Introducción
El manejo adecuado de los residuos sólidos hospitalarios presenta diversos impactos ambientales negativos que se evidencian en diferentes etapas como la segregación, el almacenamiento, el tratamiento, la recolección, el transporte y la disposición final. Las consecuencias de estos impactos no sólo afectan a la salud humana sino también a la atmósfera, el suelo y las aguas superficies y subterráneas. A todo esto se suma el deterioro del paisaje natural y de los centros urbanos. Debido a que tradicionalmente la prioridad de la institución ha sido la atencional paciente, por mucho tiempo se ha restado importancia a los problemas ambientales, creando en muchos casos un círculo vicioso de enfermedades derivadas del manejo inadecuado de los residuos. La cantidad y las características de los desechos generados en los establecimientos de atención de salud varían según la función de los servicios proporcionados. El manejo adecuado de los residuos hospitalarios, repercute sobre la salud de los trabajadores, de los usuarios del hospital, y también de toda la población, a través del cuidado del medio ambiente. El procesamiento final de los distintos tipos de residuos queda sujeto a las normas Provinciales dictadas por los organismos correspondientes.
El manejo y la disposición final de los desechos hospitalarios ha sido objeto de atención en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha realizado paneles de expertos para analizar la materia y ha difundido recomendaciones específicas para países en vías de desarrollo. Frente a la postura de la OMS y de diversas agencias gubernamentales que promueven un tratamiento agresivo de los residuos biológicos, existen también posiciones divergentes. Tomando como base los riesgos epidemiológicos conocidos, hay quienes postulan que la gran mayoría de los residuos generados por las instituciones de salud son asimilables a los desechos domésticos, y que por lo tanto, no merecen un manejo especial, salvo casos específicos como los elementos radioactivos, los agentes citotóxicos, y otros de connotaciones especiales como los restos humanos identificables a simple vista. Este contexto de controversia, y el impacto económico que las decisiones en esta materia pueden tener para el sistema público de salud, justifican la evaluación objetiva de los riesgos reales asociados a los desechos hospitalarios para la población, y a la adopción de medidas de protección efectivas en los casos en los que la evidencia científica y epidemiológica lo sugiera. Se estima que entre un 75% y un 90% de los desechos originados en instituciones de salud carece de riesgo alguno y es de por sí asimilable a los desechos domésticos, y que un 10% a 25% sería potencialmente dañino. El material corto-punzante no superaría el 1%, y más pequeña aún sería la proporción de agentes citotóxicos y radionúclidos. Documentos de la OMS dividen los desechos sanitarios –sobre los que cabe alguna preocupación especial- en las siguientes categorías: Desechos infecciosos: desechos que se sospecha contienen patógenos en suficiente cantidad o concentración para causar enfermedad en huéspedes susceptibles (en general, tejidos o materiales contaminados con sangre o fluidos biológicos de pacientes infectados). El Congreso y la Environmental
Protection Agency (EPA) de EEUU han utilizado también el término “Desechos médicos
regulados”
para
referirse
a
estos
desechos,
tomando
en
consideración la remota posibilidad de transmisión de infecciones por esta vía. Desechos patológicos: tejidos, órganos, partes del cuerpo, fetos, sangre y fluidos corporales, cadáveres animales. Las partes del cuerpo reconocibles se incluyen dentro de esta categoría como Desechos anatómicos. Cortopunzantes: elementos que pueden causar cortes o pinchazos. Desechos farmacéuticos: productos farmacéuticos, drogas, vacunas y sueros expirados, sin uso, derramados o contaminados que no van a ser utilizados, así como los materiales descartables utilizados para su manipulación y envasado (guantes, envases con residuos, etc.). Desechos genotóxicos: desechos con propiedades mutagénicas, teratogénicas o carcinogénicas. Su principal exponente son las drogas citotóxicas antineoplásicas (materiales contaminados con ellas, residuos en envases, secreciones y heces de pacientes tratados, etc). Desechos químicos: pueden ser sólidos, líquidos o gaseosos. Se consideran peligrosos si poseen alguna de las siguientes propiedades: tóxicos, corrosivos, inflamables, reactivos (ej. explosivos) o genotóxicos. Desechos con alto contenido en metales pesados: subcategoría de los anteriores. Se refiere especialmente a instrumentos a mercurio desechados (termómetros, esfigmomanómetros). Contenedores presurizados: especialmente latas aerosoles. Pueden explotar por efecto del calor o al ser puncionados accidentalmente. Desechos radioactivos: incluye todos los materiales sólidos, líquidos y gaseosos contaminados con radionúclidos de fuentes abiertas (las fuentes selladas nunca se eliminan al medio externo directamente). Finalmente, los desechos del sistema sanitario pueden ser divididos también
en “desechos médicos o clínicos”, y desechos no médicos, siendo los primeros los
que resultan del proceso de prevención, diagnóstico o tratamiento de enfermedades en seres humanos.
