1.- La sociología de la Ciudad: Es el estudio sociológico de la vida social y de las interacciones humanas en áreas metropolitanas. Es una disciplina normativa de la sociología que intenta estudiar las estructuras, procesos, cambios y problemas de un área urbana y, hecho eso, proveer aportaciones para el urbanismo y el diseño de las políticas, es decir; se encarga de estudiar la ciudad como espacio para vivir, relacionarse y participar. Como en la mayoría de las áreas de la sociología, los sociólogos urbanos usan el análisis estadístico, la observación, la teoría social, las entrevistas, y otros métodos para estudiar un rango amplio de temas, incluidas las tendencias de migración y demografía, la economía, la pobreza, las relaciones interraciales, las tendencias económicas, etcétera. Durante la revolución industrial, sociólogos como Max Weber y Émile Durkheim se centraron en la urbanización creciente de la vida social y en los efectos que tuvo sobre los sentimientos de alienación y anonimidad en el individuo. La Escuela de Sociología de Chicago es una influencia importante en el estudio de la sociología urbana. Muchos de sus hallazgos han sido refinidos o rechazados, pero el impacto duradero de la Escuela todavía se pueden encontrar en las enseñanzas de hoy.
2. El mercado como institución urbana: Para Weber el mercado como institución urbana se caracteriza “por la libertad de acceso y de mercaduría, de claro rasgo capitalista a diferencia de la comunidad primitiva en el pensamiento materialista dialéctico y de normas que lo protegen del exterior”. exterior”. Esta autonomía dentro del ámbito político administrativo es la que transforma al siervo en ciudadano, y no al campesino en el “ejército industrial de reserva” según la concepción marxista de la historia, donde los modos de producción determinan la acción social. La autonomía jurídica en la ciudad medieval, que encamina otras tipologías como la ciudad de consumidores, productores y comerciantes, permite al carácter comercial del grupo de la comunidad ciudadana ver por su “beneficio racional”, por su acumulación acumulación originaria de capital, según Marx. Cada mercado en Weber es un intento de conciliación entre libertad personal y disciplina de grupo, arquetipo de la acción acció n social racional. Al regirse por leyes, el mercado representa el estadio inicial de la reglamentación burocrática del capitalismo moderno, es decir, la ciudad puede y debe comprenderse no sólo en una serie de conceptos económicos, sino también políticos y culturales. La ciudad medieval empieza a tener ese carácter heterogéneo con que ahora se ven las ciudades más cosmopolitas, en cuanto a intercambio de bienes y servicios, poder adquisitivo y transportes, pertenencia a una asociación local antes que a los señoríos o los clanes; lo que ahora es moda de los escaparates frente al comercio informal, o fenómenos tan variados
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como la participación política de nuevos actores que la ciudad quiere, digamos, universalizar.
3.- El Pensamiento Marxista y el Desarrollo Urbano El marxismo es el conjunto de movimientos políticos, sociales, económicos y filosóficos derivados de la obra de Karl Marx, economista, filósofo y periodista revolucionario alemán de origen judío, quien contribuyó en campos como la sociología, la economía, el derecho y la historia, y de su allegado Friedrich Engels, quien le ayudó en muchas de sus teorías. Engels acuñó el término socialismo científico para diferenciar el marxismo de las corrientes socialistas anteriores englobadas por él bajo el término socialismo utópico. También se emplea el término socialismo marxista para referirse a las ideas y propuestas específicas del marxismo dentro del marco del socialismo. El objetivo que se propone el marxismo es lograr una sociedad sin clases sociales donde todos vivan con dignidad compartiendo los bienes producidos socialmente, sin que exista propiedad privada sobre los medios de producción porque supone que ésta es el origen y la raíz de la división de la sociedad en clases sociales.
TEORÍA DEL CONFLICTO: K.MARX y F. ENGELS Estos autores van viendo cómo la evolución del desarrollo capitalista está ampliando el foro de la desigualdad. Esta desigualdad social entre unas clases obreras que andan en masa en las ciudades y una burguesía pujante capitalista que acapara la práctica totalidad de los medios de producción, va a dar lugar a tal nivel de revueltas que van a hacer de la cuidad el escenario de la lucha de clases. Escenario de dos sectores de la cuidad enfrentados entre sí.
¿Cuáles son los presupuestos de la teoría marxista? Tanto Marx como Engels se alejan de una visión idílica de la cuidad. Para ambos autores la ciudad es la expresión de un conflicto de clases. La desigualdad se adueña de la cuidad en forma de un conflicto de clases.
