Harley Davidson

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REV. 1 DE NOVIEMBRE, 2000

SUSAN FOURNIER, JAMES MCALEXANDER JOHN SCHOUTEN, SYLVIA SENSIPER

Harley-Davidson Posse Ride : crear comunidad de marca Introducción y tarea

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Acabas de incorporarte al equipo directivo de Harley Owners Group (HOG), una división de HarleyDavidson Motor Company. Aunque todavía no te has puesto la cazadora de cuero y no sabes muy bien cómo se acelera una HOG (nombre con el que se conoce a las motos Harley), eres una persona creativa y de mentalidad abierta. Mejor para ti, porque tu primera tarea es participar en el viaje en grupo «Borderto-Border Posse Ride» (de frontera a frontera) en una HOG. En diez días vas a recorrer 2.000 millas, desde South Padre Island, Texas, hasta la frontera con Canadá, cruzando el país con 400 entusiastas de las motocicletas Harley. Seguro que en el viaje lo pasarás bien (y Dios sabe cuánta falta te hacen unas vacaciones), pero lo que de verdad pretende la compañía con la participación de los directivos está relacionado con su «filosofía de proximidad al cliente». La compañía quiere que conozcas al cliente de Harley al dedillo, que captes por completo lo que necesita y lo que quiere, que sin pensarlo te anticipes a sus deseos. En efecto, al haber hecho el viaje «De frontera a frontera», luego podrás decir: «¡Oye! Me siento tan próximo al cliente que incluso soy el cliente». Necesitarás esa información para ayudar a tu jefe y director del HOG, Mike Keefe, a lidiar con algunas cuestiones estratégicas de importancia. ¿Acaso debe Harley-Davidson seguir patrocinando este viaje en grupo? ¿Qué papel debe desempeñar este tipo de viajes en el conjunto de actividades del HOG? Si se decide continuar con el patrocinio, ¿cómo debe diseñarse el viaje para optimizar su efectividad y su potencial para crear beneficios? De modo que con esto y poco más sales en dirección a South Padre Island para participar en una de las mayores aventuras de tu carrera de directivo, aunque primero te ofrecemos un poco de información.

Información sobre HOG

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El Harley Owners Group (HOG) es un club de entusiastas de las motocicletas patrocinado por una fábrica. En parte, la empresa Harley-Davidson Motor Company creó el grupo en 1983 para neutralizar y controlar las malas influencias de las bandas de motoristas «fuera de la ley» que, para algunos, eran quienes dominaban la subcultura motociclista. Sin embargo, los objetivos principales eran fomentar la experiencia del estilo de vida Harley-Davidson y acercar la empresa a sus clientes.

1 Nota del traductor: nombre que quiere emular las cuadrillas («posse») que en el viejo oeste americano reunía el sheriff y que

cabalgaban a la captura de bandidos. _________________________________________________________________________________________________________________ El caso de LACC número 505-S11 es la versión en español del caso HBS número 9-501-015. Los casos de HBS se desarrollan únicamente para su discusión en clase. No es el objetivo de los casos servir de avales, fuentes de datos primarios o ejemplos de una administración buena o deficiente. Copyright 2000 President and Fellows of Harvard College. No se permitirá la reproducción, almacenaje, uso en plantilla de cálculo o transmisión en forma alguna: electrónica, mecánica, fotocopiado, grabación u otro procedimiento, sin permiso de Harvard Business School.

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Harley-Davidson Posse Ride: crear comunidad de marca

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Con el fin de aumentar con rapidez el número de socios, podían inscribirse en el HOG todos los propietarios de motocicletas Harley-Davidson, y se ofrecía un año de afiliación gratuita con la compra de una nueva. El primer año se consiguió llegar a los 33.000 socios. A finales de 1999 se alcanzó la cifra máxima de medio millón de motoristas (el Anexo 1 muestra los datos demográficos de los socios del HOG). Un tercio de ellos está considerado «activo» y participa como mínimo en un evento al año patrocinado por HOG. El porcentaje anual de renovación de cuotas es del 75%, y los socios del HOG en el ámbito nacional muestran un elevado índice de satisfacción (3,7 puntos sobre 4), según indica una encuesta realizada cada año entre sus socios activos.

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La organización del club, gestionada como una división de Harley-Davidson, Inc., recibe apoyo local, nacional e internacional. En 1985, las tiendas oficiales de Harley-Davidson involucradas posibilitaron el establecimiento del HOG a nivel local en forma de «chapters» (clubes locales), en los que sus socios pueden conocerse entre ellos, desarrollar relaciones sociales, participar en el servicio a la comunidad y, claro está, salir juntos en sus motocicletas. (Véase en Anexo 2 el calendario de actos organizados por los «chapters» para 1999.) A menudo, los socios asumen responsabilidades de liderazgo en sus clubes y suelen ser los socios activos quienes se encargan de elaborar los boletines de noticias patrocinados por el HOG para sus clubes locales. En 1999 había 1.160 «chapters» en activo. En la década de los noventa, el club pasó a la esfera internacional con los «chapters» creados en Europa, Asia y el sur del Pacífico. Tanto los clubes nacionales como los internacionales reflejan valores e intereses locales, pero todos conservan el espíritu esencial de la organización HOG nacional.

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En el ámbito nacional, HOG proporciona a sus socios una gran variedad de programas y ventajas por su condición de propietarios. A cambio de una cuota individual de 40 dólares, el socio obtiene como principales ventajas una suscripción a la revista de la compañía, HOG Tales (revista oficial bimestral del club), y acceso al programa «Fly & Ride» (gracias al cual los socios pueden alquilar motocicletas Harley en 39 lugares de todo el mundo). Los socios también consiguen ventajas por su condición de motoristas: un seguro, servicio de asistencia en carretera, cursos de conducción segura y apoyo a rallies que se organizan a lo largo de todo el año en muchos lugares del mundo. Además, el HOG coordina la venta de productos registrados Harley-Davidson, como camisetas, insignias y «pins».

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Los socios también aportan beneficios a Harley-Davidson Motor Company. Se calcula que el valor anual de un socio activo asciende a 5.575 dólares, mientras que el de los no activos alcanza los 4.725. Los primeros gastan más que los segundos en la compra de vehículos (4.175 frente a 3.725 dólares, según cálculos del valor de sustituciones), en piezas y accesorios (850 frente a 650 dólares) y en otros productos en general (550 frente a 350 dólares).

Los rallies del HOG

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Los rallies representan una ventaja especialmente importante que ofrece el HOG, tanto para los motoristas como para la compañía, cuyo beneficio principal reside en que pueden reunir a todos los motociclistas en una gran comunidad. A estas reuniones acuden socios de ámbito regional, nacional e incluso internacional, y ofrecen a los motoristas la oportunidad (o la excusa) de recorrer largas distancias en moto, conocer a gente nueva y diferente, aprender sobre motociclismo y añadir otro viaje a su lista personal de logros conseguidos sobre la motocicleta. El Anexo 3 incluye el calendario de rallies que HOG patrocinó en 1999 en cada estado, en el país y en el mundo. La dirección ofrece su apoyo especialmente a dos tipos de rallies: los que tienen un destino permanente o fijo y aquellos cuyo destino es ambulante o itinerante.

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Rallies fijos

Casi todo el mundo ha oído hablar del rally de Black Hills en Sturgis, Dakota del Sur, de carácter anual, o de la «Bike Week» (semana de la motocicleta) en Daytona Beach, Florida. En la cultura motociclista, éstos son los dos rallies por excelencia, que atraen cada año a cientos de miles de motoristas que van para ver y ser vistos, pasarlo bien, ver carreras de motos y examinar y probar nuevos modelos. Sturgis y Bike Week están considerados rallies fijos porque año tras año reúnen a los motoristas en un mismo y único destino. Black Hills y Bike Week son rallies de raigambre en este negocio, cuyo patrocinio no recae en una única marca de motocicletas, sino que ambos atraen la participación de casi todos los fabricantes importantes (y muchos de menor importancia) de motocicletas, accesorios e indumentaria, así como de aseguradoras, fábricas de cerveza y gran cantidad de industrias artesanales interesadas en el mercado objetivo.

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Los primeros rallies del HOG se organizaban siguiendo la tradición de los de Sturgis y Daytona. Eran tanto de ámbito regional como nacional, y ponían énfasis en las actividades educativas y en la estrecha interacción entre el personal de la compañía y los motoristas. Posiblemente, el rally fijo más famoso sea el Homecoming, que tenía lugar cada año en Milwaukee, Wisconsin (localidad que es origen y sede de Harley-Davidson). Otros ejemplos de atracciones que Harley-Davidson suele patrocinar incluyen la presentación de la flota de motocicletas para pruebas, un museo móvil con objetos históricos de HarleyDavidson, talleres para el mantenimiento de motocicletas, acontecimientos musicales, desfiles y reuniones en el ayuntamiento. La importancia de la diversidad geográfica de los rallies fijos radica en que así son más accesibles para motoristas que, debido a la falta de tiempo o a motivos familiares, no pueden participar en excursiones más largas. Los rallies fijos que se celebran en el estado y la región son ocasiones propicias para las escapadas de fin de semana de los motoristas más jóvenes que trabajan o tienen responsabilidades familiares. En los rallies estatales es habitual ver a familias enteras, o grupos de familias, participando en un picnic. La imagen de los niños en el asiento del coche con diminutas camisetas de Harley-Davidson forma parte del paisaje de los rallies estatales estadounidenses.

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A pesar de que cuentan con una numerosa asistencia, los rallies fijos requieren un intenso esfuerzo organizativo y pueden llegar a mover millones de dólares. El programa de rallies de 1999 movilizó a 150 empleados de todos los departamentos de Harley-Davidson, que dedicaron una semana entera de su trabajo ese año para constituir la dotación de personal. Deben construirse los expositores de productos, reunir las flotas de motos para pruebas y definir la logística del producto y de las actividades lúdicas. Por estos motivos, HOG se dio cuenta que debía idear una reunión que no se centrara tanto en organizar una fiesta de elevado presupuesto y, en cambio, pusiera más énfasis en conducir las motocicletas, esto es, incluir los rallies itinerantes entre los distintos eventos organizados por el HOG. Los rallies itinerantes

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A diferencia de los rallies fijos, los itinerantes empiezan y acaban en lugares distintos. Ponen énfasis, sobre todo, en el hecho de «tomar las riendas», y de este modo consiguen una cualidad épica de la que carecen los rallies fijos. En general, los rallies itinerantes suelen iniciarse con la inscripción de los motoristas y algún tipo de acto inaugural en el punto de salida. Una guía o «pasaporte» incluye la estructura del recorrido y la lista de controles que se encuentran a lo largo del mismo. Los motoristas se dirigen de un control a otro por su cuenta, escogiendo su propia ruta, horario y compañeros de viaje. En los controles importantes (suelen ser tiendas oficiales encantadas con el gran movimiento de turistas que generan estas reuniones), se les pone el sello o «visado» en sus pasaportes. La sensación de haber cubierto y logrado un objetivo impulsa a los motoristas a pararse en todos los controles para conseguir sellar su pasaporte. Además, estas paradas constituyen ocasiones ideales para vender productos de la marca. En las tiendas oficiales se ofrece un servicio de asistencia para las motos y se venden camisetas de recuerdo, impermeables y demás ropa y accesorios. Asimismo, se ofrece a los motoristas algo para 3



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picar o una comida gratis, espectáculos y la oportunidad de añadir camisetas locales únicas a su colección, que a menudo es enorme.

