LA FORMACIÓN DEL ESTADO PERUANO Despúes de la declaración de independencia en 1821, la élite política se aboco a la construcción del Estado. El protector José de San Martín convocó a un congreso constituyente que elaboró la constitución de 1823. Se diseñó un modelo de Estado republicano basado en las ideas del liberalismo político. Esta corriente de pensamiento planteaba los siguientes principios:
La igualdad formal de todos los seres humanos que conforman una sociedad. El derecho a la propiedad y al libre comercio de bienes.
La soberanía popular, en el sentido de que el pueblo, al menos el sector más ilustrado, debía designar a sus gobernantes. La democracia representativa y la separación de poderes. (poderLegislativo, poder Ejecutivo, Poder Judicial)
El ejercicio de la ciudadanía: Los idéologos de la temprana república sostenían que la sobernía popular exigía la participación política de un conjunto de ciudadanos autónomos y racionales que contaban con iguales deberes y derechos. La constitución de 1823 señalaba los requisitos para ser considerado ciudadano. 1. Ser peruano.
2. Estar casado o ser mayor de 25 años.
3. Saber leer y escribir. La aplicación de este requisito se postergó; se aplicó obligatoriamente recién en 1895.
4. Tener una propiedad, ejercer alguna profesión o arte u ocuparse en alguna actividad productiva que no fuera la de sirviente o jornalero.
El derecho ciudadano por excelencia era e sufragio. Sin embargo en la práctica no expresaba realmente la voluntad popular. El sistema electoral era indirecto, pues los ciudadanos elegían a electores y estos, a su vez, a las autoridades públicas. Así se aseguraba el ascenso al poder de los ciudadanos más ricos y prominentes. Otro elemento que afectó el principio de igualdad ciudadana fue la reintroducción del tributo indígena con el nombre de contribución indígena. Esto obligaba al 60% de la población a pagar un impuesto sólo por pertenecer a un grupo étnico que carecía de poder.
La demarcación territorial a inicios de la República
Una tarea fundamental en la construcción del nuevo Estado peruano fue la delimitación de su territorio. Este era un problema que compartían todas las nuevas repúblicas. Por esta razón, se tuvo que establecer principios que fueran reconocidos por todos los países. En el caso peruano se aplicaron dos principios para definir sus fronteras:
Uti possidetis: Establecía que los nuevos estados respetaran las fronteras de las circunscripciones coloniales correspondientes. Libre determinación de los pueblos: Señalaba que los habitantes de una zona podían elegir libremente el Estado al que que quería pertenecer.
scar Oszlak nos sugiere para el análisis de la formación del Estado en América Latina, desde una perspectiva teórico-metodológica, que debemos partir de estudios en profundidad de casos nacionales para arribar a generalidades que puedan contribuir a la reflexión sobre el Estado Latinoamericano. Todo esto, porque la formación del Estado en esta región repite la metodología de la recurrencia al modelo europeo, y como no se encuentra aquí la estructura socio-económica y política que dio lugar en Europa a la formación de esta entidad, concluyen en que no tuvimos un Estado Nacional fuerte hasta fines del siglo XIX y comienzos del XX. Creemos que a pesar de la diversidad que significa América Latina, ésta tiene suficientes elementos comunes que justifican su consideración como unidad de análisis. Sin embargo, este trabajo abordará particularmente el caso peruano, desde la segunda mitad del siglo XIX hasta las primeras décadas del XX. Para Teresita Morel, en América Latina se puede empezar a hablar de Estados Naciones, por una parte desde la independencia del Estado español, y por otra cuando comienza a extenderse el sistema capitalista y la estratificación social clasista. En esta región el capitalismo se materializó de una forma especial y las relaciones de producción capitalista se establecieron con modalidades específicas, distintas de las europeas. Por ejemplo: trabajo forzado y cuasisalarial. Para Tulio Halperín Donghi esto significó un “nuevo pacto colonial” que transformó a Latinoamérica en prod uctora de materias primas para los centros
