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La Reforma Universitaria de 1918.
En este informe detallaremos los hechos ocurridos durante la Reforma Universitaria en donde un grupo de estudiantes universitarios que habían sido despojados y excluidos de sus derechos, deciden luchar y terminan con lo que hasta ese entonces había impuesto la hegemonía de los sectores más conservadores del poder clerical y oligárquico.
La reforma universitaria comenzó a propagarse en tiempos difíciles, de transformación nacional y universal, es decir simultáneamente con la primera guerra mund ial y a ocho meses de la revolución rusa. Pero también en tiempos en que Albert Einstein propuso su revolucionaria Teoría de la Relatividad General en 1916.
Este movimiento reformista se suscitó en la Universidad Nacional de la provincia de Córdoba, la cual había sido fundada por los Jesuitas en el año 1613. Allí pesaba la organización rutinaria de la enseñanza y la ortodoxia católica, por lo cual los profesores de ese momento llegaban a las cátedras a través de designaciones arbitrarias o heredando cargos.
El 11 de abril se creó La Federación Universitaria Argentina, encargada de nuclear a las distintas federaciones y organizaciones estudiantiles de las diferentes universidades. Esta estaba Integrada por estudiantes de Tucumán, Santa Fe, Córdoba, La Plata y Buenos Aires. Por su parte el presidente Yrigoyen recibió a una delegación de representantes elegidos por la juventud universitaria de la República Argentina.
Estos estudiantes universitarios de Buenos Aires, La Plata y Córdoba, pertenecían en su gran mayoría a familias de una reciente clase media formada a partir de la gran ola o la de inmigrantes europeos y de sus descendientes. Hay que decir que entre 1900 y 1918 el número de estudiantes en estas universidades había aumentado de 3.000 a 14000. Fueron ellos quienes comenzaron a exigir reformas que modernizaran y democratizaran a la universidad.
Por lo que el acceso a las universidades públicas generó fuertes enfrentamientos entre las clases medias y los miembros de la elite. La obtención de d e un título universitario significaba,
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para los sectores medios, la posibilidad de ascenso social, ya que era el requisito necesario para ejercer las profesiones liberales.
En tanto se eligieron democráticamente los decanos de las tres facultades que existían hasta ese entonces de Derecho, Medicina y Ciencias Exactas, triunfando los partidarios de la Reforma. Emilio Caraffa por aquel entonces, fue proclamado vicerrector y se dejó para el 15 de junio la elección del Rector.
Asimismo, los estudiantes de la Federación Universitaria de Córdoba, militaban las elecciones para ese rectorado a favor del candidato liberal Enrique Martínez Paz. Pero a la vez también se postulaban Alejandro Centeno, y Antonio Nores, representante de la cúpula clerical y miembro de la Corda Frates.
En primera instancia hubo un empate entre Nore y Martinez Paz y tuvieron que volver a votar. Los simpatizantes de Frates apoyaron a Nores, que era candid ato de la iglesia y resultó electo como nuevo rector. La respuesta de los estudiantes no se hizo esperar y se abrió una nueva etapa en el conflicto en la cual los reformistas irrumpieron en el salón de grado, rompiendo vidrios y muebles, descolgando los cuadros de las históricas autoridades de la universidad, y expulsando del lugar a los policías y los matones contratados por las autoridades clericales.
Por otra parte, la estatua del Doctor. Rafael García que era la autoridad universitaria de ese momento fue derribada de su pedestal. El hecho reflejaba simbólicamente el fin de una época. El 23 de junio, el socialista Alfredo Palacios viajó a Córdoba y encabezó una manifestación de alrededor de 10.000 personas. La Universidad de Córdoba dio muestras de una importante capacidad de movilización. A pesar de que la universidad fue clausurada, el 9 de septiembre los estudiantes la “tomaron” hasta que fueron des alojados por el ejército y la policía.
Por esta causa hubo huelga general, que rápidamente se extendió a nivel nacional con la adhesión de los estudiantes de las restantes universidades del país hizo que inmediatamente marcharan por las calles y obtuvieran la aprobación de la Federación Obrera de Córdoba por
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la lucha estudiantil, forjando a una embrionaria unidad entre obreros, estudiantes, políticos e intelectuales destacados como Homero Manzi, Alfredo Palacios, Francisco Borroetaveña, José Ingenieros, Juan B. Justo, Alfredo Palacios, Nicolás Repetto, Augusto Bunge, Juan P. Tamborín y Leopoldo Lugones entre otros .
Luego del estallido en junio de 1918 y de v arios meses de lucha. el 12 de octubre del corriente año, se inscribió un decreto por parte del gobierno de Yrigoyen, que apoyaba ampliamente las reformas que contemplaran los reclamos estudiantiles, en donde se propugnaba la libertad de cátedra, la asistencia libre, la periodicidad de la cátedra, el libre ejercicio de la docencia, los concursos para la distribución de cargos, la publicidad de los actos universitarios, la gratuidad de la enseñanza, los seminarios y formas de enseñanza donde el estudiante pudiera tener la posibilidad de intervenir propositivamente y la extensión cultural por fuera de la estructura universitaria. En pocas palabras pedían la democratización de la enseñanza universitaria.
Pero también las reivindicaciones reformistas bregaron por la renovación de las estructuras universitarias, la implementación de nuevas metodologías de estudio y enseñanza, el razonamiento científico frente al dogmatismo, la libre expresión del pensamiento, el compromiso con la realidad social y la participación del claustro estudiantil en el gobierno universitario.
Esta rebelión reformista marcó una ruptura con el elitismo dominante de la época y con el nacimiento de la universidad autónoma y democrática. No obstante, el movimiento estudiantil por la Reforma Universitaria no fue patrimonio de ningún partido político, ya que dentro de esta participaron radicales, socialistas, anarquistas y liberales democráticos, mancomunados en el cuestionamiento al dominio oligárquico sobre la universidad.
En tanto que el presidente Yrigoyen hizo suyas las banderas de la Reforma y convalidó, a través de sucesivos decretos, sus postulados fundamentales. Así nació la primera legislación
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reformista en las universidades americanas. Su influencia se extendió a México, a Perú y a otros países del continente.
De tal modo que en 1920 y 1922 las universidades de Tucumán y del Litoral pasaron a ser nacionales al igual que la de Buenos Aires, La Plata y Córdoba. De manera que a principios de siglo XX se fundaron los primeros centros de estudiante en medicina (1900), ingeniería (1903 y derecho (1905). En el caso de la Universidad del Litoral, sus Estatutos fueron consensuados entre graduados, docentes y estudiantes, de allí que pasó a ser llamada la Universidad de la Reforma. Sus efectos también se extendieron a toda Latinoamérica influenciando a dirigentes de la región, como fue el caso del peruano Raúl Haya de La Torre, creador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana.
En conclusión, la Reforma Universitaria de 1918 no solo fue un cambio radical en la educación superior del país, sino que fue la protagonista de un cambio social y de un momento histórico mundial, estableciendo un antes y un después en la actualidad. Logrando ser la antecesora del Mayo Francés y extendiendo su influencia a todas las univ ersidades del mundo. Así también la educación argentina permitió pensar en un país con mejores oportunidades de desarrollo para todos, gracias al empuje de un grupo de estudiantes, que cansados del autoritarismo oligárquico y de que los discriminen, decidan reclamar para que cambie la política de la universidad que hasta entonces había sido claramente manipulada por los sectores conservadores del poder clerical. Esta ardua lucha estudiantil tuvo su efecto y la universidad pudo ser publica, plural y tripartita para todos.