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Muchos consideran el rally itinerante a lo largo de la Ruta 66, celebrado en 1996, el modelo de lo que debe ser una salida de este tipo. El evento se prolongó durante una semana y atrajo a más de 350 motoristas. Siguiendo la legendaria e histórica carretera que unía el resto de Estados Unidos con su sueño de doradas playas y del oropel de Hollywood, la estructura del rally se centró en que la fuente principal de diversión fuera llevar la moto. Lo que es más importante, el itinerario planificado garantizaba una sensación de unidad y hermandad que se considera esencial en una experiencia motociclista. Cada día, los motoristas se dirigían a un mismo destino, cada parada proporcionaba la oportunidad de conversar, alardear y regocijarse en lo que para muchos era la aventura de su vida. En la carretera podían ocurrir numerosos incidentes, como acabar calado bajo la lluvia, la explosión de una junta o el pinchazo de una rueda. Cada problema suponía una oportunidad para mostrar interdependencia, buena voluntad y vinculación afectiva. Cuando finalizó el rally, más de un motorista regresó a casa llevando un tatuaje de la señal de la Ruta 66.

Parte del reto y del éxito de un rally itinerante reside en su hilo conductor, que hace que el motorista tenga un sentido del lugar y de la historia que de alguna manera está vinculada a la ruta. El «Blues Cruise», por ejemplo, giró en torno a la herencia musical norteamericana. El «Big Dam Tour» cruzaba parte de los estados del Oeste con paradas en las principales presas. El rally «Rolling the Coast» se centró en los emplazamientos históricos situados a lo largo de las vías fluviales interiores del litoral oriental. Las paradas o controles se dedican al tema del recorrido (por ejemplo, una cena en un famoso bar de «blues» en Nueva Orleans) y el HOG aprovecha los recursos locales para ofrecer a los participantes la diversión y las experiencias didácticas adecuadas. Selección de la ruta

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«El camino menos viajado» no es sólo un poema de Frost y un clisé norteamericano, sino que es la piedra angular de la filosofía de los directivos en el momento de elegir la ruta de un rally itinerante. La dirección del HOG a veces defiende, de forma algo quijotesca, que su criterio para escoger una ruta es tan sólo la respuesta a la pregunta: «Y ahora, ¿adónde queremos ir?». Ante todo, y sobre todo, se trata de una filosofía de aventura. En la práctica, claro está, la selección de la ruta exige la combinación de algunos elementos esenciales. Uno de ellos es, por supuesto, la posibilidad de contar con rutas secundarias interesantes y de salir del trillado camino de la autopista. Otro de esos elementos es que las paradas que se realizan a lo largo del recorrido puedan relacionarse con un tema común y, no menos importante, proporcionar al viaje su valor de marketing. Asimismo, debe encontrarse una serie de poblaciones que cuente, cada una de ellas, con el número de camas y la infraestructura suficiente para alojar en una sola noche a cientos de motociclistas con sus motos. Según Joe Dowd, director del equipo de eventos del HOG:

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«Miramos el mapa y fijamos la ruta que estaría bien hacer. Hay un libro titulado “Road Trips USA”2 y que hemos utilizado como una especie de obra de consulta en los viajes que hemos organizado. Curiosamente, no descubrimos el libro hasta después de haber hecho ya tres recorridos. El libro incluía tres de nuestras rutas, de modo que pensamos que sería una herramienta de consulta fantástica porque ya habíamos hecho esas tres. Así que primero nos lo miramos y luego tratamos de enlazar la red de nuestros puntos de venta en el itinerario. Intentamos que funcione con una sola ruta, de modo que todo el mundo siga el mismo camino. Hemos organizado algunos viajes en los que se podían elegir varios caminos para llegar a los diferentes destinos, y parece que no tienen la misma sensación de continuidad que cuando se

2 Jamie Jensen et al., Road Trip USA (Emeryville, C.A.: Avalon Travel Publishing, 1996).


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sigue uno solo, sobre todo cuando hay que recorrer largas distancias. Así que buscamos un itinerario que cruce el país de punta a punta. Éstos son los principales factores para determinar las rutas. Otro aspecto importante son los puntos de venta oficiales que queremos que participen, aunque, la verdad sea dicha, los podemos llevar a casi cualquier parte. Decimos que vamos a un lugar y ahí estarán ellos, porque creen en Harley, y punto. Realmente asusta, te sientes tipo Hitler.»

A diferencia del ambiente de los «parques temáticos» de un rally fijo, los itinerantes se diseñan a propósito con una falta relativa de actividades organizadas. Dowd explicó:

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«Intentamos que los viajes tengan cierta estructura, pero de hecho no nos gusta que haya demasiada. Por lo que respecta a todo lo que hacemos, hemos eliminado muchos de los programas que solemos incluir en un rally fijo, sobre todo porque están demasiado estructurados. Queremos que la gente sea libre, así que durante el día no siguen un programa estricto. Entonces, intentamos reagruparlos por la noche, para que aporten las experiencias vividas durante el día y las compartan con sus compañeros motoristas.»

Si se pasea entre los participantes de un rally itinerante, se pueden ver muchas canas y bastante riqueza. Estas salidas, que suelen prolongarse durante una semana más o menos, sin contar el tiempo que se tarda en llegar al punto de salida y en regresar luego a casa desde la población de destino, requieren mucho tiempo. No resulta entonces sorprendente que los que acuden sean por regla general gente jubilada, autónomos de éxito o personas ligadas de tal manera a los rallies que agrupan y combinan sus días de vacaciones para poder permitirse esa ausencia necesaria del trabajo. En este tipo de eventos también participan algunos niños. Los que disponen del tiempo suficiente, acaban un rally para empezar otro, o los prolongan en un viaje que dura todo el verano. Los motoristas de clase trabajadora son más proclives a escoger una sola concentración en la que gastarse sus ahorros anuales.

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Si bien pueden establecerse relaciones de tipo demográfico, lo que de verdad une a los motociclistas es su pasión compartida por ir en moto.

Información general sobre el Posse Ride

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Origen del Posse Ride

La culminación de las ventajas de un rally itinerante, es decir, mucha aventura a bajo coste, se alcanzó en el primer Posse Ride. Ocurrió en 1997, en el rally nacional HOG que tuvo lugar en Portland, Oregón. La decisión conjunta de los directores del club, Mike Keefe y Joe Dowd, de viajar de costa a costa, desde la ciudad de Portland, en Oregón, a la del mismo nombre en Maine, sería una gran aventura. El hecho de empezar y acabar en un «Portland» le había añadido una especie de valor de simetría poética. Keefe dijo:

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«Hace unos tres años, Joe Dowd y yo comentábamos que debíamos encontrar un viaje algo más épico, y pensamos en cómo lo íbamos a llamar. Siempre he querido viajar de una costa a otra del país y ver el Parque Nacional Glacier. Me gustan las presas, pero no me gustan las autopistas. Así que combinamos un poco todo eso, lo que culminó con la Ruta 2 que va de Portland a Portland. Nos encantó la idea e intentamos bautizarla de alguna manera. Barajamos el nombre de “Coasters” y algún otro por el estilo, pero entonces a Joe Dowd se le ocurrió la idea de la cuadrilla (en inglés, “Posse”). En ese mismo instante supimos que ése era el nombre que debíamos ponerle. En fin, denominar a algo “cuadrilla” sugiere que realmente se trata de algo épico. Y de ahí el nombre.» 5



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Dowd comentó más a fondo el sentido épico del viaje en cuadrilla:

«Básicamente, se montó a partir del viaje de la Ruta 66. Era un paso más allá, por así decirlo. La idea esencial era que si se daba más tiempo a los motociclistas, habría más con qué unirlos, más vínculos que los acercaran entre sí. Queríamos que fuese una religión, un reto de los de verdad. Una misión de supervivencia en la que cada motorista cuidaría del de al lado.»

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De manera que, con poca planificación y menos propaganda, dieron a conocer su plan general y el punto de partida, nada más. Esperaban que se presentaran en el lugar y la fecha indicados unas pocas personas, y se encontraron con unos 250 motoristas con la moto en marcha y listos para empezar a rodar. El cupo de inscripciones se cubrió en dos días. Había muchos que habían participado en el rally de la Ruta 66. La idea de aquel viaje se hizo tan popular que contó con muchos «acompañantes», es decir, motociclistas no inscritos denominados «Mavericks». El primer Posse se caracterizó por su espontaneidad y la sensación de hacer algo trascendente. Algunas de las actividades que se desarrollaron en el entorno del Posse se convirtieron en rituales en la salida posterior. El mejor ejemplo es el de las historias nocturnas: «En general, nos limitamos a seguir lo que los motoristas inventan, e intentamos ampliarlo y llevarlo un paso más allá, llegar más lejos... De hecho, algo así ocurrió con las historias nocturnas. Estábamos haciendo el viaje de la Ruta 66 y venía con nosotros un hombre llamado Michael Wallace, un autor que estaba trabajando con nosotros como guía, que cada noche nos contaba historias sobre lo que ocurría en la Ruta 66. Así que pensé: “Un momento, esta gente está fascinada con esto. Me pregunto qué pasaría si fueran los mismos motociclistas quienes explicaran historias sobre lo que les ocurre durante el viaje”. ¡Y quien lo iba a decir!, aquello acabó siendo para ellos más importante que las historias nocturnas de Mike Wallace.» (Dowd.)

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«Y aunque hay mucha gente que no se va a poner de pie ahí delante para explicar sus historias, sí le gusta escuchar.» (Linda, 53 años.) «Yo creo que las historias de carretera son lo que une a todo el mundo después de pasar una larga semana viajando. Oyes historias de gente que de hecho va contigo. ¿Cuántas veces un padre se pone de pie ahí delante y habla de ese modo, y tú tienes la oportunidad de escucharlo?» (Sue, 33 años.)

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El «juramento del Posse (véase Anexo 4) constituye otro ejemplo de un producto que surgió de forma espontánea y que desde entonces se ha convertido en un ritual. La idea del juramento del Posse tiene su origen en las imágenes del «viejo Oeste», en las que el sheriff local tomaba «juramento» a los miembros de la cuadrilla antes de salir a la captura del «malo». El juramento del Posse se introdujo en el primer viaje de este tipo, y sus participantes lo recitaban cada vez que se reunían. Entre los directivos de Harley-Davidson causó cierta sorpresa que el juramento tomara tanta importancia. Se lo consideraba parte del rally, hasta tal punto que más adelante pasó a formar parte de los materiales promocionales creados para el viaje «De frontera a frontera». Según explicó Keefe:

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«Ha ayudado a fomentar la sensación de comunidad. Una de las cosas que buscamos es la posibilidad de contar con alguna especie de ritual de apertura. Cuando ya han hecho el juramento, se presenta a todos los motociclistas con sus insignias. Es increíble ver cómo ha calado. Los motoristas desde luego han encontrado en el juramento significados importantes. La gente lo utiliza constantemente para interpretar y expresar vivencias en la carretera. A otros, les sirve de referente para superar los momentos duros del recorrido. Es como una cláusula de “no gimotear”, que realmente ayuda a la gente a superar situaciones. Surgió de manera espontánea y caló en la gente.»