de la nueva economía industrial (Inglaterra y Francia). Es decir, hubo un cambio de eje en las relaciones económicas y políticas, sin dejar de tener en cuenta la estructura institucional colonial heredada. Debido a esta peculiar historia americana, el Estado se adelantó a la realidad social que debía haberlo originado y debió crear la sociedad y la nación, imponiendo un proyecto que representaba el interés de un grupo minoritario, o sea, el Estado creó la nación, y no la nación al Estado como en el caso europeo. Aquí el Estado no surgió de la lógica interna de la sociedad, sino que fue creado por los grupos dominantes, propietarios de los medios de producción y agentes de la política, en relación directa con la nueva estructura económica. Estos se valieron de todos los recursos que su dominio del poder les brindaba: coacción física y social, educación, propaganda, etc. para obtener legalidad y legitimidad en el Estado. Así se llegó a la construcción de un Estado liberal en lo económico y conservador en lo político. El proceso político de las Reformas Liberales, llamado a vec es de “organización nacional” caracterizó la fase de consolidación de los Estados Nacionales. Para Ciro Cardoso en un grupo de naciones latinoamericanas, es a través de ese proceso de Reformas Liberales que se opera definitivamente la transición al capitalismo dependiente. Algunas de estas reformas fueron las siguientes: constitución de un mercado de tierras que consistió en volcar esos bienes inmuebles a la circulación económica, siendo las más perjudicadas la iglesia, las órdenes religiosas y las comunidades indígenas; la formación de un mercado de trabajo adaptado a las necesidades de la economía de exportación, sin embargo el asalariado no fue la forma de trabajo predominante en América Latina; el fomento de la
inmigración como activos promotores de las actividades agrícolas y comerciales de exportación, las artesanías urbanas, la educación, etc. Estos procesos deben ser revisados dentro del marco nacional; y en cada nación su ritmo varía. Los límites cronológicos no podrían ser coincidentes, puesto que los separan la etapa en que se combate aún por el nuevo orden y aquella en que éste se consolida no son los mismos en los diferentes países. Caso Peruano: A mediados del siglo XIX, Perú al igual que el resto de los países latinoamericanos, se incluyó en el conjunto de países agro-exportadores o productores de materias primas demandadas por las grandes potencias. Desde 1845 el general Castilla organizó un régimen apoyado en una riqueza nueva: el guano. El extraordinario desarrollo comercial que generó la venta de este producto en Europa acentuó la orientación del país en función de las exigencias externas. La demanda de fertilizantes se originó en la revolución agrícola de los campos ingleses y la consecuente necesidad de una mayor productividad exigida por el aumento de población. Así, sobre la desorganización de la explotación de recursos heredada de la Colonia y debilitada por las guerras de independencia, se asentó una especial vinculación con los países capitalistas. En esta etapa, la explotación y comercialización del guano fue entregada a consignatarias nacionales y en mayor medida a consignatarios extranjeros. Además, durante este período Perú exportó cobre, lana de alpaca y de oveja, algodón, azúcar y salitre, así como también pequeñas cantidades de estaño, cacao, café y quinina. Sin embargo, el guano conservó su absoluta supremacía en las exportaciones peruanas. A pesar de los abusos que significaron las mencionadas consignaciones guaneras y la dependencia de Gran Bretaña que su comercialización aparejó, quedó para el Estado peruano un significativo capital. Estos recursos se invirtieron en pagar manumisiones a dueños de esclavos liberados, en consolidar la deuda interna y externa, también para suprimir antiguas fuentes de ingresos como el tributo a los indígenas y otras tributaciones. Con estas rentas se pagarán los ferrocarriles, lo mismo que la instalación de telégrafos y la intensificación