1. LAS CIUDADES DE LA IMAGINACIÓN VISiones alternativas a la dudad de Dios, 1880-1987
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2. LA CIUDAD DE LA NOCHE ESPANTOSA LA rtru:ci6n anu los barrics pobres Ik la ciudad del siglo XIX: ÚJfIdrtS, PaTÚ, Berlín, N~ York, 1880-1900
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3. LA CIUDAD DE lAS VÍAS DE CIRCUNVALACIÓN ABARROTADAS Uu áTtas suburbanas tk tránsito masivo: Lotrt/res, París, &rlín, Nueva York, 1900-1940
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4. LA CIUDAD EN EL JARDÍN lA sollldórl de la ciudad ;ardln: Londres, PIlJ'Ú, &rlln, Nun'a York, 1900-1940...............................................................................
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• 5. LA CIUDAD EN LA REGiÓN El nacimiento de la planificación regional: Edimburgo, Nueva York, Lotufrr5, 1900-1940 147 6. LA CIUDAD DE LOS MONUMENTOS El movimiento tk la Ciudad Btlla: Chicago, Nueva Delhi, Most'Ú, 1900-1945 ..............................................•.................................................. 185
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Primera edIct6n 1996
e 1988 Y 1996 Pete! Hall PubUcado por Blackwell PubLishers, Oxford e 1996, edictón espat\ola. Edlciones del Serbal
Francesc Totrrega, 32-304 - 08027 Barcelona Impreso en Espall.a D. L: 8.32246-96 DlsetIo gráfico: Marina Vilagellu Impresión: Grafos, S.A. - Arte sobre papel ISBN 84-76280190-0
7. LA CIUDAD DE LAS TORRES La dudad radiante de ú Corbusier: París, ClJandisarh, Brasilia, Lotulrts, 51 Louis, 1920-1970 8. LA CIUDAD DE LA DIFÍCIL EQUIDAD Las comunidades autónomas: EdimbUfJO, lndore, Lima, &rlceley, Maccln(ield, 1890-1987
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CIUDADES DEL MAÑANA
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9. LA CIUDAD EN LA AUTOPISTA
Los barrios suburbanos del automóvil: Long Island, Wiscosin, Los Ángeles, París, 1920-1987 .. 285
Prólogo
10. LA CIUDAD DE LA TEORÍA
El urbanismo y la academia: Filadelfia, Manchester, California, París, 1955-1987
. 331
11. LA CIUDAD DE LOS PROMOTORES
La práctica urbanística cuestionada: Baltimore, Hong Kong, Londres, 1975-1987
. 353
12. LA CIUDAD DE LA ETERNA POBREZA
Los sempiternos barrios bajos: Chicago, St Louis, Londres, 1920-1987 ........ 373 13. LA CIUDAD A LO BELLE EPOQUE
Las infociudades y los ghettos sin información: Nueva York, Londres, Tokio, 1985-2010
BIBLIOGRAFÍA
LISTA DE ILUSTRACIONES
ÍNDICE
. 413
431
.. 479
483
Todo el que escribe una historia del urbanismo debería hacer un prólogo para defenderse: los urbanistas deberían planificar, no retirarse a meditar. La verdad es que la escribí porque el tema me intrigaba. Como sucede con otras cosas de la vida, muchas veces nos damos cuenta de que lo que hemos pensado y hecho ha sido pensado y hecho por otros antes que nosotros; hay que conocer las raíces. Este es el motivo. A diferencia de lo que sería de esperar no he tenido ninguna ayuda económica, de modo que no tengo que dar gracias a nadie; ni ayudante, o sea que soy el único responsable. Y como también lo he pasado a máquina, doy las gracias a los anónimos autores de WordStar y WordPerfect; a Chuck Pedle por su legendario Sirius 1; y a los desconocidos fabricantes de su hermano de Taiwan que -siguiendo las leyes de hierro del Fordismo periférico- lo sustituyó. Rosa Husain pasó a máquina la bibliografía y luego elaboró las notas con sumo cuidado, iniciándose con ello en los placeres y horrores del macros del WordPerfect. Pero, como siempre, quiero agradecer a los bibliotecarios y bibliotecarias por su colaboración. Los que piden que se reduzca el número de funcionarios públicos, a los que a veces todos nos hemos sentido tentados a apoyar, no deben haber trabajado nunca en las grandes bibliotecas del mundo. Yo he tenido la suerte de pasar muy buenos ratos en tres de ellas mientras trabajé en este libro: la British Ubrary Reference Division (o dicho de otra manera la Biblioteca del Museo Británico), la British Ubrary of Political and Economic Science (la biblioteca LSE) y la Biblioteca de la Universidad de California en Berkeley. Doy las gracias de todo corazón al personal de todas ellas. Y en especial, aun a riesgo de crear resquemores, a Elizabeth Byrne por haber convertido la Environmental Design Library de Berkeley en el magnífico lugar que es hoy. Algunos fragmentos de este libro han aparecido anteriormente: el comienzo del capítulo cuarto apareció en forma de artículo en New Society (publicado de nuevo en Town and Country Planning, y más tarde en una antología Founders ofThe Welfare State (Los fundadores del estado del bienestar) (publicada por Paul Barker); algunos fragmentos se utilizaron en Metropolis 1890-1940 de Tony Sutcliffe; una parte del capítulo noveno se inclu~ó hace años en Man in the City ofthe Future, publicado por Richard Eells y Clarence Walton. Creo que lo que escribí sigue siendo correcto y es por ello que no me disculpo por el plagio que me hago. El capítulo décimo segundo contiene una breve autobiografía que he considerado necesaria para poder explicar bien la historia, de ahí la aparente inmodestia. Mi editor, ]ohn Davey, fue siempre muy comprensivo. Espero que le guste el trabajo realizado. Elizabeth Lake cuidó muy bien el tema de las ilustraciones. Estoy muy agradecido a dos colegas y buenos amigos que me sirvieron de conejillos de !
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CIUDADES DEL MAÑANA
AGRADECIMIENTOS
indias y leyeron el primer borrador: Lyn Davies en Readlng y Roge! Montgomery en Berkeley. No creo que haya satisfecho todas sus sugereneías pero he tomado nota de todas ellas. También agradezco la colaboradón de Carmen Hass-Klau por haber revisado la pane dedicada a Alemania. Finalmente doy las gradas. como siempre, a Magda por sus implicable ayuda logística: y más. Peter Hall Berkeley y Londres
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El autor y los editores desean agradecer a Joho MUlTar (editores) LId, por permitirnos dtar el poema ~Slough,. de los Colltcted Poems de Jobo Betjeman. También queremos dar las gradas por habemos pennitido reprodudr las ilustraCiones ¡¡; Aerofils Ltd. por i1. 3.12; (C) 1988 The Art Irntitute of Chicago, todos los derechos reservados. por Us. 6. I (Retrato de DanIel Henry BumhamJ, 6.2. 6.3 (O.H. Bumham y E.H. Bennet Plan o(Chicago. 1908, lámina 85 Plan para un slsUma viario de drwlad6n (...) y lámina 132 Vista dt5de el 06U de la Plaza del Centro Cívico (...) de jules Guerin, cedido por la Ciudad dé Chlcago al Art Institute de Chicago; a Australian Oveneas Information 5ervice por canberra lis. 6.7, 6.8; a la biblioteca Huiton Picture de la BSC por il. 10.1; a la Bod.J.eian Ubrary de Oxford por lis. 2.5, 2.6 (R. W. DeForest &.: L VeIlier TM Tenememt House Problem, 1903, 247554.d2, pág. 10, 0pp. pág. 14), por 11.3.9 (RUnWin NorhingGained by Ovmrowding! 1912, 2479116.d.4 (6), pág. 9, 6g.ll1), por il. 3.10 (Ministerio de Salud Type Plans aml Ekvations, H.M.S.O. 1920, 2279.c.1O (10), lámina 9), por 11.4.8. (R.Unwtn TOW1l Planning in Practiu, 1920, 2479116.d;5, pág. 172, lámina 116), por ti. 7.8 a.H. Forshaw &. P. Abercrombie County ofLorukm Plan, 1943, G.54.c.17.4Q.3, portada); por il. 3.7 (R.Reiss TM Homt 1 want, 1919, U755.e.77, Uustradón de la cubierta) a Bodleian übrary and Hodder&.: Stouhton LId.; por lis. 12.1, 12.3, 12,4 (fotografias deJun Fujlta) a Chicago Hlstorica1 Society; p.x iL 4.21 a la Biblioteca de la Universidad de Columbia, Rare Book and ManUSClipt Ubrary; por U. 4.16 a la biblioteca de la Universidad de Comell, departamento de manuscritos y archivos; por il. 6.6 a Counny üfe; po~ il. 7.3. a Counny Ufe Books 6.'1-; por ti. 7.3 a (C) DACS 1988; por 7.3; por 11.7.2 Arrnand Dayot Louis XIy'lIluslTations d'aprrs de PdnWUs, Seu/plum, Gr~, OtJ;al, etc., du temps (Flammarion; 19(9); por ils. 'lA, 10.2 Letchworth, F1rst Garden CUy Heritage Museum; por il. 5.8 Tht Containmrnt ofUrban England de Peter Hall, Harry Gracery, Roy Drewett &.: Ray Thomas, con permiso de Unwin Hyman ümited; por ¡J. 4.7 a The Hampstead Garden Suburb Archives Trust; por lis. 12.6, 12.7 a David Hoffman; por il. 9.8 a HoUday inn; por iJ. 4.12 a Krupp GmbH, HislOrical AKhive; por 11. 3.11 Osbert tancaster Hm ofaJI Places (1959) con permiso de John Murray editores Ltd. ; por fu. 2.4, 6.9 a LandeshildsteUe BerUn; por il. 11.1 Uverpool Daily Post &: Echo ümited; por ils. 3.3, 4.6 a London Borough de Ealing, Central Ubrary, Local History Ubrary; por i1. 11.5 Londan Docklands Oevelopment Corporation; por Us. 3.4, 3.5, 3.6 a Landon Transport Museum; por il. 6.5 a Mary Lutyens; por Us. 2.2 2.3 a Mansel1 Collection; por il. 12.5 a MoorlandSpingam Research Center, Howard Universíty; por il. 5.2 a Sopbie Mumford; por 11. 9.1 a Museo de la Oudad de Nueva York; por 2.1 a Museo de Londres; por ils. 5.1. 5.4, 5.5 a Biblioteca Nadonal de Escoda (fotografías; Antonia Reeve); por n. 9.'1- a J.c. Nichols Company; por il. 9.2 a New York Dally News; por 11. 7.1 a
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CIUDADES DEL MAÑANA
Popperfoto; por 4.5 a ]oseph Rown~ Memorial Trust; por iJ. 7.11 a SI Louls PostDispatch; por 11. 1.10 a SI Louis Public Ubrary; por Us. 7 A. 7.5 a Madhu Slorin; por 11. 5.3 a SCottish 1oor15l Board; por 5.7 a Tennessee VaUey Authority; por Us. 3.8. 4.1.4.9. 4.10. 4.11, 8.2 a Town and Country Planning Assodatlon; por 11. 8.1 aJohn F.C. Tumer; por Us. 2.7. 2.8, 2.9 iI Universidad de Winois en ChlCilgO, Univeniry LLbrary Oane Addams Memorial CoUection). por ¡j. 12.2 a (ChJcago Woman's Aid Sociny Records); por 11. 9.7 a V~turi, Rauch 'f Sean Brown; por U. 9.5 a The Frant. L10yd Wright Memorial Foundation, Copyright (C) The frank Uoyd Wrlght Founcl.ation 1958. us otras ilustradones han sido cedidas por el autoc Hemos intentado dar el nombre de todas los organiSmOS que tienen dcr«h05 sobre I.1.s i1ustndones que hemos publicado. Si hemos cometido algún error esta· mos dispuestOS a enmendarlo en w futuras ediciones.
Las ciudades de la imaginación Entoncrs pregunté _si crea firmemente que
U~
cosa es de una manera. ¿:se con-
vierte en eso?.. Me replicó: e Todos los pocta.S O'ttn que uf sucede. y en los mas de Q imagi· nación el:;¡ firme creend,¡ movi,¡ monunu; pvo muchos son incapacel lit' aeer finnemente m nada._
Wll1.llm Blm Tht MtII'rilIzt o(H~ und Hdl (c.1790-3)
Chr.;.smor, dijo Chrtstian, soy un HOO'lbrt' que vit'nf: dt' Q Dudad lit' Q Dt!:stNa::i6rr, Y n al Mmk Sión, y d hombrt que eQN m 1,¡ Pueru al pr:indpio dd amino lDt' dijo; que 51 vuú¡, ,¡quí. lDt' lD05tWiI.is al5aS t'XCdt'ntel, que lDt' ,¡yudi.ria.n m mi Vli.je
john Buny,¡n TM P'ilgím'j Pros/m (1678)
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Pofque dt'bm1os coruldenr que semnos una dudad m 1,¡ montal'\a.. Todos los otos nos mir.uin, de mant'la que Ji nos compoct~os m.t.I con nut:5trO Dios m este trabajo que hemos Iniciado, y h~os que Él nos retire Su iKtUal ,¡yu
...m un,¡ gnn monuft,¡ alta y escarpada. est¡f, 1.1. Verdad. y aquel que quiera alcanzarla, debe caminar y caminar y vtllctr las montatl.u que se le resisten... John Donne Satyrt fll (1594-5)
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" Capítulo 1
Las ciudades de la imaginación Visiones alternativas a la Ciudad de Dios, 1880-1987
.Los hombres prácticos que se creen que: no han recibido ningún tipo de Influen· cia Intefectual. nonualmente son esclavos de un economista que ya h.a muerto_, dijo "eynes. en un famoso pámfo al fina! de la Gmeral~ .• Los locos que tie-
nen pod~. escribió, _que oyen voces, han inspirado su locura en .lIgUR mal escritor académico redentem.ente fallecido,.l. En lugar de economistas podría ltaber dicho u~nista.s. Mucho, si no todo 10 que ha pasado -para bien o para mal- a la:s dudades del mundo desde la Segunda Guerra Mundial, puede hallarse en las Ideas de unos pocos visionarios que vivieron y ~bleron hace mucho tiempo. la mayorb de ellos prácticamente IgnoradO$ y totalmente despm::lados por sus contemporáneos. Han tenido su reivtndk:adón póstuma: en el mundo de los asuntos pricticos; induso, podría decirse, que ban conseguido vengane. Este libro es soba: dios. sus visiones. y el decto de éstas en el tnb¡¡jO cotkll.a00 de construir dudada. Sus ooInbres se lrin ~tie:ndocomo si se ttaun de un hnte60 da UrbanismO: Howud. Unwin, PuUr, Osbom; Geddes, Mumfofd, Stein, Mac.K.1ye, Owe; Bumham. Lutyau.; Le Corbusicr, Well.s, Webber; Wright, Tumet, A1umdtt; friedmann,. ~tdls, HMvey. Lo esmci;al pu«k resumine brrvemente: • la lIl.iIIyoÑ. de dios fuuon ~ pero mudw de sus idca5 ~ en barbecho porque 105 tiempos no estaban ~uros. las visiones aan a menudo ut6pica.s. indU$O ayaban LiI Cft'enda en el milenio: no pandan sino versiones se· culues de u Oudad Cdestia.l del Monte $16n de los pudW10S del siglo XVU, traídas a La tiern y dispuestas pua um tpoca que también pedía recompensas. CUatldo por fin las visiones fueron descubtenaS Yresudladas, se apUaron, muchas veces, en lugares distintos y en ctn:unstandas muy diferentes, y, a menudo, a tra· vés de mecanismos distintos de los que 5U5 autores habían imaginado. No es de 6trat\a[ que, trasplantadas en el tiempo y en el lugar y también aplicadas a una si· tuad6n sociotCon6mica distinta, tuvieran resultados que algunas veces fuuon utra11.os y otras catastr6fh::os. Para darse cuenta de eUo, primero habrá que estu· dlar los distintos estratos ltist6ricos que enterraron y obscurecieron las Ideas originales; y, después. entender La naturaleza del trasplante.
, (Vbnsot
oow en P'JUu. 21.)
Las raíces anarquistas del movimJento pla.ní.Bcadof
El libro demostrari que en este proceso tardio de convtftir lo idul en rul, tuvo lugar una monstruosa pervttSi6n histórica.. lo que ruIrnerne SOfpralde es que muchas, aunque no toda$, de las primeas visiones del urbanismo oackron dentro de{ movimiento atJMquisU que 8orecI6 en las úh1nus dkadas del Siglo XIX Y en I~ primeras del XX. Esto es derto tri ~to a Howard. Geddes YLa Asoc:Dd6n ~ La p1anific:ad6n rtgionaJ de Ammca (RqionaI ~ iWociation o(Amerial), UI como también para muchos de sus derivados en Euzoop¿. (EVidentemente. &te no es el caso de Le Corbusiu, que era un centralista autoritario, ID de La mayorla de los miembros del movtmiento de la Oudad 8eila (City &autifillJ, que eran fieles sirvientes del capitalismo finandero o de dictadores total.ttariOS). La visión de estos pioneros anarquistas no era meramente una altematlva a la construcd6n, sino tambi&1 una alternativa a la sociedad, que no era ni capitalista ni burocrádco-sodalista: se trataba de una sociedad basada tn la cooperación voluntaria entre hombres y mujeres que trabajarían y Vivirían en pequenas comunidades que ellos mismos gobernarían. Así pues, no sólo en su foona fulca, sino también en la espiritual, eran venlo~es seculares de la colonia puritana de Wlnthrop en Massachusetts: la dudad sobre la monrana. Sin embargo lo irónico fue que, la mayoría de las veces, cuando Uegó el momento de que sus kJeales se convirtieran en realidad, se htw de la mano de las bullX:fada.s estatales. cosa que les habri.a horrortudo. Cómo fue esto posible, en qué manen ello fue la causa del consiguiente: desenga60 que produjo el wbanlsmo. son lemas cmtra.Jes que este libro deberj estudln NI la Idea, ni la manera como va a; ser mUdo ~ui, es nueva u original Us raíees anarquistas del ~ han sido analizadas por dlvesos autores., especUl. mente por Colio Ward en Gnn B~ y Oyde Weaver en k>s EsQdos Unídl;lsl. Tengo una daK1a penoruJ con ambos. WltO a mvé de sus libros como de W conversaciones qut: he: mantenido con ellos. Por otra; plrte, en muchos de los aspectos hist6dcos, este tUto se ~rá m fuentes seomdartas; la b.i.storl.t de:! tubanismo tiene Ullill bibUografia utremada.mmte da, que yo he utlUtado con liber. ~d_ ~ por dlo que este libro deberá luzgane como un texto de síntesis Y no de mvestigadón. Hay, sin embargo, una ace¡x1ón Importante: he intentado que las figuras clave, las fuentes de las prtndpales Ideas, pudieran u ~ iI travéS de sus propias palabras.