En la sociedad capitalista el problema de la propiedad se va a constituir en uno de los aspectos clave que tendrá enormes repercusiones a las condiciones de vida de la población. Esa propiedad vinculada a los medios de producción va a pasar a la propiedad del suelo.
Para estos autores, la ciudad va a ser la expresión de la lucha de clases. Esto supone que las diferencias sociales se van a plasmar en el espacio. Estas diferencias en ciertos
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momentos van a ser irreconciliables; van a tener un carácter antagónico hasta tal punto que llegarán en situaciones muy concretas al enfrentamiento social. Con la sociedad capitalista se generaliza una división del espacio siguiendo un criterio doble:
El espacio va a ser absolutamente necesario para la reproducción de la vida social; es decir, el espacio va a ser un valor de uso; y
Al mismo tiempo, el espacio como recurso va a entrar en la lógica de acumulación de capital y va a venderse como un bien más. Aparece el espacio según la lógica del valor de cambio (el mercado inmobiliario).
Rentas del suelo y Estructura Urbana La forma que tienen las ciudades modernas no son aleatorias sin que respondan a la lógica del valor de cambio; esto es: Marx afirma que la cuidad está conformada inevitablemente siguiendo un criterio de valorización que es directamente proporcional a una serie de atributos derivados de la propia realidad urbana.
¿Cuáles son estos atributos?
Centralidad Accesibilidad Localización estratégica El paisaje
De acuerdo con esos atributos y otros, K.Marx establece que el espacio de la cuidad genera rentas diferenciales del suelo. Estas rentas son determinantes a la hora de comprender la localización de la población en el espacio. Básicamente de acuerdo con este modelo definen dos tipos de ciudades:
la ciudad estratificada:
Es una cuidad cuyas unidades (barrios) forman estratos. Se diferencian unos de otros.
la cuidad dual:
Es la cuidad del conflicto, las diferencias son de tal calibre que presenta más desigualdades. Para Marx las diferencias en términos de rentas del suelo es la variable que obviamente contribuye a generar las situaciones de desigualdad y es el análisis de esta variable la que nos da el indicador del conflicto latente en términos urbanos. 5
Clases y Estratificación Social: Marx establece que el conflicto de clases se diferencia en dos clases: A. Una burguesía que detenta los medios de producción; tiene la propiedad de los medios de producción. B. El proletariado que supone la mano de obra de carácter asalariado que tiene que vender su fuerza de trabajo al servicio de los intereses del capital. Acude en masa a la cuidad. Marx dice que los intereses de la burguesía están al servicio de la acumulación del capital y por el contrario y que por el contrario, los intereses del proletariado como clase tienden a reproducir las condiciones de vida en unas condiciones históricamente dadas. Si bien Marx entiende que el conflicto de clases básicamente contrapone a estas dos clases sociales; burguesía y proletariado, la burguesía tiende a controlar las propiedades del suelo y el proletariado tiende a buscar condiciones de vida dignas. Marx entiende que la burguesía está atravesada por múltiples conflictos internos no tiene los mismos intereses sobre la ciudad según cuál sea su papel en el proceso económico. Marx distingue grupos que dentro de la burguesía entran en conflicto; a este fenómeno lo llama `la fracción de clase'. Marx dice que en la cúspide hay una burguesía industrial que está interesada básicamente por el desarrollo de industrias productivas y por lo tanto necesita suelo abundante y barato. Tras estos está la burguesía vinculada a la propiedad del suelo. Esta burguesía a diferencia de la anterior tiene un carácter marcadamente especulativo y va a apoyar básicamente una revalorización del precio del suelo; va a intentar obtener grandes beneficios con la renta del suelo. Luego está la burguesía vinculada a la promoción inmobiliaria; la burguesía que construye. Esta burguesía es la que va a acaparar la actividad constructiva; es decir, los que están interesados sobre todo en la construcción masiva de viviendas obreras. Dice Marx para esta fracción de clase, que la lógica de la especulación urbana tiene el tope de la capacidad adquisitiva de la clase trabajadora. Consecuentemente están interesados en la revalorización urbana, lo mismo que la burguesía vinculada a la propiedad del suelo pero siempre que esa revalorización no exceda los límites que vienen definidos por la capacidad económica de la demanda; es decir, los límites adquisitivos de la clase trabajadora.
