencias, encontrándose en ese medio así mismo y lo que le gustaría hacer en el futuro, y cultivará las relaciones de alumno, compañero y amigo. Apropiarse de la cultura, presupone presupone un proceso activo y constructivo constructivo que tiene sus particularidades y su desarrollo único e irrepetible en cada sujeto, en el que estos procesos de desarrollo son producto de la acción educativa, que al promover la participación activa del estudiante lo convierte en protagonista de los hechos de su cultura. En la relación cultura-educación-desarrollo aflora como elemento mediador el aprendizaje ya que por sus características la cultura mediatiza todo el quehacer humano, y en particular la actividad educacional. El enfoque del ámbito educacional desde la perspectiva señalada, revela los nexos de los procesos educacionales con la cultura, al poner de manifiesto los códigos con que los sujetos de estos procesos operan en su actividad y los sistemas de significados por ellos compartidos. Las adecuaciones curriculares son apoyos educativos que los docentes de escuelas y colegios les brindan a los los estudiantes que los necesitan, responden a las formas individuales individu ales de aprender de los estud iantes, por lo tanto no se aplican como “recetas” en el aula, sino que se hacen pensando y respondiendo a las necesidades individuales de cada estudiante, reconocen la dignidad de cada persona y su derecho a participar dentro de un sistema social común. El mayor problema que se presenta es la cantidad de niños del aula, la falta de creencia en las capacidades de los estudiantes con síndrome de Down. Su consideración, como un alumno digno de ser educado más que un objeto, es el factor más complejo a la hora de entender un derecho que habla de igualdad de oportunidades. Mientras tanto el docente a de propiciar ambientes de aprendizajes aprendizajes que son espacios en el que los estudiantes interactúan, bajo condiciones y circunstancias físicas, humanas, sociales y culturales; para generar experiencias de aprendizaje significativo y con sentido. Dichas experiencias son el resultado de actividades y dinámicas propuestas, acompañadas y orientadas por un docente, se encamina a la construcción y apropiación de un saber que pueda ser aplicado en las diferentes situaciones que se le presenten a un individuo en la vida y las diversas acciones que este puede realizar en la sociedad, fomentar el aprendizaje autónomo, dando lugar a que los sujetos asuman la responsabilidad de su propio proceso de aprendizaje.
Por otra parte, generar espacios de interacción entre los estudiantes en los cuales el aprendizaje se construya conjuntamente de manera que se enriquezca la producción de saberes con el trabajo colaborativo y se reconozca la importancia de coordinar las acciones y pensamientos con los demás. Gimeno Sacristán, J & Pérez Gómez, A. (1992) Mencionan que “La escuela por sus contenidos, por sus formas y por su sistema de organización va induciendo paulatina pero progresivamente en las alumnas y alumnos, las ideas, conocimientos, representaciones, disposiciones y modos de conducta que requiere la sociedad adulta”. Considero que el comportamiento de los niños y adolescentes en los centros escolares ha sido siempre una constante de preocupación, muchos docentes señalan a los padres y a la pérdida de valores familiares; los padres de los niños recriminan a la escuela y a los maestros de haber abandonado la mística educativa y de no comprender a la juventud; ambos, padres y educadores escolares, acusan a la sociedad con sus medios de comunicación, sus atractivos perniciosos, e incluso a sus leyes de protección al menor, de ser en buena parte responsables del “descontrol” de la juventud; tanto a nivel familiar como escolar, los adultos se quejan de que ya los jóvenes no se someten a la autoridad como sucedía en generaciones anteriores. Hay conductas que deben ser siempre corregidas porque no son beneficiosas para una educación que quiera transmitir valores universales y dejar conocimientos y destrezas útiles para la vida del estudiante. Así, por ejemplo, conductas que deben ser eliminadas son todas aquellas que van en detrimento de la integridad física o psicológica del mismo alumno, de sus compañeros o de otras personas. Un punto importante en esta etapa de la vida, es darle al estudiante un trato que se vaya asemejando más al de un adulto joven, y no hacerle sentir que es un ser inmaduro, que no tiene capacidad aún de pensar o decidir por sí mismo, error que se comete con demasiada frecuencia. Si bien no es aún del todo maduro, tampoco es ya un niño que se someta con facilidad y acepte todo lo que se le quiera imponer de una manera u otra. Es el momento de la vida en el que más se necesita ser escuchado, dar opiniones propias, tener la oportunidad de lograr la independencia y tratar de ser uno mismo, lo cual debe ser tenido en cuenta y respetado en el ámbito escolar y familiar. Gimeno Sacristán, J & Pérez Gómez, A. (1992) Comentan que “la segunda función del proceso de socialización en la escuela es la formación del ciudadano para su intervención en la vida pública. La escuela ha de preparar a las personas para incorporarse a la vida adulta y pública de modo que pueda mantenerse la dinámica y el equilibrio en las instituciones y normas de conv ivencia que componen el tejido social de la comunidad humana” hoy en día la educación en México se encuentra en un punto clave, donde no únicamente se forma al alumno con conocimiento para enfrentar el mundo laboral, sino que se le dota con capacidades de socialización que le permitan desarrollar las competencias que lo harán destacar social y profesionalmente, además, por ser un lugar donde se pasa casi una tercera
parte del día durante varios años, es ahí donde se refuerzan aquellos aspectos que son otorgados en la familia, donde se enseña la importancia de la participación y colaboración. Hoy en día el sistema educativo enfrenta problemáticas, aunado con la sobrepoblación de grupos, concentra un gran número de conocimientos en cada grado, lo cual ocasiona, en algunos casos sobre carga para los niños, quienes terminan memorizando la información para aprobar un examen, lejos de comprenderlo para retenerlo en la memoria a largo plazo, y estos mismos conocimientos al no ser logrados en memoria deberán ser repasados varias veces durante los distintos grados lo que genera déficits en las capacidades profesionales de los mismos al momento de su introducción a la sociedad.
