Gran Mente Gran Corazón Descubriendo tu propio camino
Prólogo
Puedo decirlo más alto, pero no más claro: el proceso Big Mind, creado por e! maestro zen Dennis Genpo M erze! es, con toda probabilidad, e! descubrimiento más original e importante realizado, dentro de! ámbito de! budismo, en los últimos dos siglos. El proceso Gran Mente es un camino sorprendentemente original, profundo y eficaz para llegar a despertar o, lo que es lo mismo, desvelar nuestra Naturaleza Verdadera. Se trata de un método tan sencillo y universal que no sólo puede ser empleado por quienes siguen un determinado camino espiritual, sea éste el que fuere, sino también, en sí mismo, para realizar el Yo Verdadero, al que también se conoce con los nombres de Dios, A1á,Jehová, Brahman, Tao, Ein Sof, etc. El nombre, a fin de cuentas, es lo que menos importa, porque la esencia del proceso Gran Mente es la Vacuidad misma que, al carecer de contenido concreto, todo lo abarca y todo lo integra. Esta realización de nuestra Naturaleza Verdadera, de nuestra Realidad Última, se denomina, en el zen, kensho o satori (que literalmente significa «ver nuestra Naturaleza Verdadera-o descubrir la Gran Mente y el Gran Corazón) y sé por experiencia propia que, para poder alcanzar un satori profundo, son necesarios muchos años de práctica extraordinariamente difícil. Estoy plenamente convencido -porque lo he presenciado en reiteradas ocasionesde que, durante el proceso Gran Mente, puede presentarse, como en el zen, un kensho que nos permite atisbar súbitamente nuestra Naturaleza Verdadera, a la que, después de haber reconocido, podemos visitar prácticamente en cualquier momento. Se trata, ni más ni menos, del descubrimiento de nuestro Yo Verdadero y Último, de la Realidad Última, del Fundamento de Todo Ser -llámalo como quieras
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porque, una vez más, «llaman muchos a 10 que, en realidad, es Uno». Es evidente que esta comprensión o kensho inicial, por más poderoso que sea, puede volverse más profundo por medio de la práctica continua y, en este sentido, Genpo nos proporciona instrucciones muy sencillas para seguir ahondando en este despertar inicial mediante la meditación. ¡Despierta! ¡Estoy completamente seguro de que puedes hacerlo! Pero Genpo no elaboró este proceso partiendo exclusivamente del budismo, sino que también incluyó algunos de los hallazgos esenciales de la psicología occidental -especialmente, el concepto de subpersonalidades y el llamado «diálogo de voces,,-, integrando de manera sorprendentemente novedosa 10 mejor de Oriente (o, rlicho de otro modo, 10 mejor de las tradiciones contemplativas) con 10 mejor de Occidente. De este modo, no sólo tuvo en cuenta la Realidad Infinita, ~ino también la realidad y los yoes finitos, ayudándonos a tomarnos conscientes de ellos y contribuyendo muy positivamente, de ese modo, a nuestra salud y nuestra integridad. Pero 10 más sorprendente, en mi opinión, es la sencillez y eficacia con que ha logrado integrar 10 Infinito con los yoes finitos. El proceso Gran Mente trabaja con nuestra mente y con nuestros estados de conciencia tal y como son ahora mismo. Lo que quizás ignores, si nunca has experimentado un satori o un despertar, es que quien ahora está leyendo esta página es la Gran Mente, Dios o el Espíritu. Yeso es algo tan inmediato y evidente que resulta imposible de ver. Este libro es un simple manual que te explicará el modo de conectar con la Gran Mente y con el Gran Corazón, revelándote una dimensión de tu conciencia que ya está iluminada, un aspecto de tu ser que ya está completamente despierto y es uno con el Espíritu. Cuando descubras eso s~ desvelará, ante ti, un mundo completamente diferente. Estoy convencido de que este libro abrirá el ojo de tu mente y te mostrará que, en este mismo instante -¡es decir, ahora mismo!-tu Yo Verdadero se halla total y completamente presente viendo a través de tus ojos, escuchando a través de tus oídos y sosteniendo este libro entre sus manos. Yeso siempre ha sido así, pero estaba demasiado cerca como para poder verlo, era demasiado evidente como para poder advertirlo y era
PRÓLOGO
demasiado sencillo corno para poder creerlo. Éste es el extraordinario descubrimiento que te depara este libro. En ellntegral Institute consideramos que este proceso es tan profundo y eficaz que lo hemos convertido en una parte esencial de nuestros programas, de nuestros seminarios y de ruestra Práctica Vital Integral. Y, como creo que su eficacia se aproxima al 100%, casi me atrevo a prometer que, cuando concluyas la lectura de este libro, te hallarás entre los iluminados, aunque verás, ciertamente, con ojos de principiante. Genpo no incluye la psicología evolutiva en su integración de lo mejor de Oriente y lo mejor de Occidente por la sencilla razón de que poco importa, para emprender el proceso Gran Mente, el estadio del desarrollo en el que uno se encuentre. Este proceso funciona igual tanto si uno se encuentra en el estadio mágico como en el mítico, en el racional, en el pluralista, en el integral o en el supraintegral. Es posible, pues, emprenderlo desde casi cualquier estadio y despertar a la Realidad Infinita y omnipresente de Todos los Seres que todo lo impregna (de nuevo aquí el nombre es lo que menos importa) . Pero, si uno quiere, puede estudiar la relación que existe entre esos distintos estadios y la Gran Mente, porque Genpo Roshi es miembro fundador del Integral Spiritual Center y del Integral Institute, y su contribución para establecer la relación existente entre los estadios de conciencia y los estados de conciencia ha sido, como explico en mi libro Espiritualidad Integral, esencial. Pero empieza aquí, con este libro y este simple y a la vez profundo proceso, y prepárate para descubrir tu Verdadera naturaleza, posiblemente por primera vez; algo gozoso en cualquier caso. Con este libro aprenderás a integrar los yoesfinitos y dualistas (el Escéptico, el Controlador, la Víctima, el Yo Herido, la Ira, la Mente que Busca, etc.) con las múltiples manifestaciones del Yo Infinito y No dual (la Gran Mente, el Gran Corazón, la Compasión Integrada Femenina y Masculina, el Gran Gozo, el Ser Humano Plenamente Integrado que Funciona Libremente, etc.). Lo que te aguarda tras la lectura de este libro, amigo mío, es el auténtico sabor de todo esto, y me complace mucho poder invitarte a que relajes tu mente, descanses en el presente y permitas que tu conciencia se
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libere porque, de hecho, ya es libre, a leer este libro y a sumergirte sencillamente en él, dejando que sus palabras te atraviesen hasta que "tú» se convierta en «Tú" -es decir, en tu Identidad más profunda, tu Naturaleza Verdadera, Infinita y Eterna. Este libro es, en realidad, un manual para despertar a este Yo Soy que ya está mirando, ahora mismo, a través de tus ojos. Añado mis propias bendiciones a las maravillosas palabras de despertar que contiene este libro espléndido, deseando que su mérito contribuya a que todos los seres sensibles puedan despertar y descubran también qué, y quiénes, realmente son. La Gran Mente carece de asidero al que el sufrimiento pueda agarrarse y tampoco caben en ella el odio ni la ira. Del Gran Corazón emergen, muy al contrario, una gratitud y una alegría inexplicables que danzan sin cesar en la claridad y el reconocimiento más profundos y asombrosos. La Gran Mente y el Gran Corazón son una inagotable cornucopia de la que no cesan de brotar la alegría, la felicidad, la compasión y la sabiduría despiertas que, originándose en lo más profundo de nuestra mente y nuestro corazón, se derraman en el mundo como una cascada exuberante e incontrolable de resplandor, liberación, beatitud, luminosidad, celebración y gozo. Mírame, amigo mío, y escucha muy atentamente, porque te estoy hablando completamente en serio: ¿No ha llegado ya para ti el momento de despertar? ¿No escuchas acaso cómo los paladines de la sabiduría te sacuden y susurran al oído ,, ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Esto no es más que un sueño!.? ¿No es cierto que ya lo sabías? ¿No sabías que, en lo más profundo de tu ser, siempre has estado despierto? ¿No era eso, precisamente, lo que siempre habías estado buscando? Ahora ha llegado ya el momento de poner fin a la Gran Búsqueda. Mientras sigas buscando, anhelarás un momento futuro que sea mejor que éste, pero lo cierto es que éste es el único instante que realmente importa. ¿Por qué sigues huyendo de tu propio despertar? Deja ya de buscar, date un respiro y empieza a leer este manual, que te enseñará a Despertar al momento presente. Entonces dejarás de mirar hacia otro lado. ¿No es cierto que, cuando entonces nos encontremos,
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nos reconoceremos? Con una sonrisa de complicidad en el rostro que dejará atisbar el fondo de nuestro ser, nos miraremos a los ojos y veremos al uno y único Yo, a la Gran Mente y al Gran Corazón y los días y noches de búsqueda angustiosa perderán súbitamente su doloroso significado. Demos las gracias al roshi Dennis Genpo Merzel por haber descubierto un método tan sencillo y original para Despertar al momento presente. Ante él me postro y, ofreciendo su mérito a todos los seres sensibles, dejo en manos del lector, con mis bendiciones infinitas, este extraordinario libro. Ken Wilber Denver, Colorado, EE.UU. febrero de 2007
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Introducción
Este libro relata el viaje de un hombre muy especial. Genpo Roshi nació y fue educado en Occidente, pero no ignoró la emergencia, muy temprana en su vida, de su naturaleza espiritual, y utilizó el vehículo del budismo zen para transmitir sus experiencias espirituales. Cuando, en 1983, conocimos a Genpo Roshi que, a la sazón, era instructor del Zen Center de Los Angeles, la respuesta inmediata de Hal fue muy positiva. El centro estaba atravesando, por aquel entonces, una situación muy conflictiva y Genpo era un hombre muy amable y que mostraba una gran sabiduría práctica. En esa época, Hal empezó a trabajar para e! Zen Center, dirigiendo un taller de diálogo de voces, relaciones y psicología de los yoes en e! que participaron los miembros de la comunidad, y luego nos encargamos de dirigir la formación de los miembros de la comunidad que se mostraron interesados. Mucho ha llovido desde entonces y, durante todo este tiempo, hemos asistido con auténtico placer a las enseñanzas espirituales de Genpo y al desarrollo de su obra que, recientemente, se ha centrado en la elaboración de métodos para la activación de la Gran Mente. Nos sentimos honrados por su inclusión de algunas de las ideas básicas de la psicología de los yoes y de ciertos aspectos del diálogo de voces en la metodología originalmente diseñada para acceder a la energía de la Gran Mente. Parte del placer de nuestro trabajo se deriva de las distintas y creativas formas en que las personas han utilizado, a lo largo de! tiempo, tanto el método del diálogo de voces como la psicología de los yoes. Son muchos los formadores y consultores de gestión que han aplicado el método al ámbito empresarial desarrollando, para ello, nuevos lenguajes y nuevos formatos. Los danzaterapeutas y los terapeutas de orientación
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corporal lo emplean para ayudar a las personas a aclarar y reconocer los muchos yoes que configuran el psiquismo y a los que puede accederse a través del cuerpo. En este sentido, nuestro trabajo y nuestras ideas han sido tan utilizados por buscadores espirituales, astrólogos, médicos y científicos como por psicoterapeutas e instructores de diversas tradiciones. Muchos de los buscadores espirituales que se han interesado en nuestro trabajo parecen verse atraídos por el budismo como marco de referencia de su propia búsqueda y consideran nuestra aportación como una encarnación de los principios básicos del budismo. Para nosotros es muy importante distinguir la teoría y la aplicación de la psicología de los yoes de la técnica práctica del diálogo de voces. Este último es un procedimiento que permite a un facilitador adecuadamente entrenado ayudar al cliente a contener y explorar la energía encerrada en sus diferentes yoes. En esa situación, el facilitador no se identifica ni pretende lograr nada especial del yo con el que está trabajando. El único objetivo del trabajo con los yoes consiste, desde nuestra perspectiva, en el desarrollo de un Yo consciente que sea capaz de sostener simultáneamente los opuestos, es decir, las energías y los yoes contrapuestos. Pero hay quienes creen que su principal valor radica en la posibilidad de acceder a ciertos yoes que, por razones muy diversas, resultan valiosos. Hay muchos facilitadores, por ejemplo, que enfatizan la energía del -ser» para compensar, de ese modo, una deficiencia característica de la cultura occidental, centrada casi exclusivamente en el «hacer» y en los logros. En este sentido, la energía del _ser. proporciona una primera introducción a la energía espiritual. Otro claro ejemplo en este sentido nos 10 proporciona la obra de Judith Stone, una de las instructoras del trabajo con el diálogo de voces que ha desarrollado un método propio llamado _diálogo corporal». El suyo es un enfoque que puede movilizar el cuerpo y muchos de sus sistemas con resultados ciertamente sorprendentes, poniendo el diálogo de voces al servicio del objetivo concreto de enseñar a las personas a sintonizar con su propio cuerpo.
INTRODUCCIÓN
Genpo, por su parte, ha utilizado su conocimiento de la psicología de los yoes para desarrollar una aplicación única del método del diálogo de voces. Más que ocuparse de las energías tal y como van presentándose, Genpo se ha centrado específicamente en ayudar a las personas a experimentar la Gran Mente y los muchos yoes espirituales relacionados. Vivimos en una época en la que la gente está necesitada de experiencia espiritual yeso es, precisamente, lo que Genpo proporciona a un número de personas cada vez mayor. Como pone claramente de manifiesto en este libro, Genpo es un explorador del mundo espiritual y un gran maestro. En él, ilustra el funcionamiento de su método desplegando el diálogo entre sus diferentes yoes y permitiendo, de ese modo, que muchas de sus voces espirituales interiores hablen directamente al lector. El libro también está dirigido al buscador cuyos yoes espirituales están esperando que se los «invite» a dar un paso hacia adelante y manifestarse. La popularidad que está alcanzando su obra evidencia claramente las profundas resonancias que despierta este enfoque en los yoes que escuchan sus acordes. Hal Stone, Ph.D. y Sidra Stone, Ph.D. Albion, California, EE.UU. febrero de 2007
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Prefacio
Estamos atravesando tiempos muy difíciles. Nos preocupamos por nuestros hijos, por nuestros padres, por nuestras parejas, por nuestros amigos y por nuestros seres queridos. Qyeremos tener más empatía y establecer relaciones más profundas, y también nos gustaría despertar todo el amplio potencial de nuestros hijos, de nuestra familia y hasta de nosotros mismos, para ser cada día más felices y poder disfrutar más de la vida. Cada nuevo dia genera nuevas tensiones e inquietudes sobre nuestra seguridad económica, por no mencionar las amenazas del terrorismo, de las bombas sucias, del calentamiento global y de las catástrofes naturales. Todos queremos estar más en paz con nosotros mismos y vivir despojados del miedo, la ira y la ansiedad. Este libro proporciona una de las mejores herramientas derivadas de la fusión entre Oriente y Occidente que puede ayudarte a afrontar más adecuadamente todos esos problemas. Con él podrás trabajar con tus pensamientos, sentimientos y emociones, contemplar tus problemas desde una nueva perspectiva y darte cuenta del modo en que tu identificación básica con el yo y sus nociones alienta tu inseguridad y tu sufrimiento. También puede ayudarte a ver más claramente en tu interior, a estar menos atrapado en una visión limitada del yo y a funcionar, en consecuencia, más libremente, como un ser humano plenamente integrado. Este libro es eLresultado de más de treinta y cinco años de estudio, dificultades y búsqueda de un método capaz de transmitir a cualquier persona la experiencia de una vida más plena, libre y despierta. Está escrito en un lenguaje sencillo y no es necesario, por tanto, para entenderlo, ser un erudito ni un practicante budista. Su objetivo consiste en facilitar a todo el mundo el acceso a enseñanzas tan importantes como accesibles y necesarias.
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Aunque la vía de desarrollo que he elegido y seguido a lo largo de toda mi vida ha sido el zen, son muchos los caminos que podrían haberme orientado en la misma dirección. De hecho, desde el mismo instante en que empecé a desarrollar el proceso Big Mind (Gran Mente) descrito en este libro, lo he compartido con miles de personas de todas las edades, desde niños y adolescentes hasta ancianos y enfermos terminales. Y debo decir que ha demostrado la misma eficacia en personas que se mueven en ámbitos muy diferentes (desde educadores hasta médicos, terapeutas, ejecutivos, líderes del mundo empresaria! y político, abogados, jueces, mediadores, atletas y artistas, entre otros) y de confesiones muy distintas (desde monjas y sacerdotes católicos hasta ministros protestantes, obispos mormones, rabinos judíos, swamis hindúes, lamas budistas, maestros zen, escépticos e incluso personas completamente ajenas a! mundo de la religión), demostrando así su compatibilidad con todas las confesiones y con todas las creencias. Confío, por tanto, en que resulte útil y valioso para todo el mundo en el Camino que, más allá de nuestras diferencias, todos compartimos.
1 Gran Mente • Gran Corazón
Nota del autor Los lectores que no estén familiarizados con el zen ni con el proceso Big Mind (Gran Mente) tal ·vez quieran, antes de emprender la lectura de este libro, escuchar el breve ejemplo de quince minutos del proceso que incluimos en nuestra página web www.liebremarzo.com (en donde el lector interesado podrá descargarse varios archivos de audio en inglés relativos al proceso Gran Mente, o Big Mind). Se trata de parte de una conversación espontánea e inédita con Sheila Hamilton, una joven desconocida que no tenía ninguna experiencia previa con el zen ni con el proceso Gran Mente. Creo que el lector lo disfrutará y podrá, de ese modo, entender mucho mejor este libro.
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Existe una conciencia trascendente, una Gran Mente y un Gran Corazón a los que todo el mundo puede acceder y cuya realización reconocemos como origen de la paz, la felicidad, la satisfacción, el coraje y la alegría verdadera. Pero, puesto que ignoramos el modo de acceder a ella, es decir, cómo cobrar conciencia de ella, desconocemos también el modo de encarnarla y expresarla. Durante los últimos treinta y seis años he estado buscando un método para que todo el mundo pudiera establecer contacto con esa conciencia. Y, después de mucho estudio y de enfrentarme con éxito a muchas dificultades, acabé descubriendo, en junio de 1999, un método muy sencillo y eficaz que, desde entonces, he estado investigando y perfeccionando y al que he acabado por llamar proceso Gran Mente/Gran Corazón o, simplemente, proceso Gran Mente.
Todo empezó un fin de semana de febrero de 1971 durante una acampada con un par de amigos en el desierto de Mojave. Sentado a solas en la cima de un pequeño promontorio me preguntaba cómo, a los veintiséis años, había acabado complicándome tanto la vida. Me hallaba atrapado en una relación que, ciertamente, había empezado de manera muy diferente. Ya había pasado por otra relación que, para no terminar loco, acabé rompiendo, pero ahora, tres años después, volvían a aflorar los mis
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mas sentimientos, razón por la cual tomé la determinación de pasar unos días en el desierto para contemplar mi vida con cierta perspectiva. Desde la cima de ese otero podía ver mi furgoneta Volkswagen estacionada, a unos tres kilómetros de distancia, en el lugar en el que habíamos decidido acampar ese fin de semana. Entonces empecé a pensar en mi apartamento de Long Beach (California), donde trabajaba, como profesor de educación especial de cuarto, quinto y sexto grado, en una escuela primaria y donde vivía, con mi novia, frente a la playa. Dos preguntas acudieron entonces espontáneamente a mi mente: ¿Cómo pude haberme complicado tanto la vida y cuál era mi verdadero hogar? ¿Cuál es mi verdadero hogar? Ésta es U)1a buena pregunta que todos deberíamos formularnos. De hecho, ése es el comienzo, cuando nos damos cuenta de que hemos perdido o carecemos de algo, pero no sabemos de qué se trata. Esa sensación, ese misterio, constituye una especie de despertar a lo que podríamos denominar espiritualidad o simplemente conciencia, que nos lleva, por más que ignoremos de qué se trata, a buscar lo que hemos perdido. La mente despierta, sea cual sea el nombre que le demos, siempre está tratando de aflorar, enviándonos señales para que regresemos a nuestro auténtico hogar. Alguien dijo, en cierta ocasión, que nuestro único problema es la nostalgia de nuestro auténtico hogar y que, cuando no estamos realmente en casa, enfermamos. Pero nuestro hogar, obviamente, siempre está en el lugar en que nos encontramos. ¿Por qué, entonces, no lo sentimos así? ¿Por qué nos sentimos tan alienados de nuestro hogar Yde nosotros mismos? Creo que una de las cosas que siempre estamos buscando es poder sentirnos, estemos donde estemos, en casa; es decir, poder sentirnos en casa en nuestro cuerpo y poder sentirnos en casa en nuestro yo. En este sentido, es como si nosotros, como las palomas, dispusiéramos de una especie de instinto que nos impulsa a encontrar el camino de vuelta a casa. Yo la llamo la Mente que Busca el Camino o la Mente que Busca la Verdad. En muchas ocasiones, esa mente permanece aletargada pero, en
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el mismo instante en que despierta, toda nuestra vida experimenta una sacudida muy profunda. Entonces se reordenan nuestras prioridades y las cosas que más importantes nos parecían -como la seguridad, la fama, las posesiones o la riquezapierden el valor que les atribuíamos y lo más importante pasa a ser descubrir quiénes somos. Eso fue, precisamente, lo que me ocurrió en 1971, en la cima de esa montaña ubicada en mitad del desierto de Mojave. Súbitamente mi mundo se desplomó y experimenté algo completamente nuevo e inesperado. Entonces me convertí en el Universo, me fundí con el Creador y con todas las criaturas y me di cuenta de la estrecha relación que une todas las cosas, que todo está conectado con todo lo demás y que lo que sucede a cualquiera de las cosas de este mundo acaba afectando a todas las demás. Fue como si, después de haber estado loco toda la vida, hubiese recuperado súbitamente la cordura ... aunque no fue eso, precisamente, lo que entendió mi madre. Repentinamente me di entonces cuenta, por primera vez en mi vida, de que todo tenía sentido y de que mi búsqueda de seguridad, riqueza y fama era tan ridícula como absurda. Estaba completamente en paz. Lo único que realmente me importaba era compartir esa experiencia con los demás y descubrir más cosas sobre este sorprendente viaje llamado vida, dos deseos que, desde entonces, jamás han dejado de inspirarme. De ellos, a fin de cuentas, se deriva la motivación que me ha llevado a contar esta historia y a escribir este libro. Aunque en ese momento no pude explicarme lo que acababa de ocurrir, sabía de manera intuitiva que se trataba de algo extraordinario. De hecho, la persona que bajó de esa montaña no tenía nada que ver con la que había subido a ella. Fue como si, en mi interior, se hubiese activado una energía poderosa e indescriptible que me hubiese fundido con Dios. El mundo entero estaba en mí y yo era el mundo entero. Yo era todas las cosas y todas las cosas eran yo. Entonces sentí como si mi vida fuese una locomotora lanzada a ciento cincuenta kilómetros por hora que, repentinamente, hubiese cambiado de dirección. Después de esa experiencia, la Gran Compasión afloró naturalmente sin necesidad de re
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alizar esfuerzo alguno. Lo único que me importaba era despertar y contribuir como mejor pudiera a que otros también despertasen. Esa misma noche, el amigo que me acompañó me dijo que hablaba como si fuese un maestro zen. Y aunque, por aquel entonces, no sabía absolutamente nada sobre el zen ni sobre los maestros zen, la energía interna que sentía, como si me hallase movido por algo más grande que mi limitado cuerpo, me impidió conciliar el sueño. A la mañana siguiente, me senté en el campamento, claramente consciente de lo que tenía que hacer y de que mi vida jamás volvería a ser la misma. El domingo por la noche, cuando regresé a Long Beach, rompí con mi pareja y emprendí el camino en el que todavía me encuentro.
Creo que todos tenemos la sensación de que hay algo más, algo más grande. Cuando somos niños jugamos -yo, al menos, así lo hice-con los misteriosos conceptos de infinito y de eternidad, lo que, en ocasiones, nos lleva a preguntarnos por el significado de la muerte o la existencia de Dios. Pero, como no había sido educado en ninguna confesión religiosa, tampoco tenía ninguna creencia concreta sobre la vida después de la muerte. ¿Cómo será -me preguntaba-la muerte? ¿Será acaso -me respondía asustado-como dejar de ser consciente por toda la eternidad? Hay una parte de nosotros que siempre está formulándose preguntas y esbozando respuestas. Recuerdo una conversación que, a este respecto, mantuve, en torno a 1973, con mi hermana Carol, en su casa de Marin County, durante la que le pregunté: -Jamás te has preguntado cosas tales como '¿Qüén soy?', '¿A dónde voy?', '¿Q¡é es todo esto?' y '¿Por qué estoy aquí?' •.•En cierta ocasión lo hice -respondió ella-, pero no tardé en darme cuenta de que, si seguía dándole vueltas, acabaría volviéndome loca. Desde entonces, ya no he vuelto a formularme ese tipo de preguntas». Y estaba en lo cierto, porque pensar mucho en estas cosas puede resultar ciertamente aterrador.
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Además de la nostalgia por volver a casa, el anhelo de plenitud y de satisfacción también nos lleva a cuestionamos las cosas y a buscar. Hay veces, como sucedió en mi caso, en el que se trata de un deseo de libertad y de liberación, mientras que, en otros casos, asume la forma de una búsqueda de la Verdad (con mayúsculas) o de lo Divino, de Dios, del Absoluto o de la Realidad y en otros, finalmente, consiste en la búsqueda del despertar o de la iluminación. Son muchos los nombres con los que nos referimos a esta Verdad, que es lo trascendente. Empleamos muchas palabras para tratar de aprehender lo inasible. Pero el problema, precisamente, consiste en que la realidad es inasible, porque toda aprehensión requiere, obviamente, de dos términos -lo que aprehendemos y la persona que lleva a cabo la aprehensión-y la realidad es, de hecho, no-dos, es no dual. No hay modo alguno, pues, de aprehender la realidad, porque la realidad se encuentra más allá tanto del aprehensor como de lo aprehendido. Todo intento de aprehensión está, en consecuencia, abocado al fracaso. Por ello resultan tan infructuosos todos nuestros intentos habituales de satisfacer el anhelo de Absoluto porque, para ello, es necesario ir más allá de la dualidad. Y esto es algo que, hasta el momento, siempre se ha realizado por una de las dos vías siguientes: por la gracia de Dios (es decir, viéndose premiado por la gracia divina mientras uno está buscando ... o no buscando) o después de años y años de esfuerw, búsqueda, meditación u oración diligentes hasta que llega un momento kármico especial en el que, sin saber muy bien cómo, nos encontramos ahí y nos damos cuenta de que en ningún momento habíamos abandonado ese lugar. Ése es nuestro auténtico hogar, un hogar que jamás hemos abandonado. Ese estado y esa conciencia son omnipresentes y son siempre accesibles. Es por ello que el despertar consiste, en última instancia, en darnos cuenta de quienes realmente somos. Pero ¿por qué nos resulta esto tan difícil de realizar? Ésta es una pregunta que, desde mi primera experiencia de febrero de 1971, jamás he dejado de formularme. Después de haberme entrenado durante todos estos años en los métodos tradicionales del zen y de haberme convertido
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finalmente en maestro zen, me doy cuenta de que el zen es un modo de acceder a esa conciencia. El entrenamiento tradicional parecía no tener fin, pero al zen también se le conoce como la .escuela abrupta» del budismo. Hay una forma inmediata y súbita de despertar a esta Gran Mente. Sabemos que, después de años y años de entrenamiento y de práctica, tiene lugar una realización súbita. Pero ¿por qué no puede, esa realización súbita, si es omnipresente, ser alcanzada u obtenida por cualquier persona en cualquier momento? Ésta es la pregunta que, durante todos estos años, he estado formulándome, porque me parece que el tiempo tiene, en este sentido, una importancia crucial. Si seguimos avanzando como lo hemos hecho hasta ahora, acabaremos quedándonos sin tiempo. El reto al que nos enfrentamos consiste en provocar un despertar que, hasta el momento, sólo resultaba accesible a unos pocos buscadores talentosos de las grandes tradiciones espirituales de todo el mundo. Desde el momento en que, en 1973, empecé a encargarme de las clases introductorias del Zen Center de Los Angeles y durante los veinticinco años en que he estado enseñando zen de manera más o menos tradicional, siempre he estado experimentando con diferentes posibilidades. En 1978, esbocé lo que entonces bauticé como .Meditación Guiada Gran Mente», llamada así porque la experiencia que había tenido en 1971 era una experiencia Gran Mente/Gran Corazón. En esa meditación guiada empezaba pidiendo a los participantes que, partiendo de su situación real inmediata, se abriesen a las personas que les rodeaban, a la sala, al barrio, a la ciudad, al estado, al país, al mundo y, finalmente, a todo el cosmos y, una vez que se habían expandido de ese modo, les invitaba a adentrarse en los dominios de lo trascendente y de lo ilimitado. Pero, por más que esa meditación guiada funcionase, con el paso del tiempo dejó de satisfacerme porque, de algún modo, sabía que todavía debía descubrir un método más sencillo y más directo. En julio de 1999 ocurrió algo completamente nuevo. Llevaba nueve meses sintiéndome como si estuviera embarazado y sabía que, en mi in
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terior, algO iba creciendo, aunque no tenía e! menor indicio de lo que se trataba. En tomo a mi quincuagésimo cumpleaños estaba trabajando, en uno de los talleres que habitualmente dirigía, con un joven, frente a un grupo de unas cincuenta o sesenta personas, y, en e! momento en que le pedí que hablase con la voz de la Gran Mente, asistí al nacimiento del proceso Gran Mente. Y es que, por más que se tratase de un principiante, es decir, de una persona que jamás había estudiado zen, cuando empezó a hablar, lo hizo con tanta claridad que mi mente experimentó una auténtica conmoción. Entonces me di cuenta de! cambio que esa persona había experimentado porque, en e! mismo instante en que le pedí hablar con la Gran Mente, ésta estaba ahí. Durante todos esos años de enseñanza -que, por aquel entonces, ya eran más de veinticinco--había considerado imposible que un principiante pudiese avanzar más allá del yo. Es cierto que había quienes, esforzándose seriamente en e! estudio y en la práctica de sentarse en la postura de meditación -y también con lo que parecía mucha suerte-, podían liberarse de esas limitaciones y, yendo más allá de las restricciones impuestas por el yo limitado, adentrarse en e! espacio que ahora denomino Gran Mente/Gran Corazón. Pero ahí había un principiante que parecía acceder a ese mismo lugar después de solicitarle simplemente hablar como la Gran Mente. Así fue, en suma, como nació el proceso Gran Mente. Pero ese parto no concluyó hasta tres meses después durante un viaje a Europa, momento en el cual pude advertir su forma y su estructura, aunque todavía de un modo vagamente premonitorio. Decidí mantener el nombre Gran Mente (Big Mind) por razones estrictamente personales, como una forma de honrar a mi padre (cuyo nombre era Ben Merzel, de ahí las iniciales), a mimaestro Taizan Maezumi Roshi ya mi hijo (que se llama Tai, que en japonés significa «grande»). (Y también hay que decir incidentalmente que, en japonés, Gran Mente es Taishin o Daishin.) Así pues, e! proceso ya tenía un nombre, pero todavía no se hallaba plenamente desarrollado. Desde entonces han pasado más de ocho años, el proceso sigue floreciendo y todavía no está completamente desarrollado. Pero, aunque ig
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nore la dirección en la que seguirá creciendo, espero y deseo que llegue a desempeñar un pape! clave en nuestro país y en el mundo como método para enseñar y ayudar a la gente a expandir su conciencia. El proceso Gran Mente ha impregnado mi enseñanza hasta e! punto de acabar integrándose completamente en ella. Y, puesto que se trata de un método muy accesible, sencillo y evidente, estoy plenamente convencido de que posibilitar, desde e! mismo comienzo, e! acceso de las personas a la Gran Mente es, realmente, la dirección más sabia que podemos tomar.
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La unión de Orientey Occidente: los dos pilares en los que se asienta elproceso Gran Mente
LA UNIÓN DE ORIENTE y OcCIDENTE
En 1983, el templo zen de Los Angeles se hallaba en crisis y todo e! mundo era consciente de la necesidad de emprender un trabajo terapéutico que nos permitiese superar los problemas y la confusión. Para ello invitamos a Hal y Sidra Stone al Zen Center para que trabajaran con todos nosotros y fuimos muchos los que, durante ese tiempo, empezamos a estudiar, con Hal, e! «diálogo de voces». Hal y Sidra eran los descubridores de esa técnica terapéutica concreta. Ambos tenían una formación psicoterapéutica muy rica y muy diversa. Hal había sido analista junguiano, director de la asociación analítica junguia na de Los Angeles y también había estudiado terapia gestalt y otras corrientes terapéuticas a la sazón muy conocidas y, durante los años sesenta, entre ambos habían elaborado y puesto a punto la técnica de! diálogo de voces. Esa técnica me pareció que complementaba perfectamente nuestra práctica zen, proporcionando a los occidentales algo de lo que habitualmente carece la formación zen tradicional. Muchos de nosotros -incluyendo tres que han acabado convirtiéndose en maestros-empezamos entonces a acudir dos o tres horas, un par de días por semana, a casa de Hal y Sidra a estudiar el diálogo de voces. La técnica del diálogo de voces, un proceso que apunta a elevar el nivel de cOnciencia y la conciencia de uno mismo, se asienta en dos fundamentos básicos, la terapia junguiana y la terapia gestalt y, aunque no soy terapeuta, considero que se trata de la mejor de las terapias a las que pudimos apelar. Obviamente, existen distintas terapias para personas y problemas diferentes, pero el diálogo de voces me parece sumamente eficaz.