En el desempeño de las actividades asistenciales, es primordial tener en cuenta los siguientes principios básicos de Bioseguridad. Todo trabajador de salud debe cumplir con las siguientes precauciones: El personal deberá contar con uniforme acordes con la actividad que realiza, que permita desplazamientos y movimientos de extensión y flexión, mantenerse limpio y ajuste perfecto que favorezca la presentación persona. El uniforme de servicio será de uso exclusivo intrahospitalario no se empleara en la calle o transporte público, con el objeto de evitar ser portador de gérmenes. El factor más importante en la propagación de muchos patógenos nosocomiales es la contaminación por las manos del personal hospitalario de estos se deduce que es fundamental el lavado de manos para prevenir la infección cruzada. Accesorios de protección .Están diseñados para prevenir la propagación de infecciones que se puedan transmitir, tanto por contacto o por el aire, los cuales son: Guantes, Mascarilla, Anteojos, Vestimenta Especial. Controles de salud e inmunizaciones del trabajador de salud: Examen Preocupacional y Inmunizaciones. Aislamiento. Precauciones con la sangre y otros líquidos orgánicos: Tratar todos los productos sanguíneos y líquidos orgánicos como si fueran infecciosos. Lavarse las manos antes y después del contacto con el paciente y en caso de contaminación con sangre y líquidos orgánicos. Precauciones con las inyecciones y perforaciones de la piel: Los objetos agudos deben ser considerados como potencionalmente infectantes, han de ser manejados con extraordinarias precauciones, siempre con guantes, para prevenir lesiones accidentales y deben de ser situados en envases resistentes a la punción de uso exclusivo. Utilizar agujas y jeringas desechables y que no deben de ser cubiertas o encapuchadas con sus fundas una vez utilizadas.
Los residuos hospitalarios pueden producir contaminación y enfermedades si no se los maneja adecuadamente. Los residuos infecciosos, especialmente los cortopunzantes, presentan un riesgo para quienes puedan entrar en contacto con ellos. De acuerdo con las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 40% de los casos de hepatitis y el 12% de los casos de VIH en el mundo se deben a la exposición en el ámbito de trabajo. Los hospitales también generan residuos químicos, farmacéuticos y radioactivos, todos ellos en pequeñas cantidades, que requieren un manejo especial. Por otra parte, en los hospitales también se generan grandes cantidades de residuos comunes como envases, papel, comida, etc., que pueden llegar a representar alrededor del 80% de la corriente de residuos. Un hospital de gran tamaño puede producir hasta una tonelada de residuos por día. En muchos hospitales de países en desarrollo, todos estos residuos se mezclan y queman en incineradores de baja tecnología y alto grado de contaminación, o bien a cielo abierto sin ningún tipo de control. Hoy en día se sabe que la incineración de residuos hospitalarios genera grandes cantidades de dioxinas, mercurio y otras sustancias contaminantes. Estas sustancias van a parar al aire donde pueden llegar a transportarse por miles de kilómetros y contaminar el medio ambiente a escala mundial, o terminan siendo cenizas, que en general se desechan sin tener en cuenta la carga de contaminantes tóxicos persistentes que contienen. Si los residuos hospitalarios no se queman, pueden terminar descartados junto con los residuos comunes. En los lugares donde esto sucede, los indigentes enfrentan un peligro diario, especialmente en los países donde resulta posible revender algunos de los elementos presentes en los residuos, por ejemplo jeringas, para su uso ilícito. En los países más pobres, una de las dificultades para asegurar el manejo
adecuado de los residuos hospitalarios es la falta de fondos. Muchos de los donantes que realizan trabajos fundamentales con el objeto de fortalecer los servicios de atención de la salud entregan insumos hospitalarios y organizan programas de vacunación, pero no prevén medidas para la gestión de los residuos generados en estos establecimientos. La Organización Mundial de la Salud solicitó formalmente a todos los donantes que se ocuparan de asignar un presupuesto adecuado para evitar que las personas o el medio ambiente sufrieran las consecuencias de los residuos generados por estos proyectos de vital importancia. Clasificación de los residuos:
Comunes: Residuos sin capacidad Infecciosa ni tóxica. No relacionados con
la atención de los pacientes Ej: envoltorios del material descartable, papeles, cartones, latas, envases, restos de comida, aerosoles, etc Biopatogenicos: Pueden transmitir enfermedades Incluyen: · Todo material orgánico que provenga del paciente: Sangre y derivados. Otros fluidos orgánicos. Tejidos u órganos humanos. · Materiales que hayan estado en contacto real o potencial con fluidos del paciente: Instrumental punzocortante Material y equipo de Laboratorio Jeringas, tubuladuras, sondas. Gasas, apósitos. Guantes Etc. · Material de Microbiología Pueden ser: punzocortantes, no punzocortantes, todos los demás Especiales: Químicos y radioactivos: Pueden causar enfermedades por sus propiedades físicas o químicas. Ej.: ácidos fuertes, sustancias volátiles, citotóxicos, elementos radioactivos. 3. Procesamiento de los residuos hospitalarios.
El manejo adecuado de los residuos sólidos hospitalarios presenta diversos impactos ambientales negativos que se evidencian en diferentes etapas como la segregación, el almacenamiento, el tratamiento, la recolección, el transporte y la disposición final.
Las consecuencias de estos impactos no sólo afectan a la salud humana que trata a diario y directamente con estos como los doctores, pacientes, enfermeras, personal del aseo, y todas sino también a la atmósfera, el suelo y las aguas superficies y subterráneas. A todo esto se suma el deterioro del paisaje natural y de los centros urbanos. Debido a que tradicionalmente la prioridad de la institución ha sido la atención al paciente, por mucho tiempo se ha restado importancia a los problemas ambientales, creando en muchos casos un círculo vicioso de enfermedades derivadas del manejo inadecuado de los residuos. La cantidad y las características de los desechos generados en los establecimientos de atención de salud varían según la función de los servicios proporcionados. Los desechos hospitalarios forman parte de los desechos sanitarios. Estos últimos incluyen además los provenientes de clínicas y consultas médicas, de centros ambulatorios, de clínicas dentales, de laboratorios, de centros de investigación, de los cuidados de salud domiciliaria (pacientes diabéticos, tratamientos ambulatorios de cuadros agudos por vía intravenosa o intramuscular, etc), de oficinas donde se practica atención de enfermería, y de centros de diálisis, entre otros. En términos generales, las fuentes “extrahospitalarias” de desechos sanitarios
son tanto o más importantes que los hospitales, no sólo por el volumen que representan -se ha establecido que la cantidad de sangre es mayor en los residuos domésticos que en los hospitalarios-, sino también porque la capacidad de control sobre ellas es baja, y en cierto modo es impracticable. Aún en las sociedades más avanzadas en materia ecológica y de conciencia ciudadana respecto al manejo ambiental, es utópico pensar en una segmentación y procesamiento efectivo de todos los residuos “infectantes” generados por la
población general. Al mismo tiempo, las enfermedades que generan preocupación por la posibilidad de contagio a través de desechos hospitalarios se manifiestan
mayoritariamente en los individuos del medio extra-institucional. Basta pensar cuál es la proporción de pacientes con diagnóstico de Vih/SIDA hospitalizados respecto de aquellos que portan su enfermedad dentro de la comunidad para establecer que, a lo menos, la carga infectante en términos del número de individuos contagiados es extremadamente mayor en la comunidad que en el medio hospitalario. Lo mismo es aplicable a la hepatitis B, C y a los cuadros entéricos agudos. Respecto a la hepatitis C, la alta tasa de contagio entre drogadictos endovenosos, que suelen desechar jeringas contaminadas en la calle, parece de momento un problema confinado a los países industrializados. En cuanto a los cuadros entéricos, algunos autores han llegado a suponer que las aguas contaminadas provenientes de hospitales en el transcurso de epidemias de cólera han sido causa de la diseminación de la enfermedad, pasando por alto que probablemente todos esos pacientes que llegaron a hospitalizarse desarrollaron primero una fase “domiciliaria” de la enfermedad, y que otros tantos