Gimeno Sacristán, J & Pérez Gómez, A. (1992) Comentan “la orientación homogenizadora de la escuela no suprime sino confirma y además legitima las diferencias sociales, transformándolas en otra de carácter individual” es pues el entorno social durante el proceso de socialización, de modo que se imponen las orientaciones adquiridas en fases (como las orientaciones de tipo cultural), aún así se desarrollan y van cambiando en el transcurso de la vida. Aunque claro, no es frecuente que se produzca un cambio radical, ya que los seres humanos nos esforzamos por aferrarnos a la forma de ver las cosas que nos es más familiar. Si partimos de la idea de que la educación siempre proviene de otro, los docentes tienen, por una parte, que promocionar de modo profesional la adquisición y la captación de conocimientos nuevos y de nuevas experiencias mediante los arreglos correspondientes; y por otra, que ofrecer una ayuda interpretativa que posibilite la construcción de nuevos patrones de interpretación de la realidad. Gimeno Sacristán, J & Pérez Gómez, A. (1992) mencionan que “ la función educativa de la escuela inmersa en la tensión dialéctica entre producción y cambio, ofrece una aportación complicada pero especifica; utilizar el conocimiento también social e históricamente construido y condicionado como herramienta de análisis para comprender mas allá de las apariencias superficiales, asumido como natural por la ideología dominante. Facilitar la comprensión de los fenómenos de aprendizaje en la escuela y para apoyar conjuntamente con conceptos y principios de otras disciplinas, integrados y filtrados por la reflexión didáctica sobre la práctica, el diseño, el desarrollo y la evaluación de la intervención educativa” entonces toda institución social cumple la tarea de satisfacer ciertas necesidades de los individuos. La educación, como institución social, también realiza importantes y múltiples funciones, a través de las cuales proporciona unidad, madurez, tanto al grupo en general como a sus miembros. La educación contribuye también a fomentar lo espíritu crítico y la creatividad de los individuos, a promover y prepararlos para el cambio social. No obstante, se duda que la escuela, como institución educativa y dado el carácter conservador de la misma, pueda llevar a cabo el carácter innovador y progresista de la sociedad. Es posible, que la escuela intente preparar a los individuos para los retos sociales del futuro. El proceso de apropiación de la cultura escolar ocurre durante las prácticas de enseñanza, mediante el seguimiento y la reconstrucción de su trayectoria por las aulas. Nosotros como futuros docentes al estar en un salón de clases adquirimos los ritmos de trabajo de los
maestros titulares y si en dado caso el docente lleva a cabo su profesión de una manera no muy convincente para nosotros optamos por no adquirir esos modos de trabajo. Apropiarse de la cultura es un proceso activo y constructivo, tiene sus particularidades y su desarrollo único e irrepetible en cada sujeto, en el que estos procesos de desarrollo son producto de la acción educativa. Dentro de la apropiación de la cultura escolar podría mencionarse la adquisición de los saberes prácticos que son el resultado de las experiencias cotidianas de la profesión, están contextualizados y se adquieren en una situación laboral; también llamados saberes empíricos o de experiencia. Los saberes sobre la práctica: saberes procedimentales sobre cómo hacer algo, y los formalizados. Los saberes de la práctica corresponden a los de experiencia, a los que resultan de una acción exitosa, de las praxias, y también a los condicionales (el saber cuándo y dónde): los distintos tipos de saber hacer- saberes de acción a menudo implícitos. El saber del maestro profesional, que permite distinguir al debutante del experto, se sitúa en este nivel. En los saberes de integración, el maestro para adaptarse y actuar, reúne muchos elementos de la situación. Esta vinculación de los saberes con la adaptación en la acción se hace de forma implícita y el profesional debe adoptar un comportamiento reflexivo sobre sus actos. Otros de los saberes en la apropiaciones de la cultura escolar podría decirse que son los saberes intermediarios son conceptos operatorios que nos permitirán traducir en palabras las prácticas, a las que dominamos saberes- herramientas, instrumentos para describir las prácticas. Estas herramientas nos permitirán desarrollar una habilidad clave: el saber analizar, autentica metahabilidad, que nos permite construir las habilidades profesionales. Gimeno Sacristán, J & Pérez