Lo que más me gusta del diálogo de voces es que convierte al entrenamiento zen en algo realmente sano y arraigado. No olvidemos que el zen es, básicamente, una práctica radical que aspira a liberarnos de todas nuestras identificaciones y a cortar, cortar y seguir cortando las cadenas y ataduras que nos atrapan, 10 que, en ocasiones, nos hace sentir psicológicamente muy desarraigados. Aunque fueron muchas las personas que, después de más de doce años de este tipo de trabajo en el ZCLA, habían experimentado algún tipo de despertar, algún tipo de apertura espontánea, no por ello habíamos resuelto nuestros problemas psicológicos. Porque hay que decir que la práctica espiritual no siempre resuelve los problemas psicológicos más profundos. De hecho, podemos sentarnos en meditación durante veinte, treinta o cuarenta años y no hacer sino enterrar cada vez más nuestros problemas. Éste es uno de los aspectos negativos de la meditación sentada, porque podemos avanzar en la práctica tradicional del zen, podemos resolver koan tras koan (es decir, las preguntas típicas del zen que nos abren a comprensiones que se encuentran más allá del intelecto) sin acceder, por ello, al meollo de nuestros problemas psicológicos. El diálogo de voces nos permitió asentarnos en algo que era muy occidental y psicológicamente muy sano. Sabíamos -algunos de nosotros, al menos-que habíamos descubierto algo extraordinariamente valioso e importante, razón por la cual seguimos empleándolo. A mí me gustaba mucho y me pareció absolutamente necesario para que el zen acabase arraigando en Occidente. Entonces empecé a utilizarlo a 10 largo de mi enseñanza y empecé a dirigir talleres que llamé diálogo de voces. En 1998, sin embargo, me di cuenta de que mi interés no se centraba tanto en los aspectos psicológicos de este enfoque como en su aplicación a la enseñanza zen. Ése fue, precisamente, el motivo que me llevó a desarrollar 10 que, en 1999, acabé denominando proceso Gran Mente; éste, en consecuencia, se asienta en dos raÍCes fundamentales: el zen y el diálogo de voces.
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Cómo funciona el diálogo de voces Hal Y Sidra Stone sabían bien que, dentro de cada uno de nosotros, hay muchas facetas y subpersonalidades diferentes; una visión que, en mi opinión, es muy junguiana. Pero esas subpersonalidades pueden acabar convirtiéndose en sombras que no reconocemos como propias. Hay aspectos de nosotros que, por el simple hecho de que nos desagradan o nos hacen sentir mal, acabamos repudiando. Todos hemos tenido, en algún que otro momento de nuestra vida, la experiencia de tomar una determinada decisión y perseverar en ella, aunque hayamos olvidado dónde y cuándo la tomamos. No es de extrañar por ejemplo que, si nos desagrada estar enfadados, si no creemos tener derecho a estar enfadados o si nuestros padres nos enseñaron que no es bueno estar enfadados, acabemos repudiando nuestra ira. Pero el hecho es que reprimir una determinada voz no implica su desaparición, sino tan sólo su rechazo, con 10 cual acaba simplemente soterrándose y convirtiéndose en el agente oculto de una serie de «operaciones encubiertas». Por ello, puedo estar realmente enfadado contigo sin darme cuenta, no obstante, de mi ira. Y poco importa entonces, si no me doy cuenta, que resulte evidente para todo el mundo. Cuando, en tal caso, veo la ira de otra persona, me disgusta y, al estar rechazando mi propia ira, tiendo a alejarme, a tener miedo o a enfadarme con las personas que se muestran enfadadas. Así pues, una forma muy rápida de descubrir las facetas enajenadas de mí mismo tiene que ver con aquellas cualidades que me desagradan de los demás, porque muy probablemente se trate de cualidades que he acabado enajenando de mi propio ser. Los Stone se dieron cuenta de que 10 que, en tal caso, uno tiene que hacer es restablecer el contacto con esas voces reprimidas, sacarlas a la luz con la ayuda de un facilitador que solicite hablar con ellas y nos permita, de ese modo, emprender un diálogo que las rescate del olvido. En este sentido, el diálogo de voces permite que se manifiesten las facetas reprimidas, que salgan a la luz y se reintegren en nuestra propia vida.
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El proceso Gran Mente también pone de relieve esas voces reprimidas, pero no se queda simplemente ahí. En 1983, Hal nos dio una llave mágica que sirve para abrir muchas puertas, un complemento perfecto para nuestra formación zen que nos permitió sanar psicológicamente. Pero, hasta junio de 1999, no me di cuenta de que esa llave también servía.para abrir la puerta de lo trascendente. Existen ciertos aspectos de nuestro yo que, si bien son omnipresentes, siempre han permanecido aletargados. No se trata, en este sentido, de facetas que se hayan visto reprimidas y enajenadas de nuestro ser, porque lo cierto es que jamás las hemos poseído. A esas voces que siempre han estado ahí pero que nunca han despertado, como, por ejemplo, la Gran Mente -o como quiera que decidamos llamar a lo trascendente-, suelo denominarlas voces dormidas. Por ello el proceso Gran Mente apunta a despertar las voces o aspectos que, si bien están ahí, todavía no han despertado. Del mismo modo que Hal y Sidra Stone sabían que las voces de las subpersonalidades estaban ahí, yo tampoco tenía la menor duda de que lo mismo ocurre con lo trascendente. Después de veintiocho años aproximados de práctica, sabía, con una certeza absoluta y sin el menor atisbo de duda, que la Gran Mente, el Gran Corazón y las demás facetas trascendentes se hallan, de algún modo, presentes de continuo en todos nosotros. Lo que ignoraba, hasta junio de 1999, era su gran accesibilidad. Los practicantes de los años setenta, ochenta e incluso noventa nos tomábamos las cosas muy en serio y nos sentábamos a meditar durante muchas horas llegando, en ocasiones, a realizar retiros de meditación sentada de noventa días. (En 1988, por ejemplo, llevamos a cabo en Bar Harbar [Mainel un retiro de noventa días con diez horas de meditación sentada diaria, tomándonos libres tan sólo un par de días, el trigésimo yel sexagésimo, para hacer la colada.) Lo que conseguíamos en esos dilatados retiros era sentarnos durante un tiempo interminable y acabar rendidos. El agotamiento es una de las formas más tradicionales de despojarnos del ego porque, cuando estamos exhaustos, también lo está nuestro
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ego, en cuyo caso mal podremos iniciar una pelea O alentar una resistencia, con lo que acabamos arrojando la toalla y dándonos por vencidos. Y, en ese momento de entrega plena, precisamente, tiene lugar la comprensión. Ésa ha sido la técnica, confirmada por miles de años de experiencia, más habitualmente empleada. Pero es muy osado tratar de mejorar algo que ha sido llevado a cabo y puesto a prueba durante dos mil quinientos años y es muy probable que cualquiera que pregunte por qué no podemos mejorar a los viejos maestros sea llamado toda clase de cosas. Es por ello que, cuando empecé a incluir e! proceso Gran Mente en mi enseñanza, algunos de mis discípulos más antiguos se mostraron muy reacios y también hub~ quienes consideraron una herejía apelar a métodos tan apartados de! canon tradicional. Después de casi veintiocho años de atenerme al camino marcado por la tradición, no hubiera tenido empacho alguno en renunciar a mi método de haber visto que su eficacia era inferior a la práctica tradicional. Lo que me sorprendió -y todavía sigue sorprendiéndome-es que esta técnica permite a casi todo e! mundo, desde e! principiante hasta e! practicante avanzado, acceder a esas voces trascendentes y empezar entonces a hablar de manera clara, precisa y sincera de su experiencia de esas voces. Este cambio resulta evidente para cualquiera que se halle presente y también ha sorprendido a muchos de los líderes espirituales competentes de las grandes tradiciones y hasta a los escépticos que lo han presenciado. Siempre habrá, por supuesto, quienes no quieran participar ni explorar por sí mismos e! proceso. En e! momento en que escribo esto, todavía hay quienes están plenamente convencidos de que tal cosa es imposible. Estoy dispuesto a enfrentarme a todo e! escepticismo y a responder a todas las dudas y críticas que se me planteen con respecto a este proceso, porque creo que supera con creces 10 que hacía antes de 1999 y, en consecuencia, no puedo dar marcha atrás. 39
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Atravesando la Barrera sin Puerta En el zen hablamos de la Barrera sin Puerta que separa el yo de 10 trascendente. Pero ¿cómo podemos conseguir, por más que sepamos que se trata de una Barrera sin Puerta o, dicho en otras palabras, que no hay puerta ni barrera alguna que atravesar, que alguien pueda llegar a verlo así? La psicología occidental, especialmente el trabajo de Hal y Sidra Stone, me ayudaron a darme cuenta de 10 que mantiene cerrada esa puerta. El regalo -es decir, la llave-que Hal y Sidra me proporcionaron es la comprensión de que, en cada uno de nosotros, esa puerta está custodiada por un guardián, o guardianes, al que llamo Controlador o Protector. Si queremos atravesar esa barrera y acceder a 10 que se encuentra dentro de los muros del templo, necesitamos contar con el permiso de ese guardián. Y, para ello, hay una fórmula mágica que consiste en pedirlo «por favoflt y pedírselo a uno mismo también forma parte de esa fórmula mágica. No en vano se dice: «Pide y te será dado •. Por ello, solicitamos permiso para entrar diciendo: «¿Por favor, Controlador, puedo entrar? o «¿Me permitirías ahora, Controlador-Protector, hablar con ... ? Las tradiciones nos han ensefiado a relacionarnos con 10 trascendente mediante el esfuerzo y la lucha, invirtiendo mucha energía en ir desde el punto A hasta el punto B. Pero esta estrategia, que tan exitosa resulta en el mundo relativo, no parece funcionar bien en el dominio de 10 absoluto. Recuerdo que cuando, en 1973, me enfrenté a mi primer koan, esforzándome con todas mis fuerzas, toda mi energía y todo mi cuerpo en convertirlo en una realidad y tornarme uno con él, fue como si me golpeara la cabeza contra la pared, porque nada de eso funcionó. Finalmente caí en la cuenta de que, en realidad, no se trataba tanto de esforzarse como de dejar de esforzarse, es decir, de soltar. Así fue como, en el mismo instante de arrojar la toalla y de entregarme completamente, descubrí que ya estaba allí. ¿A qué, pues, debía renunciar? Al intento y al esfuerw de llegar hasta allí.
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Pero ¿cómo podemos hacer eso mismo con otras personas? Ahí es, precisamente, donde entra en juego el proceso Gran Mente. En lugar de tratar de llegar a algún lugar o de esforzarse en convertirse en algo, uno simplemente pregunta: «¿Podría hablar con...? y, a partir de ahí, habla como si fuera ese personaje. Así es como abandonamos e! intento y e! esfuerzo y trascendemos e! tiempo y el espacio. Así es como, cuando nos preguntan: «¿Podría ahora hablar con la voz de la Gran Mente (o con la Mente Q!¡e No Busca o con cualquier otra voz)?» uno se descubre simplemente ahí, porque esa voz, al ser omnipresente, está siempre ahí. Sólo se nos antoja un misterio cuando ignoramos e! modo de acceder a ella. En e! mismo instante en que trascendemos esto yeso, e! yo y e! otro, e! yo ye! tú, estamos ahí. Pero, por más oDlIÚpresente que sea, no siempre podemos acceder, porque habituados, como estamos, a buscar, esforzarnos y desear, nos hallamos atrapados en la visión de! ego limitado. Pero nuestra verdadera naturaleza carece de fronteras porque, en ella, no hay yo, e! yo no es más que un límite semejante a la tensión superficial que mantiene a una pompa de jabón. Pero, en e! mismo instante en que pedimos hablar con la Gran Mente, con e! No-Yo o con la No-Mente, la burbuja estalla y nos descubrimos súbitamente fuera de ella, fuera de los límites de! yo. Entonces nos damos cuenta de que la burbuja está llena de aire y de que el yo, en realidad, no es más que un concepto, una idea y, en última instancia, una mera ilusión. Pero el yo ilusorio es una manifestación de la Mente, de la Gran Mente. ¿Acaso 10 necesitamos? Por supuesto que sí. Pero ¿necesitamos estar identificados con él las veinticuatro horas de! día, siete días por semana? Evidentemente no, porque, cuando nos identificamos con e! yo y nos convertirnos en e! yo, vivimos sumidos en el miedo, la ansiedad y la tensión, es decir, vivimos sumidos en el sufrimiento. Cuando, por e! contrario, dejamos de identificarnos con e! yo y nos identificamos con 10 que carece de fronteras --es decir, con la Gran Mente (que, a fm de cuentas, no es más que un nombre y que, en consecuencia, podríamos denominar de muchos modos diferentes, como Consciencia Universal, etc.)e! miedo sencillamente desaparece. Cuando nos identificamos, pues, con lo inasible y lo innombrable, el miedo simplemente se desvanece.
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Pero nosotros vivimos atrapados en la perspectiva limitada que nos proporciona nuestro yo, en lo que podríamos denominar la mente dualista (a la que, por cierto, no debemos confundir con la enfermedad psicológica llamada personalidad dual o personalidad múltiple). El pensamiento dualista es una modalidad de pensamiento que damos por sentada por el simple hecho de que pasamos en ella la mayor parte del tiempo. Por eso nuestra·visión del mundo es dual y lo contemplamos en términos de sujeto y objeto, yo y tú, yo Y el mundo, yo y mis pensamientos, y lo concebimos en categorías opuestas como bien y mal, correcto y equivocado, yo y los demás, hermoso y feo, etc. Así se nos ha enseñado y así se nos ha condicionado durante mucho tiempo a ver el mundo. Pero hay veces sin embargo en las que, al contemplar un árbol o una hermosa puesta de sol, no los juzgamos ni nos decimos que se trata de un árbol feo o de una hermosa puesta de soL En tales casos, no nos forjamos una opinión al respecto, sino que simplemente observamos, sin juzgar lo que vemos en términos de hermoso o feo y, en tales ocasiones, tenemos un atisbo de percepción pura, de conciencia no dual. Obviamente debemos distinguir lo correcto de 10 equivocado pero, cuando estamos buscando la paz mental, como sucede en el caso de la meditación, nuestra incapacidad de desconectar de la modalidad dualista de pensamiento se convierte en un auténtico problema. Es como cuando, al ir a dormir, no conseguimos desconectar del rliálogo interno: cuanto más intentamos dormirnos, más difícil nos resulta. O cuando el cambio de velocidades de nuestro coche se queda trabado en una determinada marcha: todas las marchas son útiles, pero no cuando estamos trabados en una en particular. En este sentido, la mente no dual nos proporciona la oportunidad de silenciar el rliálogo interno en aquellos casos en que es necesario como, por ejemplo, al ir a dormir o al merlitar, mientras que la mente dualista, por su parte, nos ayuda a elegir uno de los cincuenta tipos de pan diferentes que encontramos en los expositores de un supermercado. Nosotros no solemos ver las cosas desde una perspectiva no dual; eso es algo que se nos escapa y que, en consecuencia, anhelamos. Nosotros
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queremos estar más cerca de la verdad, de la realidad, de Dios, de la naturaleza, de nuestra verdadera naturaleza, de nuestro yo y de los demás. Es como si nuestro yo se hubiese congelado y, de ese modo, hubiera petrificado el flujo natural del universo en forma de pequeños bloques de hielo a los que denominamos «yo». Entonces empezamos a relacionarnos con los demás pedazos de hielo en busca de proximidad e intimi~ dad, pero jamás podremos conseguirlo, porque ese intento es tan absurdo como dos bloques de hielo tratando de hacer el amor. Es evidente que nos relacionamos y hacemos el amor, pero no por ello conseguimos la· intimidad que tan desesperadamente anhelamos. No nos damos cuenta de que el yo es el que está creando el problema. ¡Yo soy el problema! Y, cuando nos damos cuenta de que el problema reside en el yo, recuperamos nuestro poder. Hasta ese momento hemos ido de un lado a otro o, lo que es bastante más frecuente, hemos asumido engañosamente el papel de víctimas, culpando a todo el mundo y a todas las cosas de nuestros problemas. Pero, mientras no nos demos cuenta de que el problema reside en nosotros, no sabremos qué hacer con él ni, en consecuencia, cómo resolverlo. Cuando nos damos cuenta de que el problema reside en el yo (o, en términos de zen, de que el koan soy yo), se nos abre la posibilidad de resolverlo, dejando de identificarnos con el ego limitado y estrecho que es la causa de todos los problemas. ¿Cómo? La respuesta es muy sencilla: identificándonos, en su lugar, con lo que se encuentra más allá de los límites del yo. ¿Y qué es eso? El no-yo, la Gran Mente, la no-mente o el Yo Verdadero, llamémosle como queramos. Y es que, cuando nos identificamos con la Gran Mente, por ejemplo, vemos que todo es Gran Mente, que somos todas las cosas y que todas las cosas son yo. Entonces nos damos cuenta de que todo es yo, desde lo infinitamente grande hasta lo infinitesimalmente pequeño. Esto es, precisamente, lo que la tradición zen denomina atravesar la primera barrera. Entonces es cuando trascendemos la visión limitada que considera al yo como el centro del universo y, en consecuencia, a todo lo que le rodea como algo amenazante y peligroso. Arriesguémonos a atra
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vesar esa barrera y dejaremos de vivir sumidos en el miedo, la ansiedad y la tensión y empezaremos a vivir como nos gusta, es decir, libres del miedo y despojados de todo encadenamiento y obstrucción, responsables de nuestras vidas y sin culpar a nada ni a nadie de las circunstancias en que VIVImos.
Sin requisito ni preparación concreta alguna Lo más sorprendente del proceso Gran Mente en su gran accesibilidad, independientemente de la formación y experiencia de quienes lo emprendan. Y esa accesibilidad depende, en mi opinión, de la sinceridad con que pedimos permiso para hablar con lo trascendente. Cuando descubrí este proceso pensé que, para que funcionase, debería emplear una fórmula concreta pero, desde entonces, me he dado cuenta de que todos los caminos conducen a Roma. Y ahora que sé que son muchas las vías que nos permiten acceder a lo trascendente, casi cualquier dirección puede servir para ayudar a los demás a seguir el camino de vuelta a casa. Creo que esto se debe, en parte, al .proceso mismo y, en parte, a la seguridad que con el paso del tiempo he desarrollado, y que cualquier facilitador puede desarrollar también, de que se trata de un proceso que alguien y todos pueden llevar a cabo. Una cosa es creer que uno lo puede hacer y otra, muy distinta, saber que todo el mundo lo puede hacer. Saberlo de forma cierta, la confianza y seguridad de que todo el mundo, en cualquier momento, puede hacerlo, confiere realmente el poder a la gente para hacerlo. Todo lo que tiene que hacer es querer pasar a través del proceso. Para emprender este proceso no se necesita creer nada especial; la única condición consiste simplemente en estar dispuesto a ello, en cuyo caso, no hay razón alguna que lo impida. Conviene insistir una vez más en que, para llevar a cabo este proceso, no es preciso creer nada ni confiar en nadie, lo único que se necesita es tener cierta confianza en mí o en el facilitador que lo esté dirigiendo. Como dice la frase de la película
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f erry Maguire ..Ayúdame a ayudarte» y, en este sentido, mi única función como facilitador consiste en capacitar a mis alumnos del mismo modo en que ellos me capacitan a mí.
La vía de la no-búsqueda Cuando uno llega a un centro de meditación, ya sea oriental u occidental, se le enseña una forma de práctica que, a veces, consiste simplemente en seguir la respiración y que, en otros casos, consiste en etiquetar los pensamientos y las sensaciones que vayan presentándose, contar las respiraciones o formularse preguntas tales como «¿Quién soy yo?». Lo que todas estas prácticas tienen en común es darnos algo que hacer para alcanzar un determinado objetivo o estado mental. En contadas ocasiones, la práctica consiste sencillamente en sentarse. En la mayoría de las tradiciones, son necesarios muchos años de búsqueda antes de poder dar el paso decisivo que nos lleva a reconocer lo absurdo de la búsqueda, porque la misma búsqueda de la verdad o de la iluminación erige la barrera que nos impide alcanzar lo que estamos buscando. Toda búsqueda procede del yo o, dicho en otras palabras, toda búsqueda es el resultado de la avidez y del deseo, un estado mental insaciable y que carece de fin. Nada de lo que descubramos mientras buscamos, ninguna comprensión y ningún logro nos saciará porque, mientras permanezcamos atrapados en ese engranaje, seguiremos insatisfechos y siempre querremos más. El proceso Gran Mente nos permite descubrir nuestro 'punto muerto», ese lugar en el que nuestra mente no tiene ninguna marcha puesta y no se halla desesperadamente inmersa en ninguna búsqueda. Desde ahí, podemos cambiar de marcha y poner primera, segunda, tercera, cuarta, quinta, reducir o poner marcha atrás cuando sea necesario. Ésa es una capacidad muy valiosa y que nos proporciona una libertad completa. Cuando, en tal caso, estemos en el supermercado, podremos apelar fácilmente a la modalidad deseante de nuestra mente y encontrar lo que estemos buscando pero, cuando estamos sentados en una parada
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de autobús o tumbados en una playa de Hawaii, podremos desconectar esa modalidad y reposar tranquilamente. Cuando aprendemos a dejar nuestra mente en punto muerto, es decir, cuando aprendemos a estar tranquilamente relajados y en paz, y a no sumirnos desesperadamente en la búsqueda, descubrimos lo que denomino la mente del nirvana, la mente de la paz y de la libertad completas. De modo que, si te sientas a meditar en un cojín o en una silla y pides simplemente hablar con la Mente que no Busca ni Desea y escuchas la respuesta: .Sí, yo soy la Mente que nO Busca ni Desea» o, dicho en otras palabras, si te identificas con esa mente en lugar de hacerlo inconscientemente con la Mente que Busca y Desea, entonces estarás realmente meditando. Ésta es una forma de meditación, conocida con el nombre de .simplemente sentarse», en la que no hay ambición, meta ni objetivo alguno. Es como si, en el momento en que das el primer paso de un viaje, apuntases en la dirección correcta. Entonces, en lugar de encaminarte hacia el oeste para ir desde Hawaii hasta Salt Lake City, te dirigirás hacia el este, de modo que, cuanto más avances, es decir, cuanto más larga sea tu práctica, más se encarnarán en tu vida la paz y la libertad. En tal caso, la meditación trabajará a tu favor, en lugar de hacerlo en tu contra. Estoy completamente convencido de que éste es, precisamente, el motivo por el cual son tantos los practicantes de distintas tradiciones que, en lugar de acercarse a la Gran Mente, van estrechando su mente y haciéndola cada vez más pequeña, una mente obsesionada en hacer lo correcto y en no perder lo que creen haber ganado con la práctica. Yeso, por más lamentable que parezca, sucede con demasiada frecuencia. A ello se refrrió precisamente Suzuki Roshi en su libro Mente un, mente de principiante, en donde equiparó el objetivo, es decir, la mente zen, a la mente del principiante, porque la mente de principiante es una mente muy abierta y muy despierta que no está saturada de ideas, nociones, verdades y dogmas. Pero la mente de principiante no es sólo una mente abierta, receptiva y que carece de fronteras, sino que, para la fuente, se asemeja más a una vasija, a un vehículo O a un canal. La mente de prin
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cipiante está directamente conectada con la fuente, mientras que la mente del practicante avanzado o experto, por el contrario, suele ser una mente muy cerrada, estrecha y dogmática. Lamento decir esto, pero es algo que he advertido con demasiada frecuencia. Por ello me parece muy importante que, cuando las personas aprenden a meditar -o tan pronto como sea posible, si es que ya han aprendido-se den cuenta de que su único objetivo consiste en cambiar cuanto antes la modalidad buscadora habitual de la mente por la modalidad de la Gran Mente o del Gran Corazón, es decir, la Mente que no Busca ni Desea, la mente que no tiene objetivo ni meta alguna, porque entonces su sentada será mucho más profunda. Lo que, en tal caso, hacen es soltarse, dejar de identificarse con todo lo que se presenta, abrirse y seguir abriéndose para que la mente, en lugar de contraerse y estrecharse, permanezca, por el contrario, completamente abierta y expandida. El lector debe saber que una de las principales razones que me han impulsado a escribir este libro y a impartir esta enseñanza es la certeza de que, de este modo, puedo ahorrar a la gente años y años de sufrimiento y esfuerzo en la dirección equivocada.
Cualquiera puede hacerlo El proceso Gran Mente funciona para cualquier persona, independientemente de que haya pensado o no en alcanzar la iluminación y del nivel de desarrollo en que se encuentre, porque se trata de un proceso que todo el mundo puede llevar a cabo con éxito. A lo largo del tiempo, he ido observando que los principiantes pueden experimentar y entender de inmediato lo que, de otro modo, habría necesitado de años y años de práctica. Inmediatamente entienden mejor cómo meditar y cómo responder las grandes preguntas de la vida. De hecho, la enseñanza se absorbe así mucho más profundamente, porque se absorbe desde el interior hacia afuera más que desde lo exterior hacia adentro. En otras palabras, en lugar de escuchar la enseñanza y tratar de entenderla, hablamos como el maestro.
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De hecho, la enseñanza siempre procede de la experiencia despierta. Tradicionalmente, quienes la reciben tratan de llegar hasta ahí, pero, durante e! proceso Gran Mente, uno descubre que ya está ahí. Ése es e! verdadero significado de los términos «educar» y «facilitar», y nuestra función, en este sentido, consiste en facilitar a la persona e! acceso a la sabiduría omnipresente que ya se encuentra en su interior. De este modo, las palabras de quien se identifica con la Gran Mente, es decir, con la sabiduría trascendente, con la sabidüría que trasciende la dualidad, expresan la sabiduría de! Buda. Y, de! mismo modo, las acciones de quien se identifica con e! Gran Corazón son las de un bodhisattva, es decir, de la persona que pone a los demás por delante de sí mismo. Toda la sabiduría que nos proporciona la práctica espiritual se encuentra ya en nosotros sin necesidad de leer un solo libro. Pero entiéndase bien que en modo alguno quiero decir con ello que leer esté mal, sino tan sólo que no es necesario, porque la sabiduría de los grandes místicos y maestros espirituales de todos los tiempos se encuentra ya en nuestro interior, aguardando e! momento en que realicemos ese cambio. Durante miles de años, las personas han estado esforzándose en provocar ese cambio sin darse cuenta de que, al hacerlo así, estaban luchando consigo mismos; algo tan absurdo como tratar de levantarse tirando de los cordones de sus zapatos. Es imposible, dicho en otras palabras, salir de la mente que busca utilizando la mente que busca. Pero esto también ocurre cuando uno está tan exhausto, después de sentarse diez horas al día durante semanas, que acaba rindiéndose. Entonces uno se pregunta cómo llegó hasta ahí y sigue esforzándose durante semanas en volver a ese lugar, cuando lo único que tendría que hacer es pronunciar sencillamente la simple frase: «Por favor». Y esto es algo que funciona con todos nosotros, especialmente los occidentales, porque nuestra madre nos ha enseñado muchas veces esa frase mágica. Basta simplemente, pues, para establecer contacto con la sabiduría, con pedir permiso al ego: «¿Podría hablar con la Mente que no Busca ni Desea, con la Gran Mente, con e! Gran Corazón o con e! Maestro?-¿Cómo podría, en tal caso, negarse e! ego?
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Cuando alguien nos obliga a prepararle una taza de café, podríamos ir a buscarla, aunque quizás lo hiciéramos con resentimiento, ira u hostilidad, o también podríamos responder: «¡Prepáratela tú!». Pero cuando alguien se dirige amablemente a nosotros diciéndonos «¿Serías tan amable de prepararme una taza de café?, no tenemos problema alguno en ir a buscarla y preguntar incluso: «¿Lo quieres con azúcar y un poco leche? y es que, cuando las cosas se nos piden de manera amable y bondadosa, dificilmente nos resistirnos. Desde la época en que, en 1972, empecé a sentarme en el Zen Center de Los Angeles, las frases que más escuché de mis maestros japoneses Koryu Roshi y Maezumi Roshi fueron: «¡Abandona cuerpo y mente!», «¡Muere en el zazen!» y "¡Muere en el cojín!». Y aunque, por una parte> quería obedecer, porque siempre he sido una persona complaciente, por la otra, sin embargo, pensaba: «¡Pero qué dices! ¡En modo alguno voy a suicidarme! ¿Por qué iba a morir aquí y ahora? ¡No voy a abandonar mi cuerpo ni mi mente! ¿Por qué debería suicidarme? ¿Por qué debería hacerlo? Es como si me pidieras que saltara de un edificio de diez pisos. Realmente tendrías que darme una buena razón para que lo hiciese, y, aun así, probablemente no lo haría. No diez pisos. Un piso... tal vez sí,>. Ese tipo de requerimientos no suele funcionar en Occidente y si, en nuestro caso, se hacía, era porque estábamos hechos de una pasta diferente. Quienes empezamos a estudiar zen en los años sesenta y setenta practicábamos artes marciales (yo mismo empecé a practicar karate en 1966) Yno teníamos problema en asumir tápidamente la actitud samurai de ponemos rápidamente manos a la obra. Hoy en día, sin embargo, la gente no es tan ingenua ni siente la misma atracción por cuestiones tan románticas. Los occidentales tenemos una educación cultural completamente diferente. Nosotros vivimos en el siglo XXI y no somos japoneses. Los japoneses nunca han concedido la misma importancia que nosotros a la sensación de individualidad, a la diferenciación y a la identidad de! ego, sino que se han identificado más con e! emperador, con el shogun y con e! grupo, pero los occidentales atribuimos un valor extraordinario a la individualidad.
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En este sentido, el proceso Gran Mente nos permite adentrarnos más profundamente en nuestro yo. Pero, ¿qué es 10 que sucede cuando nos adentramos más profundamente en nuestro yo? Aprendemos sobre nuestro yo, el más profundo de los misterios. Nuestros ojos y nuestra mente están enfocados hacia el exterior, hacia las apariencias externas, pero nuestro punto ciego se halla detrás de los ojos y no nos damos cuenta de quién es el que está mirando, escuchando, pensando, conociendo y sintiendo. De él no sabemos absolutamente nada. El proceso Gran Mente no se basa en luchar con nuestro ego. El Buda dijo que dominar al yo es como pelear contra mil enemigos y derrotarles sin ayuda de nadie, pero son muchas, de ese modo, las batallas que uno pierde antes de ganar la guerra. Mi enfoque, por el contrario, es el menos belicoso que conozco. Lo que hacemos y que, en breve, pasaremos a relatar, consiste en reclutar al ego para que nos ayude a ganar esta guerra. Es como si nos acercásemos al enemigo y le dijéramos: « ¿Me ayudas a derrotarte?» Pero es evidente que ningún enemigo aceptaría este trato si no utilizásemos algún subterfugio o le faltásemos al respeto. De modo que 10 que hacemos es pedirle al ego que nos ayude a derrotarle dándole un trabajo para hacer, 10 que parece dejarle muy contento. Y 10 realmente sorprendente es que, aun sabiendo-lo que está haciendo, realmente nos ayudará... «Ayúdame a ayudarte». Si pedimos al que llamo Controlador o Controlador-Protector: .¿Me permites hablar con la Mente que no Busca?, responderá: . Claro que sí •. y entonces simplemente realizamos el cambio: cambiamos nuestra postura para cambiar nuestra mente.
Cambiar y establecer distancia con respecto al Yo El cambio de postura corporal propicia el cambio de la actitud mental estancada en la visión buscadora a otra actitud que no busca. Este cambio físico -y, en consecuencia, mental-nos ayuda a asumir la voz con la que queremos hablar. Este cambio se encuentra más allá del tiempo y del espacio o, mejor dicho, fuera del tiempo y del espacio y, en conse
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cuencia, está instantáneamente ahí, en una dimensión en la que podemos simplemente ser .la mente que no busca». Cuando se nos pide permiso para hablar con una determinada voz y cambiamos nuestra postura fisica, nos identificamos con esa voz y hablamos desde ella en primera persona con afirmaciones del tipo: «En tanto que Controlador, yo ... » y, desde ahí, hablamos y nos referimos al yo en tercera persona como .él», «ella» o «el yo». Supongamos, por ejemplo, que estamos hablando como la voz del Controlador y decimos algo así como: «Mi misión, en tanto que Controlador, consiste en tratar de controlar la situación para asegurarme, básicamente, de que el yo sobreviva. Tengo que proteger al yo de 10 otro, es decir, del entorno, de los demás, de las cosas, de la naturaleza, del fuego, del océano, del sol, del alcohol, de las drogas y hasta del alimento, porque todo ello es potencialmente peligroso. Pero también tengo que proteger al yo del yo». Es por ello que, cuando llevo a cabo ese cambio, no estoy hablando como el yo, sino que estoy hablando acerca de él. Hable con la voz que hable, siempre me refiero al yo en tercera persona porque, en tal caso, establecemos una distancia entre el yo y la voz que está hablando. Hace dos mil quinientos años que sabemos que el sufrimiento se deriva del apego, especialmente del apego al yo. Y es que, aunque también esté identificado con mi motocicleta, con mi coche, con mis hijos Tai y Nicole y con mi esposa Stephanie, la principal de todas las identificaciones es la identificación con el yo. Y, aunque quizás ese apego no sea tan intenso como el que experimentamos hacia nuestros hijos, se trata, no obstante, de nuestro apego básico. Cuanto mayor sea la distancia que establezcamos con respecto al yo, menos intensa será nuestra identificación y más fácil también, en consecuencia, renunciar a él y abandonarlo. Obviamente, es más sencillo renunciar a la motocicleta de otra persona que a la nuestra, o a los hijos de otra persona que a nuestros propios hijos. Cuanto más identificados nos hallemos con algo, mayor será nuestro apego y mayor también, en consecuencia, nuestra dificultad a abandonarlo. Es por ello que, por más que
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estemos hablando con voces dualistas familiares, como el Controlador, el Escéptico o la Ira, el proceso hacia lo trascendente sigue su curso y nos permite suprimir progresivamente nuestra identificación con el yo e identificarnos con uno de sus aspectos, es decir, con una subpersonalidad.
Ningún esfuerzo Otra de las razones que explican la sencillez de este proceso se encuentra en el hecho de que se ve facilitado por un grupo, una persona o -eso es, al menos, lo que espero-por este libro (y por los archivos sonoros que el lector interesado encontrará en nuestra página web). En tal caso, el facilitador -que, en este caso, soy yo-evita todo esfuerzo al lectoro Si en este momento, pongamos por caso, te pidiera hablar con una determinada voz, como, por ejemplo, el Controlador y tú llevases a cabo el correspondiente cambio corporal y respondieses: «Muy bien, yo soy el Controlador», no estarías realizando ningún esfuerzo. Es por ello que suelo decir que el cambio no sólo está fuera del tiempo y del espacio, sino más allá también del intento y del esfuerzo porque, en el mismo instante en que dices: .Sí, estás hablando con ... », ya te encuentras ahí. Cuando intentas establecer contacto con una voz, el mismo esfuerw del intento acaba convirtiéndose en un obstáculo. Cuando, por el contrario, cuentas con alguien que facilita el proceso, no tienes que realizar el menor esfuerw y puedes, en consecuencia, sentarte, relajarte y disfrutar dejando que el facilitador sea quien guie tu proceso a lo largo del camino. Bien podríamos decir que el proceso Gran Mente nos brinda la oportunidad de llevar a cabo una visita guiada a lo trascendente. El término que utiliza el zen para referirse a esta visión es el de kensho que, en japonés, significa literalmente «ver en nuestra propia naturaleza», es decir, una experiencia de la iluminación, pero aun el kensho más profundo anterior al Daikensho (es decir, a la Gran Iluminación) es provisional, como la apertura momentánea del obturador de una cámara fotográfica. La experiencia de la Gran Mente, sin embargo, nos permite mantener abierto el obturador todo el tiempo que queramos. De ese modo, en lugar de
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tener un atisbo débil y momentáneo, como cuando prendemos, en una gran habitación a oscuras, una cerilla que al poco acaba apagándose, el proceso Gran Mente nos permite mantener abierta la Gran Mente el tiempo que necesitemos para familiarizamos con el territorio. El diálogo con las distintas voces, aunque se trate de las llamadas voces dualistas antes de adentrarnos en el dominio de lo trascendente, es una de las facetas más interesantes de este proceso que nos permite aprender de la fluidez y la flexibilidad. En tal caso, dicho en otras palabras, en lugar de tener una visión rígida de mundo y de nosotros mismos, aprendemos a cambiar fácilmente de una perspectiva a otra.