presentaron cuadros clínicamente moderados inclusive asintomáticos- tratados en forma ambulatoria. Debemos reconocer entonces que la gran mayoría de los desechos hospitalarios tradicionalmente considerados peligrosos se hallan presentes también en forma importante en los desechos domésticos o municipales, con el agravante de que estos últimos no son sometidos a medidas preventivas de neutralización ni de protección física (ej. uso de contenedores apropiados para el material cortopunzante). De esto se deduce que el eje central de las estrategias de manejo de los desechos hospitalarios debe ser la identificación de aquellos elementos que ofrecen un riesgo especial para la población o para los operadores de basura, suficientemente más alto que el de los desechos domésticos, como para justificar la adopción de medidas de protección específicas. Caracas.- La Unidad Operativa del Servicio de Recolección de Desechos Infecciosos del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente (Minamb) informó
que atienden alrededor de 142 centros de salud del Área Metropolitana de Caracas. Thais Gouveia, coordinadora de dicha unidad, indicó que esta asistencia va desde los hospitales tipo IV hasta los ambulatorios más pequeños. Durante un foro efectuado en el Centro de Documentación y Divulgación, la funcionaria señaló que para tales fines la cartera ambiental cuenta, en este momento, con una flota de 10 camiones, los cuales se encargan de transportar este tipo de desechos a la planta de incineración, en el relleno sanitario La Bonanza, evitando de esta manera la mezcla con otro tipo de desechos. De acuerdo con Gouveia, además del Área Metropolitana de Caracas se prevé extender el servicio a Guarenas, y a Santa Lucía, en Los Valles del Tuy, estado Miranda, para lo que se pretende adquirir nuevos equipos. Explicó que los desechos tipo B y C (agujas hipodérmicas, jeringas con aguja incorporada, pipetas de Pasteur, agujas, bisturís, placas de cultivo fraccionadas, hojas de afeitar, entre otras) van directamente a una celda de seguridad que se encuentra ubicada en el relleno sanitario La Bonanza. Los de tipo D (Placentas y muestras de patologías, partes humanas y animales, cultivos microbiológicos) son llevados al incinerador ubicado en el referido relleno sanitario. Y con respecto a los desechos tipo E, también denominados desechos especiales, indicó Gouveia que de su destrucción se encarga una empresa externa, aunque el Departamento de Calidad Ambiental del Minamb tiene pensado desarrollar un proyecto en el área de desechos especiales. Los desechos bioinfecciosos son aquellos que contienen agentes patógenos en suficiente concentración para transmitir enfermedades víricas, bacterianas, parasitarias o micóticas a la población y/o el personal expuesta a ellos. Los desechos especiales se consideran riesgosos para la población debido a sus propiedades fisicoquímicas: pilas, baterías, termómetros rotos y sustancias envasadas a presión en recipientes metálicos, así como desechos farmacéuticos,
como residuos de medicamentos y fármacos vencidos. Los más peligrosos son los antibióticos y los cito tóxicos. Actualmente el manejo de los residuos hospitalarios no es el más apropiado, al no existir un reglamento claro al respecto. El manejo de estos residuos es realizado a nivel de generador y no bajo un sistema descentralizado. A nivel de hospital los residuos son generalmente esterilizados.
Conclusión
Los problemas asociados a los residuos generados en centros hospitalarios, han sido motivo de preocupación a nivel mundial. Su espectro es muy amplio, comprendiendo desde la potencial propagación de enfermedades hasta los riesgos ambientales derivados de los métodos empleados para su tratamiento y disposición final. Es por ello, que la problemática trasciende el campo técnicosanitario e involucra aspectos sociales, económicos, políticos y ambientales, entre otros. Es claro que el riesgo no sólo sigue latente sino que se ve potenciado, por la generación de contaminantes nuevos y más tóxicos. Frente a esta situación y a la creciente preocupación de organizaciones civiles e instituciones públicas y privadas por la temática, urge la necesidad de implementar un sistema de gestión de residuos hospitalarios, acorde a las necesidades (cantidad y calidad de residuos) y a la realidad social, económica, ambiental, legal y política de nuestro país.