TEST DEL ARBOL Detección de los sentimientos más prohibidos y profundos del sujeto, más arraigados en la personalidad, persistentes, y más difí difíci cile less de modif odific icar ar.. Pres Presen enccia de huel huelllas de expe experi rien enci cias as o trau trauma mati tism smos os má máss temp tempra rano noss segú según n el tratamiento especial que proporcione a determinadas zonas del del tronc tronco, o, cuali cualida dad d de su soci sociab abil ilid idad ad,, dest destru ruct ctiv ivid idad ad (agujeros, marcas, formas y cortes en las ramas), impulsos instintivos que se pueden hallar fuera del control yoico o existencia de insuficiente capacidad de contención personal (ausencia de copa, copa, trazos que se salen fuera de la copa)
FICHA TÉCNICA: Nombre: Test del Árbol Autor: R. Stora Administración: Individual Duración: Libre Aplicación: A partir de 5 años Significación: Apreciación proyectiva de problemas de evolución y adaptación en diversos rasgos de personalidad. personalidad. Forma de aplicación
Puede aplicarse a cualquier edad, si bien, en el caso de los niños más pequeños, es a partir de los 5 o 6 años, coinci coincidie diendo ndo con la consoli consolidac dación ión de las habili habilidad dades es básicas de dibujo, cuando adquiere mayor relevancia ya que es cuan cuando do el árbol rbol apa apare rece ce co con n todos odos sus sus elementos. Necesitaremos papel en blanco, lápiz, goma de borrar y podemos también incorporar lápices de colores. Se invita al niño a que efectúe el dibujo de un árbol
cualquiera, el que él desee y se le da la posibilidad de colorearlo si quiere. No hay que darle ninguna idea acerca de cómo debe ser el árbol. El niño debe plasmarlo sin ninguna influencia externa. Si efectúa alguna pregunta o tiene dudas insistir en las instrucciones: “Puedes dibujar el que tu quieras y como desees”.
ELEMENTOS NUCLEARES DE ANÁLISIS a)
Raíz y suelo Las raíces representan un elemento de vital importancia. Tienen la doble función de proveer de alimento y energía al árbol a la vez que le sirven de firme sostén adentrándose en las entrañas de la tierra. Constituyen también el elemento oculto. La transición entre las emociones más íntimas y el mundo exterior. La raíz suele asociarse a la parte más instintiva, de sentimientos más primarios, correspondería a lo que Freud denominó “Ello”. El suelo constituye el principio de contacto con la realidad. Es el punto desde el que el tronco emerge para sobrevivir en el medio externo. A partir de los 9 o 10 años (antes suele ser omitido) el trazo de un suelo firme puede asociarse a firmeza, seguridad, convicción en las ideas propias. Contrariamente, cuando el suelo no está presente significaría, inestabilidad, inseguridad, dudas, falta de arraigo, necesidad de encontrar su propio espacio.
Unas raíces proporcionadas y bien dispuestas en la base del tronco suponen seguridad, buen contacto emocional con la familia. El niño se siente querido. Cuando se omiten (a partir 8 o 9 años aprox.) y en función del tamaño del tronco, pueden señalar fragilidad, temor, miedo al mundo externo.
ASPECTOS PREVIOS A CONSIDERAR Conviene que tengamos claros una serie de conceptos antes de intentar descifrar los signos que nos desvela el Test del Árbol.
1º- La interpretación de un dibujo debería basarse en aproximaciones estadísticas, es decir, en que la presencia de una determinada característica del dibujo se asocia con una elevada probabilidad de presentar un rasgo de temperamento o personalidad concreto. 2º- Las diferentes características del niño que podemos ir suponiendo del análisis de esta prueba, sólo tiene validez en tanto en cuanto sean complementadas con otras pruebas u observaciones. Por lo tanto, sólo nos permiten formular hipótesis de trabajo que luego debemos contrastar con otras pruebas. La peculiaridad de cada niño, de cada caso, hace muy difícil establecer el mismo significado incluso para dibujos muy parecidos. De aquí la necesidad de este tipo de pruebas sea subordinada o complementaria de otras más objetivas 3º- Las interpretaciones del dibujo deberán tener en cuenta
la edad del niño. Una misma característica puede tener diferentes significados según la edad.