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En el último escalón Marx introduce la burguesía mercantil, orientada a la actividad comercial y que para Marx es una burguesía en retroceso y que está representado por los pequeños comerciantes y según el autor, muy vinculado a los cascos viejos. Esta burguesía está en conflicto con las anteriores en la medida en que las anteriores pretenden expandir la ciudad a costa de los cascos viejos. Lo mismo que la burguesía está dividida, Marx dice que esto mismo le pasa al proletariado; distingue dos tipos: el más vinculado al trabajo intelectual que tiene una capacidad adquisitiva superior y que va a representar los cuadros superiores en el modelo capitalista; y el proletariado normal, el operario; vinculado a la actividad productiva y que tiene un menos poder adquisitivo.
4.- Ciudad Capital y Ciudad Utópica El Socialismo utópico o primer socialismo es un conjunto heterogéneo de doctrinas de reforma social, previas al auge del siglo XIX como respuesta a los serios problemas que acarreaba el triunfo del industrialismo y el liberalismo en Europa. Los representantes más destacados de este sistema son Robert Owen en Inglaterra, y Henri de Saint-Simon, Charles Fourier y Étienne Cabet en Francia. Algunos rasgos comunes se pueden encontrar también en las corrientes insurreccionalistas de Graco Babeuf, Filippo Buonarroti y Auguste Blanqui. Tomás Moro (1478-1535), vive en un momento histórico de grandes cambios; formó parte del gobierno de Enrique VII como consejero, luego es nombrado juez de paz y continúa en el gobierno con Enrique VIII como caballero y vicetesorero mostrándose contrario a políticas económica que opriman al pueblo. Pero Moro es irreducible a los deseos impotentes del rey. Formado en derecho, su preocupación fue la justicia y la equidad. Su libro Utopía (1516) o, “lugar inexistente”, es una ciudad ideal. Donde concentra todas sus ideas sobre cómo debería ser un país para el bienestar económico, político y social de sus habitantes. De esta forma critica las instituciones inglesas, sus costumbres e injusticias. Ataca a la monarquía y al sistema económico – político que llevan al empobrecimiento del pueblo por causa de la organización feudal del trabajo y la propiedad privada. Mientras el derecho de propiedad fuese el fundamento del edificio social, los pobres vivirían en el tormento y en el desespero. Por esto, en la ciudad ideal no habría dinero ni propiedad privada, el interés particular se subordinaría al interés general, la igualdad sería total. En ese mundo el comunismo (comunidad de los bienes) es la regla, pero “quien no trabaja no come”. Moro describe minuciosamente los principios de una construcción legislativa y social de esa ciudad ideal. Todo allí es repartido con equidad. 7
Nadie posee nada a su nombre, pero todos son ricos. En este sentido es el primero en concebir una producción organizada en el contexto de un estado nacional. En el mundo utópico que imagina, la ciencia es puesta al servicio de la producción. Su rey se llama Utopos, del griego “no lugar”, como la isla, y toda la isla es vista como una gran familia o casa común. Moro va describiendo minuciosamente la estructura de la ciudad, los valores, los juegos, la relación con los otros países: por ejemplo cuando a la isla se unen personas de otros países tienen que acatar sus leyes sino quedan fuera de las fronteras que han delimitado para sí.
Nombre de la utopía: Utopía (derivada del griego, significa «ninguna parte»). Población: Cada ciudad tiene aproximadamente 100.000 habitantes. Hay 54 ciudades. Tratado físico: Islas de topografía ondulada. Las ciudades deben estar separadas por un mínimo de 24 millas una de otra, pero no más alejadas que por un día de camino. La ciudad capital, Amaurot, es de forma cuadrada, de 2 millas de lado. Las casas son uniformes y contiguas, cada una con un jardín en el fondo. Las manzanas compiten unas con otras en la belleza de sus jardines y la cantidad de sus frutos. Estructura política y social: La base es la familia. Todos los años, cada grupo de 30 familias elige un magistrado, que se llama «syphogrante». Cada 10 syphograntes hay un tranibor. Todos los syphograntes, que son 200, eligen un príncipe de la ciudad entre una lista de 4 candidatos elegidos por el pueblo. Hay un consejo de toda la isla cada año. Propiedad y distribución de los bienes: No existe propiedad privada ni dinero. Todos los meses hay una combinación de festival y libre intercambio de bienes entre la ciudad y el campo. Dentro de la ciudad hay 4 lugares para mercado, a los cuales las familias llevan los bienes que han producido. Estos bienes son transportados a almacenes donde el padre de cada familia elige lo que su familia necesita. Además, un gran consejo se reúne anualmente en Amaurot para examinar la producción de las regiones y repartir los excesos de algunas regiones entre aquellas que puedan sufrir escaseces, «de este modo, toda la isla es como si fuera una sola familia». El valor del oro es disminuido utilizándoselo para escupideras y para cadenas para los esclavos; las perlas y los diamantes se les dan a los niños como juguetes. Las comidas son tomadas en conjunto en granjas o grandes vestíbulos. Las casas están abiertas a los visitantes y son reconstruidas por grupos cada 10 años. Producción: Integración de la agricultura y la industria. Todos deben realizar tareas agrícolas durante dos años; luego, algunos quedan en el campo mientras otros van y vienen de la ciudad al campo. Cada alquería está compuesta por una «familia» de 40 personas.