de la navegación a vapor. Todas estas medidas están íntimamente relacionadas al pensamiento liberal aplicado en América Latina y sus consecuentes Reformas Liberales. No es casual que la consigna “Orden y Progreso” fuera común a la mayoría de los estados latinoamericanos en vías de consolidación. El ordenamiento se fue alcanzando mediante acuerdos o pactos entre los grupos oligárquicos regionales con fuertes vinculaciones exteriores, que ejercían poder sobre la mayoría dominada. El progreso se vinculaba a esta minoría dominante, que buscaba fortalecer las vías de desarrollo del país. Sería pertinente aquí profundizar algunas de ellas para entender el proceso de consolidación del Estado peruano: “¿Abolición de la esclavitud?”: Si bien la esclavitud se liberó formalmente, en la
práctica la economía peruana todavía necesitaba de mano de obra semiservil. Es decir, existía una especie de mano de obra esclava o semiesclava encubierta. Un 60 % de la
población indígena se dedicaba a la economía de subsistencia, no proveía de mano de obra al mercado de trabajo, porque sólo producía excedente para pagar el tributo indígena. La rigurosidad de la estructura social en el sector urbano peruano hacía que esta fuera muy inmóvil. La población que trabajaba en la economía de plantación lo hacía en condiciones de esclavitud, por lo que también la oferta de trabajo era inelástica. Es por ello, que la falta de mano de obra fue reemplazada por la importación de coolies chinos, dentro de un sistema de esclavitud encubierta para suplantar la antigua fuerza de trabajo. Se puede decir que la abolición de la esclavitud consistió en una transferencia de recursos del Estado a los propietarios azucareros de la costa, pues se les recompensaba por cada esclavo manumitido. establecieron durante el gran boom del guano. La mayor parte de las líneas sigue una dirección EsteOeste. Cada línea está dirigida a un centro productor determinado para acercarlo al mar (guano, cobre, azúcar, etc.). Así, cada línea prestigiaba una región y no a todo el país, produciéndose una diferenciación regional. Por ello, Lima y El Callao no es un nudo ferrocarrilero ya que no desembocan allí todas las corrientes comerciales, sino que existen, a lo largo de la costa peruana, diferentes puertos por donde salen los productos para la exportación. La falta de productos dirigidos al mercado interno, por la especialización que adquiere cada área, limita el intercambio y la relación entre las regiones. Ello produce separaciones y prestigio de regiones acentuadas por el ferrocarril, además de la desmembración relacionada con la formación de oligarquías regionales en cada una de esas áreas, lo que determina, en el orden político, que no exista una burguesía que lidere en forma efectivamente nacional el proceso de formación del Estado, que en Perú tardó tanto en consolidarse. Se percibe aquí que el sistema de intercomunicaciones responde al de extracomunicaciones impuesto por las potencias hegemónicas. “Construcción de ferrocarriles”: Las líneas principales de ferrocarriles se
“”Fomento de otras vías de comunicación”: Telégrafo y navegación a vapor. “Supresión del tributo indígena”: Para ampliar su base política, Castilla abo lió la carga
fiscal que pesaba sobre la población india. Sin embargo, para el conjunto de la economía, esta supresión condujo a la reducción del excedente agrícola comercializable, lo que conllevó un alza de los precios. Para las familias indias, la comercialización del excedente se relacionaba al tributo porque les permitía pagarlo. Desaparecido el tributo, las familias campesinas volvieron a una economía básicamente autosuficiente. No obstante, el efecto mayor de la eliminación del tributo fue la ofensiva terrateniente sobre las tierras comunales, al haberse interrumpido la vieja articulación colonial, éste era ahora el medio de asegurarse el control de la mano de obra. Así se configura un proceso de expansión de las haciendas, incentivado por el auge exportador de la costa, a través de una vinculación entre hacendados, comunidades y pequeños propietarios, que implicó un régimen de explotación de trabajadores aún más duro que el colonial. “Empréstitos extranjeros”: (deuda interna y externa). El conjunto de préstamos que el