Advertencia: obstácuJm haUadm en el camino la tarea no ha sido fádl. los visionarios suelen hablar UtranOS Idiomas, difidles de InteIpretat; un sorprendente factor comlin en muchos de los grandes fundadores del urbanismo-ilunque afortw1adamente no en todos- es su Incoherencia.. Además, sw primeros dl5dpuJos. ansiosos por lnidar su misl6n, iI veces han creado un evangelio distinto del de los lutos originales. Las ideas pueden hitber derivado de las de otros y, a su vez, bebido en las fuentes, creando una madeja dificil de de-
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CIUDADES on MAflANA
st:nredaL El ambiente cultural y §OCial en el que vivieron. que: fue lo que les dio el material esencial p¡.ra sus pcn:epciones. ha desapareddo ha« ya mucho ti~po y su U'COnstrucd6n es ardua: el pasado es un país desconocido, con distintillengua. distintas costumbres sociales y una visión dlh:rente de la condición humana. He intentado, siempre que ha §ido posible, dejar que los fundadores hablaran por si mismos. Como muchos divagan o tserlben de una manera confusa, o ambas cosas a la vez, he utilizado una ~da hacha. que espero haya sido tuidosa: he eliminado excnos, suprimido paréntesis y prescindido de cosas que parecían pedirlo, intentando de esta manera hacer lo que ellos probablemente hubieran deseado. SI esto ya resulta laborioso, mucho más dlfict.l ha sido 3verlguar cómo. con el tiempo, estas Ideas fueron descubiertas de nuevo, rehabilitadas y, a veces, tergiversadas. Y es aquí donde aparece ti tema de la interpretad6n histórica. Una nueva ~ que actualmente domina. argumenta que el urbanismo, el todas sus rna· nifestacjones, es UN. respuesta del mtmIa capiWista -y en particuW dd capitalismo de estad<>-- a los problem¡¡s que plante.¡ la organización de la producdón Y especialmente al dilema de las crisis continuu. Según esta Interpretadón, se utilizarla la planificadón _y en consecuen~ se adoptMiAn las visiones de los pionerosprecisamente cuando el sinema lo oea:sita, ni antes ni después. Evidentemente, la simplicidad de este mecanismo reciptoco se esconde bajo una compleja masa de hechos históricos: los propios histortadom marxistas también consideran que el tiempo y la casualidad, aunque denao de unos limites, nos han alectado a todos. Pero los limites existen: por último está el motor tecnol6gico-económico que di· rige el sistema soctoeconómico y, a travh de él, las respuestas de la válvula de se-
guridad política. Cualquiera que trate de escribir historia -y especialmente sobre un tema como hte, en el que tan refinados cerebros mar.xisw han trabajado- debe: tener en cuenta lis cuestiones parateológicas de interp~dón. Vaya exponer la mia: los aaores históricos actúan en respuestil al mundo que encuentran y, en particular, a los .. problemas que encuentran en este mundo. Esto seguramente es UN. a"an;ación obvi¡; las ideas no emergen de la nada, por una especie de lnmacu1ada concepci6n. sin la colaborad6n de otros elementos. Pero de la misma manera, los seres humanos -especialmente los IIÚS inteligentes y originales- son infinitamente caprt· chosos, creativos y sorprendentes; en consequenda, lo que rulmente nos interesa de la historia, además de lo que es evidente, es la complejidad y variedad de las reacciones humanas. Es por ello que, en este libro, la base mamana de los hechos históricos se toma como algo evidente; lo que hace que la historia sea digna de ser escrita, y lo que la hace digna de ser leída, es la comprensi6n de los diversos caminos por los cuales los estimulas generales se relacionan con las tespuestas particulares. Debo hacer ahora otra afirmact6n personal. A causa de la amplitud del tema, he tenido que ser muy selectivo. La eJecctón de los temas prlnctpales. cada uno de los cuales es objeto de un capitulo, ha sido fruto de mi opinión personal. Del.Iberadamente no he tratado de esconder mis prejuidos: creo que los padres anarquistas, aunque poco reallsw e incoherentes, tuvieron una magrúflca visión de las posibilidades de la civtlizad6n urbana. lo cual es digno de ser recordado y
LAS crvOAOf.li DE LA IMAGINAaON
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celebrado; en conuaposidón. Le Corbusier, el Rasputin de esta historia, represen_ ta el ~ aUloritario, cuyas malas consecuencias están siempre con nosotros. El lectOr pufdt: no estar de acuerdo con estas atinnadones, por lo menos ron la desmesura con la que aquí ~ mantienen; dtbo decir qut no he escrito este libro con la idea de manlener un cómodo consenso. Hay ouo problema más pedestre. Muchos hechos hbtórlcos rehúsan obstina. damente seguit una clara seruenda cronológica. Sobre todo en relactón con la hUtoria de las Ideas: los productos de la lntellgenda humana derivan los unos de los otros. se separan. se unen, permanecen en letargo o se despiertan de maneras como plejas, lo cual pocas veces permite una clara descripcl6n lineal. AUn peor, no admiten tampoco un orden esquemático. Por lo ~to, el analista que quiere escrIblI sobre estOS lemas se encontrara con qut se cruzan de una manera confusa y desordenada. Constantemente se acordara de aquel co~ de] Irlandes de la vieja y conOCida historia: si queña ir allí, nunca debi6 habe::r sal1do de aquí. El método que he u ~ ha sido el de contar cada historia por sepuado y de una manera panlela: he seguido la pista de cada tema y de cada ¡de.¡ y, a v«es, me he remon. tado a seis o siete dkadas. Esto significa ~ constaruemmte en la historia, de manera que, a menudo las cosas l.rán hada. adelante y hada. atl"h. Querri. dedr también que, muchas veces, el orden en que se lean los capítulos no es tan im. portante. Aunque esto no acaba de ser de] todo cierto porque he intentado exponer los tem¡¡s de la manera menos confusa posible, es decir. siguiendo la lógica en la que las Ideas han Ido evoluctonando e lnfJuendándose. Ptto dtbo hacer una ad, vertenda: no siempre ha fundonado. Además este problema se compone de otro. En la práctica el urbanismo se mezcta Imperceptiblemente con los problemas de las ctudades. y éstos con la economía. la SOCIología y la política de las ctudades, y, a su vez, con la vida soda1-económica-polltica-cultural de su tiempo; no hay final, ni Umite. a estas interrdactones, sin embargq hay que encontrarlo por muy arbitrario qut bte sea. Contamnos lo necesario PMI explicar el fen6meno del urbanismo; lo situarmlOS daramente, a !lo manera marxiana, partiendo de la ~ sodoeconómic.a, para. de esta manera, pxl.er irúciar lo que realmente interesa al historiador. Induso estil decisión deja problemas de delimitaciones pendientes. El primero de ellos está reIadonado con el significado de esta expresi6n tan elástica:: pjanifkad(:wt de la dudad. CasI todo el mundo. de Patria Geddes en adelante, estará de acuer. do en que debe induír la planificad6n de la reglón que la rodea; muchos, siguiendo de nuevo el liderazgo de Geddes y de la Asociact6n para la planiflcactón regional de Amérlca;lo ampliarían a su regi6n natural, por ejemplo la cuenca de un río o el espado que tiene una cultura regional particular. YcasI todos los urbanistas o planificadores dirían que su cometido supone no solamente la planificación de esa región en panicular, sino tambif:n la de las reladones que Ulsten entre diversas regiones: por ejemplo. la relación entre la Megal6poUs que sigue aeclendo y la zona agricola que la rodea que se halla en fase de despoblación. ¿ Dónde termina el tema de nuestro estudio ? indu}'t' la planlficad6n económica regionaL que lógicamente es inseparable de l' planifiGK:i6n económica nacional Ydel de:sarroI.Io económico
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CIUDIWES Da MAN'ANA
LAS CIUDADES DE Lo\. IMAGINACiÓN
en general; de nuevo los crecientes circulas amenazan con devorarlo todo. De nuevo habrá que establecer un límite más o menos arbitrario; lo trazaré de manera que incluya los debates generales sobre la politica de wbanismo nadonal y regional, pero que excluya las cuestiones de pura planificación económica. El segundo problema en la delimitadón es cuándo empezar, Se supone que estO es, o era, una historia del urbanismo del siglo XX. Pero como esta disciplina nadó como reacción a la dudad del XIX, es necesario empezar por ahi: concretamente en la Inglaterra de los ail.os 1880. Sin embargo las ideas que prevalecían en aquel momento pueden rastrearse hasta 1880 y 1840, a veces incluso se puede retroceder hasta 1500. Como siempre la historia es una marai'l.a sin fin, un nudo gordia· no, que requiere dedsiones arbitrarias que hagan posible el inido. Hay todavía un tercer problema: el geogriflco. Se supone que ésta deberla ser una historia global. sin embargo, dadas las evidentes Umitaciones de espacio y de conoctmienro del auto, no será asi. MI estudio ha quedado claramente centrado en el mundo anglonorteamericano. Esto puede justificarse, o por lo menos excusar· se; como pronto se verá, muchas de las Ideas clave del urbanismo occidental del siglo XX naderon y crederon en pequeil.os y confonables clubs de Londres y Nueva York. De manera que el Ubro tratará someramente otras import1lltes tradidones ur· banísticas aparecidas en Franda, en Espail.a y América Latina, en la Rusia Imperial y en la Unión Sovietica, y también en China. Este tema debe ser objeto de otros textos y de otras plumas. Finalmente debo decir que éste es un libro sobre las ideas y sus impactos. Por 10 tanto las Ideas son el tema central; los Impactos, o realizadones, son también crudales, pero serán tratados como expresiones -a veces casi irreconocibles- de las ideas. Ello nos ayudará a comprender dos de las prindpales características del 11bro. Primera, como las Ideas tienden a aparecer antes, el texto se ha centrado en los primeros cuarenta atIos del siglo. Segunda, muchas de las realizaciones clave de la planificadón han sido tratadas de manera superficial, o no han sido tratadas en absoluto. Los libros, como las substancias peligrosas, deberían llevar advertencias, la mía seria: no lean este libro como si fuera un manual de historia del urbanismo; seria peligroso para la salud, espeda1mente para la de los alumnos que preparan exá· menes universitarios. Evidentemente todo esto no deja de ser más que una manera de hacer frente a posibles criticas. los analistas podrán disfrutar con las evidentes omisiones y con· fusiones del libro; pero -para defenderme y evitar que el potendal comprador haga un gasto inútil, con el consiguiente disgusto- haré una exposldón más detalla de las directrices de este trabaJo para que sirva como guía en medio de la espesura.
mente importantes: muchas de las ideas claves, y de los principios clave, no se entienden si se les contempla fuera de este contexro. A continuadón, pero también de manera central, asegura que en el urbanismo del siglo XX ha habido unas po.. cas ideas clave, que se repiten. se reciclan y se mezclan. cada una de ellas ha sido la creadón de un personaje clave, o como mucho de un grupo muy reduddo: son los padres fundadores de la planificadón de la dudad moderna. (Desafortunadamte no ha habido madres fundadoras; y las consecuencias que esto ha traído, deberá iuzgarlas el propio lector). A veces estos fundadores se apoyan unos en otros; otras, entran en conflicto: como en la visión del Cristo de Blake, el hombre es el peor enemigo de otro hombre. E! capítulo segundo afirma que los ongenes del wbanismo del slgl.o XX se encuentran en el siglo XIX. Trata de demostrar que las preocupaciones de los primeros que se interesaron por el terna surgieron al observar, de una manera objetiva. las dificultades de los millones de pobres que malvivian en los miserables barrios victorianos; también puede ser que, con menor buena fe petO mostrando una inquietud que nos parece totalmente compresible, muchos de los que lanzaron el meno saje estuvieran obsesionados por la vlolencia y el temor a la insurrección. Aunque el problema y la preocupación consiguiente se dio en todas y cada una de las dudades del mundo occidental, fue más evidente y se percibió con mayor fuerza en el Londres de los atlos 1880 donde había una sociedad urbana afligida por grandes tensiones sociales y las nuevas ideas políticas; éste es el núcleo del capítulo. E! capítulo tercero expone una Ironia histórica: cuando se estaban hadendo las primeras experiencias para CIear una nueva planificación en el orden sodaI, la propía ley del mercado empezó a hacer desaparecer los barrtos miserables de la dudad por medio de un proceso de suburbanizacl6n en masa. Sin embargo este cam· bio ~ hizo a expensas --cosa discutible y no siempre evidente- de crear otros problemas. De nuevo fue Londres el que, durante un tiempo dirigió el proceso, aunque para hacerlq tuvo que importar las técnicas norteamericanas de transporte y de dirección de empresas. Por lo tanto, de nuevo habrá que centrarse en el espado angloamericano pero hactendo un desvío para preguntarse por qué París y Berlín tardaron tanto en seguir este camino. La primera respuesta a la dudad victoriana, y la más importante, fue el con· cepto de ciudad jardín de Ebenezer Howard, un _amateur.. (puesto que, por definidón, no habia entonces profesionales), de gran visión y perseverancia, que desarrolló esta idea entre 1880 y 1890. Se proponía resolver, o por 10 menos mejorar, el problema de la ciudad victoriana llevando una gran parte de la gente y de los trabajos a la nueva constelación de nuevas dudades autosufidentes que construi· ría en el campo, lejos de los barrios pobres, del humo -y, de algo mucho más importante, de los altos precios del suelo- de la gran dudad. Como mostrará el ca· pítulo cuarto, esta idea se fue extendiendo por gran parte del mundo, adquiriendo, durante el proceso, una serie de características que casi la hideron irreconocible. Sus realizaciones fluctuaron desde el puro barrio dormitorio suburbano, que Irónicamente era la antítesis de 10 que Howard habia propuesto, a utópicos planes pen0 sados para disminuir la densidad de las grandes dudades y recolonlzar el campo.
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Guía para cruzar ellaberlnto El libro parte de la base de que el urbanismo del siglo XX es un movimiento intelectual y profesional que surge como reacción a (os majes de la dudad del siglo XIX. Esta es una de aquellas afirmaciones que no son originales, pero que son terrible·
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Muchas de estaS varianles. asl como también la pura visión howardlana. fue rea· Iluda por sw luganenienles. que, como consecuenda. consiguieron su propio lugar en d plntcón del urbanismo: fueron R.1ymond Unwin, Barry hrbr y Frcderic Osbom en Gran Brctat\a., Henri ~Uier en Francia, Emst Mar y Martín Wagner en Alemania, y Oarence Stein y Henry Wright en los Estados Unidos. Otras ideas se
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Corbusler, según la cual un mile5tro urbanista todopoderoso demoleña la dudad existente y la reempb.z.aria por otra. de grandes torres en medio de PM
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1920; Ytambién, a su manera. el concepto de Sona sobre la audad 1lnea1 y los numermos dmvados posrertores. De todas Las grandes tndidones, 6;ta es la que probablemente se mezcla y se int~ladona con casi rodas las otru; porque Howard., Le Cocbusier, los regionalistu, todos tuvleron su versión de este evangeliO. Muchas de estas ideas aunque privxlas de toda posibilidad de ~ 6 n al ser concebidas, fueron esenda1mente producto de los activistas, de: los constructores de este mundo. Más pronto o mis wde, as! siempre mis pronto, sus aeadoaes abandonaron los discursos pan pasu a la ~6n; si quereu buscar sus monumentos no tenéis más que: mirar a vuestro a1rededoc Pero es también importante que: toda bistorta del urbanismo se dé cuenta que, de:sdc los m.os 1950. a medida que e1~ nismo se fue convirtiendo en una materia que debía aprenderse: por medio de la educadón formal, también fue adquirtendo un cuerpo teórico puro más absmK> to y más fonnal. Parte de esta teoria. o por io menos eso dice su jerga, es teoría ~ ~ el urbanismo: comprensión de lu técnicas practicas y de la metodología. que los urba.nistas siempre necesitaron indwo silo aprendieron mientras trabajaban. Pero la otra, la teoría tkl urbanismo. es otro tema: bajo este término, los urbanistas tratan de comprender la verdadera naturaleza de la activtdad que están practicando, incluyendo las razones de su e:dstenda_ Y es aquí donde ~mo suele pa. sar- unas teorías siguen a otraS y unos paradigmas son reemplazados por otros. cada vez más deprisa, unas veces de una manera desconcertante, otras con mayor austeridad. Al intentar comprender el sentido de este movimiento podemos caer en el. riesgo olMo de ser absorbidos por el. proceso, quedando encmados en el síndrome que ImentamOS comprender.. u lectuR del capítulo dédmo pmnitirt ver a1let:. tar si bemos sido capaces de: ~tar esta trampa.. Sin embalgo mientras la aadl!:mia iba por un lado, el mundo Iba por otro. De modo q~ pmiendo de una manera indl.recta dd movimiento de planifk:adón romuniWl.a de:saito en el. capítulo octavo, se Ues6 a la condusi60 de que todo lo que se habla hecho en nombre del wbanismo babia sido insatisfaaorio a niw:i ~ , • y malo a nivel. prictico con resultados que pod1an ser contrmplados por todos. Esto habi,¡ sucedido porque en más de medio stglo de práctia bwocrátia, el wmnlsroo se habia convertido en una máquina reguladora negativa. dbe:ftada pan ahogar todo tipo de iniciativu y de creatividad. No:s encontramos con otIa Ironia bistórlca; el pensamiento lzqulerdistil yeMa a las raíces anarquisw, voluntaristas Y de pliUtlfl.cadón iI pequetl.a escala mientras que, por su parte, los cerebros de la derecha empezaban iI pedlt una nueva manera de planteuse Ia.s obro; parecía que los extremos iban a acercarse. En muchos países surgió un movimiento en favor de un urbanismo más simple y de la audón de unos organiSmos que supieran evi· tar el papeleo y generaran una trildlcl6n empresarial vigorosa e Independiente, que pudiera actuar sin demasiados rrtrasos e interrupdones. Durante los atios ochenta, esta filosofia, muy arraigada en NoneiImérlca, se extendió a paises que como Gr.m Bretatia siempre habían pennaneddo inmunes a este tipo de Ideas. El capítulo undtd.mo tratil de seguir estas conexiones, a veces sutiles y muy Indirectas. Pero en medio de esa gnn profusión de organiZaciones e inidativas, las duo dade:s habían ido siguiendo su camino_ lo peot de ttxIo fue que. a partir de los atio5
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1960 en adelante. tri según qué zonas de ~ qué dudades -pero sobre todo la gente que vivía en ellu- en lugar de mejorar, tmpeoraba. por lo menos en sentido !dativo, y quizás umbién en el absoluto. se dijo que podb ser ~ much.l de esta ~te estuvltta transmitiendo sus problemas y dlficultades de generac:l6n en gener.td6n, inGJ~ de seguir la lJYICh¡ de la economia y di!: la sociedad que se iba alejando ad,¡¡ vez mis de ellos. .se criticó esta upUadón con indignación, 10dU50 con memenda. pero no sirvió de nada puesto que los hechos permanecieron. En el capítulo duodkimo a n ~ este deb,¡te y los probkma.s que lo cau~n.
Es por elld que en el libro aparece una e
Notas al capítuJo 1 , Kqne. 1936. pq. 3&3.
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Wud, 1976; fñedmann Y W~ 197'9; WUYU, 1984a.
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La ciudad de la noche espantosa las grandes ciudades de la tierra (...) se han convertido (...) en repugnantes lugares de fornicación y codicia -el humo de sus pecados sube hacia el cielo como el horno de Sodoma; y su contaminación está pudriendo y atacando los huesos y las almas de los aldeanos que las rodean, como si cada una fuera un volcán cuyas cenizas causaran llagas sobre el hombre y la bestia. John Ruskin Letters to the Clergy on the Lordls Prayer and the Church (1880)
«¿A qué tipo de gente te refieres?» se permitió preguntar Hyacinth. «Oh, gente rica, los que lo tienen todo». «No se les llama gente» observó Hyacinth, dándose cuenta al momento de que su comentario era un tanto primitivo. «Supongo que tú los llamarás miserables, sinvergüenzas» sugirió Rose Muniment, riendo alegremente. «Todo lo que tú quieras, pero no tienen cerebro», replicó su hermano. «No, claro. Qué estúpidos son, ¿verdad? dijo su señoría. «De todas maneras no creo que se vayan al extranjero. «¿Al extranjero?» «Quiero decir como los nobles franceses que huyeron. Se quedarán en casa y lucharán; será mucho más que una pelea. Creo que lucharán muy duro». Henry James The Princess Casamassina (1886)
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Capítulo 2
La ciudad de la noche espantosa
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La reacción ante los barrios pobres de la dudad del siglo XIX:
Londres, París, Berlín, Nueva York, 1880-1900
En 1880 James Thonuon. poeta victoriano CUy;J laboriosidad nunca lIt:gó a como su monumental falta de talento. publicó una colección de YUS05 que lituló con las primeras paJabr;ls de uno de ellos: se trataba. de un largo y
50S de Thomson: La dudMi es de la Noche, o quizis de la Muerte. es de la Noche, porque nunca le Ucpri el aire fragante de la lurni~ matUna dupuf:s del trio me gris del búmedo amanecer'.
podrian muy bien ha~ desaito el Londres, el Uvt'IpOOI. o el Manchester de la tp:>. ca. Qulú.s W. T. Stead, el sensacionalista editor del diario londinense Pa/1 Mall GíJutu, se acordó, consdcnt~enteo inconsdent~ente, de cstos ftCS05 cuando, • en una editodal de octubre de 1883, escribió que el_Fonnidable escritor Oorenlino podria haber a"aclldo a los horrores de su visión de.l1nfiemo lID paseo por un ban10 pobre de Londres•. Stead encabeZilba su editorial con estas palabras: ¿NO HA LLEGADO YA LA HORA? En el conocido esl:1Jo que lo había hecho famoso, arengaba a un públlco ra. dical de cta..se media: • los horrores de los barrios pobres>o, escribió, _50n el gran problema nacional que la religión. el país en general y 105 políticos de Inglaterra deben 501udonar.. Con un agudo olfato perl0dÍ5lico para encontrar el momento justo, y un talento especial para captar el tema del dla, utilizó un libelo que acababa de pobUcar Andrew Mearos. sacerdote congregactonali5ta. Promocionado astut
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(Vi~
IlOlU ~ ptglnu S...SS.)
Fi3. 2.1 Litrlr CoIlinpood StTUr, BetJuwJ G~. al~or de 1900. Los _pobres dignos_ de la ipoc3 vktoriana. en sus miseras viViendas. 800th los hubiera Incluldó en la case C.
pmb.J.b~te
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CIUDADE.S DEL MAl'lANA
pane del PIlIl Mall Gaztttt sino también de periódiCOS más conservadores como 17Jt Times y Punch, e indwo de la propia reina Victoria, conmbuyendo directamente a que en 1884 se organiWa la Comisión Real para la Vivienda de las Clases Traba~. Fue uno de los textos más influyentes de toda la historia de las rrlormas sodaIts brilánicas; Sread e:saibiña más tarde que al haber provocado la aeadón de U. Comisión Real, habioll sido uno de los artífices de la legisladón soda! moderna'.
El amazgo grito No babia sido el. primer intento de dtsperW.JI la 50dedad vic:1Qrian.J de su conlortabIe conflanu; pero fue la gota que colmó el vaso. Y d10 ~ debido a 1;1 gran l1abUl· lhd que mostró MeUD5 al pasear a sus lectores por los banios pobres. Incluso M100 n, Cm ai\o5 más taJde, sus de5crtpdOnes nos ponen la piel de gaIlin.i. Ynos revudYen ti estómago; tienen una cualidad casi televisiv¡¡. Sólo una dta nos permitirá comprcnd~ el !mpacto ca~do:
Pocos de los que leen esw pigirw; tienen Ida de lo que $01'1 esas pestilcrlle5 ~ ri
Ahora, Meams hace que su visitante burgués entre en una de las
vlvienda.s~
tu pa~es y el techo están n~as por la sudedad que:se l1a ido acumulando a lo largo de at\os de dejada. Rezuma a través; de las grietas de las placas del techo; baJa por 1M paredes; está en todos sitios. Lo que recibe el nombre de ventanas está embutido de trapos o cubierto de maderas para evitar que entren el agua y el vlmto: ti resto está tan negro y oscuro que prácticamente no permite que entre la luz o que nada del exterior pueda venef. Los muebles pueden ser .una silla rota. restOS de una cama, o simples trozos de una mesa; pero lo que:se encontrará más a menudo son toscos substitutos como por ejemplo tablas sobre ladriUos, viejos capazos, una caja. o con mayor frecuenda nada excepto trapos y basura'. Con esta descripción preparaba la escena para los horrores humanos que encontrarian dentro.