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Muchos huevos son separados para almacenar en edificios de tipo incubadora (una anticipación por parte de Moro). Cada uno aprende un oficio que se pasa de padres a hijos dentro de cada familia. Se trabajan 6 horas por día. Por otra parte, El francés Charles Fourier (1772-1837) criticó la miseria y se enfrentó con los valores que la ilustración había enarbolado. En su concepción el trabajo debería ser en sí mismo agradable y atractivo además de beneficioso desde el punto de vista económico. Para ello, sostenía la tesis de que todo trabajador debería realizar más de una tarea a los efectos de evitar la rutina. De hecho, en las pequeñas comunidades (falansterios) de Fourier, cada uno tenía derecho a elegir el trabajo que quisiera de acuerdo a sus necesidades. Las comunidades, debían cumplir con una serie de requisitos: un número ideal de 1600 personas, con una determinada cantidad de tierra para explotar; un sistema de educación que permitiera que los niños siguieran naturalmente sus vocaciones; una vida tan en común como las familias quisieran (lo que habilitaba la propiedad privada); se dirigirían democráticamente y se formarían en base a la voluntariedad y la armonía de las diferentes clases sociales; el salario sería reemplazado por el trabajo asociado con una idílica división de este último, el crédito agrícola y las tiendas comunales serían el paso previo para su constitución etc. Fourier pretendía convencer a los capitalistas para que proporcionaran los recursos necesarios para la construcción de Falansterios, pero ninguno de ellos aceptó su propuesta. En vida, Fourier nunca recibió apoyo económico para fundar estas comunidades. De hecho, los primeros falansterios se desarrollaron en Norteamérica.
Nombre de la utopía: Armonía. Población: 1.620 en cada falansterio. Tratado físico: En el centro de un territorio, o falans, está el falansterio o palacio, que consta de 3 alas; una para la industria ruidosa y los niños ruidosos, una para las actividades silenciosas y una para salas de banquetes y grandes salones. En cada una de las terminaciones del falansterio hay dos templos, uno para música, gimnasia y poesía y el otro para celebrar la unidad del hombre con el universo. En la cima hay un observatorio, telégrafo y torre de señales. Estructura política y social: Un ordenamiento jerárquico complejo, y ausencia de medidas coercitivas. Por ejemplo, las declaraciones del consejo supremo industrial, compuesto por los funcionarios de alto rango de cada grupo de trabajo, no son obligatorias, pero los deseos de los grupos de trabajo no difieren de los del consejo, cuya opinión es tenida en mucha
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estima. Cada falansterio está gobernado por una «regencia» o consejo compuesto por aquellos que tienen los mayores capitales y conocimientos. La intención general no es la abolición de las clases sino la armonía de clases.
Propiedad y distribución de los bienes: Se mantiene el concepto de propiedad privada, pero a todos se les garantiza un ingreso mínimo. La producción es «asociada» o cooperativa. Cada uno comparte el beneficio total según su contribución de capital, trabajo y talento. Hay intercambio comercial entre los falansterios. Producción: La economía se basa en la agricultura suplementada por la industria «necesaria». Un sistema de «trabajo atractivo» conecta a la gente con los trabajos más apropiados para ellos de acuerdo con sus «tipos pasionales». La gente forma grupos de trabajo o «series», juntándose por propia afinidad y predisposición natural a tipos particulares de trabajo. Con el tiempo, todo el que vive en Armonía prueba 40 ocupaciones o más. Puede cambiar de grupo de trabajo a grupo de trabajo, encontrando amigos en todas partes y pasión y alegría en el trabajo. Los lugares de trabajo son limpios y elegantes. El trabajo sucio es hecho por «pequeñas hordas» de jóvenes a quienes les atrae por naturaleza la suciedad. Los grandes proyectos públicos son realizados por «ejércitos industriales» formado con atletas industriales.