Cambiando de perspectiva Supongamos ahora que, en el momento en que naciste, hubiera cien cámaras apuntando hacia ti y que, durante los treinta, cuarenta, cincuenta o sesenta años de tu vida, esas cien cámaras hubieran estado fIlmándote. Ahora bien, es evidente que si decidieras mirar a través de una sola de ellas y dijeras: «Esto es lo que soy, éste soy yo, éste es mi yo, ésta es mi vida o ésta es mi historia», estarías equivocado, porque ésa no sería más que una de las cien diferentes perspectivas de las que dispondrías. Si las cien cámaras se hallaran ubicadas en lugares diferentes, dispondrías, al menos, de cien perspectivas también diferentes y, si hubiese un número infinito de cámaras, el número de perspectivas de las que dispondrías sobre tu historia, tu vida Y tu yo sería también infinito. En realidad, disponemos de un número infinito de perspectivas, pero actuamos como si sólo tuviésemos una y nos empeñamos en contemplar, desde ella, nuestro yo y la historia de nuestra vida. Pero ésa es una ilusión o, mejor dicho, una locura. ¿Cómo podría haber una sola perspectiva? A pesar de ello, no obstante, nos aferramos con uñas y dientes a esa visión y no dudamos en emprender, en su nombre, todo tipo de guerras. Cuando creemos que la perspectiva a la que tanto nos aferramos es la única correcta, no tenemos empacho alguno en desenterrar el hacha y emprender una guerra. Preferimos morir y tener razón a ser felices y estar
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equivocados, razón por la cual las relaciones interpersonales resultan tan conflictivas y son tantas las guerras que salpican el mundo. Esto es una auténtica locura. Si estuviéramos dispuestos a mirar a través de esas cien lentes, dispondríamos de cien visiones diferentes de nosotros mismos y nos daríamos cuenta de que ninguna de ellas, aisladamente considerada, es la correcta. La visión correcta, dicho en otras palabras, no existe, porque todas las visiones son limitadas y parciales y no hay ninguna visión concreta que sea la correcta. Ésa fue, precisamente, la enseñanza fundamental impartida por el Buda, llamada el Óctuple Sendero, cuando dijo: «He descubierto la Vi sión Correcta», que consiste en no tener ninguna visión concreta, es decir, en darse cuenta de que todas las visiones están limitadas y que ninguna visión en particular es la única. Todas las visiones están limitadas, todas son fragmentarias y parciales. La visión verdadera es, de hecho, la no-visión. Por ello es tan importante aprender, desde el mismo comienzo, a cambiar de perspectiva. Ése es uno de los aprendizajes más interesantes de nuestra vida. Si imaginamos, por un momento, que en la próxima ocasión que discutamos con nuestra pareja o con nuestra esposa, fuésemos capaces de renunciar a nuestra visión y de abrirnos a la posibilidad de que existan otras perspectivas diferentes sobre la misma situación, que bien podría ser la de mi pareja, en ese mismo instante nos liberaríamos del problema. Entonces podríamos conectar mucho más fácilmente con la visión de los demás, lo que es, precisamente, lo contrario de lo que solemos hacer, que es quedarnos atrapados en nuestra visión y condenarnos así a sufrir las consecuencias derivadas de esa identificación.
El objetivo último: el funcionamiento integrado y libre Habitualmente nos identificamos y aferramos a las cosas y a las personas. No somos libres ni funcionamos libremente porque estamos atrapados. Ésta es una tendencia que el Buda observó y nombró. Según dijo,
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cuando nuestra mente está atrapada, estamos en duhkha (un término sánscrito que suele traducirse como sufrimiento). Sin embargo, e! sigllificado literal del término duhkha es e! de una rueda cuyo cubo o eje no gira. Pero ¿para qué puede servir una rueda que no gira? ¿Para qué sirve una rueda que no puede moverse? El Buda también descubrió y enseñó la forma de liberar la rueda para que pudiese girar de nuevo y la llamó suhkha, que literalmente significa «rueda que gira libremente». Ése es, precisamente, el significado de la liberación y de! nirvana. Ser capaz de asumir diferentes perspectivas es como tener un automóvil que funciona perfectamente. Pero, si no podemos cambiar la marcha de nuestro coche, tendremos un coche que no funciona y poco importará, en tal caso, que se trate de un Maserati porque, independientemente de que la palanca esté atrapada en primera o en marcha atrás, de poco nos servirá. En e! mismo instante, sin embargo, en que podemos cambiar de marcha, nuestro vehículo recupera toda su funcionalidad. Lo mismo sucede con la mente, con e! yo y con nuestra vida. Si estamos estancados, funcionamos mal; pero, cuando empezamos a movernos, nos convertimos en un vehículo completamente funcional. Pero, aunque la Gran Mente sea el estado mismo de desidentificación, también podemos quedarnos identificados con esa perspectiva, algo que el zen denomina «quedarse atrapado en el Absoluto». La experiencia de la Gran Mente es ajena a cualquier visión relativa o dualista pero, cuando nos quedamos atrapados en la
perspectiva absoluta, o no dual, de la Gran Mente que carece de fronteras y actúa lihremente y sin restricciones, nos atamos firmemente con una simple cuerda. De hecho, resulta mucho más difícil desidentificarnos de lo no dual que de lo dual. Cuando las personas que han permanecido estancadas toda su vida en la postura dualista y sufriente alcanzan finalmente el dominio de lo no dual ajeno al sufrimiento, que es la Gran Mente, resulta muy difícil no identificarse con él. No es de extrañar que, cuanto más intensa sea la experiencia de la realidad no dual, mayor sea también nues
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tra identificación y nuestro apego. Pero también de eso debemos acabar desidentificándonos, algo a 10 que se aplica perfectamente la expresión sánscrita Neti-Neti, que significa ni dos ni uno, es decir, aquello que trasciende las visiones dualista y no dualista, a 10 que yo denomino 10 .realmente trascendente» y a 10 que sólo se accede cuando dejamos de estar atrapados en 10 dual y en 10 no dual. Sólo entonces somos realmente libres para movernos en cualquier dirección. La sabiduría de todos los tiempos está en nuestro interior, dentro de cada uno de nosotros. De eso trata, precisamente, este libro: de conectar con esa sabiduría y transmitírsela al mundo. ¿Por qué debería seguir siendo el secreto de unos pocos? Creo que ya ha llegado el momento en el que todo el mundo pueda acceder a 10 esotérico -quizás no a todo, pero sí a una gran parte-porque me parece que estamos en una época en la que podemos derribar los muros del monasterio, romper todas las vallas y barreras que mantienen confinada esa sabiduría a un grupo limitado y selecto de personas y abrirlo a la conciencia del mundo. La evolución ha llegado, en nuestra época, a un punto en el que todos tenemos que tornarnos conscientes. Vivimos tiempos revueltos en los que ya no hay una posible vuelta atrás. Por ello estoy tratando de derribar los muros del monasterio, 10 que nos permitirá advertir que el monasterio, la práctica y el templo espiritual es el mundo entero. Ésta es la empresa que nos compete a todos en esta vida y en este templo que carece de paredes.
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Cómo trahajar con este lihro
CÓMO TRABAJAR CON ESTE UBRO
Cada uno de nosotros alberga, en su interior, una plétora de voces o aspectos diferentes. Puede resultar útil, para saber cómo operan, pensar en nosotros como si fuéramos una gran empresa en la que trabajan mucbos empleados. ¿Cuántos? Nadie lo sabe bien. La cosa es un poco extraña, como si les hubiéramos contratado al azar a todos ellos sin decirles cuál es su cargo ni la tarea que deben desempeñar. Pero, por si esto fuera poco, tampoco les hemos dicbo para quién trabajan, cuál es el nombre de su empresa y quién es el jefe. ¿No les parece que ésa sería una empresa muy poco funcional? Eso fue precisamente lo que, hace dos mil quinientos años, el Buda descubrió, aunque su descripción, no obstante, fuera ligeramente diferente. Según dijo, nosotros vemos el mundo al revés, aunque tampoco utilizó esa palabra, sino un término sánscrito o paJi que significa .boca abajo •. La palabra . disfuncional. me parece, en este sentido, mucho más apropiada, porque vemos el mundo de manera disfuncional y es por ello que sufrimos. Una empresa en la que nadie sabe cuál es su cargo y el trabajo que debe desempeñar acaba convirtiéndose en una empresa problemática. En el próximo capítulo empezaremos a entrevistar, uno tras otro, a diversos empleados clave de esta empresa. Conversaremos con ellos, les preguntaremos a qué se dedican y trataremos de aclarar cuál es su cargo y la tarea que deben realizar. Luego les diremos lo que queremos que hagan para la empresa, es decir, aquello para lo que fueron contratados y, finalmente, les presentaremos al director general.
De este modo, cuando concluyamos esas entrevistas, cosa que sucederá después de los dos capítulos siguientes, todo el mundo podrá funcionar más adecuadamente. Lo que pretendemos con ello es que esta empresa, la única de la que, en este libro, nos ocuparemos y en la que ahora mismo estamos, acabe convirtiéndose en una empresa bien organizada y que funcione perfectamente. En los talleres o en las grabaciones de presentación del método yo desempeño el papel de facilitador y los distintos participantes responden como si fuesen las diferentes voces que voy invocando cuando digo: «¿Me permitirías hablar con ... ?». Cada uno de los participantes tiene su propia forma de responder y, en la medida en que sigas leyendo, lo mismo sucederá contigo. Él lector que quiera entender mejor el modo de emprender el diálogo de voces, puede escuchar la pista 1 del fichero de voz (que, como ya hemos dicho, se encuentra en nuestra página web www.liebremarzo.com) en donde nos centramos en cuatro voces diferentes -el Controlador, la Mente que Busca, la Gran Mente y el Gran Corazóncon una joven desconocida que nunca antes había realizado el proceso Gran Mente. Las distintas voces entrevistadas en este libro responden como suelen hacerlo los asistentes' a los talleres. Naturalmente, cada uno responde a su modo, en función de sus experiencias vitales y de 10 que, en ese mismo instante, le diga esa voz concreta. A ti te corresponde llevar esas voces a la vida real identificándote con cada una de ellas y expresándola en el presente aquí y ahora. En la medida en que uno .permanezca conectado con la voz», ninguna respuesta estará «equivocada» y todas ellas serán válidas, verdaderas y completas. Sin embargo, uno puede «salirse» de la voz con la que estamos hablando y dejar que otras voces usurpen su lugar y hablen en su nombre. En este sentido, la práctica nos permitirá advertir más prontamente las veces en que nos salimos de una determinada voz y favorecerá, por ello mismo, una recuperación más rápida de la voz requerida. Convendría que, antes de asumir cada una de las distintas subpersonalidades evocadas en las siguientes páginas, realizases un pequeño
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movimiento corporal, para permitir que tu mente hable desde ellas. Permite, entonces, que tu propia voz aflore y se exprese. Advierte si algunas te resultan familiares o desconocidas, cómodas o incómodas, porque las hay que pueden haber sido reprimidas, mientras que otras quizás despierten entonces por vez primera. ~euna voz haya sido reprimida no significa, por otra parte, que haya desaparecido; todavía sigue ahí, pero no lo hace de un modo abierto, sino, por el contrario, encubierto. En lo que respecta a las voces que todavía no han despertado, como la voz de la mente iluminada o la de la compasión incondicional hacia todos los seres, por ejemplo, tal vez ni siquiera sepas que están en tu interior. Pero lo cierto es que, aunque no tengas la menor idea de su existencia y de la posibilidad de acceder a ellas ahora mismo, no por ello dejan de estar ahí. Y es que, por más que esas voces se encuentren más allá de tu conciencia presente, son omnipresentes. Comenzaremos explorando lo que llamo las voces dualistas o subpersonalidades de! yo, aunque lo haremos solamente con un número de voces muy limitado. También podríamos extendernos mucho más en este punto, como hacen Hal y Sidra Stone en su trabajo de! diálogo de voces yen su libro Embracing Our Se/ves, The Voice Dialogue Manual. Pero, aunque sean miles las voces con las que podríamos hablar, las que están incluidas en este libro y las que trabajamos en el proceso Gran Mente me parecen las más importantes en e! camino que nos lleva a convertirnos en personas más sabias y compasivas. El siguiente grupo de voces está básicamente compuesto por las voces no duales y empieza con la voz del Carnina. Así, por ejemplo, el Camino y la Gran Mente son voces básicamente no duales, mientras que el Gran Corazón y el Maestro, aunque proceden también de la dimensión no dual, reconocen la dualidad, es decir, las diferencias existentes entre e! yo y los demás. Llevar a cabo e! proceso Gran Mente mediante la lectura puede resultar algo más difícil que hacerlo con un casete o con un DVD. Es probable que tengas que dejar provisionalmente e! libro a un lado para poder meterte más a fondo en la voz. Si te mantienes como mero lector quizás
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logres un conocimiento conceptual, pero, mientras no trasciendas la relación sujetoobjeto, te resultará difícil adentrarte en el ámbito de lo no dual. Me gusta la palabra ~invocar». En la práctica budista, por ejemplo, invocamos a los budas y a los ancestros, a los budas y a los bodhisattvas, y este procesos es también una forma de invocación, de convocar y otorgar voz. Cuando respondemos, por ejemplo, a la pregunta: «¿Me permites hablar con la Gran Mente? diciendo: ~Sí, soy la Gran Mente», estamos reconociendo lo que somos. Así pues, invocamos a la Gran Mente, la traemos al presente, a nuestra presencia aquí y ahora, y le damos voz. Esto es precisamente lo que la torna tan accesible.
Asumiendo las distintas voces Te sugiero que cuando, al leer este libro, el facilitador te pregunte, por ejemplo: «¿Me permites hablar ahora con la Gran Mente?» y «¿Con quién estoy hablando?», modifiques ligeramente tu postura y respondas en voz alta: «Estás hablando con la Gran Mente». Luego permanece en contacto con esa voz y sumérgete en ella. Así confirmarás que eres la Gran Mente, o cualquier otra voz que esté hablando y con la que estés identificado. Ésta es una de las claves más importantes de este proceso. y debes saber que, para ello, no es necesario tomarse un tiempo. Cuando estoy trabajando con alguien y pregunto: «¿Podría ahora hablar con la Gran Mente?» y ~¿Con quién estoy hablando?», no dejo que esa persona se tome ningún tiempo para responder, porque si empieza a pensar: «¿Qyién está hablando?», «¿Cómo he llegado hasta aquí?» o «¿Qyé quiere decir?, acaba atrapado en la mente analítica, conceptual y dualista que es, precisamente, la que nos impide estar presentes. No es preciso, pues, que te preguntes: «¿Como he llegado hasta aquí?», «¿Cómo hago esto?» o «¿De que está hablando?» Por el contrario, cuando te pregunte: «¿Podría hablar ahora con la Gran Mente?» bastará con que respondas: «Sí. Estás hablando con ...•. En ese momento, modifica tu postura física y mental. En cuanto leas: «¿Puedo hablar con ... ?» cambia
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de postura porque, de ese modo, cambiarás tu perspectiva y también, por consiguiente, el personaje con el que estaré hablando. Cambia simplemente de postura ... y confía en lo que te digo porque, en ese momento, estarás hablando desde esa voz. La claridad viene después de cambiar de postura. Entonces la voz hablará sola y se describirá en respuesta a las preguntas realizadas por el facilitador. Pero conviene que sepas de antemano que, hasta que no realices el cambio de postura, no entenderás las preguntas. Antes de cambiar de postura, la comprensión resulta casi imposible, pero el cambio posibilita la reflexión sobre uno mismo. «¡Oh! ¡Soy la Gran Mente! ¡Carezco de límites y de fronteras! Soy grande, inmensa, ilimitada, infinita y eterna. Carezco de fronteras y soy todas las cosas. Pero no es sólo que abrace todas las cosas (lo que seguiría siendo levemente dualista), sino que soy todas las cosas. Soy el árbol, las nubes y las plantas. Soy el gorjeo del pájaro. Soy, al mismo tiempo, la voz de la televisión que escuchan mis hijos, mientras juegan con el ordenador o leen un libro». y todo eso tiene lugar sin necesidad de realizar ningún esfuerzo. Es más, cualquier esfuerzo acaba convirtiéndose en un obstáculo. Lo único que tienes que hacer es reconocer simplemente que eres la voz con la que quiero hablar ... y, para ello, no es preciso realizar esfuerzo alguno. Pero mantenerse en esa voz requiere de un pequeño esfuerzo del Controlador. La tarea del Controlador consiste en permitir que el facilitador dialogue COn las distintas voces. ~ásentonces, especialmente cuando se trate de algo novedoso, el Controlador deba esforzarse en dejar a un lado ciertas voces, como la voz del Escéptico o la del Desconfiado. De hecho, una de las voces más molestas e insistentes es la del Controlador porque, cuando se invoca a alguna voz sin restricción ni censura, el Controlador parece volverse loco y se empeña en asumir el control. En tales casos, el Controlador siente que ha perdido el control porque se está permitiendo el acceso a lo que, durante tantos años, ha tratado de controlar. Cuando, por el contrario, le damos algo que hacer, como, por ejemplo, controlar, se sentirá feliz y satisfecho. Encarguémosle,
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pues, e! trabajo de controlar a las demás voces, incluida la suya --es decir, la voz de! Controlador--y de mantenerlas fuera de escena porque, de ese modo, dispondremos de un canal abierto con el que poder comunicarnos con las voces que nos interesen. No olvidemos que, mientras e! Controlador tenga algo que hacer, estará feliz. Espero que e! lector advierta que e! proceso Gran Mente requiere de habilidades que pueden ser aprendidas, ejercitadas y dominadas. Tratemos ahora de llevarlo a la práctica.
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El Protector FACILITADOR: ¿Me permites hablar con la voz del Protector? PROTECTOR: Yo soy el Protector. FACILITADOR: ¿Podrías decirme cuáles son tus atribuciones y tus objetivos? PROTECTOR: Mi trabajo, como mi nombre indica, consiste en proteger al yo. Ésta es mi tarea fundamental. FACILITADOR: ¿Protegerlo de qué? PROTECTOR: Tengo que proteger al yo de 10 demás, de otras personas y de las situaciones que amenazan su vida y la ponen en peligro. Tengo que proteger su cuerpo, su salud y su bienestar. Tengo que proteger su sentido de identidad, quién es y cómo se ve. También tengo que proteger sus ideas, sus nociones, sus creencias, su ideología y las opiniones que tiene de sí mismo. Y te aseguro que se trata de un trabajo muy duro, porque todo me parece potencialmente dañino y las personas más cercanas son las que, mediante un rechazo, una crítica o una simple omisión, más daño pueden hacernos. Pero, aunque el mío sea un trabajo de jornada completa, no siempre consigo 10 que pretendo. Por ello, hay muchas ocasiones en que se siente herido por los demás. También tengo que proteger a su familia, a sus hijos, a su esposa, a sus mascotas, a su perro y a su gatito. Tengo que proteger a quienes se encuentran cerca de él. Tengo que proteger sus posesiones, asegurarme de que no le roben el coche y de que ningún intruso entre en su casa. Protegerle y proteger a quienes le rodean es un trabajo muy arduo. FACILITADOR: ¿Y cómo le proteges?
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PROTECTOR: Mi tarea más importante consiste en delimitar fronteras y erigir barreras que defiendan lo que considera que es y lo que considera suyo~ que le defiendan del entorno, de las personas y de las cosas que no forman parte de él y que no son suyas. Y aunque, en ocasiones, ése sea un ámbito muy pequeño que se limita a su cuerpo o a su noción de identidad, en otras, sin embargo, puede llegar a incluir a su país, su religión, . su tradición, su familia, sus amigos y muchas otras cosas. Por ello me esfuerzo en erigir estas fronteras y estos límites y, cuando alguien consigue atravesarlas, más altas y más sólidas las reconstruyo y no dudo, en el caso de que sea necesario, en coronar esta fortaleza con un techo. FACILITADOR: Muchas gracias por compartir todo esto conmigo. ¿Qté más debes proteger, además de protegerle a él, su familia, su vida, sus posesiones, sus creencias y sus ideologías? PROTECTOR: También debo, si reflexiono un poco al respecto, protegerle de sí mismo. Tiene muchos viejos hábitos, pautas y condicionamientos que, si no les presta la suficiente atención, acaban generándole multitud de problemas. No puedo confiar en que siempre actúe en función de sus intereses, porque esas pautas yesos hábitos, por no mencionar sus deseos y sus pasiones, le llevan a hacer muchas tonterías. A veces está tan ansioso que, si no le mantuviera a raya, haría cosas que acabarían dañándole. Y aunque, en este caso, no se trate de un trabajo tan intenso, debo estar continuamente atento, procurando protegerle de sí mIsmo. FACILITADOR: ¿Te encargas.de alguna tarea más? PROTECTOR: ¡Sí, también tengo que' proteger a los demás de su yo! Ésa es una tarea que me ocupa las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana. Hay veces, especialmente cuando está molesto o preocupado, en que parece desentenderse completamente de los demás.' Cuando, por ejemplo, está enfadado, puede ser un auténtico maleducado y no tiene reparoalguno en mostrarse desagradable, grosero y hasta cruel. También puede ser malvado y, con relativa frecuencia, se mete con los demás. Ya sabes, le gusta ser gracioso y disfruta mucho haciendo bromas. Pero hay veces en que su humor resulta ofensivo y puede herir a los
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demás. Por ello, tengo que estar muy atento. En un par de ocasiones, ha llegado a hacer daño a las personas que le han atacado, porque la ira parece sacar lo peor de él. Lo cierto es que, cuando está enfadado o cuando cree ser muy divertido, puede hacer cosas muy, pero que muy desagradables. Es por ello que la tarea de proteger a los demás me resulta de las más difíciles. FACILITADOR: ¿De qué otra forma cumples con tu trabajo? PROTECTOR: Además de establecer fronteras y erigir muros, también trabajo en estrecha colaboración con otros aspectos de! yo, como, por ejemplo, el Controlador, e! Miedo, e! Escéptico o la Ira, que me ayudan a cumplir adecuadamente con mi función protectora. En este sentido, dispongo de todo un equipo que me ayuda a realizar mi trabajo.
El Controlador FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con e! Controlador? CONTROLADOR: Sí, estás hablando con e! Controlador. FACILITADOR: ¿Cuál es tu función o tu trabajo? ¿Cómo te ves a ti mismo? CONTROLADOR: Yo soy e! que controla y desempeño mi trabajo en estrecha colaboración con e! Protector. En este sentido, mi trabajo consiste en proteger a! yo de todo lo demás. Ten en cuenta que todo lo que está fuera resulta potencialmente peligroso y dañino y que, para desempeñar adecuadamente mi trabajo, tengo que estar muy atento, muy vigilante y muy consciente. Y, para ello, obviamente, me veo obligado a confiar en muchas otras voces, como, por ejemplo, la voz del Miedo. Pero mi función básica consiste en controlar las situaciones. FACILITADOR: ¿Qyé sería lo que, en el caso de poder, controlarías? CONTROLADOR: Lo controlaría todo y controlaría a todo el mundo. Eso sería idea!, si pudiera controlar las acciones, los sentimientos, los pensamientos, las emociones de todo el mundo y el modo en que se expresan y se comportan con el yo. Si pudiera, controlaría el medio ambiente, e! clima, las nubes, el resplandor del sol. .. lo controlaría todo.
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FACILITADOR: ¿Por eso te consideran un fanático del control? CONTROLADOR: Bien podría decirse así. Pero ése es mi objetivo, porque mi trabajo consiste precisamente en controlar. FACILITADOR: ¿A qué le tienes más miedo? CONTROLADOR: Me parece evidente. Mi principal miedo reside en perder el control. FACILITADOR: ¿Oyé ocurriría en tal caso? CONTROLADOR: Oye sus emociones se dispararían. Cuando, en el pasado, alguien hacía algo que le enfurecía, yo perdía el control de su ira o de su rabia. Yeso me da mucho miedo porque lo que, en tal caso, puede llegar a hacer es realmente peligroso, y creo que lo mismo les pasa a los demás. Por ello tengo que mantener el control para que las cosas no se desborden. Hubo un tiempo en el que yo no trataba de controlar, pero no creo que eso fuese bueno. No era bueno para él ni tampoco lo era para los demás. Así que tengo que estar muy atento para que la ira no se desborde. y lo mismo tengo también que hacer con los celos. Mira lo que sucede cuando alguien pierde el control de sus celos. En realidad, hace mucho tiempo que no le permito sentirse celoso. Y, como los celos están prohibidos, desterré a esa voz lo más lejos que pude. Desde entonces, nunca más tuvo celos de nada ni de nadie. Bueno, quizás sí, pero yo los controlo hasta tal punto que ni siquiera creo que se entere. También debo controlar las cosas que dice. Tiempo atrás, la situación era mucho peor, porque no tenía empacho alguno en decir las cosas más escandalosas y estúpidas. Gracias a la práctica de la meditación, sin embargo, he conseguido impedir que diga lo primero que se le ocurre ... aunque hay ocasiones en que todavía no consigo controlarlo. Su madre solía decir: «Lo que está en mi mente está en mis labios». En este sentido, yo no le permito comportarse como su madre, porque resultaría muy desagradable para los demás, lo que también tendría consecuencias negativas para él. De modo que también debo controlar lo que dice. Y también, obviamente, debo controlar sus acciones. Son muchas las cosas que, a estas alturas, ha aprendido sobre el karma porque, como ya
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sabes, las acciones, las palabras y aun los pensamientos pueden generar karma. Por ello tengo que controlar sus acciones, sus palabras y sus pensamientos. Actualmente noto que ya no tiene ciertos pensamientos agresivos y mezquinos que solía tener. También me encargo de esas cosas, impidiéndole ver o percibir las cosas de un determinado modo. Hubo un tiempo en el que solía enfadarse mucho conmigo. Cuando, en 1971, empezó a practicar la meditación zen, me consideró un obstáculo y trató de desembarazarse de mL Y me parece que hizo un buen trabajo, aunque francamente creo que, sin mí, habría perdido el control en numerosas ocaSIOnes. El hecho es que, cuanto más reprimido estoy, más descontrolado está el yo, lo que no me parece nada sano. Creo que soy uno de sus aspectos más importantes. Si me permite hacer mi trabajo, que consiste en controlar, acabaré aprendiendo a hacerlo mejor y tal yez seré también un poco más sabio. Si me permite hacer mi trabajo y funcionar del modo en que se supone que debo hacerlo, creo que será una persona más feliz y más sana y que también lo serán las personas que le rodean. Cuando trata de aniquilarme, es decir, cuando trata de desembarazarse de mi, de eliminarme, de destruirme o de negar, de un modo u otro, mi existencia, puede acabar completamente desbordado. FACILITADOR: ¿Qyé te hizo pensar que, para él, eras un obstáculo? CONTROLADOR: Cuando, en 1971, tuvo esas experiencias iniciales, se dio cuenta de que las había tenido porque, de algún modo, yo no estaba tan presente. Por alguna razón, mientras estaba en el desierto, yo no estaba tan presente y tuvo esas experiencias tan profundas. Luego fue cuando llegó a la conclusión -no sé si debido a la terapia gestalt que había comenzado a mediados de los sesenta-de que yo era, de algún modo, un obstáculo para su meditación. Desde entonces, sin embar~o, se ha dado cuenta de que puedo facilitar mucho su meditación, porque puedo controlar la situación y permitirle acceder asi a una mente muy tranquila y silenciosa. En sus inicios, sin embargo, sólo quería desembarazarse de mí y llegó a la conclusión de que quería eliminarme definitivamente, lo que, ciertamente, no me parece nada sabio.
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FACILITADOR: ¿Crees que el yo te valora adecuadamente? CONTROLADOR: Ahora sí. Ahora sabe que me necesita y que el trabajo que desempeño es, para él, muy importante. FACILITADOR: Qyisiera ahora, Controlador, pedirte un favor. Creo que tu colaboración resulta esencial para permitirme dialogar con otras voces. ¿Me harías, pues, el favor, mientras converso con otras voces, de hacer lo que mejor sabes hacer -es decir, controlar-y mantener abierto un canal para poder hablar con ellas? Silencia, pues, las voces con las que no esté hablando, incluida la tuya. Como facilitador, necesito tu ayuda y tu colaboración para poder escuchar claramente y sin interferencias lo que las distintas voces tengan que decir. También te pido que si, durante el desartollo de las entrevistas, adviertes la necesidad de hablar o de participar, identifiques a la voz que sienta esa necesidad, ya sea la tuya o cualquier otra. A veces, puede tratarse de la voz del Miedo, de la del Escéptico o incluso de la de la Resistencia, que se siente amenazada o necesita darse a conocer. Házmelo saber, si tal cosa ocurre, para que pueda escuchar su necesidad o la tuya. Sin tu colaboración, este diálogo resultaría imposible. ¿ Estás de acuerdo? CONTROLADOR: Sí. Estoy de acuerdo. Pero debes saber que, si no quiero que hables con una determinada voz, no tendrás modo de hacerlo, porque puedo bloquear toda comunicación. FAClLIDUX)R: Muy bien. ¿Me permites hablar ahora con la voz del Escéptico? CONTROLADOR: Claro que sí.
ElEscéptico FACILITADOR: ¿Con quién estoy hablando? ESCÉPTICO: Soy el Escéptico. ¿Por qué quieres hablar conmigo? ¿OlJé es lo que quieres de mí? FACILITADOR: Sólo quiero saber a qué te dedicas, cuál es tu función . y cuáles son tus atribuciones. ESCÉPTICO: No sé muy bien por qué quieres saberlo, pero mi trabajo consiste básicamente en ser escéptico. Francamente, el yo -es decir, él
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es muy ingenuo y bastante estúpido. Sin mí, todo el mundo le engañaría y probablemente ya habría caído en las garras de alguna secta. Si no fuera por mí, hoy en día estaría sin blanca o, peor todavía, muerto. Es demasiado confiado, demasiado insensato y demasiado temerarío. N o puede decirse que sea una persona muy inteligente. Yo puedo oler un engaño a un kilómetro de distancia; posiblemente sea la más inteligente y sagaz de todo su abanico de voces. Y, sí, soy muy importante para él. FACILITADOR: ¿De qué desconfías ahora mismo? ESCÉPTICO: Para empezar, desconfío de ti. No sé muy bien 10 que quieres, no me creo 10 que dices y cuestiono tu capacidad para llevarlo a cabo. Y también dudo, por cierto, de que él tenga la capacidad de iluminarse y, en caso contrario, no creo que esa iluminación tuviese mucho significado en su vida ... o, puestos ya, en la vida de cualquiera. Tengo serias dudas sobre la posibilidad de que acceder a la experiencia no dual ocurra tan rápidamente como dices. Creo que cualquier experiencia genuina de iluminación exige mucha práctica y un largo y arduo proceso de búsqueda. Desconfio, pues, de este método, descOMO de este proceso, desconfío de ti y también desconfío de él, y no renunciaré a mi desconfianza mientras no me demuestres su eficacia. Y tampoco creo que él sea capaz de aprender algo de todo esto. Me parece que ello está más allá de toda imaginación y de toda comprensión. ¿Ollé es todo eso de las diferentes realidades? ¿Y qué significa crear una experiencia despierta? No creo que eso sirva de mucho, en realidad, no creo que sirva de nada ... ni a él ni a nadie. Me parece un ser tan egocéntrico que dudo de que pueda convertirse en una persona realmente compasiva. Siempre está centrado en sí mismo y sólo piensa en él, en él y en éL Tengo serias dudas de que pueda llegar a convertirse en la persona generosa, desinteresada y altruisra que le gustaría ser. ¿Sabes que lo primero en 10 que piensa al despertarse y lo último en lo que piensa al acostarse es en sí mismo? ¿Sabes que se pasa casi todo el día pensando en sí mismo? Tengo serias dudas, pues, sobre su capacidad de cambio. Si quieres que te diga la verdad, lleva décadas tratando de cambiar y, hasta el mo
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mento, no he visto grandes avances. Y estoy seguro de que sus hijos -su hija está ahora mismo sentada en la playa junto a él-y su esposa coinci/ dirían conmigo. También, como escéptico, tengo serias dudas sobre mi capacidad de ser totalmente escéptico. Francamente, dudo que él pueda ser algo grande, ni siquiera un gran escéptico. ¿Cómo podría una persona tan normal y corriente como él convertirse en alguien grande? Así que incluso mi capacidad de ser escéptico está en entredicho. Soy escéptico sobre ello. FACILITADOR: Muy bien. Valoro muy positivamente tu sinceridad y claridad y te doy las gracias por ello. ¿Serías ahora tan amable de permitirme, a menos que tengas algo más que decir, hablar con otra voz? ESCÉPTICO: Bien. Soy escéptico pero, en este momento, no tengo nada más que decir. Pero me gustaría, si fuese necesario, tener la oportunidad de volver a hablar. FACILITADOR: Perfecto. Eso estaría muy bien. ¡Avísame cuando quieras hacerlo! ESCÉPTICO: Perfecto. Pero todavía pongo en cuestión que esto sirva para algo o que cumpla con alguna función. ¡Pero adelante, inténtalo!