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Cada habitación de estas putrefacus y pestllemes viviendas alberga una famila. a veces dos. Un inspector de sanidad anotó que en una de ellu encontIó al ~e, la madre. tres nit\os. IY C\UtIO cerdos! En otra un misionero había visto un hombre enfermo de viruela, su esposa que:se estaba r«Uperando del octavo parto. y los ni· 1\os corriendo por alU m~io desnudos y limos de porqueña. Aqui hay siete personas viviendo en una cocina subtenánea. con un nino pequetk> muerto en la misma habitaCión. Mb allá una viu
En otra habitadón viva una viuda con seis hitos, entre los que había una Iúja de veintinueve anas, otra de veintiuno Y un hijo de veintisiete. Otra esta~ ocupada por padrf'. madre Yseis Iújos. dos de dios enfermos de escariatina. En ottliI había nueve hermanos. el mayor de los cuales tmia veintinueve alias, que comían y dormían juntos. Todavía en otta 4habY una mujer que mandaba. a los chiquillos a La calle pan. alquiW la b.abi~6n PMJI fines inmorales hasta bien pasada La media noche, que era cuando las pequmos podIan vol~r si es que no habian encontrado cobijo en otro siti04. Los lectores de Mearos se escandalJ.zaron tanto por el honor mico como por las consecuencias; Inevitables que todo dio traía consigo: Pregunte a los hombres y mujeres que viven en esw podl¡as si e5ÚD casados Y lo único que obl:endri: es un solU'lsa. Nadie lo sabe. A radie le importa.. Nadie es:pen que deban estarlo. Sólo. en muy pocos casos. su pregunta recibirá Wlol respuesta afirmativa. El Incesto es común: no hay vldo ni SftUUalldad que despierte sorpresa ni llame La atendón... Lo único que 00 les haet' caer en el comuni$mO es La descoo· fUnza. no La virtud. W prjcticas más viles son vbw con La mayor indilm:ncU (..•) En una de las calles hay 35 cuas, de ellas 32 son burdeles. En otro distrito hly 43 asas con 428 prostituW entre muletes y nltU$, muchas de las cuales DO tienen aW de doce an.os'. Para La da.se .media victoriana, bIe era qu1z.b uno de los aspectos más impresionantes. Lo que sí era derto, Meams s.eguia explicando. es que a esta gente tan pobre, robar les salia a cuenta. En l.eiasttr Square había .siete miembros de UDa conocida banda de 'cuarenta ladrones' que, al oscurecer y con la ayuda de una serie de mujeres de mala vida, Iban a Oxford StIftt, Regent Street y otras calles a robaroo. la aritmética del crimen era Inuorable: 4Es un hecho conoctdo que un nii\o de siete anos puede conseguir 10 chelines y 6 peniques a la semana robando, pero, ¿cuánto puede ganar en un trabajo como el de hacer cerillas. si le pagan 2 1/4 pe. nlques la gruesa? Para obtener lo que gana el ladrón deberá hacer 56 gruesas de cerillas a la semana, es decir 1.296 al dla. No hace faltar Insistir en que esto es ím· posible_ 10 . La raíz del problema estaba en que la gente de estos barrios era terriblemente, opresivamente pobre. las mujeres que hadan pantalones trabajaban diecWete horas, desde las dnco de la manana a las diez de la noche. por un chelín; mientras que por hacer camisas se pagaba la mitad. La enfermedad y la bebida empeoraban la situadón:
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Primero. aunque ha habido una gran mejora (...) en l¡as condldones de Ia.s cas¡s de los pobres en relación a hace ueinu aftos, sin embargo los males del hacinamiento, esp«ialmente en l..ondrcs, son todavia un escándalo público, yen muchas localidades twJ enl~ segundo, hay mucbllS I~ previsW pan evtw estos IDales, pero no se ¡p1lcan. much;as de e11¡as han sido letra muena desde el miSmo momento en que' 51:' incluyeron en la 1qW.Ki6n'I.
segun Meanu: U contempUdón de la miseria de estos ninos es una de Lu cos.a.s mb desga.mtdo~ y tmib'es de estos descubrimientos; y lo peor de todo es que la miseria ~ dad,¡ de estos padres disoI.utos l' bomcbos x lJWIifiesU en 1.15 1tW~ pn> blemas de cncimimto ydclna:s rasgos n!'PUgnantes que' constantemmte 51:' observa
Eran muchos los testimonios que confimWJan que en Londres lo normal en que hubiera uru familLa por habltadón, y que cada familia podía llegar ¡ estar compuesta por ocho miembros. El problema se habia ¡¡gravado por la cosrumb~ que había en la capitaJ de dividir IlIS casas en viviendas de una sola habitadón, de: modo que los inquilinos debían compartif el ¡gua y el reuet~. Y, como la puerta prtndpal se cerraba muy pocas veces, tanto W escalefas como los pasillos se: lle· naban por la noche de lo que Irónicamente se había dado en llamaf _los gandules felices_: es dedJ: los que estaban completamente desprovtstos de cobijol'. la costumbre de hacer trabajos en casa -que. a veces, eran noclvos, como por ejemplo se:lecctonaJ" trapos, hacer sacos, cuUw, sacar pieles de conejos- hacia que las condidones de esw viviendas fuerm todaN peores llO . En w dudades de provinda, aunqu~ habia p-an v:ui.acl6n entre e1ll1S, el problema del. hacinamiento no llegaba a ser tan grilve como en Londfes ll . Para algunos como Lord Shaftesbury, veterano reformador soda1, el sistema de la vivienda de un~ sola habitación ... estaha fisica y monlmente más allá de cuaJ· quier descripdón_:
en estQl; lugan!'S (...) Aqui encontnmos a un nino de tres afJos recogiendo mendfugos sucios de pan que v;a comiendo. Entramos por una de W puerta.!l encontnmos una runa de doce anos. _¿Dónde está tu madre? En el manicomio. ¿Cuánto hace que está alll? Quince meses. ¿Qulm le cuida?La pequen.. que esu se:ntada m una vieja mes.JI haciendo certllas, responde: _Cuido a mis hennanos tan bien como puedo~. Cuando Mearos llegó al _qué hay que hacel'». no tenía la menor duda de que: _Debemos reconoa:r que sin la intervendón del Estado no se podrá hacer nada ¡ grMl escala.. Y t:StD es un hecho- u. La raíz del problema en simple y llanamente ~ nómica. LI gente viN bacinada porque en pobre, y puesto que: en pobre no po- • di~ pcnnitirsc t. solución obvia; milfCh~ne a otro sitio dond~ las casas fue-an más bMaw: Estos miserables deben viviJ: en alglin sitio. No tienen dinero pan. Ir en tren o tnnvi¡ ~ los arrabales per1fét\co5; y, por om. parte. ¿cómo podrian iI1ldat tres o cuatro mill¡as de Ida '1 ottas tantas de vudta, con sus cuerpos hambrientos '1 dmlacrados después de haber mbajado doce hons o más por un cbelin, O por menO$?''''
La Comulón Real Británica de 1885
Este texto consiguió tocar la fibra sensible. Yaunque algunos comerttarisW, como d~ Sallibury, querían organtur uodadones de caridad y otros como josepb Chamberlain, pretendian que fu~ran las autOl1dades locales las que se b.l. deno cargo cid problema, hubo una volunQ
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servador de las tendencias de nuestro tiempo. no I~ quem dud,¡ de que se ha al»ndotudo praetlcamenre ~11ois.sa-{ai~y qu~ cada vu que el Estado intervtme l1lI pie ¡ la siguiente lnt~encia~". El mismo ~ry, en un discurso de CJUCi.J..I imponancia que hizo ert nOVÍemb~ de 1884. se refirió al tem~ de la lntervmdón cid Estado l7 • Como conseruenda se creó un¡ prestigiosa Comisión Real presidida por Sir Chafles Wentworth Dük~ qu~ Inclui~ entre SU5 miembros al Ptíndpe de Gales, Lord Salisbury y al cardertal Mannlng. Pero, a pesar d~ que el informe qu~ b. Comisión presentó en 188S confumaba darament~ la naturaleza del problema, no consiguieron unanimidad en el remedio. La conclusión definitiva era:
¿Quién puede Imaginar el sutrinumtO que' Sor eKOnde detris de este c;uo? Una. ~ .~nudo estado de agot.amiento. redUCId¡ c:ui Jo los huesos. vive en una h.1bit.:loo con un marido borncho y cinco hijos. Cuando ~ If, visitó est2~ comiendo unos pocos guisanles. Los nU\os h.ibian ido a busar unos cuantos ~. los pan hervif cu;JtKl pautas que habia sobre la mes.JI, y que iba a KI" todo lo que aquella b.mili.l comerf¡¡ aquel db. (".) En una habi~n de la mle Wych, en e:! ter· CeI piso, sobff: una tienda de pi'oduetos parll la marina, ~ hizo h¡¡ce poco una in$pección en reladón a la muerte de un nino. Un hombre. su esposa y cinco runos viVÍan en ella. El nitlo era el segundo que había muerto, envenenado por la pestilente atmósfera: se hilO la autopsia en la misma habitación donde sus padres y hennanos vivlan, comían y donnian, ¡porque la pilrTOquia no tenia depósito de cadáveres ni ninguna otra sala donde se: pudieran n!'allzar los se:rvlcios post mortem! No hay que extranane de que los funcionarios que n!'allzaron IllS diligencias en· fumatan ¡nle las nauseabundas uha1K:l0nes". bre mujer en
el marqués
ot LA J'iOCHE ESPANTOSA
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Afumo que no nos a~os a contar todo)o que sabemos, y me sabñ.1 muy ltW entrar en detalles de cosas que no conolCO; pero dart un tjemplo sobff: las mal¡as consealendas de:! sistema de una seU habitaci6n. y no es una muestra de lo peor. Esto sucedió el afio pasado, pero suele OCWTÍI con frecuenda. Un amigo mio, director de una gran escuel¡, iba camin¡ndo por uno de esos patios interiores cuan· do vio dos ninos de tierna edad. dlt'% u once afias, tratando de m¡ntener relaciones sexuales en medio del pasillo. Camó. aganó al chlqulllo y 10 levantó; el comenlarlo del muchacho fue: _¿Por qué me coge? Por aqul hay docen¡as que h~ cm lo mlsmo~. Como comprenderán su comportamiento no era debido a sus tmdmeiílS suuales, sino que Simplemente Imitaban lo que habían vist
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filJ. 2.2. La Comisión rnl para la vivienda dt' las c~ tf",baladoras en una de SUl seslone1, 1884. En el centro a 1.1 der«ha. Shaftesbury explica la manera de vivir de lOS pobrtS. Üi el cenlro. a la Izquierda. el Pñndpe de Gales. inclinado hada delame. pare· ce horrorizado.
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Esto quilis en un tanto reconfortante. Pm> 10 nouble en que el habitante de estas viVIendas tenía mucho mmos espiIdo cid que d gobierno victoriano uigia para las personas encarceladas y las que estaban conflnolldas en hospidos. Lógicamente los ni\'des de mortalidad -espKialmente en rdad6n a los nitios- $Cguían siendo alarmantemente altos. Los que sobrevivían, según calculaba la Comisión, perdían un promedio de veinte días de trabajo al ¡nO porque ...se deprimían y se cansaban-. y a todo ello se aJ\adla un hecho que ni el _mayor defensOr de los pobres podría negar: la falta de hábitos de limpieza. u , La raíz de todos los pwblemas, como Meams había senalado, estaba en su pobreza y en la consiguiente imposibilidad de cambiar de vivienda. Los trabaJadores londinenses sin ningún tipo de preparad6n, como los vendedores de frutas y ver· dUlas y los buhoneros. ganaban sólo de 10 a 12 chelines a b semana; los estibadores un promedio de 8 a 9 chelines; el trabajador medio de Clerkenwdl ¡xxIia lle· gar a llev;¡¡r a casa 16 chdlnes. Casi I.t mitad de las familias londinenses. un '46 ¡:Klf dento. nea:sitaban un,¡ cuana parte de estos míseros suddos ~ el alquiler. Y mientras los aJquil~ subían. no suctdiJ lo mismo con 105 sa1arlo5zs . Esta pobreu también dependía de un tipo de trabajo muy iÚearono y mal pagado. que induía el que hadan en caJa las esposas; "de manera que- un gran número de los habitantes de: estOS barrios superpoblados se veWt obligados a vivir ~ de sus trabajos, fueran cuales fueran los preciOS o las condldones de los lugares donde babitaban..:l6. Los caseros. que aJquUaban casas en contratos de arriendo a cono plazo, explotaban de una manera descarada la falta de viviendas. Problema que se había agravado con los derribos -se estaban abriendo nuevas calles como Chartng Ctoss o la avenida Shaftesbury, puesto que desde 105 anos 1880, Londres había Iniciado una minlHaussmannlzadón, y además se estaban construyendo nuevas escuelas de .acuerdo con la ley de Educación de 187o:z 1. Agravando más esta situación estaban las administradones locales incompetentes y a veces corruptas que eran incapaces o no quedan utilizar el poder que te·. RÍan. Fuera de Londres la Ley de salud pública de 187S habia puesto las bases para que las administradones locales de gobierno fueran má5 efect1vas:::l; pttO en la capital todavía exi$lÍa un sistema arcaico y caótico. En todo Londres sólo 2 juntas de distrito solm: 38, habían tomado ~ medidas al respecto. Prácticamente: no babía UlSpectom: MUe End, una zona pobre, tenía sólo uno pan 10S.000 personas.. y los que habla eran poco competentes.: en una parroquia de Londres, el ayudante del inspector era alguien "que anteriOnnente habia estado reladonado con la ¡o. yeria•• segUn contó un fundonario, que atladíó: ...No pienso que sea necesarlo tener ningUn tipo de preparación. SI alguien tiene sentido común ya es preparadón suflciente_ l ' , En cOnse<:Uencia las principales recomendaciones de la Comisión Real se ceno traron. más que en crear nuevas leyes. en que las autoridades locales aplicaran las que ya existían. Muchas habían sido hasta entonces letra muerta como la Ley Torrens (Ley de 1868 sobre viviendas de artesanos y trabaladores), que permitía a las autoridadeS locales construir cuas para los trabajadores, y la Ley Cross (lqt de 1875 para la mejora de las viviendas de artewlOS y trabajadores), que les autori-
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zaba a demoler exteru.as zonas de viviendas en mal estado y buscar una nueva zona para ajotar a estos habitantes. SdlaJaron. sin embargo, que as autoridades debeñan tener la posibilidad de obtener dinero del Tesoro al interés mis bajO postble para que esto no significaran ¡*rdldas para la Hacienda NKionaJ. y propu~ ron que, en el caso de Londres, lodas las autoridades Implicadas cedieran sus poderes a la Junta Metropolitana JO • La Ley de 1885 sobre vivienda de las ciases tra· ba¡adora.s que le siguió inmediatamente, trató de que todas estas recomendaciones se pusieran en práctica, Se amplió la antigua Ley de Lord Shaftesbury de 18S 1 sobre viviendas de Inquilinos, al incluir dentro de este conceplo las casas y los ~COl tagt:h para las Clases trabajadoras; clara indicación de que el parlamento victoriano, al menos en relación a la vivienda. aprobaba el socialismo municipalJl, El problema era que todo 'legUiría igual si las autoridades locales no se poRian en movimiento; en reladón a esto, lo único que la Comisión Real sugirió fue que ya Iba siendo hora de que las clases deprimidas de las ciudades empezaran a mostrar interés por sus propios asuntosU.
Depresión, violencia y temor a una insul'ft(:dón y quizás iban a hacerlo. Puesto que la Ley de rd"orma de 1884 había extendldo el derecho a voto a gran parte de la ciase trabajadora masculina urbana. Este grupo estaba suh1endo los efectos de una de las mayores depresiones en el COmercio y en la industria, comparables en su Impacto con las que le siguieron en los atlos 1930 y en 1980. Efectivamente, se estaban empezando a notar los amenazadores síntomas de lo que se avecinaba: el problema, según conclusión de una Comisión Real de 1886, no estaba causado por las f1uctuadones del ciclo comercial, sino por una debilidad estructwal de la indusaia briúnlca en relación con SUS prindpales competidores internadonales. sobre todo Almumla. Los aJmumes eran casi tan buenos en la producdón como los britinícos; y en las artes de ampliar y conservar mercados estaban ganando terreDoJJ. Los miembros de la ComWón ad· virtieron que Gran Breulia se estaba tomando menos Interés en .descubrir nuevos mercados para nuestrO.s produet.os. y ttI mantener los que y;II poseemos (•••) Thmbién es evidente que. en relad6n a cienos productos, nuestra reputación como buenos artesanos no es tan elevada como la que teníamos anterionnenle.:l4, Rechazaron las sugerencias que aseguraban que el. problema derivaba de .Ias ratrlcciones legislativas en reladón al empleo y a la acción de las propias ciases trabajadoras con sus huelgas y acciones similares_ o ...a la acdón de 105 sindicatos y otras agrupaciones parecldas..ls , Fueran cuales fueran las causas. no había ninguna duda sobre los efectos. Durante la segunda mitad de los ailos 1880, se notaba en todas las ciudades, pero sobre todo en Londres. una sensación de cambio catadismátlco, lncluso violento. Los temas del momento, como Beatrice Webb escribió más tarde, eran "por una parte, el por qué de la pobreza de gran número de personas; y, por otra, si la demOOitda Industrial y política era practicable y deseable como puntO de partida ~
CIUD¡\,DES DU !o'!AÑ-'NA
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sas~U. Nadie, continuaba Hyndman .se había preocupado en analizar de qué ma-
compensar los agravios de la mayoria. l6 . Sin embargo estas discusiones quedaban reduddas a la .intelligentsia.: .en realidad. entre los trabajadores manuales no había ningún sector que conspirara (...) con .1"1 veneno del SOCialismo•. Naddos y criados en medio de una pobrez.a crónica y de las enfermedades debi\ltadoras, los habitantes de los barrios pobres se habían hundido en una apatia embrutecedora (...). El fermento surgió. según las memorias que Betrtce Webb escribiría cuarenta anos más tarde. dentro de una parte de la clase gobernante victoriana; se trataba de ·una nueva conciencia de pecado., .una condencla colectiva o de clase; una creciente inquietud, que se convertía en convicclÓn. de que el organismo industrial, que había proporcionado rentas. intereses y beneficlos a magnífica escala. había fracasado en dar un medio de vida decente y unas condlclones tolerables a la mayoría de habitantes de Gran Bretaña~J7. Más tarde los historiadores no tendrían ninguna duda en afirmar que la emoclón predominante no fue la culpa, sino el temor. se .solía describir a los pobres como groseros, embrutecidos, borrachos, e inmorales; después de años de negllgencla y satiSfacdón se habían convertido en una sIni.estra amenaza para la dvilizadÓn"J3. Las reacclones fueron muchas veces apasionadas. Los Fabianos, apóstoles del gradualismo, a quienes Beatrtce Webb muy pronto se uniría. enseguida redactaron un documento que llevaba el sello de George Bernard Shaw, y que concluía con estas lacónicas frases: EJ gobierno establecido no tiene derecho a llamane Estado de la miSma manera que no puede considerarse que el humo de Londres forme parte de su clima.