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Dirigir la espontaneidad no es fácil, y de ello daría fe cualquier directivo del HOG. Joe Dowd explicó:

«Solíamos organizar los rallies siguiendo el mismo patrón. Todos eran iguales. Lo que ocurrió es que la gente se acostumbró a una cosa en particular y luego, si queríamos hacer algo diferente, nos suponía un gran problema. Así que queremos intentarlo y cambiar cada vez que organizamos una salida de este tipo. Este año, a diferencia del año pasado, no ha habido colección de “pins”. Algunos preguntaron: “Y bien, ¿dónde están nuestros pins?”. Así que ya están casi arraigados. Desde luego, se tiene que ir con mucho cuidado. Hemos aprendido la lección sobre lo que pasa cuando se hacen cosas de forma continuada, y creemos que si vamos cambiando, a la gente les encanta y no se acostumbran a nada. Resulta difícil mantener el equilibrio. Tenemos que aportarles nuevas sorpresas, pero también necesitamos contar con cierta estructura, por una cuestión de logística.»

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Posse II

En Harley-Davidson, lo que más vende es el éxito y la tradición, y el Posse no fue una excepción. A partir del éxito obtenido con el viaje de Portland a Portland, la dirección se puso de inmediato a idear una secuela de aquella épica aventura. Según Keefe: «Como ya habíamos organizado un viaje de una costa a otra, empezamos a hablar sobre la posibilidad de viajar de una frontera a otra, y así acabamos en South Padre, Texas, a unas millas de México y en dirección a Canadá. (En el Anexo 5 se muestra el mapa con la ruta escogida para el Posse II.) Contábamos con un presupuesto de 100.000 dólares y estábamos listos para rodar sobre el asfalto.» Al buscar un tema, la dirección se basó una vez más en las preferencias personales de Mike Keefe, quien explicó:

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«Soy un gran aficionado a los cowboys, no a los “Dallas Cowboys”, sino a todas las historias del Oeste, como Laredo, los Rangers de Texas, San Antonio, El Álamo. También está el “Menger Bar”, donde Roosevelt enroló a los primeros “Rough Riders”3. Como soy un “fan” de Teddy Roosevelt, pensé que podíamos hacer algo. Y todo porque descubrimos que a los participantes de nuestros viajes les encanta aprender historia, aunque no sean aficionados a ella. Resulta que yo sí lo soy, y aunque la mayoría no, a todos les gustaría entender más o menos dónde van y qué están viendo, lo que de algún modo nos llevó a la Ruta 83, que también es conocida como “la ruta a ninguna parte”. Si ha estado alguna vez en Minot, Dakota del Norte, entonces entenderá por qué la llaman así.»

El tema gustó a Clyde Fessler, vicepresidente de desarrollo de negocio de Harley-Davidson Motor Company:

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«Harley Davidson satisface sueños, y me parece que el sueño de todo el mundo es explorar Estados Unidos. Viajar en moto de una frontera a otra, para mí es algo fascinante y algo que a todo el mundo le gustaría hacer en su vida. Por desgracia, no pueden hacerlo a caballo, como en el pasado, así que lo hacemos montados en caballos de acero.»

Sin embargo, entre los inscritos en el Posse II había diversidad de opiniones acerca de la ruta escogida. Unos pensaban que la «ruta a ninguna parte» fue una buena elección, mientras que otros creían que el recorrido no tenía tantas cosas para ver, y punto. No obstante, para la mayoría, lo más importante era el hecho de viajar en moto y no la ruta que se siguiera.

3 Nota del traductor: regimiento de caballería creado por Theodore Roosevelt para luchar en Cuba.



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«No importa la ruta, probablemente habríamos ido a cualquier parte. Si hubiéramos decidido nosotros, quizás ésta sería la última ruta que habríamos elegido, pero habríamos ido sin importarnos el destino. Podrían llevarnos a casi cualquier sitio, que es lo que pensamos de este viaje. Fue algo así como decir: “Bueno, de acuerdo, iremos. No sé por qué, pero iremos. Sí, ahora ya formamos parte de todo esto.» (Barbara, 56 años, motorista en los viajes Posse I y Posse II.)

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Dada la popularidad del primer Posse, y ante la perspectiva de que se apuntaran «repetidores» y nuevos participantes, se decidió permitir la inscripción para el viaje «De frontera a frontera» a quinientos socios del HOG. También en esta ocasión se cubrieron todas las plazas, pero debido a cancelaciones, al final quedaron inscritos unos 425. El número de participantes en el rally influye en numerosas decisiones respecto a la logística, incluyendo la disponibilidad de alojamiento adecuado, el tamaño de las salas de reunión, la comida y el entretenimiento, e incluso en el tráfico y la seguridad del motorista. Respecto al número de participantes en el Posse II, Dowd comentó: «Pensamos que estaría bien limitar el cupo de inscripción a 400 personas. La cuestión es que si se establece un cupo, los que participan en el viaje se sienten más especiales por el hecho de estar allí. Uno de ellos le preguntó a Mike Keefe: “¿Vais a organizar otra salida? Cuál va a ser el cupo máximo de participantes, ¿de 200 como el año pasado?”; a lo que Mike le contestó: “La verdad, odiamos tener que decir a la gente que no puede venir. Por eso queríamos aumentar esa cifra”. Entonces, el otro le dijo: “Bueno, a mí me lo dijisteis el año pasado”, lo que creo que era verdad. Pero este año ese motorista sí participa. Le dijimos que el año pasado no pudo inscribirse pero que este año sí que estaba aquí. Así que creo que 400 será una buena cifra que podremos controlar. Puede haber un par de ocasiones más para contar historias nocturnas, lo que de algún modo nos lo facilitará.»

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Los motociclistas del Posse II

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El 12 de junio de 1999, un grupo variopinto de 400 y pico entusiastas de las Harley empezó a llegar a Texas para iniciar el segundo Posse Ride. Seis participantes (Brad Fountain, Alan y Lisa Landry, Barbara Hammet, Rich Parry y Jeff Peterson) fueron seleccionados de entre la multitud para seguirlos más de cerca durante el viaje. Este grupo, integrado por hombres y mujeres duros que pertenecían a diferentes estratos económico-sociales y procedían de zonas geográficas diferentes, constituían una muestra representativa de los motociclistas que participaban en el Posse. Tres de ellos ya eran participantes veteranos, a los que les gustaba el viaje y sabían en qué consistía gracias a su experiencia anterior de 1997, mientras que los otros tres motociclistas vivían su primer Posse, con lo que aportaban una visión nueva y «no viciada» de la experiencia. A continuación se explican los perfiles de estos seis participantes. Verás el Posse Ride a través de la mirada de estos informadores, escucharás sus historias y aprenderás de sus experiencias a lo largo de los diez días del recorrido.

Perfil de Brad Fountain

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Profesión: Mecánico industrial y propietario de un negocio Edad: 46 años Ingresos anuales: 110.000-148.000 dólares Años de motociclista: «Desde que tengo 16 años. Llevo mucho tiempo». Número de salidas largas: «Más salidas fantásticas de las que puedo recordar». Millas anuales recorridas: 11.000-13.000 Número de motocicletas que posee: Una Marca: Harley. «Quiero comprarme una nueva Road King.»


Motivo por el cual participa en el Posse Ride:

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Me gustaba el destino y el territorio que se iba a recorrer Quería enfrentarme al reto de un viaje de resistencia de este tipo Quería añadir otro «pin» a mi colección Las fechas de la salida se ajustaban a mi calendario de vacaciones Oportunidad de desarrollar o reavivar amistades Otros: _________________________________ (especificar)

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Si tuviera que recomendar este programa a un amigo, ¿qué motivo destacaría para apuntarse al viaje? El interés de la ruta y el territorio recorrido El reto que supone el viaje Plan de vacaciones práctico y económico Oportunidad de desarrollar y reavivar amistades

Otros: _________________________________ (especificar)

Más información de interés:

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La Harley que tenía Brad se la había regalado el año anterior su mujer: «Toda mi vida he ido en moto, y me deshice de la que tenía al casarme con ella, así que, a cambio, en nuestro XXV aniversario fuimos a un concesionario Harley porque quería comprarse unos vaqueros. Estaba mirándoselos cuando me dijo: “¿Por qué no te subes a esa moto a ver qué tal?”, y eso hice, y le pedí que viniera a sentarse detrás. El director de ventas vino hacia nosotros y nos dijo que teníamos un aspecto estupendo subidos a esa moto y, entonces, ella dijo: “Vale, nos la llevamos”. Me giré diciendo: ¿Qué? ¡Aquello era increíble!». Ahora, en cuanto llega la primavera y el buen tiempo a Brad Fountain («Chapter» Manitoba, Canadá), le da «muy fuerte la vena de ir en moto». Espera con impaciencia la camaradería de la carretera que implica el hecho de tener una motocicleta: «Cuando vas en moto solo, el camino se hace largo, pero cuando lo haces acompañado por un grupo, el ambiente es mejor, es como ir con tus colegas. Viajar con un grupo de amigos es una estupenda sensación». Brad decidió participar en el Posse, sin pensarlo dos veces, y llamó a su amigo Yves, que ya se había inscrito en febrero y se iba al día siguiente para participar. «Me voy contigo. Se lo pregunté a mi mujer y me contestó: “¡anda, ve y piérdete!”, así que puse mi motocicleta a punto y me marché.» Fountain es un tipo agradable que bromea con todo el mundo y hace amigos con facilidad. En el Posse Ride, enseguida conectó con Marie y Jim Stephens, una pareja de Lousiana que viajaba con un remolque detrás de la motocicleta. Jim Stephens explicó: «Estábamos parados en una gasolinera, de camino a Texas, cuando Brad llegó con Yves. Llenaron sus depósitos y se apartaron a un lado para presentarse. Brad miró a su alrededor, vio el remolque y, haciendo broma, le dijo a Marie: “Para el maquillaje, ¿eh?”. Desde entonces, Brad y Marie se llevan muy bien.»

Perfil de Alan Landry Profesión: Director general de empresa Edad: 46 años



Ingresos anuales: 200.000 dólares o más Años de motociclista: 7 Número de salidas largas: 25 Millas anuales recorridas: 8.000 Número de motocicletas que posee: Dos Marca: Harley Motivo por el cual participa en el Posse Ride:

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Alan Landry («Chapter» Orange County, California) adquirió su motocicleta «porque mi mujer Lisa no dejaba de decirme que dejara la suya en paz. Tres semanas más tarde teníamos otra Harley». Alan se considera «una persona Harley»; cree compartir un «entendimiento cultural» tácito con otros motociclistas de Harley. «Es difícil explicarlo, pero lo sabes en cuanto lo ves. Todos sabemos lo que significa, pero ninguno podría describirlo.» A Landry le gusta la calurosa acogida que reciben los motociclistas cuando viajan en grupo, y disfruta de la aventura que supone recorrer una gran parte de Estados Unidos. «Cuando hablas de viajar en motocicleta, hablas de libertad. Eso de estar a cielo abierto, en un espacio sin límites, con toda la carretera por delante, la actitud esa de ir a donde quieras, quedarte donde quieras y hacer lo que quieras.» De hecho, para Alan, ir en su motocicleta significa escapar de su vida diaria en el mundo de los negocios. «Lo que más busca la gente acomodada cuando participa en estas salidas es vivir un poco el placer de viajar sin rumbo, ese espíritu de aventura que a lo mejor les ha arrebatado el mundo de los negocios. Al menos, ésa es la sensación que yo tengo.» Alan, que ya participó en el primer Posse Ride, espera con impaciencia ir al Posse II: «Fueron las mejores vacaciones de nuestra vida. Y he viajado por todo el país y por todo el mundo».