gobierno peruano contrató estuvo asociado a la explotación del guano. Estos préstamos fueron de dos tipos: los primeros se concertaban con los comerciantes del guano; los otros fueron más importantes y respondieron a la política de endeudamiento externo llevada a cabo por el Estado peruano entre 1849 y 1872, con la garantía de las ventas del guano. Cuando el pago de la deuda externa debilita o anula la capacidad de acumulación interna,
puede convertirse en un obstáculo para el crecimiento. En este sentido, la situación peruana, con su endeudamiento externo, tuvo en efecto consecuencias desastrosas: se produjo una parálisis financiera por parte del Estado, que hizo que en 1890 los recursos productivos del país pasaran bajo el control de propiedad de los acreedores ingleses de la deuda externa. En resumen, los préstamos extranjeros no sirvieron para financiar el crecimiento económico interno, sino que más bien, acostumbró al Estado a vivir cada vez más dependiente del crédito exterior y ello produjo resultados nefastos cuando la crisis de 1872 cerró esta fuente externa de capitales. Después de un período de vacío político, que determinó que los militares ejercieran el control, Castilla fue el que logró asegurar las instituciones políticas y administrativas. En la práctica política mostró un hacer pragmático y, aunque reprimió los levantamientos, toleró una cierta crítica hacia su régimen. La ley y el orden fueron sus principales prioridades. Su éxito más destacado fue darle al Perú su primera experiencia de gobierno estable entre 1845 y 1851. Además, determinó a su sucesor, J. Echenique, quien fue acusado de organizar corrupción, por ello Castilla decide emprender una revolución en 1854, consiguiendo derrocar a Echenique, y retomar el poder. En este segundo mandato se produce un debate por la necesidad de modificar la constitución, los liberales lograron aprobar el texto en 1856, que redujo los poderes del ejecutivo a favor del legislativo. Hasta 1858 Castilla había intervenido moderadamente, pero desde ese momento disolvió el Congreso y organizó elecciones para una nueva asamblea constituyente, más conservadora, que sancionó otra constitución. Se puede decir que el contenido de estas dos constituciones no guardan relación con la realidad económica y social del Perú a mediados de siglo XIX, en esto se refleja la distancia innegable entre la élite y la nación. El general San Román sucedió a Castilla en 1862, pero murió, por lo que lo reemplazó el vicepresidente J. Pezet, que afrontó los años de conflicto con España, que reclamaba las islas Chinchas (1864 - 1866). Su política de apoyo a las demandas españolas causó resentimiento entre la élite y los militares, por lo que el coronel Prado inició una revuelta armada que hizo abdicar al presidente en 1865. Ocupó la presidencia y alcanzó una victoria militar sobre España, para lo cual formó una alianza con Ecuador, Chile y Bolivia. Es importante destacar que tras el combate de El Callao, la escuadra española abandonaría las aguas de Sudamérica. Sin embargo, Prado aún tenía que consolidar su posición como jefe de Estado, por ello reimplanta la constitución de 1856, lo que sirvió para provocar otra guerra civil encabezada por Castilla, que pedía la restitución de la constitución 1860. Éste muere, pero Díez Canseco (su segundo) triunfa en 1868, así los conservadores reinstauran la constitución del „60 y designan como presidente al coronel J. Balta. El nuevo jefe se caracterizó por la ineficiencia y la corrupción, ello promovió el sentimiento antimilitar de la elite peruana, que creó el Partido Civil y elevó a la presidencia en 1872 a M. Pardo, uno de sus líderes. Esta oligarquía encontraba sus fuentes de riqueza en las finanzas, en el comercio y en la tierra. El ideario del civilismo expresaba su oposición al gobierno de los militares. Percibieron que el desarrollo del país no podría seguir por mucho tiempo asociado al guano, cuyas ganancias se utilizaban improductivamente.