Es mejor hacer frente a una Guerra Civil que tener que vivir otro siglo de sufrimiento como el que hemos pasado39. . H.M.Hyndman. lider de la Fundactón Democrática Social, escribió aquel mismo al'l.o que .Incluso entre los hombres y mujeres Inútiles que se llaman a si mismos .sociedad", se puede detectar una corriente de Inquietud. La terrible palabra .Revoluctón. a veces se comenta en broma. pero la mayoría de ellas se susurra en serio• .o. Hyndman dudaba de que el fermento se restringiera a las clases medias; puesto que (...) en los talleres y en las casas se pueden encontrar libros, libelos y octaviJ\as que tratan este problema de manera exhawtiva. Estas teorías que se han inSpirado en los importantes estudios del Dr. Karl Marx sobre el capital o en los programas de los socialdemócratas alemanes y en los colectivisW franceses. circulan en te.uos baratos y de fádIIKtura". Pero Hyndman también llamaba la atención sobre otro fenómeno que no podía dejar de ser observado: «Entre los peores males de la SOCiedad moderna están las numerosas bandas organizadas de malhechores (...) que se pasean por nuestras ciudades, y que no sólo se pelean entre ellas. sino que atacan al pacífico viandante..iZ . Aseguraba que sólo en Londres y según fuentes policiales. había más de 300.000 individuos que podían ser considerados miembros de las .c1ases peligro-
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nera esta gente había llegado a unos extremos de tal brutalidad".... Algunos ni tan sólo pensaban que valiera la pena perder tiempo en ello. Sin embargo, durante 1886 y 1887, los ciudadanos respetables de Uverpool se quejaban de que una serie de grupos los tenían aterrorizados; .la lOna comprendida entre la calle Athol y la de Luton. estaba «infestada por esos bribones... escrtbía con indignadón un lector al diario local en el ano 1887. El mismo mes una de las mis peligrosas.• la banda de los destripadores., había inidado una serie de salvares alborotos por las c~lles de Uverpool. atacando indiscriminadamente a hombres, mujeres y nlnos con cuchillos y hondas, y robando las casas de empeño. El 20 de mayo, otra banda, formada. según rezaba la descripción .por cuatro jornaleros, insolentes y sin educación_ fue juzgada en Uverpool por ocho acusadones de ataque a mano armada y robo con violencia. El juez, Mister Justicia John Charles Frederlck Segismund Day, un !óexagenario barbudo y con patillas, sentía una profunda desconfianza por las modernas teorias penales y estaba convenddo de que los transgresores violentos necesitaban un tratamiento fuerte; o como de una manera muy singular dijo su hijo .la única manera de apelar a su razón era a través de su epidertpis.~~. Después de haber manifestado que .con toda su e.x.perienda nunca había oído hablar de una conducta más ultrajante-, ordenó una de las sentencias más dIaconianas que se hayan dietado en los juzgados de la Inglaterra victoriana; además de trabajos forzados, cada uno de ellos debía recibir tres sesiones de castigo de veinte latigazos. satisfecho con su manera de resolver el problema de la criminalidad. eJ setl.or Day volvió a la carga en los siguientes juicios del mes de noviembre, donde -además de ordenar siete sesiones de latigazos en eJ mismo día- castigó a dos hombres con veinte latigazos a cada uno por haber robado medio penique y un rollo de tabaco. Los dudadanos respetables. dijo su hijo más tarde, estarían eternamente agradecidos al setlor Day, aunque .miembros de SOCiedades filantrópicas, y algunas otras personas, denunciaron al 'Juez de los latigazos', calificándolo de salvaje bien Intencionado y considerando que sus métodos eran anticuados e inadecuados. OIi • En todo caso, no hay ninguna prueba de que durante el reinado del terror estableddo por Day se soludonaran los problemas de delincuenda violenta en Uverpool. Lo extral'l.o es que, en la Inglaterra victoriana y. a pesar de los temores de los dudadanos, los delitos habían ido decrectendo a lo largo del siglo. aunque, ocasionalmente. hubieran explosiones periódicas de violenda como sucedió a mediados de los atlas 1880. Lo que en realidad temían las clases medias, a pesar del esceptidsmo de Beatrlce Webb, era que la clase trabajadora se levantara en una insurreción. Y este miedo no era en ningún lugar más patente que en el propio gobierno. En febrero de 1886, sus temores se convirtieron en realidad. Durante semanas los trabajadores sin empleo y los intelectuales socialistas habían estado reuniéndose en Trafalgar Square. Un lunes, el 8 de febrero. una gran concentradón que, Inelula .un número considerable. mayor de lo nonnal, de elementos violentos~ chocó con una fuerza de 600 polldas. Éstos, temiendo que atacaran el palacio de Bucklngham, se situaron en el Mall; pero. la multitud. que oscilaba entre las tres mil y las cinco mil perso-
CIUDADES DEL MAÑANA
lA CUDAD OE U. NOCHE f.SJ'ANTOSA
nas, se enfureció y, despub de pasar por los clubs de Pall Mall, se dirigió hada St james y Mayfa!r, rompiendo cristales y saquundo tiendas. Una invesligad6n ofidal conden6 a la pollea metropolitana por wntIollnadecuado de la multitud, y d oficial responsable fue obligado a dimlti~. El nuevo comisionado, Sir Charles Warren. era más severo. Durante el olono de 1887 la tensión se agudizó de nuevo: grandes multitudes se reunieron en Hyde Puk y en Tra/algar 5quare para oír diKunos. Hubo diversos choques con la policía. TM 1tmd que normalmente se refería a esa gente como .Ios llamados destmpleadQs... mgi6 acdón inmediata:
nes por medio del terrorlsmo. u . En cambio Stead, en la Ptlll MtlIl Gautu, acusaba a Warren de tratar de Implantar un aregimen poUóaco,.; por su parte la abadia dijo que las Interrupciones de los servidos religiosos habían sido debidas a una concentradón excesiva y que los desempleados habían salido en perfecto orden. En [a calle Bow, diversas personas fueron 801peada!, algunas fueron encarceladas y otras se vieron obligadas a pagar multas o a comparear ante los jueca Más tarde el parlamentario R.Cunnlnghame Gramle y el IIder sodaIlsta }ooo Bums fueron juzgados, declarados culpables y encarcelados durante seis meses.:: se convtn:l.eron en héroes popuJares5
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Confiamos en que si e5tO$ hombres, u otroS cualquiera de su m.i.smJ, cine, mlmtan llevar a cabo sus ameJUUS como hide:ron el .mo pasado. mconmrán su astilO. no unos cuantos mees de dtcel.. sino un.;a ~ peni de pmlón (...) El Unj· ro prob/em.J es wbcr euiI de 105 dos grupos es el. más fuerte -los rompedores de ventanas y Qra, marchó por Whitehall e In· vadIó 1a Abadía df: WetrniDslEr durante d 5effldo religioso. Las escenas que sIgukron se pam:en al último acto de ~ d eBrech, que, quizás, Inspiló. Según T1Ie TImes, aun gran nUmero de chico5, tóvenes y hombres muchos de rlIos muy sudosa entraron en la iglesia mientraS el órgano estaba tocando. .se mudaron con los fieles, los anW Vil1.ientes trataban quedamente de controlar a los más ~. gonzados (...) los maoüestantes más atrevidos lanzaron recriminatorios gritos contra los acapltallius., como si pcuaran que todos los que estaban en la abadla ruando 10 fueran. El canónigo Ro~n tratÓ de argumentar con rlIos.•Los alborotadora le tseucharon en silencio,.. MientraS, en el exterior, Hyndman conti... nuaba con su arenga y dKia que aesperaba que negarla d momento en que la ban· dera socialista y el lema 'Todos para uno y uno para todos' ondearía sobre la abadta, al tiempo que, dentro, se predicarla la revoluciÓn..sl . Los manifestantes volvieron a la plua, aen todos los rincones alrededor de la columna de Nelson habla alguien arengando a la masa.., la multitud era enonne puesto que se exteadla por toda la plaza y las calles adyacentes. La poUda se asustó y llamó al ejército para contrOlar la siruadón; en la .. m!l~,. 100 pef$Onas fue· ron hmdas y dos muertas. Este suceso fue seguido por grandes y mutuas recrimi· nadones. Un indignado lector escribió a The TImes q!Je este tipo de reuniones eran .una propaganda para que todos los anarquistas, de aquí o de cualquier otro sitio, vinieran a la única gran capital del mundo donde eran tolerados,.!2. Hyndman te· nla otra opinión: .Los hombres y mujeres ya no pasarán más hambre. De eUo, por una vn. estoy seguro. La agltadÓn aetual es prácticamente espontánea y no ha sido organizada,.. El punto de vista de la editorial del periódico era bastante predecible: .Esta capital está amenazada por multitudes descontrolada!, decididas a sacar provecho dd ejemplo del partido del desorden en Irlanda y quiere obtener concesio-
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La encuesta Booth.: la cuantificación del problema Por último, de los alboroces surgió una respuesta radonal Owies Booth. el armador de UvcrpooI., inspirado por Thtt Bitur Cry, deddló il al Ean End de I..ondres ~ iniciar lo que luego se conW'Itlria primera mcuesr.a.socW moderIu... Ayudado por una serie de colaboradores jóvenes y bitrl prepandos, erll:re los que se induia kattia Poner, más arde apdlldada Wd>b -que aquf ruvo la oportunidad de iniciarse m la lnve:stigadóD acadtm.i.Q-, presentó los primeros resultados a La RuI Sodcdad Estadistica en mayo de 1887, Y un nuevo Infonne un ai'l.o mis tMdc. Según Booth, los pobres dd este de Londres eran unos 314.000, algo más del. 3S de la pob!.adón; ut:md1eruio este porcentaje sobn! t()(b.la dudad,. queri.a
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Éstos eran los dáslcos pobres victorianos Indignos de cualquier compasión; eran el material bruto que formaba el populacho, la pesadilla de las clases respetables, aunque fueran muchos menos de los que Hyndman Yotros habían ~ído. El segundo grupo, la clase 8. eran, sin embargo, todavía más problemáticos. Aunque 5610 fuera porque eran más numerosos: 100.000 en el East tod, quiZás 300.000 en todo
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CnJDAOE.S DEL MANA.'U
lJl CIUDAD DE lJl NOCHE ESPANTOSA
Londr~, un 11 por dento de la población de la dudad. Boom los descrlbia como un grupo que estaba siempre en situadón de _necesidad crónica_: .Esta genu:, como cl~. ~n ~rezosos, viven al día, están pendientes de sw propios placeres y siempre son pobres; su Ideal es trabajar cuando quieren y disfrutar cuando les apeo t~ .. ~. E! probltmil era lo aleatorio de sw Ingresos. Induía un relativamente alto número de viudas, muieres $Olteras. gente joven y runos. Boom pensaba que la soludón al problema de la pobrua .~ rW.rar todo este grupo de la lucha diaria por la wstenda_ porque .eran una continua carga ~ el Estado (...) Su presencia en nuestra! dudades signifia una costosa y a VKr:5 inútil lucha para lntentar devu el nivel. de vida Y de yIud-u . Acontinuad6n,.se encontraba la clase: C. ron unas 74.000 pttSOlUS en el End y alttdedor de un.u ZSO.OOO en todo Londns: cuca de un 8 PO( dento de ~ totilidñ Enn .un grupo digno de Ihtima, que tstaba ~ prind~tepor gene que luchaba y que sufria sin esperanza (...) er.m las víctimas de La competenCia y §Obre dlas ~ia La severi~ de las divet'SóLS y ~tes dqlroion~lII. Su problema en la naturaleza Imgulu de sus in~. Y ftnalment~ estab,¡ ~ clase O, los que tenian in~ regulaMs pero bajos. Este grupo induía UIW 129.{)(X) personas en el East End, ~~taba un 1-4,5 por dento de la población de la dudad; es dedI unas 'tOO.{)(X) personas en Lon
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Del millón de londinenses qu~ segUn Booth se hallan en la pobreu (...) prietlea· ment~ ninguno de dios t1en~ una vivienda como la qu~ una penona decent~ tendrta para su caballo. E.stu 200.000 familiu. qu~ no gman mú d~ una guin~a a la
semana (...) y a veces ni eso, pagan de tres a siete chelines semanales por sudas ha· bltaclones en barrios miserables qu~, en su gran mayoría, son absolutamente .lnadecuados como vlvienda_, lnclwo considerando los bajos niveles d~ e.'tigencla de los ofidales de sanidad. Londres necesita reconstruir por lo menos 400.000 boga· res para alojar a sus dudadanos miU pobres_C. Los resultados eran predecibles: mientras el promedio de esperanza d~ vida entre la nobleza. las clases altas y los profesionales de Inglaterra y Gales se situaba en los SS atlos, entre las clases trabajadoras de lambeth era d~ Z9; y la tasa d~ monalldad Infantil d~ Bethnal Green era el doble de la de BeJgravia". El prtndpal problema. según los contemporáneos, erala vivienda.•EI proble. ma d~ la vivi~nda es uno d~ los más imponantes de la sodedad del Londres d~ los
Hg:. 2.3. Charles Booth. El ~ que se convittló en soci6Iogo.
atlos 188Q.; 4de 1883 ~n ad~lante los per:l6dlcos y la prensa se Uenaron de advertendas sob~ la necesidad d~ reforma Inmediata para evitar la iUD.~naza ~olu donarta_u. En opinión d~ 1¡ SocIedad Fabiana, sólo había un remedio: ..El problema de la vivi~nda de los pobres de Londres, sólo pued~ ser soludonado adecuadamente a través del poder colectivo de Londres,,". Entre la primera y segunda edIdón de los Faeu, esta aflrmadón se había convertido en algo realista y fact1b1~; puesto que, siguiendo las recomendadones de la Comísión R~al para la vivienda, la Ley de 1888 sobre el gobierno local había transferido las responsabilidades de la Junta Metropolitana d~ Obras a una organiz.adón nueva elegida democráticamente, el Consejo del Condado de Londres (London County Council). Y, en 1890. una nueva Ley sobre la vivienda de las clases trabajadoras hizo lo que la anterior de 1885 no había hecho: en su Pane 11I, permitía la reconstrucción d~ amplias mnas, con la posibilidad de poder comprar tenenos. si era necesario, con la finalidad de construir viviendas para los trabajadores, especificando que se hartan 4c¡qas separadas o cottuges para las clases trabajadoras, que podrian tener una o varias Viviendas,.".
auoAOES DEL MIJlANA
Aunque la Ley era contradictorta en reladón a la manera como las autorida· des locale5 debian disponer de sus propiedades y organizM la cuestión de las Y1Viendas -puesto que la Parte 11m dJsuadfa mientras que la Pane 111 si bien 10 ptrnliria no lo alentaba- el nuevo Consejo de Londre5 se acogió a e5ta nuevill posibilidad e in· mediatamente establK16 una Comisión para la construcción de casas para pobres 6l. En 1894 la Ley se ampUó pennitiendo que se pudieran pedir préstamm; en 1900, se ;autortzó a las ;autoridades loca.le5, el Consejo y los nuevos distritos de I..ondm que. por una Ley.sobre ti. gobierno de Londres del ai\o anterior, habían substituído a la antigua. organizadón de la dudad, a comprar timas fuera de sus propim limites pala .ui poder realizar l.u prerrogativas que la Ley de 1890 les había concedido".
La dudad pobre en Europa Fue en Londres, y no en el resto de dudades de la Gran Bretana, donde se vi· vió gran parte de este drama. Ello fue debido -como la Real Comisión reconodó en 1885- a que el problema de la vivienda era alli más grave; por la sencilla razón de que Londres era más grande. Con sus 5.6 miUones de penonas al prindpio de los anos 1890, níguna otra zona urbana británica podía comparársele: todos los problemas desde la densidad de la población, al coste del suelo, el transporte. com· petencia por el espado, se presentaban allí con gran agudeza. Induw a escala intemacionaJ, comparándose con los 4.1 millones de la región de París y 1m 1.6 millones del gran Berlín, Londres seguia siendo de manera 10dUcutible la mayor dudad de Europa e incIuw del mundo'U. Pero estas otns dudades al ser más peque"as y tener mayor densidad de pobladón, tenian sus propias ttagedi;u... En la dudad vieja de Pañs vivían, en 1891,2.45 millones de personas, el doble que en la zona londinense. Benillon consideraba que, en esta'" fecha, el 14 por dento de los ~ de Paris. unas 330.000 per3Onas, se hacinaban en casas superpobladas; el problema de: la vivienda era peor que en Londres.. Sellier calculaba que en 1911 habla unas 216.000 pt'l"5Onas, a las que se at\.adían otras 85.000 de los barrios perif&icos, viviendo a un promedio de dos o más por babitadón 11 . Alli, la leg1Slad6n -leyes de 1894, 1906 Y1912- también permitía la construcd.6n de viviendas de bajO coste para las clases trabajadoras, y la última de ellas facultaba a las autoridades locales a nombrar fundonarios encargados de la construcción y gestión de viviendas, todo ello subvendonado con dinero público. Sin embargo en 1914, sólo se hablan construido IO.oc() viviendas de este tipo en la zona de Paris, un resultado poco brillante 51 se compara con lo que consiguió el Consejo de Londres12 . Lo que pasaba era que ni la dudad ni el estado tenían el dinero 5Uf1denle para e1lmlnar los banios bajos: las grandes obras públicas -la construc· dón de escuelas y de la Sorbona entre 1880 y 1890, Ydel metro en la década comprerldida entre 1900 y 191~ tuVieron prtoddad 1l. Berlln. cuya pobladón crecía casi a 'Il"Iocidad norteamericana -prácticamente se dobló en veinte a"os, de 1.9 millones en 1890 a 3.7 en 191~ era como Puís,
LA CIUDAD DE ~ NOCHE ESPANTOSA
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una zona extraordinariamente compaaa y, en consecuencia, una dudad muy densa: los nuevos habitaDles se fueron acomodando en viviendas de alquiler situadas en awteros edificios de dnco pisos construidos alrededor de estrechos patios qul' podian llegar a tener tan sólo 15 pies de ancho, lo suftdentl' para que pu_ diera instalarse el material contra incendios. Este tipo de edificio, que había sido ideado por Federico el Grande para acoger a las familias de los soldados, se ge_ nl'ralizó .. partir de 1858 como resultado de:! plan para la dudad dirigido por James Hobrecht. responsable de la polida; dlsenado aparentemente pua que hubiera una inll~gradón social entre ricos y pobres en el mismo edifido, lo único que cons'lguió fue crear miserables situaciones de congestión. Desafortunadamente, este modelo se extendió Incluso a los nuevos barrios suburbanos despu~s del cambio de legislación de los anos 1890l4; la especuladón, dirigida por estl' plan y fomentada por un sistema de hipotecas excepdonal. mente favorable. hlcteron el resto 'S .
CI!JDADES DEl MAÑANA
Según los cálculos de 1903 de F. C. HorsfaJl, pionero del urbanismo británico. los resultados fueron los siguientes: mientrils que en el aflos 1891 en Londres el promedio de habitantes por edificio era de 7.6. en Berlln fue de 52.6 16; en 1916, sólo un 79 por ciento de todas las viviendas tenían una o dos habitaciones con calefacción". Además los berlineses pagaban mucho más de alquller que sus conciudadanos de Hamburgo o Munich -irónicamente, eran los pobres los que, en proporción, pagaban una cantidad más alta de su salario en concepto de vivienda7'l. Por otra parte, a pesar de que Alemania electrificó su sistema de tranvías antes que Gran Breta(¡a, las compaflías privadas berlinesas no contemplaban el servicio de conexión con el exterior cosa que sí hadan las del Consejo de Londres, además la construcción del metro se demoró a causa de discusiones legales"'. Patrick Aberoombie, urbanista británico que visitó Berlín poco antes de la Primera Guerra MundIal, se sorprendIó por su contraste con Londres: .Berlín es la ciudad más compacta de Europa: al crecer no se extiende edificando sencillas casas suburbanas a lo largo de los caminos, sino que va prolongando lentamente sus anchas calles y sus colosales edificios de viviendas por e] campo ahieno, convíertiéndolo de golpe en una dudad completamente desarrollada"llO. En las capitales europeas, hubo una interesante reacción en contra de] creci· miento y la densificación: tanto Londres como Berlm, empezaron a temer que la pobladón de sus dudades no fuera biológicamente sana. Alrededor de 1900, los reclutamientos forzosos para la Guerra de Suráfrica, pusieron al descubieno que, en Manchester, habían sido rethazados 8.000 de 11.000 muchachos y sólo 1.000 habían sido declarados hábiles para e] servicio activo. Más tarde, durante la Primera Guerra Mundial, la Comisión Vemey volvió a confirmar que, físicamente, los habitantes de 135 ciudades británicas habían ido empeorando, y los reclutamientos pudieron llevarse a cabo sólo en el campo'l. De la misma manera, en 1913, sólo el 42 por ciento de los jóvenes berlineses fueron considerados aptos para e] servicio, en comparación al 66 por dento de sw compatriotas de las zonas rurales u ... A partir de ahí se empezó a pensar que la gente de la dudad -y a la larga toda . la población- seria incapaz de reproducirse, esta opíni6n fue expuesta por primera vez en los afíos 1890 por Georg Hansen en su libro Die drei BevOlkmmgsseu(en, y desarrollada en 1918 por Oswald Spengler en su clásico TIte Decline o( WtSt: 4Ahora la ciudad gigante absorbe el campo, de manera insaciable y sin parar pide y engulle frescas reservas de hombres, hasta que se agota y muere en medio de un país destruido y casi deshabitado,.lIJ. Pero en ambos países, había otros temores. Charles Masterman, un parlamentario liberal, sugirió en su libro TIte Heart o( tht Empire (El corazón de] Imperio) (1901) que los londinenses eran inestables; La lnglaterra del pasado era un país reservado, de hombres silenCiosos, dispersos en pequen.mI pueblos, villas y casas de campo (...) el problema de los próximos anos es precisamente el problema de (...) las características fisicas del habitante de la Ciudad: enclenques, estrechos de pecho, que se cansan con facilidad; pero que sin embargo son volubles, exdtables, con poca capaddad de resiStenda -buscan estimulo en la bebida. en las apuestas, en cualquier conflicto que se salga de lo corriente que pueda ocurrir en casa o fuera de ella tol •
L\. CIUDAD DE L\. NOC,HE ESPANTOS.A
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De la misma manera, en Alemania, en un texto de 1920 titulado die Angsr vor der Stadt, se reflejaba el miedo a la descomposición social, basándose en el núme-
ro de suicidios, alcoholismo y enfennedades venéreas, en «la excesiva radonalldad,. yen la falta de estabilidad políticaas.
Nueva York; el tumor en las viviendas Andrew Lees concluye su monumental estudio sobre las actitudes urbanas del 51gio XIX considerando que, e] miedo y el disgusto por la dudad eran, prlndpalmente, un fenómeno anglo-germánico: «Pocos noneamericanos comparten este Visceral retbazo por la vida en la ciudad que aparece en la literatura gennánica.; sin embargo .muchos hombres y mujeres se han dado cuenta de los defectos que estropean las dudades, tanto las estadounidenses como las europeas«", Este miedo se perCibía claramente, casi obsesivamente, en el Nueva York de los a(¡os 1890, Allí la preocupadón típicamente jeffersonlana, que COnsideraba que la ciudad era «pes_ tilente para la moral, la salud y las libertades de lml ciudadanos« y un cáncer o tumor en el cuerpo social y político, creció con la Industrializadón y la inmigración: Nueva York se convirtió en la dudad con mayor número de inmigrantes del mundo, ·con casi tantos Italianos como en Nápoles, tantos alemanes como en Hamburgo, el doble de irlandeses que en Dublín y dos veces y media más judlos que en Varsovia,,81. La opinión que los intelectuales tenían sobre las consecuencias era unánime. Henry James escri.bió que .Nueva York era a la vez, mísera y dorada, con más motivos para huir de ella que para disfrutarla,,·. En 1885, muchml aceptaron los razonamientos de Josiah Strong que pensaba que en esta ciudad podlan encontrar. se todos los males que amenazaban a la democrada norteamericana: pobreza y crimen, socialismo y corrupción, inmigración y catolicismo 89. Alan Forman, en la American Magázine de 1885, escri.bió que Nueva York era 4un hervidero de gente, tan ignOrante, tan vidosa y depravada que no parete que pertenezcan a nuestra especie., por la cual «era casi de agradecer que la tasa de monalidad de los habitantes de esas viviendas estuviera por encima del 57 por dento. 90 • En 1892, un periódico tan prestigioso como el N~ York Times, se lamentaba de la invasión 4de los despojos fislcos, morales y mentales« de Europa, «un tipo de gente del que muy bien podríamos prescindlr.'I. Incluso el American ¡oumal o(Sodology, se veía forzado a admitir en 1897 la validez de .la creencia popular- que afirmaba que «las grandes dudades eran grandes núcleos de corrupción social y (...) degeneraclón.n. F. J. Klngsbury llegó a comentar en 1895 que, «después de leer todo lo que se ha escri.to sobre los males de la dudad desde Caín a las últimas elecciones de Nueva YOrk. sólo 10 que se hizo con Sodoma y Gomorra me parece un buen remedio para la presente sltuadón..'J.
