Cuadernos para el debate – Nº 6 El Maoísmo 1
CUADERNO PARA EL DEBATE
Nº 6 EL MAOISMO
COMISION IDEOLÓGICA DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL
Cuadernos para el debate – Nº 6 El Maoísmo
Junto con el marxismo-leninismo, el maoísmo es el conjunto de formulaciones ideológicas, políticas y económicas que ha merecido la máxima atención del mundo revolucionario, así como de los estudiosos de la política universal. Aún hoy después de haber transcurrido muchos años desde que desapareció Mao Zedong, su creador, continua acaparando las miradas y centrando el interés. Lo que distingue al maoísmo del anarquismo, del Trotskismo y de todas las demás teorías derivadas y desgajadas del marxismo, es su práctica, pues es la única que ha llevado a cabo una revolución, nada menos que en el pueblo más numeroso del mundo. Desde que el Partido Comunista de China se enfrenta por primera vez al Partido Comunista de la Unión Soviética ( por considerar revisionistas los postulados emanados del XX Congreso del PCUS ) hasta hoy, la dirección económica que ha tomado China, el rumbo de su política exterior, etc., es objeto de una gran controversia entre sus más fieles seguidores y entre quienes cuestionan su carácter socialista, amparados ambos en la doctrina que Marx, Engels y Lenin propusieron y defendieron. Para los maoístas su hacedor, Mao Zedong, no se aparta de los principios del MarxismoLeninismo; lo que hace es adaptarlos a las condiciones concretas de China, sin distorsionarlos. De esta manera, Mao no se aleja del marxismo sino que lo respeta y le aporta
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4 elementos actualizadores.
I La historia reciente de China está llena de contradicciones, tanto en lo que se refiere a la política interna puesta en práctica por Mao y a partir de su muerte por sus continuadores, como en relación con las posiciones políticas y acciones económicas emprendidas en el exterior. Después de celebrado el XX Congreso del PCUS, el PCCH denuncia públicamente sus resoluciones porque a partir de ahí la Unión Soviética asume la posibilidad de llegar al socialismo por vía pacífica a través del parlamento burgués. Los maoístas tachan a los soviéticos de revisionistas y a la política exterior de la URSS de imperialista. Como consecuencia de la nueva posición maoísta, se da una paradoja difícil de digerir, pues la URSS, pese a “predicar” el paso al socialismo vía parlamento burgués y por medios pacíficos, ayuda con arma en mano a los Movimientos de Liberación Nacional en sus guerras patrias contra el imperialismo estadounidense, mientras que China, al considerar a la URSS como un imperialismo más peligroso que el yanqui, allá donde ésta está presente ayudando a los pueblos en armas, se alinea al lado de los Estados Unidos para combatirla. Los prosoviéticos acusan a China de reaccionaria, a la vez que de revisionista, pues si bien ésta acusa a la URSS de socialimperialista y del abandono del principio marxistaleninista, que afirma que la revolución socialista será violenta extrema e inapelable, será la URSS la que combata al imperialismo americano con las armas al lado de los pueblos y será China la que se enfrente a estos pueblos (Vietnam, Angola, etc.) luchando al lado de los Estados Unidos. Desde
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esta perspectiva uno y otro le niega a su adversario el carácter socialista de su sistema de producción. Posteriormente, China ha seguido en su interior un curso económico extraordinario que al cabo de los años le ha proporcionado un gran desarrollo, lo que le ha permitido desbancar a Japón el segundo lugar entre los países más desarrollados del mundo. Pero tanto su política interna como externa ofrece serias dudas al mundo revolucionario, en el sentido de que éstas estén entroncadas en el marxismoleninismo, o sea, se cuestiona con más fuerza que nunca que China sea socialista. Por el contrario, para muchos, su comportamiento en el ámbito mundial es el de un país imperialista emergente. II ¿Es China socialista? Lógicamente en este cuadernillo de formación básica trataremos solamente aquellos aspectos que son discutibles a través de la teoría, partiendo de conceptos elementales, que ya hemos estudiado en el cuadernillo de “Economía Política”. Si China es socialista, su comportamiento en la palestra internacional no puede ser el mismo que el de un país imperialista, sería una contradicción demasiado grosera, imposible de creer ni de sustentar con el marxismo-leninismo. Si China es socialista todo cuanto hace y deshace con su política internacional estará supeditado al pensamiento socialista de su pueblo y de su dirección. Pero si no lo es, entonces sus relaciones económicas con el extranjero y sus posiciones políticas de acuerdo con los acontecimientos que se suceden en el mundo, poseen un interés capitalista indiscutible, más bien imperialista. En vista de lo expuesto hasta aquí, deducimos que explicando el carácter del sistema de producción chino nos daría como resultado el tipo de política exterior que ejercita; si
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imperialista o simplemente la de una política comercial y de relaciones con aprovechamiento mutuo con los pueblos del mundo. El Partido Comunista de China y sus seguidores de todo el mundo advierten que el sistema chino es socialista, pero propio y singular por las peculiaridades de un país inmenso que no viene del capitalismo desarrollado, sino de la fase feudal o semifeudal (terminación del feudalismo); por consiguiente, para construir el socialismo necesita desarrollar al máximo sus fuerzas productivas. Otro aspecto singular del sistema chino es que se basa en la economía de mercado (mercado socialista en opinión de sus defensores). Tenemos pues que las dos particularidades que ofrece el “socialismo” chino están basadas en el mercado socialista y en el desarrollo de las fuerzas productivas, con el propósito de elevar el nivel de vida del pueblo y hacer un socialismo avanzado y no de miseria, como ha sucedido en los demás países que iniciaron el rumbo socialista y que sin embargo han sucumbido posteriormente. MERCADO SOCIALISTA Si le dijésemos a un maoísta o prochino que el sistema de producción de China es capitalista porque se basa en la economía de mercado, estos responderían rápidamente y con aires de suficiencia, pretendiendo resaltar nuestra ignorancia, que en el socialismo hay mercado, al igual que en el capitalismo existe planificación. Tal respuesta es lanzada como dardo desgarrador hacia nuestro corazón marxista-leninista y puede que nos haga dudar de nuestra formación, pues es verdad que en el socialismo hay o puede haber mercado; aunque no es cierto