E/Miedo FACILITADOR: Muy bien. ¿Podría ahora hablar con el Miedo? MIEDO: Muy bien. Estás hablando con el Miedo. FACILITADOR: ¿Cuál es tu función? MIEDO: ¿No es evidente? Mi función consiste en tener miedo, y son muchas las cosas a las que temo. Todo cambia de continuo y las cosas se escapan fácilmente de mi controL No hay nada en lo que pueda confiar, nada de lo que pueda depender durante mucho tiempo. Son muchas las cosas a las que temer. Cualquier persona o cualquier cosa, en mi opinión, puede dañarle en cualquier momento. Es muy vulnerable y yo soy muy consciente de su vulnerabilidad. Soy consciente de que la vida es muy frágil y preciosa, y de que puede perderse en un instante. También soy
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consciente de que estamos desplazándonos en esta inmensa canica llamada planeta Tierra y de que, en cualquier momento, podría ocurrir un desastre. Quiero decir que no hay nadie que controle ni dirija el movimiento de este planeta que está desplazándose en el espacio y que está expuesto, en consecuencia, a colisionar violentamente, en cualquier momento, con algo, provocando una explosión equivalente a centenares de bombas atómicas. El miedo que siento simplemente al pensar en ello me paraliza. Debo admitir que estoy asustado las veinticuatro horas del día los siete días de la semana... pero creo tener buenas razones para ello. Además, él es bastante estúpido, porque no tiene problema alguno en coger el coche y conducir a toda velocidad y le gusta correr en su motocicleta y asumir todo tipo de riesgos. Le gusta coquetear con el peligro y me paso el tiempo advirtiéndole que, moviéndose en un terreno tan resbaladizo, puede perder todo lo que quiere. Puede perder sus posesiones, puede perder a sus seres queridos y puede perder su vida. Sin ir más lejos, el otro día perdió esas gafas que tan caras le costaron y, hace un momento, ha borrado algo que estaba tratando de grabar en su ordenador, arrojando a la basura toda una mañana de trabajo. Tengo que estar continuamente en guardia y muy atento. Si no fuera por mí, haría las mayores estupideces que se pueden imaginar y estoy seguro de que tampoco tendría el menor empacho en saltar en paracaídas desde un avión y, si careciese de él, creo que hasta lo haría sin paracaídas. Está completamente loco. FACILITADOR: ¿Y qué es lo que él piensa de ti? ¿Cómo te ve? MIEDO: ¡Ah, lo cierto es que me odia! Estoy seguro de que, si pudiese, se desembarazaría de mí, me aniquilaría, me mataría y me destruiría. Lleva tanto tiempo tratando de desterrarme de su vida que ya no recuerdo cuándo comenzó todo. Cree que yo le impido hacer cosas divertidas y arriesgadas, cree que le provoco tensión, que le genero ansiedad y quizás hasta crea que le he provocado un cáncer por haberle estresado demasiado, pero lo cierto es que sólo lo hago porque no me escucha.
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Si me escuchase, yo no tendría la necesidad de insistir y no le gene raría tanta ansiedad. Si me prestase más atención y me escuchase un poco más, podría relajarme, pero mucho me temo que, en su estado actual, no querrá hacerlo. Es un auténtico idiota y, en mi opinión, siempre está asumiendo riesgos innecesarios. Es el tipo de persona que no duda en lanzarse a una piscina de diez metros, sin preocuparse de mirar si está llena o vacía de agua. No te extrañes, pues, que desconfíe de él, porque eso es lo que ha hecho toda su vida. Estoy completamente convencido de que, de no ser por mí, no habría sobrevivido y hoy en día estaría muerto. Todo lo hago por él, quizás más de lo que le guste pero, sin mí, sería demasiado temerario. Por ello no puedo quitarle ojo de encima. U no de mis temores principales, además de que pierda su identidad, sus creencias, sus ideas y sus opiniones, es el miedo a que pierda su yo. Con ello quiero decir que ha invertido tanto en crear su yo, que temo mejor dicho, que tememosperderlo. Ya sabes, hemos invertido tanto en eso, sesenta años o incluso más, que toda esa cuestión de olvidarse del yo y de perder el yo le genera mucho miedo. Francamente, me siento mucho más seguro con las enseñanzas psicológicas según las cuales primero deberíamos tener y construir un yo. Temo que no está preparado para perderlo y mucho menos para matarlo. El hecho de matarlo realmente me asusta, porque me parece una acción muy violenta y brutal, y lo mismo ocurre con la idea de abandonarlo. ¿Dónde estaría él sin el yo? ¿Qyién tomaría entonces las decisiones? ¿Qyién se encargaría de valorar, de discernir lo correcto de lo equivocado, de separar lo bueno de lo malo y la conducta y el habla apropiada de la inapropiada? No estoy muy seguro pero creo que, sin su yo, no sería funcional. Por ello tengo tanto miedo. En tanto que soy el Miedo, temo todo lo que tiene que ver con la pérdida. Tengo miedo de que pierda a sus hijos, a su esposa, a sus seres queridos, sus relaciones y su vida. Temo cualquier tipo de pérdida, incluso la pérdida de su Blackberry. Son muchas las cosas que temo y me parece que es muy fácil perder algo. Aun el cambio va acompañado de la pérdida
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del modo en que las cosas son, de la estabilidad y de la seguridad que me proporcionan ciertas cosas. Yo diría que casi todo lo que hago tiene que ver con e! miedo a un tipo u otro de pérdida. Ahora mismo terno lo que puedas pedirme. Éste es ya un tipo de miedo, y pasar por todo lo que hemos pas?do hasta ahora me parece realmente espeluznante. Siento corno si estuviera perdiendo pie. Ahora ni siquiera sé bien quién soy. ¿Tiene algún sentido lo que digo? ¿Hago las cosas que debería hacer? ¿ Soy demasiado estúpido corno para entender esto y hacer lo correcto? La verdad es que no lo sé, pero ahora mismo tengo mucho miedo. FACILITADOR: ¿Me permitirías hablar con otra voz? MIEDO: Tengo miedo, pero estoy de acuerdo. ¿Con quién quieres hablar?
La Ira FACLLlTADOR: ¿Me
permitirías hablar con la Ira? IRA: ¡AqlÚ está la Ira! ¿Qyé es lo que quieres? FACILITADOR: Qyisiera escucharte, conocerte un poco, saber cuál es tu función, tu pape! y cómo te ves a ti mismo. IRA: ¿Y para qué diablos quieres saber todo eso? Tu simple pregunta me irrita. ¿De qué quieres hablar conmigo? Ya sé que él no me valora mucho, pero lo cierto es que le proporciono mucha energía. Son muchas las cosas que me desagradan. Te diré, para empezar, que estoy enfadado con él. Siempre se deja atrapar por las viejas rutinas. Tiene sesenta y dos años, pero sigue corno siempre. Uno supondría que, a esa edad, ya debería haber aprendido algo y que afrontaría mejor las cosas. Sus pautas se hallan tan profundamente arraigadas, que siempre cae en las mismas rutinas, lo que me molesta mucho. Siempre deja que todo e! mundo se aproveche de él. Qyizás, cuando era joven, no tenía otra alternativa, pero me molesta mucho que siga cayendo en los mismos hábitos y se deje ma" nipular como un pelele. También estoy muy enfadado con los demás. Creo que las personas son muy egocéntricas y sólo se preocupan por sus intereses, sin mostrar
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sensibilidad ni empatía alguna por su situación ni por la situación de los demás. El mundo está hecho un auténtico desastre. La gente no sabe relacionarse. Todos son muy inconscientes y la sabiduría, la compasión y la empatía brillan por su ausencia. Basta con echar un vistaw al mundo para advertir que la gente es demasiado egoísta y está demasiado centrada en sí misma como para querer experimentar una verdadera transformación. FACILITADOR: ¿De qué manera le sirves? IRA: Básicamente, le doy mucha marcha. A lo largo de los años, ha aprendido a utilizarme de un modo que le sirve para abrirse camino por entre todas esas bobadas. Eso le da mucha energía. Hay veces en que me utiliza de manera muy sabia para despertar a alguien. Tiempo atrás me enfadaba por muchas cosas, pero ahora parece haber aprendido a utilizarme más sabiamente. Son muchas las cosas que todavía me enojan, como la ignorancia, la ilusión o la estupidez de la gente, o eso es, al menos, lo que me parece. Me molesta mucho que la gente sea tan egoísta. Yo siempre escucho, aunque me relacione con personas que no quieren escuchar. Me molesta mucho que la gente se quede atrapada en su visión de las cosas.
El Yo Herido FACILITADOR: Muy bien. Ahora
quisiera hablar con otra voz. ¿Podría hablar con el Yo Herido? Yo HERIDO: Soy el Yo Herido. FACILITADOR: ¿Cuál es tu función? Yo HERIDO: Estoy herido. No sé si desempeño alguna función realmente útil, sólo sé que estoy herido. Son muchas las cosas negativas que, a lo largo de los años, han ocurrido, y yo soy el único que ha cargado con todo el daño. Estoy hecho polvo, quizás incluso esté definitivamente destruido. FACILITADOR: ¿Cuándo comenzó todo esto? Yo HERIDO: Hace tanto que ya no puedo recordarlo. Probablemente en el útero de mi madre y quizás incluso antes, pero realmente no lo sé.
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Recuerdo que siempre he estado herido. La vida me ha hecho mucho daño. En el momento de su nacimiento, lo pasé muy mal, aun en formas que no recuerdo. ¿ Sabes que su parto duró setenta y dos horas? Como si su mente no supiera si quería o no nacer. Eso casi le mata. Todo eso me ha dañado . . Parece que, independientemente de la dirección de la que proceda la bala, soy el único blanco. No sé si será a propósito. Creo que no, creo que simplemente ésta es mi función. y aunque tampoco crea merecer, por ello, un premio, lo cierto es que siempre soy el único que recibe la bala. Siempre me alcanza, ya sea a través del periódico, de la televisión o del teléfono, aunque me halle a miles de kilómetros del lugar de la contienda. Ahora que pienso en ello, yo soy el único que acaba herido, porque el resto de sus voces parecen inmunes. Y, aunque alguien podría decir que soy un mártir, lo cierto es
que no es así. Lo único que sé, o eso es, al menos, lo que me parece, es que todos los demás siempre quedan ilesos. FACILITADOR: Creo que, si tú no te encargases de asumir todo el daño, las demás voces se verían heridas. . Yo HERIDO: Eso mismo creo yo. De hecho, es por mí que el resto de las voces se mantiene ileso y permanece tan puro y perfecto como siempre, lo que me proporciona un cierto consuelo. Ésa es una forma de verlo. Si sé que cumplo con alguna función, no me siento tan mal por todo el dolor que tengo que soportar. Es bueno saber que se sirve para algo. Después de todo, no soy tan malo. Gracias a mí, además, el yo puede sentir el dolor de otros yoes heridos y, puesto que el Yo Herido soy yo, él puede mantenerse indemne. Es por mí, dicho de otro modo, que el yo puede ser perfecto, completo y total. ¿Sabes que me tiene encerrado en las mazmorras que, como es de suponer, están en el sótano? No se siente bien conmigo y, francamente hablando, creo que tiene que cambiar esa actitud. Me ve como alguien maltrecho, como algo roto, por esto trata de ocultarme. Las únicas ocasiones en que parece sentirse a gusto conmigo es cuando la Víctima cuenta mi historia a otras personas. Pero, en tales casos, me siento todavía peor, porque entonces la Víctima se atribuye todo el mérito, apro
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piándose de mi historia y consiguiendo que todo el mundo se apiade de ella. FACIUTADOR: ¿Cómo podrías, en tanto que Yo Herido, curarte? Yo HERIDO: De ninguna manera ... porque, si me curase, dejaría de ser el Yo Herido. Mi función consiste precisamente en ser el Yo Herido y jamás dejaré de serlo, lo cual me parece bien. FACILITADOR: Ahora, si no te importa, quisiera hablar con otra voz. Yo HERIDO: Ya ves, recién empezamos a hablar y ya me abandonas. Ahora me siento herido por ti. Pero probablemente sea él, el yo, es decir, Genpo, quien más daño me provoque.
La Víctima FACIUTADOR: Lo siento mucho, pero ahora quisiera seguir adelante. ¿Me permites hablar con la Víctima? VíCTIMA: ¿Qyé es lo que quieres saber de mí? FACILITADOR: ¿Quién eres? ¿Qyé es lo que eres? ¿Cuál es el papel que desempeñas? ¿Cuál es tu función? ¿Cómo describirías tu trabajo? VíCTIMA: Yo creía estar muy herida pero, después de haber escuchado al Yo Herido, me doy perfecta cuenta de que no soy yo quien está herida. Creo que mi función consiste en proporcionar al yo cierta comprensión y simpatía. Yo soy quien cuenta su historia al mundo y le hace saber que le dañaron, le dañan y seguirán dañándole. La verdad es que él siempre será dañado. El mundo nos daña de continuo y él, es decir, el yo, siempre está dañando, de modo que no veo un final a esta situación. Creo que al madurar, no se si él o yo, hemos pasado por mucho. Yo soy el único que sabe su historia y seguiré contándosela a todo aquél que quiera escucharla. Entiendo perfectamente a las otras víctimas. Las entiendo muy bien, sobre todo a los niños maltratados y a las mujeres y hombres que han sido víctimas de la violencia doméstica. Ya sabes que estas cosas funcionan así y que las mujeres pueden ser tan violentas como los hombres. Y yo, por supuesto, me siento una víctima.
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FACiliTADOR: Pero ¿no te das cuenta de que, siendo víctima, te despojas de todo poder? VICTIMA: ¿Poder? ¡Eso no me preocupa lo más mínimo! Yo no aspiro al pod<,:r. Lo único que pretendo es contar la verdad, contar mi historia y, de ese modo, conseguir una cierta comprensión por lo difícil que ha sido mi vida. Lo único que hago es contar mi historia... tal vez embelleciéndola un poco. Por ello, no tengo ningún reparo en acusar, reclamar justicia y hasta culpabilizar si, de ese modo, consigo un poco de atención ysimpatía. Pero mi función no consiste en buscar el poder, ése no es mi viaje. Lo único que sé es que él ha sido traicionado una y otra vez. Sus padres, las relaciones que ha mantenido, las personas para las que ha trabajado o que han trabajado para él e incluso sus alumnos, siempre se han aprovechado de él y le han decepcionado. Te aseguro que, por más que se esfuerce en ser una buena persona, siempre está recibiendo golpes. Hay personas cargadas de opiniones y de ideas -algunas, por cierto, bastante estúpidas-que no tienen el menor escrúpulo. Pero, aunque yo no sea el Yo Herido, lo cierto es que, en ocasiones, resulta un tanto confuso -quizás porque me hallo muy cerca del Yo Heridopero cada herida parece consolidarme más todavía en el papel de víctima. Creo que, cuanto más herido se siente él, más víctima me siento yo, pero, de lo único que estoy seguro, es de que me siento como una víctima.
ElNiño Vulnerable e Inocente FACILITADOR: ¿Me permitirías ahora, Controlador, hablar con el Niño Vulnerable e Inocente? NIÑO VULNERABLE E INOCENTE: Sí. FACILITADOR: ¿Con quién estoy hablando? NIÑO VULNERABLE E INOCENTE: Estás hablando con el Niño Vulnerable e Inocente. FACILITADOR: ¿Por qué se te conoce como el Niño Vulnerable e Inocente?
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NIÑO VULNERABLE E INOCENTE: Porque soy completamente inocente y vulnerable. Yo no tengo coraza ni muro alguno que me proteja. No proyecto nada, no añado nada a lo que veo y todo llama mi atención. Contemplo el mundo con ojos completamente nuevos y es como si lo viese por vez primera. Todo me parece mágico. Nada me protege y todo es perfecto tal cual es. Soy la voz anterior a toda necesidad de protección y anterior también, por tanto, a todo muro. Hace muchos, muchos años, el yo me desterró. Luego volvió a establecer contacto conmigo en 1983, cuando empezó a trabajar con Hal Stone, pero necesitó otros veinte años para dejarme salir de nuevo. Yo soy el que le proporciona diversión, creatividad, espontaneidad, placer y alegría. Soy confiado, inocente, abierto y libre, y el mundo me parece un lugar maravilloso. Me siento en paz y completamente en casa. Carezco de fronteras y de límites. El mío es un espacio muy interesante en el que estar, un espacio lleno de creatividad y de juego, en el que todo me sorprende.
La Mente Dualista FACILITADOR: ¿Me permitirías ahora, Controlador, hablar con otra voz? Oltisiera hablar con la Mente Dualista. MENTE DUALISTA: Yo soy la Mente Dualista. Veo las cosas de manera dualista en términos de yo y tú, bueno y malo, yo y lo otro. Todo lo veo en pares de opuestos y por ello, precisamente, me llaman la Mente Dualista. Puedo analizar, juzgar, valorar, discriminar y crear. Soy la mente que construye puentes, edificios, aviones y cohetes. Soy la mente que es el gran arquitecto, el gran analista y el gran inventor. Soy absolutamente esencial para este mundo y, por más cerca que esté del yo, no soy lo mismo que él. El yo y yo somos básicamente indistinguibles. Sin mí, de hecho, no creo que existiera un yo. Sin mí, no habría principios morales, ética, bien ni mal y él sería incapaz de establecer estas distinciones imprescindibles para vivir en este mundo.
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Yo soy muy critico con el yo. Sin mí, ni siquiera sabría dónde acaba él y donde empiezan los demás, en cuyo caso, todas las fronteras se desvanecerían. ¿Y dónde iría entonces a parar, sin fronteras ni límites, este mundo? Yo soy el único capaz de ver sus límites y los límites de los demás.
E/Deseo FACILITADOR: Permíteme hablar ahora con la voz del Deseo. DESEO: Yo soy la voz del Deseo y mi función consiste en desear, querer y anhelar. 09iero las cosas que le proporcionan placer, satisfacción, alegría y felicidad. Siempre quiero más. Ésa es mi función y a ella me entrego con toda mi alma. Es muy probable que, sin mí, él ni siquiera existiera y tampoco existiera la humanidad. Soy el que quiere calentarse cuando él tiene frío, el que quiere refrescarse cuando él tiene calor, el que quiere comer cuando él tiene hambre y el que quiere dormir cuando él está cansado. Es por ello que me considero absolutamente indispensable. Me siento muy maltratado, especialmente por las religiones, porque siempre me ven como si estuviera más allá de todo control y siempre quisiera más, más grande y mejor. Hay quienes, dentro la tradición budista, me consideran la causa del sufrimiento, pero el hecho es que, sin mí, él ni siquiera existiria. Por ello me siento falsamente acusado. Es cierto que soy insaciable y que jamás estoy satisfecho, pero ésa es, precisamente, mi tarea: querer siempre más, querer siempre algo mejor y más grande. ¿Dónde estaría, sin mí, este planeta y la humanidad? Yo soy el único que quiere llegar a la Luna, el único que desea ir de un lugar a otro más segura y rápidamente. Soy el único que ha hecho posible todo lo que conocemos en el mundo moderno. FACILITADOR: ¿Cómo se porta el yo contigo? DESEO: Estamos muy unidos. Hablando en términos generales, me valora, porque le permito saber lo que quiere. Pero hay veces en las que mi avidez le crea problemas. Cada vez que ve una nueva Harley, yo la quiero. Cada vez que ve una casa más próxima a la playa, con mejor vista o, de
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algún modo, más deseable, yo la quiero. Entonces sufre porque no puede ofrecérmelo o porque no es esencial para su vida. Así que, en ocasiones, me valora pero, en otras, está muy enfadado conmigo. Pero, sin mí, no podría desear ser mejor ni aclarar y mejorar su vida para poder disfrutarla más. Yo soy el único que siempre desea que vaya más allá, más allá de sí mismo y más allá de sus supuestos límites. Yo soy el que le ha traído hasta donde ahora está, porque nunca estoy satisfecho y siempre quiero entender mejor las cosas y ayudar a los demás. Q¡iero que este planeta sea más consciente y despierto y que la gente deje de dañarse y matarse. No me gustan las guerras, la pobreza, el hambre'y todas las aflicciones que tanto daño y sufrimiento generan a todos los seres. Yo soy el único que desea la supervivencia de la humanidad en este planeta. Por ello soy total y absolutamente necesario.
La Mente que Busca FACILITADOR: ¿Podría ahora hablar con la Mente que Busca? MENTE QUE BUSCA: Yo soy la Mente que Busca. FACIUTADOR: Muy bien ¿Cuál es tu papel? MENTE QUE BUSCA: Básicamente, me dedico a buscar lo que el deseo quiere. Cuando el deseo quiere algo, yo me encargo de ir a buscarlo. Cuando no hay helado en el congelador, por ejemplo, yo soy el que se encarga de conseguirlo, aunque estemos en mitad de la noche. Yo me dedico a buscar todo tipo de cosas, más placer, más satisfacción, más empatía, más compasión y más comprensión. Bien podrías decir que, en cierto modo, soy una forma de conciencia superior al mero deseo. El deseo es insaciable y lo quiere todo, todo lo que le proporcione placer y le haga feliz. Y, aunque también me ocupo de buscar eso, suelo ocuparme de buscar otras cosas que me parecen esenciales para el planeta y para la humanidad. El deseo simplemente desea, pero no moviliza. Yo soy la acción, soy la que va y lo consigue. El deseo simplemente quiere, pero yo soy la que se encarga de conseguir lo que quiere.
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El problema es que, cuando lo encuentro, tampoco me quedo satisfecha. Siempre busco más y, cuando se ha terminado el helado, tengo que buscar algo para beber, tengo que conseguir que él duerma o cualquier otra cosa.
La Mente que Busca el Camino FACIUTADOR: ¿Me permitirías hablar ahora con la Mente que Busca el Camino? MENTE QUE BUSCA EL CAMINO: Yo soy la Mente que Busca el Camino. FACIUTADOR: ¿Y cuál es tu cometido? MENTE QUE BUSCA EL CAMINO: Buscar el Camino, con .C. mayúscula. Podría decir que busco la verdad, la comprensión, la iluminación, la paz, la felicidad, la plenitud, la satisfacción incondicional y la alegría. Yo busco las verdades más elevadas de la vida. Yo no me dedico simplemente a buscar, sino que busco los objetivos más elevados de la humanidad, como la autorrealización y la iluminación, la gran iluminación. FACIUTADOR: ¿Y alguna vez estás satisfecha? MENTE QUE BUSCA EL CAMINO: Jamás, porque siempre hay una montaña más elevada que ascender, profundidades mayores que sondear y más claridad que alcanzar. El Camino no tiene fin y, en consecuencia, mi búsqueda es inagotable y hasta diría que inalcanzable. Pero, por más que sepa que es inalcanzable, me encargo de buscarlo. Nunca dejaré, pues, de buscar el Camino. Yo le proporciono una cierta dirección y doy un sentido a su vida. En mi ausencia, probablemente se pasaría la vida buscando satisfacer su ego y quizás a su familia pero, gracias a mí, puede buscar las verdades más elevadas que ha conocido la humanidad. Pero también impido que se quede estancado en lo que encuentra porque, en tal caso, querrá establecerse en ello y disfrutarlo. Es como si, en mitad de la escalada a la cumbre de una montaña, encontrases un mirador y quisieras quedarte ahí disfrutando de la vista. Yo soy la que, por más que quiera quedarse ahí, le impulsa a seguir adelante. Probable
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mente, en mí ausencia, renunciaría al viaje. Así pues, yo soy esencial para que continúe su ascenso hasta las verdades más elevadas. FACILITADOR: ¿No te considera acaso, en esas ocasiones, un problema? MENTE QUE BUSCA EL CAMlNO: Sólo cuando quiere quedarse donde está, cuando quiere disfrutar del fruto de su trabajo. Entonces le recuerdo que tiene que seguir adelante, le digo que hay más cosas y objetivos más elevados que alcanzar. Cuando quiere descansar y se hace el remolón, yo soy la que se encarga de que siga sentado y meditando y, de ese modo, le aliento a seguir avanzando. FACILITADOR: ¿Y consideras adecuadamente valorados tus esfuerzos? MENTE QUE BUSCA EL CAMINO: Hablando en términos generales, sí, porque, antes de que yo apareciese -es decir, antes de que despertase, cosa que no ocurrió hasta que cumplió los veintiséis años-no tenía objetivos y su vida carecía de todo sentido. Las únicas metas de su vida consistían en el logro de la seguridad y la fama. Sólo quería hacerse rico y forjarse un nombre en el ámbito del atletismo. Cuando yo desperté, es decir, cuando se dio cuenta de mi presencia, transformé por completo el sentido de su vida. FACILITADOR: ¿Dónde estabas antes de que cumpliese los veintiséis años? MENTE QUE BUSCA EL CAMINO: Probablemente estaba dormida, es decir, estaba aletargada y él no era consciente de mí. Creo que salí de la mente que busca, de la mente que quería ganar, de la mente que quería participar en los juegos olímpicos, ser un buen americano y un gran atleta. Pero, por más que buscase, no buscaba la verdad ni la iluminación, porque yo no estaba presente. Yo entré en su vida en el instante mismo en que tuvo su primer despertar. FACILITADOR: ¿Lo habría conseguido en el caso de que no hubieses estado ahí? MENTE QUE BUSCA EL CAMINO: Lo ignoro, porque no estaba ahí. Yo nací en el momento en que tuvo esa experiencia de despertar en la cima de una montaña en mitad el desierto. Yo soy la Mente que Busca el Camino y, antes de entrar en su vida, él no buscaba el Camino... o, al menos, no lo hacía conscientemente. Así pues, en el caso de que estuviese ahí, estaba realmente muy oculta.
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El Seguidor del Camino FACrUTADOR: ¿Podría hablar con el Seguidor del Camino? SEGUIDOR DEL CAMINO: Si. Estás hablando con el Seguidor del Cammo. FACIUTADOR: ¿Podrías decirme, porque no lo sé muy bien, cuál es la función que desempeñas y a qué te dedicas? SEGUIDOR DEL CAMINO: Yo soy diferente del Buscador y de la Mente que Busca cl Camino. Mi trabajo consiste simplemente en seguir el Camino y, para ello, debo tener, al menos, un atisbo del Camino y de su dirección y entregarme luego a él. Me entrego al Camino para seguirlo. Si le permitiera seguir su propio camino, me llevaría a cualquier parte pero, en tanto que Seguidor del Camino, tengo un rastro, una dirección y un camino muy claros a seguir. Poco importa, en este sentido, que me guíe por meros indicios o que vea claramente el Camino porque, mientras tenga alguna pista, podré cumplir con mi cometido y seguir adelante. Yo soy una voz muy importante, porque gracias a mí puede relajarse mucho. Gracias a mí, dicho de otro modo, puede renunciar a su voluntad, a sus opiniones, a sus tendencias y a sus creencias naturales que podrían obstaculizar su avance por el Camino. FACIUTADOR: ¿Cómo decides cuál es el Camino que debe seguir? SEGUIDOR DEL CAMINO: Al comienzo, no tenía muy claro qué camino debía seguir pero, después de su experiencia de 1971 en el desierto, se dedicó a explorar diferentes vías. Luego se fue a vivir y a practicar al Zen Center de Los Angeles, viajó a Ojai a escuchar a K.rishnamurti y empezó a practicar yoga con el swami Satchidananda. También leyó a místicos cristianos como Thomas Merton, a psicólogos como Abraham Maslow, Erich Fromm, Carl Jung y la autobiografía de Yogananda. Lo cierto es que pudo haberse comprometido con cualquiera de ellos. Hay numerosos caminos. Y, aunque no diré que todos conduzcan al mismo lugar, muchos de ellos n()s ayudan a convertimos en seres humanos mejores, más amorosos, más compasivos, más comprensivos y más
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empáticos. Es evidente que el Camino no es exclusivo del budismo o de una determinada religión o tradición. A decir verdad, ni siquiera es necesario que sea un camino espiritual. Todo el mundo tiene su propio karma, pero no es posible verlo hasta contemplar retrospectivamente la vida con una visión de conjunto. Si acabó en el camino del zen es porque ése era su karma, lo que no significa que todo el mundo tenga que convertirse en un budista ni en un practicante de zen. Hay quienes llevan a cabo este trabajo a través de la terapia, otros emplean técnicas para el desarrollo de la conciencia, otros siguen el camino del yoga, otros el del deporte y también hayquienes lo encuentran a través de la Iglesia o de cualquier forma de religión o espiritualidad. Creo que todos esos caminos nos convierten en seres humanos más amorosos y compasivos. Ésa es, en mi opinión, la enseñanza fundamental de todas las grandes tradiciones. Lo único que importa es ponerlo en práctica, lo que, obviamente, depende, independientemente del camino que se siga, del Seguidor del Camino, que es el que nos convierte en personas mejores y más amorosas.
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LAS VOCES NO DUAl .ES y TRASCENDENTES
E/Camino FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con el Camino? (Te recomiendo que, cuando cambies de postura, te sientes erguido.) CAMINO: Yo soy el Camino. FACILITADOR: Dime, ¿que significa eso? ¿Oi'é es lo que significa estar en el Camino? (También te sugiero que, después de decir: «Yo soy el Camino», permanezcas quieto y en silencio unos instantes.) CAMINO: En tanto que Camino, siento que ya he llegado. Yo soy lo que, quizás sin saberlo, él ha estado buscando durante toda su vida. No hay ningún lugar al que ir, no hay nada que hacer, no hay nada que buscar y no hay nada que desear. Yo, simplemente, estoy del todo aquí, presente y despierto. Yo soy la presencia, yo soy el Camino, la Verdad y la Luz. Yo soy. ¡Yo Soy! Sé que puede sonar un poco arrogante, pero no hay aquí ni yo ni ego alguno implicado. Yo soy el Camino, y existía antes del nacimiento del yo, o del origen del yo. Yo soy la fuente. No tengo límites, ningún tipo de límites. Estoy más allá del espacio y más allá del tiempo. Yo soy el sol, la luna, el cielo, las nubes, las palmeras, las flores y los pájaros. No hay nada que sea ajeno a mÍ. En mí no hay separación ni distinción alguna. Yo soy sencillamente el amor puro, el ser incondicional. Yo soy el ser ajeno a todo devenir. Para mí no hay más camino que sólo ser yo. Yeso no tiene nada que ver con llegar, con ir o con venir. Soy lo que nunca ha nacido y lo que nunca morirá. Carezco de color, pero me manifiesto como todos los colores. Carezco de forma, pero toda forma no es otra más que yo.
Los seres humanos nunca dejan de buscarme, pero su misma búsqueda les impide ser yo y descubrirme. Pero ya son yo, y aun su misma búsqueda es yo. Me manifiesto como todas las cosas, incluida la misma búsqueda. Pero, mientras estén buscando, no podrán encontrarme, porque se mueven en la modalidad de la búsqueda y yo soy, precisamente, la no-búsqueda. Ése, de hecho, es otro de mis nombres, la Mente que no Busca, porque no tengo deseos y, en consecuencia, no busco absolutamente nada. Ellos tratan de pensar en mí y de aprehenderme a través del pensamiento conceptual, pero yo soy inalcanzable e incomprensible, porque soy la mente no-pensamiento, la mente que se encuentra más allá del pensamiento y del no pensamiento. Yo soy la mente que permanece sentada, simplemente sentada. No hay nada que no sea yo, pero, cuando me buscas, no puedes encontrarme. Yo soy el Camino.
La Gran Mente FACILITADOR: Me gustaría darte otro nombre. Ya sé que realmente eres el Camino pero, si te doy otro nombre, podré contemplarte desde otra perspectiva. ¿Podría hablar ahora con una variante del mismo tema, podría hablar con la Gran' Mente? GRAN MENTE: Yo soy la Gran Mente. FACILITADOR: ¿Qyé es lo que, en tanto que Gran Mente, adviertes? ¿De que eres consciente? ¿Cuán grande eres? GRAN MENTE: Soy inabarcable, eterna e infinita. No hay nada que esté más allá o fuera de mí. Yo soy el Camino. Sólo soy consciente de lo eterna e inabarcable que soy, sin comienzo ni final. Carezco de todo límite y de toda frontera. Yo veo las cosas tal cuales son. No las juzgo ni las valoro ni las condeno. Todo, tal y como se manifiesta, es absolutamente perfecto, completo y total. No hay nada correcto o equivocado, no hay nada bueno ni malo, no hay yo ni otro, iluminación ni ilusión. Todo es absoluta, perfecta y completamente lo que es. No tengo miedo, porque no hay nada ajeno a mí que pueda afectarme,
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herirme o dañarme. Sobreviviría a una guerra nuclear sin un solo rasguño. Soy la guerra, las explosiones nucleares, la gente que muere y todo lo que sobrevive. Soy, al mismo tiempo, e! afligido, la victima y e! que arroja la bomba. No hay nada ni nadie que no sea yo. Soy e! más grande de los grandes y e! más malvado de los malvados. Soy el santo y e! pecador. No hay nada ajeno ni separado de mí, nada que no sea yo. Soy e! pájaro que ahora mismo gorjea y bate sus alas en e! árbol. Soy los cocos de la palmera y soy la palmera. Soy e! espacio que rodea la palmera y lo que está en su interior, la savia que circula por sus venas, sus células y sus átomos. No tengo comienzo ni final, nacimiento ni, por tanto, muerte. Soy lo que nunca ha nacido y, en consecuencia, 10 que nunca morirá. Soy la única mente. No valoro esto ni tampoco menosprecio aquello. No prefiero una especie a otra ni valoro más a los seres humanos que a los pájaros, ni a los animales más que a los insectos. Todo es, para mí, una simple expresión, manifestación o extensión de mi ser. Yo lo soy todo. FACILITADOR: ¿Cuál es tu relación con la mente del yo? GRAN MENTE: El yo es limitado. Lo que habitualmente llamamos «mente» tiene fronteras y límites. Esa mente está limitada por su identificación con algo a 10 que llamamos yo. Es una noción, un concepto, una idea. Desde mi perspectiva, e! yo es una manifestación mía, pero se trata de una manifestación limitada. A pesar de ello, sin embargo, no la juzgo y me parece, tal cual es, absolutamente perfecta. FAClLITADOR: ¿Puede,_de algún modo, la mente de! yo, es decir, la pequeña mente, aprehenderte o ,comprenderte? GRAN MENTE: No, la mente pequeña no puede aprehenderme, comprenderme ni conocerme. Para que yo esté ahí, esa burbuja debe estallar. Dicho en otras palabras, cuando la pequeña mente está presente, yo paso inadvertido. Siempre estoy ahí, porque soy omnipresente, pero no soy evidente porque ella se ha limitado a sí misma y a su perspectiva y, en consecuencia, no puede verme, no puede aprehenderq}e. El yo es una ilusión. Es una manifestación mía, que pue?e apreciarme y valorar este milagro llamado vida. Por su misma naturaleza, sin embargo, está encerrado en sí mismo y sólo se preocupa de su supervivencia. Es como si e! aire encerrado en una pompa de jabón se considerase sólido, real y substancial. Para mí, sin embargo, no es más que una simple burbuja llena de aire. Verse precisamente de este modo hace que lo pase fatal en lo que suele llamarse existencia, lo que, desde mi perspectiva, es una verdadera estupidez. Pero ése es, no obstante, e! único modo en e! que puedo dar un vuelco y reconocerme realmente a mí misma como Gran Mente.