El hombre que expresó estos sentimientos con mayor fuerza fue ]acob RUs, Rlis que era danés y había naddo en el campo, emigró a Nueva York a los 21 a(¡os y se convirtió en periodista siete aflOs más tarde. Su libro How tht Other Hal(LivtS
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CIUDADES OU MAIilANA
(Cómo vive la otra mitad), publicado en 1890, causó la misma sensadón de angustia que, siete aflos antes. había producido en Londres Tht BittrT C~. f.Ia una pieza de periodIsmo briUanlt. En las descripciones de las viviendas de los barrtos balos, combinaba con habUklad dO'! de los temores de sus contemJXXáneos: la dudad como parásito en el cuerpo de la nadón, y la Inmigradón como comJplora de la pureza radal noneamertcana y de la i1nnonía social. Estos nuevos inmigrantes, .. hombres vmddo! de raza5 vendcUs; que han fracasado en la lucha por la e:dstend¡,.." se
han convertido en una amenaza para el orden e induso para el futuro de la Rcpúblln. RKordando los alborotoS de 1863 en Nueva York. dKÍ.J: Una gran cantidad de pobbdón. como si fuera UI1iI marea aprisjonadl, respira con dificul.tad en sus vtvienda5. u que un¡ vez fuera nuestra c:itKbd,. iI quien le !un Ue· pdO l.u oblJpcione5 Ymponsabilidades de l.I grandcu metropotitilfU. mIes de que pudltno medir La ClI~ de sus posibill
quinw putes de $U pobladónn. Una Comisión de 1894 aeada para estudiar W viv1Uldas de alquiler estimaN que casi tres de cada cinco habirantes de la ciudad vivian en ese tipo de vi· viendas, y atl.adfa que estaban constnrldas de taJ manera que pdct1ca.mt'llte las • cuatrO quintas partes del suelo estaba ocupado". En t'SW zonas se combinaban dos ~ores que hacian que el problema humano fuera todavía más agudo. Primero, los recién llegados t!'ilJI desespmdamente ~ y..,¡ causa de J.as bureras lingüístk:a5 Y culturales- se hallaNn en una situación de inmovtlldad sin esperanza. El estadounidense 01arIe:s Abrams, urbanista Y~'tpeftO en viviendas, que poseía la autoridad que le daba haberse criado en este tipo de casas, deda: • el dumo no puede ser ttt)surado; el constructor tampoco. Construyen según las exigenc1a.s del mercado. Éste viene senalado por lo que ellnquillno puede pagar. Y lo que éste puede pagar viene determinado por el sueldo que cobra»". Si el pobre inmigrante no hubiera tenido ese tipo de vivienda, no hubiera tenido nada. Y las famlllas pobres se hacinaban en eilas porque estaban a poca dlStanda de sus trabajos. Casi un 75 por dento de rusos y judíos vivfan amontonados en tres distritos pero especialmente en el décimo que recogía una mayoria de emigrados de (o con padres procedentes de) Rwia y de la Polonia rusa. En 1893. con una pobladón de más de 700 habitantes por acre, este distrito erilo un 30 por ciento más denso que cualquiera de la5 zonas más pobladas de cualquier ciudad eu·
LA CIUDAD DE L.A NOCHE ESl'ANl'OSA
ropea; la parte adyacente al distrito undkimo, con casi 1.000 habitantes por acre, estaba más poblado que el peor distrito de Sombay, y era. probablemente. la zona urbana más poblada del mundo -aunque, irónicamente. en los alios 1980 algunas partes de Hong Kong exceden en mucho este nÚmero 1OO• Segundo, se apretujaban en viviendas que, como en BerUn, eran paradójica. mente el desafortunado resultado de un llamado plan para la mejOra de la vivienda: estos pisos que haban ganado un concurso en 1879, albergaban 24 famj_ Iias que se amontonaban en un soW de Z5 pies de ancho por 100 de: largo, de modo que, en cada poo. diez de cada caton:e habitadones JÓlo estaban ventiladas por un patio Inter'ior tan pequeno que no permití.J J.¡ entrada de luz ni de ain!IOI. Much.Js veces. dos f.Jmilias compartían un.J de estas miserables viviendas; en 1908, un censo hecho sobre las famULu cid East Side mostraba que en J.¡ mítad de los casos, UD promedio de tres .1 cuatrO pet'$OIlas dormía. en una soJ.¡ h.Jbi.bción, yen una. cuarta parte de dios erm cinco o mas; debi¡¡n compartir unos pocos grifos comunes y los ballos eran lnexistentes lGZ • Así pues, un bloque normal podí.J contener 4.000 pe:rson.J5, yen 1900 unu 42.700 casas de alquiler de Manh.Jtun acogían más de un millón y medio de personas, ¡ un promedio de casi 35 por cada edifido lOJ • La reaci:::l6n de J.¡ soded.Jd respetable -es decir J.¡ sociedad blanca Y angloprotestante que hacia. tiempo qe se hiibí.J estableddo en América-- fue prácti.nmenre la misma. que la de la londinense.. Dos sucesivas Comisiones P.JR liIs viviendas de iLIquiler, li de 1894 Y 1.1 de 19lXl, confirmaron los rmles de este tipo de viviendas; la primera de ellas fue poco dectlva, pero la segunda consiguió, desp.Jés de llIl.J litga Ntalla., que en 1901 se dicbran un.a. serie de leyes, .I.t legislación más significativa de la bistorL1 de I.¡ vivienda. en Estados Unidos-, que prohibió la construCdón de este tipo de casas y obUgó.J b modlficadón de las que ya existí¡¡nIOil. Lawren~ Veüler, secretMio de 1.J segunda Comisión, era UD joven de unos vrlnte atlos que se enfre~lt6 ¡ muchos {ntereses creados para nevar itdclanre t'SW leyes IO( En su opinión la mayoria de: k:Js probk!mas de la dudad provenían de la súbita tr.msformación del ampesino europeo en UD ciudadano urbano notteame:rícano, tt'm.1 que proponía solucionar por medio de una vuelta masiva al campo. Pero los que habían quedado atrapados en la dudad necesitaban medidas wgentes y drásticas para solucionar lo peor de ese tipo de viviendas: más luz, m.ás ain!, nuevas zonas de aseo, mejor prorección contra el tuegolOf. Como Veiller decía la situación de estas viviendas era .increJ.bleo I01 : en un bloque que medía apenas 200 por 400 pies se amontonaban 39 casas con 605 vivien· das que acogían a 2.781 personas, sólo había 264 retretes y ningún bailo; +41 habitaciones no tenían veDtlladón, y orras 635 obtenían algo de aire por medio de unos estrechos patios Interiores lOl . Se habla hecho caso omiso de las recomendaciones de la Comisión de 1894 que trataban de evitar la sobredens(ficaci6n, VeiUer escribió: Una ambición sin limites ha ldo reduciendo l¡s medldas de estas viviendas, hasta que han llegado a ser tan pequenas que la vtda familiar ha desaparecido, y SUlI miembros han sido expulsados y se hallan esparcidos. El padre en la taberna; los mas I6venes esrán en la calle en medio de los lugares de diversión yde los locales
LA CIUDAD DE LA NOCHE E.SPANrOSA
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de bebida; los chicos vagabundean en pandillas, las chicas en la calle... La reden· ción de la gente que vive en estas viviendas depende de la posibilidad de que la familia, la unidad más conservadora de la civilización, pueda volver a compartir un espacio, con luz y aire natural, donde pueda cultivar las artes domésticas, entre las que se encuentra la limpieza personall09. los comisionados concluían:
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Los distritos de pisos de alquiler de Nueva York son lugares en los que miles de personas viven en el espacio mínimo en el que es capaz de vivir un ser humano -hacinados en hl!bitaeiones oscuras y mal ventiladas, en muchas de las cuales el sol mmca ha entrado y el aire fresco es desconocido, Son centros (sic) de enfennedad, vicio y crimen, donde lo extraordinario no es que los chicos crezcan y se conviertan en ladrones, borrachos y prostitutas, sino que muchos de ellos lleguen a convertirSe en personas decentes y re:spetables" O,
El problema era muy grave; la Comi5i6n norteamericana coinddfa con la Comisión real británica de 1885. Sin embargo, cuando llegó el momento de proponer soluciones, Vellier y el resto de comisionados tomaron un camino distinto del de los brttánicos -y también del resto de Europa. Estudiaron elmódelo bri· tánico de vivienda pública pero lo rechazaron con dedsi6n. «No tiene sentido_,
concluyeron: como mucho las viviendas municipales .mejorarían las condido-
Figs. 2.5. Y 2.6. Dumbbtlls en Nueva York (ViViendas de alquiler construidas según las ley~
antiguas), Como en Berlín, este nuevo diseno .mejorado_ no sólo quitaba la luz
y el alfl' sino que fomentaba el exceso de población.
nes de vida de unos pocos favoreddos. pero no harian nada más de 10 que la benevolencia privada ya ha ofreddo en el pasado y puede seguir ofreciendo en el tuturo~; ~ería muy difidl decidir ~d6nde trazar la línea entre los que se deberla ayudar y los que no. l l l . Además, pensaban que favorecer el sistema de vivienda pública significaba fomentar la burocracia y el patronazgo político y disuadir·al
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CIUDADES DEl MAÑANA
LA ClUOAD OE LA NOCHE UPANTOSA
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capital privado. Por lo tamo se resistieron: la normativa ti!!ca impuesta al empresario privado sería la respuesta. La Ley de 1901, dividida meticulosamente en más de \00 detalladas secciones, codificaba los espadO$, [as normas contra Incendios, el servicio de aguas Jl2 . Si tenemos en cuenta la época y el lugar, es posible que fuera una decisión realista; aunque pronto, reformistas como Edith Elmer Wood, Frederick Ackennan -empezaron a criticarla. Fuera como tuera yen comparación con Europa, retrasó el tema de la Vivienda pública en Estados Unidos durante varias décadas. como en los ai\os treinta se lamentaría Cathertne Bauer lU .
Las razones han Intrigado a 1m; historiadores. Porque en Estados Unidos ello trajo consigo la separación entre las nacientes artes de la planificación de casas y de ciudades. EJ primer urbanismo norteamericano, como se mostrará en el capítulo sexto, estuvo dominado por el movimiento de la Ciudad Bella, que pretendía planificar prescindiendo de toda finalidad sodal-o quiZás incluso siendo regresivo en este aspecto; mientras que la zonificación, movimiento que influyó profundamente el curso del desarrollo suburbano norteamericano, excluyó el factor social y olvidó su impacto en la sociedad. Los planes regionales, como el celebrado ptan regional de Nueva York de 1931, sólo proporcionaron-mejores casas a aquellos que las podían pagar. De manera que la vivienda, considerada como el problema central en tres de los momentos más importantes dentro de la evolución del urbanismo de los Estados Unidos, se presentó siempre unido a otros aspectos y, en cada una de estas ocasiones, las soluciones que se dieron o no tenían nada que ver con el problema de la vivienda o de hecho, lo agravaron"ll·. Peter Marcuse considera que esto sucedió porque las tres razones por las que la vivienda aparecía como problema --el fuego y el peligro de enfermedades, la pre· ocupación por el orden social, y la prote<:ción del valor del suelo- fueron desapareciendo. La primera de las dos desapareció después de 1910, puesto que tanto la salud pública como la previsión contIa incendios mejoraron a medida que los inmigrantes se fueron Integrando; en consecuencia, la planificación dependió sólo .de la alianza de los propietarios del suelo con el votante de clase media duc. do de una casa,., que no tenía ningún tipo de interés en los programas de viviendas para pobres. Yello fue lo que produjo el gran contraste con Ewopa, don· de la fuerte conciencia de la clase trabajadora se unió a una burocracia intervenclonista 1u . En su lugar apareció algo ext:rai\o y característicamente norteamericano: un movimiento de voluntariOS dedicado a salvar a los inmigrantes de sus propios errores y e.xcesos (de los de ellos pero principalmente de los de ellas), tIatando de asimi· larlos a la forma de vida norteamericana, y de adaptados a la vida-de la dudad. Lo extrail.o es que, en parte, esta idea se había copiado de Europa. pero especialmente del East End londinense. Allí, durante los ados 1870 y 1880, se habían dedicado una serie de esfuerzos para intentar que la gente de los barrios pobres adoptara la moralidad crtstiana y los hábitos de limpieza. Jane Addams que visitó Inglaterra por primera vez cuando tenía veintidós ados, qued6 profundamente impresionada por The Bítter el)' of Outrast Londcm. Durante su segundo viaje, en junJo de
Fig. 2.7. Jane Addams. Toda compa5i6n y bondad. dispuesta a salvar los cuerpos y las almas de los pobres de Chica¡o.
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1838, Yde un manera providencial se enteró de la existencia de Toynbee Hall, la asociadón cris~a del can6nigo Samuel Bamett en Sto Jude en el este de la ciudad, .la peor parroquia de Londres... Al ano siguiente Inició una asociación similar en Chicago. Situada en medio de las cuatro comunidades de emigrantes pobres -italianos. alemanes, judios, bohemlos--Ia Hull House estaba organizada por gente joven idealista y educada, en su mayor parte por mujeres de gran religiosidad. según la opini6n de un periodista, el tipo de mujeres que en otro tiempo se hubieran hecho misioneras o hubieran intentado salvar a un marido borracho, ahora colaboraban con esta asociación ll6 . En opinión de otros observadores el ambiente era inSúportable: ThotStein Veblen escribió que estaba lleno .de puntillosa gente de las dases altas", Slnclair Lewis habló .de la confortable situación cultural... de afecradas y frías sonrisas.. lI1• Su clientela solfa ser también esencialmente femenina: un emigrante del sexo masculino recordaba más tarde .íbamos de vez en cuando para damos una ducha, eso era todo"lII. Daban dases a los que habian tenido que abandonar la escuela, organizaban campamentos de verano para que los nii'los pudieran disfrutar de la naturaleza o lugares de juego para los que no habían podido Ir, había un dub para gente mayor (pensado para hacer desaparecer el prejuido en contra de los inmigrantes), una pensi6n para chicas 16venes, una
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LA CIUDAD DE LA SQCHE ESPANTOSA
CIUDADES DEL MA.l'lA...."
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Flgs. 2.8 Y2.9. VIVlmdas de alquiler en Chicago, ¡!rededor de 1900. Lo5 emigrantes, madres la vUlta de un miembro de La HuJl Howt.
e hilos, esptnon
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CIUDADES DEl. MA,'\II\NA
LA CIUDAD DE LA NOCHE ESPANTOSA
asociación para salvar a "las mujeres caídas., y una guardena. Iniciaron también una serie de estudios inspirándose en la encuesta de Booth, y trabajaron en favor de la reforma de las leyes laborales. 119. También organizaron campail.as en contra de los lugares donde se vendía ginebra:
Un problema internacional
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Estos vulgares e ilícitos jolgorios nos recuerdan las juergas incontroladas del Londres de la restauración, y son, de hecho, sus herederas directas, están adecuadamente romerciallzadas, siguen confundiendo alegria con lujuria. y la diversión con elllbertinajel:lO. Unos aóos más tarde, después de que una década de ley seca hubiese llevado la violencia a las calles de Chicago, Jane Addams todavía la defendía, sugiriendo que la respuesta estaba en desarmar a los ganstenUl . Era conmovedor. Los visitantes procedentes de la Gran Bretail.a, como John Bums, director de Toynbee Hall. estaban sorprendidos ante la evidente ausencia de toda intervención municipal: la situación en la que se hallaban las viviendas, donde los inmigrantes seguían sus costumbres rurales en medio de [a ciudad -matando ovejas y cociendo pan en las plantas bajas- era algo que, en su opinión, se hubiera considerado llegal en Londres lZ2 . Sin embargo el programa de la Hull House era tan sólo una variante especialmente idealista y excepcionalmente bien promocionada de lo que ocunió en todas las ciudades norteamericanas antes de la Primera Guerra Mundial: había .seis centros como bte en 1891, más de 100 en 1900 y más de 400 en 1910123 • El objetivo era integrar al inmigrante' en la dudad, primero por medio del ejemplo moral individual. segundo -si esto fallaba- de la Imposición e incluso, por lo menos eso era lo que algUnos de ellos opinaban, por medio de la segregadón o la repatriación ..del vagabundo, de! borracho, del indigente, dellmbédl.t:4. Pero, y éste era el tercer paso, todo ello debía ir acompail.ado de una mejora sistemática del entorno urbano, parques y lugares de juegos y. a la larga, de la construcción de un amplio sistema de dudades iardín que, como decía Frederlck Law Olmsted, el padre de la arquitectura norteamericana del paisaje, ejercerían ..una Influencia armonizadora y de refinamiento que favorecerían la cortesía, el autocontrol y la tempianza"l2.,l. Algunos de sus defensores iban todavía más lejos, pensaban que un renadmiento de la vida vec1nal seria una manera de mejorar la calidad de la vida urbana, aunque Jane Addams no creía en ~ tipo de ..salvación geográfica.- I26 • Fue a partir de ahí que surgió la idea de que la propia ciudad podía engendrar lealtad civica, y, en consecuencia, garantizar un orden armonioso y moral; la apariencia física de la dudad simbolizaría su pureza moral. Este fue el dogma principal del movimiento de la Ciudad Bella m . Parece-que a nadie se le ocunió preguntar a los más directamente afectados si esto podía ser el subs. tituto adecuado de la planlficactón estatal. de viviendas. A nivel práctico, Jane Addams slguiÓ los principios de Lawrence Vei1ler: consiguió que Robert Hunter iniciara una Investigación sobre las vivíendas de alquiler de Oticago, que fue el eqUivalente e.'taeto del estudio que se había llevado a cabo en Nueva York; de este modo se puso en evidencia la honible sltuadón en la que se hallaban, cosa que, a su vez, provocó la promulgación de la Ley de 1902 sobre viviendas 1zs •
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Las soluciones fueron diferentes. Pero el problema y la percepción que de él se royO, fueron sImilares en ambos lados del Atlántico. El problema era la ciudad gíganre en sí misma. Se percibía como fuente de multiples males sociales, posibles decadencias biológicas y polendales insurrecciones políticas. Desde 1880 a 1900, quizás hasta 1914, las clases medias -los que tomaban decisiones, los principales escritores. los que redactaban libelos, los activlstas - estuvieron asustados. Mucho de ese miedo se exageró de una manera que llego a ser grotesca, yen muchos casos de se hizo tieUberadamente. Pero la realidad era ya de por si sufidentemente horrible y estaba causada por la pobreza. Si hubiera habido una revolución, los ri· cos habrian repartido su riqueza con los pobres pero no hubiera sido una buena solución, puesto que era demasiado poco para tanta gente. la pobreza había sido un mal endémico desde los comienzos de la sociedad, pero en el campo quedaba más o menos escondida: al concentrarse en la ciudad era cuando quedaba al descubierto. Los pobres que desde Wessex o East Anglia se dirigían a Londres o que desde [talla y Polonia iban a Nueva York, estaban, en realidad, mejor de lo que habían estado en sus tierras de origen; o, al menos, eso era lo que ellos creían, y ellos eran los que podían saberlo mejor. la diferencia vino con la concentración: cuando unos miln de ricos y algunos millonn de gente de las cJa.ses medias estuvieron en contacto con millones de personas pobres o muy pobres. En este sentido, la industriallzaclón y la urbanización, como los marxistas siempre han dicho, habían creado un nuevo tipo de relaciones sodales y de percepción soctaJ. Pero, como ya he dicho en el primer capítulo esto no deja de ser una manera de afirmar lo que ya es obvio. Hasta 1883-S en Londres y Uverpool, hasta 190).1 en Nueva York y Chicago, la burguesía urbana había permanecido felizmente ignorante del terrible destino de sus vednos proletarios. Después y!1 no pudo haber ninguna duda. Tanto VeiUer como Hunter describieron su situación de una manera muy gráfica. Velller preguntaba a una mujer que vivía en una de esas viviendas: S«mario
Mrs. Mili"
S
Mrs. Mil/e,
S«mario MI'5. Mili"
su opinión, ¿cuál es el mayor problema de las viviendas de alquiler? Bien, p3re1:e que no hay ningún .encargado~. Parece que hay todo tipo de problemas. En primer lugar, la manera como est1n organizadas estas viviendas. Adem~ el patio Interior es la prtncipal Y la peor de las molestias. ¿Qué le pasa? Es un lugar de malas olores más que de aire. En cuanto a la lu:t, sólo hay lw: en el piso de arriba. pero en ningún otro sitio, y los ruidos -no creo que esto sea bueno para nadie. ¿En qué sentido? Bien, no es muy agradable que te despierten a medla noche y oigas gritar a alguien: "Oh, otra vez en el primero. Otra vez ha tenido un ataque de dtlirium tTtmem; •. Dos viviendas despiertas a causa de los gritos de ~ hombre. Los chicos lo oyen y, al dia slguiente. aprovechan para tomar el pelo a los más pequeftos l29 . En
y e'lte es el testimonio de Hunter describiendo el modo de vtda en las casas de madera de Chicago:
Cocirut Ylavar para siete. cuid.tr a un nino que Uora porque no puede resistir el. GilIor, asistir a un marido que deUra. preparar Gilmastros para siete. h~ todoesto en dos habi~onesque d.tn a un callejón maloliente. Ueno de mosa..s a aus.a de las basuras y de las bolsas de porqueria, es Ilgo que acabMia con la pKienda y la fuerza de un TItán l - .
El problema era. pues, casi universal. Lo que el historiador debe dlluddar es por qué los planteamientos fueron tan diferentes si en los prindpale'l paises Industriales las estructuras económicas y las reladones sociales eran. en 1900, tan similares. Esta pregunta se repetirá una y otra vez en los próximos capítulos.
I, La ciudad de las vías de circunvalación abarrotadas ¡Y lo nuevo que elá todo! ¿Habas visto su aspecto mezquino, su aWJ. alidad? ¿Sabéis cómo son esas nuevas dudada que hMI surgido como 5CtaS durantt: los últimos mos: fuyes. 5OOgh. Dagmham. t1c? Su ftUldad. sus fUmantes ladrillos roj05, sus escaparates provision.J..Ies con chocolalirw iI mitad dt: pudo y recambios de radio.
G
Comin,r wp fix Air (1939) Venid. bombas amigas. y caed sobre Slough, las pmonas no pueden vivir allí, no ~y h1flba p¡n In vacas ¡paseate por il1li, Muerte! Vmld, bombas. y romped en ar\icos esos ~ acondidonados. e505 bate. fruta m.La~. carne enlatada. leche enlatada, guiSmtes enlatados, mentes enlatadas, a1fe enlatado.
Destruid d
desas~
que ahora llaman dudad
una casa por 97 libras de dl!'pÓSito y medi.l corona una vez a la semana durante vrlnte ail.os (...)
•
,
101m Betjeman ~Slough
4
(ContinUIJf I:kw) (1937)
•
" Capítulo 3
La ciudad de las vías de circunvalación abarrotadas Las áreas suburbanas de transito masivo: Londres, París, Berlín, Nueva York
imposible, este capitulo y los siguientes -sobre todo el slguient~ deberian leerse simultáneamente. El proceso de urbanlzadón fuera de los limites de la dudad, especlalmente el dirigido por el propio mercado. fue más ~neral y evlden!f' en Londres y Nueva York qUf' en Paris. Berlín o cualquier otra dudad eutOpf'a. Y, de todas w gnndes capitales, Londres fue. en df'rtOs ~ ImlX'fWltei -d transporte ptlbUco. ~ hipocec:as barouas y a largo plazo, Iu relaciones entre empresas pri~ y las grmdes construcdones estatales-Ia dudad mis lnt~nte, más vital Y con urua problemitica más evidente. Es pot' ello que empeuremos por ahi.
