BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
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El músculo cuadrado lumbar se localiza por detrás del colon, los riñones, el psoas y el diafragma, estructuras que están colocadas por detrás de la fascia toracolumbar, esa gran red integradora de la parte posterior del cuerpo. Los riñones están rodeados por la fascia renal, que a su vez está integrada, en su recorrido posterior, con la envoltura fascial del psoas y, a través de ella, con las vértebras y con los discos lumbares. En su recorrido superior, la fascia renal continúa a la fascia del diafragma (Barral, 1989). El colon ascendente está cubierto por el peritoneo excepto en su superficie posterior, donde se conecta, a través del tejido areolar, a la fascia ilíaca y al ligamento iliolumbar. En el recorrido superior, se observa la conexión del colon ascendente al diafragma y, a través de sus expansiones, a la fascia renal. Entre sus múltiples funciones, el peritoneo cumple con la de soportar y flexibilizar los movimientos. El tejido extraperitoneal separa al peritoneo de la pared abdominal, integrándose a las estructuras fasciales. Los estudios anatómicos revelan que el tejido extraperitoneal se continúa con el epimisio de los músculos abdominales y, por consiguiente, con el tejido conectivo interno (Williams, 1989; Bochenek, 1987; Robertson, 2001).
Considerando las observaciones anteriores, se puede afirmar que no es posible la realización de un movimiento (movilizando la miofascia) sin la participación activa o pasiva de la viscerofascia, y en el análisis de los movimientos corporales, debemos integrarla a la acción de la ininterrumpida red del sistema fascial del cuerpo. El concepto de los movimientos presentes en la viscerofascia se describieron en los clásicos libros de osteopatía y fueron desarrollados detalladamente por autores como Barral y Mecier (Barral, 1983, 1989). Este concepto trata sobre las articulaciones viscerales, considerando que están formadas por las láminas fasciales que se mueven y deslizan entre sí; el sistema integral de estas láminas se fija e integra al sistema articular esquelético. No hay músculos encargados de realizar los movimientos en la viscerofascia, sino que éstos están suplidos por los movimientos fisiológicos del aparato locomotor. Las superficies de contacto y deslizamiento están formadas por las membranas serosas. A través de estas láminas, un órgano determinado puede ser continuo a la pared muscular (estómago y diafragma), al esqueleto ( pulmones y tórax) o a otro órgano (el hígado con el riñón). La restricción del deslizamiento entre las láminas adyacentes puede influir en el funcionamiento de este 42