AUTORIDAD ESPIRITUAL CAPÍTULOS 1,2 y 3

AUTORIDAD ESPIRITUAL

El pecado más grave contra Dios es la Rebelión. Fue la acción que satanás hizo en el cielo al dejar de reconocer la Autoridad. El era autoridad sobre los demás ángeles de Dios, pero no quiso someterse a la autoridad que primaba sobre su existencia, la autoridad de Dios. Me queda muy claro que debo como líder de la Iglesia reconocer la autoridad de Dios en mi vida y obedecerle siempre en todo lo que Él me diga. Cuidándome de la maldición de satanás que es la rebelión. También me queda muy claro que si reconozco r econozco la autoridad de Dios sobre mi vida y le obedezco, puedo someterme fácilmente a todas las autoridades delegadas por Dios en mi vida. El respeto por estas autoridades que Dios me ha dado para obedecer siempre, me hacen autoridad ante los demás. Porque así como tengo personas que son autoridad para mi vida, como los pastores de la Iglesia, así  también soy autoridad en mi hogar para con mis hijos. Como Cristiano debo reconocer que la Iglesia es la máxima autoridad delegada por Dios y debo someterme con humildad a todas las autoridades que demanden mi respeto, obediencia y apoyo. No importa que se trate de la persona mas humilde que sea, si es mi autoridad debo obedecerla siempre. Mi Señor Jesus es nuestro máximo ejemplo porque siempre reconocio la autoridad de Dios sobre su vida terrenal y le obedeció hasta consumir su sacrificio en la cruz para el plan de salvación. Dios me ha rebelado su voluntad de reconocer su autoridad divina y la terrenal en mi vida y la respuesta mía siempre debe ser… El ejemplo clásico de rebelión contra la autoridad de Dios es evidentemente la caída de Adán y Eva. Ellos buscaron el conocimiento del bien y del mal por su propia cuenta y no por parte de Dios. Ellos desobedecieron a Dios y perdieron la oportunidad de depender directamente de Dios.

Adán era la autoridad de Eva y ella tenía que ser sumisa a su esposo. Pero Adán al recibirle el fruto a su mujer desobedeció a la orden de Dios y falto a su autoridad. Como obrero de Dios aprendo a obedecerlo siempre primero a Él y luego a mis autoridades terrenales, pido a Dios que me de este Espíritu de obediencia y practicarla siempre con todos y también a ejercer la autoridad que Dios me ha delegado en la Iglesia y en mi hogar.