1900-1940 El Consejo del Condado de Londres empieza a construir
Era cui el U\o 1900 aando, como lUCdón a los horrores de los burios pob~ "! deteriorados de ~ dudad del siglo XIX, el reloj de la hi5tom. del urbanhmo empezó il sonar. Ptro, pilrild6jicamentl!:, mientras esto sucedía otro tipo de reloj más antiguo y más grande lo silenció puesto que ti problema que el nadente movtm.iento planificador pretendIa solucionar empcz6 a cambiar casi a putit de aquel mismo
momento. Muchos de los fundadores del urbanismo siguieron obsesionados por los males de Jos saturados barrios pobres de la dudad victoriana -que, hay que reconocu. perdunron hasta casi la 5egunda Guerra MundJaI, induso hasta los.mos 1960. Pero, durante todo este tiempo, La du~ gig;lnte fue cambiando. en parte gracW a la
permitieron esle proceso de dispersión. Un nuevo tipo de organizadones -sociedades corntruetoras, agencias estatales sin ánimo de lucro- explotaron las nuevas oponunldades que esto ofreda. La mano de obra barata y d material a balo predo reduleron los costes reales de estas nuevas construcdones, especialmente a B.ruales de los atlos veinte y prindpios de los treinta. Urua planificadón mejor y más cuidada y d acatamiento de la legislación redujeron la congestión urba.Ja y algunos de los problemas de las dudades del. siglo XiX. Urua mlplU mayoria de la pobladón experimentó una mejora extraordinaria y casi inmediata en su ViVienda. Sin embargo, desde el punto de viSta estético, los resultados fueron, a Vttes, poco atractivos y. otras, horrtbles -no, quizás, en oplnJón de los directamente afectados, pero si de aquellos que se erigieron en guardianes del buen gusto. Todo esto empezó a suceder cuando los pioneros estaban todavía escribiendo, dirigiendo campanas y tratIDdo de eter'Cer su lnf1uenda sobre el cuerpo político. El dUeD1iI resu.ltIDte es inso!ubie ~ el escritor (y el. lector) de la historiA del urbanismo: nunca quedad cWo que fue lo primero. si la p.llJ.n¡ de los barrios suburboinos o el huevo flJosófico. Pero, no importa: la historiol no tiene ~tido si no tenemos en cuenta los dos aspectos a la vez. Así pues. a pesar de que es l6gIamente
A comienzos del nuevo siglo, el ~nso brltánlco de 1901 mostraba la gra'miad de la densidad Y supopobl.aci6n de Londres. En Fínsbwy. un distrito del. ca.sco urbano Iondlnense. un~5 por ciento de familW todavia vtvia.n en una o dos bmit:aelones. mienuas que en los dilttitos cercanos l este ~U;je ascmdia a un tefdol. Aquel rnlsmo atlo, Charles Boot:h publicó otro texto, alabando las virtudes ~de los nuevos medios de transpexte como un primer paso paR resolver los problemas de la vMenda en Londres~. 5egún Booth lo que se necesitaba era ~una extenso y completo servi· do de metrOS y trenes, y también una amplia red de tranvías de superflde que sean ilIdecuados tanto para despluamientos cortos como largos. Un s1stern¡¡ que, extendi&KIo5e hasta los extremOS de los ~es límites metropolitanos Uegue a las ¡fue.. ras de Londm, hilda donde la pobladón haya Ido o decida ir mis addante- J • Lo derro en que 800th -que nuna aey6 en la iiICdón estatal excrpto en casos de cbr.J necesidold- pensaba que de e5!f' modo el empresario pdvado podria aportar una solución. embargo, la mentalidad colectivista de los miembros del partido p~ gresista que predominaba en el ConsejO de Londres, habia hecho que la política de este organismo ofldal se moviera en esta misma dlrecdón y, a pesar de que la Comisión Real de 1885 habla aconsejado la reconstNCdón de casas para los traba· jadores en el casco urbano. esta Idea se abandonó a partir de los atlos 189Q/'. La mayoriA plogtbista -es decir la que estaba Influida por los fablanos- había dominado la Comisión de viViendas del Consejo desde el primer momento de su fundación en llJ9OS; en 1898 sugirieron que, acogItndose a la Parte m de la Ley de 1890. en el propio COtUe:jo quien debla plantearse la posibil1
sm
l (VhlUol! notaS
en pjpnu 93-115.)
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CIUDADES DEL MAÑANA
LA CIUDAD DE LAS VÍAS DE CIRCUNVALACIÓN ABARROTADAS
les permitió empezar a trabajar enseguida en cuatro zonas diferentes. Y, aunque a partir de aquel mismo año el partido moderado (conservador) pasó a controlar el Consejo, manteniéndose hasta 1914, se siguió con el mismo programa. Entre 1900 y 1914, este organismo pudo ofrecer 17.000 viviendas situadas en espacios anteriormente ocupados por barrios deprimidos dentro de sus propios límites, y otras 11.000 en la periferia y en propiedades fuera del condado. En 1899, antes de obtener la autorización del Parlamento, el Consejo adquirió la propiedad de Totterdown Fields en Tooting al sur de Londres 6 . Pensaban promocionar la zona gracias a la electrificación del tranvía que habían comprado unos años antes a una compañía privada. En mayo de 1903, cuando el príncipe de Gales inauguró la línea que iba desde Westminster y Blackfriars Bridges hasta la calle de Totterdown, pudo visitar también las primeras casas que, hacía poco, se habían ocupado. Una segunda propiedad en la periferia, en Norbury, fuera de la jurisdicción del Consejo, resultó algo más problemática; los tranvías del Consejo terminaban en el límite del condado, una milla antes de llegar. Una tercera, White Hart Lane
en Tottenham en el norte de Londres, a dos millas de la línea del condado, fue un reto todavía mayor: el Consejo creyó que, teniendo en cuenta la manía constructora de l~ época eduardiana, se haría una línea de metro, pero no fue así? En la cuarta propiedad, Old Oak en el oeste de Londres, tuvieron más suerte; el barrio se planificó en torno a la extensión del ferrocarril del centro de Londres, que, empezado en 1913, se retrasó debido a la Primera Guerra Mundial y no se pudo inaugurar hasta 19208 . La zona, aunque pequeña, es un ejemplo clásico de poblamiento satélite planificado a lo largo de una línea de transporte de la ciudad; se anticipó en más de una década a lo que Bruno Taut haría en Berlín en los años 1920 y lo que, mucho más tarde, en el período comprendido entre 1955 y 1965, haría Sven Markelius en las zonas de Vallingby y Farsa en Estocolmo. Sin embargo hubo un problema, puesto que el Consejo no controlaba el precio de los billetes del metro, aunque sí lo tenía sobre el de los tranvías. Desde el primer momento se consideraron los tranvías «como un instrumento de política social>,9: las reducciones en las tarifas de las primeras horas de la mañana aseguraban que los billetes de transporte y los alquileres serían menores que los alquileres de las viviendas en el casco urbano londinense. Era por ello que <
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(Como) el Consejo no ha podido abandonar las reconstrucciones en el casco urbano (...) la política que sigue el Parlamento hace que muchas familias trabajadoras deban permanecer en los distritos centrales cuando podrían haber sido acomodadas en la periferia con un menor coste para la comunidad y con mayores ventajas para ellos ll .
Fig. 3.1. Old Oak, construido hacia 1913. Los arquitectos del Consejo del Condado de Londres superaron al propio Unwin: estilo vernacular germánico, curvas y tejados al estilo de Sitte.
Alrededor de 1914, los tranvías transportaban 260.000 pasajeros al día, mientras que los trenes llevaban 560.000 que se aprovechaban de las tarifas reducidas de las primeras horas de la mañana 12 . Charles Masterman describió los efectos que ello tuvo en el sur de Londres, donde los transportes del Consejo eran particularmente numerosos: «Una familia detrás de otra abandona los bloques y las superpobladas viviendas de alquiler para ir a vivir en casitas de cuatro habitaciones en Hither Green y Tooting. El hasta ahora poco usual letrero» se alquila «puede verse en todos sitios» 13. Las previsiones del Consejo habían funcionado, por lo menos para una parte de la población. De lo que Masterman no se había dado cuenta, a pesar de su agudeza de observación, era que esta migración era socialmente selectiva. Fueron los trabajadores más cualificados los que tuvieron la suerte de marcharse: las casas del Co~sejo les ofrecían más espacio y mejor diseño por poco dinero, pero seguían costando más que el alquiler de una miserable habitación cerca del centro y además no se podían subarrendar. Los que ganaban una libra o menos a la semana -el trabajar ocasional, el carretero, el portero del mercado, el estibador- y sólo les quedaban 7 chelines para el alquiler después de haber comprado la comida, quedaron atrapados en los barrios pobres; de modo que, entre 1901 y 1911, durante la primera época de construcciones del Consejo, la congestión de Londres empeoró l4 .
lA CIUDAD
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Sin embargo par.l los que lograron escap.u, el efecto debió de ser espectacular. Las primeras construedones de la pertferia y las mas numeros-s reconsnucciones m zonas amenonnenle ocupadas por casas pobres. fueron, en Inglaterra. los primeros ejemplos de planificación de dudad a gran escala, y en ambos casm sc consiguió un nivel extraordinariamente alto, tanto en relación iI la arquitectura como
al urbanismo. Todo ello fue obra del
nu~o
departamento de arquitectura del
Consejo, donde coincidieron una serie de jóvenes profesionales que seguían la tra-
dlctón inidada por William Mortis, Norman 5haw y el movimiento de Artes y Oficios. Esta va a ser la primera vez, pero no la última, que la cronologia y la historia no coinciden en este libro: la manera de actuar del Conselo de la primera épo. ca fue en muchos ilSpl!'CtOS idéntica, en espiritu y en resultados prácticos a la que durante los mismos anos praeticaron Raymond UnWln y Barry Park~r en New Ea.rswick Garden VUlag~ en las afu~ru de York. en Letchworth Garden City y en Hampstead Gardm Suburb, que constituyen uno de los ten'W prtnd~de estudio del capítulo cuarto. las diferendall que hubo m estu primeras rulizadones no fueron debidas ¡ planteamientos filosóficos 'lino resultado de imposidones legales. Al mbajar fuer.iI de las dudades. y tMnbim de lu presiones de las lTadidon.illles autoridades k> cales, Unwin y hrker pudlaon prescindir de los rigldos reglamentos locales (by_ I¡ws) que, Irónicamente, se hablan dietado treinta o cuarenta afies antes con la finalidad d~ gar¡ntizar unos niveles minimos d~ luz y air~ en lu viVIendas d~ los trabajadoffl, pero qu~, sin ~mbargo, hablan produddo traz.ados aburridos y unlfonnes. P~ro los arquitectos del Consejo no tuVIeron tanta suerte. En el primero d~ los planes, tennlnado ~n 1900 -la call~ Boundary en Sho~ltch, un proyectO de reconstrucd6n en una zona anteriormente ocupada por casas pobres a! l.1do delJago, famoso batrto balo del siglo XLX- consiguieron un efecto notabl~ colocando bloques de cinco pUos, en forma de grandes pabellones en tomo iI una plaza et:ntra1: • una especie de palado para pobres, que «x1Ivia. hoy resu..ltillmpresionante después de los noventil anos tnnseurridos y d~ la mala siruadón en que se encuenm debido a los lecol tes presupuestarios qu~ han sufrido las autoridades locales. hro, en las primeras ~ones, tilnto dentro del CiIJCO wbano como en b. periferia -1.261 casa.s en Tottmlown Aelds (1903-9), 881 ro Whlt~ Hm tane (1904-13) y 47Z en Norbry (1906-10)- se vlw>n obligados a adaptarse a la estructura de CU3dñcula sacándole ~I m~rimo partido: variaron la longitud e hideron retroceder lu hileras de casas adOsadas, lTatafon las fachadas con lmaglnad6n, y _ en Tottenham_ Incorporaron un espado abierto, que habla sido donado privadamente. pata crear un lnteresam~ cuadránguJo d~ casas alrtdtdor d~ un parqu~lS. Sólo a partir d~ 1910 empezaron a t~n~r más libertad. En el pequet'lo solar para J04 casas d~ Old Oa}:; en HamrnersmJth, donde tuvieron carta blanca, pudiaon, por primera vez. trazar calles curvadas, creando un paiSaje urbano .unwinesco_ de acogedoras esquinas, aleros en los extrw10S y entradas que permitían vtslumbm patios ¡menores medio escondidos. La trama estaba iDtdJgentement~traz.ada en tomo a la estadón de! mmo, y colocada en e! extremo de la gran extensión verde de Wormwood Scrubs. que --como e! H~am de Hampstead Carden Suburb- for-
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LAS vtAs DE CllCU!'VAI..AClÓN AJAnOTADAS
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ma un permanenle dntur6n verde. separando la nuevoll ciudad satélit~ de las~· w hileras de asas adosadas de Nonh Kensington que esUlban a un milb. de di.sWlCia.. Aquí, como en otros sitios, el Conse;o habla trabajado bajo grandes presiOneS: los COSles debían ser de 50 libras por habitación, las densidades nan de 30 asas, o 130 personas. por acre (cosa, que como AbeTcrombie y Fonhaw opinaron trdnta ai\os después, hubiera ~xigido una soludón a base de piSOS). Detrb de cada esquina había una pared. Sin embargo. consiguieron crear un mundo mágico: todavía hoy y a pesar de estar medio abandonadas y llenas de .graffiti. tienen capacidad para sorprendemos. M¡\S tarde, en una segunda etapa (1919-21) en Norbury, hicieron 1m tour Ik fOICt dentro de la tradición de Unwin y Parker y cul superaron a los maestros: sacaron provecho de una pequena colina creando un brlllante conjun· to de hileru de casas adosadas que se elevaban por las calles como si se tratara de una dudad amurnlada alemana de la época medieval.
Los primeros planes de urbaniZación de ciudades Si se compara con e! trabajo del Consejo del Condado Londres, hay que m:onocer que e! restO de autoridades munidpales hideron relativamente poco. Muchas compartían las Ideas de Boom y pensalnn que una m~lora del mnspone urbano y de la constnLcC!ón privada serian la prindpal soludón del problema: e! nacien· te me de la urbanllóldón de dudades debla limitarse a ofrecer mejores estnLeturas para que los promOtores pudieran realizar su trabaja. Esta lógica llevó a! gobierno liberal a presentar una Ley sobre casas y planlflcadón de dudades que tuvo problemas en el Parlamento -su segunda IKhJra fue retrasada por lo menos diecinueve veces, presentada al fina! de la temporada 1907-8, lntroduclda de nuevo, tuvo no menos d~ 360 enmiendas en la amara de los Lores-- pero finalmente fue apr~ bada en 1909 1•. Para ddenderla, John Bums -que en ahora presidente de Iajuntil de gobierno 1(X;il1, utilizó un estilo que recordaba la oratoria que, mteriormente, se babia oído en Trafalgu SqUill't
La finalidad de estJ. ley es of¡Ke:l unu condiciones qu~ pmnlWl 011 la gente me)osu Sillud flsica, su moral., su carácte:l y su condición 5OCiolI1 en conjunro (...) E5U ley pret~lldt Yespen propordOn.ar un bopr saludable, UIto1I Co1ISiI bonita. un pueblo o1Igradollble. una dudad dignifiCollda, Yun ba.rrio sano l1 . r.iI!
Para dar .hogares saludables.. las autoridades locales necesitaban tener más poderes para derribar los barrios pobres y volver a tdlficar: .En relactón al tema d~ la vivienda, esla ley trata de hacer desaparecer, reconstruir y evitar el barrio bajo. Pide -por lo menos yo lo hago- a la Cámara de los Comunes que haga algo para que estos ghetros de miseria y eslas AIs¡t1as -barrio bajo londinense del siglo XVII famososo por ser guarida de ladrones- de inmundicia que pueden verse en muchas zonas de Gran Brttatl.a. desaparezcan.l'. Esta ley rdormabilla legWad6n de 1890. dando a las autoridades daros poderes pua conservar las asas que tdificaban durante las campatlas de reconsrrucdÓll. pr~parando de esta manen e! camino pilr.il
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los proyectos que se llevaron a cabo después de la Primera Guerra Mundial; también permitía que la Junta de Gobierno Local pudiera presionar a las corporacio-
nes mis recaldtt:mtes l '. Pero los articu.l05 mis Intef'eSjntes esta~n tdAdonadot con los nuevos pod~ que ~tian un n~ urbanismo ya que, según Bunu upücó. cstilley ~intmta disminuir el nUm~ de lo que se ha ~ en IUlD.lr 'calles reg!Mnmtlldas' (by-faw smets), con poco rqlammto y mueblo monotoní.L Y prescindir de 'los caminos regulados' que. a menudo, son tan regulares que no po:leen esa línea de la belleza que, según Hoganh. es la curva,.20. El modei9 a seguir era el pequefto grupo de proyectos que había conseguido escapan«' de l.1 tiranía de l.1 regLamenLldón munldpal (by-/awj); _sólo tienen que coger el coche o cualquier otro vdticuJo y visitar Balham., MilIblnk" Boundary, St.Tooting. Ealing. Hampstead y Nonhfidd pu;I ~ como estin prognsando los nuevos planes urmnisticos y los proyectos de: tnnsporte:, ttaDviu. trenes Ymetr05 que los acompal\an. ll . Partiendo de la base de que la pobladón de Londres seguirla upanslonándose fuera de sus limites. 1¡ ley pretendla planificar el creCimiento de manera que el sector publico y el pdvado pudieran colaborar. .consegulr que ambos trabalen bajo un mismo planteamiento y un mismo plan. en lugar de que se pd~ en propio detrimento.~. Tomemos por qemplo BoumvUle ~ los pobies y Boumemou.th pua los ricos; Y Chelsea ~ las da.se:s altas y Tooting pira las !;>alas. ¿Con qué nm encontramOS? Vertmos que en estos cuatro casos las corporadones públicas y los propietarios
con preocup.¡ctones ctVlClU se han puesto manos a la obra, y (...) nos daremos cuenta de que se la hecho mucho sin perjudlaú nadie, ~ que pretendemos hacu universal por medio de esta leyU.
flg. 3.2. Norbury hada 1921. Casas en una coUna: otro proyecto de 10$ arqui~os del Conseto de Londres siJuimdo las eruen.anzas de Unwm.
La prmsa no se dej6 impresionar po¡ SU oratoria. Sin embargo, finalmente. el 3 de didemtn de 1909, b ley fue apmtwta Sus dáuq1las mis importantes pmnitian y animaban Ollas autoridades locales a elaborar planes para grandes iteas donde posteriormente se ediflcarlan nuevas viviendas. El primer proyecto que la Junta de Gobierno local aprobó fue la urbanizactón de tres zonas que quedaban conectadas y estaban situadas al oeste de Birmingham: Edgbaston, Harbome y Quinton. oon un totIJ de 2..320 ~ pronto le siguió un proya:tD pua el este de BUmingtwn. con la firme intend6n de, a la larga, e:ttmdme por la periferia de la dudad. En 1915 George údbury comentó que de esta manera se hmían conseguido ~ .los grandes movlmiemos de desasosiego socI.al, que es uno de los problemas mis preocupantes de nuesttos dias,.. puesto que, .lndudablemente uno de los prindpales factores de la lnquietud social es el deseo que tienen las masas de la dase ttabajadora de poseer una cna para qu~ dIos y sw familin puedan tener una vida digna,.u. Sin embargo Otro tminente indUSlria1 y rdorm~or social de Blrmingh&m. J.5. NenlefoId. que tW;ú idem unos pgnes imitando la mqor tradld6n urbanística alemana, dudaba que tuviera estos efKtos: .Nlnguno de los dos plomes de Birmingham puede ayudar a la gente que necesita ser atendida con urgencia, atendón que debemos prestarles aunque sólo sea por el bien de sus hl}os.zs.
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LA CIUDAD DE lAS v1As Of. CIRCUNVALACIÓN AlAbOTAOAS
CIUDADES DEL M"l'iA....A
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truyeron en Ealing. Lo que también decepciona en Ruisllp es la calidad del trazado. El núcleo es RUlSlip Manor, y su centro es un eie prtndp.tl que sube gradw.lmente, cruza una serie de distribuidores de tr.ifico, se convterte en tona comercial. donde encuentra la línea del ferrocarril metropolitano, '/liso" d'hn de la urbanlzadón, y de ahí se encarama a la dma de una elevada colina que esti orientada hada el norte desde donde se ve un e.'uenso cinturón verde ~ado como zona de~eo.
I I
Es evidenle que si se mira desde el punto de Vista del urbanismo de w .CilI.Ies regiamentadas_ representa un nouble progreso: hay una coherenda de tipo formal, los espados abiertos son generosos y están dispuestos de manera flexible (hay por ejemplo un espado verde que discurre a lo largo del fmoc.aIrtl YIkga hasta la tornI di! comerdos), algunas de W CUTeteras son 1nter!:San[e5.. Pero, sorprenden. temente, hay largas calles en línea I«t.:l, sin mda que rompa su monotonia, que l'e'CUeI"dan el tedio de las .CilI.Ies reglamentad.a.soo; da la sensación de que Bums habb. hablado en vme. Si le MUdimos el paseo comerdaI. construido en un estilo neoGeorgWlo poco Inspirado ~t11o que, erlltt 1920 y 1930, se repitió una y ottiI vez en los barrios suburbulos de I..ondre- el ~ será de un formalismo aptastante: una Ciudad Bl!lla que no es bella... Como comienzo de la edad de oro de los barrios suburbanos londinenses era desalentador.