Perfil de Lisa Landry Profesión: Contratista y ama de casa


Edad: 43 años Ingresos anuales: 200.000 dólares o más Años de motociclista: 5 Número de salidas largas: 30 salidas de 300 millas o más Millas anuales recorridas: 15.000 Número de motocicletas que posee: Dos Marca: Harley Motivo por el cual participa en la Posse Ride:

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Me gustaba el destino y el territorio que se iba a recorrer Quería enfrentarme al reto de un viaje de resistencia de este tipo Quería añadir otro «pin» a mi colección Las fechas de la salida se ajustaban a mi calendario de vacaciones Oportunidad de desarrollar o reavivar amistades Otros: «Estuve en el primer Posse Ride.»


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Lisa Landry («Chapter» Orange County, California) empezó a ir en moto después de acompañar a un amigo a una clase de conducción segura para motoristas. «Regresé a casa y le dije a mi marido: “Voy a comprarme una Harley”», a lo que me contestó: «Ni hablar, no lo harás». Eso fue hace cuatro motocicletas. Mis hijos se sintieron muy incómodos cuando empecé a ir en moto. ¿Su madre era una motorista? ¿Esa ama de casa tan femenina de una zona residencial de clase media va ahora vestida de cuero al colegio? Por supuesto, ahora mis hijos piensan que es chulo. ¡Son los únicos con una madre que conduce una Harley! Lisa fue al primer Posse Ride: «Aquella experiencia me cambió para siempre. No puede decirse que haya muchas mujeres en Estados Unidos que hayan viajado en su propia motocicleta de una costa a otra del país. Es una experiencia fantástica y enriquecedora, pero no participaría en un viaje de este tipo si no fuera con Harley. No es una marca, sino una mística, un estilo de vida». Lisa y un amigo viajaron 1.800 millas desde su casa en California al punto de partida del Posee II en South Padre, donde se reunió con su marido, Alan Landry (Alan llevó su motocicleta en un remolque para ahorrar tiempo). Los tres hijos de Lisa y Alan, de 10, 12 y 15 años, estarán con unos parientes mientras «sus padres disfrutan de un viaje a través del centro de Estados Unidos». A Lisa le gusta viajar por carretera, no los rallies fijos, y sobre todo disfruta del montaje que supone un evento como Posse. «Todos quieren hablar contigo si llevas una Harley, y así acabas conociendo a mucha más gente que en circunstancias normales. Harley facilita mucho las relaciones sociales. No veo que la gente vaya a los motociclistas de Honda y les digan: “¿Sabes qué? ¡Siempre he querido montar en una Honda!”.» El matrimonio Landry lo pasó muy bien en el primer Posse Ride, y ambos están impacientes por recibir noticias sobre el



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segundo viaje. «En cuanto el viaje “De frontera a frontera” salió anunciado en HOG Tales, apuntamos.»

Perfil de Barbara Hammet

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Profesión: Ama de casa y madre, voluntaria, responsable de la recaudación de fondos Edad: 56 años Ingresos anuales: 150.000 dólares o más Años de motociclista: «5 años y medio, sobre todo como pasajera. Hice un curso de conducción segura y tengo el carné de moto, pero prefiero ir con mi marido.». Número de salidas largas: «Dos Posse, dos viajes a Daytona (1.500 millas o más) y muchas, muchas excursiones de 500 millas o más.» Millas anuales recorridas: «12.000 de media; mi marido, 25.000.» Número de motocicletas que posee: Tres Marca: Harley Motivo por el cual participa en la Posse Ride:

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Me gustaba el destino y el territorio que se iba a recorrer Quería enfrentarme al reto de un viaje de resistencia de este tipo Quería añadir otro «pin» a mi colección Las fechas de la salida se ajustaban a mi calendario de vacaciones Oportunidad de desarrollar o reavivar amistades Otros: «Es un viaje en familia, segundo Posse. Mi marido y mi hijo: Road King. Mi hija: Road King. Mi yerno: Dyna Wide Glide.»

Si tuviera que recomendar este programa a un amigo, ¿qué motivo destacaría para apuntarse al viaje?

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El interés de la ruta y el territorio recorrido El reto que supone el viaje Plan de vacaciones práctico y económico Oportunidad de desarrollar y reavivar amistades Otros: «Si lo tienes que preguntar, no lo entenderías. No hay una razón.»


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Barbara Hammet («Chapter» Nueva Orleans, LA) es una veterana del Posse. «Fuimos al primer recorrido y conocimos a gente encantadora y, además, pudimos descubrir la mitad del país. Así que pensamos que esta vez veremos la otra mitad. ¡Llevamos todo el año poniéndonos a punto para este segundo recorrido!» Cuando Hammet fue a la primera salida, admite que mucha gente no comprendía su compromiso con Harley. «En mi ciudad, todos saben que llevo una motocicleta y creen que es gracioso, porque todavía lo relacionan con bandas de motoristas y los Ángeles del Infierno, ¡y no pueden creerse que una encantadora señora conduzca una Harley!» Pero a pesar de las dificultades, Barbara no lo dejó. Hammet y su marido sufrieron un grave accidente hace unos años yendo en moto con mal tiempo, pero «después de reflexionarlo a fondo durante mucho tiempo, decidimos que ir en


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Perfil de Richard Parry

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moto y los viajes largos eran una experiencia familiar tan fantástica que no quisimos dejarlo. Todos nos vamos de viaje cada año (mi marido y yo, nuestro hijo, nuestra hija y mi yerno) y para nosotros es algo muy importante. Todos juntos hicimos el primer Posse y ahora aquí estamos para hacer el segundo. Toda la familia. Incluso tuvimos que programar la boda de mi hijo en función de este acontecimiento porque, al principio, la boda caía justo en medio.» Para Hammet, los «valores americanos que van asociados a las motocicletas Harley también son importantes. “Casi suena mal, pero es norteamericano. Te hace sentir bien». A Barbara también le gusta que los directivos de Harley viajen con ellos. «Está bien ver que se involucran y lo disfrutan y no se limitan a mirárselo de lejos, subiendo a sus caravanas y viéndonos en la parada siguiente. Así consiguen que pienses que creen en lo que están haciendo y en su producto, me parece una manera genial de llevar el tema.» Sin embargo, lo más importante es que Hammet disfruta la experiencia visceral del viaje en moto. «El motociclismo alimenta todos tus sentidos, es una experiencia total. Estás ahí sentada y te llegan todos los olores y tu visión periférica te permite verlo todo. Simplemente, estás ahí.»

Profesión: Representante técnico sénior sobre el terreno Edad: 43 años Ingresos anuales: 35.000-64.000 dólares Años de motociclista: «Sólo uno.» Número de salidas largas: Ninguna Millas anuales recorridas: «Demasiado pronto para responder.» Número de motocicletas que posee: «Sólo una, aunque ya tiene 10 años, así que nunca se sabe.» Marca: Harley

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Motivo por el cual participa en la Posse Ride:

Me gustaba el destino y el territorio que se iba a recorrer Quería enfrentarme al reto de un viaje de resistencia de este tipo Quería añadir otro «pin» a mi colección Las fechas de la salida se ajustaban a mi calendario de vacaciones Oportunidad de desarrollar o reavivar amistades

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Si tuviera que recomendar este programa a un amigo, ¿qué motivo destacaría para apuntarse al viaje? El interés de la ruta y el territorio recorrido El reto que supone el viaje Plan de vacaciones práctico y económico Oportunidad de desarrollar y reavivar amistades Otros: _________________________________ (especificar)



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Perfil de Jeff Peterson

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Rich Parry («Chapter» Gary, Indiana) compró su motocicleta Harley el año pasado y «muy contento, me uní al grupo de propietarios de una Harley» como un medio fantástico para conocer a gente unida por «un vínculo común, el amor a viajar en motocicleta». El segundo Posse Ride encajaba a la perfección en su calendario de vacaciones. Parry piensa que el viaje es «la manera ideal de probar a nivel personal mi habilidad sobre una motocicleta». De hecho, este Posse es su primer viaje de larga distancia. «Me enteré hace un año, cuando me compré la motocicleta y conocí esta organización de motoristas llamada HOG. Al principio, me inscribí por las ventajas que comporta, pero cuando vi que patrocinaba salidas, me dije: “Bueno, me apunto, vayamos”. Decir que he recorrido 4.600 millas ya es algo de lo que tienes derecho a alardear, ¿sabe? Lo hice. Puedo hacerlo. Entonces pensé: “Vale, es factible, si en un día puedo recorrer 100 millas en bicicleta, entonces ¿por qué no voy a poder hacer 300 o 400 en moto?”.» A Parry le gusta el estilo y la indumentaria Harley, supone un cambio agradable del estilo formal que lleva para ir al trabajo. «Me gusta relajarme un poco en mi aspecto. Los pañuelos en la cabeza y el cuero y todo lo demás, me gusta. Haces buena pinta.» También le gusta ese vínculo común que une a los motociclistas de Harley. «Existe un sentido patriótico que acompaña al hecho de conducir una motocicleta Harley. Me gusta el producto y la empresa que hay detrás de ese producto y de la cultura motociclista. Bueno, ya veremos qué tal va, dice. De lo que se trata es de conocer a gente durante el viaje y aguantar lo que toque, ¿no?»

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Profesión: Ingeniero fijo (jubilado) Edad: 58 años Ingresos anuales: Inferiores a 35.000 dólares Años de motociclista: 15 Número de salidas largas: «Entre dos y cuatro anuales. Este año empezamos en marzo con un viaje a Daytona Beach, FL, de más de 700 millas. La segunda salida en mayo fue a Myrtle Beach, SC, de más de 2.000 millas. Luego, en junio, fue el Posse Ride, desde Anderson, IN, a South Padre Island, después hasta Winnipeg, en Canadá y, luego, de vuelta a casa. En total fueron 5.553 millas de viaje. En julio será un viaje corto al rally estatal de Indiana, 300 millas en total. Sólo dos días más tarde saldré para Greenville, SC, para el rally anual del HOG, que suma una distancia total de 2.000 millas. En agosto toca el Gran Rally de Black Hills, en Dakota del Sur. Este año (es el cuarto) iré por otro camino desde Andersen, IN, a Cheyenne, WY, y después a Rapid City, Dakota del Sur y de vuelta a casa. En total, 3.100 millas. Eso le da una idea aproximada. No tengo nada más previsto este año, pero no sé lo que puede pasar mañana. Ya veré sobre la marcha.» Millas anuales recorridas: «Más de 10.000.» Número de motocicletas que posee: Dos Marca: Harley Motivo por el cual participa en el Posse Ride:

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Preludio del Posse II

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Jeff Peterson («Chapter» Muncie, Indiana) viajó a South Padre Island en tres días con su colega Dale Webb, una hazaña «importante para nuestra reputación de vuelta a casa». Ambos participan en el concurso de millas recorridas patrocinado por su «chapter» local y se enorgullecen de que el Posse Ride de este año les eche una mano. «Si en la tienda autorizada entra un motociclista nuevo cuando yo estoy allí, el responsable presumirá de todas las millas que llevo recorridas, y es algo de lo que también me siento orgulloso.» A Jeff también le interesan los lugares históricos que visitará a lo largo del recorrido. «La motocicleta Harley-Davidson es un juguete, un juguete caro, y me hace pensar que soy un hombre que he conseguido algo en la vida, hasta el punto de poder pagar algo así. De este viaje en concreto, lo que ganaré es el orgullo de afirmar que yo he participado. Este tipo de salida es muy conocido en el grupo Harley-Davidson como uno de los recorridos más largos.»