b) Tronco
Es el elemento más identificado con el “Yo”. En él han de plasmarse la percepción que uno tiene de sí mismo y también el grado de seguridad o confianza que se tiene para afrontar los retos del mundo externo. Los troncos débiles, estrechos, irregulares, bajos o deformes muestran un carácter débil, influenciable, que afronta con temor un mundo externo que es asumido como hostil. Por tanto, el tronco débil puede ser un indicador de problemas emocionales. Muchos niños con grandes carencias afectivas o que han sido objeto de maltratos, suelen pintar un tronco con un agujero en medio para simbolizar inconscientemente su vacío emocional
C) Las ramas y la copa Las ramas, las hojas y demás elementos de la parte superior del árbol constituyen las estructuras que se alzan sobre el tronco (sobre el “Yo”) y revelan la calidad e intensidad de las relaciones hacia el mundo exterior. Puede interpretarse como símbolo de los brazos y de la dirección de las aspiraciones. También del estado de ánimo actual Según su forma nos describirá a una persona que se adapta al exterior, se comunica eficazmente con los otros o, por el contrario, adopta una posición de retraimiento y defensa de su propio ego ante las amenazas externas.
RELACIONES QUE EXISTEN ENTRE EL ELLO, EL YO Y EL SÚPER-YO: El Ello: “Llamamos ello a la más antigua de las instancias psíquicas”. “El núcleo de nuestro ser está constituido por el ello”.
El ello está constituido o integrado por la totalidad de los impulsos instintivos. Gran parte del Ello está formado por elementos arcaicos, es decir aquello heredado, lo que el sujeto trae desde su nacimiento. Es importante mencionar que los sectores del Ello son inconscientes. En un aspecto dinámico, el Ello está compuesto por: Impulsos innatos, agresivos y sexuales, y por deseos reprimidos. Veámoslo así: Es como comprar al Ello con el centro de la tierra. En el centro de la tierra encontramos el magma (material incandescente siempre a punto de estallar). A veces la presión es insostenible y necesita alguna vía de escape, y es entonces cuando se ponen en acción los movimientos de la corteza terrestre (terremotos, volcanes). El Ello pudiera asemejarse a ese centro incandescente que amenaza constantemente con estallar, con superarnos; pero al mismo tiempo lo necesitamos ya que la libido se recarga en él, es el gran depósito de la libido. El Ello desconoce el tiempo, ignora su paso, las relaciones casuales y lógicas, etc. Está Sometido al principio del placer.
El Yo:
En el transcurso del crecimiento, el bebe va adquiriendo una experiencia de la realidad que origina que una parte del Ello se adapte a ella, este trabajo está en manos del Yo. Es decir, el estado de dominio absoluto de los instintos no dura mucho tiempo, pronto el niño comprende que frente a los impulsos instintivos hay otro mundo, la realidad a la cual debe adaptarse, y una parte del Ello se va moldeando y modificando debido al contacto y relación con el mundo exterior. la posición del Yo no es nada fácil, es por ello que muchas veces el Yo es presa de la angustia y buscar el equilibrio no es fácil; tiene entonces que poner en marcha mecanismos de defensa para evitar excesivos impulsos pulsionales. Es aquí donde encontramos la causa de muchos conflictos psicopatológicos.
El Súper-Yo: Finalmente, en el desarrollo de la personalidad se constituye una tercera instancia al separarse una parte del Yo y observarse a sí misma juzgando y criticando. Su papel sería la de un juez o censor del Yo. Su acción se manifiesta en la conciencia moral, en la autocrítica, en la prohibición, y funciona en oposición a la gratificación de los impulsos o enfrentándose a las defensas que el Yo opone a dichos impulsos. Es una especie de censura que inspira el sentimiento neurótico de culpabilidad y de auto castigo; es la instancia represora por excelencia, es el soporte de todas las prohibiciones y de todas las obligaciones sociales y culturales. El Súper-Yo es la instancia psíquica desglosada del Yo que auto observa y critica las acciones del ser humano y le presenta la imagen ideal a la que debe parecerse. Es por ello, entonces que el correcto equilibrio de estas tres instancias de la personalidad la segura la estabilidad psíquica, mientras que la desproporción supondría la aparición de la patología.
Los síntomas neuróticos surgen, pues, ante el fracaso del Yo de mediar entre los impulsos instintivos del Ello (eróticos y destructivos), la realidad externa y las demandas del Súper-Yo. Constituyen un compromiso entre el deseo (pulsión) y la defensa. Los síntomas representan un intento de conciliación entre las satisfacciones de las pulsiones del Ello y la seguridad del Yo marcada por las exigencias del Súper Yo.