Nueva York
FIl. J.J. Reunión de ~tiVbW en úlln& hxiiI 1906. Los ideUel de Ube1Ud y coope. rlod6n de Howvd en uno de los prlmaos I»rrios ¡.ardín. El públicO es, sin embu¡o. de el¡. se media. • N~efold, el plan que durante la
misma tpoca se habia aprobado en Ruisllp-Northwood, en Londres, era superior. Era más extenso, cubria 6.000 acres SegUn
mientras que los dos de Blrmlngham juntos sólo tenían 1.000, contemplaba la construcción de caneteras, transporte, espados verdes, tiendas, y zonas industr1ales y de vlvtenda. Con una densidad mUima de doce casas por acre, Incluía zonas de menor densidad. Los autores -alabados por Bums durante el debale de la leyeran A. y J. Soutar de la compalUa Ruis1Ip Manor, empresa que había ganado el con· curso presidido por Raymond Unwin y SU: Astan Webl)l6. SI el estudioso del urbanismo da un pequetl.o paseo por el oeste de Londres, podrá Visitar tres de las primeras urbanizadones cl.isicas: Old Oak realizada por el Consejo de Londres en 1912-14, el barrio jardín suburbano de la cooperativa de Inqulllnos de E.allng de 19()6..10, y Rulslip-Northwood. La comparación no favoret:e a Ruislip-Northwood. Los constructores especuladores, ni siquiera los mb Ilusnados, pueden competir con las mejores obras del primer departamento de aro quitectura del Conse;o de Londres, o con la pequetl.a ¡aya que Unwln y Parker cons-
descub~
la zonifk:adón
En Estados Unidos y¡ se h.JIbian hecho cosas meto~. Los barrios suburbanos cl.isiros del siglo XIX y!k principios del XX, construidos en tomo a w estaciones de ferrocarril-Uewel.lyn Park en New Jersey, Lake Forest y Rlvmlde en las ¡fueras !k Chicago, Forest HlIls Gardens en Nueva York- poseen un alto nivel !k dise!"lo; Rjvmlde, como veremos en el CU¡rtO capítuJo fue uno de los modelos p¡ra la Oudad Jardín de E.benezer Howard. Y, como w corporaciones munldpa1es de las dudades norteamericanas llevaron los servicios básicos hada las afueras con rapidez, los habitantes de estOS nuevos barrtos suburbanos fueron los primeros en be· nefidane: Tením lavabos con agua corrienle r ba!"los que llenaban con los generosos suministros del agua municipal; los dcllslas circulaban por los nu~ pavimentos asfálticos; y se truladaban en tranVÍa a los barrios de las afueras por el mismo precio que pagaban los viajeros del casco urbano por trayectos más conosl 7 . El problema fue que hasta 1900 hubo pocos tranvías. Esto sucedió sobre todo en Nueva York y Chicago, demasiado extensas para tener este tipo de transporte y, donde, más adelante, se construyó el metro. Nueva York Inauguró !U primer tramo en 1904, que se prolongó en los a!"los posteriores. Pero como la Comisión de Casas de Alquiler setl.aló en 1900, a pesar de que era _lógico suponer que las mejoras en los transportes harán posible que los Inquilinos mis ambidosos y mejor pagados consigan casas en las afueras de la dudad (...) es evidente que la gran ma-
.. yoria de la clase trabajadora continuará viviendo en casas de alquiler_ porque no pueden permitirse salir de la dudad Zll , Sin embargo un efecto indirecto del traba· jo de We:iller fue la cnad6n de una Comisión sobre el Exceso de Población. fundada en 1907 gradas a los esfuerzos de los dirtgente5 del movimiento pan la consttu<:d6n de vivien
.. Unidos había desarrollado a partir de la leglsladón Inglesa, de que el estado tenía derecho a regular el uso privado de la propiedad con la finalidad de garantizar .la salud, la seguridad. b. moral, la comodidad, la utilidad y el bimestlr de la CODUJo nídad.. J.S. Muy pronto, m 1914, le siguió UnJ enmierlda que pennitá la zonjflGdón, y:se nombró UN Comisión de l.onifiad6n ¡wa prepMal b. nueva 'ell'ladtm. En 1916, después de conseguir el apoyo popu.Iar y vencer a La oposId60. propuso cuatro tipos de zonas de uso del sudo, dos de las cuales -la residend.1J. y la de Degoclos-- estañan sujetas a restrlcdones en la altura'». Como más de un observador ha hecho notar, tanto en aquel momento como mis tarde, Nueva York se puso a favor de la zonlficadón con entusiasmo porque era buena para los negados. los comerciantes de la Quinta Avmk1a tentian que La afIue:nda de dentOS de trabl.~res inmigrantes a dertas horas del dia desUu~ el caricter exclusivo de sus tiendas y que de: esta manera el valor de sus pr~ piedades:se viera amenazado; hidvon una Uamada iI todos.1os Intereses finanderos.. y a ~todo hombre que tuviera una CUlI o alquilara pisos,,;'1.a. Comisión ~ Alturas de Edifidos confirmó que la zonificadón daba _mayor segundad y ga· rantías allnversor. J7 • El mismo ano en que se estableció esta ley en Nueva York, John Nolen coinddIa con un esa1tor ing.Its en que la planificación norteamericana de la dudad pretendIa esencW.mente conseguir unas m~ dvk:l:s que no interfirieran con los int~ crudos-, Y éta fue la Imagen que el movimiento de zoniflcadón mantuvo a medida que, desde Nuen York,. se fue extendIendo por todo d país. Fue un método de urbanlzactón e.'ttrat\o. Porque la reladón entre zoniftcadón y planiflcaclón era Indirtcta y tortuosa. Es derro que el movtmiento St' extendió con rapidez durante los atkl5 19Z0: en 1921 Hervat HooYer, como 5eaetarlo de CornMIo, creó una ComIsión Consultiva de lonifk:ad6o que indw ¡ Bassen Y VeWer; su nabajo:se vi6 refl~ en La Ley de 1923 ~ laemndariud6nde La. zonifk:ad6nm el esbdo, que fue ~ mayoriwiamente. En 1927 fue seguk1a por la Ley de estandarización en La planificación de La dudad, que fue induída en la legtsladón de muchos estados que, de esta rmnera, querian dar autoridad legal a los planes generales de las dudades~; en 1929 más de 650 munidplos tenían comisiones de planificact6n y 754 comunidades tenían leyes sobre: zonlflaci6n-, Además una sene de juicios sobre limites legales, cu1minaron en el histórico proa:so de 1926 qut: Uegó ,¡J P.lpremo, Ciudad de Eudid, omo ~ tiI. contm Ambln RLuUy Company, estilbledendo la validez de la zonificadÓD como expresión legítima del poder de la pi> Uda fl . Sin embazgo la planificación de dudades :se mantuvo a nivel consultivo nunca precqmvo; en 1937,904 comisiones de 1.178 no tenían ningún tipo de apoyo finanderou . En la práctica, a pesar de las aflrmadones de Basset y de otros protes.lonales, planlflcadón y zonlflcadón estaban totalmente separadas una de otra.. El caso de Cindnnati, donde AIfre1 8dtman babia conseguido que La Comisión de PlanifkxiÓD tuviera poder de verdad y La zonlficacl6n se consideraba como una. bemmimtil de La planiflcacl6n, fue poco con:ient~. Como 8assett explkó a sus lectores en 1936, aunque la zonifiaclón formaba parte lóglGI de.! proyectO de planificación de la dudad, debían permanecer legalmente separadas".
CIUDADES DEL MAR.\NA
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En cualquier caso. lo interesante es saber por que Wi d~es noneamerica·
nas adoptaron el conapto de zorúficad6n con tanto emusiasmo. I..l razón más SÓldida es decir que fue por interés. Como en el CiJ50 de Nueva York. donde la ~zoni· flcadÓfl se convtn:l6 prinCipalmente en un proceso estático que ttataba de establear el aráeter de denas ~as ~ preservar los vajOrtS de propled.1d, mientras que en las que prometian un benefido especulativo 5610 se imponían restricdones nominales.os. En el caso de Eue/id conl1a Ambl~. el gran abogado y urbanista. Alfred Benman --cuyo alegato. presentado mas tarde en el luido, fue probablemente crucial- argumentó que la zonifiead6n mejoraba el ~blenestar públiCO" y aumentaba el valor de la propiedad en los lugares donde se aplicaba". En este juido se dlscu· tb si el suelo debía callfl.canc como resldendal o industrial; el tribunal dio garantías a los respetables residentes de Eudid, una pcquefia dudad donnitorio de dase media ~rca de OhJo, de que sus inversiones no se vcrian amenazadas, Bassett, el padn: dd plan de Nueva York. escribió mis tarde que una de: las pnndpales 8nalldades de: L1 zonificación era cviur una ~prematun: depr«iadón de Wi locaUdades estableddas,.f1. O como otro comentlUistil dijo mis tarde: loa zonificad6n es mantenerlos en el C!lpvIoque les pcttt::t.ece -es decir. fuera. SI hubieran en~. entonce:s la finalidad será C'Oflfimrlos en irea.s limiUdu. LJ Iderulcbd exactl de ellos va variando segUn el lugar dd paú. Puederl ser negros. latinos y la ~nte aliftada de pobre. Cat6lkos, fudIos y orlentales han sido objeto de esta prk'tlca en muchos sirtos. "f¡mbién lo 50n los calificados como andanos si necesitan viviendas pUblicas". LJ
fioali~ l»sja de
Un texto clásico de finales de 1920, hablaba abiertamente en favor de la zoniBeadón porque estabUl.zaba el valor de la propiedad: en todas la.s dudades donde las zonas están bien estableadas, decW1los autort'S .e1 valor de la ptopiedad se 1UI estabil.i.z.¡do y. en muchos casos, 1UI aumentado substandalmente., cosa que Wi irntitudones finandera.s rápidamente admitieron'". E inslstlan ~Io que ~ mayo- .. res bmd:ldos en l.t planiflcadón de la dudad es la zoniBcad6n y d control de sola~~. O como orgu1losament.e proda.ma.ron en un titular: ..VALE U. PENA pu.N1FICAJO.SI. En lugu de ofrece: mayor justicia sodal a los pobres encmados en los banios de Nu~ York y Chlago. e!. sist.ema de: urbutizadón y zonificación de los atlos 1920 fue utill.zado precisamente para mantener a toda esa gmre fuera de los nuevos barrios residendales suburbanos que habían empezado a ser construidos a lo largo de las lineas de tranVÍa y metro.
Londres: el metro inlda la expansi6n suburbana Algo pareado había empezado a suceder en los alrededores de Londres y de las grandes dudades británicas, aunque con una imponante dlf.erenda. Aqui también el prauso de suburbanlzac:j6n en masa empezó desputs de ia Prtmera Guerra Mundial. La clave. en Londres y Blrmingham. como en Nuen York y Chicago, fue evidentemente el truUporte: la..s obras, tilmo en Londres como en las gran-
FI¡. 3.'. eNries Tyson Verke$.. En opinión de SU$ conci~nos de Chicago 'no cr.a un hornm de lW" pero COIUtJU)'Ó tres llOR5 de lDmo en Londrc$. Aunque lDurló sin hmcr podtdo disfrutar de suslnYerSiones. su Iepdo d&ue en pie.
des dudades provind.ales. se extendieron mi:!: allj de!. trayeclo que implicab>i ir y venir al trabajo a pie. Esto queria decir tranvüs mun.id~es y autobuses;, en lugilles como Birmingham, Uvcrpool y Manchester. y líneas de metro y fcmx.arri. les de cercanía.s en Londres. El aumento de la especuladón de la. vivienda en los alrededores de Londres -que aproximadamente triplicó su jrea en veinte atlosdependl6 sobre todo del transporte por ferrocarril. En contraposldón con la lng.lat.erra provlnctaJ. este metodo de transporte dependIó de la empresa privada: espedalmente, de la Compal\ía de Metro, que había absorbido a la Companía Gt:neral de Autobosn de Londres en 1912, y ia.s compaiúas de la.s princtpales Uneas de ferrocaml, d.e la.s cuales dos -la del Sur, y la de Londres y Noreste- tenían grandes redes de transporte. Una parte importante de todo este sistema M cre:~ por cmpresas y capital estadounidense. Esto no sorprendió a nadie porque los norteamerlanos se: habían
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CIUDADES DEl MAflANA
FIl. J.5. Frrok PIck.
dildo cuenta muy pronto del potencial comercial que signlficaba promocionar el sudo que quedaba cerc:a ~ las nuevas lineas de fmocan::I.I Y de tmJ. urbmo. Algunos
LA CIUDAD DE lAS
vlAs DE CllCUNVALAQÓN ABAllOTADAS
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• Hg. 3.6. Albert Slanlq, Lord Ashfield, Frank P1c:k y A1ben Slanlqofueron ~ mejor equipo dlr!Ctlvo de la historia de la Compattia de Transporte de Londres y, al haber potenmdo 10$ boirrlO$ ~, dend.lile durante la tpoca de entre gtJerns, se convinieron en los ~ ~adores del Londres moderno.
de los ejemplos que aparecen en los Ubf05 de texto sobre 10$ primeros barrios su-
bwban05 creados a partir del fenocarril -UeweIJyn Park en West Orange. New
Jersey
(1853), Chesmul HIll en Füadelfia (1854), Lake Forest, 1I11nob (1856 ) Y Riverslde, Illlnols (1869)- se anticipan al primer ensayo brlttinico clásico en la mateda, Bedford Park en el oeste de Londres (1876),u. A partir de aquí sólo habia un paso para que fuera el propio empresario quien deliberadamente abriera una nu~ va Unea de ferrocarril Ode tren urbano con la finalidad de crear nuevos barrios residenciales, como bien muestra lo que hizo F.M... Boru,. Smith en la zona de san Francisco o Henry E. Huntlngdon en Los Angeles SJ . Pero ell!jemplo más dalO, aunque quizás no el más agradable, nos lo propordona Charles Tyson Yerkes (1837· 1905) primero en Chleago y más tarde en Londres,
Yerkes era muy sincero: _El secretO de mi bita es comprar cosas viejas, arreglarlas un poco, y vendérselas a otro lndlviduo,.J4, Sus contemporáneos le llamaban _el bucanero del penal de Pensllvanla. (había estado en prisión por fraude) y consideraban que no era -hombre de ftar"u, Fue el promolor del sistema de tranvías de Chicago, los conectó por medio de la Unea circular del centro de la dudad y, de este modo, tuvo en sus manos unas cuatrodentas millas de transporte urbano u . Cuando llegó el momento de renovar los permisos, dio un millón de dólares para sobornar a la Legislatura del Estado y al Ayuntamiento; aunque tuvo éxito con los primeros no sucedió lo mismo con los segundos y,
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despub de ca.si haber provocado un alboroto, considero mas prudente abandonar la dudad~1. Londres fue un buen refugio. Por que allí -
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"'Y:o:"'u-c-an-n-o-t-ex:-pe-ct-m !Jet an A.J.PopuJalion out al C.3.homes·
c.a. Richard Reiss
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U. CIUDAD DE LAS
CIUDADES DEl. MANAN'"
el eslogan .Donde termina el metro el autobús empieza". consiguió doblar el mimeto de líneas, y multiplicó ~r cinco el área de servido. ~ro esto era provisional. Después de la Primera Guerra Mundial. Plclt analiz6 sistemátlcammte los vados en las UnU'i en 5efVkio y Las posibilidades de crear otras nuevas. 1.05 sucesivos gobiernos, convenddos de que las obras públicas ttarl una nu.nera de disminuir el desempleo. proporcionaron dinero público sin Interés o a intelOCl muy Ntos6l. Los ruultados se presentaron en una 5erie de Informes que Pió ~I mb Kadémlco de los dim:toteS- fue: mviando a partir de 1927 a 1iI ~ dxiOnts de pt'ofesionaJes: una Unea de metro circulando a una veloddad media de Z5 millas a la han, podf.a SUVit urnI área urbana de un radio de 12 millas; si se espadaban las estaciones de las weras y se ttrnIb;m algun.u del centro (como P1.ct hlZo en la linea de: P\adllly entre 1932 y 193'l) se podri.a atmder a quina! millu. ptro se consideró que as! nadie pagarb. más de 6 peniques por el vtafe. de modo que: a firWes de los anos 1930 -
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vtAs DE CIRCUNVAl,,\,CIÓN AIAJ.ROTAOAS
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rlg. 3.8. ~ymond UnWUlJ>.!uy lnnuldo por W1Illml Mortis YJohn Rtukin. fue el a-tador con 8any Pukn del estilo '-rqulteCtónk:o de Iu ducades y burlOl jardín.
El legado de Tudor Walten Hasta la Primera. Guerra Mundial, W autoridades locales bI:itánlcas contIibuyeron poco en 1J. construedón de viviendas: un total de 18.000 bajo el amparo de la Ley de 1890, la mayoña de ellas en Londres; mientras que en~ 1910 y 1914, las demolldones llegaron a superar las construedones t7 . Y, aunque se agravó el problema de la vivienda para la clase obrera. no se llegó a ningún acuerdo sobre las po,lbles soluciones; alguno" como Nettlefold en Binnlngham, pensaron que la leglslad6n de 1909 dari¡ alas a los constructores privados; otros creyeron que la rolaboradón en~ empresa pública y pñvada podría ser la respuesta". Pero, de hecho, dwante la guerra el problemil se agravó; en Glasgow la gente se negó a pagar los alquileres y en las zoniIJ donde habia flibricas de armamento se estableció un control sobre los arrendamientos". Al finalizar la guerra. el gobierno se enfrentó a un dUerna; quería suprimir este control pero no se atreVÍa si previamente no aumentaba el número de viviendas, y esto sólo se iba a conseguir por medio de la In· ttrVendón de w autoridades locales lO . En un libro que tuVO gnn Influencia, TM
Hatm 1 Want (La casa que quiero), publicado en 1918, el capitán Relss, reforma. dor Intetesado en el tema de la viVienda, tSCribió que .es un htcho en el que tstán todo:'! de acuerdo, Incluso los que creen en la empresa privada, que, Inmedla. tamente después de la guerra, la única poUtica que se puede adopw.. es la que Implica la intervención de las autoridades locales en la ronstruedón de viviendas.• Es triste que los hombres que han ido a luchar 'por su hogar y su país' no tengan casa digna de este nombre y poco que agradecer a su país,.71. Todo esto iba a cambiar. Casi de la noche a la manana, las viviendas para las clases trabajadoras -el t~rmlno todavia se usaba normalmente y se seguiría usando durante un tiempo- se convirtieron en una responsabllldad pública. Entre las dos guerras las autoridades locales construyeron más de un mlllón de casas, la ma. yoria unifamiliares y con sus propioslardines. en ciudades satélite que se situaron en la periferia de las grandes urbes. Algunas veces, como las construcciones de Manchester en Wythenshawe. de llvtcpool en Speke. o de Londres en Becontree.
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LA CIUDAD DE lAS vlAs DE CIRCUNVALACiÓN A!.UaotADA5
CIUDADES DEl. MAJ'lANA
llegaron a convertirse casi en nuevas pobladones -aunque caredan de la suficiente Industria como para ser 3utosufldentes. Pero fueron 105 mayores proyectos urbanisticos de la epoca. haciendo que las ciudades jardín de enlonces quedaran pe. quenas: Becontrtt: alcanzó 116.000 habitantes en 1939, mientras que en los anos 1930 Wythenshawe ya ttnía un terdo de esta pobladón. Fu~on el gran logro, aunque otros consideran que fueron el gran fracaso, de Raymond Unwin. Aqui. y no por última vez. nos saltuern05 la secuend,¡ histórt· ca. La gran fama de Unwtn venía de sus dlse!\05 para la primera dudad jardin en Letchworth y para el burlo jardín suburbano de Hampstead, que comentaremos en el cuanocapituJo. En 1915. haciendo un gran sacrtfidoeconómico. Unwin ce> l.1borÓ con b. Junu de Gobierno LoaJ como inspector de planificación wbaruJ, con la ldu. de poder tener dma influencia en La retorna de viviendas. Dos atlas
mis tarde, llegó su oportunidad: fue nombrado miembro de la Comisión PM'I 1.1 Viviend.1 presidlda por Sir Joho 1Udor W.1lters. que p~tÓ su informe, en octubre d~ 1918, un mes ilIltes de que la guerra taminara. Est~ lnfonn~ fue sin d\Jd¡ uno d~ los qu~ más influyó el desarroUo d~ la duo dad britinlca del siglo xx. Esendalmente contempla~cuaao propuestaS. La prlmaa conslder¡b¡ qu~. aunqu~ las socI~es fo~ por grandes empresarios, aeadas con la finalidad d~ atender los intereSeS públicos. o. Segundo, las auu> rtdades locales debían corntrulr en las ~er.JS d~ la dudad, en su~1o barato donde todavía no se hubiera edificado, planificando c;uldadosamenr~las etapas d~ corattued.Ón de viviendas con ~I dt: apertura de nuevas tínea.s d~ tranvía d~ manaa que no tuvl~ran que pagar más por un sudo revalorizado: _ Para ~tar fututa.s agk>meradones en las tonas ya habita
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lera~
de casas, un jardín para cada familia. uso del espado que quedaba detrás de la~ casas como lugar de recreo, énfasl~ ~n las calles sin salida como lugar seguro para el juego de los n11'\0s, Pane de estas recomendadones habían .salido de un interesante experiml!nto qu~ l~ habia permitido contar con una Comisión d~ Mujeres para la Vivienda, d~l qu~ parece. Unwin habia utilizado sólo lo qu~ I~ Interesaba -rcchaundo otras ld~as, como por ej~mplo que cada casa tuvIera un salón ind~pendi~nt~1t, E1lnfonn~ era ~Slant~ r~lnI; lo que resultÓ utraordinario es qu~ se llevara a la practica con ranta rapIdez.. Pero la vtnUd era qu~ el gobierno esUbil asustado. El día despué's del Armlstido, Uoyd Geor~ convocó lo que mJs tal'(k se llamañan Elecciones Cupon, prometiendo, en unas de esas dlrl>m; fnses qu~ siemp~ se dtan mal, _vivimdas dignas !»ora los héroes qu~ habian ganado la guerra_", Durante el siguiente mes de ftb¡~o, ya en el sobieno y en W1I reunión de minlsuos, d primer mini5tro contó la siguient~ anécdota: hombr~
iICOIDOdado Sor unió a una protcstil de minuol. Uno de ellos, Wl escods rdativamente educado. Jedllo: ¿Silbe dórlót vh'o1 VIvíiI en WliI de esas cua.s ~ sada.s poc 1iI part~ de dctris. cuyas a¡uu ~dUil1es pasaban por debljo de la sa.La de estar,. Y tenia que vlvu iI1lf con sus hijos. Le dijo: 4lmaginese que tuviera que vivir con sus hijos en estas condkiones, ¿que twi.a USted?.., El hombrt .JICt'!"!Odildo le ~ pendió con sJnctridad: .Me hiIriiI bolcbtviquea n . Un
Nevill~ <:hamberlaln
respondió: _estOy de olICUftdo en qu~ el probItmiI de la vivienda se ha agravado tanto qu~ puede llegar a amenuar la t:StiIbilidad del estado. n , Al mes siguient~, en otro consejo d~ ministros. Uoyd Gtorgc Insistió ~n lo que. evidentement~,se habia convertido en una obsesión:
En poco tiempo podemos tener mis de una lerctra PMte de Europa convertida al boIchevtsmo { } Gran Bm.aIIa aguantan pero sólo si la gente piensa que puede tener ronfimu ( ) Les hemos prometido reformas una y otra vu. pero hemos h~ cho poco (.., ) Incluso si va 011 cosw den millones de libras, ¿qut es eslO compan.do ron la estabilidad dd Estado ml Un mes mis tarde, el secretario parlamentario de la Junta Local d~ Gobierno repitió qu~ .eI dinero que vamos a invertir ~n vlvI~ndas es un seguro en contr del bolchevismo y la revolud6n.1'I. Y esto no sólo qu~tia decir edificar casas. sino el modo como iban a hacerse: .Las nu~vas casas que va a conSlruir el Estado-
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CIUDADES DEI. MA.'ilANA
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LA CIUDAD DE LAS VÍAS DE CIRCUNVAU,CIÓN ABARROTADAS
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Flg.l.9. Nodring GaiMd l1y (Mrmrwd;rrg! Este lexto de UnWin,. publIcado en 1912, significó el fin de las Cill1n reguladas (by-/uw stTffl) e tnldó la época de los ~ges~ Y los proyectos utW.nlsticos del Consejo de Londres.
zaba un subsidio estatal, independiente de los costes, para responder sobre las posibilldades financieras de los inquilinos; los costes no podían ser transferidos&l, También obligó a las zonas urbanas con 20.000 habitantes o más a elaborar planes generales. FJ mismo afio, el Ministerio para la Salud -nueva cartera que había nacido de
la antigua Junta de Gobierno Local, y que era responsable del nuevo programa para la vivienda- publicó un influyente manual sobre la vivienda que llevaba el se·
110 de UnWin: su idea principal, que las densidades urbanas de 12 casas por acre podIan justificarse por razones de coste, había salido de Nothing GaWd by ~Ing!. También recogía otros puntos dellnforme de Tudor Wa!rers como por ejemplo la
, Hall GrawIl! nuor Plan. Flg. 3.10. CQtt¡lgtS HQrMS {or rM Ptop~. (Hogares para el pueblo). Planos de UnW\n pnxedenlf:5 del Manual de Salud de 1920. siguiendo las recomendadonf:5 del Informe de Thdor Walten. Se coruotruiñan milf:5 de ellos a lo largo y lo Olfll:ho de Gran 8retatI.J.. sin emb.irgo 10J miembros m.1s purbtas dei moVimiento de l.Ol ciudad jardín se sinliuon traicionados.