La crítica de Marx y Engels: El Manifiesto Comunista. Marx da vuelta la filosofía a través del materialismo histórico, poniendo de cabeza la propia realidad. Desentraña la estafa social y va al punto clave de esta perversión que se inscribe en el nacimiento de dos clases. Para salir de esta relación la única forma es la lucha del proletariado. El análisis es integrado; lo histórico y lo económico; al final se reduce a la relación dialéctica infraestructura-superestructura, donde los actores sociales y políticos se analizan en términos del rol que juegan en la historia. Según Marx la burguesía es una clase revolucionaria, en el sentido que necesita transformarse continuamente como estrategia de desarrollo de sus intereses económicos, para esto ha conquistado poder destruyendo relaciones feudales, patriarcales, idílicas: “Ha hecho de la dignidad personal un simple valor de cambio. (…) La burguesía ha despojado de su aureola a todas las profesiones”. En este punto habla de la transformación hacia servidores asalariados de profesiones como la del médico, el jurisconsulto, el sacerdote, el poeta, el hombre de ciencia; como también las relaciones familiares que se han transformado en simples
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relaciones de dinero. “La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción, y con ellos todas las relaciones sociales. (…) Una revolución continua en la producción, una incesante conmoción de todas las condiciones sociales, una inquietud y un movimiento constantes distinguen la época burguesa de todas las anteriores. Quedan rotas todas las relaciones estancadas y enmohecidas – con su cortejo de creencias y de ideas veneradas durante siglos-; se hacen añejas las nuevas antes de llegar a osificarse. Todo lo estamental y estancado se esfuma; todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas.” Incluso arrastra a todos los pueblos, hasta los más bárbaros a adoptar su estilo de vida. Y concluye Marx: “se forja un mundo a su imagen y semejanza”. Al ser la burguesía una clase revolucionaria, implica que las circunstancias históricas se modifican continuamente conjuntamente al proletariado y a las condiciones de lucha. La globalización que engendra la revolución permanente de las relaciones de producción genera la distribución del proletariado por todo el mundo, y el crecimiento de los medios de comunicación creados por la gran industria los pone en contacto facilitando la unión de la clase proletaria. Y como la burguesía está en permanente lucha en principio contra la aristocracia, luego con otros burgueses que entran en contradicción con los intereses de la industria, luego con otros países, en todas estas instancias, la burguesía se ve forzada a apelar al proletariado, y a arrastrarlos así al movimiento político. De este modo le proporciona la educación y las armas contra ella misma. En este mismo sentido, al expandirse a nuevos mercados, se produce la epidemia de la superproducción, “la sociedad burguesa se encuentra demasiado estrecha para contener las riquezas creadas en su seno y a las fuerzas productivas que así precipitan el desorden, esto conlleva una crisis de la cual se sale por un lado mediante la destrucción de una masa de fuerzas productivas, por otro expandiendo los mercados y explotando los antiguos de forma más violenta”. Dice Marx. ¿De qué modo lo hace, pues? Preparando crisis más extensas y más violentas y disminuyendo los medios de prevenirlas. Las armas que creó contra el feudalismo se les vuelven hacia ella. En cuanto a la propiedad privada Marx dice que el rasgo distintivo del comunismo no es la abolición de la propiedad en general, sino la abolición de la propiedad burguesa. Este tema es fundamental, porque de aquí se desprende una de las críticas al socialismo utópico. Dice Marx: “los comunistas pueden resumir su teoría en esta fórmula única: la abolición de la propiedad privada.” Porque según él la pequeña propiedad, la propiedad del pequeño burgués, del pequeño labrador, del anarquista que cree que así manifiesta su 11