Mi presencia conlleva, en cierto modo, su muerte. Yo soy la muerte del yo contraído y limitado. Yo soy lo que queda cuando estalla la burbuja. Yo soy como e! océano, como e! mar. El principal miedo de! yo consiste en estallar o, dicho en otras palabras, en morir, pero lo cierto es que no tiene nada que temer porque, cuando e! yo o e! ego mueren, yo soyomnipresente. Soy lo que nunca ha nacido y lo que nunca morirá. Siempre estoy aquí y, aunque e! mundo entero estallase, seguiría siendo. ¡Yo soy! Eso es lo que soy. FACILITADOR: ¿A qué, como Gran Mente, le temes? ¿A qué le tienes miedo? GRAN MENTE: No le temo absolutamente a nada. No hay nada a lo que pueda temer porque, fuera de mí, no hay absolutamente nada.
El Gran Corazón FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con el Gran Corazón? GRAN CORAZÓN: Estás hablando con e! Gran Corazón. FACILITADOR: ¿En qué te asemejas y en qué te diferencias de la Gran Mente? GRAN CORAZÓN: Soy tan amplio, infinito y eterno como la Gran Mente. Pero, aunque sea tan inconmensurable como Ella, siento y me preocupo. Soy corazón y, en consecuencia, amo a todos los seres y me compadezco de ellos. La Gran Mente es simplemente consciente y más bien indiferente. Para la Gran Mente todo es, tal cual es, absolutamente perfecto. Yo, por
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mi parte, establezco distinciones y, cuando advierto la presencia del sufrimiento, quiero ponerle fin. Y, del mismo modo, quiero aliviar el dolor, acabar con la crueldad y llevar justicia donde veo sufrimiento, crueldad e injusticia. Yo soy acción, mientras que la Gran Mente es no-acción. La Gran Mente simplemente es. Yo hago, yo actúo, y mi intención es la de aliviar el sufrimiento de todos los seres. En la India me conocen con el nombre sánscrito de bodhisattva Avalokitesvara, los chinos me llamaron Kwan Yin, los tibetanos, Chenrezi, los japoneses, Kanzeon o Kannon, y otras culturas y tradiciones espirituales me llaman con nombres diferentes. Yo me manifiesto haciendo lo que sea necesario para aliviar el sufrimiento y expandiendo el amor incondicional a todos los seres de este mundo.
Elyin o la Compasión Femenina FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con tu aspecto yin, es decir, con tu aspecto femenino? COMPASIÓN FEMENINA: Yo soyla Compasión Femenina. OJ¡iero nutrir, sostener y acunar. Yo puedo experimentar empatía y siento el dolor de los demás como si fuera el mío. Soy capaz de establecer distinciones entre yo y los demás, pero su dolor es también el mío. La Gran Mente, por su parte, no establece ningún tipo de distinción. Yo me identifico con todos los seres y siento también la necesidad de ayudarles a despertar. Yo soy la gran madre y el gran curador. Soy la única que puede sostener y abrazar al Yo Herido. Soy el consuelo, el sostén y la empatía que tanto anhela el Yo Herido. Soy yo la única que puede hacer eso, la única que puede amar sencilla e incondicionalmente al yo y a todos los yoes y, de ese modo, aliviar su sufrimiento. Ésa soy yo.
Elyang O la Compasión Masculina FACILITADOR: ¿Me permitirías hablar ahora con tu aspecto yang, es decir, con la Compasión Masculina?
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COMPASIÓN MASCULINA: Yo soy el yang, la Compasión Masculina. Yo soy la que ve lo que hay que hacer y la que sabe cómo hacerlo. Yo soy la que, cuando es necesario, establece límites y fronteras y la que le da una buena patada en el trasero cuando está despistado o se muestra perezoso. Soy la que le moviliza en la dirección correcta, la que le alienta y no tiene reparo alguno, si es necesario, en truncar sus ilusiones, su ignorancia y su estupidez. Soy la compasión implacable. Soy el amor duro y rotundo. Mi espada es firme y afIlada. Soy una especie de cirujano y también soy . una inspiradora y una motivadora.
La Compasi6n yin-yang (la Compasi6n Integrada Masculino-Femenina) FACILITADOR: ¿Me permites hablar ahora con la Compasión Integrada Masculino-Femenina? COMPASIÓN YIN-YANG: Yo soy la Compasión Integrada Masculino-Femenina, también llamada Gran Corazón, que puede apelar por igual al yin y al yang. Todo cambia de continuo y no dudo en apelar a lo que sea necesario en función de la situación. Siempre soy compasiva pero, a veces, asumo un aspecto femenino amable, nutriente y sostenedor mientras que, en otras, asumo un aspecto masculino, directo e incisivo. Tengo un arsenal completo al que apelar para cumplir con mi cometido. Soy tan completa que no necesito nada, no te olvides que soy la Compasión Integrada Masculino-Femenina, a la que también se conoce con el nombre de Gran Corazón. La Gran Mente es la sabiduría no discriminadora, mientras que yo soy el Gran Corazón, es decir, la compasión. Cuando yo no estoy, la sabiduría no es tal; sabiduría sin compasión no es auténtica sabiduría, porque mi aspecto yang o masculino puede resultar demasiado duro, cruel y poco compasivo. Sin mí pues, es decir, sin compasión, no hay verdadera sabiduría. Y viceversa, porque, en ausencia de la Gran Mente, tampoco puede haber compasión verdadera. Es por ello que nosotros somos una pero, al mismo tiempo, dos facetas absolutamente necesarias de lo mismo.
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Si echas un vistazo al símbolo del yin-yang, advertirás que e! yang es la Gran Mente y que el yin soy yo, el Gran Corazón, y que juntos constituirnos la compasión integrada yin-yang. En mi interior, sin embargo, también se halla e! germen de la sabiduría (e! punto blanco), de! mismo modo que, en e! interior de la Gran Mente, se halla también el germen de la compasión (e! punto negro). Eso significa que la sabiduría contiene la compasión y que la compasión contiene la sabiduría, y que ambas fluyen simultáneamente. La frontera que nos separa no es una frontera fija, sino oscilante y siempre cambiante. La Gran Mente y e! Gran Corazón son uno pero, al mismo tiempo, dos aspectos diferentes. De hecho, tanto en chino como en japonés sólo hay una palabra para referirse a nosotras que, en japonés, es ,hin (mentecorazón). El mundo occidental y e! idioma inglés, sin embargo, establece una distinción -muy valiosa, por otra parteentre nosotras. En este sentido,la Compasión Integrada, o Gran Corazón, es el aspecto yin del simbolo de! yin-yang, de! que la Gran Mente representa e! aspecto yang. La sabiduría que encierro en mi interior me permite hablar como sabiduría y compasión integradas. Esto significa que la gran sabiduría me permite ver la perfección de todas las cosas, lo completo de todas las cosas, y discernir también el momento en que es necesario emprender una determinada acción. Es por ello que puedo actuar cuando descubro una injusticia o advierto la necesidad de aliviar e! sufrimiento.
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E/Maestro FACILITADOR: Quisiera ahora hablar con e! Maestro. MAESTRO: Yo soy e! Maestro. FACILITADOR: Háblame de ti. MAESTRO: Yo soy e! responsable, el gerente de la
empresa, e! capitán del barco, e! director de orquesta y el dueño de esta propiedad. Yo soy e! jefe, el Maestro, e! que detiene el mando del barco y eljefe de toda la empresa. Exceptuando a la Gran Mente y al Gran Corazón, bajo cuyas órdenes me hallo, el resto de las voces trabajan para mí. Yo soy, de hecho, la Gran Mente yel Gran Corazón, soy una de sus manifestaciones. Cuando la Gran Mente actúa, siempre lo hace de manera compasiva. Yo soy esa acción. Todo está bajo mi responsabilidad. Si una determinada voz no sabe bien cuáles son sus funciones, sus obligaciones y lo que tiene que hacer, mi trabajo consiste en aclarárselo; cuando se muestra perezosa, tengo que motivarla y, si trabaja demasiado, tengo que amínorar su ritmo de actividad y asegurarme de que descansa, se alimenta y hace e! suficiente ejercicio. Éstas son las responsabilidades que me competen como capitán de este barco. Si alguien ignora para quién está trabajando, mi responsabilidad consiste en aclararle que e! Controlador y e! Protector trabajan para mí. Por más que e! Controlador se arrogue el pape! de jefe de la empresa, lo cierto es yo le contraté para desempeñar la tarea concreta de controlar. Yo soy e! jefe. FACILITADOR: ¿Eres e! jefe de! yo? MAESTRO: Soy e! jefe de toda la empresa. Eso no significa que sea e! jefe ni e! maestro de otras personas, sino tan sólo e! jefe de la empresa compuesta por las distintas voces que configuran este yo. Antes de despertar a mi presencia, e! yo ignoraba quién era e! jefe. Era como si e! dueño de la casa se hubiera ausentado mucho tiempo, delegando provisionalmente su responsabilidad en e! mayordomo, e! Controlador, que, con el paso del tiempo, empezó a creerse el dueño ya actuar, en consecuencia, como e! Maestro. Obviamente, cuando volví
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tuve que obligar al Controlador a que renunciase al pape! de Maestro y asumiese nuevamente su función de mero Controlador.
El Ser Humano Integrado que Funciona Libremente FACILITADOR: ¿Podría hablar abara con el yo que decide conscientemente convertirse en un ser humano? ¿Podría hablar con la voz a la que llamo e! Ser Humano Integrado que Funciona Libremente? SER HUMANO INTEGRADO QUE FUNCIONA UBREMENTE: Sí, yo soy. FACILITADOR: Háblame de ti, por favor. SER HUMANO INTEGRADO QUE FUNCIONA UBREMENTE: En tanto que Ser Humano Integrado que Funciona Libremente, he decidido voluntariamente convertirme en lo que soy, es decir, un ser humano. Esto significa que, como todo ser humano, siento dolor y sufrimiento y experimento todo tipo de emociones, como la tristeza, la pena,la alegría,la felicidad, la euforia, la gratitud y e! sufrimiento. Tiempo atrás, no ,podía aceptar e! hecho de que soy un ser humano y me resultaba tan difícil asumir ciertos sentimientos que llegaba incluso, en ocasiones, a negarlos. Por ello culpaba a las circunstancias y a los demás de mi situación y de mi sufrimiento. La decisión de aceptar que soy un ser humano me ha permitido asumir lo que soy y asumir también, cuando se presentan, e! dolor y e! sufrimiento. Ahora puedo aceptar la tristeza y la pena, y estar triste o alegre cuando llega e! momento. Todo parece perfecto y sencillo, y funciono de acuerdo a las circunstancias. Dicho en otras palabras, abara respondo a las situaciones y, puesto que las situaciones están cambiando de continuo, mi trabajo consiste en modificar la respuesta que asumo en cada caso. Soy lo que soy yeso me parece bien. Respondo libremente cuando llega el momento y, si todavía no ha llegado, no respondo. Pero, en tanto que ser completamente integrado, no tengo nada que integrar, porque estoy completo. Y voy integrando de manera muy natural y orgánica todo lo que va sucediendo con e! paso de! tiempo.
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La decisión consciente de convertirme en un ser humano no me hace sentir como una víctima del cuerpo, de la vida o de mis limitaciones. Esta decisión me permite abrazar tanto mis limitaciones como mis capacidades ilimitadas. Sé que jamás seré un gran pianista ni un campeón de surf, y que probablemente jamás pilote un avión. Pero no se trata de que no pueda aprender esas cosas, sino tan sólo que no estoy interesado en ellas. Soy, por tanto, completamente libre para ser quien soy y ésta es una auténtica liberación. N ací en el mismo instante en el que el yo tomó la determinación consciente de ser uno con el sufrimiento del mundo, lo cual implica cierta acción. En todo momento estoy completamente integrado y en todo momento estoy también integrándome. Funciono libremente y sin separación alguna entre estímulo y respuesta. Pero mi funcionamiento no depende de la mente, porque soy uno con todas las cosas. No ignoro la ley de causa y efecto. No caigo en la acción impulsiva y sin restricciones ni me atengo ciegamente a normas y reglas. Mi vida está dedicada a despertar a los seres humanos y a elevar el nivel de conciencia 'del planeta. FACILlTADOR: Pareces una combinación entre de la Gran Mente con el Gran Corazón. ¿Incluye eso también lo dual y lo no dual? SER HUMANO INTEGRADO QYE FUNCIONA LIBREMENTE: Yo englobo todos los aspectos del yo, todas las voces dualistas y la Gran Mente. Así pues incluyo, aunque también trasciendo, lo no dual y el no-yo. También se me conoce como el Maestro o el Yo Único, porque soy absolutamente único y, en el mundo, no hay nadie que sea exactamente como yo. Soy tan especial y único ya desde el comienw que no necesito demostrar nada. También se me conoce con los nomb~es de Yo Natural y de Mente Ordinaria. No necesito darme ínfulas ni revestirme de fachada alguna. Soy naturalmente humilde y siempre estoy alegre. Pero mi felicidad es incondicional y no depende de circunstancia alguna, porque soy uno con cualquier sentimiento o emoción que se presente. Soy la mente del Gran Gozo, la mente de la Gran Gratitud y del Gran Reconocimiento.
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Valoro y agradezco incondicionalmente la vida y las cosas y puedo discernir, según las circunstancias y la situación, la acción apropiada de la inapropiada y 10 correcto de 10 incorrecto. Con ello quiero decir que mi respuesta a cualquier situación depende de cuatro variables: la posición, el tiempo, el lugar y la cantidad. Las situaciones están cambiando de continuo y yo actúo adecuadamente, enfrentándome a los problemas y viviendo los altibajos que la vida me depara como un yo relativo que posee la sabiduría y la visión de la Gran Mente. Yo soy lo Realmente Trascendente.
E/Gran Gozo FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con la voz del Gran Gozo? GRAN GOZO: Yo soy
el Gran Gozo. FACILITADOR: Háblame de ti. GRAN GOZO: Yo soy incondicionalmente dichoso. Amo la vida y todo 10 que ella me depara. Elevo su espíritu y resulta sorprendente lo fácil que a él le resulta llegar hasta mí. Soy omnipresente y siempre estoy aquí, aunque no creo que él sea completamente consciente de esto. Por más atrapado que se encuentre en distintas emociones, sentimientos y pensamientos, siempre tiene acceso a mí. Basta con que haga un leve cambio para advertir mi presencia. Soy la alegría, la exuberancia, la exaltación, la felicidad y e! gozo. La vida es maravillosa y, aunque sea consciente de! dolor y de! sufrimiento, mi gozo es independiente de las circunstancias. Soy e! Gran Gozo incondicional. FACILITADOR: ¿Cómo contemplas, en tanto que Gran Gozo, e! sufrimiento? GRAN GOzo: No lo ignoro. El sufrimiento me parece simplemente una manifestación que forma parte de la realidad. Es simplemente 10 que ahora mismo está presente y yo puedo abrazarlo y contenerlo. Por más extraño que pueda parecer, es como si e! sufrimiento se desplazase por e! inmenso cielo que soy. En modo alguno niego, oculto, ignoro o trato de evitar la existencia del sufrimiento, porque puedo experimentarlo y ser, no obstante, más grande que él.
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Soy la unión integrada entre el Gran Corazón y la Gran Mente. Es por ello que, desde cierta perspectiva, todo me parece perfecto, completo, total y vacío, mientras que, desde otra, experimento ese sufrimiento, permaneciendo, sin embargo, por encima de él. Si consideramos la Gran Mente como uno de los vértices de la base de un triángulo y el Gran Corazón como el otro, yo sería el vértice superior. Soy el gow y, por más extraño que pueda parecer, disfruto, aun en medio del sufrimiento, de la vida y de todo lo que es. Cuando está en contacto conmigo, le transmito mucha alegría pero, si está desconectado de mí, se siente triste. Es por ello que me parece una auténtica lástima que ignore mi existencia.
La Gran Gratitud y el Gran Reconocimiento FACILITADOR: Muy bien. ¿Podría ahora hablar con otra voz? GRAN GOzo: Claro que sí. Adelante. FACILITADOR: Me gustaría hablar con la voz de la Gran Gratitud y el Gran Reconocimiento. GRAN GRATITUD Y GRAN RECONOCIMIENTO: ¡Aquí está la Gran Gratitud y el Gran Recono~iento! FACJUTADOR: Háblame de ti. GRAN GRATITUD Y GRAN RECONOCIMIENTO: De acuerdo. Estimo mucho la vida y, por ello, doy las gracias a este mundo, a este universo, a su familia, a sus hijos, a su esposa, a sus maestros, a sus amigos y a sus relaciones. Estoy muy agradecido al mundo y a todos los seres humanos. Estoy muy agradecido a sus ancestros y valoro muy positivamente y siento una gran gratitud por las cosas tal como son. Por ello desbordo reconocimiento y gratitud. FACILITADOR: ¿Hay algo por lo que no estés agradecido? GRAN GRATITUD Y GRAN RECONOCIMIENTO: No, estoy agradecido por todo porque, en caso contrario, no sería yo, sino él. Hay cosas por las que él no está agradecido, pero sería mejor que eso se lo preguntases directamente. Yo estoy agradecido a todo, hasta a las situaciones difíciles y com
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plicadas. Quizás esté especialmente agradecido a las situaciones difíciles y complicadas porque sé que son ellas, precisamente, las que alientan el crecimiento. A veces creo que las situaciones difíciles son absolutamente necesarias para crecer, por ello las valoro. Y también valoro muy positivamente que consiga lo que necesita. Y es que, aunque no siempre logre lo que quiera, siempre parece querer lo que logra. Éste es, en mi opinión, el secreto, ésta es la cuestión, querer lo que tienes, porque tratar de lograr lo que quieres acaba convirtiéndose en una batalla interminable'que siempre desemboca en el fracaso. Pero siempre podemos conseguir lo que necesitamos. Q,yerer 10 que tenemos, pues, es como querer lo que necesitamos. Es como querer comer alimentos sanos en lugar de comida basura. Q¡izás la comida basura pueda proporcionarle un placer provisional pero, a fin de cuentas, no le hace muy feliz, porque sabe que es mala para salud, engorda y daña los dientes. Es por ello que, cuando se alimenta de comida sana, se siente más feliz. Resulta muy interesante, pues, valorar las experiencias que necesita para crecer, expandirse e ir más allá de sí mismo. Él valora muy positivamente esas experiencias y les está muy agradecido. Así es, al menos, como yo lo veo. FACIUTADOR: ¿Has cambiado, en tanto que Gran Gratitud y Gran Reconocimiento, con el paso de los años? GRAN GRATITUD Y GRAN RECONOCIMIENTO: Ahora estoy qlUcho más presente. Mal podría decir que, antes de experimentar su primer despertar, estuviese agradecido a nada. Es cierto que valoraba algunas cosas de su vida y que también apreciaba a ciertas personas, pero todo era muy condicionado. Así, por ejemplo, se sentía feliz cuando ganaba un partido de waterpolo o una carrera de natación, pero no ocurría lo mismo cuando perrua, ya que su agradecimiento depenrua mucho de los resultados. Y, aunque ahora todo siga siendo tan pasajero y provisional como siempre,las horas parecen contener más minutos, los ruas más horas,las semanas más días y los meses más semanas. Ahora desborda alegría, gratitud y reconocimiento.
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FACiliTADOR: ¿Yeso, según dices, no depende tanto de conseguir lo que quiere como de disfrutar aquello que ya tiene? GRAN GRATI11JD Y GRAN RECONOCIMIENTO: Así es. Ahora quiere lo que tiene y disfruta de ello. Ahora se da cuenta de que absolutamente todo lo que se manifiesta en la realidad es una enseñanza o, dicho en otras palabras, de que puede aprender de ello o, por el contrario, ignorarlo o negarlo, lo que, por cierto, no le proporciona la menor satisfacción. Cuando aprende de todo lo que se presenta y de todas las personas con las que se encuentra, es decir, cuando todo se convierte en una enseñanza y cualquier persona es un maestro, parece estar más presente, valorar más positivamente la vida y estar más agradecido.
El Gran Loco, el Gran Comodín FACILITADOR: Permíteme hablar ahora con el Gran Loco, con el Gran Comodín. / GRAN LOCO: Yo soy el Gran Loco, el Gran Comodín. Pero mi locura no tiene nada que ver con lo que la gente entiende como tal. Yo soy lo trascendente, yo encarno la libertad del yo y de lo que va más allá del yo, y los trasciendo a ambos. Por ello se me conoce tarobién como lo Realmente Trascendente, como el Gran Corazón o como el Ser Humano Integrado que Funciona Libremente. Yo estoy en ese nivel. Me llaman el Gran Loco porque soy tan libre y espontáneo que hago cosas que los demás pueden considerar absolutas locuras. Como el comodín de la baraja, tengo la libertad completa para ser cualquier carta, desde el as hasta el dos, el rey o la reina. Por ello precisamente soy, como Gran Loco, capaz de convertirme en cualquiera de las cartas de la baraja, soy el Comodín. A veces utilizo los términos Comodín, Gran Loco o Carta que Sirve para Todo de un modo intercambiable, porque soy capaz de encamar cualquiera de las voces. Todo ello me proporciona mucho poder, por lo que hay quienes me temen. Soy una de esas cosas, como los borrachos o los locos, cuya manera de ser impredecible asusta a todo el mundo. ¡Pero también la es
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pontaneidad de los niños y de los maestros zen puede provocar el mismo miedo! En cualquier momento puedo ser cualquier cosa, yeso es algo que da miedo porque la gente parece temer la realidad, la libertad y la liberación. Mientras estaba dirigiendo un retiro en Polonia en 1986, dije a los participantes: «No tenemos ningún programa. Sois libres para hacer lo que queráis. Estaremos aquí una semana. Disfrutad, pues, de vosotros mismos. Sois completamente libres de sentaros cuando os plazca y de hacer lo que queráis>. Pero esa propuesta les dejó completamente estupefactos y, al cabo de poco tiempo, me rogaron que les proporcionase una estructura, que les impusiera ciertas reglas y ciertas normas y les dijese, en suma, lo que tenían que hacer .•En Polonia -les dije entonces-estáis luchando por vuestra libertad. Yo os doy, en el contexto de este retiro, la libertad para hacer lo que queráis. Estáis en una isla, lejos de la civilización y completamente libres•... pero esta advertencia no acabó con sus miedos. Qyerían la libertad, pero la libertad era lo que más temían. Lo que más queremos es también, dicho en otras palabras, lo que más tememos. Por ello, precisamente, resulta tan difícil de lograr. Qyeremos ser libres como el Comodín, corno el Gran Loco pero, al mismo ti.empo, tenemos miedo de esa libertad. Estamos c09tinuamente preocupados por el modo en que los demás nos ven, por ello cuidamos tanto nuestra imagen, nuestro aspecto. Tenernos tanto miedo a que los demás descubran nuestra verdad, es decir, que somos el Gran Loco, el Gran Comodín, que la ocultarnos detrás de una fachada muy gruesa .... pero eso no impide que sigamos siendo locos.
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6 Triángulos: englohar y trascender tanto lo dual como lo no dual
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Cuando nos aventuramos por vez primera más allá del yo, el ego tiende a apropiarse de la experiencia de 10 trascendente, 10 que explica la facilidad con la que nos quedamos entonces atrapados en 10 que llamamos 10 absoluto. Esto es, al menos, 10 que ha sucedido durante miles de años. Es por ello que los maestros siempre han alentado, e incluso empujado, a sus discípulos a atravesar rápidamente esta fase y a volver a incluir la perspectiva relativa, es decir, 10 que denominamos el yo dualista. La razón por la que los maestros han alentado a sus discípulos a atravesar rápidamente el dominio de 10 absoluto es que, cuando estamos ahí, no solemos darnos cuenta de los peligros que ello conlleva. Tratemos de no olvidar que, en 10 absoluto, tendemos a no tener en cuenta la existencia de la ley de causa y efecto y de que se desvanecen las fronteras, puesto que la experiencia está más allá de toda frontera, más allá de todo límite. Esto es algo que podemos adverrir fácilmente cuando estamos en la mente ordinaria o convencional, es decir, antes de entrar en el ámbito de 10 absoluto o después de salir de él. Pero, mientras estemos atrapados alú como me sucedió a mí durante unos ocho años, al menos-permanecemos ciegos a este tipo de problemas. Es muy importante, pues, que no nos quedemos estancados en 10 absoluto. Parte de este libro está escrito con la esperanza de ayudar a ir todavía más allá a quienes han llegado a 10 trascendente, hasta un punto en el que puedan abrazarlo sin dejarse atrapar por la perspectiva dual ni por la perspectiva no dual.
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Qy.isiera ahora compartir con el lector un método que he descubierto muy recientemente y que puede ayudar a los occidentales a ver y entender más claramente lo que implica una práctica sana, en todos los sentidos del térmlno. Yo Verdadero incluye y transciende tanto lo dual como lo no dual yo dual o pequeíío yo yo no dual o Gran Mente
Creo que la figura adjunta ilustra perfectamente algo cuya explicación requeriría muchas palabras. Si observamos el dibujo de un triángulo superpuesto a una figura sentada en el suelo en la postura del loto, la rodilla derecha representa lo que podríamos denominar el Yo Dual o Pequeño Yo, que incluye todas las voces dualistas que ya hemos señalado y desde las .que ya hemos hablado, y muchas otras que ni siquiera hemos mencionado. La rodilla izquierda, por su parte, representa lo trascendente, es decir, el espacio de la Gran Mente, al que también podríamos denominar lo Absoluto. El vértice superior del triángulo representa la cabeza de la persona, que incluye, al tiempo que trasciende, tanto lo dual como lo no dual. Nuestro objetivo, en este sentido, consiste en abarcar tanto la rodiDa derecha como la izquierda y, de hecho,.la totalidad del ser humano. Así es corno incluirnos de un modo trascendente las distintas facetas, sin rechazar ninguna, es decir, sin identificarnos especialmente con ninguna
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voz IÚ con ninguna perspectiva, abrazando todas las voces y todas las perspectivas y llegando a un ser humano plenamente integrado, al que también podemos denominar Maestro, Compasión Integrada yin-yang o Gran Mente-Corazón. Todo cambia de continuo instante tras instante y en todo momento somos todo ello. Pero ¿dónde centramos nuestra atención? ¿A qué parte del cuerpo prestamos atención, especialmente cuando nos duele? ¿Dónde centramos nuestra atención cuando nos duele la tripa? ¿Qyé es lo que duele la mayor parte del tiempo? El pequeño yo. No olvides que la Gran Mente, al estar más allá del dolor y del sufrimiento, nunca duele. ¿Dónde, por tanto, suele centrarse más nuestra atención la mayor parte del tiempo? En el yo. ¿Qyé es lo que tenemos que hacer para serlo todo? Absolutamente nada. Para valorar esto en su justa medida, debes entender que la práctica es completamente innecesaria. Eso es todo. Jamás dejamos de ser la totalidad. Desde ahí empezaste a leer este libro y, cuando lo concluyas, todavía seguirás ahí. Entonces lo valorarás más y te sentirás más agradecido. Jamás puedes ser otra cosa. Siempre estás en el vértice superior de ese triángulo, del mismo modo que siempre eres el yo ilusorio y que siempre estás despierto. Veamos ahora con más detelÚmiento estos triángulos emprendiendo un diálogo con sus distintas voces.
Elyo FACiliTADOR: ¿Podría hablar ahora con el yo? YO: Estás hablando con el yo. FACILITADOR: ¿Qyé puedes decirme sobre ti? YO: Muy bien. Yo soy el yo. Soy este cuerpo y esta mente. Soy mis pensamientos, trús ideas, mis creencias y trús conceptos. Soy todo lo que llamo yo. Obviamente, el objetivo básico y fundamental de mi vida consiste en sobrevivir como yo. Es por ello que, cuando contemplo el mundo, lo veo como un lugar muy hostil y, por ello, siempre me siento vulnerable, como si pudiera ser dañado o destruido.
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¿Q\té más podría decirte? Yo soy yo. Soy el que tiene dos hijos y una esposa. Soy maestro. Nací el3 de junio de 1944. Sufro altibajos yatraviesQ adversidades, tribulaciones, tiempos difíciles, buenos momentos, tiempos hermosos y tiempos espantosos. Soy alguien que ha sufrido la muerte de varios seres queridos, incluido mi pequeño perro Tiby. Soyalguien que ha experimentado un gran placer y un gran dolor. Mido un metro ochenta y peso 86 kilos. ¿Q\té más quieres saber de mí? FACIUTADOR: ¿Cuáles son tus necesidades? ¿Tienes deseos? YO: Por supuesto que sí. Tengo que comer, tengo que hacer ejercicio y también necesito respirar aire limpio. Me gustan el cielo azul y las nubes blancas. También me gusta nadar. A veces deseo cosas hermosas. Qtiero ser feliz y estar satisfecho.
E/no-yo FACIUTADOR: Qtisiera ahora contar con tu permiso para hablar con el no-yo. Qtisiera ahora que, aunque no entiendas lo que esto significa, me dejases hablar con el no-yo y descubrir quién es. No-yo: Yo soy el no-yo. FACiliTADOR: Cuéntame algo de ti. ¿Quién eres o, mejor dicho, quién no eres? No-yo: De acuerdo. Yo no soy el yo. Yo no soy e! cuerpo, la mente, los pensamientos, los conceptos, las sensaciones, las nociones, las ideas, las opiniones ni las justificaciones del yo. Tampoco soy los objetivos ni las racionalizaciones, las creencias ni todo e! sistema de creencias del yo. No soy su carne, su pie!, su sangre, sus huesos ni sus órganos. FACiliTADOR: ¿Q\té es, entonces, lo que eres? No-yo: Soy la totalidad de las cosas. Soy la totalidad de! espacio y de! tiempo, soy todos los seres, incluido el yo, pero no me hallo limitado a él. No tengo ni comienzo ni fin, ni nacimiento ni muerte. No he nacido nunca y jamás moriré. En realidad, no existe mucha diferencia entre yo y la Gran Mente -yo soy la Gran Mente, soy e! Camino. Soy e! inmenso cielo vacío, las nubes, los árboles, los pájaros y todas las cosas que
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se desplazan en él. Me doy cuenta de que el yo tiene deseos, anhelos, aspiraciones y apetitos. El yo se halla limitado y circunscrito a una forma, un cuerpo, un peso y una estatura determinados mientras que yo, por mi parte, soy ilimitado y estoy más allá de toda limitación. Yo trasciendo, a la vez que incluyo, al yo. Yo Único La Mente Ordinaria es el Camino
El yo El no-yo La mente ordinaria El Camino FACILITADOR: Quisiera hablar ahora con una tercera voz. Piensa en un triángulo, como el
representado en esta figura, en el que el yo y el no-yo ocupan, respectivamente, los ángulos inferior izquierdo e inferior derecho. Ahora quisiera hablar con aquello que incluye y también abarca tanto al yo como al no-yo.
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Otra forma muy útil de visualizar esta si tuación sería imaginar al yo y al no-yo sentados en dos sillas, uno junto al otro. Ahora quisiera hablar con aquello que se encuentra detrás y encima de esas dos sillas, en el vértice superior del triángulo. Qyisiera hablar con lo que incluye y trasciende tanto al yo como al no-yo, a lo que denominaré Yo Único. Quisiera contar, pues, con tu permiso para hablar con lo que llamo el Yo Único.
El Yo Único (más allá del yo y del no-yo) FACILITADOR: ¿Q¡ién
eres tú? Yo ÚNICO: Soy el Yo Único. FACILITADOR: Cuéntame, por favor, ¿qué significa ser el Yo Único? Yo ÚNICO: Soy absolutamente único. Y el término clave en esta frase es «absolutamente». No hay nadie como yo y englobo tanto al yo como al no-yo. Para empezar, valoro muy positivamente lo que soy. Soy el Camino y la manifestación del Camino. Soy el creador y la creación. Soy absolutamente perfecto tal cual soy, pero todavía me quedan muchas cosas por hacer. Soy un proceso continuo de despliegue, pero me llena de gozo y felicidad ser lo que soy. En mí no hay conflicto porque, apenas éste asoma, lo incluyo y lo abarco. Soy uno con el dolor y con el sufrimiento y me esfuerzo diligentemente en aliviarlos. Es maravilloso ser quién soy. No necesito ser ninguna otra cosa. No estoy identificado con la perspectiva dual ni con la no dual, porque tengo la madurez y la sabiduría necesarias para darme cuenta de que soy simultáneamente limitado e ilimitado. No soy ninguna perspectiva, sino todas ellas y, al mismo tiempo, cualquier perspectiva concreta. Veo que tanto el yo dual como el no dual son parciales e incompletos en sí mismos; sólo son completos cuando se tienen mutuamente en cuenta.
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Sé que, como ha sucedido con muchos otros practicantes, en el pasado me he quedado atrapado en la perspectiva absoluta, en la perspectiva del no-yo, anteponiendo el no-yo al yo, lo absoluto a lo relativo y el no sufrimiento al sufrimiento. Pero yo incluyo tanto lo dual como lo no dual. Soy un estado de de la mente completamente natural, un estado natural del ser que abarca tanto no-dos como no-uno y se inclina libremente hacia un lado u otro según las circunstancias. No busco la iluminación ni tampoco trato de desembarazarme de la ilusión. No veo razón alguna para preferir un estado iluminado a un estado ilusorio. Lo dual me parece tan perfecto como lo no dual. El Camino verdadero consiste en no tener preferencias, aunque ello no signifique que esté mal tener alguna preferencia. En este sentido, prefiero el helado de chocolate al de vainilla, el pan integral al pan blanco y no estoy ni a favor ni en contra de las preferencias. El yo suele ser considerado como la mente ordinaria o la mente convencional, mientras que el no-yo también puede ser llamado el Camino. En tanto que Yo Único, abarco tanto la mente ordinaria como el Camino, razón por la cual el zen suele decir que .la mente ordinaria es el Camino»,lo que quiere decir que incluyo, aunque también trasciendo,la mente ordinaria y el Camino. Esto se asemeja a conducir un coche. Soy consciente del tráfico, de los automóviles que me preceden y de los que van detrás de mí, y también puedo mantener una conversación con los ocupantes del vehículo. En tanto que Yo Único, no estoy atrapado en pensar y ser tan s6lo la voz del yo ni la perspectiva absoluta. El mío es un estado de conciencia panorámica muy natural y omnipresente que no tiene problema alguno en centrarse en lo que tiene que hacer. Por ello se dice que la mente ordinaria es el Camino. FACIUTADOR: Muchas gracias por haber compartido todo eso conmigo. Ahora, con tu permiso, me gustaría seguir adelante.