Reunión en South Padre Island, Texas

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El domingo 13 de junio, las palmeras y el sol resplandeciente recibieron a los socios del HOG a medida que empezaban a llegar a la bella población de South Padre Island, donde se daría el pistoletazo de salida del segundo de frontera a frontera Posse Ride. En el encuentro sin anfitrión que se celebraba en el jardín trasero de Louie tenían lugar reuniones y presentaciones mientras los participantes del Posse, nuevos y veteranos, se conocían y se contaban historias de carretera. El viaje hacia un rally de motocicletas se ha comparado con un peregrinaje. Los motoristas comentaban la excitación que sentían a medida que se aproximaban al lugar del encuentro y se reunían con el resto de peregrinos. Para los participantes del Posse, el peregrinaje a South Padre sólo marcaba el inicio del viaje.

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«¿Que cuál ha sido la distancia más larga que he recorrido en moto hasta ahora? Pues la que he cubierto viniendo a este Posse Ride. Creo que han sido 670 millas de una tirada. Y me parece que las hemos hecho en diez horas, así que hemos venido a toda mecha, a más de 80 millas por hora, creo» (Brad).

«Hemos venido desde Muncie, en Indiana. Salimos el viernes, a eso de las cinco de la mañana. Paramos por primera vez en Little Rock, Arkansas. Y habíamos recorrido unas 600 millas. Nos quedamos allí el viernes por la noche, y el sábado por la noche lo pasamos en San Antonio, Texas, lo que suman otras 650 millas. Y ayer llegamos aquí. Con estas motos enormes podemos hacerlo, aunque ya no seamos jóvenes... salimos con ellas a la carretera» (Jeff).



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La emoción y euforia eran palpables en el encuentro. Fueron creciendo a lo largo del día, cuando de un motociclista se pasó a diez, luego a veinte, y luego, a cientos. Todos se habían reunido en South Padre Island para compartir actividades comunes, ver y ser vistos, y validar entre ellos su compromiso por la pasión que les había reunido. «Vas a encontrar un poco de todo. Desde motoristas Harley veteranos, que hace treinta años ya tenían una Harley, en una época en que la moto estaba considerada como algo fuera de la ley, hasta médicos y abogados. Tendrás oportunidad de conocer a gente muy simpática. Por regla general, a los que acuden a este tipo de cosas les gusta relacionarse. Quieren hablar y compartir experiencias. Quieren hablar sobre lo que nos reúne a todos: al amor por conducir nuestras motocicletas Harley» (Alan).

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«Para mí, el principal motivo para estar aquí es compartir con mi hijo una experiencia que él recordará toda su vida; incluso cuando yo haya muerto, la llevará dentro de él y la transmitirá a sus hijos. Mi padre nunca pudo compartir tiempo conmigo, solos los dos juntos, y yo quería forjar algo que fuera especial para los dos. Y para los dos, no hay nada más especial que este viaje» (Al, con su hijo Nathan, el participante más joven).

Mirando a la multitud podía verse más de un motociclista con el tatuaje del Posse. En la subcultura Harley, un indicador importante del rango es el compromiso de ir en moto, y el viaje del Posse destaca del resto de rallies organizados por el HOG en varios aspectos que reflejan esta entrega. El Posse es el acontecimiento más largo de los que patrocina el HOG, tanto por las millas como por el número de días en la carretera. Los motociclistas que llegan hasta el final del recorrido pueden declarar con toda justicia que han cruzado el país en su motocicleta. El hecho de que haya un cupo de inscripciones le otorga cierto carácter de exclusividad: cada participante sabe que ha hecho algo que la mayoría de motoristas no ha hecho.

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«Muchos de los nuestros no pueden conducir hasta tan lejos, no lo harían hasta tan lejos... Si no participara en este viaje, estaría en casa cortando el césped o haciendo cualquier otra cosa, o pensando en un sitio al que ir en moto. En lugar de limitarte a decir: “Tengo una motocicleta”, si la tienes, ¿por qué no montar en ella? He visto gente que las lleva en remolques. Las remolcan hasta aquí y, luego, de vuelta a casa, o se suben a ellas cerca de las paradas... cuando haga buen tiempo se suben a su moto. Nosotros, aunque haga frío o llueva, seguimos adelante» (Jeff).

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Al ver a la gente reunirse, sorprendía el número de motociclistas que parecían estar refrescando viejas amistades, muchas de ellas surgidas en otras salidas como ésta. Cuando se piensa en los participantes del Posse, hay un segmento que podría describirse como los «Rally Junkies» (adictos a los rallies), integrado por los que se inscriben a todos los rallies de este tipo posibles. En un año pueden haber participado en unos cuantos, incluyendo los de Blue Cruise, Rolling the Coast y Posse Ride. «Pues lo escogimos porque era el segundo Posse Ride y esperábamos, con razón, encontrarnos con mucha gente con la que participamos en el primero. Es genial cuando ocurre algo así» (Barbara).

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«Este es el quinto viaje que hago este año. Veo muchas caras conocidas, muchas» (Jeff). También se podía ver entre la multitud a más de un directivo de Harley-Davidson Motor Company. Muchos empleados de Harley, desde miembros del sindicato a ejecutivos, van en moto con frecuencia y se consideran «motoristas». «Ahora soy un motociclista y no un obrero de la fábrica, ni un cliente, ni un empleado de las oficinas, ni un ejecutivo. No pertenezco a la dirección, sólo soy un motorista. El primer viaje en grupo que hice me lo tomé como una hazaña, de Portland a Portland, de una costa a la otra. Como


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no llevaba demasiado tiempo como motorista, el reto fue ver si realmente podía aguantar sobre una moto durante diez días seguidos y conseguir cruzar el país bajo todo tipo de circunstancias y condiciones meteorológicas. Así que en esta ocasión, se trata de la misma hazaña» (Dave Storm, vicepresidente de sistemas de información de Harley-Davidson Motor Company).

En la organización de Harley, la dirección espera que los directivos participen como mínimo en un evento al año. Al participar en el Posse, estos directivos sienten que aprenden mucho sobre los clientes, sus necesidades y sus experiencias, y aunque participar en acontecimientos hace que no puedan cumplir con sus obligaciones del día a día en la «oficina», los costes de oportunidad que comporta su participación quedan compensados por los beneficios que ésta aporta. Muchos directivos creen que se trata de un tiempo bien invertido y que les ayuda a ser capaces de cumplir con otras obligaciones importantes.

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«Uno de los placeres de participar en una salida organizada por el Harley Owners Group es que paso a ser su invitado y me limito a representar el papel de cliente medio, y eso es importante. La experiencia de conducir, de llevar la moto como lo hacen nuestros clientes. De modo que llego como todo el mundo, hago cola como todos los demás, y eso forma parte de nuestro vínculo con nuestros clientes» (Clyde Fessler, vicepresidente de desarrollo de negocio de Harley-Davidson Motor Company).

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«Cuando participo en estos viajes, me marco dos objetivos. En primer lugar, quiero estar muy cercano a nuestros clientes, entenderlos, escucharles explicar no sólo qué piensan acerca del producto, sino también acerca de la marca Harley-Davidson en general, de lo que les ofrecemos en estos viajes, de lo que hacemos respecto a los productos secundarios que acompañan a nuestros servicios. Pero también pertenezco al comité de planificación de producto, así que subirme a una Harley y conducirla, experimentar de primera mano lo que sienten nuestros clientes, eso me sirve después en el momento de diseñar el siguiente modelo de motocicleta» (Fessler). En el encuentro improvisado, se habla siempre sobre la carretera que se va a recorrer. Como la información proporcionada por Motor Company es escasa, las expectativas de los motoristas respecto al acontecimiento en el que acaban de embarcarse no están muy claras. Aunque todos coinciden en dos puntos: esperan subirse a su moto y «darle caña», y están decididos a pasárselo bien.

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«Diría que lo más importante es que te guste ir en moto. Si no es así, no te gustará esto. Unas 250 millas al día es mucho para la mayoría de motoristas. Muchos suelen hacer unas 50 o 60 millas, y los hay que sólo van hasta el bar, se toman una cerveza y luego regresan a casa. Está claro que esto no es para ellos. Así que te tiene que gustar ir en moto. Te tiene que gustar la idea de estar en un entorno nuevo y de enfrentarte a condiciones adversas durante el camino. Tanto si hace calor como si llueve, o incluso –bueno la última vez no nos nevó, pero en algunas zonas hacía un frío que pelaba. Pero eso forma parte del viaje. Te tiene que gustar la aventura. Te tiene que gustar la libertad de la carretera, y también sus retos. Tienes que estar dispuesto a relacionarte y a compartir viejas historias, unas cervezas, la buena comida y la que no lo es tanto» (Alan).

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No es extraño que las expectativas de los motoristas no sean claras, dado que la filosofía de diseño del HOG favorece la espontaneidad. Tal como se ha dicho antes, la costumbre de contar historias por la noche surgió por las buenas en el primer Posse Ride, y desde entonces se las considera parte oficial y esencial de esta experiencia, al igual que el juramento. La fiesta improvisada es un testimonio más de la importancia que los actos espontáneos tienen en la planificación de los rallies del HOG.



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«Creo que una de las ideas más inteligentes que han tenido este año ha sido celebrar estas fiestas improvisadas a las que sabes que asistirán muchos de los que participan en el viaje. Al estar repartidos por diferentes hoteles, tenemos la oportunidad de ir y hablar con los demás. No existía esto hace dos años. Había actividades más formales, pero ninguna improvisada. Puedes soltarte la melena, sobre todo si es una parada de dos días y no tienes que conducir a la mañana siguiente; si te apetecen un par de cervezas o algo así, puedes tomártelas tranquilamente, todos se desmelenan y se conocen un poco más. Por eso creo que es algo positivo, un poco diferente» (Amanda).

La puesta a punto

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El lunes, 14 de junio, tuvo lugar la recogida del material para el rally y el personal del HOG estaba disponible para resolver cualquier duda. «Durante el día, la estructura es bastante flexible, afirmó Joe Dowd, el sheriff del Posse, y luego tratamos de reunirlos de nuevo por la noche. Todo lo que hayan vivido durante el día en su moto, al volver con el grupo pueden compartirlo con los otros motoristas.» El material que entregaban con la inscripción incluía una pulsera de identificación de color naranja que permitiría la entrada de los motoristas participantes a todos los actos de Harley, una insignia conmemorativa que identificaba el evento y la importantísima «Guía oficial del motorista» para el «Border to Border Posse Ride» (véase Anexo 6). Este folleto, «cuyo tamaño está pensado para que quepa en el bolsillo trasero», indicaba el itinerario del viaje e incluía información sobre las dos semanas, actos especiales, la comida y las paradas que se harían en las tiendas oficiales a lo largo del recorrido, cada una indicada con la dirección completa. En la guía también había un glosario, un mapa de la ruta y el texto del juramento oficial del Posse. En el momento de inscribirse, también se pidió a algunos motoristas que rellenaran un cuestionario sobre lo que pensaban como socios del HOG y motoristas de motocicletas Harley (véase Anexo 7).

