Fujimori y la corrupción
Por Antonio Zapata
Muchos piensan que el gobierno de Alberto Fujimori tuvo dos etapas: una primera positiva y renovadora, mientras que la segunda etapa habría sido negativa y corrupta, dominada por Vladimiro Montesinos. Algo de cierto tiene esta proposición, porque durante la primera parte de los años 1990 19 90 se dieron las principales medidas liberales del período, aunque en esencia es equivocada, porque el gobierno de Fujimori fue corrupto desde el comienzo.
Al año de comenzado el gobierno se produjo el escándalo de la ropa usada, que dividió a la familia presidencial, debido a que la primera dama, entonces Susana Higuchi, denunció los hechos delictivos. En suma, se estaban canalizando las donaciones de súbditos japoneses a través de unas ONG que formó la familia Fuji mori para manejar este dinero en forma privada, desviando parte de los fondos para uso propio. Estas dos ONG, APENKAI y AJEN, fueron dirigidas por familiares directos del ex presidente, que después de su caída se han quedado en Japón y nunca han regresado.
Entre los principales integrantes de la familia que dirigieron esta operación se cuenta a Víctor Aritomi, quien está casado con Rosa Fujimori, hermana del ex presidente. Aritomi era embajador peruano en Japón y persona clave, porque manejaba toda la trama. Después de la fuga de su cuñado, alegó tener nacionalidad japonesa y, a pesar de ser el representante del Perú, sostuvo que carecía de vínculo legal con nuestro país. ¿Estará Keiko Fujimori de acuerdo en someter a sus tíos ante la justicia peruana para que respondan por sus delitos?
Otro caso es la compañía de seguros Popular y Porvenir. Esta entidad fue manejada por Augusto Miyagusuku, quien era amigo de la infancia y vecino del ex presidente. Asimismo, era directivo de una de las ONG que canalizaron las donaciones japonesas. Pues bien, el íntimo amigo de Fujimori saqueó Popular y Porvenir dejándola completamente quebrada, después de haber sido una próspera y emblemática empresa nacional. La denuncia periodística de este caso ocurrió mucho antes de la caída de Fujimori y la fuga a Japón de Miyagusuku también fue anterior a la renuncia por fax de su entrañable amigo.
Estos dos casos han sido analizados en los años 2000 por diversas entidades públicas. Han pasado por la lupa tanto de la Contraloría General de la República como de la Superintendencia de Bancos y de dos Comisiones Investigadoras del Congreso.
Todas estas instituciones han concluido que hubo dolo en ambas situaciones. Por ejemplo, la SBS estableció con precisión el faltante de dinero en APENKAI, que debe haber quedado en manos de sus directivos, todos miembros de la familia Fujimori.
Pero, la cereza de la torta fue el latrocinio de la Caja de Pensiones Militar y Policial. Este fue el capital originario de Vladimiro Montesinos, quien colocó a sus intermediarios en la entidad, orientando las inversiones y préstamos que realizaba la Caja para maximizar sobornos, obteniendo coimas espectaculares. El resultado fue funesto, se destruyó la capacidad de la entidad para cumplir sus obligaciones con los retirados de las FFAA. El problema se ha ido evadiendo y alargando durante todo este decenio y ha de afrontarlo el próximo gobierno. ¿Por qué Keiko resolvería lo que fue desvalijado bajo su padre?
En este sentido, tenemos evidencia absoluta de actos corruptos desde el primer gobierno de Fujimori. Asimismo, ese mal empezó por el círculo personal del mandatario, su familia y su socio. La candidata tampoco ha precisado el origen de los fondos empleados en el financiamiento de los estudios de ella y sus hermanos en universidades de EEUU, que salieron del erario público y pagamos todos los peruanos. De este modo, se refuerza la sospecha de muchos ciudadanos sobre la elevada corrupción que traería un eventual gobierno de Keiko. Esa duda no la puede evadir fácilmente, porque la involucra personalmente, y a su padre, sus tíos y sus íntimos colaboradores, parte de los cuales reaparece con ella.