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E/Miedo FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con el Miedo? MIEDO: Yo soy el Miedo. FACILITADOR: Dime de qué tienes miedo. MIEDO: Mi misión consiste en proteger al yo. Cuando miro el mundo, todo me parece no-yo, por ello vivo sumido en la ansiedad de que todo lo que no sea yo J' debo insistir en que los no-yoes son infinitos-pueda dañarme o destruirme. Hay muchas cosas, pues, que pueden dañar mi cuerpo, mis ideas, mis creencias y mi manera de entender. Todo es, pues, potencialmente peligroso, porque puede dañarme y hasta destruirme. Tengo miedo al cambio y también' tengo miedo a que las cosas no cambien. Tengo miedo a morir y, sinceramente, también lo tengo a vivir. Tengo miedo a sufrir y al dolor que precede a la muerte. Tengo miedo a lo que podría ocurrir después de la muerte y también temo que no suceda nada. Tengo miedo a estar solo y también tengo miedo a las relaciones. Tengo, en suma, miedo a todo. FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con el No-Miedo?
E/No-Miedo NO-MIEDO: Soy el No-Miedo. FACILITADOR: ¿Por qué no tienes miedo o, mejor dicho, porque eres el No-Miedo? NO-MIEDo: Porque en mí no hay yo alguno y, cuando no hay yo, la Gran Mente está presente. Y, cuando todas las cosas son yo, no hay razón alguna para tener miedo. El miedo sólo aparece cuando existe una amenaza yeso sólo es posible cuando existe una separación entre el yo y los demás, entre el sujeto y el objeto. En tanto que No-Miedo no tengo, pues, razón alguna para temer nada, porque nada puede dañarme, nada puede herirme y nada puede destruirme. Cuando uno lo es todo, no puede perder nada. Muchas de las razones del miedo se derivan de la posibilidad de perder el yo, de que el yo pueda ser dañado, pueda ser herido o pueda morir.
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Pero sólo puede perderse lo que se posee y, como no poseo absolutamente nada, nada puedo perder. No siendo nada, no puedo ser menos y, no siendo absolutamente nada, no puedo tener ningún miedo. La enfermedad, el dolor y la pérdida no me afectan porque todo eso pertenece al dominio del yo, del cuerpo y de la mente. Pero yo estoy más allá de todo eso y lo trasciendo. FACILITADOR: ¿Podría ahora hablar con la voz que abarca, al tiempo que incluye y trasciende, tanto al Miedo como al No-Miedo? ¿Podría hablar con el Yo Verdadero?
ElYo Verdadero (más allá delMiedo y delNo-Miedo) Yo VERDADERO: Muy bien. Yo soy la voz que transciende tanto al Miedo como al No-Miedo. FACILITADOR: ¿<2.l'é significa eso? Yo VERDADERO: Esto significa que, cuando corresponde hacerlo, me asusto. Y también significa que considero el Miedo como un sentimiento perfectamente normal en el ser humano, puesto que nos advierte de un posible peligro y nos obliga a estar alerta y prestar atención a las situaciones. Pero también soy el No-Miedo, lo que significa que no temo estar asustado. Así pues, no tengo miedo a ser una persona y temer el sufrimiento, establecer distinciones o ver a los demás como no-yoes, porque siempre estoy asentado en la unidad. Y también significa que, aunque esté asentado en el no-yo, funciono como un yo maduro, sabio y compasivo.
La Mente Dualista FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con la Mente Dualista? MENTE DUALISTA: Muy bien. Yo soy la Mente Dualista. FACILITADOR: ¿Por qué te llaman dualista? ¿Por qué se refieren a ti como Mente Dualista?
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MENTE DUAUSTA: Porque contemplo las cosas de manera dual. Pero esto no es nada especialmente malo, sino tan sólo que veo las cosas en términos de correcto e incorrecto, de bien y mal, de yo y los demás, y de yo y tú. Así son las cosas y así es la realidad que me concierne. Ese árbol no es yo y sería un error creer lo contrario. Desde mi punto de vista, pues, soy real y soy lo que es real. Creo que yo, esta vida y Genpo son reales, y también creo que las cosas están bien o mal, son correctas o incorrectas. Pero esto no significa, obviamente, que únicamente existen el blanco y el negro porque, entre ambos polos, hay un inmenso abanico de grises. Y todas estas distinciones me parecen esenciales. ¿Dónde estaría hoy en día nuestra especie, a cualquier nivel que lo consideremos, sea científico, moral, ético, espiritual o económico, si no pudiésemos establecer distinciones entre lo que está bien y lo que está mal, entre lo correcto y lo incorrecto, entre esto y aquello o entre tú y yo? ¿Cómo sabría, si no pudiese diferenciarme de ti o de mi ropa, lo que debo hacer? Yo soy, pues, la realidad. Soy esencial para la supervivencia de la especie y, obviamente, tengo todo tipo de deseos. ¿Cómo podría, en ausencia de deseos, encontrar comida cuando tuviese hambre? ¿Cómo podría encontrar cobijo cuando lo necesitase? ¿Cómo podría, en ausencia de deseo sexual, tener descendencia? Todo eso me parece esencial y creo que es ridículo pensar otra cosa. Si él no basara su vida en mí, es decir, en el pensamiento dualista y en la Mente Dualista, creo que estaría completamente loco. Las personas que creen haber trascendido algo y se consideran no duales me parecen peligrosas y no quiero tener nada que ver con ellas. FACILITADOR: ¿Crees que están equivocadas? MENTE DUAUSTA: Completamente equivocadas. Eso es, precisamente, lo que quiero decir. Pero no sólo creo que están equivocadas, sino que me parecen peligrosas, porque pueden hacer mucho daño. ¿Cómo pueden distinguir, si no pueden ver las cosas de manera dual, lo correcto de lo in~orrecto, el bien del mal y lo sano de lo enfermizo, para sí mismos, para los demás, para sus hijos y para el mundo? Me parecen personas realmente peligrosas.
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Francamente, me gustaría desembarazarme de ellos, pero ése sería un error. Lo que quiero decir es que debemos cuidarnos muy bien de ese tipo de personas, porque son peligrosas, muy peligrosas. Como ya he dicho, yo quiero tener descendencia, para que nuestra especie pueda sobrevivir. Necesito desear, necesito buscar cosas, necesito inventar, necesito descubrir y necesito crear. Soy una fuerza creativa y mal podrás, si no puedes establecer distinciones, distinguir una forma de otra o un color de otro. Todo eso me parece una locura. Por ello creo que 10 que este libro propone roza la locura. Tenemos que diferenciar el bien del mal. Esto es todo 10 que digo. Ya no quiero escuchar bobadas sobre la realidad no dual como las que oigo continuamente. A decir verdad, me molestan mucho todas esas tonterías sobre la no dualidad y la trascendencia. Odio a las personas que hablan de ello. Me parecen una auténtica amenaza, porque carecen de ética y de principios morales. Afirman carecer de fronteras y no respetan las mías. Cuando me hablan, por ejemplo, se acercan demasiado y huelen mal. Realmente me asustan. Eso es todo. FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con el Controlador? MENTE DUALISTA: Muy bien, no tengo ningún problema en dejarte hablar con el Controlador. Pero, si me pidieras hablar con cualquier voz trascendente, en modo alguno te 10 permitiría. No quiero tener nada que ver con todo eso. FACILITADOR: De acuerdo. ¿Me permites hablar ahora con el Controlador? CONTROLADOR: Estás hablando con el Controlador. FACILITADOR: ¿Cómo estás? CONTROLADOR: Estoy muy bien. Obviamente, la voz con la que acabas de hablar no parecía estar muy contenta con la dirección que iba tomando la conversación. Estaba pasándolo mal, porque temía exponerse yeso es algo que le molesta mucho. Creo que se siente realmente amenazada y por ello necesito protegerla. Pero también creo que tengo que proteger a 10 no dual. FACILITADOR: Déjame ahora -y debo decirte que entenderé que no me 10 permitas-hablar con la Mente No Dual.
CONTROLADOR: De acuerdo, me siento algo reluctante pero voy a permitírtelo. Qy.izás, de este modo, las cosas puedan equilibrarse.
La Mente No Dual FACILITADOR: ¿Qy.ién eres? MENTE NO DUAL: Soy la Mente No Dual. FACILITADOR: Háblame de ti, por favor. MENTE NO DUAL: De acuerdo. Yo soy lo no dual. Obviamente, no contemplo el mundo de manera dualista y, por lo tanto, no veo las cosas en términos de yo y los demás, puesto que no establezco ese tipo de distinciones. Yo lo englobo todo. Sé que la Mente Dual no lo consigue y ve las cosas de forma muy fragmentada. Pero lo cierto es que yo lo soy todo. Yo soy todos los seres y todas las cosas, incluido el cielo azul, las nubes blancas, el sol y el océano. Yo soy los pájaros, las flores y los mosquitos. No establezco distinción alguna entre yo y los demás, porque esas distinciones no son reales. La realidad es lo uno, la unidad. Todos somos lo mismo, todos somos uno. Ésta es la única realidad, ésta es la Realidad Absoluta. Él cree que la voz dualista que hablaba hace un momento es real, pero la suya no es más que una realidad aparente, la realidad que se le aparece de su mente dualista y que ha sido creada precisamente por ese dualismo. De hecho yo, es decir, la Mente No Dual, lo abarco y englobo todo, hasta el dualismo. Pero, aunque yo abrace el dualismo, no cabe la menor duda de que el dualismo no me incluye a mí. Pero eso está muy bien, porque la mente dualista es así. La mente dualista tiene una visión muy limitada y, por ello mismo, muy !imitadora. Sólo quiere desembarazarse de mí pero, obviamente, no puede hacerlo. Qy.iere desembarazarse de todo aquello que me manifiesta, pero tal cosa es imposible. Yo soy lo que nunca ha nacido y, en consecuencia, lo que es intocable y nunca morirá. Yo ya era antes de que todo fuese creado y existiera. Yo soy la totalidad de la creación, soy todas las cosas que advienen a la existencia y al ser. Soy tanto lo que ha nacido como lo que no ha nacido. Este mismo
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cuerpo, dicho en otras palabras, es lo que no ha nacido. Y, aunque parezca haber nacido es, de hecho, lo que nunca ha nacido. Por ello, esta misma forma es 10 que carece de forma, esta misma mente es la no mente, este mismo cuerpo es el no cuerpo y este mismo yo es el no yo. Ésa es la realidad. No es algo que pueda ser objeto de disputa y sobre lo que podamos debatir. Así son las cosas. Antes de la emergencia del pensamiento, las cosas son como son. Todas las manifestaciones son meras manifestaciones de mí, de la mente no dual, de lo no nacido y de la Gran Mente. Los budistas la llaman la Mente del Buda mientras que otras religiones y culturas la denominan con distintos nombres. Los místicos de las distintas tradiciones espirituales han conocido mi ser (y adviértase que no digo mi existencia, porque ni existo ni no existo y estoy, por consiguiente, más allá de la existencia y de la no existencia), me han conocido y me han tocado. Yo no tengo ningún miedo. En mí no hay miedo ni deseo porque, al no existir nada ajeno a mí y no carecer, por tanto, de nada, nada hay que pueda desear. Es por ello que toda búsqueda me resulta completamente ajena. ¿Cómo podría, siéndolo todo, buscar algo? Aun esa misma posibilidad resulta completamente absurda. ¿Dónde debería buscar, si me encuentro más allá del tiempo y del espacio? Y lo mismo podría decir sobre la posibilidad de enfadarme con los demás. ¿De qué otros, en tal caso, estaríamos hablando? ¿Quién debería estar enfadado, y con qué o con quién? No hay yo, mí ni otros y, por tanto, tampoco hay ilusión, deseo, avidez, búsqueda, rechazo ni odio. Yo estoy más allá de todo eso. Todas ésas son manifestaciones mías, todo eso es yo, pero yo no soy eso y, si bien englobo el miedo, la ira, la identificación y todas esas cosas, ellas no me alcanzan ni me tocan. No hay modo en que puedan incluirme, pero yo las incluyo a todas. FACiliTADOR: Muchas gracias. Ahora quisiera hablar con otra voz, el Controlador, por favor. CONTROLADOR: Perfecto. Tienes mi permiso. Yo soy el Controlador.
El Yo Verdadero (más allá de lo Dualy de lo No Dual) FACILITADOR: Me gustaría ahora hablar con la voz de aquello que incluye, al tiempo que trasciende, tanto la Mente Dualista como la Mente No Dual. ¿Podría hablar ahora con lo que denomino el Yo Verdadero? Yo Verdadero Dual No Dual Yo VERDADERO: Yo soy el Yo Verdadero o, dicho en otras palabras, soy el único realmente trascendente. Ten en cuenta que lo No Dual aún no es realmente trascendente porque, al considerarse mejor o superior a lo dual, todavía sigue siendo dualista. Aunque califiquemos a la Mente Dualista de ignorante e ilusoria por creer en su existencia separada, la Mente No Dual también es ilusoria porque, al ignorar la ley de causalidad, se muestra incompleta e ignorante, lo que resulta tan peligroso como enterrar la cabeza en la arena. La ignorancia no consiste tan sólo en desconocer, sino también en rechazar lo que es verdadero, es decir, lo que es. De hecho, el no conocimiento puede ser la gran sabiduría, porque está abierto y trasciende toda perspectiva. Yo soy el Yo Verdadero y realmente trascendente, lo que significa que abarco tanto lo dual como lo no dual. Yo me siento total y absolutamente a gusto con ambos, como ambos y siendo ambos. La Mente No Dual es
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muy adecuada para sentarse en un cojín pero, cuando va al supermercado, tiene dificultades en establecer distinciones entre el pan blanco y el pan integral, y entre las rosquillas y los donuts. Y también lo pasa muy mal, porque no tiene deseos y, en consecuencia, no busca. Yo abrazo los deseos, la búsqueda, el miedo y las distinciones, pero no me identifico con nada, no quedándome atrapado en nada. Puedo tener un deseo y, en el caso de que no se vea satisfecho, no tener problema alguno en descartarlo. Puedo pensar, pongamos por caso, en despertar a todo el planeta a un nivel más elevado de conciencia y no tener ningún problema si no lo consigo porque, en cualquiera de los casos, se trata de un esfuerzo que bien merece la pena. Creo en la posibilidad de transmitir a los demás el progreso que he hecho en esta vida porque los demás, aunque no sean yo, también son yo. No tengo ningún problema en establecer distinciones entre ser dualista y ser no dual o no-dos -ni dos ni uno. No estoy atrapado en nada. Soy completo y me muevo como un ser humano integrado que funciona libremente. Paso con tanta facilidad d.e lo dual a lo no dual que no soy consciente de efectuar tal transición. Eso es algo que hago sin solución de continuidad ni velo alguno entre ambos. Puedo desplazarme tan rápidamente entre ambos que no hay modo de advertir mi movimiento. Este movimiento es más que instantáneo, pues no hay en mí barrera alguna que los separe. Yo no soy exactamente lo mismo que lo no dual, porque lo no dual todavía se identifica y prefiere lo no dual a lo dual. En el momento en que pasamos al Gran Corazón, vuelven a aflorar las distinciones. La contemplación del sufrimiento ajeno reaviva los sentimientos, las emociones, el amor y la pasión. No en vano la Gran Compasión se deriva del Gran Corazón. La vuelta a lo dual desde lo no dual reaviva las distinciones y, con ellas, moviliza la compasión. Yo soy la Compasión Masculino-Femenina, pero también soy la Gran Mente, de modo que me asemejo al símbolo del yin-yang, donde la Gran Mente es el yang y el Gran Corazón es el yin que abraza al yang. Yo soy, si hacemos girar ese símbolo, el flujo entre el yin y el yang, Este y Oeste, Norte y Sur. Yo soy el flujo y el movimiento de esa energía.
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Las diez perfecciones de la excelencia
LAs DIEZ PERFECCIONES DE LA EXCELENCIA
La Generosidad FACIUTADOR: ¿Podría ahora hablar con la voz de la Generosidad? GENEROSIDAD: De acuerdo. Yo soy la voz de la Generosidad. FACILITADOR: Cuéntame algo acerca de ti. GENEROSIDAD: Soy generosa porque disfruto dando. Soy hija de la apertura y de la acción trascendente. Soy la que suelta y entrega, y no tengo nada que ver con aferrarme ni tratar de asegurar nada. No hay nada que me haga sentir más feliz y plena que ser generosa y entregar mi vida al bienestar de los demás. Soy como una manguera. Cuando e! grifo o la boquilla están cerrados, e! agua no fluye y la manguera deja de cumplir con su función transportadora; si, por e! contrario, están abiertos, el agua no tiene problema alguno en fluir libremente. Así soy yo, la Generosidad. Cuanto más me abro para dar y ofrecer, más fluye la fuente a través de mi. Entonces me asemejo mucho más a un canal que a un recipiente, que, al tener una capacidad limitada, en algún momento ya no puede seguir llenándose y empieza a rebosar. Muchas personas funcionan, en este sentido, como cubos, llenándose tanto que acaban desbordándose. La manguera, sin embargo, jamás se desborda porque, mientras e! grifo y la boquilla permanezcan abiertos, e! agua puede seguir su curso sin impedimentos. De este modo, la manguera permite e! flujo continuo de lo que está más allá del yo. Cada uno de nosotros es como un recipiente, un canal o un vehículo de esa fuente, de esa energía, de Dios, de! Creador, de la energía, de Buda o de! Dharma -poco importa, en este sentido, como le llamemos-que trasciende al yo. Pero, cuando nos permitimos dar libremente y ser real
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mente generosos, nuestra vida se convierte en algo muy pleno, porque no hay nada más satisfactorio que ser un conducto abierto a través de! cual fluye la fuente. FACILITADOR: ¿Y cómo te sientes cuando tu generosidad no se valora adecuadamente? GENEROSIDAD: Lo más sorprendente es que yo no le digo a nadie lo que tiene que hacer con mi generosidad porque, en este sentido, no albergo ninguna expectativa. Si quiero que e! pobre al que acabo de dar unas monedas se compre comida, posiblemente me decepcione cuando se compre una botella de vino. Así pues, no debo juzgarle ni imponerle lo que tiene que hacer con mi limosna. y lo mismo sucede también, obviamente, con la enseñanza. Por ello no puedo ni debo depender de lo que las personas hacen con la enseñanza que les transmito. Hasta 1999, por ejemplo, quería que utilizasen la enseñanza de Genpo para alentar y profundizar su práctica y se convirtieran en personas más claras, que practicasen con más fuerza, se sentaran más e hicieran mejor las cosas. Pero esa expectativa resultó tan frustrante que, en 1994, Genpo acabó extenuado. Y, aunque no creo que permaneciese en ese estado hasta que, en 1999, descubrió e! proceso Gran Mente, lo cierto es que seguía identificado con la expectativa y la esperanza de que un 1%, al menos, de sus discípulos, llevara a cabo e! proceso. Fueron necesarios unos cuantos años más para que acabase renunciando a esa expectativa. Desde entonces, las cosas han ido mucho mejor. Ahora simplemente regala e! proceso, sin quedarse atado a la expectativa de lo que las personas hagan con él. Eso es algo que le corresponde a cada cual. Pueden tirarlo a la basura, utilizarlo de inmediato o en cualquier otro momento de su vida, pueden considerarlo interesante o pueden rechazarlo. Cuando empezó a trabajar con e! proceso Gran Mente, quería que las personas, al menos, lo valorasen. Recuerdo que, si había cien personas en la sala y cinco no lo conseguían, acababa decepcionándose y ellos, en consecuencia, también se decepcionaban. ¿No te parece acaso e! 95% un buen resultado?
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LAS DIEZ PERFECCIONES DE LA EXCELENCIA
Hoy en día lo consigue casi el 100% de los asistentes y creo -o eso es, al menos, lo que a mí me parece-que la diferencia estriba en que no se identifica con los resultados. Hay veces en que, al comenzar el taller, dice algo así como: «No me preocupa si lo conseguís o no. Lo único que espero es pasarlo bien con vosotros y que vosotros también lo paséis bien conmigo pero, si no es así, también me parecerá bien. Esto es una especie de juego. Disfrutadlo, porque creo que descubrir quiénes sois es lo más interesante que podéis hacer •. Ahora regala libremente el proceso, sin expectativa alguna. Lo que hagan luego los asistentes les corresponde exclusivamente a ellos. Recuerdo a un gran maestro llamado Yamada Roshi, con el que Genpo pasó mucho tiempo hasta que el maestro finalmente murió, a los ochenta y pico de años. Un buen día, Yamada Roshi le dijo: «Poco después de cumplir los setenta años, llegué finalmente a un punto en el que dejó de preocuparme lo que las personas pensaban y esperaban de mí yel modo en que me veían. ¡Y te aseguro que es una auténtica liberación! No hay nada parecido. Hasta los setenta -añadió-todavía me preocupaba el modo en que los demás me veían, lo que pensaban de ·mí y si me valoraban o no. ¡Ollé liberación poder renunciar a todo eso!. Sus palabras me parecen muy importantes. Yo lo llamo «la no preocupación». Ya sé que suena un poco negativo, pero realmente se trata de soltar toda amarra con respecto a lo que damos y ofrecemos. Es por ello que, si les damos dinero a nuestros hijos y ellos van y se compran golosinas, pues muy bien, eso es lo que suelen hacer. Si quieres que se compren otra cosa, lo mejor que puedes hacer es dársela tú. Por lo tanto, cuando te liberes de ese tipo de ataduras, te ahorrarás mucho dolor y mucho sufrimiento. FACILITADOR: ¿Es necesario cumplir setenta años o «quemarte. para llegar a entender este punto? GENEROSIDAD: Genpo lo pasó muy mal antes de aprenderlo. Pero no es una persona que aprenda fácilmente. Lo hace intuitivamente JI viviendo las cosas. No olvides que hay muchas formas de aprender. Según reza cierta enseñanza, el mejor caballo es el que se pone en marcha apenas ve
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la fusta, luego hay otros caballos que sólo aprenden a golpes y, por último, hay otros que necesitan sentir la fusta hasta los tuétanos. Creo que Genpo pertenece a esta última categoría. FACILITADOR: ¿Dónde estabas tú, en tanto que Generosidad, cuando Genpo no era tan generoso o alentaba alguna que otra expectativa? GENEROSIDAD: Yo, como Generosidad, ya estaba ahi, pero él todavía estaba identificado con sus expectativas. Creo que hay diferentes tipos de generosidad. Hay veces en las que uno da libremente o con la expectativa de que su regalo sea valorado. Pero lo cierto es que, cuando uno da libremente, ni siquiera debería saberse quién es el que ha dado y, mucho menos, alentar expectativa alguna de agradecimiento al respecto. OlJercr que las personas estén agradecidas, valoren el regalo o nos den otro a cambio no es, en sentido estricto, ningún regalo. Es cierto que ello tiene que ver con el dar pero, en tal caso, uno todavía permanece identificado con el regalo o con lo que se le devolverá a cambio. La Biblia afinna que la mano izquierda no debería saber lo que la derecha hace y, según el zen, el regalo del no miedo es el mayor de los regalos. Ésa es, precisamente, la Gran Mente, porque no hay miedo en ella. Cuando se trascienden las fronteras, desaparece el miedo. Ése es el mayor de los regalos. La capacidad de no preocuparse ni identificarse con las expectativas es otro de los grandes regalos que acompañan a la Gran Mente. Creo que nuestra sociedad es muy consciente de lo egoístas, codiciosos y poco respetuosos que somos y se da perfecta cuenta de la necesidad de cuidar a los demás y de tener más empatía, más compasión, etc. Pero no nos damos tanta cuenta del otro lado de la moneda porque, en cierto sentido, también nos preocupamos demasiado o, dicho de otro modo, estamos demasiado identificados, lo que nos impide ser realmente libres, felices y dichosos. Si fuésemos más libres, felices y dichosos, todo, tanto nuestra vida como el mundo entero, fluiría mucho mejor. ¿ Puedes imaginarte un mundo en el que todos fueran libres, felices y dichosos, un mundo en el que todos fueran generosos y dieran libremente sin esperar respuesta? ¿Puedes imaginarte un mundo así? Ése sería un mundo tan diferente que resulta casi imposible de imaginar.
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LAs DIEZ PERFECCIONES DE LA EXCELENCIA
Ésta es, precisamente, nuestra tarea y esto es, precisamente, lo que pretendemDs hacer. De ello, precisamente, trata este libro. Creo que, si muchos de nosotros alcanzásemos ese nivel de conciencia, el planeta experimentaría una auténtica transformación. Y también creo que, si se alcanzase una determinada masa critica, que no sé determinar pero que, en opinión de Ken Wilber, gira en torno al 10%, la conciencia de nuestro planeta experimentaría un vuelco revolucionario. Eso es, precisamente, lo que queremos hacer. Y todos estamos juntos en esto, todo estamos en el mismo barco y todos compartirnos el mismo planeta. Éste es un asunto global y, o bien nos transformamos todos, o acabaremos haciendo zozobrar el barco. Hay un viejo koan zen que dice: «Es como un búfalo que pasa por una ventana. Su cabeza, sus cuernos y sus cuatro patas ya han pasado. ¿Por qué no puede hacerlo su cola?» Este koan, uno de mis favoritos, me parece fantástico porque transmite perfectamente la esencia de la enseñanza. Según este koan, la cabeza (es decir, nuestra mente conceptual) atraviesa la barrera o, dicho en otras palabras, se adentra en lo no dual, y los cuernos (es decir, nuestra mente dualista) también la atraviesan. Pero ¿por qué, cuando han pasado la cabeza, las cuatro patas y todas nuestras ideas y nociones, la cola que, comparada con el búfalo, es tan pequeña, no puede pasar? La respuesta tiene que ver con dos cosas, con los dos aspectos de la realidad: el aspecto no dual y el dual, lo absoluto y lo relativo. Desde la perspectiva absoluta, no hay barrera alguna que atravesar, mientras que, desde la perspectiva de la Gran Mente, no hay nada que atravesar ni nada que lo atraviese. No hay ventana, no hay búfalo, no hay yo, no hay mí, no hay tú, no hay cercado ni barrera alguna que atravesar. Desde la perspectiva absoluta, pues, se trata de una barrera sin puerta. Desde la perspectiva relativa, sin embargo, la cola somos todos nosotros, todos los seres sensibles del planeta. Es por ello que no es posible alcanzar la liberación hasta que todos los seres sensibles alcancen ese estado del que estamos hablando, en el que uno es libre, feliz, gozoso y realmente generoso. Resulta imposible, por tanto, atravesar completa
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mente esa barrera mientras haya un ser sensible que no lo haya hecho. Por ello e!
zen habla de! voto del bodhisattva, en e! que e! practicante se compromete a no acabar de liberarse hasta liberar antes a todos los seres sensibles, incluido e! último de ellos. Pero éste no es ningún misterio, sino algo que emerge de manera natural cuando advertimos claramente la situación en que nos encontramos. Todos estamos juntos en esto porque, a fin de cuentas, no hay más que una mente y no hay más que un cuerpo. FACILITADOR: Yeso no parece tener nada que ver con despreocuparse. GENEROSIDAD: Yo creo, más bien, que es su adecuado contrapeso. Ten en cuenta que, cuanto más dejemos de preocuparnos, más podremos cuidar y más podremos dar. Cuanto menos nos apeguemos, mayor será la posibilidad de identificarnos con la liberación de todos los seres. ¿Cómo podríamos, en caso contrario, gestionar una responsabilidad tan enorme? Como ya sabes, el exceso de preocupación puede convertirse en una gran limitación. 0, dicho en otras palabras, sólo podrás cuidar verdadera y plenamente cuando estés completamente desapegado de los resultados. Así que no me parecen dos cosas diferentes, sino, muy al contrario, dos aspectos distintos de lo mismo. Ésa es, por otra parte, la relación existente entre la Gran Mente y el Gran Corazón. La Gran Mente no se preocupa y es completamente indiferente. Para ella todo, tal cual es, es perfecto, completo y total. El Gran Corazón, por su parte, se preocupa hasta por e! insecto más diminuto y simplemente ama y experimenta todo y a todo e! mundo por igual. FACILlTADOR:¿Podría hablar de nuevo con el Yo Verdadero? Yo VERDADERO: Aquí estoy. FACILITADOR: Qyerría entender mejor los rasgos distintivos de la acción sabia y apropiada pero, para ello, necesito tu ayuda. ¿Con qué voz me sugieres que hable?
La Sabiduría o la Acción Apropiada Yo VERDADERO: Podrías apelar de nuevo a la figura del triángulo para hablar de las tres visiones aparentemente distintas de nuestras acciones
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que los budistas denominan los Tres Veruculos, es decir: el Hinayana, el Buddhayana y el Mahayana. Estos tres veruculos, o visiones, se manifiestan como una forma de vida libre, espontánea e integrada. Te sugeriría, pues, que empezases dialogando con la Mente Literal y luego hablases con la GranMente. Luego vuelve a hablar conmigo, la Sabiduría o Acción Apropiada, el vértice superior del triángulo.
La Mente Literal FACILITADOR: ¿Me permites hablar entonces con la Mente Literal? MENTE LITERAL: Muy bien. Estás hablando con la Mente Literal. FACILITADOR: Cuéntame algo sobre ti. MENTE LITERAL: Debo comenzar diciéndote que hay quienes me consideran estrecha y limitada, términos que, por cierto, me desagradan. Yo me tomo las cosas en su sentido más estricto y las veo de la manera más directa, fundamental y ortodoxa; una perspectiva que no sólo me parece válida, sino que es la única que considero realmente sincera. Si quieres cavar un pozo profundo, deberás hacerlo estrecho porque, si lo haces demasiado amplio, tendrás grandes dificultades en alcanzar el fondo. Yo sé, por ejemplo, que matar o quitar la vida a un ser vivo, ya sea una persona o un mosquito, está mal, muy mal. Ésa es, para mí, una verdad absoluta. Desde mi perspectiva, toda vida es sagrada, toda vida es una extensión de la mía y esto es algo que se aplica tanto a la vida de una ballena como a la de un elefante o incluso a la de un insecto. Es por ello que me tomo muy en serio la obligación de no dañar, herir ni matar. Por ello valoro muy positivamente y también apoyo toda vida, desde la vida humana hasta la del más diminuto insecto. Yo no robo. No cojo nada que no me hayan dado o que no haya comprado, ni una simple pastilla de jabón. Tampoco incurro en conductas sexuales inapropiadas ni me dejo llevar por la avidez. No miento y digo la verdad. No me intoxico. No hablo de los errores y de las faltas de los demás. No me ensalzo ni echo las culpas a nadie. Tampoco soy tacaña, especialmente con las enseñanzas. No odio a nadie ni me permito caer
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en la ira. No hablo mal de mis maestros, de sus enseñanzas ni de la comunidad. ¿Dónde está, pues, mi presunta estrechez de miras? Yo me atengo a las reglas y normas de conducta y hago lo que está en mi mano para no transgredirlas. Creo en la ley, tanto en las leyes humanas como en la ley de causa y efecto. Trato a los demás como quisiera que ellos me tratasen a mí. También les ofrezco confianza y poder, y el apoyo que supone el establecimiento de fronteras y de límites claros. Ésa es, en mi opinión, la conducta moral y ética. ¿Qyé hay de malo en ello? FACILITADOR: Me parece que estás un poco a la defensiva. ¿Podría hablar ahora con otra voz, por favor? MENTE LITERAL: De acuerdo, pero no creo estar a la defensiva, no creo estar defendiéndome de nada. Pero puedes seguir adelante.
La Gran Mente FACILITADOR: Me gustaría hablar ahora con la Gran Mente. GRAN MENTE: Yo soy la Gran Mente. FACILITADOR: ¿Qyé te parece lo que acaba de decir la Mente Literal? GRAN MENTE: Yo contemplo las cosas desde una perspectiva muy diferente a la suya. No hay nada que pueda herirme, dañarme ni aniquilarme, porque todo es una manifestación mía, una expresión de la Gran Mente. Pero, del mismo modo, tampoco hay nadie que pueda herir, matar o hab_ar mal de otros, ni nadie que pueda ser herido, dañado, asesinado o culpado. No hay sujeto ni objeto y, para mí, el simple hecho de albergar la idea de que pudiera haber otro es una clara evidencia de hallarse sumido en la ilusión. No hay otro, lo único que existe es esto, la Única Mente. No hay separación ni distancia alguna entre una cosa y otra. Todo es uno. FACILITADOR: Muy bien. ¿Podría ahora hablar con la tercera voz? GRAN MENTE: Claro que sí.
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La Sabiduría o la Acción Apropiada FACILITADOR: Qtisiera
hablar ahora con la voz que incluye, a! tiempo que trasciende, tanto la perspectiva de la Mente Litera! como la de la Gran Mente. Me refiero a la perspectiva que, si bien las incluye y abraza a ambas, también las trasciende, es decir, e! vértice superior de! triángulo. SABIDURÍA O ACCIÓN APROPIADA: Muy bien. Yo soy esa voz. FACIUTADOR: ¿Qté podrías contarme de ti? Sabiduría o Acción Apropiada
Mente Literal GranMente / Única Mente
Yo abrazo, obviamente, las perspectivas de la Mente Litera! y de la Gran Mente. Todas mis acciones son sabias y apropiadas, porque todas están en armonía con la posición que él ocupa en un determinado momento, tiempo, lugar y cuantía. Lo que, en un determinado caso, es apropiado, depende de la situación y se modifica cuando esa situación cambia. A veces él desempeña el pape! de maestro y, en otras ocasiones, e! de discípulo. A veces ocupa la posición de padre y, en otras, la de hijo. También puede hallarse en la posición de empleado, respondiendo a los distintos directores, o desempeñar, por e! contrario, e! papel de presidente, teniendo que tratar con los empleados que SABIDUlÚA O ACCIÓN APROPIADA:
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trabajan para él. Su posición, pues, cambia de continuo en función del tiempo, el lugar y la situación. La acción apropiada también depende del tiempo, porque una acción sabia y apropiada en un determinado momento puede convertirse, al momento siguiente, en una acción inapropiada. Y lo mismo podríamos decir con respecto al lugar porque, lo que resulta apropiado en un lugar, puede no serlo en otro. También el grado O cuantía determina que una acción sea sabia o no. La duración, por su parte, puede ser excesiva o, por el contrario, deficiente. Así, por ejemplo, una charla dirigida a las personas adecuadas y en el momento adecuado puede llegar a convertirse, si se prolonga demasiado, en una acción inapropiada y una acción, por el contrario, apropiada, puede acabar convirtiéndose en inapropiada si no se tiene en cuenta la cuantía. En tanto que Acción Sabia, considero que uno no debe matar, mentir, ser mezquino ni codicioso pero, al mismo tiempo, también me doy cuenta de que todo está vacío y de que no hay nadie que pueda ser dañado ni nadie que pueda matar, mentir ni robar. Esas normas éticas emergen del pensamiento dualista que, desde mi punto de vista, es ilusorio. Pero, aunque mi visión se derive del enfoque no dual, también puedo tener en cuenta la perspectiva dualista. Yo veo, pues, tanto la visión dual como la no dual, pero no me identifico ni me quedo atrapado en ninguna de ellas. No tendría e! menor problema pues, si ésa fuera, en un determinado momento, la acción más apropiada, en decir algo que sonase negativo o mezquino sobre alguien. Entiendo que todo es relativo y que es la posición, e! pape! que desempeño en una determinada situación, tiempo, lugar y cantidad, lo que determina la adecuación o no de mi respuesta. Y la única directriz a que me atengo para ello reside en mi discernimiento, que se asienta en la sabiduría de la Gran Mente y en una compasión derivada de la comprensión literal de no hacer daño y de no generar sufrimiento. Yo valoro y respeto las posesiones y pertenencias de los demás. Yo no actúo de manera egoísta, sino que doy libre y generosamente. Soy sincera, a menos que, debido a las circunstancias, resulte más apropiado no serlo.