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El lunes por la tarde, la fiesta de inicio «Kick-in-the-Pants» aceleró a los motoristas. Durante la misma se informó de cuestiones generales del viaje y «se sirvió una fantástica cena». Dowd presentó a los motoristas del Posse por estados y pidió al participante de más edad («Ninja Tom» Cassidy, de 80 años) y al más joven (James Threw, un niño de 6 años) que se pusieran de pie. Además, los motoristas consiguieron su primer sello en la guía oficial, y recitando el juramento reafirmaron su compromiso hacia sus compañeros de viaje y a la marca Harley. Después, se pidió a los participantes que contaran las cosas que les habían pasado en su viaje a South Padre Island durante la sesión de historias nocturnas. Si bien esa noche el aire era cálido, la fiesta acabó a la luz de una enorme hoguera y con la música de Yellowhammer, un grupo de rock local. «Fuera estábamos a unos 40º, pero ya sabe, estas cosas parecen fantásticas cuando las planificas en Wisconsin en pleno invierno», comentó irónico Mike Keefe. A pesar del calor, todos pululaban por allí encantados, disfrutando de las buenas vibraciones y esperando la salida oficial del viaje que se daría al día siguiente.

El Posse II se pone en marcha

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En ruta hacia Laredo

Al alba del martes, 15 de junio, los participantes en el Posse estaban por fin listos para empezar a rodar. Los motoristas se reunieron y todos juntos cruzaron el puente que une South Padre Island con el continente. La imagen impresionaba: una caravana de dos millas de largo con unos 400 motoristas. El Posse Ride estaba en marcha.


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La primera parada estaba prevista en la frontera con México, donde los motoristas se reunirían para hacerse una foto de grupo. Luego seguirían ruta hasta el primero de los muchos puntos de venta autorizados en los que pararían durante el camino.

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«Siempre intentamos que el recorrido pase por donde están nuestras tiendas autorizadas, cuando la gente necesita cambiar el aceite o cosas así, y todo el mundo quiere comprarse una camiseta; pedimos a los dueños que celebren una fiesta. En la mejor de ellas participó una emisora de radio local, fue muy creativa y cubrió muchas noticias. Hace dos años, en Duluth, un hombre vistió a todos sus empleados y decoró el local con el tema de los vaqueros, y además había miles de personas de los alrededores. Hubo gente que viajó en motocicleta desde Milwaukee a Duluth porque había oído hablar de todo aquello. Así que no sólo genera mucho entusiasmo entre la gente que hace el recorrido, sino también entre los motoristas de la zona, personas que no son motoristas pero que quieren ver todo ese montaje, echar un vistazo y hablar con nosotros. Es muy, muy interesante, y supone un gran valor añadido para las tiendas oficiales» (Joe Dowd).

El hecho de visitar las tiendas oficiales no sólo ofrece la oportunidad a los motoristas de realizar paradas interesantes, también beneficia a los directivos de Harley que participan en el viaje. «Para mí es importante pararme en una tienda oficial, hablar con el dueño y ver lo que pasa en el local, ver cómo se trata a la gente, qué aspecto tiene el local y el personal, y todo ese tipo de cosas... Creo que vamos a ver unas diez o doce en este viaje, lo que me proporcionará una buena muestra de las tiendas oficiales... es una buena oportunidad para salir de viaje, dirigirse a una zona concreta donde puedes visitar tres o cuatro puntos de venta oficiales y ver qué piensan los dueños y cosas por el estilo» (Dave Storm, vicepresidente de sistemas de información, HarleyDavidson Motor Company).

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Aunque benefician tanto a motoristas como a directivos, el HOG no ejerce un control estricto sobre las paradas en las tiendas oficiales. Los eventos surgen de forma espontánea y llevan asociado cierto riesgo.

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«Muchas de las cosas que pasan de forma espontánea creo que tienen lugar en los puntos de venta autorizados. De hecho, se trata de actos previstos, pero también se convierten en espontáneos porque sólo está previsto hacer la parada... ni siquiera sabemos lo que tienen organizado. Nadie lo sabe hasta que llega allí y lo ve. Así que tiene algo de espontáneo, porque en la información que les damos no incluimos detalles de cosas como pueden ser una “fondue”. Total, que saben todo el camino a San Antonio que va a haber una “fondue”, pero cuando llegan a San Antonio, por ejemplo, no saben que el dueño de la tienda oficial ha preparado un montaje impresionante. Saben que habrá algo, pero no saben exactamente de qué se trata. Y es interesante porque mucha gente viene y me dice: “Tío, lo de la cena ha sido fabuloso”. Bueno, es fabuloso porque no sabían muy bien qué pasaría, así que no se habían creado expectativas. En mi opinión, cuando las creamos, tenemos que ir un paso más allá. Cuando no lo hacemos, si nos limitamos a darles un poco de información, cualquier cosa les parecerá fantástica. Aunque, claro, ya se sabe, los responsables de esas tiendas, al actuar a título personal, pues algunos hacen un trabajo excelente y otros no, depende de la zona» (Dowd).

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Vender vehículos es la única semejanza que existe entre los puntos de venta oficiales de Harley y los concesionarios convencionales de automóviles donde todo el mundo se compra el coche. Además de motocicletas, en esas tiendas los motoristas adquieren, por un lado, accesorios e indumentaria y, por otro, se les proporciona asistencia para sus motocicletas. Ya sea para recibir el servicio garantizado o para disponer de asistencia de emergencia en carretera, los propietarios de las Harley buscan a los mecánicos de estos puntos de venta oficiales cuando necesitan asistencia experta o un consejo que les permita continuar el viaje. Las tiendas oficiales Harley se adaptaron a las variadas necesidades de sus 19



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clientes manteniendo una ecléctica mezcla de producto y servicio, que en cierto modo refleja las necesidades y gustos de los propietarios locales. Además de mantener (o intentarlo) un inventario de motocicletas para vender, en la tienda Harley encuentras, por ejemplo, diversas piezas y accesorios que incluyen desde sistemas de escape de flujo libre, indicados sólo para el uso «todo terreno», hasta juntas para los viejos motores Shovelhead. La indumentaria también ocupa una parte de la superficie del local: los motoristas pueden comprar artículos de moda tan prácticos como chaquetas de cuero y «chaps» autorizadas, botas Harley y vaqueros. En estas tiendas también se tienta a los motoristas con artículos de colección que incluyen camisetas impresas, trenes de juguete e incluso adornos Harley para el árbol de Navidad. Uno de los motoristas expresaba así su opinión sobre las visitas a los concesionarios durante el viaje:

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«Veo esas nuevas tiendas oficiales que han construido, son fantásticas. Supongo que las diseña Harley-Davidson. Son asombrosas. Una de las tiendas que más me gustó o de las mejores en las que he estado este año fue la de Long Horn, que está cerca de Dallas. ¡Tío, eso es lo que yo llamo una tienda de verdad! Hay otra que me parece que está en Charlotte, porque en medio tienen una garita de cajero de banco, una de esas antiguas. Es una pasada, está muy bien, vamos a la tienda oficial, sólo vamos a ver si está bien su departamento de atención al cliente, si el suelo está limpio, qué nos ofrecen; lo único que compraré ahí es una camiseta, para decir a qué lugar he ido... Ahora bien, hay algunos artículos que ese punto de venta oficial puede tener, pero que no se venden en el mío. También puedo tomar alguna idea de ese local, y cuando regrese a casa, hacer que el mío pida esos artículos. Pero para comprar cosas durante un viaje, necesitas espacio para llevarlas, y no puedes ir cargando la motocicleta de accesorios y, luego, esperar que tire» (Dale).

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El punto de venta oficial también desempeña un papel similar al que ejerce en el Posse Ride, ya que también avanza varias funciones de carácter social, al servir de centro principal de reunión donde los motoristas se ven para contarse las historias que viven en la carretera. Los socios del HOG suelen celebrar reuniones mensuales, a menudo en la tienda oficial. Los que están patrocinados, con frecuencia participan de forma activa en la cultura y comparten la camaradería del grupo. «Por supuesto, el patrocinador del “chapter” (el dueño de la tienda oficial) y yo somos buenos amigos. Puedo ir a hablar con él sobre cómo le va en casa y cosas así» (Jeff).

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Además de visitar las tiendas oficiales, los motoristas del Posse que se dirigían a Laredo también podían darse una vuelta por la fábrica de cuero Pharr Brand Leather. Esta fábrica, que produce artículos de cuero para Harley, ofreció a los participantes una breve visita por la fábrica y algo para picar antes de que volvieran a emprender la marcha. Al final, después de llegar a Laredo con el sonido de un grupo de mariachis tocando en la plaza de San Agustín, los motoristas de las Harley tenían la noche libre para disfrutar de la ciudad o para cruzar la frontera y tomar una genuina cena mexicana.

De camino hacia San Antonio

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El punto más interesante del siguiente tramo del viaje, que tuvo lugar los días 16 y 17 de junio, miércoles y jueves, debía ser el reclutamiento de «Rough Rider» honorario en el Hotel Menger. El acto finalizaría con el encuentro con Teddy Roosevelt (el Anexo 8 incluye una foto del primer regimiento de Rough Riders). Para ser fieles al tema del Posse y al amor de los motoristas Harley por la tradición estadounidense, se pidió a éstos que prestaran juramento para entrar en el club de los Rough Riders, y se hizo entrega a cada uno de un «pin» especial para conmemorar esa experiencia. «La dirección del HOG está recorriendo gran parte de la historia de Estados Unidos a lo largo del camino, y creo que eso es importante, afirmó Barbara Hammet. Creo que la gente Harley en general es muy patriota, y me parece que viajar por Estados Unidos es importante, así como entrar en contacto con su historia. Desde luego, Teddy y sus Rough Riders forman parte de ella. Él encarnaba el espíritu de enfrentarse a los retos,


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el de aventura. Mire esta frase que dijo el mismo Teddy, creo que es bastante apropiada para la aventura que estamos viviendo, ¿verdad?» «Mucho mejor es atreverse a realizar actos importantes, conseguir gloriosos triunfos, aunque en ocasiones queden marcados por el fracaso, que unirse a los espíritus pobres que ni disfrutan ni sufren demasiado, porque viven una vida gris en la que no conocen ni victorias ni derrotas», Teddy Roosevelt, 24 de junio de 1900, tras ganar Estados Unidos la primera batalla terrestre en la guerra hispanoamericana y con los Rough Riders ya preparados para enfrentarse a su siguiente gran reto.

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Barbara, al igual que otros participantes, se quedó en el Hotel Menger para hacerse una fotografía con Teddy y así conmemorar el acontecimiento. También asistió a la singular presentación de la historia de los Rough Riders. Para Alan Landry, «Harley sabe cómo organizar un acto. Presentan experiencias que de otro modo no habríamos vivido y planifica actos a los que quizá no asistiríamos si Harley no estuviera involucrada». Por la tarde, los motoristas tenían tiempo libre para darse una vuelta por la ciudad, que para muchos incluyó la visita al histórico Álamo (véase Anexo 9).

El viaje hacia San Antonio finalizó con una parada en la tienda oficial Harley- Davidson de El Álamo. Después de haber disfrutado de una fabulosa comida, del servicio técnico para las motocicletas y de un poco de música para relajarse, todos estaban listos para salir por la ciudad por la noche y tener la oportunidad de ver la eliminatoria de la NBA. «La gente tarda tres o cuatro días en soltarse un poco. Al cabo de poco tiempo, empiezas a tropezarte con las mismas personas una o dos veces y hablas un rato con ellas. Luego, todos empiezan a saludar cuando los adelantas y hay cada vez más camaradería», comentó el motorista David Fournier.

