EL PROCESO DE SOCIALIZACION DE LA MUJER
Culturalmente, el hombre ha tenido siempre más derechos sobre la mujer, pues ésta ha sido considerada desde la antigüedad, en una categoría inferior al hombre, no solo en sus capacidades físicas, como la fuerza y la destreza, sino que también, se creía inferior en capacidades mentales, negándose el derecho a voz y voto. Desde tiempos remotos la mujer se vio destinada a la crianza de los hijos y al cuidado de la casa, privándosele así de deberes y derechos que le correspondían al hombre, como por ejemplo dirigir empresas, emitir voto, incluso a muchas y en muchas culturas se les prohibía asistir a la iglesia. Esta cultura se transmitió y heredó desde la antigüedad basada en la cultura oriental, por medio de la religión, basada además por su función procreadora y por la caída de Adan y Eva, considerándola como la tentadora y culpable del pecado original; también en la biblia está escrito en Efesios 5:23 que el hombre será la cabeza de la mujer; término al que pueden dársele muchas interpretaciones. De la misma forma que ha existido la discriminación de razas, también se ha dado fuerte la discriminación de géneros, no solo en la clase baja, sino también en la alta y en todo tipo de países y culturas, a excepción de algunas pocas. Desde otro punto de vista, y de acuerdo a los etólogos, si el hombre es parte de la especie animal, también la discriminación de géneros puede verse reflejada en los animales y su comportamiento, que nos llevaría a darle un análisis biológico, como por ejemplo los felinos, donde la hembra caza para alimentar al macho, pues éste
es el jefe de la manada y rige como tal, ofreciendo a la hembra roles específicos que debe cumplir. Si bien es cierto, que por naturaleza se nacen hembras y varones, la cultura y la sociedad ejercen el rol que cada uno de los géneros debe cumplir para convertirse hombre y mujer. Los roles dados a la mujer empiezan desde su infancia y en nuestro hogar, desde el momento en que los padres enseñan y educan a sus hijos de acuerdo a un modelo establecido dentro del hogar mismo, ejemplo de ello resulta cuando a los niños se les prohíbe ejercer labores que están destinadas netamente a las mujeres, como lavar platos, cocinar, planchar y lavar la ropa; y al niño por ser varón, se le asignan tareas de labrar la tierra, trabajos fuertes y rudos, además del lenguaje, el cuál las palabras soeces son consideradas en las niñas como más ofensivas que si son expresadas por un niño. Desde la corta edad, que es cuando la vulnerabilidad de carácter es más fácil, se muestran patrones a seguir; en las escuelas se enfocan a enseñar las posibles carreras que son específicamente para mujeres como el estilismo y la gastronomía y se considera a los varones que se dedican a esto como homosexualidad. La socialización de la mujer a medida que crece se hace más compleja, y solamente rompiendo estos paradigmas es cuando se logrará ser equitativo en el trato entre géneros; ya que cuando se convierten en profesionales, en muchas empresas, por no decir en la mayoría, las mujeres que desempeñan cargos similares a los hombres tienen salarios más bajos. Los procesos de igualdad y socialización conllevan mucho trabajo y esfuerzo y somos las generaciones actuales las que tenemos el deber de enseñar y socializar la nueva forma de pensamiento en el cuál no haya diferencia de género.
CONCLUSION
Para escribir sobre el proceso de socialización de la mujer, debemos remontarnos a escudriñar la historia de la humanidad, ya que debemos abordar los tópicos de la incursión de ella en la sociedad. No ha sido un camino fácil y de hecho aún no se ha logrado una igualdad total de derechos, pues en países y sociedades radicales aún la mujer se trata como de segunda categoría. Todo lo que sucede se debe a la naturaleza misma del hombre y a la cultura que se transmite de generación en generación, la cuál se debe cambiar y enseñar a los niños desde su infancia, ya que a esa edad es donde se forman los roles que se espera de ellos. Es necesario un cambio de actitud y solo se puede hacer empezando por nosotros mismos. Queda mucho camino por recorrer, sin embargo, muchos son los movimientos que siguen luchando por la igualdad de género y en un futuro cercano es posible se logre la culminación de la lucha de siglos.