la vida y trayectoria de san agustín en filosofía jurídicaDescripción completa
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Texto acerca de la explicación que San Agustín ofrece acerca del alma: sobre sus dimensiones, sobre su inmortalidad, sobre ta trinidad, etc.Descripción completa
F.García, L. Cilleruelo y R. Florez. Obras de San Agustín XII. Tratados morales. Del bien del matrimonio. Sobre la santa virginidad. Del bien de la viudez. De la continencia. Sobre la pacien…Descripción completa
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Pecado Original - Resumen de la doctrina de san agustin sobre el PEcado OriginalDescripción completa
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Si pasamos a la historia concreta de las dos ciudades, podremos
“Para San Agustín, la Ciudad de Dios no es el milenio concreto de
dividirla en tres etapas. En un principio las dos ciudades andaban
los apologistas más antiguos, ni es tampoco la Iglesia jerárquica visible.
confundidas en la confusión misma de la caída. Con Abraham empiezan
Es una realidad trascendente e intemporal... que guarda alguna
a distinguirse. La ciudad celeste es la que realizan en sus profecías y
semejanza con el concepto neoplatónico del mundo inteligible." Esta
en sus visiones los profetas de Israel; la ciudad terrestre está
ciudad trascendente, modelo y orden de todas las ciudades que no sólo
constituida por el resto de la humanidad. Aun dentro de la ciudad
quieren su propio bien en los límites de su propio amor, es una
pagana y aun sin que los paganos tengan conciencia de lo que hacen,
sociedad trascendente en la cual "el Rey es la Verdad, la leyes el Amor
existe ya un descubrimiento velado y apagado de la ciudad celeste
y la duración es la Eternidad".
especialmente presente en la obra de Platón. Con el nacimiento del cristianismo, las dos ciudades vuelven a mezclarse. Pero ahora la mezcla ya no es una confusión. Si en Israel la Iglesia se limitó a un solo pueblo, con el cristianismo la Iglesia llega a todos los pueblos. Lo cual no significa que todos los hombres sean cristianos ni que todas las sociedades y civilizaciones sean ya perfectas. Significa, sí, que todos los pueblos pueden participar en la revelación providencial. No significa tampoco que haya que negar la existencia de la ciudad terrestre que es solamente mala cuando trata de ser un fin en sí misma. Se trata, más bien, de afirmar la existencia, por encima de la ciudad de los hombres, de una ciudad donde lo que importa es la salvación del alma de cada uno de los hombres que la componen. Esta primacía de la ciudad de Dios responde muy a las claras a la idea cristiana de que este mundo es el lugar donde elegimos entre la salvación eterna o la eterna condena. Así, quien se atenga tan sólo a la ciudad terrena, quien por ello mismo viva atento tan sólo al "amor de sí propio", habrá de condenarse. Quien sea capaz de vivir en "desprecio de sí propio", salvará su alma y su vida. Esta ciudad de tránsito habrá de realizarse plenamente en la Jerusalén Celeste.