libertad, no hay que abolirla, porque ya está abolida por el progreso de la industria que la continúa aboliendo a diario. Y refiriéndose a la propiedad burguesa, explica que el capital es una fuerza personal y una fuerza social. Para entender porque el comunismo quiere acabar con la propiedad privada examina el trabajo asalariado: el obrero sólo gana para subsistir, esta apropiación sirve para la mera reproducción de la vida humana, sin tener connotaciones de poder sobre la vida de otros. “Lo que queremos suprimir es el carácter miserable de esa apropiación, que hace que el obrero no viva sino para acrecentar el capital y tan sólo en la medida en que el interés de la clase dominante exige que viva.” “En consecuencia, si se transforma al capital en propiedad colectiva, perteneciente a todos los miembros de la sociedad, no es la propiedad personal la que se transforma en propiedad social. Sólo cambia el carácter social de la propiedad. Ésta pierde su carácter de clase.” El manifiesto comunista coloca un pensamiento inédito en la sublevación contra la opresión en las relaciones de producción. Al declarar a la burguesía como la clase de opresores y al proletariado la clase de oprimidos y proclamar que estos se unan y se liberen de las cadenas, están haciendo un llamado a la constitución de otra relación con la producción y con las fuerzas productivas en donde los bienes sean comunes a los trabajadores, acabando con la propiedad privada, con el poder político y finalmente con el Estado. Marx y Engels no sólo dan vuelta el sistema Hegeliano constituyendo al ser social como referente de la conciencia, sino que esto conlleva que ese ser social se reconstruya en una comunidad de seres libres. Pero la eliminación del antagonismo de clases, la presuposición de un acuerdo social, anhelada por los utópicos, es una quimera que impide la toma de conciencia que conduciría del reino de la necesidad al reino de la libertad. El creer en el socialismo burgués es reproducir esta relación y retardar la toma de conciencia. El capítulo 3 dedicado a La literatura socialista y comunista, se divide en 1- El socialismo reaccionario, 2-el socialismo conservador o burgués, y 3-el socialismo y el comunismo crítico-utópicos. En este ítem se desarrolla la crítica específica. “Los sistemas socialistas y comunistas propiamente dichos, los sistemas de Saint-Simón, de Fourier, de Owen, etc, hacen su aparición en el período inicial y rudimentario de la lucha entre proletarios y la burguesía. (…) Los inventores de estos sistemas, por cierto, se dan cuenta del antagonismo de las clases, así como de la acción de los elementos destructores dentro de la misma sociedad dominante. Pero no advierten del lado del proletariado ninguna iniciativa histórica, ningún movimiento político propio.”
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Los socialistas utópicos para Marx, ven al proletariado desde el punto de vista de “la clase que más padece”, y no como una clase social producto de lo dicho anteriormente que puede asumir el poder, no lo ven como posibles sujetos. Y las soluciones que se piensan son “fantásticas”, no habría lugar para la acción social, sino a la mera asistencia social (podríamos hacer un paralelismo con la acción de la iglesia). Por otro lado la preocupación de estos socialistas es resolver la situación de vida de todos los miembros de la sociedad, incluso reverencian a la clase dominante creyendo que de ahí puede salir recursos para el cambio social. “Repudian, por eso, toda acción política, y en particular, toda acción revolucionaria; se proponen alcanzar su objetivo por medios pacíficos, intentando abrir camino al nuevo evangelio social valiéndose de la fuerza del ejemplo, por medio de pequeños experimentos, que, naturalmente, fracasan siempre.” Estas tesis enuncian la eliminación del antagonismo de clases, antagonismo que sólo comienza a perfilarse, por eso son tesis utópicas. “La importancia del socialismo y del comunismo crítico-utópicos está en razón inversa al desarrollo histórico.” Al final, para Marx estos pensadores acaban convirtiéndose en sectas reaccionarias, perjudicando la lucha de clases, conciliando los antagonismos. “Continúan soñando con la experimentación de sus utopías sociales; con establecer falansterios aislados, crear colonias interiores en sus países o fundar una pequeña Icaria, edición en dozavo de la nueva Jerusalén”. Para todos estos modelos se utilizan los bolsillos burgueses, dice Marx, que van acortando las diferencias con los socialistas reaccionarios o conservadores, sólo que con una pedantería y fe fanática en la eficacia milagrosa de su ciencia social. Como vemos, Marx no da lugar para quienes retardan la lucha de clases, único movimiento histórico y dialéctico que permitirá a los proletarios salir de su condición de oprimidos, no habrá clases sociales, no habrá propiedad privada como se la conoce (habrá la propiedad común de los bienes de producción), la familia no será la familia burguesa (que de hecho para Marx no es familia), otra realidad será a través del comunismo.
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