Un viaje a través de las Grandes Llanuras

No

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El tramo siguiente del recorrido llevó a los participantes del Posse a través de las Grandes Llanuras. La extensión de las llanuras pudo amilanar a más de uno, pero a medida que los motoristas del HOG aceleraron en dirección al norte, la inmensidad de Oklahoma y Kansas sólo ofreció más motivos de diversión. El espíritu del grupo empezó a cuajar con la formación de grupos y de amistades, así como con las vivencias personales en la carretera que forjan sólidas amistades. Los motoristas compraron camisetas en muchas de las paradas realizadas en las tiendas oficiales, con la esperanza de que esos recuerdos se mantendrían vivos en su memoria o para impresionar a sus amigos con recuerdos de la marca comprados durante el viaje. Así, las camisetas servían como indicadores importantes de que uno había participado en la subcultura motorista de Harley, así como de su papel en la misma. «Al regresar a casa, tener una camiseta del lugar más lejano es una especie de premio. Es una buena manera de mostrar a los demás dónde has estado, y sobre todo para nosotros, los de Canadá, es fantástico. Es la prueba de que de vez en cuando sí salimos por ahí, ¿no?» (Brad).

Do

«El logotipo del Posse Ride será un motivo de gran orgullo, porque sólo participan con nosotros en este viaje unos cuantos cientos de personas, pero son muchos más quienes saben qué es el Posse Ride. Entonces, cuando alguien la vea, se dirá: “¡Vaya, participó en el Posse Ride!”. Así que me sentiré muy orgulloso de haber participado en este recorrido. ¿Qué espero y qué importancia tienen para mí las camisetas y los “pins”? Nunca compro una camiseta de un sitio en el que no he estado. Lo que muestra mi camiseta es que he estado en ese lugar para comprarla, que nadie lo hizo por mí» (Jeff).

Durante el recorrido se podían comprar camisetas en las tiendas oficiales y en los puestos del HOG, que exponían productos de su marca en diversas paradas.



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op yo

Los motoristas del Posse no eran los únicos que lo estaban pasando bien en su viaje a través de las llanuras. El personal del HOG y los directivos de Harley-Davidson también disfrutaban de la experiencia, en algunas ocasiones yendo juntos, o separándose en otras para unirse al grupo más numeroso. Una tarde, durante el tramo de las llanuras, a Joe Dowd se le ocurrió llevar más allá la idea del tema del viaje creando un grupo con identidad propia formado por los que trabajaban directamente para Harley y el HOG. Acababa de ver a unos motoristas que habían creado un grupo llamado «la banda de James», nombre que escogieron para dar a entender la idea de «grupo al margen de la ley al que hay que liquidar». La banda de James creó camisetas para sus miembros y colgó carteles de «Se busca» en los lugares donde descansaban por la noche. Dowd pensó que probar aquello podía resultar divertido, así que creó su propia banda de proscritos, que completó con una camiseta y tarjetas de visita que entregaba a todos los motociclistas participantes en las paradas que iban haciéndose en las tiendas oficiales a lo largo del día.

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Pasados tres días de viaje cruzando las llanuras, los motoristas pararon en North Platte, Nebraska, donde se les llevó a una fiesta en el rancho de Cody Búfalo Bill. Primero, el alcalde les dio la bienvenida, tras lo cual actuó Red Steagall, el «vaquero poeta oficial de Texas», y para finalizar, se ofreció a los participantes un plato enorme de estofado de búfalo, que satisfizo a muchos. Sin embargo, todavía había algunos que se sentían molestos por el fiasco de las camisetas que había empañado los acontecimientos de esa mañana. Ante el temor de que no hubiera camisetas suficientes, como ya había ocurrido en San Antonio, muchos motoristas habían estado haciendo cola en el puesto del HOG dos horas antes de la hora de apertura, a las 8 de la mañana. A pesar de la previsión, muchos se habían visto obligados a irse con las manos vacías, de manera que eran numerosos los clientes que estaban enfadados. «Tal como nos pidieron, al inicio del viaje nos apuntamos religiosamente para tener las camisetas, de modo que así nos asegurábamos que conseguiríamos las que queríamos, se quejaba Barbara. Desde luego, Harley tiene suficiente dinero como para que les sobren una o dos camisetas, no debería importarles. Eso es lo que deberían hacer en lugar de provocar que su gente se enfade. No hay ninguna razón para que no tengan camisetas para todos.» Alan se mostró de acuerdo: «Te apuntas a una salida como ésta, que no todo el mundo puede hacer y es algo memorable, y quieres un recuerdo de la experiencia. Luego, llevas puesta la camiseta a algún sitio y alguien te dice: “¡Vaya! ¿participaste en esa salida?”. Así que, sí, era algo muy importante, muy importante.»

De camino a Pierre, Dakota del Sur

No

En el décimo día del Posse, mientras los motoristas ya pensaban en el final del viaje, los directivos también empezaron a reflexionar sobre lo que habían aprendido. Se trataba de una filosofía de retroalimentación con el consumidor exclusiva de Harley-Davidson. En palabras de Dowd:

Do

«Bien, la retroalimentación es nuestra prioridad número uno en cualquier acto que organizamos. Queremos saber lo que podemos hacer para mejorarlo. Lo que se les ocurrió era muy bueno. Esas ideas se llevarán a cabo en la próxima ruta. Hemos estado escuchándolos con mucha atención. Nos ponemos a su disposición, es lo que nosotros llamamos el “gancho” del personal. En los viajes largos intensificamos ese “gancho”, lo que significa que nuestro personal no está ocupado haciendo muchas cosas, sino que los mantenemos ocupados hablando con los clientes. Hablamos con ellos y aprendemos. Mi jefe dice: “Tenéis que estar próximos al cliente”, a lo que siempre le respondo: “Me siento tan próximo al cliente que incluso soy el cliente”.»

Algunos socios del HOG que participaron en el Posse criticaron lo que para ellos fue una falta de interés por sus opiniones personales sobre cuestiones como la selección de la ruta y la realización del rally. Se refirieron a la escasez de encuestas o de mecanismos tradicionales de retroalimentación. Keefe comentó:


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Dowd explicó:

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«Lo que no ven es que el estudio se lleva a cabo de primera mano a través de la observación de los participantes por parte de la dirección y de etnógrafos que paga la compañía. Los directivos del HOG acceden de forma directa a los motoristas y a sus opiniones gracias a su presencia en las salidas y a la interacción con ellos, hasta tal punto que entre ellos surgen relaciones personales. Nuestros motoristas no son gente tímida, y les gusta quejarse. Si tienen algo en la cabeza, nos lo dicen, no nos cabe duda de eso. Asimismo, cada año realizamos una encuesta personal para conocer el nivel de satisfacción de los socios respecto a los rallies y a los eventos del HOG. Hay que reconocer que se trata de una muestra pequeña, pero se hace cada año. Creo que el nombre de esas personas todavía no se había escogido, así que no lo saben. De todos modos, tampoco estoy muy seguro de que realmente aprendamos demasiado de ese tipo de estudio. El índice suele salir muy alto en la tabla, 3,7 sobre una escala de 4 puntos, así que no obtenemos demasiada información.»

«Antes de entrar a trabajar para Harley-Davidson, yo ya era motorista, así que me identifico más con ellos. Personalmente, suelo acercarme más a los clientes en estos viajes y llegamos a ser muy buenos amigos. Tengo amigos en todo el país y, de hecho, me han acogido en su casa. Recibir una llamada de un cliente que te dice: “Oye, si vienes por aquí, instálate en mi casa”, pues eso, ¿con qué frecuencia pasa algo así en una empresa? Apuesto que me ha pasado más veces a mí solo durante este viaje que a todas esas compañías juntas.»

En dirección a Minot, Dakota del Norte

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En la jornada once del viaje, un grupo cansado y con sentimientos de lo más diverso se dirigía a Minot, Dakota del Norte. Todos habían vivido la experiencia de las extensas praderas desde la perspectiva única y cercana de su caballo de acero. La vasta y yerma extensión que muchos esperaban había resultado ser un área con numerosas vistas magníficas, muy hospitalaria y de la más pura tradición americana. «Nunca pensé que me gustaría esta ruta, declaró Jeff. Pensé que lo aceptaría como mal necesario para vivir la aventura del Posse, pero esta parte del país es bellísima. ¿Quién lo habría dicho? Estoy muy contento de verlo de este modo, algo que yo solo no habría escogido.»

No

Debido quizás a que el viaje llegaba a su fin, muchos motoristas ya estaban convirtiendo las experiencias vividas en recuerdos y objetos para mostrarlos a los amigos y familiares durante los meses siguientes. Fue en Minot, Dakota del Norte, donde los días en la carretera empezaron a constituir un todo para formar un importante hito personal. Alan y Jeff comentaron:

Do

«Hablaremos de este viaje durante mucho tiempo. Apostaría a que este periplo sale en nuestra conversación media docena de veces al mes, porque tenemos fotografías, hemos compartido, hemos viajado mucho tiempo. Aparecerá en nuestra felicitación de Navidad. Hoy, en uno de esos grandes miradores sobre el río Missouri, nos hemos hecho la foto que pondremos en la tarjeta de Navidad. Lo que quiero decir es que todo el mundo va a saber qué es. Es fantástico. Hicimos postales en las que ponía “Posse Two”, y tenían nuestra ruta y las enviamos a todos nuestros conocidos. Así que se difunde más y más» (Alan).

«En efecto, el viaje en su conjunto constituye un reto, y además es algo de lo que sentirse orgulloso. ¿Viajaste 5.000 millas en moto? Sí, y lo volvería a hacer. De modo que surgirá esta conversación y se hablará del asunto durante años. Es una experiencia memorable. Si alguna vez vuelvo a hacer otra, también lo será. Son experiencias memorables que recuerdas toda la vida. Nunca las olvidarás, ni tampoco permitirás que eso ocurra» (Jeff).



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Tal como reflejaban de vuelta en la carretera, los motoristas tenían la sensación de que se acercaba la hora de las despedidas y separaciones. Había sido una buena experiencia, aunque no carente de decepciones. Muchos sintieron que se desinflaba su euforia debido a una serie constante de altibajos en la organización, que aparecían y se amontonaban uno tras otro a lo largo de las ceremonias de clausura. Muchos se guardaban para ellos las críticas a la dirección del rally, y lo hacían, posiblemente, para no fastidiar el viaje, o quizás ante la perspectiva de otro día en la carretera que siempre mantenía viva la esperanza de que las cosas mejoraran. Sin embargo, cuando llegaron a Minot estaba claro que, para bien o para mal, el Posse Ride era lo que era. Había llegado el momento de evaluar el viaje y a su dirección, así como la experiencia en su conjunto. Los recorridos diarios podrían haber sido más largos, pensaban algunos; la coordinación de las fiestas en los hoteles podría haber sido mejor. Los directivos, por su parte, podrían haber estado «más visibles» y prestar más atención a la diversidad de aquella multitud. Alan Landry esperaba tener la oportunidad de entrar en contacto con el personal de Harley-Davidson en su segundo Posse Ride, pero no vio cumplida esta importante expectativa, fuera o no razonable en el contexto de un evento de 400 personas. Lisa comentó: «De verdad, creo que el HOG tiene que revisar cómo ha llevado este recorrido. Reconozco que al final todo parecía ir mejor, pero tiene que organizarse y hacerse mejor.» A su llegada a Minot, el llamado fiasco de las camisetas todavía no se había resuelto y en el aire flotaba el suspenso. Todo el mundo se preguntaba: «¿Cumplirá HOG su promesa esta vez?». Entonces oyeron que las camisetas estaban allí. Todo el que se presentara con el pasaporte del Posse Ride tendría acceso a la sala donde, después de hacer una cola ordenada, se entregarían las camisetas. Hasta los motoristas más descontentos salían sonrientes por la puerta. A continuación siguió una estupenda cena. Los motoristas, ya relajados, disfrutaron de la comida y de la camaradería, y muchos se entusiasmaban pensando en las historias que contarían en la muy esperada sesión de historias nocturnas que tendría lugar más tarde.