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que en el capitalismo exista planificación tal como dijeran Marx y Engels (anarquía de producción) como lo demuestran las crisis sucesivas. Pero si nos detenemos y reflexionamos un instante, veremos que tal respuesta es metafísica, pues no explica su contenido de clase, no profundiza ni razona si el mercado socialista es igual que el capitalista, o si existen diferencias sustanciales que de haberlas, tratan de ocultar. Mercado proviene de mercancía; sólo cuando existe intercambio de mercancías, existe el mercado. Recordemos que un producto es mercancía cuando tiene dos tipos de valor: valor de uso o utilidad del valor (lógicamente un “producto” que no sirva para usarlo, no es nada) y valor de cambio, es decir, debe tener una cualidad que sea referencia para poder cambiar una mercancía por otra. Marx determinó dicha cualidad por la cantidad de tiempo de trabajo social empleado en la elaboración de la mercancía. La característica esencial de la mercancía es que se compra y se vende en el mercado. El socialismo, al igual que todas las demás sociedades, sigue un curso dialéctico; cada sociedad proviene de la que la depara y contiene en sus principios, elementos que les son comunes, variando formas o contenidos, debido a que ya sirve a una clase distinta. El socialismo arrastra todos los elementos económicos en mayor o menor grado que han caracterizado al capitalismo: mercado, mercancía, fuerza de trabajo, salario etc., pero con un contenido totalmente distinto, opuesto al del capitalismo y en trance de desaparecer. Tomemos como ejemplo a la URSS: el socialismo soviético se caracterizó por albergar dos entidades socialistas, compatibles y por tanto, sin contradicción antagónica. La entidad predominante era el Estado y junto a él cohabitaban los Koljoses.
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El Estado proyectaba los planes quinquenales que comprendían, además de la producción industrial, la elaboración de las materias primas y alimentación que correspondían a los koljoses, los cuales se reunían en asambleas y procedían a la planificación de su trabajo de acuerdo con el plan quinquenal correspondiente. El Estado soviético vendía a los koljoses todos los elementos precisos para producir: maquinarias, abonos, etc. , y los koljoses vendían sus productos al Estado. Este era el mercado socialista. Pero ¿y la fuerza de trabajo, el proletariado? En primer lugar, el proletariado en el socialismo dejó de ser una mercancía; ni era comprado ni se vendía, puesto que era dueño de los medios de producción y de todo lo que se elaboraba con ellos; en este sentido no existía mercado. La fuerza de trabajo no intercambiaba producto, pues todo le pertenecía; ahora bien, cogía lo que le correspondía según su aportación a la sociedad. El proletariado tomaba lo que es suyo. Imaginemos que después de terminar su trabajo un obrero recibe del Estado un vale que es el equivalente a su aportación al trabajo (por categoría, por destajo o por cualquier otra medida); el obrero va al almacén colectivo y recoge lo que le pertenece con el vale. Eso era exactamente lo que se hacía, la diferencia es que el vale recibía el nombre de Rublo. Pero él no compraba sino que tomaba lo que era suyo. El dinero-vale era la vara de medir su aportación. En el capitalismo este hecho es diametralmente opuesto,: el obrero (mercancía) se vende a un capitalista, el capitalista le paga su venta y con este dinero acude al mercado a comprar productos que no son suyos, no le pertenece, es del capitalista (relaciones de producción). En China, el 70% del PIB es producido por las empresas privadas autóctonas y extranjeras, esto quiere decir que el 70% del proletariado o pueblo trabajador, es mercancía
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sujeta a compraventa de los patronos privados. China es, por tanto, según su proceso de producción, mayoritariamente capitalista, y también lo son sus relaciones de producción, pues al predominar (en constante crecimiento) el sector privado, la distribución del producto es desigual, y no por la aportación mayor o menor de un obrero al trabajo, sino desigual, porque existe una clase social explotadora que se apodera de la mayor parte de los productos. Mientras que en la URSS, la pequeña desigualdad en el reparto del producto era como consecuencia de la diferencia de aportación entre los propios obreros, tendencia que se iba disminuyendo al ir desarrollando las fuerzas productivas socialistas (capacidad profesional del obrero, evolución de la técnica y la ciencia aplicadas al proceso productivo) y con lo cual las diferencias entre el trabajo manual e intelectual se iban disipando; en cambio, en China, al desarrollarse las fuerzas productivas, el patrón va recibiendo mayor plusvalía cada vez y el proletariado menos. En el socialismo la plusvalía deja de existir, pues el obrero es dueño de los medios de producción. Tenemos que sacar en conclusión que una cosa es que en el socialismo exista reminiscencia del mercado, cuya evolución camina hacia la extinción, y otra muy distinta es que el mercado regule la sociedad y al calor del mercado se dé la libre competencia de las empresas, como sucede en el capitalismo y como ocurre actualmente en China. De tal manera que junto al mercado de los productos, China ha creado el mercado de valores (especulación y venta de acciones) en el que participan también las empresas estatales, por lo que el 30% del proletariado que trabaja en el sector público se halla bajo las directrices del mercado y de las leyes netamente capitalistas.