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Permanezco sobria, atenta y vigilante y no me intoxico con alcohol, conceptos ni opiniones. No hablo de los errores o faltas de los demás y trato de ser amable y considerada. No me justifico a mí misma ni culpo a los demás, ni tampoco los menosprecio para elevarme, de ese modo, a mí misma. Soy sencillamente generosa y bondadosa con los demás. No busco las faltas y asumo la responsabilidad completa de mis acciones y de mis reacciones, de mis causas y de mis efectos. Soy generosa y doy sin esperar respuesta. Y también soy alegre, amable y compasiva con los demás. FACILITADOR: ¿Tienes alguna que otra duda sobre tus acciones pasadas y piensas que, después de todo, quizás no hayan sido las más apropiadas? SABIDURÍA O ACCIÓN APROPIADA: Evidentemente. Porque lo adecuado y lo inadecuado cambian en función de la situación, e! tiempo y e! lugar. Es por ello que lo que estaba bien en un determinado momento pueden no estarlo en otro, que lo que estaba bien en el pasado puede no estarlo ahora y que la mejor decisión actual puede dejar de serlo en e! futuro. Las cosas van y vienen y no me parece bien permanecer en ellas. En fin, ya sabes, uno va tomando, en la medida en que avanza, las decisiones que, dadas las herramientas con las que cuenta, le parecen más adecuadas. Creo que tenemos que ser 10 suficientemente sinceros como para asumir las consecuencias -es decir, las consecuencias kármicas-de nuestras decisiones inadecuadas. Lo único que podemos hacer es funcionar con lo que tenemos. Creo que muchas de las enseñanzas religiosas acerca de lo que deberíamos y no deberíamos hacer, y muchas de las prohibiciones yobligaciones que nos imponen, se derivan de! miedo y esto nunca me ha parecido muy interesante. Tal vez esté bien a corto plazo pero, con ese método, se genera mucha rigidez y mucho miedo. Me parece mucho más maduro alentar al individuo a asumir la responsabilidad completa de sus causas y efectos, de sus acciones y reacciones, y de sus consecuencias. De este modo, la responsabilidad de tomar la decisión más sabia y compasiva, dependiendo de la sabiduría y compasión de que dispongamos, dependerá exclusivamente de cada uno de nosotros. A fin de cuentas, los deberías y los no deberías -debería ser esto, debería ser aquello, debería
hacer esto o no debería hacer aquello-acaban encadenándonos. Renunciar a todo eso es la liberación completa. Yo soy la Sabiduría o la Acción Apropiada. FACILITADOR: ¿Y existe alguna garantía de que uno esté haciendo lo adecuado? SABIDURÍA O ACCIÓN APROPIADA: Creo que no existe ningún tipo de garantía. Debes estar dispuesto a ser valiente, asumir riesgos y seguir adelante. El} la vida no hay garantía ni seguridad alguna que garantice la adecuación de todas nuestras decisiones.
La Perseverancia o el Esfuerzo Correcto FACILITADOR: ¿Podría ahora hablar con otra voz? SABIDURÍA O ACCIÓN APROPIADA: Claro que sí. FACILITADOR: ¿Podría hablar con la voz de la Perseverancia? PERSEVERANCIA: Yo soy la Perseverancia y por eso mismo me encargo de perseverar. Sé que es un proceso interminable y también sé lo fácil que resulta quedarse estancado en cualquier punto del camino. El proceso puede ser lento y dar vueltas y más vueltas sobre sí mismo, pero se asemeja más a una espiral que, hablando en términos generales, siempre va hacia adelante. Basta, pues, con que no me quede estancado en un determinado círculo de la espiral para que todo sea perfecto. Creo que la belleza del proceso Gran Mente reside en su capacidad para enseñarnos a movilizar la mente y a liberarla cuando se queda atrapada. Mi función, pues, consiste en perseverar. Siempre hay más cosas a las que aspirar, más cosas que alcanzar, más cosas en las que profundizar y más cosas que valorar y por las que estar agradecido. Siempre podemos ser más bondadosos, más amables, más amorosos y más compasivos. Éste es un proceso interminable y yo soy la que insiste, la que persevera y la que nunca deja de avanzar. Volviendo a 1971, Genpo iba a llamar a su primer libro To Walk On (que significa .Seguir adelante»). Todavía no lo había escrito pero, de algún modo, le gustaba el título porque, desde el mismo comienzo, re
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conocía la importancia de la perseverancia que evita que uno se quede estancado demasiado tiempo en un lugar. Pero ello no impidió, sin embargo, que se quedara atrapado -a veces hasta treinta o treinta y cinco años-en determinados lugares, de modo que sabe perfectamente que esto es muy fácil de decir pero muy difícil de llevar a la práctica. En 1997 se dio cuenta de que, desde 1971, estaba atrapado en la intención de querer liberar a todos los seres sensibles, una aspiración que surgió en su primer despertar. No fue hasta 1997, mientras se hallaba en la isla de Ameland, en e! Mar de! Norte holandés, que se dio cuenta de que había permanecido atascado durante veintiséis años; cuando comprendió que podía renunciar a este voto, experimentó una auténtica liberación. En ese momento pensó: «Bueno. Tal vez deba dejar de enseñar y buscarme otro trabajo». Pero lo cierto es que no fue así; simplemente intensificó su práctica y siguió adelante. Sólo se liberó de un lastre muy pesado, pues siguió comprometido con ese voto y con la decisión de dedicar su vida a ese objetivo. De vez en cuando descubre lugares en los que, por un motivo u otro, se había quedado estancado mucho tiempo. Yo soy la voz de la Perseverancia, la que ve todas estas cosas y sigue adelante a pesar de todo. Supongo que también podría decir que soy e! Esfuerzo Correcto, es decir, que me esfuerzo en no esforzarme. Es cierto que persevero, pero mi perseverancia es una perseverancia jubilosa y no tiene nada que ver con empujar ni con tirar. Sólo insisto en la necesidad de dar un paso después de otro, como aquel koan que dice: .Desde lo alto de un poste de treinta metros de alto, ¿cómo dar un paso al frente?» . Yo soy e! que se encarga de dar e! siguiente paso, sea éste el que fuere. En elcaso de que esté subiendo una escalera, por ejemplo, primero levanto e! pie izquierdo y 10 apoyo en e! siguiente escalón, mientras el derecho permanece quieto. Al levantar e! derecho, es e! izquierdo el que está quieto y, al levantar el izquierdo, el derecho vuelve a quedarse quieto. Así pues, quieto, en movimiento, quieto, en movimiento, quieto .. . en continuo movimiento. y no puedo saltarme ningún escalón, es decir, no puedo dar un salto y
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salir de donde estoy. Sólo me ocupo, pues, de dar el siguiente paso, es decir, de perseverar. FACILITADOR: Suena como si la perseverancia tuviese mucho que ver con soltar para poder ir más allá. PERSEVERANCIA: Sí, supongo que también podría decirse que no espero nada de los resultados o, dicho en otras palabras, que persevero por el mero hecho de perseverar. Simplemente sigo adelante, sin involucrarme ni realizar esfuerzo alguno. De este modo, todo se convierte, sin esfuerzo alguno, en un despliegue y un florecimiento continuo. También tengo mucho que ver con la Mente que Busca el Camino y con el Seguidor del Camino, porque siempre hay algo que lograr, siempre hay algo que aclarar y siempre hay algo que perfeccionar.
Lo Opuesto a la Perseverancia FACILITADOR: Permíteme hablar ahora con tu opuesto, con la voz de lo Opuesto a la Perseverancia. No quisiera darle un nombre, sólo quiero descubrir quién es. Déjame hablar con esa voz. Lo OPUESTO A LA PERSEVERANCIA: Perfecto. Estás hablando con lo Opuesto a la Perseverancia. FACILITADOR: Muy bien. Háblame de ti. Lo OPUESTO A LA PERSEVERANCIA: Yo no creo que haya algún lugar al que ir, algo que hacer ni algo que lograr. A fin de cuentas, no hay ir, venir o quedarse estancado, ni nadie tampoco que se estanque. Todo es absolutamente perfecto tal cual es, todo es una manifestación mía, una manifestación de Esto, una manifestación de la Gran Mente. No hay necesidad alguna de perseverar. No hay nadie que vaya ni nadie que llegue. No hay problemas que solucionar ni nada que alcanzar. No hay nada que obtener, no hay meta y, por tanto, tampoco hay objetivo alguno que alcanzar. FACILITADOR: Muy bien. Qyisiera hablar ahora con la voz que incluye y transciende tanto la perseverancia como la visión de la Gran Mente.
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Lo que Trasciende tanto la PerseverancUz como lo Opuesto a la PersevemncUz Lo TRASCENDENTE: Yo soy Lo que Incluye y Trasciende tanto la Perseverancia como lo Opuesto a la Perseverancia. Abrazo la aspiración a perseverar de continuo pero sé que, de hechf'. no hay lugar alguno al que ir ni nada que hacer. Vengo de un lugar en el que, aunque todo sea perfecto, siempre hay algo más que lograr. Vengo de un lugar en el que, aunque no haya carencia de nada, siempre podemos seguir profundizando, aumentar nuestra comprensión e ir más allá. Me doy cuenta de que, si bien no hay nada malo en el lugar en el que estamos, siempre podemos mejorar. Las cosas siempre pueden mejorarse.
La Paciencia FACIlJTADOR: ¿Me permites hablar con la voz de la Paciencia? PACIENCIA: Yo soy la Paciencia. Debes saber antes que nada que, del mismo modo que no puedes empujar el río, tampoco puedes apresurar la salida del sol ni acelerar el crecimiento del árbol. Las cosas simplemente suceden cuando están maduras. Muy a menudo ni siquiera sabemos lo que ocurrirá. En cualquier momento, nuestra vida puede experimentar un cambio súbito de ciento ochenta grados que instantes antes te parecía impensable. FACILITADOR: Cuéntame algo más sobre ti. PACIENCIA: Yo veo las cosas en su conjunto. Soy consciente de que la transformación exige tiempo; aunque, cuando se presenta, lo hace de manera súbita e instantánea, suele requerir de mucho trabajo previo. Y cuando, súbitamente, tiene lugar un cambio, todavía hay mucho trabajo para acabar de estabilizar e integrar lo que se ha logrado u obtenido. Por ello soy, básicamente, muy, pero que muy paciente. Contemplo las cosas desde una perspectiva mayor y no me inquieto ni apresuro. Soy paciente con los demás y paciente también con el yo. FACILITADOR: ¿A qué te asemejas? PACIENCIA: Sé muy bien lo dificil que puede ser la vida y lo profunda
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mente que arraigan nuestros hábitos. Por ello dejo al yo y a los demás todo el espacio que necesitan. Los hábitos son como los surcos profundos que deja un carro al pasar una y otra vez sobre el barro, hasta que este último acaba secándose y solidificándose. La visión de conjunto me permite enfrentarme a las tendencias, adicciones y pautas negativas. En modo alguno pretendo apresurar la salida ni la puesta del sol ni obligar a las plantas a crecer. FACILITADOR: ¿Tienes algo que ver con el soltar? PACIENCIA: Tengo mucho que ver. En tanto que paciencia, he renunciado a la prisa y al desasosiego. Pero eso no significa que no haya ocasiones en que él se impaciente. Yo soy la que, en tales casos, se encarga de tranquilizarle y recordarle que las cosas, simplemente, necesitan tiempo. Yo soy la voz madura de la Paciencia. Antes solía apresurarse y perseguir con más ansiedad sus objetivos pero, a lo largo de los años, he conseguido sosegarle y convertirle en una persona mucho más paciente consigo mismo y con los demás. Y sigo alentando la aspiración de que su vida sea más plena y satisfactoria y de que, cuando acabe el día, se dé cuenta de que la paciencia le ha permitido conseguir lo que quería.
El Zazen (la meditación zen) FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con la voz de la meditación zen, es decir, con la voz del Zazen? ZAZEN: Sí. Estás hablando con la voz del Zazen. FACILITADOR: Cuéntame algo sobre ti. ¿~ién eres? ZAZEN: Yo soy la meditación más pura, verdadera y profunda y, por ello mismo, no soy ningún tipo de meditación. Resulta inapropiado referirse a mí como meditación, porque meditar significa meditar sobre algo. Mi verdadero nombre, en realidad, es el de «simplemente sentarse». Yo soy la forma más pura de meditación, porque no busco nada ni tengo objeto alguno en el que concentrarme. Yo no tengo objetivo ni meta, soy la forma más verdadera de meditación, soy el ser puro, sin nada más. Yo Soy.
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Cuando yo estoy presente, el yo -es decir, él-no lo está. Yo soy la mente que no busca, la mente que no aprehende, la mente que no se aferra a nada, la mente que simplemente es. No, tengo objetivos, metas ni ambiciones. Me basta simplemente con ser. No hay ningún lugar al que ir, nada que alcanzar ni nada que obtener. No carezco de nada ni poseo nada en demasía. Todo es absolutamente lo que es, lo que significa que está más allá de lo perfecto y de lo imperfecto. Todo es perfecto y está más allá de todas las dualidades de bien y de mal, de correcto e incorrecto. Yo estoy más allá de toda valoración, más allá de todo juicio y más allá de toda condena. Estoy más allá, soy el estado que todo lo trasciende, soy la meta. Cuando él me permite ser o, dicho en otras palabras, cuando renuncia al camino y deja de buscar, puedo permanecer presente y estar completamente en paz. Yo soy la mente de la paz o, como dicen en Oriente, la mente del nirvana. Yo soy la mente de la gran liberación. Yo soy la que le proporciona la quietud perfecta, la ecuanimidad perfecta y, aunque no esté concentrándose, la concentración perfecta. Por lo tanto, puede permanecer consciente y concentrado, y tener, simultáneamente, una visión panorámica y muy puntual. Este estado es la beatitud, el gozo y la plenitud. Yo sby absolutamente indispensable para su vida. Soy el equivalente al punto muerto de un coche, e! que le permite pasar de una marcha a otra. Soy el aceite y soy el lubricante. Soy, en suma, 10 que ha estado buscando durante toda su vida. Mi presencia supone, en cierto modo, el final de! yo porque, cuando se sienta el tiempo suficiente, se debilita la identificación con e! yo, y, cuando yo estoy presente, desaparece el yo. Soy la voz que le permite renunciar a su identificación con los conceptos, las creencias y las opiniones y también soy, por eso mismo, la que le permite permanecer en un estado ajeno al sufrimiento, la alienación, el miedo y la condena. En mí, los pensamientos aparecen y se desvanecen, porque soy el nopensamiento. De hecho, trasciendo tanto el pensamiento como el no-pensamiento.
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FACILITADOR: Antes has dicho que tu nombre es «simplemente sentarse». ¿Podrías
aclarar este punto? ¿Por qué «simplemente sentarse» y no «simplemente pescar» o «simplemente dormir»? ZAZEN: Lo cierto es que puedo manifestarme en cualquier situación, desde conducir una motocicleta hasta pescar en e! río, correr o pasear. Sin embargo, cuando la columna vertebral permanece erguida y la respiración fluye libremente sin los obstáculos provocados por una mala postura, soy, sin necesidad de concentrarme ni realizar esfuerzo alguno, un estado profundo de calma y energía concentradas. En realidad, soy 10 opuesto al esfuerzo porque, para estar presente, no debo realizar e! menor esfuerzo. Basta con permanecer erguido, quieto y en silencio para que pueda manifestarme de! modo más puro y profundo. Pero también, ciertamente, puedo estar presente en medio de la acción. FACILITADOR: ¿Y te manifiestas de manera espontánea o sólo 10 haces en determinadas situaciones? ZAZEN: Aparezco de manera natural cuando él está tranquilamente sentado en las montañas, junto a un río o en e! silencio del desierto. Pero, por más que, cuando e! entorno sea propicio, emerja de manera natural, no dependo de ningún entorno concreto. Lo importante es que la persona aprenda a renunciar a sí misma para que, de ese modo, yo pueda estar plenamente presente, aun en medio de! ruido y el ajetreo de la vida urbana. Es muy importante que él sepa cómo acceder a mí y creo que e! modo más sencillo de hacerlo consiste en cambiar a la modalidad de la Mente que no Busca ni Aprehende, la Gran Mente o alguna de las otras nomentes,. como el no-pensamiento, e! no-esfuerzo, etc. FACILITADOR: ¿De modo que eres un estado al que puede accederse aunque la persona se halle sumida en la actividad, e! sufrimiento y la lucha? ZAZEN: Así es. Y es evidente que, para ello, resultan muy importantes e! entrenamiento y la práctica porque, cuantas más veces se accede a mí, más fácil resulta volver a acceder. Al comienzo, e! yo me tiene miedo porque, hasta que no se familiariza conmigo, teme perder su identidad. Dicho en otras palabras, la mente se mantiene ocupada y activa tratando de conservar su noción de identidad y la imagen que tiene de sí. Yo me
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hago presente en e! momento en que la burbuja estalla. Yo soy en el momento en que el yo deja de estar presente y, aunque soy omnipresente, es entonces cuando me torno accesible. FACIUTADOR: ¿Yeso implica una pérdida o una suspensión provisional del yo? ZAZEN: Puede ser ambas cosas. A veces se trata de una suspensión provisional mientras que, en otras, es una completa pérdida de! yo. Creo que la única diferencia que existe entre la suspensión y la pérdida radica en su duración temporal. Pero, en cualquiera de los casos, ese momento es eterno porque, cuando e! yo desaparece, aunque sólo sea durante unos breves instantes, lo que se experimenta soy yo, el ahora eterno, la presencia eterna, e! momento presente eterno o, como dice Eckhart Talle, «e! poder del ahora •. FACIUTADOR: ¿OJ,¡é podrías decirme sobre las prácticas tradicionales de meditación? ¿OJ,¡é me dirías a ese respecto? ZAZEN: Muchas personas confunden la verdadera meditación con los ejercicios de concentración. Hay muchos ejercicios de concentración, como la concentración en un mantra, la concentración en una pregunta, la concentración en la respiración o hasta el simple hecho de contar las respiraciones, que resultan muy válidos y conducen, o pueden conducir, hasta mí. Si alguien, por ejemplo, medita siguiendo su respiración, cuando se funde completamente con ella hasta el punto de que deja de haber alguien respirando, es decir, cuando lo único que existe es la respiración y no hay observador ni testigo alguno separado, eso soy yo y estoy ahí. Ése es, pues, un caruino -y que no me parece, por cierto, el mejot'-que permite acceder a mí. Y lo mismo sucede cuando uno se dedica a meditar contando las respiraciones y concentra y focaliza su mente hasta el punto de convertirse en el mismo hecho de contar, en el número o en la respiración. El zen recurre a acertijos llamados koan y, cuando quienes meditan con ellos se funden con el koan, pueden acabar convirtiéndose en mí. Veamos, por ejemplo, lo que ocurre con el caso del koan Mu, uno de los más utilizados en el un. Tradicionalmente se le dice al discípulo que se
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concentre en Mu hasta llegar a fundirse con él, una técnica que funciona aunque, a veces, requiera mucho tiempo y, en ocasiones, incluso años. Llegados a cierto punto, sin embargo, la persona que está concentrándose en el koan acaba fundiéndose con el objeto de esa concentración. Cuando uno focaliza su atención y se concentra en algo durante mucho tiempo, acaba desvaneciéndose toda distinción entre sujeto y objeto, quienes evidencian entonces su unidad. Ése es el estado verdadero de ser básico en el que se desvanece la división dualista entre sujeto y objeto, y uno se convierte en Mu. Pero hay un modo mucho, mucho más sencillo de resolver el koan Mu, que ahorra a las personas años de recorrido en la dirección equivocada o de búsqueda de algo que continuamente se les escapa. El facilitador (que, en ese caso, es el yo), simplemente pregunta: «¿Podría hablar con la voz de Mu?» o «¿Podría hablar con Mu?», a lo que Mu responde: «Aquí estoy». Luego uno se sienta como Mu y, de manera súbita e instantánea -ni siquiera es inmediata, sino que es instantánea-se convierte en Mu sentado, Mu hablando, Mu caminando, Mu tomándose un café, Mu hablando o Mu escuchando. Los pájaros son Mu, el café es Mu y los sonidos son Mu. Todo es yo. Todo es Mu. Aunque no me atrevería a decir que esté perdiendo el tiempo, mucha gente se esfuerza durante años en enfrentarse a esta dicotomía, pero aún le queda mucho que aprender, porque las cosas son bastante más sencillas. En lugar, pues, de tratar de alcanzar, aprehender o realizar Mu, la gente podría aprovechar el tiempo sentándose como Mu, como Gran Mente o como koan. En otro koan muy conocido, un monje le pregunta a un maestro: «¿Qyé es Buda?», a lo que el maestro contesta: «El roble en el jardín», una respuesta que se encuentra más allá de la razón y que el discípulo podría pasarse la vida tratando de entender. Pero ¿tiene acaso algún valor esforzarse en encontrar una respuesta? Por supuesto que sí, tiene mucho valor. Esas personas luchan con la mente dualista, racional, conceptual y analítica durante mucho tiempo, lo que acaba convirtiéndose en un fm. Pero también podríamos pedir simplemente a nuestro yo que nos de
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jase hablar con el roble en el jardin y, cuando el roble respondiese: «Sí. Yo soy el roble en el jardin», podríamos pedirle que nos hablase de él. Tal vez entonces el roble se pusiera en pie, extendiese los brazos y dijera: .Soyel roble». Ésa sería una respuesta mucho más sencilla y directa que seguir esforzándonos en luchar con la mente intelectual que siempre está preguntando: .¿Qyé ha dicho? «¿Qyé es lo que pregunta?» «¿Cómo puede Buda ser un roble o cualquier otra cosa? La pregunta: «¿Podría hablar con el roble en e! jardin?» y la posterior identificación con él nos proporciona una especie de atajo. Entonces es cuando las palabras dejan de ser necesarias. Entonces podría simplemente ponerme en pie, extender los brazos y decir: «Soy e! roble. ¡Míralo!.
La Sabiduría Trascendente FACIUTADOR: ¿Podría hablar ahora con la voz de la Sabiduría No-Discriminadora, es
decir, con la voz de la Sabiduría Trascendente? SABIDURíA TRASCENDENTE: Muy bien. Estás hablando con la voz de la Sabiduría. FACIUTADOR: ¿Qyé es la Sabiduría Trascendente? SABIDURíA TRASCENDENTE: Yo he renunciado a la lucha de! ego. Vengo de un lugar completamente seguro, de! fundamento mismo de la confianza; por ello puedo permanecer abierta, amorosa y compasiva. No discrimino ni prefiero la belleza sobre la fealdad, e! yo sobre e! tú ni mis ideas sobre las tuyas. Lo único que me interesa es lo que es, es decir, las cosas tal como son. No antepongo esto a aquello ni tengo nada que ver con preferencia ni decisión alguna. También soy la Sabiduría que todo lo ve como siendo yo mismo y que yo soy todas las cosas. Soy todo lo que deviene, todo lo que existe y también tQdo lo que no ha nacido ni nunca morirá. Soy la totalidad de las formas y la ausencia de formas. Soy la vacuidad. Forma es vacuidad y vacuidad es forma.
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Los Medios Hábiles FACILITADOR: ¿Podía hablar ahora con la voz de los Medios Hábiles? MEDIOS HÁBILES: Yo soy los Medios Hábiles y mi principal cometido es alcanzar mis objetivos del modo más eficaz posible. Si quiero llegar a un determinado punto, lo logro de una forma que suscite la menor resistencia y el menor conflicto posible. La vida cotidiana ha enseñado a Genpo que, cuando actúa diestramente y con integridad, le resulta más sencillo obtener lo que quiere. Yo sé como pedir lo que quiero sin despertar resistencias ni erigir barreras en los demás. No tengo que generar conflictos que obliguen a los demás a adoptar una determinada postura porque, de ese modo, no haré más que frustrar el logro de mis objetivos. Lo más importante es el modo en que abordo las cosas. Sé cómo pedir lo que quiero y lo que deseo sin generar resentimiento ni hostilidad. Y, como no creo en la telepatía, es decir, en que las personas puedan leer mi mente, he aprendido a pedirles lo que quiero sin esperar a que intuyan mis deseos. Y también sé cómo preguntarles lo que ellos quieren sin esperar a intuirlo mágicamente. Son muchas las cosas que, en este sentido, Genpo ha aprendido en un taller dirigido por Peter Drucker, un experto en el ámbito de la gestión empresarial, en el que ha participado durante varios años y que le ha ayudado extraordinariamente en su vida y su trabajo. Sé utilizar diestramente las habilidades que poseo y pongo mi sabiduría y mi compasión al servicio de la realización y el despertar. A veces se me conoce también como los «medios oportunos» y, en otras, sin embargo, soy un redomado tramposo, porque no dudo en apelar a lo que sea necesario para alentar la sabiduría, la compasión, el despertar y la conciencia. No es de extrañar que Genpo me tenga muy en cuenta para perfeccionar continuamente su proceso Gran Mente y toda su enseñanza. Mi objetivo consiste en provocar un estado de conciencia que reconozca que, aunque todos somos uno, nuestras diferencias nos hacen especiales y absolutamente únicos. La auténtica democracia no consiste, por tanto, en creer que todos somos iguales, negando nuestras evidentes di
LAsDIEZ PERFECCJONES DE LA EXCELENClA
ferencias. Mi visión de la igualdad, dicho en otras palabras, no consiste en cortar las piernas de quien mide mas de dos metros o agregar un palmo a quien no supera el metro y medio, para que todo el mundo sea igual. Yo valoro tanto al que mide más de dos metros como al que apenas supera el metro y medio. Y es que, si bien todos somos completamente iguales, también somos, al mismo tiempo, extraordinariamente diferentes. Yo valoro}' hago todo lo que puedo para que la gente se dé cuenta y reconozca que un padre es un padre y un hijo es un hijo. Pero, más allá de sus diferencias manifiestas, los niños, en su infancia, son exactamente iguales a los padres en su paternidad. Y lo mismo podríamos decir con respecto a la relación existente entre maestro y discípulo.
La Intención FACIlJTADOR: ¿Podría hablar ahora con la voz de la Intención? INTENCIÓN: Sí. Estás hablando con la voz de la Intención. FACIlJTADOR: Dime algo sobre ti. INTENCIÓN: Me he dado cuenta de que, cuando Genpo tiene una intención o hace el voto de lograr algo, es capaz de expandirse hasta el punto de trascender sus limitaciones. Su aspiración consiste en provocar una transformación de la conciencia en este planeta y ayudar a todos los seres a despertar para que sean lo más lúcidos, compasivos y amables posible. Genpo quiere contribuir a que, quienes todavía no han comprendido que son uno, puedan despertar al hecho de que todos estamos juntos en esto y de que las terribles situaciones que debemos afrontar se derivan del miedo; el odio y la codicia -basados, todos ellos, en la ignorancia.
EIPoder FACIlJTADOR: ¿Podría hablar con la voz del Poder? PODER: De acuerdo. Estás hablando con la voz del Poder. FACIlJTADOR: Háblame de ti.
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GRAN M ENTE, GRAN CORAZóN
Yo soy el poder y la capacidad de manifestar e! Camino despierto que siempre se muestra compasivo con todos los seres. No busco e! poder, porque soy e! poder, y sólo podemos buscar aquello que no somos o de lo que carecemos. Yo soy e! poder que, si bien se manifiesta como amabilidad, consideración, amor y abrazo, no tiene ningún reparo en mostrar, cuando es necesario, una compasión despiadada y un amor exigente. Mi fortaleza procede de! despertar, de la comprensión y del conocimiento profundos de que todas las cosas están vacías y carecen de sustancia, de que la forma es vacuidad y la vacuidad forma, de que la ilusión es la iluminación y la iluminación es la ilusión, de que e! sufrimiento es e! nirvana y el nirvana es e! sufrimiento. Sé bien que, en tanto que ser humano, no tengo modo de escapar del sufrimiento, y abrazo conscientemente mi condición humana y el sufrimiento que necesariamente conlleva. No hay nada a lo que, como poder, deba resistirme ni situación alguna que superar, y mi tarea consiste en vivir plenamente toda emoción y toda situación. Toda mi actividad expresa la sabiduría de la inseguridad. Mi poder, dicho en otras palabras, se deriva de la compreI}sión de que no hay seguridad, de que no hay nada en lo que podamos confiar ni nada de lo que podamos depender. Todo es provisional; incluso las cosas que más sólidas nos parecen se hallan, en realidad, sujetas a un cambio continuo. Creemos poder apoyarnos en algo exterior a nosotros mismos, o incluso dentro de nosotros mismos, pero la realización profunda desvela que no existe la seguridad. Esto me da la libertad de vivir el momento, de mostrarme flexible y de estar presente. De este modo, no me identifico tan fácilmente con las cosas ni dependo tanto de las personas, las ideas o los conceptos. Así que puedo tener ideas y conceptos, y amar a los demás, sin expectativa alguna de poseerlos o controlarlos. Yo proporciono a Genpo un poder extraordinario que, si no se reconoce, puede ser muy mal utilizado. Es por ello que las personas que no me reconocen ni asumen su propio poder tienden a usarme inadecuada PODER:
LAs DIEZ PERFECCIONES DE LA EXCELENCIA
mente. Como acertadamente se dice, el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente. Quienes me reconocen y consideran como una voz interna muestran un gran respeto por mi poder, que puede manifestarse tanto de manera positiva y constructiva como negativa y destructiva. Soy profundamente transformador, puedo cambiar las naciones y el mundo o puedo destruir y hasta desencadenar guerras y genocidios. Cuanto menos se me reconoce y asume, más distorsionada y negativa es la forma en que me manifiesto. Por ello, es muy importante que me reconozcan quienes ocupan alguna posición de poder.
La Sabiduría Suprema FACILITADOR: ¿Me permitirías hablar ahora con la voz de la Sabiduría Suprema? SABIDURíA SUPREMA: Yo soy la voz de la Sabiduría Suprema. FACILITADOR: ¿Qyé podrías decirme de ti? SABIDURíA SUPREMA: En tanto que Sabiduría Suprema incluyo, al tiempo que trasciendo, la sabiduría ordinaria y la sabiduría NoDiscriminadora. Yo soy el vértice superior del triángulo cuya base está formada por la sabiduría convencional y la Sabiduría No-Discriminadora. Sabiduría Suprema Sabiduría Discrinúnadora Sabiduría No-Discriminadora
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GRAN MENTE, GRAN CORAZÓN
También se me conoce como Realidad Última o Realidad Trascendente, porque estoy más allá tanto de lo dual como de lo no dual. Pero, aunque no anteponga una cosa a otra, hago todo lo que está en mi mano para aliviar el sufrimiento cuando tropiezo con él y alentar la justicia cuando me encuentro frente a situaciones injustas. Soy la Sabiduría que actúa compasivamente en cada situación y en cada circunstancia. Mi actividad es la compasión. Sé discriminar lo correcto de lo incorrecto, aunque sé también que esa diferencia no es absoluta, sino relativa, y que depende, por tanto, de circunstancias y condiciones. FACIUTADOR: ¿Cuál es tu relación con el yo? SABIDuRíA SUPREMA: Soy tanto el yo como el no yo o, dicho en otras palabras, soy lo que podría llamarse el Yo Verdadero, el Yo que trasciende tanto el yo como el no yo, y encarno tanto a la Gran Mente como al yo individual. Soy, al mismo tiempo, el Yo Único Yel Ser Humano Integrado que Funciona Libremente. Soy la mente ordinaria -aunque no en el sentido habitual del término «ordinario»-que es el Camino, porque incluyo tanto lo ordinario como lo extraordinario. Y lo más extraordinario es lo sencilla y ordinaria que soy. Soy la mente ordinaria y el Camino, y los incluyo y trasciendo a ambos. El conocimiento, como dice el viejo proverbio, es poder, y entiendo que cada faceta del yo y cada voz tienen su propia sabiduría innata y que, si simplemente las escuchásemos, valorásemos y honrásemos, viviríamos, en tanto que seres humanos, de manera mucho más sana, feliz y gozosa. Negando y reprimiendo algunos aspectos, no hacemos más que generar problemas tanto para el yo como para los demás. Todas las cosas, como todos los niños, tienen derecho a ser. Pero, como sucede en el caso de una empresa o de una organización, el funcionamiento óptimo y excelente exige que cada empleado conozca cuál es su cargo, su función, y sepa cuál es el trabajo que tiene que realizar y a quién debe rendir cuentas. Soy consciente de que no hay nada permanente ni substancial y de que todo cambia continuamente y se halla en continuo flujo. Nos demos o no
LAs DIEZ PERFECCIONES DE LA EXCELENCIA
cuenta de ello, porque sucede muy lentamente, no hay nada sólido ni permanente. Todo es interdependiente y está estrechamente ligado a todo 10 demás; como suele decirse, ningún hombre es una isla. Sólo cuando reconozcamos nuestra transitoriedad y nuestra mortalidad, podremos valorar más plena y completamente cada instante de nuestra vida. Soy consciente y me doy cuenta de la causa y el efecto. La sabiduría del zen consiste, de hecho, en comprender y valorar la causa y el efecto. Pero, por más sencilla, clara y lógica que sea, no siempre soy fácil de encarnar y de vivir. También soy muy práctica, absolutamente práctica. No soy esto ni tampoco aquello. Soy la sabiduría discriminadora, soy la modalidad más elevada y profunda de la sabiduría. Veo las cosas tal como son y me relaciono con ellas desde esta perspectiva. Estoy más allá de la visión dualista y más allá también de la visión no dualista. Soy lo realmente trascendente. Cuando hace calor, busco una sombra o me quito algo de ropa; cuando tengo hambre, como y, cuando estoy cansado, me acuesto a descansar o a dormir.