No

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En opinión de algunos, lo que debería haber sido un feliz final de viaje, por desgracia no lo fue. Las observaciones finales de los directivos del HOG, si bien estaban hechas con cariño, buena intención y se recibieron bien, parecían alargarse. Luego se informó a los participantes que se les entregarían los certificados oficiales del viaje... después de esperar en otra larga cola. Al final, cuando empezó el momento de contar las historias nocturnas, la mayoría de motoristas, agotados, ya lo habían dejado estar y se habían ido a la cama o, en pequeños grupos, al bar. Lo que podría haber puesto un broche final fantástico al Posse Ride, acabó siendo, en palabras de un motorista, «un espectáculo de fuegos artificiales rudimentarios con demasiados cohetes que se quedan sin estallar». Caki, una joven de 34 años que viajaba con su madre, comentó:

Do

«Las colas fueron demasiado largas, y tener que hacer dos, fue demasiado. Creo que hubiera bastado con hacer sólo una, o enviarnos los certificados por correo, o poder pedir las camisetas de antemano para que luego te las enviaran a ti, o a casa o con tu equipo. Se habrían ahorrado dos problemas: en primer lugar, no habrían tenido que llevarlas por todo el país y, en segundo lugar, no las tendríamos que llevar en el viaje de regreso a casa. Y no creo que conseguirlas hubiera sido tan caótico. Después de hacer esa cola, nos pusimos en otra para que nos dieran los certificados que, insisto, podrían habernos enviado por correo a casa, o lo podrían haber resuelto con una sola cola. Creo que esas tres horas y media ahí, haciendo cola, ayer por la noche, podría haberlas pasado escuchando las historias nocturnas...»

Cuando la noche tocaba a su fin se hizo un sondeo posterior a la encuesta (véase Anexo 10) a un grupo de motoristas.


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Peace Gardens: primera etapa del largo camino de regreso a casa

El día 12, último de la aventura, se inició sin anuncios y los motoristas se mostraban apagados y pensativos. Se reunieron en la tienda oficial local para sellar su pasaporte por última vez y desfilar lentamente hacia la frontera canadiense. En Peace Gardens, el ambiente era más festivo a medida que la gente se iba uniendo a sus compañeros de carretera. Se contaban historias, se intercambiaban direcciones, unos reían mientras a otros se les saltaban las lágrimas. Se olvidaron las decepciones anteriores cuando todos juntos posaron para la foto de grupo que conmemoraría aquel viaje épico (véase Anexo 11). Tras la foto, algunos montaron en sus motocicletas. Otros se entretenían, reticentes a dejar que la magia desapareciera. Al final, todos se dirigieron a sus motocicletas mientras prometían que repetirían, una y otra vez, sin importarles donde les llevara el Posse.

Reflexiones

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La emoción intensa vivida entre los motoristas en Peace Gardens les dejó con un dulce recuerdo que saborear mientras se alejaban. Salieron en grupos, que se irían haciendo cada vez más pequeños a medida que la misma autopista fuera desembocando, salida tras salida, en la red de carreteras locales que llevarían a los motoristas a su siguiente destino. Algunos continuaron hacia el norte, hasta Winnipeg, sede del Rally Nacional de Canadá, con sus mochilas rebosantes de recuerdos del Posse y portadores, en la cabeza y en el corazón, de recuerdos e historias, garantía de que la leyenda del gran Posse Ride continuaría.

En un bar de Botinneau, Dakota del Sur, Mike Keefe se sentó con el grupo central de su equipo directivo. Se bebió un trago de su cerveza Budweiser.

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«Un viaje fantástico, chicos, fantástico. Y en gran parte, ha sido gracias a todos vosotros. Pero ya sabéis que no podemos pararnos aquí, sino que tenemos que aprender de este viaje. Aprovechad esta experiencia de “proximidad al cliente” que os acabamos de hacer vivir y haced que de verdad os sea útil, aprended a utilizarla bien. Veamos, ¿qué ha ido bien y qué ha ido mal? A partir de esta experiencia, ¿qué podemos aprender sobre el modo de diseñar las salidas para que sean mejores? ¡Venga, no nos limitemos a los detalles operativos! No deben asustarnos las grandes preguntas, ¿no? ¿Acaso se han ganado los rallies itinerantes su sitio en la cartera del HOG? ¿Cumplen los objetivos de marketing corporativo? ¿Hemos, o mejor debería decir, cómo podemos nosotros optimizar su potencial de marketing y de crear beneficios? Me encantaría oír lo que pensáis de todo esto, así que, ¿por qué no lo dejamos aquí, anotamos nuestras ideas y nos volvemos a reunir cuando estemos de vuelta en Milwaukee?»

Do

La directiva recién incorporada grabó en su mente las palabras de Mike, con imágenes del Posse todavía vivas y frescas en su mente. Aunque el periplo había finalizado, el camino acababa de empezar.


Anexo 1


Datos demográficos de los socios del HOG

Adultos Estados Unidos

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Socios del HOG

49% 51%

87% 13%

Título de bachillerato o inferior Estudios universitarios Licenciado o título superior

55% 23% 22%

62% 7% 31%

Ingresos familiares medios (dólares) Media de edad

30.780

55.570

43

41

21 18 17 16 13 11 3 4 n.d.

18 27 4 12 11 11 2 2 12

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Profesión (en porcentaje) Ventas/Gestión Profesional/Técnico Administración Servicios Operarios Oficio especializado Agrícola Otros Empresario individual

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Hombres Mujeres

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No

Fuente: Encuesta de satisfacción de socios del HOG, 1995; Programa de cálculos sobre población, 1999, Departamento de Población, Oficina del Censo, Estados Unidos.


Eventos del HOG «Chapter» para 1999

Do

No

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Anexo 2

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Fuente: HOG Tales, vol. 17 (2), marzo-abril de 1999, pág. 45. Reproducción autorizada.


Anexo 3


Calendario de rallies patrocinados por el HOG, 1999

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Además del Posse Ride, estos rallies se celebraron durante la temporada de 1999. No están incluidos en la lista: docenas de rallies estatales celebrados por todo Estados Unidos y rallies regionales que han tenido lugar en el resto del mundo.

Fecha

Ubicación

Lo más destacado

Iron Pony Ride

6-12 de agosto

De Milwaukee, Wisconsin, a Sturgis, Dakota del Sur

Lakota Sioux Powwow, Badlands, Mt. Rushmore, Monumento Crazy Horse

New Mexico Hub Rally

26-28 de agosto

Albuquerque, Nuevo México

Monumento nacional de Petroglyph, Santa Fe, Montañas Jerez, danza azteca

Made in America: Big Dam Tour

19-25 de septiembre

De Boulder City, Nevada, a Redding, California

Viaje a la presa Hoover, valle de la Muerte, Yosemite, presa Shasta, autopista de Joshua Tree

North Cape Ride

6-12 de agosto

De Lindesnes (Noruega) a Murmansk (Rusia)

Rally olímpico de Lillehammer, fiordos, cultura vikinga, glaciares, renos

Southeast Asia Rally

27-29 de agosto

Malasia y Singapur

Sofitel de cinco estrellas, vida nocturna, sultán de Johor, desfile del HOG, puerto de Singapur

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Nombre del rally

Do

No

Fuente: Adaptado de http://www.harley-davidson.com


Juramento del Posse

No

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Anexo 4

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Do

Fuente: Reproducción autorizada por Harley Owners Group.


Ruta del Pose II

Do

No

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Anexo 5


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Guía oficial del viaje «Border-to-Border Posse Ride» («De frontera a frontera»)

Do

No

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Anexo 6

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Do

No

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Anexo 6 (continuación)


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Do

No

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Do

No

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Do

No

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Anexo 7


Resultados de la encuesta previa al viaje del Posse Ride II (muestra: 67 participantesa)

Mediana

Desacuerdo con las dos últimas casillas (porcentaje)

Tres casillas intermedias (porcentaje)

De acuerdo con las dos casillas superiores (porcentaje)

Me inscribiría en otro rally de larga distancia del HOG

6,4

Si tuviera que sustituir mi motocicleta, me volvería a comprar una Harley

6,4

7

4

89

Harley comprende de verdad lo que significa llevar una moto

6,1

3

21

72

Tengo la sensación de estar emparentado con otros propietarios de una moto Harley

6,0

7

14

79

Gracias a Harley he hecho amigos para toda la vida

6,0

7

21

72

Recomendaría este viaje a un amigo

5,7

3

45

52

5,7

11

24

65

Mi motocicleta Harley revela mucho acerca del tipo de persona que soy

5,4

7

38

55

Mi motocicleta Harley forma parte de mi vida diaria

5,3

7

42

55

Sólo Harley podía organizar un acontecimiento de este tipo

5,2

10

35

55

Harley se preocupa mucho por mí como cliente

5,1

3

42

55

Harley realmente conoce mis necesidades

4,8

13

49

38

11

op yo

3

86

No

tC

Estoy contento/a con HOG

a

rP os t

505-S11

Escala sobre 7 puntos, en la que 1 = muy en desacuerdo, y 7 = muy de acuerdo.

Do

Fuente: Informes internos de la empresa Harley-Davidson.


El primer regimiento de Rough Riders de Teddy Roosevelt

op yo

Anexo 8

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rP os t


Fuente: HOG Tales, vol. 17 (5), septiembre-octubre de 1999, pág. 6. Reproducción autorizada por Harley Owners Group.

tC

Posando para la foto en El Álamo, jornada 5 del Posse Ride

Do

No

Anexo 9

Anexo 10

Resultados de la encuesta posterior al viaje Posse Ride II (muestra: 58 participantesa) 37



Mediana

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505-S11

Desacuerdo con las dos últimas Tres casillas casillas intermedias (porcentaje) (porcentaje)

6,5

–––

17

83

Mi motocicleta Harley revela mucho acerca del tipo de persona que soy

5,5

–––

50

50

Entiendo realmente lo que Harley significa

5,5

–––

42

58

Mi motocicleta Harley forma parte de mi vida diaria

3,8

42

33

25

Harley conoce realmente mis necesidades

4,2

33

50

12

Sólo Harley podía organizar un acontecimiento de este tipo

5,3

17

33

50

Si tuviera que sustituir mi motocicleta, me volvería a comprar una moto Harley

7,0

–––

–––

100

Harley comprende de verdad lo que significa llevar una moto

5,2

17

33

50

Harley se preocupa mucho por mí como cliente

4,8

17

33

50

Gracias a Harley he hecho amigos para toda la vida

6,2

–––

17

83

Tengo la sensación de estar emparentado con otros propietarios de una Harley

6,3

–––

17

83

Estoy contento/a con HOG

5,1

17

50

33

Me inscribiría en otro rally de larga distancia del HOG

7,0

–––

–––

100

tC

op yo

Recomendaría este viaje a un amigo

Escala sobre 7 puntos, en la que 1 = muy en desacuerdo, y 7 = muy de acuerdo.

No

a

De acuerdo con las dos casillas superiores (porcentaje)

Do

Fuente: Informes internos de la empresa Harley-Davidson.


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Anexo 11

Fuente: HOG Tales, vol. 17 (5), septiembre-octubre de 1999, pág. 6. Reproducción autorizada por Harley Owners Group.

No

Foto de familia del Posse Ride II

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op yo

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505-S11

Do


Harley Davidson

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