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DESARROLLO DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS Decíamos que los defensores de la sociedad China justifican la existencia del mercado y en su virtud, la presencia de la empresa privada, por la necesidad que existe de desarrollar las fuerzas productivas para avanzar en el socialismo. El planteamiento de por sí es contradictorio, pero además se sobreentiende que se trata de fuerzas productivas capitalistas, pues si fueran socialistas, no cabría exponer su necesidad con tanto énfasis, pues su desarrollo sería normal y se daría de forma natural. Para entender bien la cuestión, si queremos que el capitalismo avance, debemos facilitar el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas, que por mucho que crezcan, no se volverán socialistas por sí mismas. Por esta razón, para avanzar en el socialismo debemos aumentar cuantitativa y cualitativamente las fuerzas productivas socialistas. Como hemos visto en el problema del mercado, las fuerzas productivas que producen el 70% del PIB pertenecen al sector privado, comprendido por empresas chinas y extranjeras que operan en dicho país. Aunque el gobierno y el Estado estén bajo el control de un Partido Comunista, no quiere decir que forzosamente el sistema de producción sea socialista, pues lo que determina el carácter del modo de producción no es ni el color de la bandera, ni el nombre del partido en el gobierno, sino sus fuerzas productivas y sus relaciones de producción, es decir, las bases o estructuras económicas, y como es lógico, no pueden existir una fuerzas productivas capitalistas que determinen unas relaciones de producción socialistas.
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RAÍCES TEÓRICAS DEL SOCIALISMO CHINO La situación actual de la sociedad china no es el producto de rectificaciones empíricas llevadas a cabo desde su revolución, conforme los acontecimientos imprevistos lo aconsejaban. El estado que ofrece la sociedad china contemporánea es el resultado de la aplicación de las teorías maoístas recogidas en las dos publicaciones que sobre las leyes de las contradicciones escribió Mao Zedong. Mao dijo: “si bien las contradicciones entre el proletariado y la burguesía nacional son contradicciones entre explotados y explotadores, antagónicas de por sí. Sin embargo, en las condiciones concretas de China, si estas contradicciones antagónicas se tratan debidamente, pueden transformase en no antagónicas, pueden resolverse por vía pacífica, irse en contradicciones entre nosotros y nuestros enemigos...» Después Mao vaticinó que durante todo el socialismo convivirían clases antagónicas. Y Por último, lanzó la consigna "el campo debe asediar la ciudad", lo que indica que es el campesinado el que debe tomar las riendas de la revolución. Sobre estas bases Den Xiaoping, “profundizó” sobre el mercado y la planificación concluyendo que por sí mismos no determinan el carácter de clase del Estado, con lo cual, las teorías de Mao de coexistencia proletariado-burguesíacampesinado se resuelven en el marco de la libertad de empresas dentro de la economía de mercado. La política interior económica china tiene fiel reflejo en su proyección internacional, en donde se ha convertido en uno de los principales compradores de deuda de los países capitalistas y en un accionista potente en las industrias de extracción y de materia prima, lo que conlleva la succión de plusvalía de los trabajadores de los países capitalistas:
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Huelva, 6 feb (EFE).- Emed Mining, matriz de Emed Tartessus, que proyecta la reapertura de las minas de Riotinto (Huelva), ha alcanzado un alianza con la empresa china XGC por la que ésta aportará 23 millones de euros adicionales para el proyecto a cambio de asegurarse la compra de un 25 % de la producción de cobre. PEKÍN, 30 Ago. (EUROPA PRESS) El primer ministro chino, Wen Jiabao, ha expresado este jueves la voluntad de Pekín de continuar invirtiendo en deuda de la UE, bajo unas determinadas condiciones, con el fin de ayudar a su principal socio económico a superar la crisis actual, señalando entre los principales elementos de incertidumbre el futuro de Grecia y la determinación de España e Italia de aplicar reformas "exhaustivas". ¿Es China socialista o por el contrario, es capitalista e imperialista?
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