De allí la necesidad de reorientar la economía, utilizando aquellos recursos para la ferroviarización completa del Perú, que impulsaría la producción nacional. Importa destacar que no se pensaba en un fomento de la producción en función del mercado interno, sino que se trataba de modernizar los sistemas de transporte para lograr una inserción más eficiente en el mercado internacional. A comienzos de la década del ‟70, la era del guano estaba concluyendo, dejándole al Perú una considerable deuda externa, sin haber profundizado ni extendido su mercado interno y su producción nativa. Si se considera a esta etapa negativa, nos debemos referir a la incapacidad de los militares y la clase dominante para emprender un proyecto alternativo de crecimiento, que utilizara las oportunidades brindadas por la exportación de guano. En 1872 Pardo encuentra un Estado en plena quiebra y en bancarrota financiera, por lo que su política se orientó a reducir el déficit. Una de sus medidas consistió en convertir el salitre de Tarapacá, en el nuevo recurso que financiará el gasto público. Pero este era un recurso de propiedad privada de peruanos, chilenos y otros extranjeros, así que Pardo estableció el monopolio del salitre en 1873, recibiendo los propietarios certificados con garantías de bancos locales. El monopolio no dio los resultados esperados, al cerrarse el crédito externo y al decrecer la exportación del guano. Los bancos y el gobierno incrementaron la emisión monetaria, lo que agravó la crisis. La administración de Pardo se caracterizó por una fuerte oposición. : los militares, la iglesia y los civiles favorecidos por los anteriores gobiernos. En 1876 el general Prado se erigió presidente, pero su posición fue también inestable, puesto que se sucedieron numerosas revueltas durante su mandato hasta que fue asesinado. En medio de este caos, Chile ocupó el puerto boliviano de Antofagasta, y después declaró la guerra a Bolivia y Perú (aliados), dando lugar al comienzo de la Guerra del Pacífico. Intereses capitalistas ingleses desempeñaron un importante papel en el conflicto al lado de Chile, puesto que sus inversiones contribuyeron a desarrollar la industria de nitratos, que sustituyó a la del guano. La guerra ocasionó severas pérdidas a los combatientes. Chile se apoderó progresivamente de toda la costa de Bolivia y algunas partes del litoral peruano, llegando a ocupar Lima. Ante este avance Perú pidió la paz, y firmó el tratado de Ancón en 1883, este otorga a Chile el derecho de seguir ocupando las provincias peruanas de Tacna y Arica durante diez años y le obliga a devolver Tarapacá. En cuanto a Bolivia, la paz derivó en la entrega del litoral boliviano a Chile. El Perú quedó seriamente golpeado y traumatizado por la derrota y muy perjudicado económicamente. La herencia de la guerra fue el resurgimiento del caudillismo militar. El caso más típico, lo refleja Nicolás de Piérola, jefe de la resistencia que se convirtió en un caudillo popular, que capitaneó la revolución en 1895 contra el predominio militar, lo que le permitió llegar al poder. Se mostró continuador de los civilistas; en particular la reforma monetaria que al fin y al cabo significó penurias para los sectores populares. Desarrolló una reforma en la estructura impositiva y comenzó a establecer una estructura administrativa adecuada para el país que estaba en vías de reconstrucción económica. A raíz de la expansión de la producción agrícola en la costa y de la minería y ganadería en la zona serrana se alcanzó una prosperidad semejante al período de paz. La sociedad quedó
organizada jerárquicamente de la siguiente manera: las clases altas de Lima en la cima de la pirámide, luego los terratenientes de la costa y los sectores medios y populares urbanos, por último los sectores populares rurales. Al margen permanecía la basta población indígena serrana. Los gobiernos que sucedieron al de Piérola continuaron su orientación y perspectivas. A modo de conclusión se puede decir que, desde Ayacucho (Independencia del Perú), el país sufrió grandes sacudidas, sus tierras se vieron cruzadas por guerras interiores y conflictos internacionales, lo que significó el debilitamiento en la construcción del Estado nacional. El proceso de formación de éste, fue prolongado y débil a causa de factores relacionados a: la herencia colonial (sobre todo en lo institucional), las guerras de independencias, los conflictos internos (guerras civiles), la influencia internacional (que determinó la economía dependiente), la ausencia de una clases dirigente homogénea (con intereses similares), la falta de conciencia nacional de la mayoría de los sectores que componían la sociedad, pero sobre todo la influencia de las políticas económicas exteriores que definieron el devenir del Estado peruano.