Gómez, A. (1992) plantean “que el papel del estudiante y del docente se puede reconstruir como una expresión de los planteamientos de Vygostki como el de un actor mediado por su tutor. Es decir, el estudiante será el responsable de aprender desde su experiencia, orientando su aprendizaje pero contando con la intervención del maestro o tutor quien interviene creando experiencias de aprendizaje que favorezcan el aprendizaje para la vida desde el aula” es así como propiciara un aprendizaje significativo que surge cuando el alumno, como constructor de su propio conocimiento, relaciona los conceptos a aprender y les da un sentido a partir de la estructura conceptual que ya posee. Dicho de otro modo, construye nuevos conocimientos a partir de los conocimientos que ha adquirido anteriormente. Este puede ser por descubrimiento o receptivo. Pero además construye su propio conocimiento porque quiere y está interesado en ello. El aprendizaje significativo a veces se construye al relacionar los conceptos nuevos con los conceptos que ya posee y otras al relacionar los conceptos nuevos con la experiencia que ya se tiene. El mundo que rodea el desarrollo del niño/a es hoy, más que nunca, una clara construcción social donde las personas, objetos, espacios y creaciones culturales, políticas o sociales adquieren un sentido peculiar, en virtud de las coordenadas sociales e históricas que determinan su configuración; por tal razón, no se puede reducir todo a la evaluación de un resultado o de un producto y dejar de lado el valor determinante de los procesos; porque los resultados son efímeros, cambiantes, provisionales.
El proceso de reconstrucción del pensamiento del alumno/a requiere dos condiciones: partir de la cultura experiencial del alumno/a y crear en el aula un espacio de conocimiento compartido. Con estas condiciones, el estudiante puede implicarse en un proceso abierto de intercambio y negociación de significados siempre que los nuevos contenidos provoquen la activación de sus esquemas habituales de pensar y actuar. Por ello, la adquisición de la valiosa cultura académica debe ser siempre un proceso de reconstrucción y no simplemente de yuxtaposición. La función social de la escuela es pasar de la reproducción a la reconstrucción crítica del conocimiento y la experiencia y, definitivamente para que el aprendizaje sea significativo, éste debe estar inmerso en un contexto cultural familiar para el estudiante quién a través de estrategias, como la del aprendizaje cooperativo, pone a prueba sus concepciones y decide o no reconstruirlas, todo depende del significado que le generaron. Es por esto, que el maestro debe fomentar éste tipo de aprendizaje en el aula, debido a que el aprendizaje es de tipo social y es a partir de la interacción con el otro como los seres humanos construimos conocimiento. La escuela como institución recrea y reproduce en los actores sociales, ciertos valores y bienes culturales seleccionados en un proceso de lucha de intereses entre distintos grupos y sectores sociales. Esto otorga a la escuela la función primordial de asegurar el acceso al conocimiento socialmente válido y la promoción de aprendizajes significativos, pensar a la escuela no como templo sino como ámbito de saberes. La educación se efectúa siempre en el seno de una vida social. Educando y educador realizan su encuentro en un contexto social, fuera del cual resulta indispensable toda relación entre personas. La función educacional es, además, una forma de comunicación, una modalidad de interacción, lo cual postula una situación social. Aprender despierta una variedad de procesos evolutivos que solo puede operar cuando el niño está interaccionado con personas de su entorno y en colaboración con sus iguales. El aprendizaje también puede recibir el apoyo de otros estudiantes mediante la ayuda que se prestan mutuamente cuando trabajan juntos y en colaboración en tareas emprendidas conjuntamente. Aprender no depende de un flujo unidireccional de conocimiento del enseñante a los estudiantes. El aula se convierte en una comunidad de indagación en la que el conocimiento se construye en colaboración y todos los participantes colaboran conjuntamente en actividades con las que todos se sienten comprometidos y a las que cada uno contribuye lo mejor que puede, de acuerdo con las demandas de la situación específica, de tal manera que todos se puedan ayudar mutuamente en sus zonas de desarrollo próximo, enseñando cada uno a los demás y aprendiendo de ellos.
BIBLIOGRAFÍA
Gimeno Sacristán, J. y Pérez Gómez, A. comprender y transformar la enseñanza , 1992, Madrid, Morata