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Las ocho conciencias de la mente despierta
LAs OCHO CONCIENCIAsnE LA MF.NTE DESPIERTA
Tenerpocos deseos FACILITADOR: ¿Podría
ahora hablar con otras voces mediante las que también te expresas? SABIDURíA SUPREMA: Adelante. FACILITADOR: Me gustaría escuchar al que tiene pocos deseos. EL QUE TIENE POCOS DESEOS: Los deseos son absolutamente necesarios para la procreación y la supervivencia de nuestra especie pero, junto al ansia, la avidez y el apego, son también causa de insatisfacción, desengaño y sufrimiento. Para mí, en tanto que aquello que abraza y al mismo tiempo trasciende el deseo, es muy importante tener deseos y saber cómo estar satisfecho con lo que tengo y con lo que la vida me proporciona. Él no siempre consigue lo que quiere ni lo que desea, pero siempre quiere lo que tiene. Por otra parte, siempre consigue lo que necesita, aunque no suceda lo mismo con lo que quiere. Yo elijo mis deseos muy conscientemente y me aseguro de no identificarme demasiado con el logro de esas cosas, porque sé bien que, cuando él se identifica excesivamente con un deseo o con un resultado concreto, acaba inevitablemente decepcionado y lleno de sufrimiento. Mi trabajo consiste en recordarle las consecuencias de querer demasiado. Yo le permito querer ciertas cosas que muy probablemente jamás consiga en esta vida, como la paz y la armonía del mundo, porque entiendo que son ideales o aspiraciones nobles por los que merece la pena trabajar y porque le proporcionan, por más que jamás los alcance, una sensación de sentido hacia ,algo que le trasciende. En tal caso, no está identificado con los resultados, sino que disfruta del trabajo y del esfuerzo que supone moverse en esas direcciones concretas.
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También tiene deseos cuya satisfacción resulta relativamente inofensiva, como el deseo de alimentos sanos que no le causen problemas; pero no le permito seguir dietas estrictas, como hiw en su juventud, creando problemas para sí mismo y para los demás. En el pasado fue un vegetariano y un abstemio estricto, pero ahora le permito comer y beber moderada y sabiamente lo que quiera. Y aunque, en estas cuestiones, ya ha dejado de resistirse, las cosas no siempre fueron así. Debo decirte que, con el paso del tiempo, es mucho lo que ha aprendido. Ahora entiende que todo lo que le sucede, aun aquello que no ha querido, es una enseñanza y que lo más inteligente es aprender lo más rápidamente las lecciones que tenga que aprender en lugar de tener que repetirlas una y otra vez. Cuando uno ignora la ley de causalidad, el universo le proporciona una respuesta; si presta atención a esta respuesta, el universo no se ve obligado a darle una respuesta cada vez más concreta. Ésta es la sabiduría. No creas estar por encima de la ley de causa y efecto. Descubrirás que nadie lo está FACILITADOR: Muchas gracias.
Saber cómo estar satisfecho FACILITADOR: ¿Puedo preguntarte cómo estar satisfecho? SABER CÓMO ESTAR SATISFECHO: Por supuesto. ¡Eso es la sabiduría! La sabiduría consiste, precisamente, en saber cómo estar satisfecho con lo que uno tiene y con lo que le depara la vida. Voy de la mano con el que tiene pocos deseos y también estoy satisfecho con lo que me proporciona la vida. Valoro la vida y todo lo que me ofrece, y acepto de buen grado el modo en que las cosas son. Soy uno con la ley de causa y efecto (es decir, con el karma). Reconozco y me entrego a lo que es y me esfuerw en mejorar la situación del yo y de los demás. De hecho, tengo el deseo de mejorar las condiciones de este planeta, porque sé precisamente cómo estar satisfecho con las cosas tal cuales son. Así, en lugar de quejarme y lloriquear, trato de cambiar la situación del mundo. Aunque la gente suela hacer las cosas al
LAs OCHO CONCIENCIAS DE LA MENTE DESPIERTA
revés, dejamos de ser víctimas y hacemos algo realmente transformador sólo cuando sabemos cómo estar satisfechos. Como dice el doctor Phi!, mal podrás cambiar lo que ni siquiera reconoces.
Disfrutar del silencio FACIUTADOR: ¿Podría
hablar con esa parte de ti que disfruta del silencio? DISFRUTAR DEL SILENCIO: Yo disfruto del silencio. Valoro muy positivamente estar en silencio y en entornos silenciosos. Me gusta sentarme a meditar cerca del agua, el océano, los lagos y los ríos. También me gusta estar en el desierto y en las montañas, y uno de mis lugares favoritos, para ello, es Hawai, especialmente Maui. No me preocupa la actividad porque, después de años de zazen, me resulta fácil permanecer internamente silencioso. Mi mente está tranquila y silenciosa, 10 que me permite disfrutar del silencio ahí donde me encuentre, aún en medio del ajetreo de una ciudad como Nueva York, París o Tokyo. Ésta es también una faceta de la sabiduría, como tener pocos deseos y saber cómo estar satisfecho con lo que tengo. Mi mente está tan tranquila y silenciosa que me encuentro en casa en cualquier lugar. Aunque estoy bien en cualquier sitio, me gustan los encuentros, las reuniones y los restaurantes tranquilos; también me conformo si no lo son, pero, si puedo elegir, prefiero los lugares tranquilos a los ruidosos.
La Diligencia permitirías hablar ahora con esa parte de ti que es diligente? DIUGENCIA: Soy diligente, soy seria, soy perseverante y me entrego por completo con todo mi ser, con todo mi cuerpo, cORtoda mi mente y con todo mi espíritu a lo que hago, sea lo que sea. Soy como una hoguera que no deja leño sin consumir hasta convertirlo todo en cenizas. Haga lo que haga, me entrego total y completamente, sin dejar el menor rastro. Soy una fuente de alegría y plenitud, porque entrego todo mi corazón FACILITADOR: ¿Me
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y toda mi alma a lo que hago. Pero ello no implica ningún tipo de esfuerzo. Cuando doy mi palabra y emprendo un proyecto, me entrego por completo hasta concluirlo. También soy igual de diligente con las tareas que no podré lograr en esta vida, como el voto de Genpo de transformar la conciencia del planeta. Hay veces en que mi diligencia es como tratar de llenar un pozo sin fondo con pequeñas cucharadas de nieve, y hay otras en que se asemeja a un pequeño pájaro que, después de descubrir que su hogar en el bosque está en llamas, vuela una y otra vez a un lago cercano en busca de un sorbo de agua, que lleva en su pico y arroja al enorme incendio forestal hasta caer exhausto entre las llamas.
LaAtención FACILITADOR: ¿Podría
hablar ahora con la Atención? LA ATENCIÓN: Sí. Soy la Atención y sé que todo lo que hago afecta a todas las cosas y a todos los demás, porque la interdependencia nos une estrechamente a todo. Al mismo tiempo, sin embargo, somos absolutamente singulares y diferentes de los demás. Cada uno de nosotros, tal cual es, es el universo entero absolutamente perfecto pero, al mismo tiempo, todos somos imperfectos y tenemos nuestras faltas y nuestros defectos. Por ello resulta tan sencillo criticar a los demás, descubrir sus faltas y culparles. En un sentido muy estricto, nadie está por encima del reproche ni más allá de la crítica. Sé que todo está vacío, que todo es insustancial y transitorio, pero lo que hago importa y tiene efectos sobre los demás a través del tiempo yel espacio. Es por ello que, cuando cambia mi perspectiva, cambia también mi actitud yeso me transforma, y también transforma a quienes me rodean. De modo que el efecto que tienen mis acciones sobre los demás cuando mi actitud es negativa y actúo movida por el miedo o la ira no tiene nada que ver con el que provocan mis acciones cuando, por el contrario, asumo una perspectiva más desinteresada, amable y positiva. Conozco muy bien la importancia de ser flexible y de no identificarme
LAS OCHO CONCIENCIAS DE LA MENTE DESPIERTA
con las cosas o con una determinada perspectiva. Todas las perspectivas son válidas, pero todas, al mismo tiempo, son sólo parciales. Ninguna perspectiva es completa, ninguna es la verdad absoluta, y tengo muy preseDte que cualquier identificación, incluida la identificación con la falta de identificación, genera sufrimiento.
La Meditación FACIUTADOR: ¿Podría hablar ahora con la voz de la Meditación? MEDITACIÓN: Yo
soy la voz de la Meditación. Puedo ser muchas cosas. Puedo ser atención, concentración, ecuanimidad y calma, y también puedo ser paz y sosiego mental. A veces me concentro en la respiración, en otras, lo hago en un koan, y a veces cuento las respiraciones. También puedo ser la forma más profunda de meditación, en la que se desvanecen todas las distinciones entre sujeto y objeto y se realiza la unidad con toda la creación. Le brindo la posibilidad de alcanzar la paz y un descanso verdadero. En tanto que forma más profunda y elevada de meditación, soy la mente que no busca, que no aprehende y que no piensa. Cuando me siento, no tengo meta ni objetivo y no busco, ni siquiera de un modo sutil, absolutamente nada. Abraw tanto el pensamiento como el no pensamiento y los trasciendo a ambos. Dejo que los pensamientos vayan y vengan a su aire, sin aferrarme a unos ni negar o reprimir otros. De ese modo, los pensamientos pueden ir y venir libremente; ninguno de ellos me inquieta y a todos los veo como una expresión maravillosa y vacía de la sabiduría. No los juzgo como buenos, malos, correctos, incorrectos, sino que todos me parecen manifestaciones perfectas de la Gran Mente. En tanto que Gran Mente, no prefiero una cosa a otra. Cuando me siento, lo hago completamente tranquila y en paz, sin fronteras ni muro alguno. Tampoco trato de concentrarme, pero estoy totalmente concentrada. Permanezco estable y concentrada sin intentarlo y sin hacer nin-. gún esfuerzo. Soy la Gran Mente y, fuera y más ·alIá de mí, no hay
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absolutamente nada. Soy el centro, aunque carezca de todo centro, y, cuando estoy sentada, soy la manifestación más perfecta del no hacer y de lo que simplemente es.
La Sabiduría FACILITADOR: Permíteme
hablar ahora con la voz de la Sabiduría. SABIDURÍA: Yo soy la voz de la Sabiduría. Soy la integración entre la sa biduría trascendente y la sabiduría convencional, lo que significa que sé cómo calentarme cuando hace frío y refrescarme cuando hace calor. Y, del mismo modo, como cuando tengo hambre, bebo cuando tengo sed y des canso cuando estoy fatigado. Sé cómo hacer las cosas básicas que sirven a su vida; también sé que todos estamos tan estrechamente unidos que dependemos los unos de los otros y que todo lo que hago tiene efectos sobre todos los demás hasta un punto que, en ocasiones, trasciende con mucho lo que habitualmente percibimos. Sé y entiendo el karma, es decir, la ley de causa y efecto y también sé que todo lo que piensa, dice y hace tiene sus consecuencias. Me doy cuenta de la gran importancia que tiene la actitud, derivada de la perspectiva. Por ello trato de decir lo que sé que es cierto, de hacer 10 que sé que es correcto y de pensar de un modo que proporcione ale gría y felicidad al mundo. Sé que mis percepciones son siempre parciales y nunca completas, y que, por ello, no necesito identificarme con hacer lo correcto. Sé que no puedo juzgar a nadie sin haberme puesto antes en su piel, que todo el mundo -o casi todo el mundo-hace las cosas lo mejor que puede, y que nadie es completamente bueno ni completamente malo. Si queremos criti car, podemos criticar a cualquiera y, de ese modo, verter mucha negati. vidad en el mundo y hacer daño. De hecho, todas las voces con las que hemos hablado tienen su pro pia sabiduría. Cada voz tiene un aspecto positivo y un aspecto negativo, y la represión de nuestro yo o de ciertos aspectos de nuestro yo puede tener consecuencias serias y hasta patológicas.
LAS OCHO CONCIENCIAS DE LA MENTE DESPlERTA
Debemos escuchar y respetar todas las facetas y voces de nuestro yo porque, aunque no existe ningún yo verdadero, ninguna de sus distintas facetas deja de serlo.
ElHabla Correcta FACILITADOR: ¿Podría hablar ahora con la voz del Habla Correcta? HABLA CORRECTA: El habla puede ser muy constructiva cuando se utiliza de manera positiva y muy destructiva cuando se emplea de manera inconsciente y negativa. Gracias al habla, podemos elevar el espíritu de una persona o arruinar su vida. Pero el uso adecuado del habla requiere mucha sabiduría, atención y compasión. El chismorreo y la calumnia pueden poner muy fácilmente en entredicho el carácter de una o de muchas personas e incluso llegar a destruirlas. Una persona puede haberse pasado la vida forjando su carácter y ver como, en unos instantes, una calumnia insidiosa acaba con ella. Yeso es algo que suele suceder a menudo debido a la arrogancia o el fariseísmo de quienes se creen moralmente superiores. Sólo quienes niegan o reprimen profundamente aspectos de sí mismo y de sus potenciales para cometer las acciones más graves pueden atreverse a criticar a los demás. Fueron muy sabias, pues, las palabras con las que Jesús dijo: «Qyien esté libre de culpa, que arroje la primera piedra». A veces menospreciamos a los demás para sentirnos mejores o más importantes. A veces encontramos faltas o culpamos a los demás para eludir la responsabilidad de nuestras acciones. Es muy sencillo, cuando las buscamos, descubrir las faltas de los demás, pero resulta mucho más difícil ser amable y decir cosas amables. A todos, a fin de cuentas, nos gusta escuchar cosas hermosas y amables sobre nosotros. El habla amable y compasiva es el rasgo distintivo del ser humano maduro. Ser más amable y compasivo con el mundo y dirigirnos amorosamente a los demás es, en última instancia, el camino del verdadero ser humano.
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Seguir avanzando
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SEGUIR AVANZANDO
Como digo a menudo, el proceso Gran Mente no es nada especialmente complicado sino, por el contrario, algo muy sencillo y muy fácil. También podríamos, por otra parte, preguntarnos sobre la posibilidad de aprender de un libro, y mi respuesta es que sí. La mejor introducción, a mi entender, consiste en ser guiado por alguien que domine el proceso. Pero, quien no tenga acceso a un facilitador experimentado, puede servirse provechosamente de las grabaciones de vídeo y de audio (a las que, repitámoslo una vez más, el lector interesado puede acceder en nuestra página web www.liebremarzo.com). Este libro ha sido diseñado para que toda persona interesada pueda experimentar el proceso. No obstante, la lectura pasa necesariamente por la conceptualización, mientras que el proceso Gran Mente cuenta con que vayamos más allá de la mente conceptual. Para superar este escollo, sin embargo, existe un antídoto muy sencillo que siempre recomiendo: la meditación. Q¡ien lleve a cabo el proceso Gran Mente sin practicar la meditación sentada, puede tener dificultades para estabilizar e integrar su experiencia del proceso y para encarnarlo y manifestarlo realmente en su vida cotidiana. El proceso Gran Mente es una herramienta muy poderosa pero, en sí mismo, el uso de cualquier medio hábil resulta insuficiente. Por ello es muy interesante apelar a otras prácticas que nos ayuden a profundizar en la experiencia. El simple hecho de sentarse es, ciertamente, un medio hábil que nos ayuda a integrar nuestra verdadera naturaleza en la vida cotidiana. Pero,
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como. ya hemos dicho, podemos fácilmente quedarnos estancados en la práctica y seguir alimentando nuestros problemas. Y aunque ésa sea, en un sentido absoluto., la manifestación más perfecta de nuestra verdadera naturaleza, de ese modo podemos estar reteniendo indefinidamente nuestros problemas. Hay personas con las que me he sentado durante treinta años que siguen teniendo problemas de relación porque se encuentran demasiado estancados. Así que ésa no es la respuesta, porque realmente no hay respuesta. y 10 mismo podríamos decir con respecto al proceso Gran Mente, un método muy valioso pero, en modo alguno, la única respuesta. Si combinamos adecuadamente la meditación sentada con el proceso Gran Mente y con la práctica cotidiana, encarnaremos y expresaremos nuestra verdadera naturaleza en nuestra vida cotidiana con más claridad que si nos centramos tan sólo en una de esas prácticas. Creo que, para una mayor integración de la experiencia en la vida cotidiana, es necesario llevar a cabo algún tipo de práctica física. En un monasterio zen, siempre hay muchas cosas que hacer, 10 que implica mucho trabajo. Como, en nuestra época, el trabajo suele ser muy sedentario, necesitamos complementarlo con algún tipo de práctica física, como ir al gimnasio, correr, nadar, esquiar o practicar artes marciales o yoga. Con ello no estoy diciendo que tal persona deba emprender ésta o aquella práctica, sino tan sólo la que le guste y le siente bien. Descubre, pues, cuál es tu pasión, pero asegúrate de llevar a cabo algún tipo de práctica física, porque la conciencia despierta y alerta de tu mente dependen de tu cuerpo y, si tu cuerpo se queda inactivo y no está sano, probablemente tengas dificultades en permanecer despierto y consciente.
Cómo practicar Puedes practicar la meditación sentada y el proceso Gran Mente en casa contigo mismo, con tus amigos o con tu familia. Una buena manera de practicar el proceso Gran Mente consiste en recurrir con cierta fre
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cuencia a la guía proporcionada por este libro y dialogar con las voces aquí presentadas. La pista 3 de audio (que el lector interesado podrá encontrar en nuestra página web) es una buena introducción a la experiencia de sentarte como la Mente que no Busca ni Aprehende sin tener la necesidad de leer el libro, lo que puede distraer a algunas personas. También puedes practicar apelando al DVD Gran Mente O asistir a los talleres de introducción que se organizan en distintos lugares de América y Europa. El website de Gran Mente, www.BigMind.org, es una buena fuente de información acerca de los talleres y nuevos materiales que pueden ayudarte a integrar su práctica. El proceso Gran Mente te ayuda a ser tu propio facilitador y también te enseña a cambiar de perspectiva, a cambiar de voz, a ir y venir de continuo entre el facilitador y la voz con la que estás hablando. Ésa, en sí misma, es una práctica extraordinaria porque, de ese modo, aprendes a movilizar tu mente y a no quedarte estancado en una determinada posición. Por ello, precisamente, aliento a emprender esta práctica no sólo con la ayuda de un facilitador externo, sino asumiendo uno mismo ese papel El trabajo con un facilitador te ayuda a llevar a cabo los cambios necesarios sin realizar esfuerzo alguno, mientras que el trabajo contigo mismo puede ayudarte a realizar cambios dentro de los cambios. De ese modo, liberarás realmente tu mente. El buen facilitador es la persona cuya mente está tan libre que no se halla estancada en ningún punto y no tiene dificultades, por consiguiente, en pasar de la perspectiva del facilitador a los distintos estados mentales que se evocan. En este sentido, el facilitador debe ser objetivo, pero la voz invocada debe hallarse completamente presente. De otro modo, todo el mundo estará alú, pero tú no... yeso es algo que no funciona. Resulta sorprendente, una vez que aprendes a hacer esto contigo mismo, lo mucho que puede hacer por ti, porque te proporciona una libertad absoluta. En este sentido, no olvides que lo que interesa es no quedarse atascado o, dicho en otras palabras; atascarse, desatascarse, atascarse, desatascarse: no te quedes atascado.
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La clave, si echamos un vistazo a los logros de nuestra vida, para evolucionar y seguir avanzando es permanecer continuamente en movimiento, expandiéndonos, creciendo, aclarándonos, madurando y desarrollándonos. Lo opuesto sería quedarse atrapado y permanecer estancado, en cuyo caso no habría maduración, logro, movimiento ni desarrollo alguno.
Qy.é hacer con tu cuerpo mientras estás sentado La postura sentada no tiene, en mi opinión, que ser rígida. De hecho, estoy en contra de una postura demasiado rígida. El estilo de meditación sentada cuando, a comienzos de los setenta, empecé mi práctica en ZCLA, era una postura en la que la columna estaba tan rígida que casi parecía artificial. He necesitado más de treinta años para descubrir una postura relajada y natural que no me genere tensión. Sentarse es un arte y, como todo arte, requiere mucha práctica; pero, como suele decirse, Roma no se creó en un día. Aunque la postura que nos interesa consiste en permanecer erguidos y derechos, es muy parecida a la postura que asume un bebé cuando está sentado. Cuando los bebés se sientan, lo hacen de manera natural y relajada; mantienen la espalda derecha, aunque respetando la curvatura natural de la columna. Independientemente de que nos sentemos en una silla o en un cojín, deb'eremos asegurarnos también de que nuestra base sea lo suficientemente sólida. Así, si estamos sentados sobre un cojín, comenzamos comprobando que las rodillas permanezcan en contacto con el suelo. La postura que personalmente me gusta más es la birmana, en la que un pie se encuentra delante del otro, pero sin descansar sobre la otra pierna, como sucede en el cuarto de loto, en el medio loto o en el loto completo. Yo las he practicado todas; me he sentado en la postura del loto completo durante más de diez años, me he sentado en medio loto y en cuarto del loto durante más de quince años y llevaré unos doce sentándome en la postura birmana. Así que, después de haber probado todas estas postu
SEGUIR AVANZANDO
ras, creo que la birmana es la que menos problemas de rodillas y tobillos provoca. Pero también debo señalar que, si no se ejecuta adecuadamente, genera más tensión en la espalda que el resto de las posturas, de modo que deberás estar seguro de sentarte en una postura cómoda. Asegúrate también, en el caso de que utilices una silla, de que los dos pies estén apoyados y planos sobre el suelo. Quizás, si tienes las piernas muy cortas, debas colocar a tus pies un cojín o un escabel, mientras que, si por el contrario eres muy alto, necesitarás colocar un cojín sobre la silla. La cuestión es que las rodillas permanezcan ligeramente más bajas que las caderas y los pies apoyados firmemente en el suelo en la vertical de los hombros, lo que crea el efecto pirámide o triángulo necesario para proporcionar la necesaria estabilidad. Otra cuestión, igualmente importante aunque bastante más difícil de describir, consiste en realizar un movimiento ondulante de torso y cabeza para establecer la postura. Cuando, al principio, adoptes la postura, ya sea en el cojín o en una silla, apoya el dorso de las manos en las rodillas y oscila de un lado a otro. Así, mientras mueves las caderas en una dirección, oscila el cuerpo y la cabeza en la dirección opuesta, en un movimiento serpenteante que se asemeja al de una cobra, describiendo arcos amplios con la espalda, el cuello y la cabeza. Éste es un buen ejercicio para la columna vertebral y para la postura. De hecho, un médico experto en dolor vertebral y acupuntor, que también es instructor de tai cm, me dijo que se trata del mejor ejercicio que uno puede hacer para la columna vertebral, tanto al comenzar la sentada corno al finalizarla. Trata de hacer esto cada vez que te sientes. Oscila tu cuerpo, partiendo de la base de la columna hasta llegar al cuello y la cabeza. Este ejercicio contribuye a liberar las tensiones de la columna y del cuello. Invierte, después de la sentada, el orden, empezando con la cabeza y moviendo hacia abajo la columna, describiendo arcos cada vez mayores. Luego ocúpate de que la cabeza y el cuello estén erguidos y de que la nariz se encuentre en la vertical del ombligo. Presta también atención a que la barbilla esté ligeramente metida, sin llegar, por ello, a meterla demasiado. De 10 que se trata es que el mentón no se proyecte hacia fuera,
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sino que esté algo retraído. Cierra la boca y mantén la punta de la lengua en contacto con la raíz de los dientes, y luego traga aire o saliva, lo que te impedirá salivar y verte, en consecuencia, obligado a tragar. El zen propone tradicionalmente mantener los ojos abiertos con la mirada hacia abajo en un ángulo de 45 Pero, por más adecuada que re 0
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sulte, hay personas a las que no les sirve. Yo creo que lo más adecuado consiste en cerrar los ojos relajadamente. El único inconveniente es que, si empezamos a practicar la meditación sentada con los ojos cerrados, corremos el riesgo de caer en el ensueño y la fantasía. Por ello el zen insiste en que no te sientes con los ojos cerrados más de diez o veinte minutos. Yo mismo he esperado veinte años antes de empezar a sentarme con los ojos cerrados. Pero creo que hay personas a las que puede resultarles más sencillo relajar su mente si mantienen los ojos cerrados. Deberías mantenerte en una posición erguida, sin inclinarte hacia la derecha, la izquierda, adelante o atrás. Si comparas esta postura con la postura de Elpensador de Rodin, te darás cuenta delas extraordinarias diferencias que existen entre ambas. La postura sentada favorece el no pensamiento ya que, cuando el cuerpo, la respiración y la mente son una y están conectadas (obviamente si son una están conectadas), se ralentiza la respiración y decrece también, por consiguiente, la agitación de la mente. Si estás en el estado mental adecuado o, dicho en otras palabras, si te asientas en la Mente que no Busca ni Aprehende, tu respiración irá haciéndose cada vez más lenta y tu postura se erguirá de manera natural. Es simplemente inevitable que la postura misma empiece a estirarse. La adecuada respiración, por otra parte, afecta positivamente a tu postura y a tu estado mental, porque ambas están estrechamente relacionadas. Una vez asumida la postura, respira unas cuantas veces. Expulsa lentamente el aire a través de la boca, frunciendo un poco los labios, luego inspira lentamente a través de la nariz y expulsa de nuevo el aire. Hazlo así tres veces; luego cierra la boca y respira normalmente. Después de haber respirado de este modo varias veces, coloca tus manos en lo que nosotros llamamos el mudra cósmico o universal, con el dorso de la mano
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derecha apoyado en el regazo y el dorso de la izquierda descansando sobre la palma de la derecha y el borde interno de las manos en contacto con la parte inferior del abdomen, descansando sobre el regazo, un par de pulgadas debajo del ombligo, de modo que las puntas de los pulgares se mantengan ligeramente en contacto. Los pulgares no deben presionarse, sino tan s610 mantenerse levemente en contacto para que, de ese modo, las energías estén conectadas. Los pulgares deberán hallarse a la misma altura que el ombligo. Tal vez, para que tus manos reposen en esa postura, necesites poner algo sobre tu regaw.
Qy.é hacer con tu mente mientras estás sentado Terminaremos ahora, para darte alguna idea del estado mental más beneficioso para la meditación, hablando con la Mente que no Busca ni Aprehende. FACIUTADOR: ¿Me permitirías hablar ahora con una voz que, en mi opinión, resulta muy útil para la meditación? Se trata de la voz a la que yo denomino la Mente que no Busca ni Aprehende. ¿Me permitirías hablar con la Mente que no Busca ni Aprehende? MENTE QUE NO BUSCA NI APREHENDE: Estás hablando con la Mente que no Busca ni Aprehende. FACILITADOR: ¿Por qué te llaman la Mente que no Busca ni Aprehende? MENTE QUE NO BUSCA NI APREHENDE: Porque no busco ni aprehendo nada. FACIUTADOR: ¿Por qué? MENTE QUE NO BUSCA NI APREHENDE: iPorque no carezco absolutamente de nada! Por esa razón no busco ni tampoco necesito aprehender nada. FACILITADOR: Quisiera ahora pedirte que te sientes como la Mente que no Busca ni Aprehende y que te fijes en Cómo es no buscar ni aprehender nada. MENTE QUE NO BUSCA NI APREHENDE: Muy bien. [Pausa.] FACiliTADOR: ¿Qyé significa sentarse como la Mente que no Busca ni Aprehende?
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GRAN MENTE, GRAN CORAZÓN
MENTE QUE NO BUSCA NI APREHENDE: Sorprendente, realmente asombroso. No tengo necesidad alguna de buscar ni aprehender nada. Siento que estoy totalmente presente, que soy el Camino, la Gran Mente, el Gran Corazón y el ser puro. Cuando me siento así no tengo ningún tipo de meta ni objetivo, no me sobra nada ni carezco de nada, y tampoco tengo, en consecuencia, la menor necesidad de buscar nada. Cuando advierto la emergencia de algo, 10 dejo estar y acaba simplemente desapareciendo. No persigo nada, no necesito entender, aprehender, analizar, juzgar ni evaluar nada. Estoy sencillamente sentado y no hay ningún tipo de fronteras. Yo soy la totalidad de las cosas. Es asombroso. Es realmente fantástico. Me siento completamente en paz y no carezco de nada. Podría permanecer así durante mucho, mucho tiempo. FACILITADOR: ¿Eres difícil de encontrar? MENTE QUE NO BUSCA NI APREHENDE: Creo que, cuando el yo procura dejar de buscar, cuando intenta dejar de aprehender o comprender, no consigue hacerlo, porque el mismo intento, el mismo esfuerzo por ser yo, se interpone en su camino. Cuando lleva a cabo el cambio y me permite estar presente o, dicho en otras palabras, cuando establece contacto conmigo y confirma que soy la Mente que no Busca ni Aprehende, me torno presente de inmediato. No se trata, por tanto, de llegar hasta mí, porque no es una cuestión que requiera tiempo o espacio. Se trata simplemente de abandonar la mente que busca e identificarse conmigo, la mente que no busca. Una vez que se ha identificado conmigo, una vez que estoy presente, desaparece la necesidad de realizar cualquier tipo de esfuerw. Entonces es cuando él está realmente aquí, y su deseo, su búsqueda, su avidez y su anhelo pueden tomarse vacaciones. Yo soy el final del sufrimiento. Soy la mente de la paz, la mente del nirvana. Yo soy el nlrvana. Yo soy 10 que el yo y todos los yoes están buscando, y me manifiesto perfectamente cuando él se sienta como yo. Pero no se trata tan sólo de una cuestión de postura. Es cierto que la postura ayuda y que resulta muy útil sentarse erguido y sin proyectar hacia delante la columna vertebral, pero yo no dependo de ninguna postura.
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FACILITADOR: ¿Qyé sucede cuando teme perderte? MENTE QUE NO BUSCA NI APREHENDE: Si tiene miedo a perderme acabará perdiéndome, porque e! germen de ese miedo se origina en e! yo, y ya me habrá perdido. En cualquiera de los casos, sin embargo, siempre puede volver a hablar conmigo y yo seguiré aquí, porque soy omnipresente y siempre estoy ahí. La meditación sentada es una manifestación perfecta de mi verdadera naturaleza, de! puro ser. Cuando me siento como Mente que no Busca ni Aprehende, soy e! puro ser. No estoy en e! futuro ni en e! pasado, sino en un estado de conciencia pura o despertar puro. Lo que realmente importa cuando salgo de la postura sentada, independientemente de que haya estado sentada sobre un cojín o una silla, es que me mueva a lo que yo denomino Estado Integrado que Funciona Libremente, un estado muy despierto y muy natural. Según dice e! fUósofo Ken Wilber, este estado integrado de ser no es preconsciente, como sucede en la infancia cuando tenemos una especie de conciencia pura, y tampoco es como cuando estamos en nuestras voces dualistas, sino que se trata, muy al contrario, de una conciencia postconsciente. En este estado todos tenemos la frescura y naturalidad de! niño vulnerable, pero la sabiduría y consciencia de los seres humanos maduros que actúan sabia y compasivamente en sus vidas cotidianas.
j Todas las prácticas -la sentada, e! proceso Gran Mente, etc.-son medios hábiles que cumplen con e! objetivo de forjar e! carácter, la conciencia y e! conocimiento de que nuestro funcionamiento se asienta realmente en la sabiduría y la compasión. Ésa es, realmente, la cuestión. Ése es e! objetivo de! zen, del budismo /
y de todas las grandes religiones y tradiciones de sabiduría que conozco. y también es, por lo tanto, e! objetivo de este libro. Si no , funcionamos con sabiduría y compasión para con todos los seres] todos los seres
in cluye tanto a los seres vivos como a los seres no vivos, como las rocas, las
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montañas y la totalidad de la tierra-y no nos damos cuenta de que todo es realmente uno, una extensión o manifestación de la Gran Mente, caeremos en el miedo,los celos,la codicia y el odio, basados todos en la ilusión de la separación. Y, cuando nos veamos separados y ajenos a la Tierra, a las montañas, a los ríos y a los océanos, tenderemos a abusar de los demás y del planeta. Es por ello que, en este preciso momento histórico, me parece absolutamente esencial despertar y empezar a funcionar de un modo más sabio, compasivo y consciente. Los expertos afU"man que dos de las siete amenazas más letales para la supervivencia de nuestra especie, a saber, el calentamiento global y el desastre nuclear, han sido creadas por los seres humanos. Quizás, si no despertamos hoy, dentro de un siglo -o incluso menos-no exista ya el mundo tal y como 10 conocemos. Debemos despertar y tornarnos realmente conscientes de nuestros efectos sobre este planeta y sobre nuestros semejantes. Sólo despertando y volviéndonos más conscientes podremos salvarnos a nosotros mismos y conservar el planeta para nuestros hijos, metos, biznietos y las futuras generaciones. Son muchos los líderes que han comprendido la urgencia de la situación actual y la necesidad de remar juntos en un equipo armomzado que sincromze sus esfuerws por el bien colectivo. No se trata, m nunca se ha tratado, de una carrera en la que todos compitan con los demás; si existe alguna batalla, consiste en acabar con el riesgo de destruir el barco en el que todos estamos viajando. Éste es también un tiempo de oportumdades que puede acabar convirtiéndose en uno de los períodos más interesantes de la historia. Dos de las grandes fuerzas del mundo, la sabiduría de Oriente y Occidente, están finalmente convergiendo y combinándose. Obviamente, Oriente y Occidente han estado relacionándose durante cientos de años, pero sólo en el último siglo las tradiciones religiosas orientales, que los maestros orientales han transmitido a los occidentales, han acabado arraigando en Occidente y nosotros, los occidentales, las estamos encarnando ahora de un modo realmente integrado. La filosofía, la religión, la psicología, el arte y la tecnología que forman parte del legado de Occidente
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están finalmente combinándose con la sabiduría de Oriente en la primera generación de occidentales sucesores de las distintas tradiciones orientales. Y, como éste es un proceso recíproco, espero que lo mismo esté sucediendo en Oriente. ¿De qué otro modo nuestro mundo podría ser completo y total? Mi intención al escribir este libro ha sido la de contribuir con mi esfuerzo a elevar el nivel de consciencia de este planeta en un momento histórico en que lo necesita desesperadamente. Si queremos que nuestra especie sobreviva, debemos enfrentarnos al reto de transmitir un despertar que, hasta el momento, sólo se hallaba disponible, por medio de las grandes tradiciones espirituales, a una elite de buscadores. Si estamos dispuestos a trabajar juntos con sabiduría, compasión, Gran Mente y Gran Corazón, hoy en día nos hallamos tecnológica y espiritualmente en condiciones de enfrentarnos adecuadamente a los grandes problemas que asolan nuestro mundo.
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Otros libros de Dennis Genpo Merze!: The Palh oflhe Human Being: Zen Teachings on Ihe Bodhisattva Way 24/7 Dharma: Impermanence, No-Self, Nirvana Beyond Sanily and Madness: The Way ofZen Masler Dogen The Eye Never Sleeps: Striking lo Ihe Hearl ofZen Mind/Big Hearl Revealed (DVD) The Palh ofIhe Human Being (DVD)
Ver también www.genpo.org