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CIUDADES DEL MAJ\lANA
distancia minima de 70 pies ent~ viviendas, que ~5e convirtió en una práctica aceptada universalmerllt a pnat de que no estaba ni escrita, ni e.:l:plicada.. a:. Pero se inclula otro punto que Unwin había presentado en una conteu'nda hKha en la Univenidad de Manchester en 1912 y que posteriormente también quedó refletado en el Informe de Tudor W¡llers: las nuevas construcciones deberlan tener forma de .sat~liles· semiaut6nomos mb que de lardin independientes. UnWin . dudades , hizo aqui su definitiva y tmibl~ente influyente ruptura con el evangelio de la dudad jardín pura. En 1919, esl" propue:sta fue desafiada por am inidativa del ministerio: :se trataba de una nueva comisión que induía a ChilffiOOlain como presidente, George Pq)ler (el jefe de urlwtlsmo de Unwin en el ministerio) Yel capitán Reis5, cuy¡il misión enl lnfOrtnM 5Ob~ el problema de I~ .iru.s insa.Iubres.. En su Informe provisional sobre Londres, publicado en mano de 1920, se especificaba que la capital todavia sufri¡ un grave prob~ de vivienda: 18-1;.000 peDO~ de b. zona del Consqo de: Londres vtvian m iros insa!ubn's, Yun tota.I de 5-19.000 m coodk'iones poco ytbfactof'ias. Habia dos soIudone5: o aummtar la d~ldad o trasladaI la pobladón. La primera soIudón era .. poco iKiecu.ada para las dases mbajadoras que terUan a su C3l80 las la~ domésticas y d cuídado de los nil'\os-, y porque significaba ponerlos .1 la merad de cualquier inquillno indeseabl~; los mMicos ofictaI.e5 y los aslstente5 scx::ia1es opinaban que .10 que rnlmente deseaba la gmte ttabaladora era tmer una casa Indepmdient~D. Por lo tanto la solución a lar· go plazo era la comtrucdón de dudade5 jardín, basándose en las pcqudw duda· des provincianas de 30.000 o 50.000 pttSOnas que estaban rodeadas por grandes ctnNlone5 verde5. Pero el problema era cómo coordinar la re!adón mue viVienda e Industria: .la única rnaner.t de romper e5te árcuIo vidoso e5 por medio de la Inversión e5taW (...) de un considerable capital (...) cuyo m1ito no podri r~ hasta de5puts de un largo periodo ..8-1. Y para dio, lo primero que habla que ha· ~ era p~rar un plan Integrado de desarrollo para toda el hea de Londres". Un • afio de5pub, en el Informe final, la Comisión Insistió en esta última recomendadón al tiempo que pedia prestamos al Estado para lnidar la construcdón de duo dade5jardEn M , Era pedlr la luna. En 1921, despub de una campai\a de la prensa de Beave:rbrook y Northdlffe en conm del despilfarro del gobierno, Uoyd George tuvo que saoi· flcar a Chrlstopher AddLson -responyble de todo el proyecto, primero como ministro para la Reconstrucción y más tarde como ministro para la Salud- para Intentar salvar su prKaria coalldón gubernamentallr • Su sucesor en el Ministerio de la salud, Sir Alfred Mond, canceló el proyecto. la época de la reconstrucción, de los hogares para los húoes, habia terminado. Siendo sinceros habría que decir que los prbtamos para la viVienda volvieron y con ellos la construcdón a gran escal3 di· riglda por las autoridades locales: y ello fue gradas a la Ley de 1923, curiosamente cuando Chamberlaln sustituyó a Mond en el Ministerio par3 la salud, y el gobierno laborista de 1924 promulgó la Ley Wheatley, que significó una vuelta pardal al programa de 1919. Entre 1919 Y 1933·34, las autoridades locales brltán1cas construyeron 763.000~, un 31 por dento del toUlM.
LA CIUDAD DE W
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vlAs DE CIIlCUNVAlACIÓN AaARROTADAS
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Sin embargo se hicieron según las últimas Ideas de Unwin, e5 decir en forma de satélites periféricos en lug3r de dudades jardín Independientes. El Consejo de Londres colocó 19.000 habitantes en Watling en el noroeste de la dudad, 30.000 en Downham en el sureste, 40.000 en SI HeUer en tomo de la nueva estación de meuode Morden, y no menos de 116.000 en lit gran dudad sat~Ute de Becontree, el área residencial suburbana planificada mas v:tens.1 del mundo, y más grande que muchas dudades bitánlcas de provinda, Significaron una gran me;ora en cuanto a la vivienda, aunque. ltónlcamerlle. fueron los anesmos, 105 pequer\os comen::ianteS Ylos oficinistas. y no los realmente pobres. los que pudieron costur el ~ gasro de los alquih'm Y las tarifas de transpOrte'O. En. cuanto a la arquitectura eran ejempk)s -sub-Unwtn. de segunda ciase, limitándow: I ~ el M~IW de Constrncdórl con poca imaginadón y menos Inspiradón. ~taban aburridas: los nive1e5 establecidos durante los primeros anos en Old o,u'habían sufrido un SÚbito y triste dedh~. En cuanto a urbanismo, se dedicaron a copiir los peores errores de la construcción es~ra. la ampliadón de White Hart Lane, ~ nuevas zonas de WonnhoIt, HarnmersmJlh y St Helier e5t1n amvesadas por amplias c:arretetaS que, de hecho, se ~ al mismo tiempo como putes Integrales del. oonjunto (aunque, a decir verd.Jd, ¡ Unwin y Parker les suadl610 mismo en el extremo norte de!. barrio jardin suburbano de Hamps:te.ild); lUldie, por lo visto, antidpó lo que el trafico iba a hacer al entorno. En estas zon.u habia poco ttalHjo, y el tramporte púbUco que conducf.¡ a los lugares donde lo habia aa Insufidmte; I finale5 de 1930 se llevó al Parlamento d probl.em.l de la saturaCión de la línea de metrO de Molden (que servia tanto a Watllng como St HelJu), y el humorista Mu Miller empezó a hacv chistes poco recomendables sobre el tema'l; basta que en 1932 se amplió la Unea de metro de Dtstria, los wlW'Íos prOCeder1tes de 8«ontree tardaban 7S minutos en llegar a Chuing Cross". Ninguna de es4S nuevas zonas subwbaflas, ni siquiera las más ~des. tenían prmstos cinturones vudes, aunque Beconttee te· nia un esuecho y pequeno ~rque. 'En 8econtrft se plantaron muchos árboles, aunque, como el socIól.ogo Terence Young escribió en su informe de 19,34, ..los ni· nos han hecho que su existenda sea precaria,.; ni en aquella época el mundo eslaba libre de vandalismo". •• Los nuevos barrios no eran del agrado de s~ nuevos habitantes; en Beconrree, que era el que quedaba más distante, se marcharon más de JO.
Una noche durante el otonO de 1937, en los primeros tiempos de WalÜng, un.. mujer golpeó con fueru la puena de su vedn.., Cuando le ..brieron dijo: ¿Qué ha ~do?- ¿Qut sl,lctde? ¿Qut debería haber pasado? le preguntÓ la vedna. La mujer respondió todavia ¡justada; •Todo esl! tan slleno()$(»ON.
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LA CIUDAD DE lAS
Estas nuevas zonas suburbanas construidas por el Consejo de Londr~ tampoco eran del agrado de los antiguos vecinos: en los pertódicos locales de Becontree se contaban las típicas historias de que muchos arrancaban las puertas de sus nuevos hogares para hacer fuego; en una encuesta que se hizo en los ai'l.os 1930, se In-
cluyó esta aspera conversadón: Mrs. Basw.rd
El il'tSp«tof
Mrs. Bastilrd El inspector
Ustedes han estropeado mi casa (dirigihuiost al fundorwrio d~1 Consqo) ¿Vive alguno de ustedes cerca de una de estas nuevas viviendas? (al no reciUir ningll11¡l ~put$til) No. no lo creo. (dirigi~ allnsptdOT Ikl ministnio) ¿Vive mite
La construcción de las áreas residenciales suburbanas
Esta reacdón venía, evidentemente, de alguien que vivía cerca de las nuevas áreas residendales suburbanas que habían apareddo en Inglaterra, pero que en nlngún sitio eran tan Visibles como en los alrededores de Londres, En estas zonas surgió una nueva industria que servía a un nuevo mercado. Ante'i de la Primera Guerra Mundlal, la inmensa mayoría de la población alquilaba sus casas. Después de la guerra, una serie de factores empujaron a millones de personas de las nuevas ciases medias a mmprar. Los grandes cambios en la estructura de la economía habían creado una nueva dase de trabajadores de cuello blanco, que entre 1911 y 1951, pasó del 20 al 30 por ciento de la población activa". Los Ingresos reales de una gran parte de la po- ~ bladón -especialmente de este nuevo trabajador de cuello blanco y de los obreros cualificados, euyos trabajos se hallaban concentrados de manera desproporcionada en el propio Londres y en sus alrededores- crecieron mucho. Las sociedades constructoras atrajeron grandes inversiones, espedalmente durante la depresión de los anos 1930 cuando las acdones Industriales dejaron de resultar atractivas. Por medio de diversos métodos -seguros garantizados, creación de empresas constructoras en las que el promotor corría con los riesgos- la proporción de dinero prestado pudo elevarse al 95 por dento; durante los años 1930 en Bexley, se podian obtener las Uaves de las casas más baratas dejando un depósito de 5 libras, y si el comprador no las tenía, el agente de ventas podía prestárselas. A mediados de los anos 1930, los intereses llegaron a bajar hasta el ~ y medio por ciento100. Los grandes promotores como Costain, Crouch, Laing, Taylor Woodrow, Wates y Wimpey competían con peque!\as empresas que viVian con precarios márgenes de beneficios y poca liquidez. que a menudo desaparedan, pero que mantenían predos muy competitlvos 10l . Además, durante la depresión agrícola, el suelo era bao rato; se podía comprar un solar por veinte Iibras 1O:2, Por lo tanto las familias con
vtAS DE CIRCUNVAUClóN ABARIl.OTAO"-S
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pequenos ingresos -trabajadores manuales cuallficados que ganaban tan sólo 3 libras y 10 chelines (3.50 libras) a la semana- pudieron comprar lOJ . En los atlos 1930 con una libra a la semana se podía comprar el tipo corriente de casa semiadosada con tres habitadones, mientras que los que ganaban entre 300 y 500 al atlo -maestros, empleados de banco, fundonaros del estado- podían tener mejores casas e induso acceder a las que no estaban adosadas'Of. Estas drcunstandas condicionaron fuertemente el producto resultante.•Para venderse bien, la casa debía parecer de dase media, pero además también tenía que ser barata». Esto quería decir que debía tener un aspecto romántico, un estilo con· servador y ser barata de COIUtruir pero que, sin embargo, debía ser el símbolo de un status social 1OS• La propaganda de la empresa Novean Homes se dirigía: a «famillas de buena educadón que quieran poseer una casa de la que sentirse orgullosos por me· nos de una libra a la semana~IOli. «Todas las casas son distintas» y «No hay dos casas iguales_ eran los eslogans favoritos 107• Debido a que en 1920, el ReaJ mstltuto de Arquitectos Británicos prohibía la práctica de la arquitectura especu1adora, la mayoría de estas casas -casi tres millones entre las dos guerras- fueron dIseftadas por ayudante'i sin cual1ficadón o se copiaron de modelos extraídos de libros y revistas. Las grandes empresas sólo empezaron a contratar arquitectos a partir de los IDOS 1930101 . De todaS maneras, durante los aftos 1920, se proyectaba sin demasiada visión urbanistica. Aunque las autoridades locales trataron de seguir el ejemplo de Birmingham y Ruislip.Nonhwood realizando proyectos que seguían la legislación de 1909 y, más tarde, la de 1919 y 1932, los constructores no siguieron este camino; además, el Ministerio de salud no daba normas ciaras, ni había urbanistas locales euallficados lO9 . Los ayuntamientos, presionados por la posibilidad de demandas por compensación si se negaban a dar permisos para edificar según la legi.sladÓn del momento, aceptaban de buena voluntad los ofrecimientos de los em· presarlos que cedian suelo a cambio de permisos para edificar con mayores densidades y a más bajO preclol\o. Muchas zonas eran como Edgware, donde, en 1927, el presidente de la Asodadón de Contrtbuyentes dilo que pareda que los especuladores del suelo habian sido los planificadores del proyecto de urbanizadón; ..No se ve ningún interés estético por ningún lado~"'. la calidad de la planificadón dependía del dinero que cada uno podía pagar.
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Si el proyecto estuviera bien hecho se vería en la variedad del estilo de las (asas, en los c:aminos sinuosos que darían lugar a espacios curvados, en los generosos jardines y en los márgenes llenos de árboles y (bped. Pero, en la mayoría de los (asos, el nuevo barrio que está en manos de los especuladores no tiene idea de conjunto, los promotores van construyendo de una carreteril a Otra hasta que todo queda lleno (...) El resultado suele ser una laIga monótona extensión de casas semiadosa.das similares construidas a lo largo de una carretera repleta de tráfico, rodeada de suelo agrícola medio abandonado. lejos de cualquier DUeleo de servidos, de las escuelas o de los medios de transporte llI •
• Como la fachada era una de las cosas más caras y la que seftalaba el coste de la casa, se edificaba en solares estrechos y alargados, de 25 o 35 pies de ancho, que
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LA CIUDII.D DE lAS
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cunvalación que se habían proyectado para reducir el tráfico no ruvieran ningún tipo de limitación de construcción en sus márgenes laterales hasta la Ley de 1935. El resultado fue inmonallZado por el humorista Osben lancaster que lo Uamó el paisaje de .Ias vias de circunvalación abarrotad.ls-: (...) aqui hay unos fmwticos aleros saados del An Nouveau coronando una (¡. chada de inspiración da.lamente modernista; alll unas vigas retorcidas y UllO$ aistales emplolrul.dO$ Tudor que conuaslan aJegrtmente con unas tqas \lUdes y bri· llantes de dudoso origen; en la puerta de a.Ilado hay U!U.S placas de terr.K'OO. tipo holandés que dan vida a un porche de lrul.dera blanca estiJo WlIllblendon de tran· Yción que da mayor relI_ a un garage de ladnUo rojo que recuerda vapmmte d romanicol u.
Fl¡. 3.11. l..as l'W de dmlnn1Ki6n ablrrotadas. La d~da ytUa de Osbert Unasctt venWU$ emp6omadu. cortinu de maje, sudoJ aprkbosos y el trlddo de los b~.
se ~n en hill!:ras panlelu dI!: parcelas Idmticas. Lo ~daJ dI!: esta construe·. d6n era Ii. rapidez; un paisajl!: nuaI podía trawfonnarse m wbano en menos de un mes. se arrancaban los árboles prescindiendo de todo respeto por La narunJeza; se ttUilban carreteras sinuosas que no tenía ningún sentido o slmplemente se seguían antiguos caminos nuales, todo muy monótono pero al mismo tiempo O't;. aba sensadón de desasosJl!:golU. El r~ltado era un barrio suburbano m!ado. en el que el tipo de casas y su densidad sel'lalaba rápidamente el status sodal de sus habitantes. la legislación de 193210 empeoró al permitir que los ayuntamientos decidieran sobre este tema, una casa cada 5, 10 o ZS acres, sin que nunca se estable<:tera ningún tipo de compensación 1)••
Nonnalmente, se soU" empezar construyendo un núcleo de tiendas y pisos en falso TudOt o en estilo clásico adulterado, alrededor del tranvla o de una parada de metro; un cine gigante ¡>OdIa ser también otro de los componentes. A partir de ahí la urbanizaciÓn continuaba en franjas, sigulendo las líneas de autobu$e5 que circulaban por las vías de circunvalación, que, a comienzos de los aJlos veinte y mitad de los tl:ltinla habían sido financiadas en dos etapas, por medio de prognma.s de ocupación de trabajadores desempleados. Resultó irónico que estas vías de cir-
Rúnicos nombre:s como Meadowside, WQOdsview y F1elsend (a.Ilado del pudo, vista 500«' el bosque. cunpo) pronto resultaron Inapropiados; el ~j(x::a.rtil del sur, con ~ estadones contiguas ~ Parlt -Raynes Park, MOGpW Pan YWora:sler hrk-, deddió por fin prescindir del nomb~ y a la cuarta estación. con mucha más propiedad. ~ llamó Stoneldgh (pl~)Il'. Estas nuevas viviendas fueron ridiculiz.ad.ls y criticadas. Puo los críticos proadian de las ~ a.ltas Y los criticados de las infmores y medias: en uno de estos típicos barrios. Bexley, que vi6 aece 18.000 casas y recibi6 52.000 pmonas (fu. note los aJlos 1930, el cauodr: 1951 COrJStatabaque ~ lnmms.a auyor:ía proadían de la Clase Socia.l ID, formad.l princi~ente: por trabajadores manuales cualifI.cados YtramjadQm; no manuales jóvmes ll '. Como venían de: casas situadas en-e;¡Ues reg.lamentadas~, con retrete en el extmor y sin bai\o, ahora disfrutaban de una considerable mejOra en su alldad de vld.l, puestO que ~fuera cual fuera su lugar en Ii. escala dd esnobismo, los nuevos bMrIos suburbanos tenían las mismas características: casas unlfamllwes con jardín en un ambiente más o menos alejado de Ii. suciedad, el ruido y la congestiÓn de la dudad~ll'. Ptro los nuevos barrios residenciales aún blcieron más por sus habitantes. Por muy uniformes y monótonas que I~ cuas pudieran parecer desde el extmor, pan sus nuevos inquilinos cada vivienda tenia sus peq~ vartactones, hechas durante la construcdón o anadidas. que le daba un toque de Individualidad: una ventana de vidrios de colores, un porcbe, una buena cOCina, Incluso un enanito en el jardin. la propia casa estaba dJsct\ada para expresar su Individualidad; de ahí el mirador y la puena en la esquina, la gran variadón en los pequenos detalles. la falta general de espacio colectivo alredeclor de la casa, todo consdentemente pensado para que se paredera lo menos posible a una ~casa del ayuntamiento,.1I9. Pero a los arquitectos no les gustaba. En los aflos treinta, criticaron sistemátl· camente los nuevos barrios residenciales suburbanos tanto en las revistas como en los congresos. Parece que su principal defecto era que desentonaban de los mode· los de buen gusto dominantes: tanto del esrilo neo-georglano que todavía se ense· fiaba en las escuelas de arquitectura Imponantes como la de Uverpool, como del nuevo estilo moderno sin concesiones defendido por los jóvenes miembros del ClAM (Congreso Internacional de Arquitectura ModemaJ uo . la gente habia prete-
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CIUDADES DEL MANANA
rtdo las coquetonas imitaciones de estilo vernacu[o derivado de la vieja tradición arquitectónica dirigida por John N~h en Blaise Hamlet y en Parlo:. ViIlage West, y que posteriormente fue retomada por victorianos tardíos como PhllIp Webb, Nonnan 5haw y Raymond UnWln. Puede ser significativo que los dos prtmeros se opusieran a la Idea de la arquitectura como profesión cerrada, y que Pilrker se inidar¡ como decorador de Interiores lZI • Pero, evidentemente, ~ resultado era un verdadero pastiebe; y a V«'tS con poca grada. Osbert Lancaster fue el que lo d~bi6 mejor. es decir de manera más wvaje. que cualquier atto miembro de la profesión: Si Wl uquitKtO Ueno di! energia. trtmmdnneme ingenioso y con Wl gran conocimiento de as esuuctuns, hubiera dediado vvios mOl de su visitM, aunque bastante ImprotMbk, que bubien lkpdo a dtYrroUu un estilo tan Utnlvapnte como ti dd consuuctor esp«ubdor. que, $in guw su mergf.ll mm· tal, hlo enriquecido el ~te de uno y otro ~ de nuestraS grandes vW Mtertales (...) 0b5efvem0s cómo la dbpucsto las cuu. de modo que d mil'jrDQ de ~jf: h.1 quedado destroudo con d mínimo de ¡uto; vumos cómo los lnquIUnos tic· nen UlY excelente visu sobft la YkU pri~ de sus vcdnos y oon qué estudiado dmb'l ~ d sol se han proy«Udo Las h.ablt
La venganza de los arquitectos
Tanto si las uvas ~ veroes como maduras, los arquit«tos pedían ~ No ean los únicos; aunque fueron los que lideraron el ataque. SUs metáforas ean mudw: ~ militares, otras cllnic:as. Clough WIlliams-Ellis en su libro EngIand and tM Ot:topus (lngIatma yel pulpo) (1928), e:saibi6 sobre la wnsttued.6n eo franjas call-· fiándola «de feos y pcqumos cdifldos que oeceo y se multiplican como ortigas a lo largo de un desagüe. como piojos en un gusano..; los bungalcws -son una de las pcorts enknncdades que afean Inglaterra y que habiendo empezado de una manera tsporádlca. se han convertido en una verdadera epidemla LU. En 1933 deda: Prderiria puar otro ¡¡ID de guen'iI en Ypres que vivir un ilOO de posgucrn en S10\1gh. SI esto 5uena t:
.lg. J.12. La gr.m a¡¡tovII Ikl oeste, Al\os lrdnla, VIi.liI af:fril
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